Los pasillos de el gran y en exceso rosado castillo de dulce estaban totalmente desolados, ni siquiera la mucama mentita se paseaba por allí con la excusa de ir a hablar con el príncipe, solo se oían un par de voces susurrantes en los interiores del sótano del castillo
-Marshall es mejor que te vayas, no hay nadie en el castillo y estoy ocupado con un experimento muy importante así que si me permites….- el rosado gobernante traía puesta una sudadera rosa y jeans color rosa mas oscuro y por encima una bata blanca de laboratorio y sus típicas gafas de protección, sin contar la corona que no podía faltarle jamás
-Vamos Bubba, déjame estar un rato mas aquí, deja que me divierta un poco con el cianuro de azúcar (Lau: No se me ocurrió el cianuro de azúcar tomando coca cola, NO ME JUZGUEN)
-Pero no sabes ni siquiera para que sirve, quédate pero quédate quieto hasta que termina para que luego te largues de aquí
-Quiero ayudar, siéntete alagado de que este aquí y que aun no halla succionado tu… sea lo que sea que tienes por sangre- se rio de su comentario sentándose encimada la mesa de experimentos del príncipe
-bájate de allí y no te importa lo que yo tenga por sangre Marshall- Dijo alejando la mirada, era cierto, Marshall Lee jamás se comportaba “útil” con alguien, pero en esos días se había estado comportando muy cercano a Gumball, como si de un amigo de toda la vida se tratara
-Deja que me divierta un poco princesa de rosadolandia- el vampiro floto por encima de la cabeza de Gumball y le quito esa corona que le daba el titulo que tanto poseía
-D…déjate de bromas, dame eso!- el vampiro se elevo mas y estiro sus brazos usando la corona como carnada para que el Rosadito saltara para alcanzarla
-ya dame eso! Déjate de bromas tontas!- el Príncipe saltaba mas alto pero el que podía flotar tenia el poder de esta discusión
-tonto yo? Yo no me enamore de una chica que jamás me prestara atención Gum Gum- esa fue la gota que rebaso el vaso en la mínima y sabor izada a fresas cordura del dulce princeso (Lau: si PRINCESO BITCHES)
-vete- fue lo único que salió de los labios del dulce andante para que Marshall se bajara de la nube de burla en la que andaba
-por que debería su dulce majestad?- una falsa y burlona reverencia fue vista por el príncipe de parte del no muerto
-por que yo soy el gobernante de este reino y exijo que te vallas- con un tono arrogante arrojo esa frase al vampiro
-yo no soy súbdito de este acaramelado reino, así que no puedes ordenarme- puso de nuevo los pies en la tierra para ver al príncipe desde su misma altura
-pero estas en mis dominios así que puedo llamar a los banana guardias para que te saquen de aquí si yo quiero- el rosado se saco las gafas de laboratorio y lo miro con orgullo, según el, había ganado esta batalla verbal
-pues entonces me volveré algo… agresivo- al decir la ultima palabra se acerco al oído del príncipe rozándolo con sus afilados colmillos sin llegar a hacerle daño
-ALEJATE!- grito el príncipe mientras con sus manos alejaba al rey vampírico de su cara
-por que Gumball? Debes ser tan dulce como hueles- se acerco mas al príncipe tomándolo por los hombros y acercándolo a su rostro mientras que el soberano del dulce reino tomaba un color rojo vivo en sus ya de por si rosadas mejillas
-vas a dejar que pruebe lo dulce que eres?- con gran agilidad logro tomar al príncipe desprevenido por la cintura y el cuello quedando con su pecho recostado en el de el de cabellos negros
-M…Marshall déjate de juegos- fue lo único que pudo decir antes de que sus labios fueran atacados por los del vampiro
A diferencia de cómo creía no eran fríos, eran cálidos y suaves, como algunas veces se los había imaginado en sus sueños mas disparatados.
Los labios de Gumball eran suaves, un poco blanditos por decir algo pero mas que todo dulces, pero no de ese dulce que te hostiga, un dulce adictivo para la boca del vampiro, segundos después se separaron, bueno, el rosado los separo
-Marshall….- en eso se escucho un portazo proveniente del laboratorio, se pudo ver un sombrero de conejo antes de cerrar la puerta
-Fiona….- susurro Gumball antes de que los brazos de Marshall lo envolvieran por segunda vez
-no le hagas caso, no te dejare con ella- los ojos del príncipe se abrieron de nuevo
-Gumball… tu me gustas- fue lo único que dijo el vampiro antes de salir volando a toda velocidad por la ventana
-Marshall…..-