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"Burning Cold" por ZirZhaw

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Notas del fanfic:

Los personajes y la serie de Vampire Knigth no me pertenecen son propiedad de su autor(a)

 

Notas del capitulo:

Esta mini historia se me ocurrió al leer un libro, espero que sea de su agrado :3

Burning cold


La noche no era precisamente la mejor para dar un paseo, eso un hermoso chico de sedoso cabello plateado y grácil figura lo sabía, pero no tenía otra opción más que vagar sin rumbo fijo buscando a un sujeto que nisiquiera conocía en persona.


La situación era delicada: Su hermano Ichiru al que adoraba con toda el alma tenía una extraña enfermedad y el único especialista del país daría una conferencia en esa ciudad, esa maldita ciudad en la que sin querer terminó perdiéndose con el complicado croquis que le entregó su padre.


Buscó nuevamente en su bolsillo el papel desgastado de tanto doblarlo y desdoblarlo, lo revisó una vez más intentando ubicarse, tomando como referencia un jardín inhóspito.


No funcionaba, el mundo entero parecía conspirar en su contra, dificultándole encontrar a la persona que podría atender a su hermano.


-Seguiré mañana…-Su voz sonaba resignada y algo molesta con él mismo por no dar con el lugar donde el tal “Doctor Kaname Kuran” se presentaría.


No solo estaba cansado de caminar por sitios desconocidos, la temperatura había bajado considerablemente en cuestión de horas, el viento soplaba con fuerza, estrellándose contra las ventanas de las casas que parecían desmoronarse, peor aún, no llevaba más ropa puesta que un pantalón azul de mezclilla y una camisa negra.


Continuó avanzando, solo que en lugar de buscar al tipo, ahora examinaba la calle buscando un hotel abierto, necesitaba refugiarse cuanto antes del frío o pescaría un resfriado… Entró en uno elegante y fue directo a la recepción:


-Buenas noches señorita-Saludó a la joven que atendía, puesto que no lo vio llegar por estar trabajando en la computadora.


-Buenas noches ¿En qué puedo ayudarle?-Sonrió a tan atractivo chico.


-Necesito una habitación.-Respondió simplemente, necesitaba un baño y dormir para reanudar su labor a primera hora.


-Lo siento, ya no hay disponibles-Lo que le faltaba, problemas para encontrar hospedaje.


-…-Salió sin decir nada más.-¿Ahora qué?-Se cuestionó al notar como la calle estaba comenzando a tomar un color blanquecino por la repentina nevada que se hacía presente en la ciudad.


Por al menos un hora más continuó indagando sobre posibles lugares donde pudiera dormir, encontrando siempre el mismo resultado “Cupo total”, ya comenzaba a sentir su calor corporal descender drásticamente, si eso seguía así moriría congelado.


Por fin dio con una posada que daba la apariencia de estar construida con suspiros congelados ya que las paredes se hallaban pintadas pulcramente de blanco y los copos de nieve se podrían considerar el complemento perfecto para la sencilla construcción, entró con la esperanza de que hubiera un lecho desocupado donde descansar, el pasillo principal estaba oscuro cosa que le extrañó, hasta voltear y ver que al menos dos cuadras estaban en igual situación por la repentina pérdida de luz eléctrica.


A tientas avanzó, chocando con alguien en el proceso, no le dijeron nada por lo que no se disculpó… El final del pasillo daba a una amplia sala-bar, iluminada con velas en puntos estratégicos, algunos hombres y mujeres bebían o bailaban y cantaban para quitarse el frío pues la calefacción no estaba funcionando.


Llegó con el hombre que atendía la barra riendo por las ocurrencias de los pobres ebrios, que no causaban más que pena ajena y lástima con sus comportamientos.


-Disculpe…-Expresó para llamar la atención de ese tipo, un hombre alto y fornido de aspecto amenazador  por sus ojos afilados, pero que no parecía peligroso una vez que sonreía.


-¿Qué te sirvo? ¿Wisky? ¿Ron? ¿Sake?...-Lo bombardeó a preguntas pero Kiryuu se limitó a negar con la cabeza y decir.


-Busco al dueño.


-Soy yo ¿Qué necesitas si no es un buen trago?-La curiosidad de ese hombre era evidente.


-Quiero una habitación para pasar la noche.


-No eres de por aquí ¿Cierto?-Era OBVIO que por eso buscaba un maldito cuarto, si fuera de la ciudad simplemente iría a dormir a casa.


-No lo soy, ¿Hay disponibles?


-No tengo cuartos desocupados y es posible que en la ciudad no encuentres o ya estén cerrados todos los hoteles, el frío es muy intenso por la nevada, además la ventisca no ayuda en nada a los negocios…. Pero…


-¿Pero?-Cuestionó Zero.


-Si no te molesta compartir cama con otro huésped, puedes quedarte- Quiso golpearlo al escuchar “Otro” huésped ¿Insinuaba que debía dormir con otro hombre? ¡Era bochornoso de solo pensarlo!, es decir, con Ichiru había dormido en la misma cama, porque eran hermanos, pero con un completo desconocido ¡No!...


-Solo necesito un techo donde dormir, será suficiente si me prestas una cobija y un espacio.


-Te mostraré el lugar, si te convence te puedes quedar con él, aunque es extraño, ya debería estar aquí, tal vez no vendrá… Al menos dejó pagado.-Dijo más para sí que para el inquilino.


Zero siguió en completo silencio al sujeto que llevaba una vela para aluzar el camino, no le agradaba la idea pero tal vez si el huésped “Real” no llegaba podría tener la habitación para él solo.


En una de las paredes alcanzó a vislumbrar un enorme cuadro pintado al óleo que por la escasez de luz y el paso del tiempo parecía una mancha amorfa de pintura, sin motivo ni tema aparente.


-Es aquí…-Le indicó el dueño de la posada, al tiempo que abría la puerta para darle acceso.


Ingresó al lugar con paso seguro pues por lo poco que veía, el lugar estaba prácticamente vacío a excepción de una pequeña mesa, contrastando con el enorme tamaño de la cama King Size ((Donde fácilmente cabían cuatro personas durmiendo perfectamente cómodos)) que tenía puesto encima una cobija delgada y un cobertor que lo protegerían del gélido ambiente.


No estaba mal, nada mal, pero seguía teniendo dudas respecto a compartir cama con un desconocido.


-¿Qué opinas?-Le preguntó el hombre.


-Creo que no tengo muchas opciones, así que me quedaré- Aceptó al fin, rogando mentalmente porque el otro ocupante no llegara  a Dormir.


-Bien, si necesitas algo háblame, iré a atender la barra-Lo dejó solo para que pudiera descansar.


Apenas abandonó el lugar el posadero, el peliplata fue directo al cuarto de baño tomando la vela que le dejó a su disposición en la mesa. Dejó su pequeña maleta que no contenía más que un cambio de ropa, el teléfono celular y su cartera, en el suelo del cubículo, adentrándose a la regadera.


Abrió el grifo del agua caliente, en unos cuantos segundos el estrecho espacio se llenó de vapor, relajando al chico que tanto lo necesitaba, cerró los ojos preguntándose qué tipo de persona sería su “Compañero” en caso de que llegara aún… Le restó importancia al asunto.


Lavó con cuidado su cuerpo, permaneciendo más tiempo del necesario bajo el líquido, al salir ya absolutamente limpio, se percató de que no había toalla con qué secarse, así que tuvo que esperar hasta que su cuerpo se secó solo. Se colocó los bóxer únicamente pues nunca acostumbró dormir con ropa, le resultaba incómodo.


Salió con el cabello ligeramente húmedo… Buscó entre sus cosas el celular, revisando que no tuviera llamadas perdidas, luego vio la pantalla dándose cuenta de que era ya pasada de media noche.


-No vendrá…-Se sintió más tranquilo con eso, pero no descartó por completo la posibilidad, así que se acomodó del lado de la pared, dando la espalda a la puerta.


En unos cuantos minutos cayó en un profundo letargo.





El afamado doctor Kaname Kuran se dirigía hacia la posada donde pasaría la noche. Bien podría haber alquilado un lugar mejor pero de ser así, lo más probable es que los medios de comunicación llegaran a interrumpir su tranquilidad, por lo que era mejor mantener un perfil bajo.


Entró a tientas por la falta de luz en el pasillo, aunado a la falta de batería en su teléfono celular. Pasó de largo el bar donde se divertían varios hombres y mujeres, era ya pasada de las doce, en esa ciudad se sentía mucho más el infernal frío que le calaba hasta en los huesos a pesar de portar un grueso abrigo y una bufanda.


Caminó por el pasillo que llevaba hasta su habitación, tropezando en un par de ocasiones… Al estar frente a la puerta no dudó ni un momento y entró.


No prestó atención a su alrededor, lo primero era darse un baño con agua caliente para aliviar la tensión y la baja en su temperatura corporal.


Era un hombre descuidado, por lo que no notó que la regadera había sido utilizada antes que él llegara, incluso una vela inundaba de una luz mortecina la instancia.


Al salir se secó con una toalla de su propiedad puesto que allí no había nada, se puso ropa interior pues dormir con traje era sumamente incómodo, tomó la vela, misma que llevó hasta la mesita para alumbrar en medida de lo posible.


Con lentitud pasmosa y casi dormido llegó hasta la cama donde un joven dormía plácidamente, le molestó encontrarlo ahí cuando se suponía que era el cuarto que rentó… Le dio vuelta para mirarlo pero jamás espero encontrar semejante obra de arte, porque eso era el chico que yacía sobre SU cama, una obra del más fino arte:


El rostro del desconocido era hermoso, tenía facciones angelicales y delicadas sin llegar a lo femenino, su piel era pálida, muy pálida como si estuviera hecho de hueso esculpido, incluso pensó que resplandecía en la tenue luminosidad del cuarto. Acercándose más pudo apreciar las largas pestañas de quien descansaba con descaro en su lecho y el inusual tono de sus cabellos que se asemejaban a hilos de plata… Lo tocó, dándose cuenta de lo sedoso que resultaba al tacto.


“No me molesta compartir con él” Pensó, mientras una sonrisa hacía aparición en su rostro.


Lo observó por largo rato, en verdad era lindo, se percató del movimiento en el cuerpo ajeno, el chico temblaba a pesar de tener la cobija, probablemente pasó mucho tiempo en el frío y se resfrió.


-Oye…-Lo meció para despertarlo.


-¿Mmm?...-Zero abrió los ojos, sintiéndose desorientado por estar en un lugar que no conocía, peor aún al ver a un hombre moviéndolo.- ¡¿Quién diablos eres tú?!- Gritó incorporándose de golpe, casi perdiendo el aliento al ver mejor a ese sujeto.


Era sumamente atractivo: Alto y de porte fino, su cabello rozando con sus hombros le daba un aire arrebatador, no alcanzaba a ver mucho los detalles del desconocido pero esos ojos que lo observaban como depredador, lo hechizaron irremediablemente. Recorrió con su vista el cuerpo de ese tipo, era delgado pero con músculos marcados, se notaba que hacía mucho ejercicio… Siempre se dijo que le iban tanto las mujeres como los hombres, aunque hasta ese momento solo había tenido parejas femeninas.


-Eso debería preguntarlo yo… Renté esta habitación desde la mañana ¿Y tú eres?...


-Zero… Puedo explicarte lo que pasó…- Le contó a grandes rasgos lo que hacía en ese lugar, mencionando simplemente que su hermano estaba enfermo y que buscaba a un especialista, pero no dijo el nombre del médico al que buscaba ni la enfermedad de su hermano.


-Ya veo, pues la cama es lo suficientemente grande así que no hay problema.- Se metió bajo las cobijas a un lado del chico, quien lo miraba en silencio. ¿Zero he? Era demasiado hermoso para su propio bien.


Kiryuu se acomodó nuevamente dispuesto a dormir, dándole la espalda a su “Compañero”, no podía hacer nada para que su cuerpo dejara de temblar, al parecer se enfermaría lo cual era horrible pues se le complicaba hasta un sencillo resfriado. Kaname al notar esto pasó su brazo por el torso desnudo del peliplata, sintiéndolo removerse y encararlo cabreado.


-¡¡¿Qué haces?!!...-Intentó soltarse de ese abrazo impuesto pero a decir verdad, le ayudaba a ganar calor y no tiritar por lo gélido del ambiente.


-Creo que tienes frío…- Le respondió el castaño con simpleza.


-Para eso está la cobija-Protestó sin lograr zafarse.


-Pero no es suficiente, estás helado Zero- El más alto sintió al otro estremecerse con solo decir su nombre, no podía negar que esa reacción lo provocaba en demasía, si eso seguía así terminaría atacando a su compañero, quien por su parte no negaría esa lógica, estar juntos de esa manera le producía calor, pero eso no era conveniente… Y si no lo era ¿Por qué estaba excitándose?


-Entonces hazlo bien.-Dijo en un susurro ¡Por dios! ¡¿A dónde habían ido sus principios?! En lugar de estar descansando para reanudar su búsqueda temprano, estaba allí insinuándosele a un completo desconocido ¡Era una vergüenza!... Pero por mucho que lo odiara no conseguía pensar en otra cosa que no fuese la perfección que irradiaba ese hombre que lo miraba con deseo ¡Y no era un niño joder! ¡Obviamente que le afectaba la sutileza con que el otro tocaba su piel!


-Frotar la piel es lo mejor para hacer entrar en calor a alguien.-Dijo con descaro Kaname mientras pasaba su mano por  el hombro de Zero, luego descendía hasta el abdomen, para volver a subir, tocando el pecho y las costillas de ese sublime cuerpo.


-Tu… Nombre-Pidió el peliplata, extasiado con la sensualidad de ese tipo al momento de tocarlo.


-Kaname-Respondió con una sonrisa que desarmó por completo a su compañero, no dio su apellido.


El más alto se acercó al oído del peliplata, susurrándole:


-Eres hermoso Zero…- Mordía levemente el lóbulo produciendo escalofríos en el mencionado- Muy hermoso.- Bajó al blanco cuello, paseó su lengua de un lado a otro con total libertad, soplando después. No pensaba dejarle marcas, no por falta de ganas, pero tal vez ese chico tenía pareja y eso le traería problemas al peliplata.


Se aventuró a la boca ajena, en principio el beso era superficial, un simple roce de labios pero conforme pasaron los segundos se volvió demandante, erótico, sensual. Zero se mostró más atrevido ahora, como si hubiera aceptado por fin que lo que hacía no era malo como creyó en un principio, abrió su boca, permitiendo que Kuran penetrara en ella para enlazar su lenguas, en una batalla en la que ninguno de los dos quería ceder, la falta de aire se hizo presente por lo que en mutismo pactaron una tregua.


El castaño abandonó esa zona llegando directamente a los pezones de Zero, los besó, lamió y chupó a total antojo, cuando los sintió endurecerse se alejó dejando al peliplata con ganas de experimentar más.


Kaname masajeó sobre la tela del bóxer el miembro del chico pálido, que se mordió el labio inferior para acallar un gemido de sorpresa y excitación, vaya que ese hombre sabía cómo y dónde tocar para aumentar su lívido como nadie había sido capaz de hacerlo antes, pero él no se quedaría atrás, no, ¡definitivamente no! Porque en la mirada del otro se notaba que quería que él fuera el de abajo y eso era inaceptable…


Giró las posiciones quedando él arriba del castaño, lo besó de forma demandante, atacando después el cuello con lamidas divertidas y mordiscos superficiales, si el otro no pensaba dejarle marcas le daba igual pero él no se contendría, se detuvo cuando lo escuchó reír:


-Vaya que eres salvaje Zero… Me encanta pero…- Allí estaba Zero otra vez, con la espalda pegada al colchón y con el otro recorriendo su cuerpo con sus manos habilidosas.- yo inicié ¿Recuerdas?


Kuran quitó los bóxer del peliplata, tomando directamente el pene, frotándolo y sintiéndolo endurecerse cada vez más. Por más que lo intentara Kiryuu no podía controlar los gemidos que escapaban de su boca y que eran música a los oídos del castaño, cada vez eran más roncos y entre cortados… Pronto se vendría…


O eso pensó de no ser porque las atenciones cesaron de golpe arrancándole un gruñido de frustración y molestia por perder las deliciosas sensaciones que hasta momentos antes le producía la mano de Kaname que lo observaba divertido ¡Maldito! ¡Se burlaba de él!


-Aún no Zero, tranquilo, tenemos toda la noche…-Quitó su propia ropa interior pues era ya doloroso el no atender su erección palpitante.


Se acomodó entre las piernas del chico que lo miró entre asombrado y enojado.


-¡Ni se te ocurra! ¡Yo no voy a recibir!-Se quejó con un toque de miedo, mientras cerraba sus piernas alejando a Kuran, ¿Acaso creía que su cuerpo no se partiría a la mitad si un miembro de semejante magnitud entraba en él? Ni loco, ni borracho ni excitado lo permitiría…


-Vamos, solo déjate llevar… No voy a hacerte daño, confía en mí.- ¿Qué confiara en él? No lo conocía menos creería en sus palabras.


Sin embargo su cuerpo le llevaba la contraria, se sentía arder por el contacto de ese hombre, quería que esas sensaciones no acabaran nunca… Notó como Kuran tomaba con delicadeza sus muslos, separándolos sin lastimarlo en el proceso, no opuso más resistencia ¿A quién quería engañar? ¡Deseaba a ese hombre fuera como fuera!


Kaname lamió sus dedos dejándolos perfectamente humedecidos, acercó uno con cuidado hasta el ano de Zero, donde ni bien había llegado ya se retorcía de placer, lo metió notando una mueca de molestia en el peliplata pero no se detuvo, lo movió con cuidado dentro, acompañándolo a los pocos segundos con otro y luego otro más, que sin embargo le dolió al chico:


-¡Joder duele!...-Sabía que no sería color de rosa pero necesitaba expresarlo, nunca antes se acostó con un hombre, era “Su primera vez” por así decirlo.


-Lo siento, pasará pronto, lo prometo.-La voz de Kuran lo tranquilizaba, se apaciguó lo más que pudo concentrándose solo en el placer que le causaban ahora esos dedos en su ser. Gimió bajo cuando el castaño los sacó de golpe.- ¿Listo?-Cuestionó tomando las piernas de Zero y colocándolas sobre su hombro, recibiendo solo un asentimiento como afirmación.


Con su mano dirigió su falo hasta la entrada dilatada de Zero, entró de una sola estocada arrancándole un gemido de dolor y unas cuantas lágrimas a Kiryuu… Con una mano retiró las lágrimas, depositando después besos por todo su rostro y con la otra comenzó a bombear el pene del chico pálido para que se suavizara, hablándole sereno, tranquilizándolo e instándolo a que lo disfrutara, diciéndole que el dolor pasaría.


-Relájate Zero-Dijo dando las primeras embestidas contra ese maravilloso cuerpo.


“Que él trate de relajarse con “Eso” atrás” Pensó adolorido Kiryuu.


El suave vaivén inicial se fue trasformando hasta ser salvajes arremetidas, ambos hombres estaban en un estado de éxtasis absoluto, en la vida habían disfrutado del sexo como en ese momento, sus cuerpos parecían estar hechos para amoldarse a la perfección y los gemidos y jadeos no se hacían esperar de parte de ninguno.


-Haaa Kana… ¡Kaname!... Haaa


-Que… Sexy eres… Zero… Mmm


El peliplata bajó sus piernas a la cintura de Kuran abrazándolo con ellas, en respuesta el castaño se sentó en la cama con Kiryuu de frente a él, permitiendo que el más bajo marcara el ritmo, subiendo y bajando en el miembro, ayudado por Kaname que se sentía embrujado por la belleza del chico con quien compartía ese goce, los ojos nublados por el placer en conjunto con su cabello plateado pegado a la frente por el sudor eran elementos que fungían como un poderoso afrodisiaco…


Unos momentos más y ambos se sentían a punto de tener el orgasmo más abrumador de sus vidas, después de ese encuentro, nada sería igual para ellos, inconscientemente lo sabían. Kuran embestía a Zero al mismo tiempo que lo masturbaba.


-¡¡Haaaaaaaaaaaa!! Kaname… Me… ¡¡Me vengo!!-El castaño sintió en como en su mano resbalaba el semen de Zero quien por el impacto tan fuerte del orgasmo contrajo su ano, provocando que Kuran eyaculara llenando su interior.


Se desplomaron sobre la cama, satisfechos… El primero en caer a los brazos de Morfeo fue Zero. Kaname lo arropó con cuidado, besó por última vez en la noche a ese hermoso chico y lo abrazó para protegerlo del frío.





A la mañana siguiente, Zero despertó al sentir unas cálidas manos acariciar su rostro y cabello, recordó de golpe lo que pasó en la noche anterior y sin poder evitarlo sus mejillas se tiñeron de un delicioso tono rojizo… ¡Se había acostado con alguien de quien apenas sabía el nombre! ¡Además con un hombre!


-Por fin despiertas Zero-Le dijo Kaname con una sonrisa.


El peliplata trató de levantarse pero una punzada de dolor lo atacó, por lo que se mantuvo recostado. No sabía qué hacer, así que espero que fuera el otro quien hablara.


-Anoche… Fue alucinante en verdad- El castaño estaba maravillado, como era de mañana podía ver a Zero perfectamente, si antes le había parecido hermoso ahora no encontraría palabras para describirlo, sobre todo sus ojos del color de las amatistas.- Pero… Cada uno tenemos nuestras vidas.


-Lo sé- Concordó el peliplata- Eso no debió pasar, sin embargo no podemos remediarlo, haremos de cuenta que nada de esto pasó- Expresó serio ¿Era lo mejor verdad?


-Aun así-Dijo Kaname-si algún día te puedo ayudar no dudes en llamarme- Ofreció al tiempo que le entregaba su tarjeta.


-“Doctor Kaname Kuran”…-leyó en su mente, viendo como esa perfección de hombre se marchaba, ya aseado y arreglado por lo visto se bañó temprano, releyó el nombre, ese nombre…- ¡¡Doctor Kaname Kuran!!- El mencionado volteó extrañado, estaba a punto de salir y vio a Kiryuu incorporarse con dificultad.


-¿Qué pasa Zero?- Preguntó coqueto.


-¡¡Kaname te necesito!!- Contestó de inmediato, sin notar que sus palabras se entendían en doble sentido- ¡¡Por favor ven conmigo!!


-Vaya, vaya- Espetó Kuran volviendo a la cama donde se encontraba Zero sentado- Eso suena prometedor.- Se divirtió al notar que Zero apenas captaba el significado de lo que dijo.


-Te necesito, bueno mi hermano te necesita, tú eres el especialista que vine a buscar, jamás esperé conocerte en… Estas condiciones-Le encantaba la idea de ayudar a Zero, así podría estar cerca de él, enamorarlo y volver a poseerlo.


-Iré contigo pero antes…


-Espera, detente Kaname…-Decía Kiryuu mientras el otro se desvestía frente a sus ojos.


-Ya me encontraste, de aquí iremos a donde quieras, pero ahora eres mío… SOLO MÍO…


Fin

Notas finales:

Ojalá les haya gustado, cualquier cosa un review C:


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