Siento los suaves rayos del sol chocar contra mi rostro, anunciándome la llegada de un nuevo día, restriego mis ojos intentando apartar la gran somnolencia que tengo, al no lograrlo decido cubrir mi rostro con una almohada, al estirar mi brazo para alcanzarla siento el suave cuerpo de Tiffany, quien suspira de forma amena, dándome a entender que sigue durmiendo, al parecer lo de ayer fue demasiado, la verdad yo también estoy exhausta, sin embargo el trabajo siempre es primero, así que, con toda la pereza del mundo, me voy al baño, tomo una buena ducha, cepillo mis dientes, a la vez ruego para que el maquillaje sea suficiente y cubra con totalidad los diversos chupetones, arañazos y mordeduras que tenía esparcidos por todo el cuerpo.
-ya me voy--le aviso a Tiffany
-mmm....-- contesta con un murmullo apenas audible
Siempre es lo mismo, nos citamos el domingo, paseamos un rato, cenamos y terminamos enroscadas entre las sabanas de mi cama; desde hace seis meses es la misma rutina, aunque últimamente, para mí, ya dejó de ser algo rutinario.
La gran pregunta es ¿cómo comenzamos esta extraña relación ? si es que se le puede llamar así, verán, nos conocemos gracias a nuestras madres, quienes son amigas desde la infancia, ellas planearon tener hijas al mismo tiempo, pensando en que seríamos igual de unidas como ellas; gran error, resultamos ser tan diferentes e insoportables la una a la otra, como líquidos no miscibles, la distintas personalidades que teníamos causaban que chocásemos a cada momento, ella no perdía la oportunidad para ponerse a presumir todos sus logros (era la típica hija de mami y la alumna perfecta para los profesores), y a la par criticaba todo en mí, que mi peinado, que mi música, que mis amigas, para colmo íbamos en el mismo colegio, era algo en verdad cansino tener que escucharla.
Lo bueno, pensaba, es que dejaría de verle la cara al ingresar en la universidad, grave error, pues resultó que ella escogió justo la carrera que yo ya había seleccionado, aún peor en la misma universidad, simplemente un golpe bajo, o eso consideré al inicio, pero me sorprendió bastante cuando comenzó a sentarse a mi lado en clases, recesos y demás cosas, simplemente se pegó como un chicle, hasta iba a mi casa con la excusa de querer estudiar.
Me resultaba tan raro encontrarme en ésa situación, ella acudía a mi casa, hablaba conmigo, hacía la tarea conmigo, hasta me contó todo lo que sucedía en su casa y el período de depresión por el cual pasó al ver a sus padres separarse, se podría decir que me contó todo; al inicio yo sólo la escuchaba, luego comencé dándole palmadas en la espalda, en caso de hablarme sobre algo triste, después me di con la sorpresa de que yo misma le empecé a relatar mis memorias.
La verdad recuerdo con precisión la manera en que iniciamos con esta extraña relación, ella acababa de terminar con su primer enamorado, un completo idiota por cierto, por culpa de él se le ocurrió la loca idea de embriagarse hasta perder el conocimiento, lamentablemente estaba consciente de las locuras que podría llegar a realizar, a consecuencia me encontré en la obligación de acompañarla y definitivamente fue lo mejor que hice , pues la “niña” se emborrachó y armó tal escándalo que terminaron por botarnos del bar, la pobre ni siquiera podía irse a su casa, no me quedó de otra que llevarla a la mía.
No se me hace cómodo contar, cómo ni en qué momento comenzamos a besarnos, pero fue tanta la pasión con la que lo hicimos, que no me importó que de seguro solo me veía como un desfogue para olvidar sus penas.
Se podría decir que desde ése momento iniciaron las miraditas indiscretas, frasecillas indirectas y juegos “inocentes” en los cuales ella terminaba bajo mi cuerpo, entregándose por completo al placer.
…meramente placer…
…algo simplemente carnal…
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-Hey! Tierra llamando a Tae!!- la aludida seguía sin reaccionar, totalmente perdida en sus pensamientos- OYE TAE!!!
-Caray Soo! Un día de éstos me provocarás un infarto!
-Y un día de éstos estallará la tercera guerra mundial y tú ni cuenta te darás!
-Ja ja que graciosa resultaste, mejor quítate de enfrente y déjame pasar.
-Lo que digas- contestó la alta mientras daba un mordisco a su sándwich y ponía los ojos en blanco.
En los últimos días, el carácter de Tae había estado como de mil perros, era todo un milagro verla sonriendo y, al parecer, Soo tenía la leve sospecha de saber a quién debía tal humor. A veces se preguntaba por qué su amiga tenía tan nublada su vista como para no ver el daño que se hacía ella misma.
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Me encontraba en la tercera hora de clases, justo el único momento que comparto con la tal Fanny, a simple vista la tipa no me inspiraba ninguna confianza, aún peor me formaron en grupo con ella, por suerte vino mi chatita, quien no perdió tiempo y se ubicó a mi lado.
-Hola! Siento la tardanza-se disculpó sonriendo como sólo ella sabe.
Las demás integrantes del grupo la miraron y con un movimiento de cabeza le indicaron su sitio.
Al finalizar la hora vi algo que me dejó completamente anonadada y, aunque lo sentía por mi amiga, me encontraba en la situación de contarle:
Su, a pesar de no admitirlo, personita especial, estaba de lo más cómoda colgada de los brazos de un tipo nuevo en la universidad, ambos se comían como desesperados los labios; tal escena me causó repulsión ¿Acaso la tipa era bipolar o simplemente le gustaba jugar con los sentimientos de los demás?
Ya encontraría un momento del día para marcarle a Tae.
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Sentada frente a uno de los tantos ventanales de la conocida cafetería Starbucks, miraba a sus labios soltar palabra tras palabra, ninguna con relación sobre el supuesto “nuevo enamorado” del cual me había informado Soo.
La noticia, a pesar de ser algo que ya me lo esperaba, no evitó que lo sintiese como un baldazo de agua fría, al escucharla algo en mí se achicharró, se carcomió, sentí como si una enorme tormenta hubiese arrasado con todo lo que, supuestamente yo, tenía con Fanny.
-Tae!? Me escuchas?- pregunta frunciendo ligeramente sus labios untados en brillo labial rosa, su favorito- parece que no estuvieses acá!- suelta la frase cambiando el fruncido por una carcajada-hay Tae en qué pensarás.
-No sé, dímelo tú.
-A qué te refieres?
-En serio me crees tan idiota?- suelto de una vez, pues sentía mi pecho quemar- simplemente te diré que no pienso volver a salir contigo-hablo mientras me retiro de la cafetería, dejándola con la palabra en la boca.
Ese había sido mi límite, el tope de todo, se supone que sentiría mucho más relajada, pero no fue así, en cambio las cristalinas lágrimas cayeron por todo el rostro, como si quisiesen que me inundase en mi propio llanto… un llanto con sabor amargo.
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Pasaron varias semanas de no ver ni siquiera la sombra de Fanny, aquella situación me hacía sentir una terrible soledad, a pesar de tener casi todo el día la compañía de Soo y su parejita, una rubia pequeña, de apariencia muy mona.
Después de aquél día en la cafetería recibí muchas llamadas de ella, sin embargo ninguna contesté, es increíble cómo nos juega el orgullo.
Justo era fin de semana y la estaba pasando… bomba… tele, comida chatarra a montones y una programación de mierda que en nada ayudaba… una completa bomba… de total aburrimiento. Soo no podía hacerme compañía ya que cumplía un año de relación con Sunny y llamar a Hyeoyeon, mi loca prima, no me convencía para nada la idea, pues hace tiempo que no la veía. Decidí abandonar la sedentaria vida que estaba llevando, saldría a dar un par de vueltas por alguna boutique, por lo tanto me alisté y en el momento en que tomaba una casaca y las llaves de mi apartamento, sonó el timbre de forma desesperada.
Al abrir nunca imaginé con encontrármela, a ella y un extraño a su lado.
-Tú y yo tenemos que hablar, y eso será ahora!- dijo interponiendo su pie antes de que pudiese cerrar la puerta, con un pequeño impulso me empujó postrándome contra la pared.
-ÉL es Minho! Es uno de mis NUEVOS COMPAÑEROS en mi último ciclo de la uni y la estupidez que hice de besarlo fue una total y absurda APUESTA en un juego que hicimos para los cachimbos ¿entiendes?-tomó aire, pues sus mejillas parecían a punto de explotar- bien Minho dilo que no hay absolutamente nada entre nosotros, es más, él ya consiguió pareja! Y para completar es gay!!!!
-Fanny! Eso no era necesario decir!- exclamó el chico con un leve tono rojizo en las orejas.
-Lo siento, pero en serio era necesario, o si no ella nunca me creería- mirándome fijamente dijo- y lo importante para mí es que ella me crea- lo último lo dijo con una mirada tan triste, que sentí algo en mí estrujarse pero a la vez aliviarse.
Le respondí la mirada y, como señal de mostrarle que confiaba plenamente en sus palabras, un atisbo de una dulce sonrisa nació en mi rostro, junto con despistadas lágrimas que se negaban a ocultarse.
El tipo se retiró dejándome aprovechar la situación de poderla abrazar como nunca lo he hecho, con agradecimiento, cariño y sobre con amor, que hasta ese momento temía sacar a flote.
Así es como hasta ahora vivimos, charlando, abrazándonos, besándonos y, por sobre todo, demostrándonos el amor que nos tenemos sin miedo a nada.