Esta es una historia muy triste o muy tierna, desde el lado que la quieras ver, pero te darás cuenta de que aun pareciendo un poco dramática, es demasiado cautivadora.
Soy Lee Jinki y tengo 28 años, pero esta historia no habla de mi, tengo un novio con unos hermosos ojos felinos llamado Kibum, pero tampoco le pertenece esta historia, tuve un bonito hermano menor que tenia por nombre Taemin, tuve, porque él falleció hace un tiempo por culpa de leucemia y aunque es uno de los protagonistas, no es del que en verdad quiero hablar, a la persona a la que le debo esta historia es a mi cuñado Choi Minho, y no solo era mi cuñado porque haya andado con mi hermano, sino también por ser prácticamente el hermano de mi novio, son inseparables, bueno mas bien, eran inseparables, no había día en el que no se mandaran al menos un mensaje de texto o se juntaran en algún café a platicar sobre sus choco aventuras, como ellos les llamaban.
Pero todo eso cambio un horrible 7 de septiembre, el día que Tae murió.
La relación del Minmin, como les decía Key, era perfecta, y no lo digo solo porque Kibum me lo repitiera tantas veces, también porque ellos emanaban una enorme dulzura, tan grande que el que los conocía, los aceptaba aun estando en una relación poco común.
Ambos fueron personas increíbles, eran tiernos, humildes, amables y cariñosos, y a pesar de que yo no hablaba mucho con Minho, aun a distancia podías ver de qué tipo de persona es, demasiado transparente y con un gran corazón. Pero ahora ya no se le ve así, ahora solo lo encuentras frio y serio y solo por su oficina o el cementerio.
Después de que el pequeño Taemin murió, después de que muchos le lloramos, porque éramos muchos, nadie podía resistirse a Taebaby, oh no, nadie era la excepción, ni siquiera los padres de Minho, que cuando se enteraron de que mantenían una relación, el señor Choi siendo una persona demasiado rígida y estricta y la señora Choi toda una conservadora, paso todo lo contrario a lo que esperaban, los señores Choi les dieron su aprobación y cariño, nadie podía evitar querer a esa preciosa pareja, como lo dije antes, simplemente era perfecta.
Después de ese terrible día, todos tuvimos que retomar nuestras vidas y hay que aceptarlo, por lo menos a Key y a mí nos costó demasiado, sin contar que mis padres aun no lo dejan ir del todo, así como Minho.
Aun recuerdo el último día que vi a Minho y Taemin juntos, fue en el hospital, minutos antes de que todo acabara, los 2 se veían tan tristes, ninguno había parado de llorar, contando a Key, Jonghyun que es primo de Key y buen amigo de los pequeños Minmin, mis padres y yo.
El único que lo vio partir fue Minho, nosotros decidimos darles un momento a solas, nunca sabremos cuales fueron sus últimas palabras, Minho se quedo solo con él casi por 3 horas, no sé a qué hora realmente murió o si fue feliz en su último suspiro, no, nadie lo sabe y no era como que quisiéramos presionar a Minho, pero desde ese día hasta 2 meses después fue que lo volví a escuchar hablar sin que se le cortara la voz por el llanto.
Key y yo le ofrecimos vivir en nuestro departamento para que no se sintiera solo, pero él se negó. No lo he vuelto a ver sonreír, cuando ve a mis padres o a mí, solo se echa a llorar, a lo que a Kibum destrozo, y aunque yo se que le duele, decidió que era mejor que evitáramos encontrarnos con él.
Mañana es un año más que el pequeño Tae falleció, y sé que si voy a visitarlo al cementerio, me topare con Minho ahí, y no es que no quiera, pero verlo así de destrozado a ya 5 años de la partida de mi hermano, es realmente deprimente, pero no le tengo lastima, claro que no, creo que es una persona muy fuerte, que ha hecho crecer su empresa en un 50% aun teniendo el corazón vacío y el llanto siempre contenido.
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-buenos días Choi- grito un chico alegre con una bella mirada parecida a la de un can.
-hola Jong- saludo uno que le ganaba notablemente en estatura, pelinegro y con unos ojos negros enormes pero vacíos.
-¿no deberías estar ya en la empresa?- pregunto Jonghyun, olvidando por completo que fecha era.
-no, iré a ver a Taemin, y ya se me hace tarde, me está esperando- hablo Minho, frio como lo ha hecho desde aquel día, haciendo el ademán de irse, pero Jong lo detuvo del brazo haciéndolo girar solo un poco.
-Min, vas diario, ¿no crees que solo por hoy que no vayas no hará mucha diferencia?- el alto lo miro serio, no puso ninguna expresión en particular en su rostro, como lo ha hecho desde hace 5 años -hoy vayamos a tomar algo, ¿qué dices?- Jong sonrió, quería convencerlo de que no era nada bueno lo que hacía, ya muchas veces habían tratado de hablar con él y hacerlo entender que Tae ya no volvería, que como dice él, no lo está esperando, que debe rehacer su vida, volver a amar y que todo esto lo puede hacer sin olvidar a Taemin, ni que tiene que dejarlo de amar.
-Jong, Tae me espera y tu sabes que odio ser impuntual, debo irme- se soltó del agarre y se fue.
Ya era un año más sin el amor de su vida, sin esa persona que con solo mirarla le hacia el peor de los días el mejor de todos, su Minnie, su hermoso Minnie, a ese al que le prometió amor eterno y lo cual cumpliría, porque él era un Choi y sus promesas no eran simples palabras, porque sus sentimientos aunque ya hayan pasado 5 años, no han cambiado en lo más mínimo.
Llego casi corriendo, por culpa de su amigo perruno, apenas estaban por dar las ocho treinta, pero para él, era lo peor que había hecho en la vida, ya que el día anterior juro que llegaría a las 8 sin faltas ni retrasos, pero su queridísimo amigo se había encargado de que no fuera así.
Se sentó frente a la lapida, como lo ha estado haciendo desde hace su partida, día a día, no importando si el sol está en todo su esplendor o si el cielo parece caerse por una tormenta horrenda que amenaza con no acabarse por días, aun así, ahí está Minho, con una hermosa flor, un clavel para ser más precisos, los cuales eran la adoración del pequeño, sonríe apenas termina de leer el nombre de su pequeño amado, oh porque los demás no lo saben, pero él si sonríe, siempre que está ahí, sonríe mostrando sus dientes blancos, sonríe de verdad, se siente bien al estar frente de lo único que le importa, porque le gusta engañarse y decirse hasta creerse que su Tae regresara con él y podrán hacer todo lo que tenían planeado, todos los viajes, las cenas a la luz de las estrellas, las idas a la playa en las que terminarían haciendo el amor en la arena con la luna como testigo, comprar ese departamento que tanto les gusto, adoptar a ese pequeño, que desde la primera vez que lo vieron lo quisieron como un hijo, porque él prefiere mentirse a conformarse con una vida sin él, una vida deprimente y hueca, tratando de amar a alguien que él sabe bien que no hará y que no funcionaria esa relación, porque su corazón siempre le perteneció y pertenece a Minnie.
-hola Minnie- sonríe pero eso no evita que su llanto también haga presencia -¿sabes?, te extraño mucho, ya son 5 años, jeje, no me gustan los números impares- ya no sonríe, solo llora, llora como ha hecho desde ese día hace -vuelve por favor, te necesito, ya no se qué hacer sin ti- apoya su frente en la lapida, el llanto ya no le permite hablar, solo puede soltar jadeos y pequeños pero roncos gritos desde su garganta, sintiéndola desgarrar, y aunque sabe que esta tampoco es una forma de vida, sabe que no podrá dejar de hacer la misma rutina hasta que ya no pueda mas, y tal vez, solo tal vez un día, termine él mismo dando fin a su trágica historia.
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Ya es 8 de septiembre, la verdad es que no quise venir ayer porque me sentiría muy triste por ver a Minho, lo que no me esperaba, era encontrarlo dormido, acostado frente a la lapida de Tae con la nariz y mejillas rojas, sus labios morados por el frio de la madruga dándome a entender que de nuevo a pasado la noche aquí, porque si, ya lo había hecho antes, no es la primera, ni la segunda vez que lo hace, es como venteaba vez que lo encuentro aquí, sin contar las de Key ni las de Jong.
-Minho, es hora de que te vayas- lo muevo un poco, a lo que él reacciona, me mira y se sorprende un poco pero rápido regresa su mirada a esa fría que se carga desde ese día.
-creí que lo habías olvidado- se levanta pero no me mira a los ojos, se que está aguantando el llanto - ¿y Key?-
-se quedo estacionando el auto- es una plática bastante incómoda.
-me lo saludas, ya debo irme debe ser tarde-
-Minho, ya es domingo- ¿no sabe que se quedo toda la noche aquí, pasando frio?
-oh~- suelta un suspiro, eso me lo contesta -entonces solo iré a darme un baño y volveré- al fin levanta la mirada y me ve a los ojos -cuídate Jinki-
-ya no tienes que volver Min, ya has hecho demasiado- ambos volteamos a ver a Key -mejor ve a dormir bien y descansa ¿sí?- sabía que no debía traerlo, ya está llorando, se acerco a Minho y lo abrazo, pero este retrocedió, alejándose.
-Key, él siempre me espera, y lo sabes, creí que ya lo entendías- Minho se dio la vuelta y se fue.
Key y yo nos quedamos alrededor de 1 hora y como había dicho, Minho regreso con un clavel en sus manos. Nos quedamos un rato más, hasta pasadas las cuatro de la tarde fue que decidimos irnos, Minho se quedo, Key trato de nuevo de hablar con él, pero como siempre dijo que no.
Tal vez Tae si lo está esperando, tal vez y este siempre fue su destino y tal vez nunca podremos entenderlos.
Su historia es la más hermosa que conozco, quizás algún día se volverán a encontrar, o quizás solo sea una historia de amor mas, que como muchas, su final siempre será triste.