El día pasaba con rapidez y Fionna había parado a descansar en lo alto de una colina junto con Cake para observar el hermoso crepúsculo que estaba apunto de pasar, ambas sentadas con aires de tranquilidad.
Mientras esperaban la humana sacó un tema sobre el amor y si es que tiene que salir con alguien igual a ella o con alguien que es su opuesto, Cake se encogió de hombros restandole importancia, ya según dicha gata acogía a quien se le acercara primero.
Siguieron comentando cosas sobre el corazón, como que no es una gráfica en la cual podían medir el sentimiento, si no, solo sentir aquellos "Buum Buum" del corazón.
Tan absortas estaban en su plática que ignoraron la presencia de la mujer mágica que aparecía detrás de ellas, riendo e ideando un plan que surgió cuando ambas comentaron lo extraña que sería la pareja de el príncipe Grumoso y la Reina Helada.
"Dos de ellos serán la pieza entera del amor"
Terminó por decir la maga para después colocar la pequeña bolsa a la cual había encantado entre la blusa y falda de la joven heroína, para luego desaparecer por dónde había llegado.
Cake algo asustada por el comportamiento "raro" de su hermana se levantó para después bajar la colina dejando atrás a la humana que pronto se levantó para seguirle.
-Caray, no seas prejuiciosa
-No lo soy
-Sí lo eres
-¿Cómo puedes saberlo?
-Lo escucho en el tono de tu voz.
-¿"Puedes"?- se sorprendió la gata
-Si, sabelotodo.-contestó con cierta irritación Fionna.
Mientras caminaban a casa Cake noto cierta bolsa detrás de la joven heroína, ésta asustada y exclamando un: "¿Qué? ¡No de nuevo!" volteó para ver su parte trasera, al no "ver" aquello que creía tomo la pequeña bolsa para abrirla junto con su hermana.
Metió su mano y al sacarla sorpresa se dio al ver pequeñas personas dentro de esa misteriosa bolsa de tela. La cola de la gata se esponjo dando a entender que no era nada bueno tener aquellas criaturas en su poder.
-No creo que sea buena idea tener esas personas, Fionna.-comentaba preocupada la pequeña felina.
-Creo que son alguna clase de juguetes mágicos...
-Yo digo que debe ser magia negra, mejor no nos metamos con ellos...-trataba de hacer recapacitar a su hermana hasta que ésta misma le indicó que ella se encontraba allí tocando y luciendo su talento natural con su instrumento el "dulcimer",la gata accedió al fin, cediendo por su curiosidad al escuchar que habían más personitas dentro.
Corrieron hasta llegar a la casa del árbol donde Cake preparo su exquisita pasta con una nueva salsa mientras que Fionna sacudía la bolsa por sobre la mesa de centro, haciendo caer muchas mas criaturitas.
-Vaya, son muchos.- se asombró la humana sonriendo. Tomó al príncipe Gumball para dejarlo con Lord Monochromicorn mientras separaba a los demás en "La lista C".
La felina por fin había terminado su pasta llevándola a la mesa, Fionna hablaba sobre "Involucrar" a los demás personajes a su tiempo mientras tanto seguirían en la bolsa.
-Mira a el príncipe Gumball y Lord Monochromicorn- dijo la humana prestándoles más atención. Las pequeñas personas balbuceaban a manera de hablar en su mundo.
-¿De qué estarán hablando?- pregunto curiosa la gata sobre aquella conversación.
-Es difícil saberlo. Creo que tiene algo que ver con su relación.- respondió hablando sobre la relación entre la gata y el unicornio.
-¡Oye! ¿Qué clase de narración estás creando?- se indigno la felina con la imaginación de su hermana.
Fionna ignoro a su hermana absorta en las acciones de aquellos "juguetes", la palabra "química" no se iba de su joven mente curiosa.
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La noche había caído bajo el mundo de AAA y Cake ya se encontraba durmiendo en su lado de la habitación dentro de su suave cajón. Fionna la miro por última vez, aquella palabra seguía rondando por su cabeza; con un movimiento rápido sacó la bolsa de tela por debajo de su almohada para después deslizarse por debajo de las sabanas. Prendió una lampara de mano dándole luz, busco en la bolsa a la Señora Panquesito para sacarla y ponerla sobre su cama, luego agitó un poco la bolsa, metió la mano y sacó al príncipe Grumoso para darle compañía esperando que hubiera algo de: "Química".
Cual fue su sorpresa al ver a ambos besándose, después de una pequeña charla entre ambos juguetes, es entonces cuando entendió lo que podría hacer... agitó nuevamente la bolsa sacando a todas las pequeñas personas pensando en lo siguiente que haría...
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A la mañana siguiente Cake bajó preguntándose por el paradero de su hermana pues dicha chica no se encontraba en su cama, bajó por las escaleras encontrándose con la perdida leyendo al parecer unos cuantos libros en la misma mesa del día anterior.
Cake se sorprendió al ver a su pequeña "yo" en un rincón de aquel libro abierto muy solitariamente a lo que su hermana aclaró que había sido por su rompimiento con el Unicornio oscuro. Molesta buscó a su "hombre" el cual estaba por debajo de un montón de libros besándose con la humana, asustada por todo aquel comportamiento prefirió despejar su mente yendo con su novio unas cuantas semanas, esperando que el comportamiento extraño de su hermana cesara para cuando regresara.
Fionna le resto importancia, sujetando a su "yo" lejos del unicornio dejando a la pequeña humana justo a un lado del Príncipe Flama.
Rompió un pedazo de galleta para así hacer desaparecer el "hielo" entre esos dos. Todo iba bien, tan bien que prefirió dejarlos de lado un tiempo, giró la mirada al otro extremo de la mesa donde el Príncipe Gumball silbaba muy alegre y justo a unos cm más allá estaba Marshall Lee tratando de devorar el color rojo de la ama de llaves del Dulce Castillo.
Es entonces cuando una idea "perturbadora" (si es que se daba) pasó por su cabeza.
Sujetó de la playera al vampiro haciéndolo caer justo arriba del príncipe haciendo a ambos caer, el príncipe se sonrojó disculpándose. Marshall por otro lado solo flotó lejos del otro chico, permanecía pensativo en su lugar mientras Gumball trataba de llamar su atención moviendo sus pequeños brasitos de un lado a otro.
El vampiro se acercó curioso con su guitarra colgada en la espalda, el Príncipe amablemente sacó por detrás un pequeño panquesito de color rojo, con ambas manos se lo acercó al vampiro como forma de arrepentimiento y amistad (O eso es lo que pensaba la curiosa humana).
Marshall aceptó el regalo devorando el color rojo en un santiamén, el príncipe no pudo evitar sonrojarse. El chico con más de 100 años se le acercó comiendo lo que quedaba justo a un lado del príncipe, pareciendo que en verdad lo disfrutaba y el otro se regocijaba con lo contento que estaba su amigo.
Las cosas cambiaron cuando el inocente príncipe besó la mejilla del vampiro que para sorpresa de Fionna, Marshall aceptó aquel tierno gesto.
La humana no salía de su asombro, sus dos mejores amigos estaban tomados de las manos mirándose y riendo, Gumball sacó otros dos cupcakes, tomaron asiento y compartiendo y jugando con aquellos pequeños pastelillos rojos llegó aquel tan inesperado beso...
-¡¿Qué?!-grito la humana sorprendida por lo que acababa de presenciar...
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