[Sai Pov]
Los primeros rayos del sol entran por la ventana perturbando mi sueño que a duras penas logré conseguir. Maldición... Es el comienzo de un nuevo día. Salgo de entre las cobijas y estiro mi cuerpo aún sentado en mi cama. Se puede escuchar el sonido de mis huesos al tronar. Largo un bostezo y me pregunto qué pasaría si decidiera quedarme en cama hoy y no ir a la escuela. Después de todo, es una simple y tediosa rutina de ir a lastimar tu trasero sentándose en un viejo pupitre y poner atención a todas las tonterías que los maestros dicen. Vaya... Como me gustaría no tener que ir a la escuela y pasar todo el día en casa haciendo mis dibujos... Pero no. Aunque menos lo quiera, siempre termino por levantarme e ir a la escuela, y no porque mi abuelo Danzō me lo pida, ¡No! Hay más bien otra razón... Una razón amarilla.
Algunos creerán que es estúpido ir a la escuela tan solo por ver a alguien, yo también lo creo, así que si me llaman estúpido no me importa, yo concuerdo plenamente con eso. Y es que nunca pensé que yo llegara a cometer una idiotez como tal en mi rutina, y menos hacia una persona como él. Oh ¿Qué a quien me refiero? Bien supongo que tendré que describirlo o algo así, pero eso nos quitaría mucho tiempo ¿No? Así que solo diré su nombre: El estúpido y fastidioso Naruto Uzumaki.
Es raro, Naruto ha sido mi amigo, de hecho el primero y el mejor por mucho tiempo. Sé que es un completo idiota, y que él y yo quizá no seamos compatibles, pero es mi maldito corazón el que no entiende... ¡Demonios! Estoy enamorado de mi mejor amigo desde el momento que lo conocí... Cursi ¿No?
Mas cursi es que el simple hecho de que verlo todos los días en clase hace que me sienta bien. Tener que soportar la rutina a su lado de alguna manera es más divertido que tener que hacerlo solo. Así que si es por él, no me importa en lo absoluto tener que despertarme temprano todas las mañanas.
Y con la imagen de mi querido rubio cubriendo todos los hemisferios de mi cabeza, me levanto y me dirijo a la ducha.
El agua caliente recorre mi cuerpo pálido de una manera tan relájate que bien podría quedarme dormido allí. Pero no... Tengo que ir a la escuela... Tengo que ver a Naruto.
Con el uniforme puesto ya, bajo las escaleras y rechazo el desayuno que mi abuelo Danzō tiene servido para mí.
— ¿No vas a comer?— pregunta mientras me mira seguirme de largo y abrir la puerta de la entrada.
—No, voy a desayunar con Naruto— digo sin siquiera mirar a mi abuelo a los ojos. Pero eso es descortés, y leí en un libro que eso afecta tus relaciones con los demás —. Pero, gracias— le lanzo una de mis típicas sonrisas falsas y salgo de casa. Espero que eso sea suficiente.
El viento está fuerte, pero no me importa y acelero el paso para llegar lo más rápido posible a la escuela. Corro, corro y no paro de correr hasta que comienzo a ver chicos con el mismo uniforme que yo... ¿Será que ellos también van a la escuela? ... ¡Cielos, Sai! No seas tonto, el obvio que así es.
— ¡Buenos días, Sai-kun!— Oh, cielos, es esa chica... ¿Cómo se llamaba? Ahh, Ino.
—¡Domo!— respondo para no ser descortés y acelero el paso.
Mierda, estoy cansado. Pero ya veo el edificio a unos metros de mí... Pff, al fin llegué.
Subo las escaleras hasta llegar al piso de mi salón de clases. Supongo que es muy temprano todavía. No hay nadie en los pasillos.
Entonces ahora no tengo porque apresurarme, así que camino lentamente, con obvia flojera, claro está... ¡Demonios! Debí recordar que Naruto siempre es el último en llegar. Yo que me despierto temprano para verlo, ¿Y él que hace? Llega tarde. Enserio que soy un idiota.
Hay una subida al otro lado del pasillo, y alguien viene por ahí. ¿Es posible que sea Naruto? Si es así entonces todo habría valido la pena. Agudizo mi mirada y trato de ver quien es quien sube por las escaleras. Oigo sus pasos, se escuchan cada vez más cercanos. Espero... Espero ahí parado como tonto. Y sus cabellos se dejan ver.... Oh, mierda no él... ¡Mierda! ¡Que no sea ese pelirrojo!
Frunzo el ceño al verlo a él al otro lado del pasillo. Vaya... Como detesto a ese chico. Siempre con su rostro inexpresivo y sus ojos turquesa que no parecer ver nada. ¿Enserio tenía que encontrarme con él? Y lo peor es que estamos en el mismo salón.
Empiezo a caminar hacia el salón. No me importa que él me vea. ¿Por qué debería? Él también empieza a caminar. Y fijamos ambas miradas entre nosotros.
Yo no odio, casi la mayoría de las personas son indiferentes para mí -claro, a excepción de Naruto- pero este chico en verdad no me agrada. Y vaya, si conocieran mi razón creerán que soy más estúpido de lo que ya era.
Soy celoso.
He visto como él mira a Naruto, puedo ver en sus ojos el deseo que tiene de poseer a mi Naruto. Es su amigo, es lo único que sé, uno de sus mejores amigos. Pero no me agrada. Me siento celoso cuando Naruto me deja para irse con él, y sé que ese pelirrojo lo sabe, sabe lo que yo siento por Naruto y como me siento cuando me deja por irse con él.
Nunca he tenido una verdadera conversación con ese chico. Sólo sé su nombre...
—Domo, Gaara-kun— digo con una sonrisa bastante falsa al tenerlo a un paso de mí. Es pura hipocresía.
Él me mira atentamente, como tratando de estudiarme... ¿¡Qué rayos me mira!? De pronto noto que todo el pasillo está lleno. Tanto chicos como chicas estancados como perros hambrientos en las puertas de los salones, haciendo un minúsculo esfuerzo por entrar. ¿Cuánto tiempo estuve haciendo contacto visual con Gaara?
—Shi... ¡Shikamaru! Pásame la tarea de ayer— escucho detrás de mí.
— No la hice, Naruto, ya deja de joder— dice Shikamaru con una flojera contagiante.
— ¡Mierda! ¡¿Acaso nadie hizo la tarea?!— escucho nuevamente esa voz risueña que me pone los pelos de punta.
—Ahh, Sai, ¡Sai!— mi rubio se acerca a mí y me toma de los hombros agitándome rápidamente —. Sai, tú si tienes la tarea ¿verdad?
¡Mierda! ¡La tarea! ¿Cómo se me pudo olvidar? Niego con la cabeza y él me mira desilusionadamente. Y entonces se voltea hacia ese pelirrojo.
— ¡Gaa-chan!— lo agita de la misma manera que lo hizo conmigo —Gaa-chan, tú si tienes la tarea ¿cierto?
Frunzo el ceño y me muerdo la lengua con enojo. Y para mi mala suerte el pelirrojo asintió. Naruto le da un fuerte abrazo y repite "Gracias" como un niño pequeño.
Centro una mirada asesina en Gaara. Él me corresponde. Nos vemos fijamente como si quisiéramos comernos con los ojos. Como lo detesto... ¿Cómo se atreve a robarme a mi Naruto? Sé que yo soy un estúpido, pero él lo es más. No sabe con quién se mete.
—Ne, Gaa-chan, Sai-kun— habla Naruto al notar nuestras miradas —. ¿Hay algún problema aquí?
Yo sonrió y niego con la cabeza —. No, todo está bien, ¿Verdad, Gaara?
—Sí... todo...está bien— contesta el pelirrojo con sus ojos turquesa aún fijos en mí.
—Pues bien, entonces entren idiotas, que están estorbando el paso...— dice Naruto empujándonos a ambos a entrar en el salón.
Sí, todo está bien, como no (nótese el sarcasmo) No dejaré que Gaara eche a perder todo lo que he logrado con Naruto. Lucharé por mi rubio aunque me cueste la vida (no es literal) y juro que ganaré.
Vaya, esa actitud no es muy propia de mí. Creo que es cierto. A veces el amor te hace actuar como un estúpido. Pero si eso es lo que Gaara quiere, eso es lo que tendrá.
Este será un día largo...