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La Diosa Athena debe de estar loca por Marbius

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Ni TH ni SS me pertenecen, los tomé prestados sin ánimo de lucro y para divertirme un ratito nada más.

1.- Universos colindantes.




—Chicos, llegó el correo —anunció David apenas entrar al estudio de grabación, llevando en manos un grueso fajo de cajas y sobres—. Georg, aquí está tu revista mensual de Cabellos y Colores, ¡oh!, y viene con una muestra gratis de tinte. Deberías probarlo, ese color que traes se está deslavando ya.
El bajista fingió un acceso de tos. —Qué tontería, yo no necesito ningún tinte. Mi cabello está bien tal y como es. Además, es mi color natural, nada de tintes.
A su lado, Tom carraspeó algo que sospechosamente sonó como “Mentiroso” pero que Georg dejó pasar en pos de arrancar el pequeño sobre con el tinte y guardárselo en el bolsillo trasero lo más discreto posible.
—¿No hay algo para mí? —Bailoteó Bill alrededor de su manager, haciendo intentos de arrebatarle el fajo de cartas que éste llevaba en manos pero sin mucho éxito.
—Facturas, invitaciones, ofertas, publicidad, mmm, ¿qué es esto? —Extrajo David un grueso sobre tamaño carta que se negaba a flexionarse.
—¿Para quién es? —Preguntó Gustav, el único que permanecía sentado y esperaba paciente el correo de la semana—. Porque parece oficial de algún tipo.
—Deja leo… —Volteó David el sobre y leyó en voz alta—: “Para Tom, Bill y Gustav, (posibles) caballeros de la sexta casa de Virgo. El Santuario, sin número. Grecia”. Vaya…
—¿El Santuario? —Inquirió Tom, rascándose la barbilla—. ¿Qué clase de bar desnudista se pone ese nombre hoy en día? ¿Es que se pasean en togas por la pista o qué?
—Shhh —lo mandó callar su gemelo—, quiero saber de qué se trata todo esto.
—Deja veo, Dave —le quitó Gustav el sobre a su manager y lo abrió rompiendo el elaborado sello.
Expectantes, David y sus compañeros de banda esperaron por espacio de largos minutos mientras el baterista extraía del sobre una hoja y la leía detenidamente, cada tantos segundos soltando un bufido, enarcando una ceja o soltando un sonido semejante al de una risita burlona.
—Interesante…
—Vamos, Gus —estalló Georg cuando la paciencia se le agotó—, no nos hagas esperar más.
—Seh, ¿qué tontería es esa de ‘caballeros de la casa de Virgo’? —Apuntó Tom—. Porque si es una insinuación de algún tipo, no, me niego a ser víctima de tal ultraje. Yo no soy virgen
—No lo van a creer… —Hesitó el baterista antes de proseguir—. No me pregunten por qué, aquí no lo dice, pero al parecer tenemos que acudir a este lugar llamado ‘El Santuario’ para… ¿Cómo dice? Ah sí… “Conocer al actual portador de la sexta armadura y pasar una serie de pruebas tanto físicas y mentales que pondrán a prueba nuestro cosmos”, sea lo que sea ese cosmos.
—Uhhh —se rascó Tom detrás de las rastas—, la verdad es que hace dos semanas fumé un cigarrito de lo más inocente. No creo pasar esas dichosas pruebas ya que estamos en esas… No si se trata de análisis médicos al menos.
—Y no es buen momento para viajar a Grecia sólo porque estamos anotados en una especie de concurso del cual ni siquiera sabíamos nada en un inicio —agregó Bill al tiempo que ignoraba la comprometedora confesión de su gemelo—. ¿Quién firma la nota?
—Sí, esto es de lo más sospechoso —recuperó David la misiva y repasó el texto hasta dar con el nombre—. Saori Kido, actual reencarnación de la Diosa Athena… No me suena de nada —admitió al cabo de unos segundos—. ¿Y a ustedes?
Cuatro pares de cabezas denegaron de lado a lado.
—Todo este asunto tiene un aire de lo más siniestro —dijo Georg—. En todo caso, me puedo desatender. En ninguna parte mencionan mi nombre.
—Eso es porque eres Aries —murmuró Gustav, obteniendo a cambio que las miradas de todos en la habitación se dirigieran hacia él—. Hey, sólo estoy señalando lo obvio. Nosotros —se apuntó a él y a los gemelos— somos los tres Virgo de la banda, y Georg es Aries. No le pedirían a él por eso que participara en estas pruebas, ¿o sí?
—Dicho de ese modo… —concedió Bill—. Pero sigue sigo sin entender por qué nosotros en especial tenemos que ir a ese tal Santuario a presentar pruebas para no sé qué caballero de la sexta casa como si fuera tan importante.
—Eso. Que se ve sospechoso —dijo Tom cruzado de brazos y frunciendo el ceño—. ¿No será alguna broma extraña?
—No conozco a nadie que bromee pagando boletos de primera clase para Grecia —agregó Gustav sacando del sobre donde venía la carta cinco boletos de avión que llevaban los nombres de todos—, y mucho menos en una aerolínea privada.
—¡¿Privada?! Deja veo eso —le arrebató su manager de las manos tanto el sobre como los boletos—. No puede ser… Parecen de verdad. Holograma de autenticidad y todo.
—Basta ya —se exasperó Georg—. No es nada que una visita a Google no solucione. ¿Saori Kido, correcto? En un par de minutos sabremos la verdad…
Recuperando sus asientos de antes, los restantes miembros de la banda y David, esperaron mientras Georg conectaba su portátil e iniciaba el buscador.
—Esto es raro de cojones —gruñó Tom al lado de Bill, los dos tomados de la mano lo más discreto posible—. ¿Qué esperan de nosotros? ¿Qué dejemos nuestro tiempo de estudio para ir a su… estúpida bromita pesada? Tienen que estar locos.
—Hey, no te estreses. Nadie dijo que tengamos que ir, ¿no es así, Dave?
Su manager, que hasta entonces había permanecido silencioso con la vista clavada en el monitor de Georg, los ignoró por completo.
—¿Dave? —Alzó Gustav la voz—. ¿Qué pasa?
—Pasa que esa tal Saori Kido es toda eminencia en los negocios… —Anunció Georg para todos en la sala—. Es propietaria de una gran cantidad de empresas alrededor del mundo, por no hablar de que es dueña de su propia compañía aérea, así que al menos los boletos de avión son tan válidos como deben ser.
—No me jodas… —Siseó Tom. A su lado, Bill le puso una mano en la pierna para aplacarlo.
—Entonces… ¿Qué significa todo esto? Va en serio, ¿iremos a Grecia o qué?
David despegó la vista del monitor. —¿Francamente? No lo sé.
—¿Cómo que no lo sabes? —Se puso Tom en pie—. Sólo hay una respuesta y esa es NO. ¿Cómo es que vamos a viajar a Grecia sólo porque una tal Saori Kido quiere que lo hagamos? ¿Es que va a pagar por un concierto privado o planea secuestrarnos al estilo exprés?
—Tomi…
—¡No me pienso subir a ese avión!
David se llevó la mano a la nariz y se presionó el tabique entre dos dedos. —Voy a hacer unas cuantas llamadas, sólo para estar seguros de qué va todo esto. Mientras tanto, quiero que todos se calmen. El sobre llegó vía mensajería privada, con un sello oficial y todo parece indicar que va en serio. Lo sé, como mínimo suena… de lo más extraño todo esto, pero es lo que hay.
—Eso por lo menos —susurró Gustav, un tanto en shock por el cariz que estaba tomando la situación.
—Hablaré con los altos mandos de la disquera. Ellos decidirán qué hacer en este asunto.
—¿Decidir? Bah, no hay nada qué decidir —se volvió a sentar Tom al lado de Bill y atrajo a su gemelo pasándole el brazo por los hombros—. Este asunto es sólo un gran malentendido. Ya verán. ¿Viajar a Grecia? Pf, ni en sueños, ¿no es así, Bill?
Apoyando la cabeza contra su costado, el menor de los gemelos se abstuvo de opinar.
—Ya verán. Nada va a ocurrir y nos reiremos de toda esta tontería, ya lo creo —aseveró Tom muy seguro de sí mismo, tan confiado de sus palabras que de algún modo les dio la tranquilidad que necesitaban al resto de los miembros de la banda.
Pese a todo, muy dentro de sí Tom sintió un atisbo de incertidumbre. Abrazando a Bill más cerca de su cuerpo, el mayor de los gemelos pidió porque todo fue un estúpido error.
Resultó a fin de cuentas que los dioses (o una diosa en particular) confabularan en su contra…

—No puedo creer que estemos haciendo esto… —Masculló Tom al tiempo que arrastraba detrás de sí su maleta y contemplaba el espacioso avión en el que iban a viajar él, su gemelo, Gustav, Georg y David. Cinco personas para un transporte que fácil podría albergar una tripulación de doscientos pasajeros.
—”rdenes son órdenes —le recordó Georg en un mejor estado de ánimo. Ya que él iba en condición de bulto y no tenía ninguna responsabilidad con el tal ‘Caballero de la casa de Virgo, bien planeaba aprovechar los días que pasarían en Grecia tomando el sol y disfrutando de la arquitectura local.
Un poco más callados, Bill y Gustav iban sumidos en sus propios pensamientos, mientras que David hablaba por teléfono y concretaba los últimos detalles de su imprevisto viaje. Para sorpresa de todos, los arreglos del viaje incluían también una estancia en el lugar llamado El Santuario y la fundación Kido corría a cargo con el resto de los viáticos como alimentos, transporte y extras.
Abordando al interior del avión, cada quien se preparó a su modo para el vuelo que los llevaría a Atenas antes de la caída del sol.
Según su itinerario, un vehículo estaría esperando en la pista para llevarlos a su destino y pasarían la noche en unas cabañas, por lo que la visita formal a El Santuario se aplazaría hasta la mañana siguiente.
Dicho así, sonaba de lo más normal, pero sin admitirlo porque sería caer en el mismo patrón, ninguno de los chicos de la banda (o David en todo caso) se sentían tranquilos al respecto.
Había algo extraño… casi místico en todo aquello.
Y en verdad no se imaginaban hasta qué punto…

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Notas finales: No me miren a mí, yo tampoco soy gran fan de los crossovers, pero me llegó esta idea tarde en la noche así que... He aquí el resultado. Actualizaciones los martes sin falta.

Graxie por leer~!

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