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Affair por Yuri

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Affaire

Por Yuri

 

 

1

 

El Bon Jour, era un penthouse que estaba situado en el ultimo piso uno de los rascacielos mas céntricos de la ciudad de Nueva York...   el hotel mas exclusivo y privado.

Miró perdiéndose en el conteo de los pisos dentro del elevador con numero rojos, su mano oculta en el bolsillo de su elegante abrigo,  jugueteaba con la pequeña tarjeta dorada, había costado mucho conseguirla, un cheque con bastantes ceros, pero cualquier cantidad era poca, si con ella podían abrírsele las puertas de ese lugar.

El elevador se abrió al llegar al tope, permitiéndole pasar, enseguida una hermosa mujer rubia salió a su encuentro, ataviada perfectamente con un vestido de gala.

-        Buenas noches... - saludó ella con aire seductor- mi nombre es Nancy y seré su anfitriona... - murmuró amablemente, tan cerca de su oído que la escuchó con total claridad, pese a la música suave que ambientaba el lugar y el sonoro murmullo de los presentes.

-        Buenas noches – respondió mecánicamente, extendiéndole el abrigó y la tarjeta, sin evitar recorrer el lugar con la mirada, intentando no mostrar la ansiedad que le proporcionaba estar en ese sitio.

La mujer con un simple gesto, le indicó al mozo que guardara el abrigo, Él  solicitó lo tomó alejándose

Nancy le devolvió la tarjeta.

Todo estaba colocado muy medieval para su gusto, algunos cuadros pendían de las paredes lisas, solo unos cuantos asientos aterciopelados de color azul metálico, muchos de ellos ya ocupados, todos los presentes dispuestos como para una cena de gala, con tuxido.

Había muchas mujeres jóvenes y mayores, aunque las jóvenes con hombres ya de avanzada edad, y las mayores con chicos veinteañeros, que en ambos casos bien podrían ser sus hijos.

Sillas estratégicamente colocadas, para dar a las entretenidas parejas además de un sitio privilegiado mayor privacidad.

Una barra al fondo atendida por un par de bármanes...

La chica se dio cuenta de su objetivo... ahí estaban colocados las “compañías” que aun no habían sido abordadas por algún cliente.

-        Seguramente ya lo sabe... esta Casa cuenta con el mas rígido código de discreción, lo que pase aquí o fuera con alguna de nuestras compañías es estrictamente confidencial- al no obtener ningún comentario continuó- ¿Desea que le solicite alguna compañía en especial?- cuestionó interesada.

-        No me lo tome a mal... - se giró para mirarle directamente, con firmeza- pero prefiero buscar por mi cuenta.

-        Por supuesto... - sonrió la mujer, y sin más se alejó de Él.

~~~~

 

El barman le sirvió lo habitual, una copa de agua mineral, a diferencia del champagne que se acostumbraba, no gustaba tomar, a menos que alguno de sus clientes así se lo solicitara, aunque tampoco en exceso, solía subírsele con rapidez, sabia muy bien que en este tipo de trabajo, lo mejor era mantenerse lo mas lucido posible.

Había poca concurrencia respecto a otros días, aunque no se desanimaba por completo, la noche era relativamente joven, acomodó el mechón rubio que rebelde caía sobre su frente con frecuencia.

-        Tengo algo de fijador en la  loquera... - le murmuró de soslayó Mark, quien se mostraba nervioso, a diferencia del otro chico, a Él si se le dificultaba un poco mas conseguir clientes.

-        Tal vez mas tarde...

No podía darse el lujo de marcharse de su posición.

Su vista se clavó nuevamente en la entrada...

La copa se quedó a centímetros de su boca, pocas personas podían causarle tan impacto... aunque más que todo sé debía a la sorpresa de ver a un hombre como Él, en un lugar como ese.

Era realmente apuesto, distinguido, joven, mucho mas joven que los hombres que acostumbraban abordarle, seguro que se iría directamente hacia Marion o Rebecca, las dos Compañías femeninas más solicitadas, y cabe decir mas hermosas a su parecer.

Terminó el trayecto y bebió solo un sorbo, sin quitarle la vista de encima, en su cortó andar junto a Nancy, la anfitriona de esa noche. Tenía unos hermosos ojos azul cielo y una piel cremosa, era realmente apuesto.

Quizás había sentido su insistente observación, que aquel hombre se volvió hacia donde Él estaba, además de hermosos, sus ojos eran realmente penetrantes, desvió la mirada un tanto cohibido.

~~~~

 

Se dirigió a la barra una vez que la mujer le dejó solo...  ya tenia bien fijo su objetivo...

-        Un whisky en las rocas... - le indicó al barman... - ¿puedo pagar tu trago?- se dirigió hacia el rubio

-        No es necesario... - dijo meneando levemente la copa que sujetaba en su mano, en claro coqueteó- aquí todo es gratis.

Sonrió ante atinado comentario.

-        Disculpa el mal abordaje... la verdad es que estoy fuera de practica... - se sinceró, sentándose a su lado.

-        Eso tampoco es necesario aquí... - comentó sin molestia.

Le miró con detenimiento, a esa distancia sé veía mucho mas joven de lo que creía, su cabello semirubio de pequeñas ondulaciones, sus ojos miel, con finas líneas aceitunadas le daban un aire felino y su cuerpo que imaginó estilizado bajo el bien portado esmoquin.

-        ¿Cómo te llamas?- cuestionó dejando de sonreír, pero con la mirada cargada de interés.

-        ¿Cómo quieres que me llame?- cuestionó el chico con aire divertido- ¿David? ¿Michael?

-        Tu nombre real... - respondió directo, más sin sonar rudo.

-        Daniel- susurró y no supo porque pero no mintió.

Bebió el Whisky de lleno, dejando el recipiente vacío sobre la barra.

-        Mi nombre es Evan D...

-        Sin segundos nombres por favor... - le interrumpió, no debía enterarse más que lo necesario de sus clientes.

-        ¿Podemos ir a otro sitio?- cuestionó sin refutar lo anterior, la verdad el olor a cigarrillo comenzaba a asfixiarle.

-        Claro... - sonrió fingidamente complacido.

-        ¿Con quien debo hablar para poder llevarte conmigo?- cuestionó algo contrariado.

Daniel sonrió ampliamente... seguro era su primera vez en ese sitio, puesto que no conocía el procedimiento,  eso le gusto aun más de Él,  su primera visita al Bon Jour y le había escogido precisamente a Él....

-        Yo me encargo... - murmuró cerca de su oído con complicidad.

La voz aterciopelada del chico le erizó la piel, de reojo solo vio como cruzaba un par de palabras con la anfitriona, lo cual aprovechó para pedir otro trago, poco después el rubio volvió a  la barra con andar pausado.

-        Listo... -dijo llegando hasta Evan, a su espalda... el mayor tomó de lleno el segundo trago de la noche, lo necesitaría.

-        ¿Pero cuando debo pagar?- cuestionó sin entender.

Daniel respiro profundo, no gustaba de hablar de cuestiones de dinero con sus clientes, le resultaba desagradable, le mostraba la verdad, que se estaba vendiendo...

-        Cuando te dan la tarjeta de socio, piden una cuenta bancaria a la cual realizar el cargo...

-        Vaya... – se mostró sorprendido... ahora entendía un par de cosas- si es así... vayámonos de una vez...

Caminaron muy cerca uno del otro, dirigiéndose a la salida, el mozo se acercó ofreciéndole sus respectivos abrigos, una vez puestos, Daniel oprimió el botón del elevador y este se abrió al instante, ambos abordaron en silencio.

Una vez a solas, Evan se acercó acorralándole con su cuerpo y la pared metálica.

-        No debemos... – intentó increpar Daniel, incluso se atrevió a detenerle, colocando una de sus manos sobre el rostro del mayor, cuando creyó que le besaría ahí mismo.

Su cuerpo tembló al sentir como los dedos de aquel enigmático hombre, rodeaban su mano y le apretaban con las suyas.

-        ¿No me prefieres así de cerca?- cuestionó alzando levemente una de sus cejas y lanzándole  una sonrisa de clara galantería.

-        Por supuesto- aquellas palabras jamás fueron tan sinceras... fue un corto segundo donde sus miradas chocaron y la descarga fue enorme, realmente era un hombre sumamente cautivante...

Una vez en el estacionamiento Evan le indicó cual era su auto...

Vaya auto... pensó Daniel mirando sorprendido el Alfa Romeo de tono carmesí oscuro ultimo modelo.

-        Dicen que todo se parece a su dueño... - murmuró maravillado... esa si que era su noche de suerte...

Evan no hizo comentario alguno, tenia un sin fin de pensamientos en la mente, solo cuando echo a andar el vehículo se aventuró a hablar.

-        Solo estoy de paso en la ciudad... así que estoy quedándome en un hotel cercano... – comentó únicamente para cortar con el denso silencio.

-        Ah

La verdad no supo porque, pero aquello le decepcionó un poco.

Lo del hotel cercano era literalmente cierto, el trayecto fue de escasas cuadras, además ya había estado ahí antes, ese hotel era uno de los más caros de la ciudad.

Se dirigieron directamente al elevador, Evan marcó el piso con prisa... Daniel lo miro bien... el décimo... aunque aquello no llamó tanto su atención, como lo recién descubierto, no había caído en cuenta de la argolla de oro blanco que el cliente usaba en el dedo anular de su mano izquierda.

Era casado.

No era el primero hombre infelizmente casado que le escogía como compañía, pero si se sorprendió que no hubiese ocultado la alianza, como todos lo hacían.

Cuando llegaron a la puerta de la habitación, sacó la llave y abrió, le indicó al chico que entrara después de hacerlo Él y que encendiera la luz, inmediatamente después cerró la puerta.

-        Ponte cómodo... - le indicó Evan, mientras se liberaba de su grueso abrigo y deshacía el nudo de su moño y lo halaba hasta quitarlo de su cuello, lo aventó quedando en uno de los sillones de la salita de estar, desabotonando después el primer botón de su camisa.

-        Gracias.

Por su parte Daniel lo imitó, la verdad odiaba ese moño, aunque era su atuendo habitual, no se había acostumbrado a Él. Se despojó del abrigo colocándolo en el perchero.

-        ¿Gustas algo de tomar?- cuestionó ya situado en el servibar... preparando para sí el tercer Whisky de la noche.

-        Lo que tu quieras... - respondió meloso, estirándose para desperezarse un poco.

Le agradaba el lugar, era cómodo y espacioso, finamente decorado, y que digamos de la vista, era perfecta.

Se asomó por la ventana, podía verse desde ahí una hermosa noche estrellada.

-        Toma- le extendió una copa de vino tinto- es lo más ligero que encontré- advirtió.

-        ¿Cómo? - se había dado cuenta.

-        ¿Cómo supe que no bebes?- terminó su pregunta- muy fácil... tu aliento

Aquello último susurró relativamente cerca de su cara, por un segundo creyó que iba  a besarle, fue una reacción, cerró los ojos por inercia. Aunque claro, el beso nunca llegó, unos pasos a  corta distancia le hicieron darse cuenta de ello.

-        Así que tu harás lo que yo diga- comentó colocándose en uno de los sillones, a un metro de distancia, aquello no era una pregunta, sino una afirmación.

-        Digamos que si... - sonrió seductor... encaminándose hacia Él con lentitud desafiante.

-        ¿Qué edad tienes?- cuestionó con seriedad, recayendo en que esa duda la tenia desde que lo vio en el bar.

-        ¿Qué edad quieres que tenga?- cuestionó riendo divertido.

-        La real- refutó molesto, le estaba cansado ese juego.

Daniel lo notó, así que respondió con sinceridad.

-        24

-        ¿Sabes que edad tengo yo?- cuestionó, mas no espero respuesta- 36.

-        Eres muy joven...

-        A ti deben abordarte tanto mujeres como hombres, ¿no?- cuestionó terminando de quitarse la camisa, su dorso desnudo brillaba por la perfecta iluminación de las lámparas de techo.

-        Bueno... - quiso agregar algo, pero el mayor se lo impidió

-        Eres carne fresca para los lobos... - tomó asiento.

¿A que llevaba todo eso? Se mostró turbado ante el repentino giro que estaba tomando la conversación, aunque se mantuvo frío, además no podía pasar por alto, el tono acusador que Evan impregnaba a esas frases, como si debiera sentirse culpable de ello.

-        ¿Y eso es malo?- recorrió los pasos que le separan, se hincó sobre la suave alfombra para quedar a su nivel.

Su cuerpo quedó justo entre las piernas del mayor, sus manos depositadas en los costados, la cercanía era casi nula.

¡Dios! Podía perderse en esas pupilas azulinas y ha esa distancia podía darse cuenta de los destellos grises dentro de ellas.  Sus ojos miel vagaban entre ellos y su boca entreabierta.

-        Eres tan… - susurró con voz entrecortada- perfecto…

-        ¿Lo crees?- sus respiraciones chocaron volviéndose casi una.

-        ¿Qué haces aquí… conmigo… buscando sexo, cualquiera daría lo que fuera por estar entre tu cuerpo?- cuestionó al fin, esa preguntaba vagaba de lado a lado en su cabeza, desde que le vio llegar a la casa de citas, y sin pensar se atrevió a formularla en voz alta.

El aire se volvió más denso a su alrededor, su corazón latía tan fuerte que creía que podía salirse de su pecho en cualquier momento, nunca le había pasado algo así, había perdido todo sentido de la orientación ante este hombre tan enigmático…

~~~~~

Continuara...


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