Pasó la tarde y el sol se escondió para darle paso a la luna. Finn volvía a su casa, estaba cansado, pero feliz.
- ¿Qué tal la cita? – Preguntó Jake con una sonrisa pícara, haciendo que el niño se sonroje.
- B-bien...
- ¿Algún beso, loquillo? – Ahora su sonrisa era más pícara que antes. El chico volvió a afirmar. - ¡Ojojojojo! ¡Mi compadre ya se está volviendo todo un Don Juan!
- Oh, Jake, basta…. – Dijo apenado.
- ¡Pero es la verdad, loquillo! ¡Sabes que te gustó!
- C-claro que me gustó…. - Confesó apenado.
- Ejejeje, ejejeje, ejejeje. – Rió de forma típica. – Bien, iré a hacer espagueti en forma de celebración.
El muchacho sólo se sentó y suspiró, se sentía cansado. Su vista divagó por el lugar, hasta que vio que afuera había una gran luz a pesar de que era de noche. Esto le causó mucha curiosidad y se acercó a la ventana. Era el príncipe flama quien hacía ese resplandor. ¡Gran oportunidad para el héroe! Salió rápidamente de su hogar y se acercó, fijando su vista en él.
- ¡Hey, tú! – Lo llamó, haciendo que el príncipe se voltee. - ¿Por qué nos seguías?
- ¿Quién dijo que te seguía a ti? – Preguntó, mirando hacia otro lado, ligeramente encendido.
- No dije que me siguieras exactamente a mi…. – Esta frase hizo que el príncipe abriera los ojos con sorpresa, avergonzándose cada vez más y encendiéndose. – Nos seguías ¿Por qué?
- Yo no los estaba siguiendo…. –Mintió. – Sólo…. Sólo…. Sólo pasaba por allí. – Inventó sin mirarlo.
- No me mientas…. Al menos, dime tu nombre….
- Soy el príncipe flama…. – Contestó. - ¡Y no estoy mintiendo!
- Mucho gusto. – El muchacho sonrió, haciendo que el príncipe lo viera ligeramente con un sonrojo, luego sacudió su cabeza.
- Da igual ¿Para qué demonios quieres saber quién soy? – Ahora empezó a mirar mal al chico.
- Para conocerte. –Le contestó con una sonrisa, como si no fuese nada.
- ¿Y para qué demonios quieres conocerme? ¿Tienes algún interés en mí?
- No sé. – Contestó. – Me produces curiosidad…. – Ahora rió tontamente, causando que el príncipe frunza el ceño.
- ¿Qué quieres decir?
- Que te me haces interesante….
El chico sonrió dulcemente. El príncipe de fuego sólo se encendió por completo de lo adorable que se veía el pequeño héroe, era deleitable para su vista. Finn se sonrojó por su mirada y al príncipe le encantó aún más esa expresión. ¡Era demasiado hermoso! Se dio cuenta de lo que pensaba, así que sacudió su cabeza nuevamente para sacarse esos pensamientos de la mente.
- E-eso no importa…. – Dijo.
El niño se apenó y miró al suelo, viéndose pasivo ante él.
- Y…. – Trató de buscar tema de conversación. - ¿Ella es tu novia?
- La princesa flama y yo nos gustamos…. P-pero no somos novios…. – Se volvió a apenar. – N-no todavía…
- Pero vi como te besaba…
- L-lo hacemos a veces…. Pero no estoy seguro de nuestra relación. – Ahora miró a otro lado. – Con ella debo ir lento, después de todo es una princesa….
- Oh, ya veo…. – No sabía porque, pero el Príncipe se sentía feliz por dentro. – Entonces, si de repente llega alguien que te gusta más, te irías con esa persona…
- Lo hablaría con la princesa flama ante de intentar algo para que no salga herida o ella me mate a mi….
- Uhm… Bueno… Estamos en la misma posición…. A mí me gusta una chica, pero a ella le gusta un tal "rey helado"
- ¡¿En serio le gusta ese viejo?! – El chico lo miró sorprendido, mientras que el fogoso sólo encogía los brazos.
- Siempre es el Rey Helado esto, el Rey Helado aquello…
- Yiack. – Dijo en señal de asco. – Que malos gustos…. Tú eres mucho mejor que el Rey Helado. – Ahora él mismo se sonrojó por sus palabras, haciendo que el príncipe también se sonroje.
- Gracias…. Creo…. –Dijo avergonzado.
- D-de nada…. C-creo….
Se quedaron en silencio por un rato, hasta que el príncipe miró el árbol de Finn.
- Me gusta tu casa. – El niño sonrió orgulloso.
- Es el orgullo de Jake y mío. – Sonrió mientras decía esto, así que el príncipe no pudo evitar ver esa linda sonrisa.
- Les quedó muy bien….
- Gracias.
- Pero…. ¿Qué tal una noche afuera? Es bueno ver las estrellas de vez en cuando…
- ¡Oh! ¿Me invitas a una cita? – Preguntó en tono de broma y rió. - ¡Está bien! Es hermoso ver las estrellas.
- ¡No es una cita! – Dijo molesto y sonrojado el otro.
- Es una broma. – Volvió a reir.
El chico caliente no pudo evitar sonrojarse.
El tiempo pasó, y ambos sólo estaban acostados en el pasto mirando las estrellas, uno al lado del otro. Finn se encontraba cerca de aquel apuesto muchacho, pero no tanto como para quemarse. El príncipe veía fijamente el cielo, no siempre lo podía ver, pero no era lo único que miraba. A veces, de vez en cuando, le lanzaba una que otra mirada al chico que se encontraba a su lado. El silencio era lo único que se podía escuchar, aparte de algunos sonidos de grillos de caramelo y las llamas del príncipe.
- Desde donde estoy, eres cálido. – Dijo Finn, sonriendo abiertamente. El otro se encendió más, con un gran sonrojo.
- Gracias…..
El rubio siguió manteniendo su dulce sonrisa, encantando al príncipe. El tipo pasó, Finn seguía mirando el cielo e iba quedándose poco a poco dormido. El príncipe aún miraba las estrellas, ignorando el hecho de que Finn dormía, hasta que se sentó y dirigió su mirada hacia él, sin poder apartar sus ojos.
- …. En serio es como Fionna…. – Dijo, bajando la mirada- ¿Podría….? – Ahora comenzó a decir unas cuantas palabras en un idioma extraño y tocó la frente del chico, volviéndolo completamente azul. – Bueno, mientras él no se entere, está bien… Creo…
El príncipe no dudó con la acción que realizaría a continuación. Comenzó a besar a Finn sin arrepentimientos, por fin supo la sensación de esos suaves besos, eran exquisitos. El joven muchacho comenzó a sentir una presión sobre sus labios, así que empezó a abrir sus ojos, pero el príncipe no se enteraba, tenía los ojos cerrados, disfrutando del momento. El niño se sorprendió y se estremeció fue cuando el príncipe metió su lengua en su boca, no sabía qué hacer. Trató de jugar con su lengua, cuando en realidad, no sabía. El príncipe pronto se separó y comenzó a atacar el cuello del joven, estremeciéndolo.
- P-príncipe…. P-pare…. – Tartamudeó con vergüenza. El príncipe se sorprendió y se separó de inmediato. - ¿Q-qué hace….? – Ahora el fogoso cayó hacia atrás por la sorpresa.
- ¡Nada! ¡Nada! – Mintió, comenzando a alejarse. El héroe se tocó el beso de su cuello.
- S-se sentía raro….
- ¡No es nada! – Seguía insistiendo, nervioso. - ¡Sólo olvídalo! – Se levantó y trató de irse corriendo, Finn sólo se sonrojó.
- M-me gustó…. Creo…. – Confesó con vergüenza, sorprendiéndose que su voz bajara varias octavas. El príncipe sólo se sonrojó más y volteó a verlo. – S-se sentía…. Raro…. Pero bien….
- ….. ¿Quisieras continuarlo….? – Preguntó dudoso. El niño se puso más rojo y luego de pensarlo, asintió.
- P-pero…. E-esto quizás haga sentir mal a la princesa flama…. Y no quisiera que se pusiera triste….
- ….. – El príncipe guardó silencio, algo atónito. – Me dijiste que ella aún no era tu novia….
- Sí, pero se sentiría mal…. Le gusto…. – Contestó con lástima. – Y si hago algo con alguien más…. Seguro quemará todo….
- Bien…. No me importa, volveré a mi casa. – Le dijo el príncipe serio. Finn bajó la mirada. – No creo que nos volvamos a ver.
- ¡E-espe…! – Demasiado tarde. El príncipe ya se había ido en una línea de fuego. –Uhm…
Al príncipe Flama le gustaba caminar, caminar mucho, tanto que incluso a veces no sabía en donde estaba, por eso se perdía. Siguió su camino, alejándose del lugar en donde se encontraba, sin saber realmente a donde iba. Caminó y caminó, llegando a la tierra de AAA sin darse cuenta, pero no lo notó hasta que vio a Fionna a lo lejos. Ella luchaba junto a Cake, no era raro, la rubia siempre amó las aventuras y era inseparable de esa gata. El príncipe se acercó un poco, curioso, mientras ella terminaba de luchar con el monstruo y chocaba su mano con la de la gata. El príncipe bajó la mirada.
- Fionna. – Dijo la gata con su áspera voz. – Mira quien está allí. – Apuntó al príncipe y Fionna se sonrojó al verlo, pero muy levemente.
- Oh, el príncipe Flama.
- Anda a saludarlo.
- Bueno. – Se encogió de hombros, acercándose. - ¡Hey, príncipe!
- Oh, hola Fionna…. – Él realmente no tenía ánimos, pero ella no lo notó y le sonrío.
- ¿Qué tal?
- Estoy bien…. Creo…. – Mintió mirando mal el suelo. La rubia lo vio sin entender.
- ¿Pasa algo…?
Él la miró, pero sintió como si viera al mismísimo Finn. Se sintió horrible.
- No…. Nada….
- ¿Seguro….? – Ahora ella estaba preocupada.
- …. No…. – Confesó finalmente. La rubia bajó la mirada, mientras le príncipe se agarraba el pecho. – Me siento mal….
- ¿Te duele? – Fionna lo miró sin entender.
- Sí….
- ¿Qué te duele?
- Me duele el pecho…. Se siente raro….
- Uhm…. Eso es raro….
Volvió a mirarla, y se sintió peor.
- Debería irme…. – Quería irse, la chica bajó la mirada.
- B-bueno….
- Nos vemos….
El príncipe sólo se retiró, sin volver a ver atrás.