Te odio y Te amo
Voy a contarles un poco de mi vida de mierda, va, no es tan mierda, pero lo es.
Sé que no está bien lo que mi corazón siente por él. Lo sé y aun así, sigo ahogándome en un pozo sin fondo. A veces tengo maravillosos sueños donde solo estamos nosotros dos, nos tomamos de las manos y nos miramos de una manera tan hermosa e indescriptible. Pero es eso, solo un lindo sueño. La realidad es otra, es más cruel y dolorosa de lo que aparenta.
Llevo a su lado por tanto tiempo. He cargado con tanta amargura en mi vida que un poco más no cambiará absolutamente nada. En estos momentos estamos yendo a mi departamento. Vivo solo desde hace un año, y visito a mis padres seguido para que no me extrañen tanto. Son las tres de la mañana, le acompañé a una discoteca a bailar y beber unos tragos. Como soy el conductor designado, por lo que mi amigo está cargando con todo el peso del alcohol de lo más feliz. Una cosa más, no venimos solos.
Detengo mi vehículo y lo estacionó en un buen sitio. Abren las puertas traseras entre risas y tropezones. Suspiro, salgo y cierro para seguirles. Se agarran uno al otro para no caer en el patio, meto la mano en mi bolsillo trasero del jean para tomar la llave. Hago espacio y entran como todo borracho tarareando alguna estúpida tonada. Subir las escaleras será algo difícil con estos, opto por el ascensor. Una vez adentro, ellos siguen en su mundo y yo no doy más de este juego. De verdad, no doy más con esto en mi pecho retorciéndose una y otra vez.
Estando en el tercer piso, unas cuantas puertas y me detengo en la mía. Abro y entran como si fuera su hogar, ignorándome como han venido haciendo en todo el camino. Cierro y veo como la pareja se sienta tambaleando en el sofá.
—¡Naruto, tráete unas bebidas!
—Sasuke, no voy a darte más nada. Mírate cómo estás, ni si quiera puedes lograr estar de pie por más de cinco minutos.
—Tks. Maldito aguafiestas. Eres un tipo aburrido…
—Lo que digas-lo conveniente en este tipo de situaciones es darle la razón a los borrachos para evitar pleitos innecesarios.
—Ni modo, pasaremos a lo que sigue.
Observo a Sasuke tomar a esa mujer del rostro y besarla hasta robarle el aire de los pulmones. Un beso con el que he soñado toda mi vida y que jamás tendré. Sakura, así se llama, acabamos de conocerla y Sasuke prácticamente la arrastró con nosotros como si fuera una conocida de toda la vida. La chica va bastante ligera de ropa, una mini falda y una blusa con un pronunciado escote. No tiene mucho busto, pero si una perfecta figura. Maquillada solo lo necesario. Ella no se negó cuando Sasuke la invitó a subir a Mi auto. Sabía lo que pasaría cuando llegáramos a mi departamento, lo sabía y aun así…
—Sasuke, no en el sofá-murmuro molesto.-Ve a la habitación de invitados.
Me mira con mala cara y se pone de pie como puede, la chica se aferra a uno de sus brazos con una pequeña sonrisa.
—¿No vienes, idiota?
Te odio.
Te odio, Sasuke.
Me lastimas tanto.
—Sí, ven-me anima-¡Un trio será genial! Te aseguro que los haré ver el paraíso a ambos-me guiñe el ojo.
Ah, mira vos. Sasuke se ha buscado una puta. Buen ojo, bastardo.
—No, gracias-sonrio falsamente.
—Que lastima-se lamenta.
—Él se lo pierde, déjalo y disfrutemos nosotros-la jala de la mano y los veo perderse por el pasillo directo a la habitación.
Sí, esta es mi vida. ¿Es mierda, verdad? Le amo. Le amo tanto. ¿Por qué me enamoré de alguien como él? Quisiera saber la respuesta. ¿Por qué soy un puto maricón? Sasuke siempre habla así de los homosexuales, les odia con todo su ser. Qué ironía la mía. Sasuke y yo, hemos sido amigos desde la primaria. Muy buenos tiempos aquellos. Ahora estamos en la universidad, es increíble cómo pasa volando el tiempo.
¿Por qué sigo a su lado?
Porque somos amigos. Un amigo…
—¡Ah, Sasuke, más!
Te acompaña en las buenas y en las malas… supongo.
¿O seré masoquista?
La esperanza ya la he perdido hace mucho tiempo. No tiene caso hacerse falsas ilusiones, yo espero que mi corazón poco a poco…
—¡Oh, Sasuke!
… pueda olvidarlo. O quizás… cometa un grave error que no pueda repararse más tarde.
No me he quitado la campera. Es una noche realmente fresca afuera. Dejo una copia de mi llave sobre la mesada del sofá y me retiro. Sí, es mi departamento, pero no me pidan que me quede aquí más tiempo. Lo que mis oídos escuchan es cada vez más dañino para mi corazón. Daré una larga vuelta. Quien sabe…
…
…
Son las once de la mañana. Recíen me aparezco por mi departamento. Solo espero que esa mujer se haya ido de mi casa. Pongo la mano en el picaporte y noto que está abierta, Sasuke pese a su ebriedad nunca perderá el gusto por levantarse temprano. Sea incluso un fin de semana, si, hoy es un fresco sábado.
—¿Dónde has estado por tanto tiempo?
Veo a Sasuke pararse como un resorte del sofá, viste la misma ropa, pero se le ve obviamente mucho mejor ahora que está sobrio. En su mano tiene una tostada con mermelada y en la otra una taza de café, es amarga, lo sé. Lo conozco.
Ha demandado que le responda. Parece como si él fuera el dueño del lugar y yo la visita.
—¿La mujer?-pregunté ignorando lo anterior. Me quitó la campera y le dejo caer en el otro extremo del sofá, quiero darme una buena ducha antes de ir a mi trabajo de medio tiempo.
Soy camarero. Gano poco, pero estoy orgulloso de lo que hago. Mis notas son altas y como Sasuke, he salido beneficiado con una beca. Gracias a ello puedo pagar mis libros, el boleto y el uniforme cuando ya queda casi gastado de tanto uso.
—Se fue, despreocúpate-le da un sorbo a la taza-¿Y?
—¿Y, qué?-le miro confundido.
—¿Dónde estabas?
—Por ahí, no es de tu incumbencia-me desprendo la camisa blanca dejando al descubierto mi pecho-Voy a darme un baño, lárgate así limpio la casa luego.-paso de él con la intención de ir a mi habitación.
Sin embargo, siento esa mano tomarme de la muñeca. ¿Qué carajos quiere?
—¿Y ahora qué?-pregunto fastidiado sin mirar a su rostro. Estoy algo corto de tiempo.
—Tu cama.
—¿Qué pasa con ella?
—Yo…
Está dudando. Oh, Dios mío, que no sea lo que estoy pensando. Por favor, te pido que no.
—Me acosté con Sakura en ella, lo siento, estaba bo…
Mi mente pareció ponerse en blanco por momentos. Creí haber salido de mi cuerpo unos cuantos segundos antes de volver y controlar mi ira, pero claro, yo he soportado mucho. ¿Un hombre puede explotar?
—Na-
—¡Cállate!
—Lo siento, yo…
—Sasuke-le tomé del cuello de la camisa negra, fue un agarre brusco, la taza a medio acabar se hizo añicos en el piso. Ya compraría otra, más importante era esto, esto que ya no puede seguir así.—Vete-susurré, lo dije tranquilo y despacio. Una parte de mí parecía morir y la otra luchaba por su existencia. Me encontraba batallando con estos pensamientos de cólera, rabia. Quiero matar, quiero matar a Sasuke. No, solo golpearlo, al menos hasta deformar su rostro. ¿Qué tal un poco?
—Naruto…-esta próximo a tocar mi hombro con una de sus manos, esas manos que acariciaron a esa mujer. No. No.
—¡No me toques!
Lo empujé. Cayó al piso sentado de culo, mis ojos brillaban. Podía sentirlo, están húmedos, ¿llorar? Será lo último que haga frente a él. Me mira estupefacto, yo huyo de su mirada, le ignoro. Me quito la camisa tirándola al piso y yendo hacia mi… mi habitación. Solo espero no vomitar o algo parecido. Antes de perderme me muevo sobre mis pies observándole todavía en el suelo.
—Deja la copia de la llave. No la necesitaras más.
—¿Qué estás…?
—Dije que la dejes y te largues, ahórrame el aire ¿quieres?
Le dejé tendido en el suelo para darme un baño y sacar todo lo de mi cama, a quemar se ha dicho. Tengo otro repuesto de sabanas. Lástima que no de colchón. Lo veo y no lo creo. Me desconozco, escucho la puerta cerrarse nuevamente, se ha ido.
He podido sacarlo de mi vida, pero duele las lágrimas que tengo amontonadas en mis ojos me lo confirman. Duele mucho. Le doy un visto rápido a la cama desarreglada y abro la ventana para cambiar el repugnante aire. Abro el armario y elijo que ponerme para ir al trabajo, pero la música de mi móvil me detiene de inmediato.
Una llamada y es de él. Al que conocí hace unas horas.
—¿Naruto?
—Hola, Sai.
(Continuará)