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Mi Flor Preciada por Sebiel Michaelis Phantomhive

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Notas del capitulo:

trabaja cerebro, trabaja!

Capítulo 8

 

 

Los largos pasillos de la Mansión Phantomhive albergaban un sin fin de artículos lujosos decorativos, que no hacía más que llenar los salones vacíos. Ese tipo de construcciones colosales estaban preparadas para recibir a cientos de invitados en una noche, así fue por generaciones, e incluso después de ser reducida a cenizas, fue reconstruida tal cual la anterior. La única diferencia, era que sus habitantes ahora se contaban con los dedos de las manos, convirtiendo las altas paredes, los extensos corredores, las cantidades de habitaciones, en un exceso de cosas inutilizables, ignoradas totalmente, salvo por aquellos que de vez en cuando las aseaban.

 

Por otra parte, era notable, el ahínco que tenían los huéspedes por permanecer prácticamente juntos. El hijo estudiaba en el despacho de su papá mientras éste trabajaba, los sirvientes hacían sus desastres de una manera estúpidamente sincronizada, consiguiendo una reprimenda colectiva proporcionada por el mayordomo, Tanaka-san siempre estaba en algún rincón escuchando todo. Y finalmente todos se reunían varias veces en el día, cuando los amos comían, para verlos tomar el té de la tarde, para jugar con el consentido de la casa. Era un “familia” desde el casi invisible Tanaka, hasta el Amo y señor Ciel, habían formado un gran lazo.

 

Por estos motivos, ya no sólo se trataba del amo enfermo, sino que se trataba del padre, el compañero, el solidario, el niño que vieron crecer, el que les brindo las oportunidades, al que tanto amaban. Era esa persona la que estaba tendida en una cama, con su cara pálida y el cuerpo débil.

 

Vincent Phantomhive, a pesar de ser un niño demonio, era un pequeño que apenas comenzaba a vivir su vida. Por primera vez observaba a su querido papá caer ante las inclemencias del estrés. No conforme con ello, sólo notaba una actitud indiferente por parte de su otro progenitor, regresando a sus dudas sobre si realmente podría quererlos. Su padre parecía estar incluso molesto, tal vez ya ni siquiera le apetecía cuidar del joven conde estando enfermo, tal vez prefería sólo hacer cosas de adultos con él, como sucedió cuando estaban en la oficina.

 

El menudo cuerpo estaba recostado de la pared que quedaba justo al frente la habitación de su papá, se encontraba con la cabeza completamente hundida entre las rodillas mientras abrazabas las delgadas piernas.

 

-¡Bochan!-escandalizó Meirin-¡qué hace sentado allí? Se va a resfriar- el niño no se inmuto, ante lo cual, la sirvienta se inclinó para quedar a su altura-Bochan, todo estará bien.

 

-Meirin -en ese momento salió Sebastián de la habitación- ¿sucedió algo?

 

-hahaha… hai!- a trompicones se paro firme-La señorita Elizabeth a llegado- en ese momento el niño alzo la cabeza, salió disparado para su propio cuarto.

 

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-Cieeeeeeel- le dio un fuerte abrazo a su primo-me dijeron que no te encontrabas muy bien.

 

-sólo fue una indigestión, descuida-en eso llega Sebastián, con el seño ligeramente fruncido.

 

-Disculpen la intromisión, ya pueden dirigirse al comedor.

 

-¿Entonces estás bien?-pregunto la hermosa mujer de cabello rubio, aún con aires infantiles.

 

-Aún padezco las nauseas, pero…

 

-¡Tía Lizzi!-Ciel se vio interrumpido por la estrepitosa bienvenida de su hijo, quien se abalanzó sobre le rubia y se apretó fuertemente de su cintura-Tía, papá no está bien, todos los días regresa la comida casi intacta y siempre está pálido,  está muy triste, siente dolores, duerme más de lo normal y… y no admite que está enfermo, tía regaña a mi papá-al niño se le salieron unas lagrimas que oculto enterrando la cabeza en el vestido de la rubia.

 

-Eso…-desvió la mirada el ojiazul.

 

-Vaya, vaya, parece que Ciel se está portando mal, y hace que los demás se preocupen-La mirada acusadora de su prima lo desarmó. A lo lejos, Sebastián torció una pequeña mueca en los labios, una ligera sonrisa de complacencia.

 

Mientras se dirigían al comedor Ciel observaba a su pequeña adoración ser consolado por su admirable prima, había olvidado la importante lección que le enseño ella, compartir su dolor. No para hacer sufrir a los demás, sino para que tus seres queridos te acompañen en él y te ayuden a enfrentarlo, sólo sabiendo que pueden estar allí para ti, aunque no puedan hacer nada para aliviarlo, con estar a tu lado son lo suficientemente felices. Su hijo ha querido estar con él, así sea acostarse a su lado a ser su compañía, con eso sería totalmente feliz.

 

Era completamente cierto que ahora estaba más triste que nunca, le daban a sus ojos por aguarse tras cualquier cruce de palabras medias violentas que tenía con Sebastián, todo porque el doctor no daba con el mal que le aquejara, recetándole sólo té para las nauseas. Por tonterías su cuerpo se estremecía y sentía un hueco hondo en su pecho, no quería que lo vieran de esa manera.

 

En el corredor que los  encaminaba al comedor, Sebastián observa atento, la escena que se suscitaba ante él. No se esperaba, que el cuerpo de su amo se desplomara, sólo unos centímetros más y hubiera permitido que cayera estrepitosamente, contrario a ello, sostuvo su cuerpo inerte antes de que tocara el piso.

 

-¡Papá! –el pequeño corrió a socorrerlo.

 

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-Vincent, tu papá es muy fuerte, no te preocupes- eran las palabras con las que Lizzi consolaba al pequeño en su habitación.-Sabes, el siempre fue así, desde pequeño. Guardándose todo y haciéndose el fuerte –un sollozo se escapo de sus labios- no sabe que los que lo rodeamos también sufrimos cuando el no nos deja apoyarlo. Pero se que está bien, después de todo, está con Sebastián-san.

 

 Mientras tanto, Sebastián le  ofrecía un té a Ciel para aliviar el mareo.

 

-De ahora en adelante descansará más, nada de trabajo.

 

-Estás demasiado sobre protector-refunfuñó.

 

-Y usted se exige demasiado, debe estar padeciendo de una fatiga por exceso de trabajo.

 

-No es eso-el chico observaba el horizonte que vislumbraba la ventana- no me he exigido en lo absoluto, aunque si, tengo mucho sueño, mucho más de los normal.

 

-Lo he visto dormitar en su sillón por largos ratos-el joven le dedico una mirada iracunda.

 

-Sucio pervertido.

 

-Pfff, el único que piensa mal es usted, yo que trato de contenerme por su bien y usted pensando en perversiones.

 

-No te contengas-casi deletreo las palabras- Sebastián-extendió sus brazos-hazme tuyo nuevamente.

 

-No abuse, el sexo fatiga más que cualquier ejercicio físico.

 

-Tú no lo entiendes, aunque sienta ganas de dormir, también necesito de esto para sentirme mejor, aunque me duela todo el cuerpo luego de hacerlo, es necesario para mi bienestar. Ven Sebastián, y tritura mi cuerpo hasta volverlo cenizas, pero nunca, nunca dejes de hacerme de amor.

 

Continuará…

 

Notas finales:

Amad@s lector@s les recuerdo que gracias a sus comentarios es que hallo la inspiración para seguir escribiendo. un buen ejemplo es el otro fanfic que actualice más rápido que éste.

 

 

 

gracias por leer, debo editar los primeros capítulos que son desastre, seguro que cuando alguien nuevo entra a leer y ve esa horrorozidad lo deja y ya, así que luego de editar (mañana) subo el siguiente capítulo.

 

 

 

la familia Phantomhive va a Alemania!!!!


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