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Aventura entre dos mundos por kiras70

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Notas del capitulo:

El dulce príncipe nunca se ha llevado bien con Marshall, y el vampiro se lo restriega en la cara, que los único que los une es la amistad de Fionna y claro el dulce reino que es la comida principal del vampiro.

Pero algo sale mal en un experimento de Gumball, haciendo que cierta persona de otra dimensión llegue a su reino.

OK, antes de que comiencen a leer voy a aclarar que estoy mas familiarizada con hora de aventura versión Finn y Jake que la de Fionna y cake, por ello muchas cosas no van a cambiar, como lugares, algunos sexos y demás, aunque si lo esencial para hacer mi fic.

Además pretendo juntar los mundos (algunos personajes) ya que el dulce príncipe cometerá un error de cálculos trayendo a más de una sorpresa al mundo de Fionna y cake, pero no hablo de más, disfruten de la aventura.

------------------- Soy una barra -------------------


El estomago del muchacho hizo un fuerte ruido obligándolo a abrir los ojos con molestia – se estiro en la cama para luego sentarse y mirar la oscuridad de su habitación – maldición, todavía es de día – maldijo sintiendo el calor y los sonidos de los pájaros que se filtraban por las ventanas tapadas.

Marshall era un vampiro de más de 1000 años, había sobrevivido a una guerra que había destruido todo, prácticamente cambiando todo su mundo, por uno un tanto “extraño” si, eso pensaba al inicio, quien iba a pensar que vería cosas tan extrañas, dulces y mutantes, cuando el había nacido en un tiempo donde solo existan algunas especies, los humanos principalmente, los demonios y algunos otros seres de la noche, como los vampiros, pero bueno, en sus años de vida ha sabido adaptarse… Lo más difícil fue dejar de beber sangre, después de todo ¿Qué era un vampiro que no bebía sangre? Pero aprendió a no hacerlo, antes en su antigua vida, claro, antes de la guerra de los champiñones bebía y disfrutaba de sus presas humanas, pero luego todos se esfumaron, después que la vida volvió a comenzar intento beber sangre de mutantes y extraños hombres, pero era simplemente asqueroso, así que dejo de hacerlo, solo le quedaba una opción, el color rosa, después de todo tenia el mismo efecto que la sangre un poco menos extasiante pero después de todo lo llenaba.

Comenzó a levitar hasta llegar a su armario, tomo con su mano su guitarra-hacha quitándola del camino y lo abrió buscando comida – rayos, se que lo deje por aquí, donde te ocultas maldito… vamos – comenzó a tirar sus prendas por la habitación hasta que encontró lo que buscaba – Nada se me escapa – sonrío triunfante llevando el pequeño pastelillo rosa hasta sus colmillos succionando a los segundos el color, dejándolo de un tono gris – luego de ver que su “comida” robada del dulce reino se había acabado lo lanzo al basurero, bufando de haber quedado con aun mas hambre. – Estupido príncipe perfección y sus entupidos pastelillos que me dan mas hambre ¿era mucho pedir que tuviera mas para robarle?

Levito hasta bajar al primer piso de su casa, no antes de tomar su tan preciada guitarra y prendió la lámpara por mera costumbre, tomo el pórtico de la puerta del armario y lo abrió tomando de el su sombrilla morada, y su capa que lo protegía del sol. – iría al único lugar que le podía ofrecer un festín… al único lugar donde podía encontrar rosa por todas partes, iría al dulce reino a visitar a su MUY buen amigo el príncipe-dulce-pseudo-gumball-y bien conocido por el como –gum gum- a comerse sus paredes, sus cortinas y quizás a uno que otro desgraciado rosa que se cruzara en su camino.


------ En el dulce reino ------

En el laboratorio del príncipe Gumball se podían ver algunas explosiones de colores mientras murmullos se escuchaban melodiosamente, resonando con combinaciones y cantidades exactas, ahí estaba el príncipe vistiendo su bata y unos lentes trasparentes para protección – Un poco de dulzor, una pizca de hiedra que crece cerca del mar de la muerte – Tomo unas pinzas y con ella otro ingrediente – Una pequeña pieza de la roca que todo lo ve y que todo lo sabe – una explosión ligera hizo que se apartara viendo como la poción comenzaba a girar. – Y por ultimo… - busco en su bolsillo y saco un pequeño reloj de arena – Uno de los relojes del puente de los portales. – Una fuerte explosión hizo que se retirara violentamente hacia atrás haciéndolo caer estrepitosamente en el piso propinándose un golpe en la cabeza que le quito el conocimiento.

Principe… prin..pe…principe – sentía como lo llamaban y golpeaban ligeramente la cara, comenzó a abrir los ojos lentamente adaptándose a la luz, lo primero que vio fue la cara un tanto angustiada de su ama de llaves.

– ¿Mentita? – se sentó observando su alrededor, había un poco de humo de un extraño tono negro que salía por la ventana que seguramente habría sido abierta por su fiel criada, y recordó el accidente, sus cálculos estaban bien y no se esperaba esa explosión – suspiro derrotado pensando que nuevamente su experimento de abrir portales a otras tierras había sido un fracaso.

– ¿Principe Gumball se encuentra bien? – pregunto mentita tirando un poco el delantal de su príncipe.

– Si mentita, solo me desmaye, pero estoy bien, retírate a seguir con tus tareas, todavía no se si estar aquí es peligroso. – Se levanto despacio, procurando evitar cualquier mareo – seguiré trabajando, gracias por preocuparte – menciono dándole una sonrisa.

Hubo un minuto de silencio donde mentita solo se dedico a observarlo buscando algún tipo de malestar, hasta que suspiro y respondió.

– Lo que usted diga, me voy a preparar la cena. – menciono mientras caminaba hacia la puerta y salía dejando atrás al príncipe que miraba todo un tanto derrotado.

Gumball se retiro la bata y con ella comenzó a sacar el humo, moviéndola de arriba para abajo en dirección a la ventana. – Ni modo, tendré que comenzar todo de nuevo. – Luego de un par de intentos mas de sacar el humo, se acerco a su escritorio y no pudiendo suprimir un grito de asombro llevo sus manos a la boca – no puede ser… – ¿sus ojos le engañaban? Según su criterio todo el contenido de su formula tendría que haberse evaporado por la culpa de la explosión y por ello se daba ese molesto humo, pero no, dentro de la fuente se encontraba por lo menos medio litro de porción, que destellaba y no paraba de girar por si sola, su tono era negro.

De un movimiento tiro todos los papeles, formulas, lápices y chuches que había en su escritorio para dejarlo libre, vertió todo el líquido en un frasco de vidrio y con un medidor tomo cuidadosamente una gota del oscuro liquido. – llevo una de sus manos a su frente secando el sudor que emergía gracias al nerviosismo que sentía en ese momento y sin pensarlo dos veces dejo caer la gota en su escritorio, rápidamente la gota comenzó a esparcirse dejando un espacio de color negro del porte de su cabeza, miro el agujero y espero que pasara algo, pero nada…– Valla tanta emoción para nada – acerco como ultimo recurso, su rosado dedo y trato de tocar su escritorio en el lugar negro pero su dedo paso completamente de el, lo retiro rápidamente y observo como el agujero comenzaba a tomar color, un paisaje, pasto verde, un cielo azul y ¿el dulce reino?

– Algo esta mal – menciono acercando su rostro al agujero de su escritorio mirando la vista que le ofrecía, se podía ver el “dulce reino” pero con extraños cambios, no recordaba que su reino fuera de un rosa tan claro, era un poco mas oscuro, además podía ver una guardiana de la promesa real a un lado de su castillo, pero esta no tenia su rosado cabello ni su vestido parecía un chico, el recordaba haber hecho guardianas no “guardianes” Pero antes de que pudiera seguir pensando sintió un escalofrío muy familiar recorrió su espalda, busco su bata que se encontraba en el piso y tapo el agujero del escritorio.

Se dio vuelta y pudo ver al vampiro levitando tras de el, mientras en sus manos sostenía una prenda rosa muy familiar – ¿Que haces aquí Marshall?

El vampiro sonrío burlescamente y extendió la tela rosa, mostrándosela al príncipe. – ¿Qué no ves? Vine a comer.

– ¡Mis cortinas de seda! – grito indignado, lanzándose a quitárselas al vampiro, pero este de un rápido movimiento se alejo.

– jajaja Si, son tus cortinas de seda…rosa ¿y sabes que mas? – Acerco la tela a sus colmillos y succiono todo el color, dejándolas gris y sin gracia – Mi comida – miro como la cara del perfecto príncipe se contraía con frustración y no pudo aguantar la risa – vamos… solo es un par de cortinas, tu reloj y tus sabanas, nada grave.

– ¡Eres malo! – Se acerco al vampiro que seguía sonriendo y mirándolo fijamente – mi habitación no es un restaurante, y mi reino no es tu comida. – El vampiro dejo de flotar y bajo a la altura del príncipe mirándolo serio, aunque gracias a su capa sus ojos no eran visibles – he tratado de llevarme bien contigo – toco el pecho de Marshall con uno de sus dedos de manera acusadora – ¡pero tu no cooperas!

– Cooperar – menciono Marshall de manera burlesca – bien sabes que no me soportas y que no me encuentras a la altura de tus “amigos” además yo tampoco te soporto, y de esa manera es, lo único que nos une es nuestra amistad con Fionna, no te emociones afeminado.

Gumball arrugo el entrecejo molesto y volvió a repetir – Eres malo, pensé que habías cambiado.

Una risa se escucho salir de la boca del vampiro mientras tomaba su guitarra-hacha que tenia colgada en la espalda y comenzada a cantar muy cerca de la cara de Gumball.

Te lo explicare…

¿Pensabas que mentía? ~
Te dije soy malo ~ no intento negarlo ~

Se acerco a la ventana y la cerro, dejando la habitación a oscuras, tiro el gorro de su capa hacia atrás y dejo ver sus ojos rojos y afilados colmillos.

Muerto ya estoy no temo a morirme ~
Bebo tu sangre de un solo sorvo ~

Se acerco a una gran velocidad al príncipe quedando muy cerca de su cuello – me pregunto ¿a que sabe lo que corre por tus venas? – Gumball trago con miedo, solo pudo volver a respirar bien cuando el vampiro se alejo.

Si crees que me asustas estas muy del nabo ~
Revivo a los muertos son mis esclavos ~

Hizo un ademán con las manos, mostrándole un pequeño portal hacia la nocheosfera, donde los muertos caminaban y se lamentaban, al ver la cara de Gumball sonrío satisfecho y lo cerró.

Tengo 1000 años y soy un acertijo ~
Malo yo soy y yo fui quien lo dijo ~

– Soy malo, pero si su majestad quiere se lo puedo dibujar para que entienda. – dijo haciendo una reverencia exagerada y llena de cinismo.

Gumball se relajo, había estado tenso mientras el vampiro cantaba, lo entendía, ¡claro que si! pero desde la ultima vez que habían estado en casa de fionna había creído que comenzaban a llevarse bien, se habían sentado los cuatro, Fionna, cake, Marshall y el a contar historias alrededor de una fogata en el patio de la aventurera, habían reído y ¡hasta habían compartido malvaviscos! De verdad pensó que comenzarían a socializar, no de manera que fueran los mejores amigos, pero por lo menos llevarse de un saludo o toparse y decirse “tanto tiempo ¿Qué tal tu vida?” pero no… ahí frente a el estaba el vampiro restregándole en la cara que no lo soportaba.

– ¡Si no me soportas que haces en mi reino!

– Ya te lo dije, vine a comer.

– Bien, si ya lo hiciste, te pido cordialmente que te retires de mis tierras.

– oh... – sonrío marshall viendo como el príncipe se paraba aun mas derecho y con suma elegancia le pedia se fuera de “su reino” – ¿Y si no quiero que?

– Te echare por la fuerza – respondió tratando de terminar esa pelea, apelando al razonamiento del tipo que se encontraba invadiendo su espacio y molestando a su salud mental.

– A claro… dime ¿las paletitas o las gomitas me golpearan? – Rompió a carcajadas – A no espera – dijo tratando de aguantar la risa – ¿Tu me echaras por la fuerza mientras tratas de no romperte una uña?

No aguanto mas, se acerco a Marshall dispuesto a echarlo – ¡Yo te echare! Y no te preocupes, evitare romperme mis uñas. – Salto tratando de alcanzar al vampiro que se encontraba levitando y lo agarro del pie, marshall movió la pierna tratando de zafarse, pero no contó que el dulce príncipe de verdad se encontraba cabreado y que este lo tiraria junto son su peso directo al piso.

Pudo sonreír, aunque le doliera una pierna y estuviera algo mareado por el golpe, el había bajado al vampiro, ahora solo restaba tirarlo fuera del dulce reino, levanto la cabeza del piso notando que no estaba en el, mas bien estaba sobre algo, suave… frío y blando, se sonrojo al ver la cara de Marshall tan cerca, a penas unos centímetros, abrió grande los ojos al verlo sonreír mientas miraba sus labios – ¿Me vas a Besar afeminado? – pregunto el rey de la nocheosfera con burla.

El príncipe se retiro de arriba de Marshall furioso, pero trato de tranquilizarse – Vete Marshall – Hablo con un tono despacio pero duro – Si no te vas llamare a mis guardias y a Fionna.

Bien gum gum ~ – menciono levantándose del suelo – De todos modos ya comí. – se aproximo a la puerta, sin antes echar una mirada a la ventana y ver que ya estaba de noche. – Nos vemos luego, rosadito.

Gumball suspiro de manera agitada mientras se tocaba el pecho, antes de que el vampiro se fuera había pensado fugazmente en la cara de el a unos centímetros de la del vampiro, y no pudo evitar que su pulso se acelerara – Que me pasa, mi corazón se volvió loquito o Marshall me ha contagiado algo. – Susurro esperando tranquilizarse.

Notas finales:

Espero les haya gustado <3


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