En el dulce reino todo aquel era bienvenido, recibido de manera amable y servicial, todos menos el Rey vampiro y claro estaba la reina helada ¿Por que Marshall? Por la simple razón del aprecio hacia el monarca del dulce reino, el príncipe Gumball, hacia unos meses el no muerto había frecuentado el castillo, y todo aquel lugar donde estuviera el príncipe, nadie lo noto extraño sabia que a su manera esos dos tenían una relación de amistad o eso pensaban.
Súbditos mas allegados sabían de los sentimientos que guardaba el príncipe por Marshall, súbditos como Fiona y la Sra. Mentita ¿Y el no muerto? Igual, o eso pensaron ellas.
Las constantes visitas de Marshall al dulce reino y mas al castillo comenzaban a levantar sospechas a la aventurera, siempre estaba a un lado del príncipe como un guardia fiel, ya fuera dentro realizando experimentos o caminando por el reino, ¿Era atracción? Eso parecia pues se podía ver a ambos muy felices y a Fiona igualmente pues sus dos mas grandes amigos lo estaban
- ¿Siguen juntos? – las palabras salieron de la Sra. .Mentita que al igual que Fiona se veía contenta por su muchacho.
- Si, parece que van por buen … - no termino de hablar porque un grito de auxilio del monarca las trajo al mundo.
Con fuerza derrumbo la puerta del laboratorio, lo que vieron les dejo en shock, Marshall estaba a punto de atacar al soberano, este por su parte estaba herido y llorando.
. ¡Marshall lee! - la rubia se arrojo a lastimarlo pero este la esquivo sin problema alguno.
- Adios Bubba~ - canturreo el pelinegro, Gumball se estremecio ante el sobre-nombre, y miles de imágenes acudieron a su mente pará hacerlo llorar aun mas, llanto, sollozos ,gemidos, sonidos desgarradores y lastimeros salieron de su boca, la aventurera y Mentita se arrodillaron para abrazarlo, el primer movimiento de Gumball fue manotear a la rubia que a pesar de eso lo abrazo, cuando sintió al fin seguridad se echó a llorar en su regazo.
Preguntaron y preguntaron pero el príncipe no era capaz de hablar sombre lo que pasaba, al final lo dejaron dormir después de que Lord monochromicorn y otros súbditos lo ayudaran a darse un baño, con la pijama puesta y relajado se durmió sobre su mullida cama.
El aspecto de todo a su alrededor era lúgubre y sin vida, sonidos extraños que comenzaban a tomar forma dentro de su cabeza, gritos de auxilio sofocados una risa socarrona que lo humillaba, el dolor mezclándose en llanto, el engaño que le hiceron la herida que le abrían, ese rostro, esos ojos, esas manos que lo lastimaban, esa palabras que llegaron a destrozarlo.
Salto de su cama llorando, podía sentirlo, parecía que aun estaba ahí humillándolo, lastimándolo …
- ..ah.. – volvió el rostro a su ventana, apenas asomando su rotro estaba el soberano del reino del fuego ,,, se encogió asustado temiendo ser lastimado.
- ¿Estás bien? –
El Príncipe Flama caminaba por el dulce Reino disfrutando de la paz de la noche, hacía mucho que no sabia definir si estaba en paz, tal ves ahora realmente lo estaba, floto un largo rato disfrutando de clima, si era posible, hasta que unos sollozos llegaron a sus oídos, justo en la ventana del castillo, ¿Algún ciudadano? Se asomó con cuidado de asustar a la persona cuando diviso el cabello rosa, lo distinguía como El Dulce Príncipe soberano del reino.
Lo miro por un largo rato esperando respuesta, comenzaba a ponerse incómodo con aquello, Gumball solo lo observaba como si fuera imposible que le preguntara aquello, estaba a punto de irse cuando la melodiosa voz se escucho.
- No, no lo estoy – vio salir lágrimas de sus ojos, con esta ya era la segunda persona, llego a su lado para observarlas de cerca, eran diferentes a aquellas, eran de agua, no de dulce, eso le sorprendió, sin embargo estas eran mas cristalina que las que había vistos, poso sus manos sobre ellas y sintió como caían en su fuego, era soportable, se le quedo viéndolo ¿Qué debía hacer?
- ¿Qué … Que puedo hacer para ayudarte? – la pregunta lo tomo de sorpresa ¿Qué podía hacer? Lo miro un rato, su rostro se veía determinado.
- Quedate ..- las palabras salieron sin permiso de sus labios.- el Príncipe volteo su rostro hasta enfocar una silla, con cuidado se recostó y se le quedo viendo al peli rosado que seguía extrañado.
- Duerme – las palabras fueron dichas cuidadosamente, ~Umh~
Se recostó aun con temor, no quería volver a ese sueño y sentir otra vez todo eso que lo lastimaba, sorpresa que al cerrar los ojos y dejarse vencer por el sueño, la cosa había cambiado, una flama se expandía por el lugar dándole luz a su mundo, incluso manteniendo alejado recuerdos.
Despertó al escuchar los golpeteos de mentita, se levanto de su cama viendo como el príncipe seguía dormido, camino hasta la puerta y vio a su súbdita preocupada, hizo un intento de sonrisa para calmarla y despedirla, camino al baño se dio una buena ducha que necesitaba, vistió de manera normal, hoy no deseaba salir o dar funciones como soberano, se puso una sudadera de rosa bajo junto a unos jeans de color mas fuerte, unas botas y la corona que no podía dejar.
- Buenos días – saludo al príncipe Flama que recién se levantaba.
- Buenos … días –
- …-
- …-
Miro sus ojos una vez más, no eran los que vio a su llegada al dulce reino, estaban apagados, y ayer botaban agua, ¿Tristeza? Y sin embargo ahora intentaba ser servicial ~Siempre es asi por sus súbditos s~ recordó las palabras de la rubia ¿Estaba fingiendo? Eso no estaba bien, era un engaño, el odiaba los engaños,
- ¿Estas … mejor?
- …- su mirada se agacho – umh
- Salgamos – intento tomarlo pero antes de hacerlo lo recordó, el podía lastimaarlo aun mas, su cara de miedo al casi ser tocado se lo decía – lo siento, no … no era mi intención lastimarte
- …- nuevamente se sintió amenazado, si lo tocaban, si lo lastimaban, miro a los ojos de la otra persona, no era lastimeros, no se veían soberbios, no querían lastimarlo – sal.. gamos.- las flamas se expandieron por los pies del príncipe …
- Si – sonrio como hacia mucho y se tiro por la ventana – Lo siento – regreso a la habitación y juntos bajaron del castillo –me veían raro.
- No están acostumbrados a verte ….-
- …
- …
- …
- ¿Y … que haremos?
- ¿Hacer?
- Me invitaste a “Salir” se supone debes tener un plan
- ¿Plan?
- ¿Qué hacias con Fiona cuando salían? – la pregunta lastimo al príncipe que bajo el rostro
- Ella, siempre aventaba cosas para que yo las quemara, practicaba mis lanzamientos de fuego o … peleaba - lo ultimo lo dijo resentido.
- … - ¿Fiona había hecho eso? … Se notaba que el príncipe no la había pasado bien – vayamos a … ¿Picnic? – el príncipe solo asintió, estando con el olvidaba un poco su dolor, olvidaba lo que era estar con el no muerto.
Ya habían terminado su comida, o por lo menos Gumball, ahora miles de animalitos se juntaban a su alrededor. El soberano del fuego se sentía incomodo entre todo eso, mas de uno se le intento hacercar y tuvo que huir, ~ calma había sido la respuesta del otro príncipe ¿Y si los lastimaba? Este solo le sorio.
- Deja de reírte – e, príncipe flama inflo sus mejillas al escuhar la aun mas estruendosa risa de Gumball . vamos, no es gracioso.
- Claro que si – sigui riendo al ver el cabello alborotado del otro, el viento había estado irregular y el príncipe Flama era una verdadera caricatura – Hey –
- Eso es gracioso – dejo que una pequeña línea de fuego alcanzara la retaguardia del soberano –
- Basta – le arrojo una canasta de pan en defensa que de inmediato se carbonizo.
- Principe Flama – el nombrado arrojaba pequeñas bolas de fuego que no hacían mas que rosarle, mientras el contratacaba con lo que encontrara.
- Lo siento Gumball – ambos siguieron jugando hasta caer la noche, ya cansados se recostaron sobre el césped siendo protegidos de frio por el Prince Flama.
- Veo que te repones rápido…. ~Bubba~ - esa voz, el príncipe se incorporo enseguida, ~Marshall~ sintió pánico, ahí estaba otra vez ¿Venia a lastimarlo de nuevo? Inconscientemente se protegió con el príncipe Flama que lo vio extrañado ¿Qué le había pasado?
- Déjalo en paz
- Oh Bubba has conseguido niñera … ¿Cuánto crees que podrá defenderte? – se acercó por detrás para tomarlo de la sudadera y levantarlo- anda,, se que quieres jugar de nuevo –
- ~Agua~ otra vez lagrimas resbalaban de los orbes del peli rosa - ¡Dije que lo dejes! - el príncipe flama se levantó para encarar al rey de los vampiros
- Oblígame – observo un rato la situación, si lastimaba a Marshall lastimaba Gumball, bajo la intensidad de su fuego y comenzó a irse.
~No, por favor no, no me dejes con el ~
- Bubba aaaahhh - el cuerpo del no muerto se arqueo de dolor, y el suyo se precipitaba por el aire, estaba a punto de caer, hasta que un calor lo embargo, un sofocante calor,
- ¿Te lastime? – el PF vio preocupado a Gumball,
- No
- …- solo le sonrio – ahora vete – el peli rosa acato y se fue del lugar, no había avanzado ni un metro cuando sintió como las llamas del príncipe se expandían al igual que los gritos del Vampiro
- -Gracias.
Llego a su reino con cuidado de no despertar a nadie, ya todos dormían, vaya que se le había hecho tarde, subió
hasta su alcoba y pudo sentir un olor ¿Incienso? ¿El príncipe Flama? Sonrio nuevamente al recordar su tarde con este, estaba a punto de sacarse la sudadera cuando lo vio llegar, se veía un poco cansado, y lastimado en e brazo derecho ~Comamos junto al lago~ ¿Acaso era tan miserable para hacer aquello con el Principe-‘
- ¿Estas bien?-
- ¿YO? MIRATE TU – lo ayudo a llegar hasta la silla donde había dormido y lo observo.
- Me preocupas tu ¿Estas bien? – ambos se sonrojaron, Gumball por escuchar lo dicho, y El príncipe Flama por haberlo dicho – No quiero que te lastimen, y menos ese engreído.
- … Gracias – con cuidado toco el brazo descolorido
- Solo es cuestión de tiempo para re..cu .. pe – se quedaron atónitos, sus labios estaban a milímetros de rosarse, el Príncipe Flama deseaba tocarlos pero lo lastimaría, físicamente y mentalmente, no sabia que le había hecho el estúpido vampiro pero era suficiente para que odiara el contacto … pensó en desviar el rostro pero sintió los labios rosas sobre los suyos ~Mierda~ ¡Lo iba a lastimar! Sin embargo, se sentía tan bien, bajo hasta donde pudo la intensidad de su fuego, fueron minutos pero los labios del otro lo habían sentido como horas .
- Lo siento – se apeno al ver como sus labios estaban quemados.
- No te preocupes – se recostó en la cama – quédate…
- Siempre – ambos se sonrojaron. El príncipe flama aun algo indeciso extendió su mano hasta casi rosarla con la de Gumball, poco a poco el sueño lo vencio.
~Se la luz que guie mi camino … por favor~
Con decisión se hacerco al cuerpo del Principe sin temor a ser herido, acaricio s mejilla sintiendo un pequeño escozor.
~Si, solo tu podrías guiarme sin temor a ser lastimado~