Otra vez se quedo dormido en el sillón, con la ropa medio desarreglada y el cabello enmarañado, te acercas a él y te arrodillas para verlo mejor, tiene unos rasguños en el pecho que se pierden en su camisa y un moretón en el cuello, ya no sabes que hacer, te niegas a llorar pero tus ojos se llenan de agua, te alejas e intentas controlarte a ti mismo, te miras en el espejo de la sala y te vez incluso peor que el, tu piel pálida y opaca, tus ojos rojos, hinchados y con ojeras, volteas a verlo y sientes coraje pero tu corazón se comprime, lo sigues amando y eso lo sabes bien. Por eso es que te duele tanto su indiferencia, que sea tan ciego que no quiera ver lo mucho que te hace daño y te enojas contigo mismo porque no quieres alejarlo ni alejarte, vives en un mundo masoquista pensando que tarde o temprano el te escuchara y será el mismo hombre del que te enamoraste, la misma persona amable, sincera y perfecta que siempre fue contigo y no esa persona que seguramente se levantara con resaca, te mirara de esa horrible forma como lo lleva haciendo cada fin de semana que se larga toda la noche y se ira a dormir hasta casi las 3 de la tarde. Pero lo sigues amando, a pesar de su conducta, a pesar de que no te preste atención a pesar de todo, lo amas tanto que le vas a sonreír como siempre, no le harás ningún drama y lloraras en silencio para dejarlo dormir. Sabes que después de que se despierte va a querer disculparse por dejarte solo, y aunque sabes que ya no es lo mismo que antes dejaras que te tome como quiera, te entregaras a sus placeres aunque tú ya no sientas nada, porque desde hace mucho ya no sientes nada al hacer el amor con él.
Una voz en tu cabeza te lleva diciendo desde hace mucho que el ya no te ama pero te niegas a creerlo, quieres pensar que sigues siendo correspondido, aun en contra de lo que te muestra la realidad.
Escuchas como va despertando, quieres saber a qué hora llego pero por su apariencia tiene menos de tres horas que está aquí, se talla los ojos y te mira desconcertado como molesto tú te aguantas las ganas de gritarle y llorar, solo le sonríes mientras pasa de ti como si no existieras, tu solo lo ves subiendo las escaleras hasta perderse en ellas seguido de un portazo.
Y lo único que te preguntas es porque te hace esto, quieres saber donde estuvo el error entre ustedes, qué mas pudiste haberle dado para que esta historia haya dado este molesto giro que tanto odias y te carcome por dentro.
-Shun- escuchas desde arriba como te llama, es un sonido neutral y claro, te asomas desde el barandal para verlo y él se frota desesperado la cabeza
-Dime- le contestas con tu fingida sonrisa recibiendo a cambio otra mirada de fastidio
-Tráeme unas aspirinas me duele muchísimo la cabeza- te ordena, porque desde hace mucho dejo de pedirte las cosas, pero tratas de justificarlo, así que solo asientes y vas a la cocina a buscar lo que él te pidió, le subes la caja de aspirinas con un vaso de agua, el los toma sin mirarte y tu solo lo observas detenidamente, es el mismo del que te enamoraste hace 8 años cuando estaban por terminar la preparatoria pero al mismo tiempo el es diferente, tan diferente que solo es una sombra de aquel que hasta hace unos meses todavía te trataba como si existieras.
-Déjame dormir- te dice después de haberte dado el vaso y se acomoda en la cama
-¿No quieres tomar un baño? – le preguntas a penas rozando tus dedos con su cabello en un susurro conteniendo temor
-No, solo quiero dormir, déjame solo- voltea de costado dándote la espalda, y a pesar de que sabes que el pudiera molestarse te abrazas a él, como si fuera tu única salvación y solo lo escuchas bufar molesto –Shun, ¿Qué de déjame solo no comprendes? Estoy cansado solo quiero dormir –te aparta de su cuerpo ya perdiendo los estribos levantándote la voz más antes de irte le das un beso y te diriges hacia la puerta.
-Descansa mi amor- le dices tiernamente y sales dedicándole la mejor de tus sonrisas mientras lo oyes suspirar frustrado. No quieres admitir ese pensamiento que te viene molestando desde hace días pero últimamente lo tomas más en cuenta. –El ya dejo de quererme – piensas amargamente apretando el vaso contra tu pecho tratando de no llorar de nuevo, por algo que él no quiere salvar.
…..
El día te levanta, mas por el calor que por otra cosa, te revuelves el cabello tratando de despabilarte y los reflejos blancos de la habitación te deslumbran, te sientes sucio y hay un dolor raro en tu piel, volteas a ver que lo ocasiona y ves un rasguño que atraviesa tu torso, te quedas pensando a ver si recuerdas quien lo hizo y sonríes al recordar a la bella pelirroja con la que te divertiste anoche, uno de los mejores polvos que has tenido y por lo que se veía, para ella también. Decides que es hora de acicalarte un poco y te vas a la ducha, dejas que el agua recorra tu cuerpo recordando como lo hiso tu amante de la noche, recuerdas sus finas manos, sus espigado cuerpo, su bonita cara y más aun sus lindos ojos color miel que en tu mente poco a poco se van transformando en unos bellos y radiantes ojos color esmeralda, su cabello de fuego va cambiando a uno de color verde un poco oscuro, y su rostro se transformo en uno aun más bello, en el rostro que jurabas que amabas, de pronto tenías a Shun enfrente de ti, sorprendido abres los ojos, ahora recuerdas que estas con él. Que una vez más te importo poco ser discreto y llegaste con las marcas visibles en el cuerpo. –Eres un estúpido- te dices a ti mismo a ver qué pretexto le darás a tu compañero, y es compañero porque ya no lo ves como tu pareja desde hace unas semanas, sigues teniendo sexo con el pero es para satisfacer los instintos que te aquejan, porque nadie sabe cómo te gusta que se muevan tanto como él, porque a pesar de todos tus amantes él siempre será insuperable, Shun es tu adicción sexual, su inocencia combinada con su erotismo te hacen desearlo una y otra vez pero eso no significa que no desees a otras personas.
Una vez vestido bajas a ver que encuentras para comer y encuentras al dulce angelito preparando algo que por como huele debe ser tu platillo favorito, te relames los labios al pensarlo y más aun porque después de la cena vas a tener “tu postre” favorito servido en esa mesa. Te acercas a él sin que te vea y lo abrazas por la espalda, sientes como se sobresalta y tu le volteas la cara para besarlo, te sigue gustando como se siente, recorres su pecho con tus manos mientras le lames el cuello y el dócilmente se deja hacer, y eso es lo que más te gusta, que se te entregue sin miramiento alguno, ahora ya no te importa satisfacer tu hambre porque ahora tienes otro tipo de “hambre” que te mueres por saciar.
-Hyoga…- pronuncia tu nombre en una mescla de sorpresa y pánico que solo ha logrado encenderte más.
-Mi conejito- le dices al oído mientras lo volteas violentamente y le robas un beso, tus manos ya están por quitar la camiseta blanca que lleva puesta mientras sus manos se quedan quietas hechas puño en tu pecho desnudo puesto que solo te pusiste unos jeans y solo eso.
-N-no Hyoga… - te pide pero tú ya estas tan encendido que si se resiste vas a terminar violándolo, cosa que no se te hace del todo desagradable.
Tus manos lo desnudan por completo lo sientas en la mesa con las piernas abiertas y tu entre ellas, el sonrojo que rodea su cara te incita a corromperlo aun mas, sin miramientos te desabrochas el pantalón y scas tu miembro haciendo que el con sus finas manos lo acaricie.
-Tócame Shun, así como solo tú puedes hacerlo, te deseo tanto conejito- le dices mientras marcas chupetones y besos por todo su pecho y su cuerpo él te obedece sin rechistar gimiendo ante tus caricias, tus dedos bajan hasta su entrada que invades con ellos sin lubricarlos previamente.
-Hyoga… asi no… por favor- sin embargo haces oídos sordos a sus suplica mientras sigues abriéndolo más y el cómo puede intenta seguirte masturbando. –Aaahh Hyoga por favor… - vuelve a pedirte aun más desesperado comenzando a sacar lagrimas cosa que hace que ya no puedas mas, tumbándolo sobre la mesa le abres las piernas y te introduces en el sin mayor preparación haciendo que el grite de dolor lo cual es como música para ti, comienzas a moverte rápidamente dentro de el sin preocuparte si a él le haces daño o no, tu bestia interna solo quiere poseerlo cuanto sea necesario para satisfacerte, y así es después de lo que al peliverde se le hicieron momentos eternos tú te descargas como por tercera o cuarta vez en esta ocasión en su rostro lagrimeante después de habértela chupado como tú le “indicaste”, lo miras toser mientras te subes el cierre de los jeans y lo miras con total satisfacción.
-Tengo hambre- le dices mientras él te mira confundido tratando de limpiarse la cara –vamos ¿Qué no me oíste? Tengo hambre- vuelves a decirle y el tratando de ponerse la camiseta de nuevo camina con dificultad comenzando a servirte la comida, y tú con una sonrisa algo retorcida miras como esa hermosa persona se desvive por atenderte, y eso te hace sentir feliz, puedes tener todo cuanto quieras, tus amantes nunca van a compararse con Shun, ya que el siempre te será fiel.
…..
Te le quedas viendo mientras come tan tranquilamente como si nada, después de “los buenos días” que vino a darte se te quito tanto el hambre como las ganas de cualquier otra cosa, como siempre el solo busco descargarse en ti de cualquier manera posible y tu ni siquiera lo hiciste ni una sola vez, porque te lastimo, te dolió la forma tan dura en la que te tomo sin siquiera pensar un poco en ti, a pesar de que trataste de disfrutarlo sus exigencias pueden más que tus propias necesidades.
Mientras él sigue devorando sus alimentos piensas en cómo se fue deteriorando todo tu entorno, ya ni siquiera puedes hablar con él, porque todo parece molestarle. Te quedas tan hundido en tus pensamientos que cuando te diste cuenta el estaba saliendo de la cocina dejándote allí solo con el plato vacio, y recuerdas que antes por lo menos agradecía que cocinaras para él.
-Yo tengo la culpa- te dices con tristeza, pues piensas que el haber sido tan sumiso, atento, cariñoso y comprensivo con él, lo hicieron verte como si fueras un trapo que puede ser usado para lo que a él se le antoje, y así era, puesto que esta relación destructiva solo seguía porque tú te aferras a algo que debe ser de dos, a un amor unilateral.
Lo ves recostado en el sofá viendo la televisión como si nada, como si nada existiera en su mundo solo él, y tú con pena subes a la recamara que comparten juntos, tu mirada se posa en el porta retratos del tocador, es la primera foto que se tomaron juntos como novios y solo sonríes tristemente, ya no puedes llorar porque todas tus lagrimas se han escapado de ti en estas últimas fechas, te miras en el espejo y casi no puedes reconocerte, tu piel se pega tu rostro de una manera que se te hace desagradable, esas mejillas que circulaban tu rostro ya no están, has enflacado de tristeza, tu amor por él se está convirtiendo en algo destructivo –pero a pesar del daño que me haces no quiero dejarte, no puedo dejarte, te necesito Hyoga- cambias las sabanas de tu cama porque quieres deshacerte del aroma a alcohol y cigarrillos que seguro Hyoga tuvo consigo desde que llego en la madrugada, después de darte un baño te recuestas en la cama y te abrazas a una almohada, tu ya no puedes mas con esto pero quieres pensar que hay cosas todavía por rescatar.