-esta será tu habitación- una puerta de madera descarapelada se abrió dejando ver un cuarto con una cama que daba mucho que desear, una cómoda con hoyos y cortinas ahora corroídas, el techo estaba cuarteado y el papel tapiz color rosado se comenzaba a despegar.
-…no tendrá algo… un poco mas… limpio?-
-ja!, esto es lo mas limpio que tendrás en esta casa! Jajajaja!-
La mujer se dio la vuelta y se perdió en el pasillo que giraba hacia la derecha. Sai primero comenzó con un pie, lo puso en el interior, el piso de madera rechinó debajo de este.
-oh Dios- susurró al viento mientras daba un segundo paso mientras cargaba sus maletas para que no tocaran el suelo. –ok, esto no es tan malo- trató de convencerse –simplemente es.. es como la casa de la tía! Si!, también huele a viejito!- comenzó a avanzar sin tanto temor por las cosas que pudieran aparecer de pronto. Se detuvo al lado de la cama “tendida” y puso sobre esta su maleta.
-ok…- tomó el cierre y lo movió, quitó la tapa y…
-donde está mi ropa?!- todo lo que había en esa maleta eran puros libros y algunos Cds. Había una nota sobre estas mismas cosas.
“querido Sai:
Con el mejor deseo de que aprendas algo de lo que se dice humildad decidimos cambiar tus cosas por las de tu hermano Sasuke, al igual que el tiene las tuyas, mientras que la de tu hermano mayor no lleva nada mas que alguna piedra y la misma nota.
P.D. recuerda que te amamos”
En eso terminó la nota, sus ojos estaban a punto de salirse de sus cuencas, se sentó en la cama tratando de asimilar que sus pertenencias las tenía Sasuke… el era capaz de vender su ropa de marca por malditos libros!.
-este día no puede ser peor!- golpeó el suelo con un pie y sin esperárselo de las separaciones que tenían las maderas se comenzó a asomar algo… algo que el nunca había visto en su casa.
-cucarachaaaaa!!!!!!!- gritó, la mujer entró apresurada a la habitación para descubrir al chico sosteniendo las maletas y la ropa que llevaba deteniéndose sobre un pie en la parte superior de la cama.
-ay Dios mío, es una pequeña!- la mujer se agachó a ver el pequeño animal que salía de ahí y se trataba de ir a esconder.
-esa cosa es monstruosa!!!!-
-tu le pareces peor… aparte no quieres hacer enojar a la madre, es como cinco veces mas grande- la mujer sonrió mientras salía de la habitación bajo la asustada mirada de un azabache temeroso.
Itachi caminaba por los diferentes caminos que habían en la base militar, su cabello ya no hondeaba con elegancia como lo hacía antes, ahora le daba frío en su pobre cabeza, aparte tenía que caminar con ese “horrendo” uniforme militar. Muy incómodo para su gusto habría que agregar.
-parece que no te fue tan bien- dijo una voz extrañamente hermosa para sus oídos. Decidió darse la vuelta y encarar al chico que le hablaba. Lo que vio fue una alucinación, o por lo menos eso parecía, su cabello rubio caía finamente por su cara hasta su cuello.
-porque tu lo tienes largo?!- gritó de una forma infantil.
-porque yo no golpeo a nadie de aquí-
-pero era mío!-
-ahora es de gente con cáncer. No te quejes, hiciste un bien mayor- le chico lo miró con seriedad y después le sonrió. –Soy Deidara- le extendió la mano, Itachi sin saber porque se la estrechó, cosa que lo sorprendió ya que el por lo regular, o mas bien dicho, NUNCA daba la mano.
-I-Itachi-
-dos nombres?- bromeó el otro.
-… no, solo uno- se puso nervioso, esto no le pasaba a el, el era Itachi Uchiha!.
-bueno, espero que te logres sentir mejor aquí Itachi, y te veré pronto- le guiñó un ojo, el azabache casi se deshace en medio del camino de piedras. Ahora se dirigió casi flotando enamorado hasta su lugar donde dormiría, el esperaba una hermosa habitación con sus propias cuatro paredes, pero la sorpresa fue que habían mas de veinte habitaciones en ese lugar.
-que es esto?!- se acercó corriendo hasta su cama, donde yacía su maleta cerrada, tenía que compartir litera con alguien mas, estaba a punto de darle el patatús. –esto es como para que me de un tiro!- se dejó caer en la cama con las manos en la cara…
-bueno, por lo menos tengo mis preciadas cosas, mi reproductor de música y mis hermosas revistas!!! Jejeje- tomó el cierre de la maleta y…..
-piedras?!!!! Y mis hermosas y preciosas revistas?!- gritó mientras se tiraba al suelo y casi se ponía a llorar, una nota cayó volando sobre su pecho, el no lo notó hasta pasados unos minutos de abundantes lágrimas. Decía justamente lo mismo que lo de Sai, solo que cambiaron un poco los órdenes.
El día pasó rápido para muchas personas excepto para un azabache que se lamentaba por sus preciosas revistas XXX que “nadie” sabía que tenía. La noche llegó y con ella todos los soldados, a Itachi casi se le caía completamente la saliva al ver a semejantes esculturas a punto de dormir al lado de el.
-esto tal vez no sea tan malo- se dijo, se puso su pijama y se metió debajo de las cobijas.
-al parecer me toca compartir litera contigo- escuchó que alguien le dijo, se volteó y pudo ver a ese rubio que lo traía loco.
-está bien madre!, los perdono!- dijo en su interior mientras le sonreía al chico.
Sasuke caminaba apresuradamente mientras seguía a la viejita que sorpresivamente caminaba demasiado a prisa para su gusto, mientras cargaba maletas mas pesadas que las que recordaba.
-esta es tu habitación- dijo la mujer mientras abría una puerta de madera, Sasuke observó el interior, era de color blanco, tenía una cama de madera con lo que no se podría considerar si quiera un colchón, una silla y una ventana.
-disculpe, y mi baño?-
-ay hijo, está al fondo del pasillo a la derecha-
Casi le da un infarto, el jamás en su vida había compartido y ahora lo tenía que hacer con veinte puertas mas!, sin contar a las personas que dormían dentro de las habitaciones!, pero como buen Uchiha sabía guardar la compostura.
-… gracias- dijo mientras se sentaba en la cama.
-no!- de inmediato se levantó
-no te debes acostar hasta que sea tu hora de dormir, para eso tienes tu silla- volteó a ve el otro pedazo de madera unida con otra sin nada de gracia ni elegancia, ese fue su tope.
-mire, no quiero ser desconsiderado ni nada por el estilo, pero no quiero vivir como monje o como se les diga, yo quiero que me dejen salir de aquí por favor-
-jejejeje- se rio la mujer –resulta que una vez que estás dentro e inscrito no puedes salir hasta que se acabe tu ciclo escolar-
-… ciclo escolar?... quiere decir que tomaré clases aquí?!-
-si cariño, y por tu ropa no te preocupes, no te la quitaremos- la mujer salió y cerró la puerta detrás de ella.
-… lo bueno es que casi no traigo ropa- dijo mientras ponía la maleta en el suelo y se arrodillaba para tomar el cierre y moverlo. No podía ver la hora de encontrar sus preciados libros y discos de música para su mini mp3.
-oh si! Libros!- dijo cuando la abrió, el punto es que no tenía los ojos abiertos, pero cuando los abrió casi se le sale media alma del cuerpo.
-y mis benditos libros?!- gritó mientras sacaba toda la ropa de marca de su hermano y la dejaba en el suelo, esa ropa tan preciada para su hermano no le importaba, mientras que del otro lado del mundo por cada prenda que caía al suelo le daba una punzada en la cabeza a Sai.
-mierda!, alguien está tirando mis Gucci!- gritó a la nada en el cuarto sucio.
Sasuke en el fondo encontró una nota similar a la de sus hermanos solo que al final decía
“espero que cuides la ropa de Sai como el cuidará tus libros”.
De eso se aseguraría, primero abrió su ventana y dejó caer un saco color chocolate con mancuernillas de oro, después los pantalones que hacían juego y todo lo demás excepto sus propias cosas, que eran las que llevaba puestas.