Capítulo 2
El comienzo del problema
Había ocurrido tres meses atrás, los dos enemigos mortales tenían una de sus típicas riñas. Ahora cerca del Sushi Ruso.
-¡Pelear es malo! Izaya, Shizuo ¡El sushi es bueno, sabroso, barato! ¡Pasen a comer, yo invito!- ofrecía alegre Simon, pero los revoltosos no se detenían, una venita asomó en su frente.
Enfadado, tomó por la chamarra a Izaya y por el chaleco a Shizuo, elevándolos en el aire.
Izaya comenzó a moverse frenético, dándole pequeños cortes en el brazo. Shizuo también se revolvía, con más cuidado, por supuesto, no queriendo herir al ruso. Los dirigió al interior del restaurante y los llevó a una habitación privada, destinada para los clientes importantes.
-Quédense aquí, yo traer sushi. No peleen- les ordenó dejándolos allí, y mandó a hacer variados platos.
Shizuo no dijo nada, Izaya tampoco. Era obvio que estar en la compañía el uno del otro era como tener un grano en el culo, sin embargo, si destruían, es más, si dañaban si quiera un poco al Sushi Ruso, seguro que Simon los mataba.
Se quedaron allí sin hacer prácticamente nada, hasta que el vendedor regresó con delicioso sushi y algo de sake. Todo por brindarles una única tranquila velada.
Los dos se lanzaron una mirada furtiva, como si se incitaran a probar bocado. Tomando los palillos, comenzaron a comer aún en ese insoportable silencio incómodo.
Los dos iban a tomar la botella de sake, cuando sus manos se toparon y se alejaron de la botella todo lo que pudieron, desdeñosos. Aun así no podían quitar la mirada del alcohol, a los dos les venía bien un trago ¿Quién se atrevería a tomarla primero?
Shizuo pensó en lo maleducado que sería tomarla primero y que, en el caso de tomarla él, por modales tendría que servirle a Izaya y él no quería eso, pero enserio quería sake… así que-
Izaya tomó la botella con la agilidad de un felino, se sirvió con la misma agilidad y dejó la botella en la mesita, mandando a la mierda la etiqueta y demás. Shizuo tomó el sake, se llenó el vaso y estrello con su usual fuerza el envase aun con contenido en la mesita. Manchándolos a ambos en el proceso.
-Ah, Shizu-chan una bestia como siempre… deberías irte a arreglar esa mano- Izaya chasqueó la lengua fingiendo desilusión- ¡que horrible, que horrible Shizu-chan!
El rubio sacudió ahora su mano, lanzando la sangre que emanaba de ella a todas direcciones, incluyendo a su acompañante, sonriendo divertido. Le encantaba molestar a la jodida pulga.
Orihara lo fulminó con la mirada y se quitó los rastros de sangre de la cara. Una gota había caído en sus labios, obligándolo a probarla.
“Joder, ¡qué asco!”
Más el pelinegro no se dejó provocar, dejaría que las cosas se quedaran así, tal vez y obtenía una reacción divertida por parte de Shizuo.
Las horas pasaron. Era sabido, al menos por él y su hermano, que Shizuo tenía un paladar más bien acostumbrado a los lácteos y no al licor, fue por ello que más pronto de lo que pensaba, se vio totalmente perdido en la bruma del alcohol.
Izaya sólo se reía de las estupideces que hacía el rubio con los miembros ahora de gelatina. Bebía despacio, mientras le soltaba una que otra cachetada al rubio. Hubo un momento en que los dos habían hecho una mini competencia de quien tomaba más rápido. Bien, Shizuo había ganado porque él se lo permitió. Ahora ya también estaba a punto de entrar en la niebla espesa de la borrachez.
Así fue como los dos, completamente ebrios comenzaron a hablar de temas que jamás tratarían en plena lucidez con otras personas.
Gustos personales, su familia, su perspectiva del mundo, de sus aspiraciones y planes. Era obvio, no concordaban en casi nada. Mientras que Shizuo sentía un gran amor incondicional hacía su hermano que lo aceptaba como tal, Izaya no sentía gran apego por sus hermanas, aunque su nivel de preocupación por ellos era muy parecido, aunque Izaya lo negara.
También estuvieron de acuerdo en que, con la paciencia y actitud correcta, tal vez, sólo tal vez, pudieron a llegar a ser por lo menos “cercanos”
Entonces, como invadido por un extraño deseo y manejado como a una marioneta sin voluntad, Izaya se acercó al rostro del guardaespaldas. Shizuo cerró los ojos instintivamente…
Tan cerca…
Continuara…