Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi rubio salvador por pri_sasukelove20

[Reviews - 28]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Hola lectores. Vengo con otra pequeña historia, basada en una imagen de la pareja que se publicó en facebook y quise escribir. Aunque no quedé muy satisfecha con el final, pero espero sus más sinceras opiniones.

Advertencias: Mención de violación e incesto leve.

(Personajes de Masashi)

 

El joven azabache intentaba conciliar el sueño, pero le resultaba imposible debido al dolor que experimentaba cada parte de su cuerpo en ese instante. Escuchó la puerta del baño abrirse, miró débilmente boca arriba y de lado a su progenitor salir con una muda de ropa limpia.

—Debo arreglar unos asuntos muy importantes, así que tendré que dejarte un rato. Una pena, querido hijo-se acercó, le tomó del mentón y besó suavemente sus labios. Sus resecos y lastimados labios—Lamentablemente no quedaré tranquilo dejándote acostado en la cama, no puedo perderte, ¿verdad? Así que, Sasuke, voy a atarte al respaldar de la cama.

El menor no podía moverse, no tenía fuerzas. Su padre lo alimentaba muy poco y el abusar de él día y noche solo le provocaba más heridas. Se sentía un muñeco y ya no tenía fuerzas para hablar, se dejó hacer lo que él quería. Cada movimiento era puro dolor. Sus brazos se vieron acomodados a cada extremo de su cabeza atados con cinta de embalar, por su boca no se preocupaba ya que el menor había perdido la facultad para hablar.

—Sé que ya no te abres mucho conmigo en cuanto a palabras, pero nunca se sabe. Al menos eh cambiado esto a las cuerdas de la semana pasada, tus muñecas están bien lastimadas ¿cierto? Es mejor ahora. Aunque poco me importa, mientras tengas un agujero por dónde meter mi miembro no interesa nada más-rió.-Volveré pronto, querido hijo-se despidió abandonando la habitación y cerrando con llave.

Solo cuando ya estaba solo se permitió manchar sus mejillas de amargas lágrimas. Sasuke tenía diecisiete años de edad, su padre se fugó de casa llevándoselo en el proceso cuando tenía catorce años. Al poco tiempo de vivir con su padre, este abusó de él sin misericordia. Intentó huir, pedir ayuda, todo fue frustrado y Fugaku, como se llamaba, le mantenía encerrado en esas cuatro paredes que correspondía a ser un cuarto alquilado de un edificio de siete pisos. Pocas veces tuvo la oportunidad de mirar por la ventana, la única conexión hacia el mundo exterior. Extrañaba mucho a su mamá y a su hermano mayor, se preguntaba qué sería de sus vidas, si estarían buscándolo por mar, cielo y tierra. Si aun le amaban. Las esperanzas de soportar un par de años más esa humillación estaban llegando a su fin, vivía con miedo, dolor, repulsión cada día y noche. Había querido suicidarse cortándose las muñecas y la vez que su padre le sorprendió con un cuchillo en sus manos, le castigó abusando de él más de tres veces y ocultó de su vista todo lo que pudiera ser punzante. Sin ser atendido como se merecía, solo fue cubierto por un pequeño pedazo de tela que se teñía de rojo en segundos. Fugaku no quería llevarlo con un medico sería peligroso si sospechaban de él. Después de todo, Sasuke no solo poseía heridas internas, sino hematomas por todo el cuerpo, lastimaduras, quemaduras y mordidas. El mayor se había sacado todas las perversiones de sus sueños para llevarlas a cabo con su hijo.

Al poco tiempo, Sasuke dejó de hablar. Perdió la voz por los contantes gritos de dolor y suplicas, no valía la pena luchar más, nadie podía escucharlo. Era el objeto sexual de su padre y seguiría siéndolo hasta que este muriera en unos años de viejo o se aburriera de él o que su propia alma huyera exhausta de su cuerpo para descansar en paz, lo que ocurriera primero.

Miró a su lado la ventana que le daba una cálida claridad, podía oír los sonidos del exterior, los vehículos yendo de un lugar a otro, música, gente hablando aunque no fuera claro. Y luego su olfato se puso en marcha.

Olor ha quemado.

Era el medio día, oyó gritos y una eminente explosión que resonó contra las paredes que lo contenían. Comenzó a asustarse.

—¡Fuego, fuero, salgan todos! ¡Se está propagando muy rápido! ¡Salgan!-parecía oírse un tanto lejos.

El olor a quemado era más intenso. Sintió el calor y con temor vio por debajo de la puerta como entraba humo. Pese al dolor que estaba en su retaguardia hizo de todas sus fuerzas para sentarse y con sus dientes comenzó a morder la cinta de una de sus manos. Su cuerpo se sacudió al escuchar otra explosión de golpe, los gritos de afuera también fueron audibles. El humo comenzó a llenar la habitación y tosió inhalando aire contaminado con dióxido de carbono.

No quiero morir, no en este lugar.

Quiero ver a mamá… a mi hermano.

¿Por qué luchaba? ¿No estaba rendido a la muerte?

Logró desatar una de sus manos y mientras sus ojos se llenaban de lágrimas y seguía tosiendo en el transcurso de los segundos, usó su mano y sus dientes para quedar completamente libre. Sintió las punzadas de dolor en su ano y los golpes en sus brazos y tobillos. Se arrastró de la cama y cayó al suelo tosiendo una vez más.

Miró desde el suelo su única vía de escape. La ventana. Se paró débilmente gimiendo de dolor, tambaleó hasta ella y con ambas manos le obligó a sus pobres músculos que estaban a falta de calcio, vitaminas y grasa, abrir hacía arriba. La herida en su muñeca derecha por la presión que ejercía, volvió a abrirse y gritó de dolor.

—N…n… nn…no…-logró pronunciar de sus labios mientras lloraba más y más.

No podía, por más que daba todo lo que tenía, su fuerza era escasa para abrir la ventana.

No quiero morir.

¡No quiero!

Miró a todas direcciones con las piernas temblándole. La visión comenzaba a nublarse, el humo no le dejaba ver con claridad, vio iluminado por debajo de la puerta, eran llamas. Se acercó a la puerta y la tocó con miedo con una de sus manos, inmediatamente la apartó debido a lo ardiente que estaba. Se dio vuelta y miró la cama, la cómoda, sí, la lámpara. Eso es.

Rompería el vidrio con la lámpara. En cuanto su mente tuvo esa idea, las furiosas llamas atravesaron la habitación dejando caer la puerta abajo.

Los vecinos estaban estupefactos viendo desde un lugar seguro lo que pasaba en ese departamento. Los bomberos acompañados de los vehículos motobombas hacían todo lo que estaba a su alcance por apagar el fuego.

—¿Salieron todos?-preguntó a su compañero.

—Pregunté a un vecino, dijo que sí. Al menos avisó gritando al pasar por todas las habitaciones. Y se confirmó que cuatro de ellos estaban ausentes, pero Deidara como saberlo.

—No lo sé-tomó la manguera y la hizo funcionar apuntando al tercer piso-¡Debemos detenerla aquí, muchachos! ¡No dejen que llegue al primer y segundo piso!

—Iré a auxiliar a los demás.

—Sí.

—¡Deidara!-gritó un joven esquivando al cuerpo de bomberos.

El rubio de coleta al reconocer la voz frunció el seño.

—¡¿Qué rayos haces aquí, Naruto?-preguntó sin apartar la vista del departamento.

—Quiero ayudar, dime qué puedo hacer.

—Nada, estamos haciéndolo nosotros. Mantente lejos de aquí.

—¡Vamos, hombre! ¿Cómo se ha ocasionado?

—Una caldera explotó, y el fuego avanzó muy rápidamente a cuarto por cuarto.-explicó serio.

—¿Mu-murió alguien?

—No estamos seguros-suspiró-Cuando llegamos era imposible entrar adentro. Nos hubieran devorado las llamas sin compasión.

—Qué horror-levantó la mirada mirando la cantidad de humo negro descendiendo sobre sus cabezas y el rojo vivo iluminando las ventanas.

Sus ojos volvieron a abrirse. Había caído inconsciente de golpe, escuchó el crepitar de las llamas a su alrededor. Su muñeca sangraba y sentía arder su entrada. Sus pulmones estaban batallando por aire puro, no aguantaría más inhalar el humo. Se estaba asfixiando. Se arrastró hasta la ventana con la lámpara en mano, se paró con esfuerzo aferrándose al marco. Observó a su espalda el fuego alcanzándolo, la cama incendiándose junto con las sabanas, la cómoda de madera, la ropa, todo.

Esta era su última oportunidad. Prefería saltar desde la ventana que morir calcinado. Estampó el objeto contra el vidrio con la mayor y ultima de sus fuerzas. Los cristales saltaron disparados a todas direcciones, su piel desnuda fue raspada y otras pequeñas astillas lograron incrustarse en sus manos. Ese dolor no era nada serio a lo que estaba acostumbrado a sentir. El aire exterior llegó a su nariz y comenzó a respirar con desesperación. Observó hacia abajo a los camiones de bomberos, vecinos mirando, ambulancias. La caída desde el tercer piso parecía larga.

—A… a…aquí…-sacó una mano por la ventana y la movió fervientemente.

—¡Por todos los cielos!-gritó espantado el blondo.

—¿Qué?-miró a su amigo.

—Deidara…-señaló hacia arriba-Ahí…

—Mierda-susurró-¡¿Por qué no saliste antes?!-gritó alarmado.

—¡Capitán, hay un chico en el tercer piso!-gritó otro uniformado.

—Ya sé, ya sé. ¿Qué hago?

—Deidara, no hay tiempo-se encaminó hasta el departamento en llamas.

—¡Espera, Naruto!-gritó histérico.

—¡¿No lo ves?! Las llamas están con él, no hay tiempo para un trampolín. ¡Tendrá que saltar!

—¿Estás loco?

Sin embargo el blondo no lo escuchó. Sasuke se vio arrinconado y quedó pegado a la ventana. Las llamas llegaban a rozar sus pies. Asomó su cabeza y miró a un chico caminar a su dirección, en su recorrido le arrebató un altavoz a otro bombero que quedó molesto y no le dio tiempo a replicar. El chico rubio se paró debajo de él acercando el altavoz a su boca.

—¡Escucha! ¡Sé que debes estar totalmente aterrado, pero no hay tiempo que perder! ¡Tendrás que saltar desde la ventana, no importa que, yo te atraparé en mis brazos! ¡Confía en mí, por favor!

Sasuke escuchó perfectamente su voz y estaba decidido a arriesgarse, mas cosas malas ya no podían mortificarlo. Tenía una luz atravesando esa ventana, tenía la posibilidad de vivir y huir de su padre, pero si moría no tenía por qué temer a la muerte. No estaba preparado, pero por otro lado, siempre pensó en ese camino. Sin embargo ahora era distinto, moriría luchando por salvar su vida, eso sonaba mejor.

—¡Juro, juro que te atraparé entre mis brazos! ¡Salta!

La gente miraba aterrorizada la osadía con la que el azabache tenía de hacer semejante acción. El fuego le tocaba prácticamente las narices, no podía prepararse para la caída, en el pequeño espacio que tenía respiró hondo, trató de relajarse y concentró su mirada en ese espacio rectangular de la ventana que todavía poseía pedazos de vidrio en el marco.

Aquí voy.

 Seré libre.

—¡Salta, por favor!-escuchó la voz del mismo chico. Tiró el altavoz al piso.

Atravesó la ventana con sus pies clavándose astillas profundas en su piel, miró fugazmente al chico rubio y se dejó caer en el aire.

—¡Aaaaaaahhhhh!-gritaron la mujeres que presenciaron la escena.

—¡Dios mío!

Deidara, el capitán de una de las brigadas, miró estupefacto y con el corazón en la boca como caía el chico desnudo sobre Naruto.

—¡Te tengo!-gritó emocionado y nervioso, el azabache se aferró a su camisa blanca con fuerza temblando y sollozando. El pedazo de tela en su muñeca derecha estaba cubierto de sangre y su tantos movimientos habían ocasionado un desgarro en su ano, como consecuencia de ello, hilos de sangre bajaron por sus piernas, pero poco le importaba. Estaba vivo, estaba vivo y era libre.—Tranquilo, todo estará bien-acarició su espalda y sintió los pequeños moretones en ella. ¿Qué animal había osado pegarle de tal manera?-¡Deidara! ¡Dame ropa o algo!

El rubio de coleta se movió hábilmente tendiéndole la manguera a uno de sus compañeros. Se acercó a uno de los motobombas y entro tomando una campera de su unidad. Era negra con bordes amarillos. Naruto aferrado a Sasuke se alejó del departamento temiendo que se ocasionara otra explosión y cayeran escombros sobre sus cabezas.

—Aquí tienes-le tendió la campera. La sangre entre sus piernas y los moretones no pasaron desapercibido por Deidara-¡Paramédicos, ya!-gritó.

Se apartó poco a poco del pelinegro quien seguía llorando en silencio. Pasó la campera por sus hombros tapando hasta la entrepierna lo suficiente. Abrochó los botones y le tomó gentilmente del rostro con ambas manos.

—Te llevaran a un hospital, deben atender tus heridas.

—Y… yo… yo…-sus ojos comenzaron a entrecerrarse. Se llevó la mano a la garganta y se sintió desfallecer.

—¡Oye!-cayó inconsciente en sus brazos.-¡Rápido!-miró a los paramédicos acercándose con una camilla-Al parecer inhaló mucho humo en sus pulmones.

Acostaron al menor y Naruto le siguió por detrás hasta la ambulancia. Una mano le detuvo antes de subir al vehículo.

—¿Dónde vas?

—¿No es obvio? Está solo y maltratado. Alguien enfermo abusó de él, me quedaré a su lado.

—Afff-suspiró-Llámame por cualquier cosa.

—Lo haré-sonrió.

—¿Viene?-preguntó uno de los hombres en la ambulancia.

—¡Sí!-subió rápido y las puertas se cerraron para empezar a movilizarse con la sirena de por medio.

Se paseaba en el pasillo esperando saber que le había pasado al menor. Naruto tenía veinte años, Deidara era su amigo de universidad y trabajaba en el cuerpo de bomberos después de clase. Todavía podía percibir el pequeño cuerpo del menor contra el suyo, tan esbelto, tan débil. Haría lo que fuera porque el culpable quedara tras las rejas. La puerta se abrió y por ella salió un hombre maduro con un delantal blanco y gafas.

—¿Cómo está?-preguntó instantáneamente.

—Bien, algo serio su caso cabe decir, pero fue fuerte. Tiene severas heridas en su ano, moretones, hematomas, golpes, mordidas e inflamación, una infección en su garganta. También está desnutrido y ni hablar de sus muñecas, sus pulmones parecen estar mejor que cuando lo trajeron aunque posee unas quemaduras en los pies y manos. Solo leves.

—Usted cree…

—Lo violaron-sentenció-Muchas veces sin preocuparse por su estado. Tendrá que contactarse con la policía. Está débil, pero estable. Le he puesto una intravenosa, le aportará los principales vitaminas en su torrente sanguíneo. No ha perdido mucha sangre, por lo tanto no hace falta una transfusión.

—¿Puedo verlo?

—Solo unos minutos, debe descansar.

—Gracias.

El doctor se despidió y el blondo entró a la habitación viendo la aguja insertada en el brazo delgado del azabache. Corrió una silla hasta estar al lado de la camilla y se sentó contemplándolo en silencio. Hizo lo mismo al día siguiente y el que siguió. Finalmente el menor abrió sus ojos al tercer día encontrándose con un par de irises azules.

—Hola-saludó sonriendo levemente-Estaba preocupándome mucho por tu despertar, el doctor dijo que era normal, pero quería verte despierto, ja, ja-rió.

—Sas-Sasu-ke-balbuceó.

—¿Eh? ¿Sasuke?-el otro asintió-¿Tu nombre?

—Sí…

—¡Que fantástico, al fin sé tu nombre! Un hermoso nombre-sonrió-Me llamo Naruto, mucho gusto en conocerte, Sasuke-le acarició gentilmente la frente.-Quiero decirte algo muy importante-su voz se puso seria pero comprensiva-El doctor te ha revisado y ha tenido la misma definición que yo. ¿Sasuke, quien se aprovechó de ti?

—Yo…-sus ojos se pusieron brillosos.

—Tranquilo, sé que es muy difícil hablar, pero entiende. Quiero ayudarte, puede estar buscándote. Dime quien es y haré la denuncia. Estará tras las rejas lo más antes posible.

Las fuerzas parecían llenar su espíritu, su alma. Eso quería, quería que Fugaku pagara por su dolor y miseria.

—Mi padre abusó de mí-respondió sorprendiendo al blondo.

—Tú…-estaba en blanco.

—Me viola desde los catorce años.-comenzó a toser debido al gran esfuerzo de hablar.

 —No te exaltes-palmeó su espalda con suavidad.

—Se llama Fugaku Uchiha, trabaja en una empresa de renombre llamada Senju Corp. Es todo lo que puedo decirte.

—Y te lo agradezco mucho-posó su mano sobre la suya brindándole seguridad-Haré que pague por lo que te ha hecho. Te lo juro.

—Gra-gracias…-sollozó conmocionado.—Ni si quiera me conoces… y estás ayudándome.

Naruto lo rodeó con sus brazos con cariño. Sasuke le correspondió de inmediato, necesitaba amor, necesitaba alguien que le diera su fuerza, protección y calidez. Alguien que no fuera su padre, ¿Podía confiar en Naruto? Solo el tiempo lo diría.

Más tarde luego de abandonar el hospital, Naruto acudió al  celular llamando a su abuela. La presidente de la compañía donde trabajaba casualmente el padre de Sasuke.

—¿Sí?

—Abu.

—¿Qué quieres mocoso? Estoy hasta los pies de trabajo. Y tú y yo debemos hablar muy seriamente. Estás en todos los canales de televisión y en los periódicos con un chico en brazos.

—De eso te quiero hablar precisamente. Necesito un favor importante. ¿Conoces a un tal Fugaku Uchiha?

—Sí… está en su oficina en este momento.

—Abuela, ese hombre violó a Sasuke, el chico que saltó de un tercer piso y cayó en mis brazos. Torturó a Sasuke.

—¡Por todos los santos!-se escuchó impresionada.

—Llamaré a la policía para que vengan a ver a Sasuke. Si tengo suerte, lo arrestarán hoy mismo, tú actúa normal y no dejes que se vaya.

—Entendido.

—Adiós, abuela.

—Ahora la policía-marcó el número.

Todo cambió ese día para Sasuke. Las autoridades se movieron de inmediato a la empresa Senju Corp. Luego de que el menor se desvistió y dejó ver claramente sus marcas y explicó su historia, la policía actuó inmediatamente irrumpiendo en la oficina y arrestando al mayor por varios cargos, entre ellos, violación, maltrato y secuestro. Sasuke no podía estar presente en el juicio debido a que estaba recuperándose lentamente, por lo que Naruto fue como testigo.

Se supo que luego de haber perdido el apartamento, pidió un préstamo a Tsunade Senju para alquilar otro sitio. No pensó que su hijo seguía con vida, menuda sorpresa le dio Naruto al informarle que estaba recuperándose muy bien. Desde luego como pasa la mayoría de las veces, negó haberle tocado y maltratado. Fotos fueron mostradas tanto a Fugaku como a la jueza del cuerpo del menor quien sufría desnutrición. Al mayor le temblaron las manos al ver esas imágenes y fue suficiente para corroborar su crimen. En otras palabras, treinta años de prisión. Naruto dudaba que saliera vivo de la prisión, moriría anciano allí dentro por sus maldades.

El día en que le contó a Sasuke lo de su padre, lloró en el pecho de Naruto por muchas horas. Lloró de felicidad.

A casi un mes de su recuperación, Sasuke ha estado viviendo con Naruto en su pequeño y cálido hogar. El rubio estudiaba por la mañana e iba a un trabajo de medio tiempo por la tarde, llegaba cansado casi al anochecer. Se sentía un inútil en casa. Se sentía un estorbo y quería hacer algo por Naruto. El se había convertido en su luz y esperanza, le había dado motivos para seguir con vida y mucho más, temía expresarlo, pero debía ser fuerte pese a su timidez. Esa noche cuando comieron juntos como siempre lo hacían, meditó lo que tenía pensado hacer, le daba vergüenza pero quería hacerlo.

Eran las doce de la noche. Dormían en cuartos separados. Sasuke salió de su habitación con solo un bóxer puesto es su ya perfecta figura. Sus músculos en brazos y piernas eran más notorios y la mayoría de marcas habían desaparecido. Incluso el dolor en su entrada ya no estaba presente gracias a la pomada que le había recetado su doctor.

Entró silenciosamente a la habitación, la claridad de la luna ayudaba a su visión. Naruto dormía boca arriba tapado hasta la mitad con una sábana.

Se inclinó en el suelo y miró al bello durmiente. Acercó sus labios hasta los contrarios y los rozó sutilmente. Su corazón latía de impaciencia y emoción. Sin controlarlo más, le besó con ansias metiendo su lengua en la cavidad bucal y estimulando la otra lengua para que empezaran juntos una deliciosa danza. Los brazos del rubio se movieron automáticamente a la cabeza del moreno y correspondió el beso con la misma hambre, sus salivas de mesclaron y Sasuke jadeó de excitación. Quiso que durara más, pero Naruto lo apartó suavemente de él.

Sasuke tuvo miedo a como reaccionaria. El blondo irguió la mitad de su cuerpo y prendió la lámpara al costado de su cama.

—Sasuke…

—No me odies-sollozó-Solo quiero… quiero darte algo muy especial. Has hecho mucho por mí y no he podido devolverte ese favor. Te amo…-sus lágrimas cayeron inevitablemente de sus ojos ónix-Me enamoré de ti, perdóname, no quise sentir esto, pero… fue más fuerte que yo.

—Sasuke, no llores. Ven aquí-palmeó la cama para que se subiera.

El menor se subió tímidamente en la cama que era matrimonial, repentinamente fue acogido por los fuertes brazos del blondo. Sasuke se aferró a su desnudo pecho posando su cabeza sobre su hombro derecho.

—Te amo, Sasuke-dijo sonriendo a más no poder. Feliz porque era correspondido.

—¿Ah…?-sus ojos estaban desmesuradamente abiertos.

—Estás en mi corazón, te quiero demasiado ¿lo entiendes? Si no quiero que trabajes es porqué quiero verte recuperado al cien por cien. No quiero que te vuelvas a poner mal, solo me preocupo por ti. Lamento haberte hecho sentir como un inútil, no fue mi intención. En vez de eso, yo quiero que termines tu último año ¿sí?

—Yo… ¿de verdad me amas?

Se apartó del menor tomándole del rostro con ternura.

—Estaba viendo en qué momento confesarme-habló sonrojado-Pero tú me has ahorrado el problema.

—Te amo-sollozó-Me has devuelto la esperanza de vivir…

—Sasuke-besó sus labios acallando sus lamentos. Los dos cerraron los ojos y compartieron un dulce y placentero momento que sería uno de muchos. Se separó de un sonrojado azabache que se sentía en las nubes-Ahora eres mi vida, Sasuke.

—Qui-quiero… entregarme a ti-tartamudeó.

—Yo…-lo dejó sorprendido.

—Estoy listo, quiero hacer el amor por primera vez con la persona que amo. Por favor… borra mis heridas… borra todo lo horrendo en mí.

—No hay nada horrendo en ti-tapó sus labios con un dedo-Tu cuerpo es hermoso. Te haré el amor, Sasuke, pero no hoy. Quiero que te recuperes plenamente-le acarició la frente-¿Sí? te amaré, pero no te impacientes. Lo que menos quiero es hacerte daño.

—Sí…-respondió deprimido.

—Mi amor-susurró deteniéndolo antes que abandonara la cama-Dormirás hoy conmigo-lo arrastró fácilmente hacia él, levantó la sabana y cubrió a ambos-Descansa ahora.

Sasuke permaneció mirándole de lado, ambos se miraron con amor. Esta vez fue él quién se animó a besar sus labios y Naruto correspondió con gusto. Disfrutó de aquellos minutos en los que su rubio le demostró todo su cariño por esos labios rosas. La lámpara fue apagada y Naruto abrazó a Sasuke por la espalda cayendo los dos profundamente dormidos con una pequeña sonrisa.

Al día siguiente, alguien había sido llamado al departamento de policía tras un pedido de búsqueda que no había dado frutos desde hace tres años. En una oficina uno de los oficiales atendió al joven que moría de desesperación. Leyó una planilla analizando cada detalle.

—¿Itachi Uchiha, cierto?

—Sí.

—Señor, alégrese. Su hermano ha aparecido. Me comunicaré con la persona que lo está cuidando.

—Gracias-sus ojos se llenaron de lágrimas.-Es un milagro. Un verdadero milagro, mamá estará muy feliz.

 

 

Notas finales:

 

¿Y qué tal?

Los sucesos quería hacerlos rápido porque se haría algo tedioso pienso yo. Quiero sus opiniones para mejorar, gracias por leer.

Lamento si les aburrió :(


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).