Capítulo 1
- Nombre.
- Alem Mávros – responde el joven con la mirada perdida en la ventana y su respuesta es anotada sobre papel blanco.
- Edad.
- 16 años - “dieciséis rayos de luz” recita en su mente.
- La edad ideal para cursar décimo grado ¿Eh? -
Alem voltea la mirada hacía su interlocutor, este le sonríe.
- Bien, Alem, yo soy Nova Chiaro, tu asesor de campamento – Nova le extiende la mano y más tarda su gesto en ser respondido que lo que dura el apretón de manos – Se me ha pedido que atienda de manera individual a cada uno de ustedes para escuchar sus expectativas.
- ¿Expectativas? -
- Así es – Nova renueva su sonrisa - ¿Qué esperas, Alem? De este campamento.
- Espero... - Alem divagó con la mirada – lunas llenas, todas las noches.
- Nova fijó la mirada, la respuesta del adolescente era tan seria como extraña, seriedad que le hizo gracia - Lo siento, Alem -dijo esforzándose por no reír – te pido que pienses en otra cosa que haga grata tu estadía aquí, porque en eso no podré ayudarte.
- ¿Es todo? - preguntó Alem un poco enfurruñado.
- Si – respondió Nova aun esforzándose para no reír.
Alem caminó hacia la puerta pero fue interrumpido.
- Oh, espera. Llena este formulario, es para procurar tu salud, te preguntan tu tipo de sangre, si tienes alergias; Preguntas como esas– le extiende un paquete de hojas amarillas.
- Sí – Alem toma las hojas.
- Cuando hayas terminado, déjalo en la mesa del mantel azul que está afuera, tus demás compañeros ya deben haber dejado ahí los suyos.
- Sí – Alem se dispone a caminar nuevamente.
- Y no te decepciones, ¿Si? Hoy tendremos gibosa, la luna también luce hermosa de esa forma– Nova le sonríe una vez más
Alem lo mira unos segundos y luego sin dar respuesta, abandona la oficina.
Más tarde, los chicos y chicas son reunidos frente a una tarima. Mientras esperan a que algo suceda, el parloteo de los jóvenes se hace sentir.
- ¡Amo esta escuela! - exclamó un joven alzando los brazos en pleno centro del lugar.
- ¡Eeh! ¿Desde cuando tanta devoción al estudio? Rey – dijo en tono burlón un jóvenes de espejuelos.
-¡Desde que hace el campamento de los chicos simultáneo al de las chicas! -exclamó una vez más.
- Por supuesto, no podía ser otra la razón. Dile algo, Al – dijo dirigiéndose esta vez a Alem, que miraba distraído el lugar.
- Baja la voz, Rey, llamas la atención – dijo Alem en voz baja.
- Alem, no me refería a eso – le respondió el joven con lentes.
- Otto, respecto a su indecencia ya no hay nada que hacer – dijo Alem.
Rey lanzó una carcajada – Cierto, Otto, cierto – rodea el cuello de Otto con su brazo – ¡Soy un indecente declarado!
- Explícame como haces para decir aquello con tanto orgullo – dice Otto quitando el brazo intruso de sus hombros.
- Algunas chicas nos han retado, nos han dicho que si conseguimos escabullirnos hasta sus dormitorios sin ser vistos, nos dejaran pasar, ¿No les parece emocionante? ¿Quien viene? - dijo Rey con brillo en los ojos.
- Yo paso, soy alérgico a muchas cosas que salen de noche – respondió Otto.
- ¡Y a las chicas¡ ¿Tú qué dices, Al?
- Digo que, para algo tenemos un asesor.
- ¡Ese chico no será un problema! ¿No lo viste? Además es un estudiante, cómo nosotros - dijo Rey
- ¿Un estudiante? - se interesó Alem.
- Si, Otto me lo ha dicho – Es propio de Rey entender a medias y luego dejarle la explicación a Otto.
- Pero eso no significa lo que tú crees, Rey. Es parte del sistema de educación de Cavedish – explicó Otto arreglándose los lentes – y de su filosofía, en todos los aspectos siempre buscan que estudiantes de diferentes niveles se relacionen y se responsabilicen unos de otros. Los asesores del campamento de verano siempre son estudiantes universitarios de semestres avanzados.
- ¿Ellos lo escogen? - preguntó Alem.
- Si y no, el que lo desee puede aspirar, pero al final será escogido el que tenga el mejor promedio, aunque este último no este entre los aspirantes. Por supuesto, la elección sólo es entre los estudiantes de carreras afines.
Alguien subió a la tarima y sus pruebas con el micrófono pararon el parloteo de los estudiantes. Se trataba de una mujer joven, sonriente, que de inmediato comenzó a hablar.
- ¡Hola a todos! Bienvenidos al campamento de verano. Por los próximos dos meses estaremos aquí, en Isla Dríada, haciendo muchas actividades divertidas y aprendiendo sobre este maravilloso bosque que tenemos justo detrás. Si bien nuestra amada ciudad de Cavedish es pequeña, lo es porque así se ha querido mantener, a diferencia de otras ciudades no nos hemos expandido hacia el bosque o las praderas porque eso implicaría destruir a la madre naturaleza. En cambio, nos hemos dedicado a enseñar sobre su cuidado. Cada ciudadano de Cavedish sabe amar y respetar a todas las formas de vida que le rodean. Bueno, no me quiero extender, eso no le gusta a ustedes los jóvenes – decía entre sonrisas – Chicos, por favor suban – dijo dirigiendo torpemente a personas que estaban detrás de la tarima.
Enseguida subieron un hombre que aparentaba unos 30 años, otro un poco más joven, y una chica y un chico más jóvenes que el resto.
- Jóvenes – continuó la mujer del micrófono, dirigiéndose a los estudiantes – Este es Nathan, el cocinero, solo tiene 24 años pero su comida es la mejor – dijo con entusiasmo, el cocinero sólo saludó un con ademan – A ella, las chicas ya la deben conocer – continuó la mujer del micrófono – Aida será la asesora de las chicas – Aida saludó efusivamente con la mano – De la misma manera, los chicos ya deben conocer a Nova – Nova sonrió e inclinó levemente la cabeza – Este hombre de acá es Leo, el líder de los chicos – refiriéndose al hombre que aparentaba los 30, quien permaneció cruzado de brazos – y yo soy Rideré, la líder de las chicas, ¡Un gusto a todos! - su entusiasmo era abrumador.
Los estudiantes aplaudieron, las chicas hicieron escándalo por un momento.
-¿Ustedes quieren decir algo, chicos? - preguntó Rideré a sus compañeros sobre la tarima, aun hablando por el micrófono
Leo dio dos pasos al frente y le quitó el micrófono a Rideré – Si tienen algún problema, acudan a sus asesores – dijo serio con voz firme y de inmediato se bajó de la tarima.
Nathan el cocinero tomó el micrófono – Ya he leído sus formularios y conozco sus alegrías, pueden estar tranquilos. En la puerta de sus dormitorios están los horarios de cada comida, es importante que sean puntuales. Suerte a todos, chicos – dijo con una sonrisa, para retirarse después.
Aida tomó el micrófono – Chicos, recuerden que tienen prohibido acercase a nuestro dormitorio – aclaró divertida, los chicos abuchearon – Toma, Nova – dijo dejando el micrófono en sus manos.
Nova miró hacia los estudiantes, sonrió y se dispuso a hablar – Este es su último año, así que disfrútenlo. El cielo de dríada es el más brillante, incluso de noche – su hablar era sereno.
- Alem se precipitó al escucharlo - ¡Eso es! - exclamó.
- ¡Alem! - dijeron Otto y Robin sorprendidos. Se escucharon unos “shhhh” dirigidos a ellos.
- ¿Que pasa? - susurró Otto.
- ¡Rey! - Alem susurraba con emoción – me uno, me escaparé con ustedes al dormitorio de las chicas.
Otto y Rey quedaron perplejos – ¡Ese es mi amigo! - exclamó Rey olvidando el susurro.
De nuevo unos “shhh” les callaron.
Después de aquello la asamblea terminó y se les pidió a los estudiantes que fueran a sus respectivos dormitorios a descansar y a instalarse. Serían llamados de nuevo a la hora de la cena.