Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El transporte. por otaku sasunaru

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Un día como hoy hace 5 años me uní a esta hermosa página con la esperanza de que lo poquito que escribiera gustara y por ende aquí les traigo este fanfic que llevó planeando desde hace casi 5 años. Muchas gracias por darle clic y animarse a leer este two shot <3

Notas del capitulo:

Estoy muy emocionada de poderles traer por fin este fanfic y muy nerviosa, es el primer AU que hago :3 de corazón espero que lo disfruten.

 

En fin, este fanfic esta dividido por pequeños "sub-temas" debido a que está humilde servidora cree que son muy largos los capítulos (contando el segundo que viene); así que tendría que servir para reconocer ciertas "escenas" o momentos dentro del fanfic.

 

I Encuentro.

 

II Distractor.

 

III Excusa.

 

IV Imposible

 

V Acuerdo.

 

VI Rutina.

 

VII Novio.

 

VIII Práctica.

 

IX Conociendo.

 

X Película.

 

XI Tiempo.

 

XII Promesa.

 

XIII Paradoja.

 

XIV Destrozar.

 

XV Alegría.

 

XVI Palpitar.

 

XVII Noticia.

 

XVIII Adiós.

 

 

 

Disfruten ;3

 

Capítulo primero: Tan inminente y distante

 

I Encuentro.

Bendito sábado, por fin había llegado.

 

Toda la semana fue una de las más pesadas de toda su vida, pues no sólo la empresa tenía uno de los mayores proyectos de su historia; también el fofo de su hermano estaba en un “viaje de negocios” así que tenía doble trabajo por hacer.

 

Se había levantado relativamente tarde; consecuencia por haberse desvelado para tener todo el fin de semana libre. Después de desayunar y limpiar su hogar fue por víveres y a la lavandería en su auto. Cuando todo estaba ordenado se dejó caer en el sofá con los brazos extendidos.

 

Se estiró, bostezó y miró el reloj sorprendido, eran las 6:30 pm. Sí que aprovechó muy bien su día. Pero ahora no sabía qué hacer; la idea de jugar videojuegos fue desechada al recordar que la consola se había dañado; tampoco deseaba estar en la computadora sabiendo de antemano que sólo leería interminables cadenas de “mal agüero” proveniente de gente supersticiosa; y la tele ni se diga, estaba por demás saber que encontraría puras sandeces.

 

Sin ninguna razón realmente, tomó sus llaves, su chamarra y celular para salir de su edificio.

 

Ya afuera dio vuelta a la derecha; tal vez iría por algo de comida y así se evitaría la molestia de cocinar, pero por vivir en un lugar un tanto aislado de comercios de cualquier índole, sabía de antemano que se tardaría demasiado por no andar en carro.

 

Caminó con su típico porte despreocupado que a más de uno le quitaba un suspiro. Él, a sus 25 años de edad, era socio activo de la empresa familiar y aunque mostrara atuendos comunes, la alta costura resaltada por las telas y sumándole su enigmática belleza natural, o como unos suelen llamar “genes Uchiha”, hacían que quién lo viera creyera que era actor o modelo de las empresas que rodeaban su domicilio. Y es que su piel blanca y visiblemente tersa, ojos y cabello azabache y cuerpo esculturalmente proporcionado hacía difícil creer que cumplía con el estereotipo de señores regordetes amantes del dinero.

 

Por ser sábado en la tarde y con el cielo un tanto nublado, eran pocos los que estaban en la cera y él podía caminar sin las molestas miradas acosadoras. Iba a pasar la avenida cuando vio que alguien llegaba a la parada de autobús a unos cuantos metros de la esquina paralela. Decidió jugarle a la suerte y preguntarle a aquella persona si conocía algún establecimiento cerca, y es que a pesar de vivir ahí desde comienzos de la universidad realmente no conocía los alrededores.

 

A unos cuantos pasos de aquella persona, todo rastro de la semana recientemente vivida desapareció de su mente y fue tanto el alivio que inhaló y exhaló con goce marcado en el rostro.

 

La persona se levantó, giró a la derecha y Sasuke pudo apreciarlo a la perfección; un joven de piel acanelada, cabello llamativamente rubio y deslumbrantes ojos azules. Le hizo pensar que ese muchacho era responsable de que el día se viera tan opaco por usurpar aquellas tonalidades que a cualquiera le gustaría apreciar al alzar la vista.

 

Al encontrarse las miradas, el joven desconocido le sonrío de una forma tan pura y desinteresada que al tratar de recordar, nadie lo había hecho jamás, no de esa forma.

 

Sin saber cómo, cuándo y por qué; ya estaba arriba del autobús, atrás del rubio que buscaba cambio para darle al conductor.

 

Inimaginablemente él, frívolo e inexpresivo, se sonrojó cuando al blondo casi se le cae su celular y al rescatarlo lo abrazó y besó con mimó. Lo único que pasó por la mente de Sasuke fue desear ser aquel objeto inanimado.

 

Sacudió un par de veces la cabeza y viró dentro del camión para deshacerse de esa idea. Acto totalmente inútil al momento que vio un solo lugar con dos asientos disponibles, ya que los otros tenían una persona ya ocupando uno de los dos asientos; y deseo que el blondo frente a él eligiera el lugar ubicado para sentarse juntos.

 

Sacó dinero y esperó su cambio sin despegar la vista del muchacho que ya se había adentrado. Y maldijo, como pocas veces, que el rubio no haya pensado como él. Devastado, decidió ocupar ese vacío, pues la idea de compartir con alguien le molestaba y se puso a reflexionar el porqué no le hubiese molestado compartir con aquel chico a unos lugares de él. Jamás se ha declarado homosexual o con delirios de género pero tampoco se consideraba un muchacho mujeriego sin sentimientos.

 

Ahora que dejaba de ver al desconocido y miraba la calle que el chofer transitaba se puso a pensar que sólo había tenido unas tres novias en toda su vida y nunca se encariño y mucho menos se enamoró; inclusive con su actual pareja que por cierto Itachi obligó a salir con ella con la excusa de “necesitas distraerte con alguien” -degenerado sin remedio- y no había terminado la relación por falta de tiempo porque una cosa era cierta, él se refugiaba en su trabajo.

 

Un enorme bullicio le sacó de sus pensamientos, se había llenado todos los lugares vacíos y unas cuantas personas paradas. El bus se volvió a parar y mucha más gente abordó. De inmediato se apoderó más de los dos asientos en donde se encontraba, pues a pesar de ver a una mujer con un niño en brazos y otro en la mano, él jamás le daría permiso por el simple hecho de que él nunca se le consideraba amable, respetuoso o cualquier clase de apelativo de esa magnitud; y por si las dudas le lanzaba miradas amenazantes a cualquiera que viera de forma interesada su espacio.

 

Volvió a fijar su vista en la ventana, cosa que no duró mucho puesto que una muchachita de unos 15 años aproximadamente le pidió permiso en su asiento. Él, claro de esperar, le ignoró olímpicamente sin moverse un milímetro.

 

No mucho después sintió como si alguien se quisiera sentar a la fuerza en el pequeñísimo espacio que sus piernas no alcanzaban a cubrir; enojado volteó pensando en la mocosa pero sólo era una señora que recargaba una caja y aun así movió la pierna y casi tira la dichosa caja sino fuese porque la dueña se dio cuenta.

 

Sin saber el porqué realmente, fijó su vista hacía enfrente y podía distinguir una mano bronceada agarrar el asiento frente a él, pero la susodicha señora de las cajas le impedía distinguir quién era. Sin embargo, y por fortuna, alguien bajó y el hermoso muchacho estaba frente de sí, al parecer escuchando música.

 

Pudo distinguir a la señora con los niños en el asiento que le pertenecía. Se lo cedió.

 

Se dio el descaro de recorrerlo de pies a cabeza con una lentitud que le permitía grabar esa silueta en su mente. Iba bien hasta que se topó con esa mirada azulina verdaderamente llamativa.

 

El blondo frente a él lucia molesto. Ninguno aflojó ni por un segundo la vista; una obscura, penetrante y deseosa y otra clara, fuerte y furiosa.

 

Sasuke fue el primero en bajar la mirada pero sólo para que transitara de nuevo en ese cuerpo. Calculaba que el muchacho debería tener unos 17 años.

 

Debía admitirlo, se excitó al momento de que el rubio se sentó a su lado. Lógicamente se acomodó para que él se sentara. Sin embargo el blondo se arrimó más hacia él. Sasuke descaradamente puso la mano en el muslo de su acompañante, estrujando con los dedos la piel por encima de la ropa. El rubio se pegaba cada vez más al azabache, el cual pensó que esa belleza de persona era un exhibicionista. Sintió el aliento en su cuello níveo, su pierna siendo acariciada y como el rubio se le arrimaba hasta pegarlo a la ventana.

 

— Ni que tuvieras tanta suerte ‘ttebayo —le susurró antes de levantarse y que alguien más se sentara al lado de Sasuke.

 

El Uchiha estaba perplejo y cuando cayó en cuenta de lo sucedido, se levantó enojado empujando literalmente a las personas hasta ubicar al blondo.

 

Estaba decidido a golpearlo pero debía admitir que le gustó. Con mirada traviesa y sonrisa prepotente se colocó tras de él, le abrazó de la cintura y después de morder su oreja le susurró:

 

— Tú eres el de la suerte.

 

Las manos del rubio se posaron sobre las suyas, por un momento pensó que lo detendría, pero al notar como las manos trigueñas acariciaba las suyas níveas, pegó sus cuerpos.

 

Pasaron un aproximado de dos paradas, a la vista de cualquiera era una pareja que viajaba juntos y sólo ellos sabían el morboso secreto de ser dos desconocidos que ni el nombre tenían, lo único que importaba era sentir la presencia del otro a su lado, llenando un hueco que apenas habían descubierto.

 

Sasuke, queriendo llegar más allá, comenzó con ligeras caricias en las caderas del trigueño y con roces en el cuello con su nariz.

 

Los roces se volvieron besos, las caricias en agarre, todo gracias a los leves suspiros y estremecimientos del cuerpo del rubio.

 

Mucha gente bajó en la parada siguiente. Ambos se dirigieron a la parte trasera del camión. Sasuke sentó al blondo en sus piernas mirando hacia él; las miradas se cruzaron, negra y azul; los cuerpos se juntaron en un íntimo beso que palpaba la cavidad del otro que con las lenguas se daban la bienvenida al placer junto con las manos inquietas que recorriera la espalda ajena.

 

Se estaban perdiendo en el placer, sus miembros se rozaban, los jadeos se reprimían, el cuerpo ansioso suplicaba por más contacto; más pasión, más profundidad, el cuerpo pedía llegar al final.

 

Un grotesco movimiento en el autobús provocado por un improvisto frenado del chofer los hizo separarse.

 

Ahí fue donde el rubio reaccionó, rápidamente quitó las manos que lo sujetaban y sin mirarlo se levantó y bajó del autobús.

 

 

II Distractor.

El camión seguía su camino. Dentro de éste, Sasuke estaba perplejo. ¿Qué se suponía que había pasado?

 

No podía asimilar que ese impulso proviniera de él, que siempre ha sido meticuloso y calculador.

 

Acomodó sus ropas, suspiró con profundidad y observó a su alrededor. Si no mal recordaba por ahí vivía su supuesta novia, decidió aprovechar e ir a visitarla para distraerse sobre lo que hace unos minutos acababa de pasar. Y es que no podía dejar que su mente recordará cada gesto, suspiro y caricia que se proporcionó recíprocamente con aquella belleza rubia.

 

Tuvo que caminar un poco para llegar a la casa. Tocó el timbre, la chica que abrió estaba boquiabierta, después de tantos meses sin ver al amor de su vida y ahora estaba parado frente a su puerta; se sintió en un sueño. Lo invitó a pasar aguantándose las ganas de colgarse de su cuello y besarlo, pues sabía de antemano que eso le disgustaba.

 

Ella le ofreció alimento, cosa que aceptó con un movimiento de su cabeza. Comieron en silencio y distanciados, Sakura no sabía qué decir, estaba demasiado entusiasmada por pasar una escena de tal calibre con Sasuke; puesto que sus pocas citas anteriores siempre había alguien más y jamás imaginó que él la fuera a buscar como ahora. Mientras Sasuke en un intento por sacar de su cabeza el hecho vivido lo único que lograba era grabar cada vez con más ímpetu cada segundo.

 

— Pasa algo, Sasuke-kun —le preguntó al escucharlo suspirar.

 

— No es nada —vio como le quería seguir preguntando, así que rápidamente cambió de tema—. ¿Estás sola?

 

— ¡Eh!, sí —se sonrojó y tartamudeo al pensar que le haría una propuesta indecorosar13;. ¿Quieres ver la televisión o algo así?

 

— Sí, claro —comentó sin siquiera escuchar, seguía tan absorto en sus pensamientos, cosa que Sakura siquiera notó.

 

El timbre sonó, ella le pidió amablemente que se acomodara mientras abría.

 

— Perdona, he olvidado mis llaves.

 

¡Esa voz!

 

— Siempre es lo mismo, pero ya qué. Oye Naruto, ven. Quiero que conozcas a alguien —Sasuke volteó hacía la puerta del recibidor y ahí estaba, el mismo chico, cruzando la habitación seguido de Sakura.

 

Quedaron perplejos.

 

— Naruto él es Sasuke, mi novio. Sasuke él es Naruto, mi hermano menor —agachó la mirada avergonzada sin notar la estupefacción en el ambiente.

 

Se presentaron con normalidad supuestamente ellos, pero la inmovilidad de sus cuerpos decían lo contrario.

 

— Un gusto.

 

— Igualmente —dijo por inercia.

 

— Bueno, voy a buscar unas cosas y me voy —esperó no escucharse nervioso o ansioso.

 

Sasuke tuvo el impulso de tomarle de la muñeca y detenerlo pero se contuvo, la razón llegó con excesiva fluidez taladrando su mente, repitiendo una y otra vez el sentido nulo que tendría esa acción.

 

Los pasos apresurados de Naruto resonaron en el silencio de la pequeña casa, el azote de la habitación en la parte superior logró sacar a los dos de aquel ambiente.

 

— Bueno, vamos a ver televisión —se apresuró decir, el temor de que Sasuke se haya sentido incomodo o quisiera irse podría ser el final de una relación de por sí frágil.

 

Lo agarró de la mano y guió al sofá colocándose a su lado.

 

No había pasado mucho tiempo cuando Sakura en un intento de coquetear con él, le acarició la pierna. Sasuke estaba perdido en sus pensamientos recordando el excitante momento que pasó con el rubio que se encontraba a unos pasos.

 

La chica continuaba su labor, pasó la mano discretamente por la intimidad del azabache. Al notar un ligero bulto en esa parte pensó que sus actos estaban funcionando.

 

— Oye, tengo un saco tuyo, el que me prestaste en la fiesta de Neji —le hablaba con tono insinuante —; vamos por él antes de que se me olvide.

 

La chica lo tomó de la mano y lo fue jalando a la parte alta de la casa. Sasuke sólo veía el camino por el cual el rubio había pasado hace un momento.

 

Al subir los escalones y girar a la izquierda, antes de entrar en una habitación, se escuchó un portazo proveniente de atrás.

 

De repente música se escuchó por toda la casa de forma estridente.

 

— Ese mocoso —susurró la chica frunciendo el ceño.

 

Sakura sentó a Sasuke en la cama mientras ella buscaba en su closet la prenda; moviendo de forma insinuante las caderas para que su novio “no perdiera los ánimos” de estar con ella.

 

El chico se quedó viendo a la nada. Pensando en que el que hace unos instantes había despertado instintos tan fuertes estuviera al lado y lo peor es que quería ir con él. No sabía lo que más le frustraba.

 

Ambos jóvenes pegaron un salto al escuchar retumbar los vidrios por el volumen de la música ajena.

 

— Voy a callar a ese mocoso —le dijo Sakura.

 

— No, yo voy —la tomó del hombro y colocó donde él estaba.

 

La chica aún sumida en sus pensamientos creyó que Sasuke estaba igual de ansioso que ella y que iba a negociar con su hermano para que se marchara pronto.

 

Sasuke no sabía qué le diría al rubio. ¿Excusa para hablarle, verlo?

 

Por supuesto que sí.

 

No por nada acababa de tocar la puerta y esperaba impaciente y nervioso a que le abriera.

 

— ¿Qué sucede? —la furia con la que inicio la pregunta se desvaneció al ver al moreno frente a él.

 

— Yo… —y ahí estaba como idiota; eso sí, se reprochaba mentalmente por ser tan impulsivo.

 

¿Qué pasaba con ese Uchiha que todos conocían?

 

Y ni que decir de Naruto, que no sabía si su corazón se aceleró de esa forma gracias a Sasuke.

 

¿Quizá era porque la música hizo olvidar todo hasta que vio al moreno?

 

Una canción completa sonó con fuerza excesiva y los dos muchachos se quedaron perdidos en la mirada del otro. Reflexionando para sí mismos que era esa nueva sensación en sus cuerpos.

 

— ¡Naruto, qué no entiendes que nos vas a dejar sordos! —salió gritando su hermana y sólo en ese momento corrieron las miradas.

 

Sakura les notó el nerviosismo

 

— Perdón, Sakura-chan, no es mi intención —fue rápidamente a minimizar el volumen. Sasuke aprovechó para entrar, la chica vio alternadamente a su hermano y a su novio.

 

Por instinto se acercó a Sasuke y le abrazó del brazo.

 

— ¿De qué hablaban? —preguntó para sacarlos de esa forma de mirarse.

 

— De los videojuegos que tiene —contestó velozmente el azabache mirando al trigueño para que le siguiera la corriente y de paso aprovechó para quitarse de encima a la chica.

 

— Sí, crees que él también tiene videojuegos —se reprochó de inmediato, a leguas se notaba la improvisación de esa frase.

 

Ambos se acercaron a la repisa donde Naruto tenía todos los Cd’s y empezaron a hablar casi al mismo tiempo para calmar la tensión mutua hasta que poco a poco se hizo de la plática amena sobre diversos juegos, consolas, actualizaciones y demás.

 

Sakura de vez en cuando trataba de unirse a la conversación pero su nulo conocimiento y sumando que los chicos nos les interesaba en lo más mínimo nada excepto disfrutar ese momento que servía para conocerse, le era imposible a ella formar parte de la situación.

 

Después de un rato de plática sonó un celular con música peculiar. Naruto, que estaba sentado al lado de Sasuke en el suelo, se levantó para coger su teléfono del escritorio y contestar.

 

— ¡Kiba!, ¿qué pasa? —mientras el rubio hablaba, los otros jóvenes se levantaron y Sasuke acomodó las cosas que estaba viendo en su lugar—. ¡Claro que sí, hombre! Le habló a mis padres y voy para allá… bueno, nos vemos —de inmediato llamó con su celular—. Mamá, me acaba de hablar Kiba; le van a hacer una fiesta sorpresa a Sai, ¿me dejas ir, sí?... sí, entonces nos vemos en la noche. Gracias.

 

Sasuke salió de la habitación mientras Sakura escuchaba a su hermano.

 

— ¿Vas lejos? —preguntó la chica.

 

— No, la casa de Sai está cerca pero me voy a llevar el carro —no dejaba de dar vueltas en busca de sus llaves y chamarra.

 

— ¿Podrías llevar a Sasuke a su casa? Me parece que se vino a pie y es algo tarde.

 

Naruto paró en seco, pero se recompuso de inmediato.

— Claro, Sakura-chan, por ti lo que sea —le sonrío y bajaron.

 

En la sala se encontraron con Sasuke que ya estaba listo para salir.

 

Sakura le dijo que su hermano lo llevaría y pese a que ella quiso despedirse efusivamente de Sasuke, lo único que pudo hacer fue darle un beso en la mejilla. Desde la entrada pudo ver como los chicos partían en el auto.

 

III Excusa. 

La única conversación que tenían era cuando el moreno le decía dónde girar para llegar a su casa.

 

— En ese edificio —señaló, Naruto se estacionó y se quedaron un momento en silencio sin hacer nadar13;. ¿Quieres pasar por el videojuego que te hace falta? –le preguntó un tanto dudoso, no sabía cómo es que Naruto podría reaccionar.

 

— Sí, claro —dudó un poco antes de contestar.

 

Los dos sabían qué harían. Salieron del auto y con tranquilidad fueron rumbo al elevador del edificio.

 

Naruto tomó su teléfono para realizar una llamada.

 

— ¡Hey hermano! Lo lamento, no puedo ir; mi madre va a traer a su jefe a cenar y ya sabes que sin mi carisma… Por supuesto… bueno, entonces nos vemos mañana… sí… De acuerdo —colgó y volteo a ver a Sasuke el cual le devolvió el gesto de forma que no supo identificar.

 

Apenas y llegaron al piso donde vivía Sasuke, ambos se abrazaron y besaron con fervor. Las manos recorrían la espalda ajena.

 

Con un hábil movimiento el moreno cerró la puerta principal y se fue adentrando rumbo a su habitación sin dejar de atender a las demandantes caricias del trigueño.

 

Se aventaron a la cama, las manos demostraban que la ropa estorbaba; las camisas volaron, los pantalones con menos rapidez y en un parpadeo Sasuke le hacía un oral a Naruto. Éste gemía de placer, tomando de la cabeza del moreno con ambas manos; no quería dirigir tan magistral deleite, sólo buscaba un punto de apoyo, uno negro y sedoso. Advirtió cuando estaba a punto de llegar, su pareja lo hizo acabar con la mano y el trigueño le devolvió el favor. Sasuke movía las caderas, quería que su excitación fuera envuelta por ese abrazador y placentero acto.

 

Después de no mucho, sus bocas se volvieron a encontrar, los sabores y las salivas se mezclaban, necesitaban más. Necesitaban culminar.

 

Ahí, enfrente de él, estaba la imagen más lasciva y memorable de toda su vida; Naruto, abierto de piernas introduciéndose dos dedos en su ano. Todo con los ojos cerrados, las mejillas ardiendo y sin alguna clase de pudor para controlar los gritos de éxtasis.

 

El Uchiha, sin estar muy seguro, se dejó llevar por sus instintos animales. Presurosamente tomó el control de los gemidos, del placer, de esos dedos que entraban en el ángel que se entregaba a él.

 

El calor existente se volvió sofocante, las mentes conectadas hicieron que sus dueños se abrazaran al momento de unir sus cuerpos en uno solo.

 

Había dolor, una parte más que otra; pero al momento de llegar al fondo sus corazones se sincronizaron, una concordancia entre cuerpo y alma.

 

El placer empezó a ganar terreno y con ello las embestidas fueron más y más rápidas, los jadeos más y más fuertes, los sonrojos más violentos y algo empezaba a nacer, algo que a cada segundo se enterraba más en ellos.

 

Una corriente eléctrica llegó más fuerte que las otras. Uno, dos, tres apretones en su virilidad, el mismo número de chorros de eyaculación que salieron del trigueño e hicieron que el moreno soltara en el interior de éste.

 

No salió de su interior hasta que la firmeza se perdió por completo, pero eso no evitó que después de culminar los cuerpos se abrazaran nuevamente y las bocas se re-encontraran. Las muestras de afecto ahora eran de agradecimiento por aquella paz que sentían, las sonrisas de sus rostros no alcanzaban a llenar ese sentir.

 

Sasuke despegó el flequillo del rostro de Naruto debido al sudor, éste hizo lo mismo antes de abalanzarse a su pecho.

 

¿Qué cuánto tiempo estuvieron así?

 

Realmente no importaba.

 

No hasta que la miel se agrio.

 

Los dos se levantaron de lados contrarios, se vistieron y dirigieron al recibidor. Sólo ahí se vieron a los ojos, y pese a la expectativa del ambiente, se sonrieron. En silencio le entregó una caja con un videojuego.

 

Antes de que el rubio saliera por completo, el moreno lo beso sin importarle que cualquiera que pasara por ahí los viera. Aunque para ser sinceros, era demasiado tarde para que eso pasara.

 

Después de un largo despido y antes de que otro encuentro se hiciera presente, Naruto abordó su automóvil y se fue.

 

IV Imposible.

Los días siguientes Sasuke trataba en vano de volverse a concentrar como siempre lo hacía. No era como si nada le importara, es sólo que a cada segundo que pasaba toda la escena vivida el pasado sábado; no sólo el sexo, que lograba ayudarle en las noches de desfogarse; había otra cosa, algo que no era capaz de comprender.

 

¿Por qué no podía tomar esa situación como sexo de una noche?

 

¿Por qué quería volver a verlo?

 

¿Por qué a él?

 

V Acuerdo.

Un día cualquiera Sakura habló a su despacho y le invitó a cenar. Claro que todo con una sutil manera, no quería espantar al moreno porque algo le decía que todavía podría salvar su relación con él.

 

Sasuke aceptó, no tenía nada mejor que hacer y una absurda y fugaz idea llegó a él. Ver a Naruto. Aunque no duró mucho.

 

El pulcro ambiente de aquel fino restaurante era lo que menos le importaba, aunque a decir verdad lo que la muchacha decía tampoco. Bueno, no hasta que el nombre de Naruto saliera de los labios rojizos.

 

Desde ahí Sasuke empezó a involucrarse y preguntar, guardando tan valiosa información.

 

Naruto tenía 20 años, era un estudiante de universidad, curiosamente le gustaba el mismo género musical que él y de igual forma los videojuegos y películas era de similar interés.

 

La joven quería ser clara y sincera; con un deje de titubeo tomó las manos del moreno y respiró hondo.

 

— Yo sé que lo nuestro no va bien, pero en verdad quiero esforzarme para que me quieras —y pese a que Sasuke la veía de forma inexpresiva ella continuó—. Por favor Sasuke, démosle otra oportunidad a esto.

 

Y en esa hora en la que Sakura habló sin parar, sólo pudo decir una cosa…

 

— Necesito ir a mi ritmo.

 

Naruto era la única persona que no le incomodaba si estaba demasiado cerca.

 

— ¡Claro, por supuesto!

 

VI Rutina.

De ahí cada dos semanas salía con la muchacha por unos tres o cuatro meses. No llevaba la cuenta, estar con ella era indiferente para él.

 

Pero Sakura se sentía plena, estaba por cumplir un año de noviazgo con el azabache; por supuesto que contando desde la primera cita. El acontecimiento era mérito de celebración así que invitó a su novio a una comida en su casa, buena forma de presentarles a sus padres.

 

Sasuke aceptó sin pensarlo mucho, prácticamente ya era rudimentario.

 

VII Novio.

Era viernes, Sasuke fue por Sakura a su trabajo y pese a ello ambos llegaron a la casa de la chica por separado.

 

Ahí Sakura presentó a su novio con sus padres, Sasuke pudo apreciar el inmenso parecido que Naruto tenía con ellos.

 

Desde el momento en el que Sasuke entró por esa puerta tuvo que morderse la lengua más de una vez para evitar preguntar por Naruto. Afortunadamente cuando la hermosa y pelirroja madre de Sakura, Kushina, le llamó para ir al comedor y ahí aquel hombre de tez acanelada, Minato, preguntó por su hijo; sus ansias se calmaron.

 

— ¿Naruto no va a cenar con nosotros?

 

— Dijo que llegaba tarde pero llegaba.

 

— Bien, entonces vamos a empezar sin él. Y dime, Sasuke ¿cómo van las finanzas para ustedes?

 

— Hemos tenido altibajos…

 

Así se hizo una amena charla. Amena para Sasuke ya que el trabajo era su vida, Minato y Kushina no lo sacaban de ese estado de confort y esta vez Sakura sí podría adentrarse a la perfección en la conversación. De momento todo el comedor quedó en silenció al escuchar voces provenientes de la entrada.

 

— ¡No, espera! r13;era Naruto forcejeando con alguien.

 

— Vamos, no me has dado mi regalo todavía r13;era una voz desconocida.

 

— ¡Claro que sí!

 

— Bueno, pero no lo que quería r13;era una voz burlona y confianzuda con Naruto.

 

— Bueno, pero ya cállate.

 

Silencio.

 

Las risas en el comedor se hicieron presentes. ¿Qué acaso ellos se imaginaron lo mismo que él? ¿Qué no les importaba que Naruto se estuviera besuqueando con ese tipo?

 

Sí, eso fue lo que le vino a la cabeza a Sasuke.

 

— ¡Suegros! r13;esa voz ya tenía rostro, uno muy desagradable para Sasuke. Ese joven de piel excesivamente pálida, cabello negro y sonrisa falsa no era lo que realmente le molestaba, sino el hecho de que viniera abrazando a Naruto y gritando semejante impropio.

 

¿O es que Naruto tenía novio?

 

— No digas eso —Naruto estaba rojo hasta las orejas, sin embargo el golpe que le propinó tranquilizó un poco al Uchiha.

 

— Hola Sai. Ya veo que sigues molestando a mi hermoso bebé —la voz entre risas de Kushina hizo que Naruto inflara las mejillas.

 

— ¡Mamá, ¿qué clase de defensa es esa?! —recriminó.

 

— Él tiene razón, señora; ahora es mi bebé.

 

La habitación se llenó nuevamente de risas, excepto de Sasuke y de Naruto.

 

— Un gusto, mi nombre es Sai y soy compañero de escuela de Naruto —enfrente de Sasuke estaba el dichoso “Sai” dándole la mano.

 

— Uchiha Sasuke —no se reparó siquiera a ver su estúpida sonrisa.

 

— Es mi novio —pavoneó Sakura al momento de tomarlo del brazo.

 

— ¡Vaya!, una cena de suegros y cuñados, lástima que no me puedo quedar.

 

— ¡Ya vete, Sai! —Naruto literalmente lo arrastraba fuera de la habitación.

 

— Hasta luego a todos, un día de estos sí me quedo para pedir la mano de… —Naruto le tapó la boca y lo sacó de la casa.

 

— Sai nunca va a dejar en paz a Naruto —sentenció Minato a la familia.

 

— Ya lo conoces, es llevado con Naruto —dijo Sakura retomando su cena.

 

— ¿Y de qué hablan? —Naruto ya estaba de regreso y se sentó en frente de Sasuke.

 

— Hablábamos de las empresas —respondió Sakura.

 

La plática se retomó, Sasuke participaba menos pero con las interrupciones de Naruto no era muy notorio.

 

VIII Práctica.

Sasuke no podía despegarle la mirada, quería toparse con esos zafiros y no es que no lo hizo pero era cuando todos le prestaban atención; él buscaba algo más íntimo, algo que le hiciera recordar el encuentro sexual que tuvieron hace poco. Naruto por su parte jamás se inmutó por Sasuke, era como cualquiera, claro está que lo había practicado desde que su hermana le comentó de la cena.

 

No quiso ser imprudente y por ello práctico horas y horas en cómo debía reaccionar, qué decir y hacía dónde ver cuando tuviera la tentación de enfrentarse a ese negro penetrante de los ojos de Sasuke.

 

Cuando la cena terminó Naruto subió alegando que tenía mucha tarea así que Sasuke decidió que era hora de irse y pese a que le insistieron a quedarse un rato más él rechazó la oferta pues al día siguiente tenía que trabajar.

 

IX Conociendo.

Después de eso Sakura y Sasuke tenían citas cada mes, pues a Sasuke el trabajo se le había juntado pero sobre todo buscaba que aquellas citas fueran en la casa de la muchacha y sino las rechazaba.

 

Sin embargo Sasuke no se había topado con Naruto desde hace seis meses, Sakura alegaba que su hermano estaba muy ocupado en la escuela, a veces llegaba sólo a dormir o ni eso le daba abasto.

 

El estar todo ese tiempo en la casa de los Namikaze no era tan malo ya que se enteraba de muchas cosas de Naruto; unas muy interesantes como su cumpleaños, gustos personales y disgustos; pero tenía doble filo porque el nombre de Sai era cada vez más nombrado. Cuando los hacían todos en familia sólo se contaban anécdotas de Sai acosando a Naruto y uno que otro comentario de que Sai buscaba formalizar algo, pero cuando lo decía Sakura a solas salían comentarios de que ellos ya eran novios pero Naruto no quería comentarlo, o que más de una vez Naruto y Sai se encerraban en la habitación de su hermano y que éste trataba de traer a Sai a la casa cuando nadie estuviera.

 

Esa clase de situaciones no hacían más que crispar sus nervios y la suerte no estaba de su lado para siquiera sacar de su cabeza a Naruto o meterlo más a fondo en su corazón. Estaba casi al borde de la resignación, no creía conveniente ilusionar a Sakura con algo inexistente, pero el destino le dio un nuevo vuelco a sus pensamientos.

 

X Película.

Ese día era sábado, Sakura y Sasuke estaban en la sala revisando unas finanzas que Sakura no podía lidiar, Sasuke estaba desesperado; ¿de qué servía elegir ese día si él no estaba ahí?, o eso fue lo que pensó hasta que Naruto llegó.

— ¡¿Hay alguien?! —el estrepitoso grito de Naruto le devolvió ese toque de cariño a su corazón.

 

— Naruto no grites, tenemos visitas —Sakura como buena hermana mayor tenía que reprenderlo.

 

— Hola —esa simple palabra junto con la hermosa mirada azabache dirigida a su persona logró que siete meses de llegar tarde, de ignorar a su familia; pues las visitas de Sasuke eran rememoradas en las cenas familiares, siete meses que inútilmente ocupó para tratar de olvidar al moreno se fueran al caño haciéndolo pasar por siete segundos para cualquier otro.

 

— Hola —reaccionó después de un buen rato. Sakura ignoró el momento, pues apenas estaba solucionando los registros financieros luego de cuatro horas de explicación de parte de Sasuke.

 

— Vamos a ver una película, ¿te quedas? —quererle decir que no a Sasuke era como fingir que nunca rememoró aquel fantástico encuentro sexual.

 

— Voy a dejar mis cosas y bajo —una mirada picara fue lo último que Naruto hizo antes de ir literalmente corriendo a su habitación.

 

El joven de cabellos negros buscó la película que Sakura había guardado al momento de que éste rechazará la “oferta” citando que fue a apoyarla en su trabajo y no a perder el tiempo con cinematografías burdas y por lo más predecibles.

 

Y por esta misma razón el rostro de desconcertó de Sakura era comprensible. Pero por la ilusión de compartir íntimos momentos con el níveo, prefirió quedarse callada y mucho menos habló cuando llegó su hermano con un platón de palomitas. A final de cuenta no pasaba nada si Naruto estaba en el sofá de a lado, ¿o sí?

 

La película era mala, a tal punto de que Sasuke estaba acodado en el brazo del sillón semi-recostado; Sakura aprovechó para posarse en su pecho y Naruto mandaba mensajes desde su celular entre risitas silenciosas siendo visto por Sasuke, obviando la discreción.

 

— Sakura-chan —interrumpió Naruto la “interesante” pantalla del televisor llena de los créditos—, ¿puedo poner la película que me presto Chouji?

 

Su hermana asintió reacomodándose lejos del calor del azabache, pues éste se movió al percatarse de la penetrante mirada del blondo.

 

No tardó para que Naruto colocara en el reproductor un largometraje de acción, género que se notó desde el inicio.

 

En esta ocasión los muchachos estaban concentrados y la única mujer era la recargada en el sofá de forma aburrida pese a los estridentes cambios de audio a causa de las explosiones, disparos y demás presentados.

 

Sakura estaba a punto de abrazar a su novio cuando su teléfono móvil sonó. Contestó pese al alto volumen de fondo pero por ende tuvo que ir a otra habitación a recibir bien la llamada.

 

Ahí el gritoneo de su mejor -Ino- exigía su presencia debido a “problemas de chicas”. Declaró que no era más que otra de sus amigas que dudaba en declararse a su amor de vida y Sakura como buena rompecorazones -no por nada salía con el codiciado Sasuke Uchiha- debía animarla y darle unos “tip’s amorosos”.

 

No dudó en declarar que salía enseguida, no hasta que cruzó el lumbral y vio a su novio más que entretenido igual que su hermano, Sakura se acercó a su novio y pegando su pecho en la nívea espalda lo abrazó y habló en su oído.

 

— Tengo una emergencia en el trabajo —trató de ser lo más melosa posible, todo parte de su táctica para que Sasuke no se sintiese botado.

 

— Ve, es tu responsabilidad, yo me quedo a terminar de ver la película, ya casi acaba —respondió sin despegar la vista del televisor.

 

Sakura no estaba convencida; pero su mente se tranquilizó al ver a los dos hombres demasiado atentos como para parpadear. Con un beso en la nuca morena salió rumbo a su misión de cupido.

 

Minutos después la pantalla se puso negra y Naruto se levantó a prender la luz.

 

— ¡Eso fue maravilloso! —;exclamó con entusiasmo Naruto viendo como su acompañante se levantaba y acercaba al televisor.

 

— ¿Cómo dices que se llama? —Sasuke trataba de encontrar la caja del disco.

 

— Creo que deje la envoltura arriba —al ver a Sasuke con su porte elegante, ahí, en su sala; algo se movió en su interior. Rápidamente giró hacia las escaleras para que el Uchiha no notara su sonrojor—. ¡Voy por ella!

 

El moreno no le dio importancia y como si alguna fuerza mayor lo obligase a voltear su vista se dirigió a la silueta que subía, específicamente a aquel trasero apretado en esos jeans, los mismos que hace siete meses quitó con desespero para disfrutar de los placeres carnales con su dueño.

 

Sin pensarlo dos veces siguió al blondo. Naruto lo recibió en su habitación sin problema dándole la caja y otras más.

 

— Todas son de mi amigo, aparte de amar la comida ama el cine y a decir verdad tiene gustos excelentes —se sentó a lado de Sasuke en su cama.

 

— Me alegra mucho porque mi hermano tiene el peor gusto y aunque sepa que la película es un asco la sigue viendo esperando “la parte espectacular” que por cierto nunca llega —ambos rieron ante ello—. Esa banda te gusta mucho, ¿verdad? —señaló un poster en el techo justo arriba de ellos.

— Sí, son de mis grupos favoritos —Naruto se recostó en su cama señalando hacia el techo—. El de en medio es el vocalista y el de la izquierda —calló al ver como Sasuke se recostaba igual para ver mejor—... el de la izquierda fue la razón por la que tome tres años de guitarra.

 

— ¿Y qué tal? —giró su rostro para verlo a los ojos en cualquier momento.

 

— Nunca aprendí —volteó y le sonrío, como la primera vez que lo conoció.

 

— Dobe —sonrío de medio lado cerrando sus ojos posando sus manos bajo su nuca.

 

— No me digas dobe, teme —el rubio siendo tan impulsivo se colocó encima del moreno dándole unos ligeros golpes en la cara.

 

— ¡Con qué así nos llevamos, eh! —Sasuke lo sujeto de las caderas y de ahí una guerra de cosquillas dio lugar a caricias y besos en el cuello.

 

Desde el primer contacto boca a boca las risas pararon; las manos se colaron bajo las ropas y los cuerpos se rosaron. Pero esta vez era diferente, los dos conocían algunas cosas… trucos que utilizaron.

 

Naruto se sentó a horcadas sobre su pubis, acarició con melosidad sus hebras brunas mirando de aquella forma lasciva que sabía que al pelinegro volvía loco de placer.

 

Sasuke no lo pensó realmente, sus manos se bajaron tentando por los costados acariciando con fervor el acanelado cuerpo hasta llegar a sus duras posaderas ayudándole a acompasar tan delicioso vaivén. Abandonó el cuerpo trigueño por unos segundos para desajustar la camisa botón por botón cosa que Naruto no permitió, se levantó con aquella mirada felina, detalló el cuerpo níveo que lucía expuesto a su totalidad y las prendas de su dueño volaron al suelo no mucho después que el rubio se colocara entre sus piernas poniendo a trabajar su boca en aquella dura virilidad hasta hacerla terminar.

 

El fervor placentero fue devuelto de igual forma dejando hasta ahí concluida la sesión. Había algo que los frenó a culminar, algo que no supieron identificar pero eso no impidió que los dos reaccionaran de la misma manera.

 

Se acomodaron sus prendas y Sasuke haciendo una seña de que se llevaba las películas que Naruto le mostró salió rumbo a su hogar.

 

XI Tiempo.

Había pasado ya casi un año desde la primera vez que se vieron, se tocaron y se besaron. En ese año pasaron un sinfín de cosas que sólo era el desvío hacia un final impredecible.

 

Como ya parecía costumbre, después de un encuentro íntimo entre Sasuke y Naruto; el segundo se alejaba lo más posible con el fin de no volverlo a repetir y que inconscientemente lo único que provocaba era desear con mayor fervor y más tiempo estar al lado del novio de su hermana.

 

Sasuke era prácticamente obligado a comer con la familia una vez a la semana y ese viernes no fue la excepción, sin embargo; y después de cuatro meses de no ver a Naruto todo parecía un deja-vu.

 

— ¡Familia, Sai se coló a la cena! —entró a la habitación comedor gritando. Vio a cada uno de los integrantes de su familia; al ver a Sasuke no cambio su tono alegre y lo saludó— ¡Hola, Sasuke! Nadie me dijo que teníamos invitado.

 

— Si tan sólo estuvieras más tiempo en casa sabrías eso —le recriminó su madre antes de volver a ingerir bocado.

 

— Y tú no dijiste que me traerías así que creo que estamos a mano —Sai hacia gestiones con intención de abrazarlo.

 

— ¡Pero tú me seguiste! —reclamó inflando sus mejillas y estirando los brazos para alejar a su acosador.

 

— Ay, Sai —rio Kushina al ver tal escena—. Ya siéntense a comer, Naruto sírvele a Sai.

 

— ¡Ah, ¿yo por qué?! —reprochó mientras Sai se sentaba al lado de Minato.

 

— Porque tienes que acostumbrarte, cuando seas mi esposa lo harás todos los días —sonrío.

 

— Que no voy a ser tu esposo, con o —contestó el blondo desde la cocina y de regreso con dos platos. Se sentó al lado de él.

 

— Entonces, esto es una cena de cuñados, ¿no es así suegros? —volteó a ver a Minato y Kushina quienes rieron a carcajada suelta.

 

— Vuelve a decir eso —Naruto le jaló una oreja.

 

— No, no lo haré —se retorcía en su asiento.

 

Las risas volvieron y de ahí una plática muy amena con los bobos comentarios de Sai, platica del día de todos y uno que otro comentario de Sasuke se hizo presente. Hasta que Sai volvió a ser el centro de atención pero esta vez sacando a flote un tema controversial.

 

— ¿Y ya tienes planeado el sí o no para el intercambio, Naruto? Recuerda que tienes que sacar visa y luego es muy engorroso.

 

Pese a que Naruto no paró de hacerle señas de enojo, vergüenza y suplica, éste no se inmutó. Y qué decir de las miradas ajenas llenas de asombro que se intercalaban de Sai a Naruto.

 

— ¿De qué habla Sai, Naruto? —la voz de su padre era seria.

 

— De parte de la escuela —susurraba—, pero como no tengo nada decidido no he querido preocuparlos.

 

— Pero hijo, eso es algo que se decide en familia —consolaba su madre.

 

Naruto sentía que había traicionado a su familia, entristeció. Sai supo en ese momento que había metido la pata muy hondo y no sabía cómo remediarlo.

 

— Es normal —la voz de Sasuke retumbó en el silencio que se formó—. El no querer que las decisiones no sean afectadas por terceros puede ser algo egoísta; pero cada quién sabe qué conviene para nosotros mismos por estar dentro de nuestras capacidades y fortalezas. Los hombres de negocio entendemos eso a la perfección, ¿no es así Minato-san?

 

Las reacciones fueron diversas. Kushina sonrío complacida, él era un buen muchacho; Sakura lo veía más perfecto cada segundo; Minato suspiró resignado, asintiendo con la cabeza; Sai se alivió cuando vio que Naruto cambiaba de expresión, él nunca lo había logrado; y Naruto le veía y sonreía de forma agradecida.

 

Los primeros gestos de la noche que eran solo para su persona le hacían sentirse tan grato. No quería admitirlo pero ese tal Sai le había robado toda la atención de Naruto.

 

¿Pero cómo era que se sentía así si él y Naruto no eran ni serían nada?

 

Si tan sólo no se hubiera topado con él en la parada del bus él no estaría ahí cenando, no estaría gastando su voz en apoyar a alguien.

 

Sólo a Naruto.

 

Admitir esto ya no lo aterraba, el porqué pasaba sí lo hacía.

 

XII Promesa.

Un rato después todos se despidieron, Sasuke agradeció la cena y se marchó viendo como Naruto llevaba a Sai a su domicilio.

 

Dio un gran paseo antes de llegar a su residencia esperando a que eso le ayudase a resolver las dudas en su mente. Quizá la mejor solución sería alejarse de todos, es decir terminar con Sakura y por ende todo el contacto con Naruto. No quería decir que era la mejor opción, porque sentía algo por Naruto; no sabía qué era, no había forma de compararlo o siquiera para darle nombre pero existía y así como le gustaba, lo odiaba.

 

Desalentado porque el paisaje no ayudó siquiera a dar opciones regresó a su departamento.

 

Sus pensamientos hubieran continuado al momento de bajar de su automóvil sino fuese por la cabellera rubia que identificó en la obscuridad.

 

— Fumas —no era una pregunta pero tampoco una afirmación. Sasuke nunca pensó que Naruto tuviera siquiera un vicio, ante sus ojos él era tan puro, honesto… un ángel.

 

— Sólo cuando me armó de valor —dio la media vuelta para verlo a los ojos al momento de apagar su cigarrillo.

 

— ¿Valor para qué? —se encaminó al elevador y sin necesidad de hacer algún gesto o similar, Naruto le siguió continuando la conversación.

 

— Para —dudó unos momentos, la puerta del elevador se cerró y prosiguió—… para agradecerte lo de hace rato.

 

— Bueno, no era necesario que vinieras sólo por ello —Sasuke buscaría una sola cosa esa noche, definir qué era lo que Naruto sentía por él.

 

— ¡No sólo es eso! —infló sus mejillas y salieron del elevador. Sasuke entró a su domicilio y Naruto se detuvo en el lumbral de la puerta— Es que —y en ese momento Sasuke pudo darle una explicación a lo que sentía; le gustaba con cada fibra de su ser. Le gustaba todo lo que tenía que ver con ese ser que se sonrojó y lo miró directamente a los ojos cuando continuó—… te he extrañado.

 

No es que Sasuke no haya notado que tenía sus propias mejillas ardiendo, pero su corazón latía tan rápido, tan fuerte que interrumpió todo contacto consigo mismo para disfrutar de Naruto.

 

— Yo también te he extrañado —temerosamente, como si Naruto se fuese echar para atrás, se le acercó y besó sutilmente sus labios.

 

Los dos se quedaron viendo perdidamente, buscando algún rastro de confusión mutua o ajena. Sonrieron al mismo tiempo al descubrir que nunca hallarían su mayor temor.

 

Sasuke lo abrazó protectoramente y Naruto le agradeció con un beso, de esos que le hacen perder la razón porque Sasuke provocaba eso y más. Pero el moreno se detuvo.

 

— No quiero que vuelva a durar un rato; no quiero que después de esto me evites —Sasuke estaba abriendo su corazón y Naruto entendía que para él era difícil y no lo dejó pasar.

 

— Yo tampoco quiero evitarte nunca más.

 

No sólo era la primera vez que hablaban de los sentimientos que estaban desarrollando; también estaban mirando el alma del otro, estaban siendo sinceros consigo mismo, con sus corazones.

 

Y cuando el placer emocional y el placer carnal se combinan, crean una fuga imparable de erotismo de la cual ellos fueron participes esa noche. No había prisa de nada. Aquellos besos, caricias y suspiros ya no querían decir palabras, ahora sólo deseaban hacer sentir al contrario cómo se sentía estar a su lado. Aquella intromisión los hacia más unidos, a sus cuerpos y corazones. Ninguno podía pedir más, en ese momento todo era tan perfecto; inclusive después de culminar que hasta el mismo tiempo fue olvidado y disfrutaron dormir en brazos del otro.

 

Aquella magia aún perduraba a la mañana siguiente y como si recién casados parecieses se dieron los buenos días con una sonrisa y un beso con luz matutina alumbrándoles el rostro. Se ducharon y desayunaron platillos cortesía de Sasuke, en todo momento no dejaban de rozarse, besarse y hacer una que otra travesura.

 

— Entonces, ¿piensas irte de intercambio? —preguntó Sasuke y no por ello la magia fue rota, ni llegó un lapso de incomodidad; sólo una risa traviesa de Naruto al tapar sus ojos y besar su nuca.

 

— No me iré, quiero quedarme contigo —y destapó su vista para ver la hermosa sonrisa.

 

Se despidieron un rato después con la promesa de encontrarse pronto, asumiendo la realidad a espalda de todos.

 

XIII Paradoja.

Un solo día basto para que Naruto extrañara a Sasuke, también para que en casa se dieran cuenta que el rubio estaba diferente -quizá no mucho- pero sí era notable para su familia. El simple hecho de que no haya salido como meses atrás venía haciendo, ya era gane.

 

Llegando al lunes todo se volvió una burla para encontrarse, moviendo todo para cumplir sus caprichos y ahora pasaba lo contrario. Sasuke estuvo atiborrado de trabajo y Naruto a fin de semestre y pese a ello los dos hacían su lucha -inútilmente- por encontrarse.

 

Sin embargo el jueves fue el día de dicha.

 

Pero la gracia de uno es la desdicha de otro.

 

XIV Destrozar.

Sasuke hizo todo lo posible por salir temprano ese día, sabiendo de antemano que Naruto haría lo mismo.

 

Aun así cuando entraron por esa puerta era notorio que estaba sola, provocando un suspiro de resignación en Sasuke y uno indescifrable de parte de Sakura.

 

Sasuke supuso que haría lo de siempre con Sakura, sentarse en el sofá y escucharla hablar hasta que sus padres llegaran, comerían algo y luego se marcharía sin ver a Naruto nuevamente.

 

Pero esta vez no estaba dispuesta a conformarse con tan poco.

 

Lo tomó de la muñeca mirando con una mueca extraña el suelo acomodándose enfrente de él. Su rostro tenía una extraña combinación entre enojo y nerviosismo.

 

— ¿Nosotros qué somos? —firme y decidida, eso no fue lo extraño realmente, más bien el hecho de encararlo con aquella pregunta un tanto ilógica a su parecer.

 

— ¿A qué viene esto? —dijo con fastidio. Si algo le había enseñado el tiempo es que Sakura se deja influenciar muy rápidamente y estaba llena de esa idea de aparentar ante la sociedad.

 

— Sólo soy un juego para ti, no es así Sasuke —sus mejillas se estaban sonrojando de la impotencia que sentía en ese momento. Sabía que llegar de improvisto provocaría la cara de indiferencia que Sasuke le mostraba en ese momento. Pero ella no era estúpida, como si no hubiese notado durante la semana que su novio se mostraba de forma más distante de lo normal, más distante que aquel chico guay que le cuesta mostrar sus sentimientos… simplemente su actitud pasaba más allá de lo habitual. Esa actitud pisaba al enamoramiento y estaba claro que de la noche a la mañana por obra del espíritu santo no se iba a enamorar de ella, su novia desde hace dos años.

 

Nunca le ha importado con cuánta zorra Sasuke se ha acostado (cosa que no le consta) y ella ha sabido mantener ese inmenso amor con los pequeños gestos de Sasuke, esperando que algún día sea igual o mejor que la primera semana que lo convenció de ser pareja. Donde unos besos, palabras de afecto y una noche unidos fue lo mejor que le pudo pasar en la vida.

 

Y ahora Sasuke engañaba esa ilusión suya, enamorándose en un parpadeo de alguien más teniéndola a ella dispuesta a dar todo por él.

 

— Sasuke por favor respóndeme —las lágrimas amenazantes se hicieron presentes.

 

Él sólo pudo soltar otro suspiro de pesadez.

 

Ese momento que estuvo esperando desde la primera vez que la propuesta de ser novios estuvo en la mesa llegó demasiado tarde. Quizá si la semana pasada hubiese llegado esa oportunidad -antes de experimentar aquellas emociones tan fuertes con Naruto- habría cortado cualquier tipo de lazo con ella destrozando de una manera ruin la más mínima sensación de agrado de Sakura hacia su persona.

 

Pero él sabía que por más distorsionada que esté su mente Naruto jamás aceptará tener el más simple contacto con su persona si terminara con su hermana.

 

¿Entonces cuál era la solución?

 

Realmente era demasiado simple.

 

— ¿Qué quieres que haga? —tan simple como cumplir sus caprichos.

 

Y quizá si hubiese sabido en momento que esta situación se volvería rutina, nunca hubiese aceptado.

 

— Una muestra de afecto —pegó sus palmas al pecho del moreno, juntando sus cuerpos—, algo que me diga que existo en tu mente —cerrando suavemente sus ojos empapados de lágrimas, tratando de alcanzar los labios con los propios—… algo de amor.

 

La calló con un beso insignificante e insensible para él, uno de los mejores recuerdos con su novio para ella…

 

Y con un corazón roto para aquel rubio que acababa de llegar corriendo para encontrarse con Sasuke.

 

La decisión más oportuna para Naruto fue salir sin hacer el menor ruido posible.

 

Así las cosas se calmaron con Sasuke y Sakura y volvieron a la rutina de siempre. Con la diferencia de que Sasuke esperaba pacientemente a Naruto, él sabía que llegaría. Tan confiado estaba que aceptó una taza de té y una charla con Minato después de cenar.

 

Un corazón roto por el momento y muchos más que quebrantar para después.

 

XV Alegría.

Esa misma noche y pasado los días Sasuke no dejó de persistir en ir a la casa de su “novia”; sin embargo pasó lo mismo una y otra vez. El moreno mentalmente justificaba día a día la ausencia del rubio, quizá porque creía en su palabra, posiblemente porque él lo ansiaba; probablemente porque lo amaba.

 

Y cuando la última frase salió de su mente -y boca- su cuerpo se tensó y su mente dejó en blanco cualquier signo que no fuera las palabras: amor, Naruto, yo.

 

Era muy ponto para llamarlo amor, pensó. Y aun así ni el mismo se convencía.

 

¿Era posible que en tan poco tiempo se pudiese enamorar?

 

¿Con tan pocas acciones?

 

¿Numeradas situaciones?

 

A final de cuenta estaba claro que no había vuelta atrás y por primera vez el estar pensando en un futuro con alguien más a su lado le sacaba una sonrisa sincera.

 

XVI Palpitar.

Y tuvo que pasar lo que siempre pasaba… Naruto se alejó.

 

Sakura le dijo a Sasuke que Naruto tenía algo importante que decirle a toda la familia y por ende tenían que llegar temprano al día siguiente.

 

Sasuke hasta cierto punto se puso nervioso.

 

¿Acaso Naruto pensaba hacer pública su relación?

 

¿Por eso Naruto no aparecía?

 

¿Quería armarse de valor para decirle a toda su familia que ha estado teniendo encuentros amorosos con el prometido de su hermana?

 

Sea cual fuese la reacción de todos los presentes en esa cena, Sasuke estaba dispuesto a enfrentar hasta el mismo infierno con tal de pasar el último suspiro de su vida junto a Naruto.

 

Nunca imaginaría estar equivocado.

 

XVII Noticia.

Ese día Sasuke y Sakura llegaron temprano. Kushina como en cualquier momento especial y pese a que no sabía para qué los había citado su hijo con tal seriedad, encargó comida en el restaurante más popular de todo Tokio.

 

Todos ayudaron a poner la mesa y hablando de trivialidades familiares con una que otra pequeña broma debido a la confianza que existía con esas cuatro personas.

 

En el momento en el que el último tenedor fue colocado sobre la mesa, Naruto llegó, pero no solo.

 

— ¡Suegros! —esa pedante voz no sólo hizo que su ceño se frunciera, también le entró un mal presentimiento que de inmediato trato de apaciguar pensando una y mil maneras de cómo ese sujeto se le pudo pegar a Naruto para esa reunión.

 

Después de esa conclusión sonrío para sus adentros, servía que ese sujeto tan parecido a él -aunque le costase trabajo admitirlo- sabría que tenía que alejarse de Naruto porque él ya estaba dentro de su corazón.

 

Naruto saludo a todos inclusive a Sasuke, lo cual extraño a los presentes puesto que aquella tensión que esos dos traían era notoria para toda la familia. Su madre tiernamente decía que Naruto estaba celoso de que alguien quisiera estar con su adorada hermana mayor y fue la más congruente conclusión que convenció a los padres; pero no a la hija.

 

Pero ahora esa conclusión parecía errónea al ver el comportamiento más detalladamente de esos dos jóvenes. Eso fue lo pensó la hermosa madre de Naruto.

 

Dejando a un lado este hecho, todos se sentaron a cenar, hablando con tranquilidad de diversas cosas. A decir verdad, nadie quería presionar a Naruto y el rubio no parecía nerviosos o ansioso, simplemente disfrutaba de estar ahí, con todos los presentes.

 

Terminada la cena, Naruto se levantó llamando la atención de todos los presentes más de lo que tenía.

 

— Familia, he tomado la decisión de irme a estudiar a Londres —Naruto miro la reacción de todos deteniéndose un ligero segundo más en Sasuke; todos tenían cara de desconcertó que después cambiaron por sonrisas conciliadoras, todos menos el Uchiha.

 

Y es que no podía comprender a dónde habían ido esas promesas de amor, de permanecer juntos, de ser felices… en fin, todo lo que hablaron aquella noche; aquella mañana que despertaron juntos.

 

Y ahora Naruto se iría. No lo entendía.

 

Su negra y profunda mirada era clavada ante un Naruto que lo ignoraba por completo.

 

Sakura lo notó.

 

Esa confusión y miedo marcado en su rostro, en ese Sasuke tan seguro e inexpresivo.

 

¿Por qué cambiaba ahora?

 

¿Por qué con Naruto, su hermano?

 

— Yo cuidaré muy bien de su hijo, suegros r13;era imposible no salir de sus pensamientos al escuchar eso.

 

— ¿Tú también iras, Sai? r13;Kushina suspiró con alivio al ver a Sai asentir.

 

— Claro, yo nunca dejaría a este bomboncito solo en una ciudad desconocida —trató de agarrar a Naruto por la cintura.

 

— Deja de avergonzarme con mi familia, pequeño bastardo —Naruto le jalaba la oreja y Sai le suplicaba que lo soltara.

 

Toda la escena logró que Sasuke deseara plantarle el puño cerrado en esa maldita cara de idiota que tenía Sai.

 

Quería enfrentarlo, gritarle todo lo que se estaba guardando… pero cuando abrió la boca para llamar su atención, no salió ni el más mínimo sonido; desconcertándolo y logrando que su cabeza se enfriara.

 

El único que no podía decir nada, era él. Y si la familia de Naruto apoyaba esa decisión de su hijo, era por su culpa.

 

Todo lo había provocado él.

 

Sasuke tuvo que darse cuenta que Naruto ya había tomado una decisión.

 

Ajearse de él.

 

XVIII Adiós.

Después de dos semanas Sakura por fin pudo contactarse con Sasuke. Se veía cansado, desvelado… triste.

 

Sasuke ya no intentó buscar a Naruto, sin embargo todas las noches lo esperaba fuera de su edificio y Naruto nunca aparecía.

 

Llegó el día en que Naruto se iba, Sakura le aviso para que la acompañara a despedirse de su hermano. Ella tenía que comprobar si las sospechas que se estuvo formando eran ciertas.

 

Cuando llegaron al aeropuerto Naruto terminaba de despedirse de sus padres y cuando visualizó a los recién llegados sonrió y fue a abrazar a su hermana por un largo rato, después volteo a ver a Sasuke y le tendió la mano mirándolo fijamente.

 

— Cuida de ella, mi hermana vale demasiado —cómo aquel angelical y varonil hombre podía romperle el corazón mirándolo y hablándole de esa manera tan serena.

 

Sasuke sólo respondió con un asentimiento, mirándolo con una confusión y dolor marcado en su rostro.

 

Quizá en ese momento habría dejado todo, rompiendo con Sakura y hasta cierto punto delatar a Naruto por su partida.

 

Lo hubiera hecho sino fuese porque vio un ligero toque de duda y arrepentimiento en los ojos cielo de Naruto.

 

Naruto Uzumaki partió sin voltear hacia atrás y Sasuke Uchiha dejó de mirar el avión que abordó el rubio antes de partir.

 

Ambos sabían que después de eso nada sería igual, y cuando Naruto regresara ya no podrían pretender ignorar ese amor que traspasó más allá de lo que ellos hubiesen querido.

 

Y ninguno imaginaría que ese era el reto más sencillo que tenía el destino preparado para ellos.

 

 

 

... Contunuará

Notas finales:

Y bueno, faltaría la segunda parte :3 esperenla pronto y si les gusto me haría muy feliz saberlo por medio de un review :3

 

Los quiero mucho en verdad 

Matta nee, dattebayo <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).