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Nunca te emborraches junto a un chico sexy por sunako_1

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Notas del fanfic:

Los personajes del Manga y Anime "Gintama" No me pertenecen, son propiedad de Hideaki Sorachi-sensei

Notas del capitulo:

estoy feliz de subir un ff de ellos

Gintoki x Hijikata son una de mis parejas preferidas (estoy completamente enamorada de Gin-chan

disfrutenlo

La lluvia caía incesantemente chocando contra el asfalto de aquella oscura y solitaria calle. Todas las personas que hasta hace algunos minutos paseaban por el lugar, escaparon buscando algún refugio para evitar mojarse y quedar empapados.

Entre el sonido de las gotas que golpeaban el pavimento y los techos de las casas de alrededor, se escuchaban los rápidos pasos de un hombre que corría rumbo a su hogar -¡Maldición!- bajo el brazo derecho, llevaba celosamente una revista dentro de una bolsa plástica -¿Por qué se tenía que poner a llover justo ahora?-

Después de correr un poco más, llego a su destino. Decidió pasar al bar que administraba su casera y estaba justo debajo de donde él vivía. Abrió la puerta corrediza y se encontró con el saludo de la dueña –Bienvenido ¡Oh! Eres tú-

-Hola Otose-san- entro al lugar y un suave aroma a tabaco le inundo el sentido del olfato –Valla, valla Hijikata-kun…- se encontró al vice-comandante del Shinsengumi sentado en uno de las sillas cerca de la barra -… creo que también te pillo la lluvia- pequeñas gotitas caían de sus cabellos negros dando a entender, que había entrado hace poco tiempo al lugar.

-¿Por qué siempre me tengo que encontrar contigo en mis días libres?- el pelinegro hizo una mueca de desagrado y dio un sorbo a su vaso -¿Cuál es tu afán de perseguirme, yorozuya?-

El peliplata se sentó a su lado –Oye, oye ¿Quién quiere seguirte? Yo vivo justo arriba de este bar- el ojirojo bufo molesto –Tu eres el que siempre anda detrás de mi ¿Quieres ser mi amiguito o estas enamorado de mi?-

El ojiazul golpeo la barra con el vaso -¡¿Quién demonio quiere ser tu amigo?!-

-Ooooh entonces estas enamorado de mi- dijo con tono burlesco.

El pelinegro sonrió altanero –No tengo tan mal gusto- encendió un cigarrillo dándole una pequeña bocanada y soplo el humo.

El peliplata dio una gran carcajada y después habló –Seria una vergüenza enamorarse de quien te derroto ¿Verdad?-

-¡¡Solo fue esa vez, puedo vencerte cuando quiera, permanentado!!-

-¡¡Solo inténtalo si te atreves, príncipe-mayo!!-

Los dos gritaban y se insultaban. Al final, decidieron hacer una competencia de bebidas. Afuera la lluvia, se había transformado en una tormenta eléctrica y, además, el viento era bastante fuerte.

-Creo que será mejor cerrar- dijo la mujer con orejas de gato –Esta tormenta no tiene ganas de parar y ya casi todos los clientes se fueron-

-Tienes razón Catherine- la dueña del local miró a los únicos clientes que quedaban –Oigan, vamos a cerrar así que deben marcharse-

-Oye Hijikata-kun…- después de tomar tanto, los dos estaban bastante ebrios -… ¿Puede pagar mi cuenta?-

-Como siempre, eres un inútil- saco la billetera y pagó –Pero como un premio de consolación después de perder, la pagare-

-¡¿Quién perdió contra ti?!-

-¡Obviamente tu, ricitos!-

-¡¿Qué fue…?!-

-¡¡Ya vallase!!- la casera los saco de una patada y cerró la puerta del local.

Los dos estaban de pie fuera de la entrada del bar mirando los truenos y mojándose -¡¡Maldición, no va a pasar ningún taxi con este clima!!- dijo irritado el vice-comandante.

El ojirojo suspiró –Como agradecimiento por pagar todo, puedes quedarte en mi casa-

-¿Quién quiere quedarse?-

-Entonces ve a morir de hipotermia- el peliplata comenzó a subir las escaleras -¿Vas a venir o no?-

El ojiazul lo siguió y subieron juntos. Llegaron y entraron –Lamento las molestias- se quitaron los zapatos y el dueño de casa se fue directo a su habitación a estirar el futon y buscar unas toallas -¿Dónde está la chica monstro y el de las gafas?-

-Iban a comer sushi en casa de Shinpachi, así que, se quedó allá- mientras se secaban el cabello, el ojirojo miraba de reojo al pelinegro –“Realmente debo estar borracho para pensar que con ese kimono se ve sexy”- la ropa húmeda se le pegaba al cuerpo mostrando la delineada silueta del ojiazul.

-¿Qué miras tanto, Yorozuya?- el vice-comandante sintió la lasciva mirada carmesí sobre él.

-Nada en realidad- terminó de secarse y dejo la toalla en uno de los sillones –Solo…-

-¿Solo qué?- también terminó de secarse y dejo la toalla en el mismo sillón.

-Solo… solo tengo un futon así que deberás dormir conmigo- se asombró de sí mismo al decir aquella mentira.

-Yo dormiré en el sofá- el ojiazul desvió al mirada.

-¿Te da miedo dormir junto a mí, Hijikata-kun?- se le acerco un poco -¿Crees que te hare algo?- por alguna extraña razón (quería pensar que era culpa del alcohol), esta situación lo estaba excitando –No me digas que eres virgen-

-¡¿Eso no te importa?!- el pelinegro se sonrojo y grito nervioso.

El peliplata se sorprendió -¿Lo eres?- su corazón palpitó fuertemente al verlo tan ruborizado -¿Qué no eres popular con las mujeres?-

-Ya cállate. No puedo evitarlo…- tal vez por culpa de la borrachera, el ojiazul estaba inesperadamente honesto -… aunque se me declaren millones de mujeres, yo solo amaré a una-

-Pero ella ya no está- sus ojos se encontraron -¿Significa que morirás virgen?- toda esta situación era demasiado extraña pero, lo más extraño, eran sus propias emociones -¿No volverás a amar en toda tu vida?-

-No lo sé, pero no puedo tener sexo si no siento nada por la…- las palabras se quedaron atascadas en su garganta. En un movimiento rápido, el ojirojo lo tiro al sillón subiéndose encima y lo beso apasionadamente dejándolo sin aliento.

Cerró con fuerza sus hermosos ojos azules mientras la lengua del peliplata jugaba con la suya sin querer detenerse. Su fuerza se comenzaba a desvanecer y su mente se ponía en blanco. El ojirojo separo sus bocas para recuperar un poco de aire -Me pregunto… si este fue tu primer beso- ambos jadeaban débilmente por culpa del calor que iba en aumento.

El vice-comandante se ruborizo violentamente -¡Po… por supuesto que no lo es!- se trato de levantar, pero se sentía mareado -¿Y por que hiciste eso?- su cordura volvió un poco -¿Tan mal te va con las mujeres que vas tras los hombres? Eres un homo-permanentado-

-Alguien que se excita por el beso de este homo, no debería hacer comentarios- el peliplata le apretó la entrepierna con la mano y escucho salir de los labios, del hombre que tenia debajo, un sonoro y erótico gemido.

Aquel sonido los sorprendió a ambos –Mal… maldito. De… deja de hacer eso…- aquella mano se perdió dentro del kimono llegando a su ropa interior.

-Hijikata-kun…- la varonil voz del ojirojo ronroneaba seca de su oído -… tu ropa interior esta húmeda-

-Eso… eso es culpa… de… la lluvia…-

-Es verdad, aun no nos cambiamos- masajeaba el duro miembro del pelinegro por encima de la delgada tela -¿Debería quitártela?- desato el obi para poder abrir el kimono y aprovecho de quitar la ropa interior –Wow, que erótico- la excitación que sintió al ver aquella deliciosa escena, mando una corriente eléctrica directamente dentro de su propio pantalón.

Tirado en el sillón, con el kimono abierto, mostrando su sensual cuerpo desnudo, su piel húmeda, su pecho subiendo y bajando por culpa de la acelerada respiración, su rostro sonrojado, sus labios entre abiertos, sus ojos entrecerrados, su cabello despeinado y su hombría erguida. Así se encontraba el ojiazul a merced de Shiroyasha –Ba… bastardo…-

El peliplata se lamio los labios y volvió a besarlo con intensidad mientras se quitaba la ropa sin querer separarse. Quedo desnudo y junto sus cuerpos sintiendo la suavidad de aquella piel tan blanca como la propia. Sus erecciones se rozaban entre ellas, atrapadas entre las dos caderas. Las manos del ojirojo exploraban cada centímetro de la piel del pelinegro, bajando desde sus hombros, pasando por el pecho, marcando su cintura y terminando en su trasero –Hijikata-kun…- su boca bajó hasta el cuello para morderlo -… quiero hacerte el amor…-

-De… deten…- dos dedos entraron en su boca impidiéndole hablar. Los movía rozándole la lengua y llenándolos de saliva. Cuando considero que estaban suficientemente mojados, los quitó y bajó hasta el lugar ente las nalgas del vice-comandante. Los introdujo suavemente tratando de no causarle daño y después de unos segundos, los empezó a mover para ensanchar un poco aquella entrada.

-Hijikata-kun…- los gemidos reprimidos del ojiazul lo excitaban de sobre manera -… eres tan sexy…- quito los dedos y se acomodo entre las largas piernas del pelinegro –Lo siento pero…- puso la punta de su miembro en aquella entrada -… no puedo controlarme…- y se fue introduciendo lentamente en su cuerpo mientras lo besaba.

Cuando estuvo completamente dentro, empezó un vaivén de caderas lento que se fue acelerando e intensificando. Los gemidos de ambos, se ahogaban entre los salvajes besos que ninguno quería detener. El peliplata le puso las manos en el trasero levantándole un poco las caderas y el pelinegro se aferro a su espalda clavándole las uñas –Me… me voy… a correr…-

-Yo… también…- al sentir próximos sus orgasmos, el ojirojo aumento el ritmo de las embestidas y lo masturbó hasta que sintió aquel liquido viscoso resbalar por su mano, seguido de un sonoro gemido que se le escapo al vice-comandante. Solo le bastaron un par de estocadas mas, para liberar se orgasmo dentro del cuerpo del pelinegro. Salió de su interior y lo abrazo mientras se normalizaba su respiración -¿Y cómo estuvo… tu primera vez teniendo sexo, Hijikata-kun?-

-Cállate… bastardo…- el peliplata sonrió y se levanto, para ponerse la ropa interior mientras miraba al ojiazul. Se le acerco y lo levanto como a un princesa -¡¿Qué demonios haces?!-

-No tienes fuerza en las piernas ¿Verdad?- el vice-comandante se sonrojo –Te llevare al futon- abrió la puerta corrediza con el pie y entro a su cuarto –Te prestare ropa para dormir- lo dejo en el piso de tatami, a un lado del futon y le paso un pijama celeste que saco de una cómoda –Pero antes de ponértela, espérame-

-¿Que?- se fue al baño y volvió con un paño húmedo y una toalla -¿Para qué es eso?-

-Te limpiaré y secaré- se volvió a ruborizar violentamente pero, antes de que pudiera gritar, el ojirojo lo tiro hacia atrás –Solo quédate quieto, terminare enseguida-

 El pelinegro termino por rendirse mientras lo lavaba suavemente con el trozo de tela y secaba de igual manera con la toalla –Debes tener bastante experiencia con hombres-

-¿Por qué lo dices?- termino de limpiarlo y lo ayudo a vestirse.

-¿Me equivoco?- se puso el pijama y se acostó dentro del futon –Pareces acostumbrado-

La imagen de cierto hombre de cabellos violetas, vestido con un kimono con mariposas estampadas, apareció en su mente -¿Eso importa?- un deje de molestia apareció en su rostro.

-Para nada…- el sueño y el cansancio le estaban ganando -… porque mañana… no recordare nada de lo que pasó- cerro los ojos cayendo profundamente dormido.

El ojirojo le rozo el labio inferior con el pulgar –Ojala yo también pueda olvidarlo…- acaricio su mejilla y suspiró. Se levanto y lo miro desde la puerta -… o podría volverme adicto a ti- se fue a la sala a ordenar el desastre que dejaron.

___

 

Continuara...

Notas finales:

pronto subire la continuacion :3

espero que les haya gustado y no se aburrieran leyendolo

agradesco sus comentarios


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