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La Maldición de las Princesas. por Sami chan

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Notas del capitulo:

Bueno, pues aqui de nuevo para decirles para que se la pasen super bien este fin de año, y para desearles lo mejor para el que sigue, y que ojala y todos sus mas oscuros deseos, "SIN EXCEPCION" se les cumplan.

CAPITULO  CATORCE

 

 

 

Después de pasear un poco por el pequeño poblado de Hogsmeade, Harry se encamino a la tienda de regalos de la cual se estaba convirtiendo en un cliente asiduo y muy, muy importante, le sonrió a la dependienta, quien lo reconoció de inmediato y sin necesidad de que el moreno le dijera nada, la chica se fue a la trastienda y segundos después salió con una caja grande entre sus manos, se la mostro al moreno, quien vio con enorme beneplácito que su encargo era exactamente lo que le había pedido, se la envolvieron para regalo, termino el pago y guardándola en su mochila, salió con una enorme sonrisa en el rostro, hizo un Tempus con su varita y vio que tenia la hora exacta para dirigirse a la casa de los gritos.

 

Y mientras el se paseaba por Hogsmeade, en el colegio de Hogwarts  después de haber terminado con aquellas dos horas de pociones, un chico perteneciente a la casa de las serpientes, buscaba afanosamente por todo el castillo a un león dorado, al cual vio que después de haber recibido un permiso de cinco minutos, no más…ya no regreso a la clase.

 

Sin poder dar con su paradero, estando ya frustrado y enojado, se encamino al lago, a despejarse un poco, pues su mente ya comenzaba a elucubrar historias de amor en cierta mansión, donde un par de chicos se besaban en la boca…

 

Estaba a punto de gritar su rabia, cuando a lo lejos vio que una pareja se encaminaba a una de las entradas del castillo y sin poder resistirse les dio alcance.

 

Vio con beneplácito que eran la pareja amiga del chico de ojos verdes, no se pudo contener y los llamo.

 

 

-      ¡Hey, Weasley, Granger!  -  los dos chicos voltearon curiosos, pero en alerta máxima, porque así solo los podía llamar alguien de la casa de Slytherin, y ciertamente ahí quien tenia un amigo, bueno por lo menos de ellos tres, solo era…Potter.

 

 

-      Zabini…   -   dijo el pelirrojo deteniendo su paso a escasos metros del castillo, pero mirándolo con recelo, y viendo que el chico se les acercaba.

 

-      ¿han visto a Potter?   Lo he buscado por todo el castillo y no logro dar con él, ¿alguno de ustedes sabe donde puede estar?   -  dijo de frente a los chicos, que lo veían como si les hablara en el idioma de Troll  -  por si no se dieron cuenta, no asistió a las clases de pociones y el profesor Snape lo va a castigar…

 

-      ¿y dime, de cuando acá te preocupa si algún profesor castiga a algún alumno de Gryffindor?   -  dijo nuevamente el pelirrojo a la defensiva mientras apretaba con algo de fuerza la mano de la chica.

 

-      Además…   -  dijo la chica algo dolida   -  por si no te has dado cuenta, hace ya algún tiempo que Harry pasa más tiempo contigo que con nosotros.

 

-      Si, quien sabe que tanto tramaran y platicaran entre ustedes, y que a nosotros nada nos dice  -  dijo el pelirrojo ya muy molesto, pues parecía que el Slytherin les presumía de su amistad con el ojiverde.

 

-      ¿En serio, ustedes  quieren saber de que hablamos Harry y yo?  -  dijo el italiano recalcando el nombre del chico en son de burla.

 

-      No te burles  -  dijo la castaña.

 

-      No me burlo  -  le contesto el italiano  -  ¿pero en serio quieren saber de que hablamos Potter y yo? 

 

-      ¡Claro que queremos saberlo!  -  dijo el pelirrojo, al instante incrédula la chica volteo a verlo a la cara, pero el chico continuo sin siquiera verla   -  pero si es algo que Harry cree que nosotros no debemos saber,  pues nosotros  respetamos su decisión y es algo que tu deberías de hacer.

 

-      Harry sabe que cualquier cosa que él necesite,  puede contar con nosotros y si hasta ahora no nos a dicho nada, pues sus razones tendrá, el merece su privacidad también  -  dijo Hermione haciéndole segunda a su novio  -  todos tenemos secretos, los cuales debemos respetar…

 

-      Lo cual tu deberías hacer y si te dices su amigo, deberías empezar a conocerlo.

 

-      No te enojes Weasley, yo lo único que les digo es que, si Potter no les ha dicho nada es porque… tal vez a ustedes no les guste lo que esta haciendo…  -  hizo un gesto de despreocupación, pero dijo insidioso  -  se que sus razones tendrá…pero, eso de que no deba preocuparles…pues yo no estoy muy seguro…

 

Y se dio la vuelta para comenzar a alejarse de la pareja, pero sembrándoles la pequeña duda a los dos chicos,  quienes se miraron entre si muy preocupados, y después de pensarlo un par de segundos,  el pelirrojo dio un par de pasos y extendiendo el brazo detuvo por el hombro al chico de la casa de las serpientes,  quien sonrió malicioso, sabiendo que había dado justo en el clavo, esperaba esa reacción por parte de los amigos de Potter.

 

 

-      ¿Qué sabes tú?  -   dijo ya muy enojado el pelirrojo.

 

 

-      ¿Yo…?  -   dijo malintencionado   -   no, yo no se…nada.

 

 

-      Tú sabes algo, y si vas a decirlo, mejor  habla de una buena vez  -   dijo la chica a escasos centímetros del rostro del italiano  -  o si no, mejor cállate, que lo único que estás demostrando es que eres un vil traidor, al decir lo que tú y Harry platican.

-      ¡NO ES VERDAD!  -  dijo en un grito  -  yo lo único que quiero es…salvarlo  -  y se cubrió el rosto con ambas manos.

 

 

-      ¿Qué…de que hay que salvar a Harry?  -  dijo Ron comenzando a preocuparse.

 

 

-      Como ya te dije antes   -  dijo la chica  -  habla ya o cállate de una buena vez.

 

 

-      Es que…-  se dejo caer hasta el suelo recargado en un árbol, siguiendo su teatro  -  Potter…Potter  recibió una carta antes de entrar a la clase de pociones…

 

 

-      Eso lo vimos todos, no nos dices nada nuevo   -  dijo el bermejo.

 

 

-      Bueno…el ave que se la trajo es un águila real…

 

 

-      ¿Y que…ahora pretendes  darnos clases sobre criaturas mágicas o muggles?  -  dijo nuevamente Ron.

 

-      No…  -  dijo el italiano mirándolo con rencor.

 

-      Déjalo hablar Ron.

 

-      Pues que lo haga de una buena vez o si no que se callé, que de todos modos nadie le a pedido que nos diga nada…

 

-      A lo que me refería es que…esa ave pertenece a los Malfoy…

 

-      ¿A los Malfoy?  -  dijo la chica.

 

-      Si   -  suspiro con fuerzas  -  a los Malfoy.

 

-      ¿Entonces Harry recibe correspondencia de los Malfoy…  -  Ron volteo a ver a la chica a su lado  -  porque…o de quien? 

 

-      De Berenice, Ron  ¿de quien mas…?

 

-      Ah…  -  Ron volvió a enfocar su mirada en el chico sentado frente a ellos y dijo – y… ¿cual es el problema? 

 

-      El problema es que…  -   el italiano los miro a los dos poniendo su mejor cara de angustia  -  Harry y yo somos amigos   -  a los chicos se les hacia raro que lo llamara por su nombre en ves de llamarlo Potter como lo hacían todos los de su casa, pero no dijeron nada   -  y no quiero que lo utilicen…

 

-      ¿Qué lo utilicen?  -   dijo ahora si, la chica ya comenzando a preocuparse  -  ¿y de que forma lo pueden utilizar? 

 

-      Berenice…ella…  -  suspiro en forma derrotada  -  ella tiene una maldición encima y…

 

-      Sr. Zabini  -  se escucho una voz aterradora que salía de atrás del árbol en el cual el chico estaba recargado, haciendo que los tres chicos temblaran en su momento, quedándose mudos al instante  -  usted y yo debemos hablar en este mismo instante… -  el dueño de esa voz apareció delante de ellos, pero dirigiéndose al chico sentado en el suelo.

 

-      Pro…profesor Snape…  - dijo con miedo el chico italiano, queriendo desaparecer en ese mismo instante  -  yo…

 

-      Si, exactamente usted, Sr. Zabini  -  dijo sin siquiera tomar en cuenta a los otros dos chicos.

 

 

Ya ninguno dijo nada, solo vieron con angustia como el chico se levantaba y caminaba de forma derrotada detrás del adusto profesor de pociones.

 

-      ¿Qué habrá querido decir con eso?  -  dijo el bermejo angustiado por un micro segundo por la suerte del Slytherin.

 

-      No se…   -  dijo la chica  -  quizá es solo que…

 

-      ¿Qué…?  

 

-      Hay no lo se Ron, no lo se…  -  tomo nuevamente la mano de su novio y continuo su camino  -  mejor vamos a nuestra casa…

 

-      Hum…ok, vamos Hermi,  aunque…solo dime una cosa…

 

-      ¿Qué?

 

-      ¿Qué hacia el profesor Snape fuera de su sarcófago?

 

-      Que no es un sarcófago, en todo caso seria un ataúd  -  dijo la chica, pero rectificando inmediatamente  -  y no le digas murciélago al profesor Snape…

 

-      Pero si yo no dije nada  -   dijo con inocencia.

 

-      Tonto  -  dijo la chica dedicándole una sonrisa, tratando de tranquilizarlo,  pero ya muy preocupada interiormente, mientras caminaba pensando en su amigo.

 

 

 

 

A lo lejos se veía la casa de los gritos, quien no la conociera se asustaría al verla o al oírla mencionar, pero como el ya se la conocía al dedillo, ya no le causaba gran impresión, el chico se acerco al lugar de su cita, llego hasta el lugar señalado y no vio a nadie, volteo a todos lados y nadie se veía a su alrededor, vio una roca y se sentó ahí abrazando su mochila.

 

Apenas se había acomodado, cuando sintió a sus espaldas un ruido clásico de aparición, se dio la vuelta, y vio que detrás de un árbol a unos dos metros, había aparecido un elfo, que le sonrió amigable, le devolvió la sonrisa pues lo reconoció de inmediato, y con algo de precaución lo saludo.

 

 

-      Hola  Sr.…

 

 

-      Tobías Sr. Potter  -  dijo el elfo mientras se acercaba para presentarse  -  mi nombre es Tobías,  y mi amito Draco me envió por usted.

 

-      ¿Draco esta en la casa?  -  dijo emocionado, pero dándose cuenta de su error de inmediato  -  oh…lo siento   -  dijo alargándole la mano en son de presentación   -  mi nombre es Harry Potter, Sr. Tobías…  -  dijo haciendo sonreír al elfo que alargo su huesuda mano para devolverle el saludo mientras le hacia una muy leve reverencia.

 

-      Si, mi amito Draco hasta el momento que me envió, estaba en la mansión…así, que si me permite trasladarlo, deme su mano y de inmediato lo presentare ante mi amito…

 

-      ¡Claro que si!  -  dijo muy emocionado el ojiverde que ni tardo ni perezoso tomo la mano del elfo y sintió al instante un tirón en el ombligo, jalón clásico del arte de desaparecer. 

 

 

Dentro de una fría mazmorra que fungía como despacho del insociable profesor de pociones, este estaba sentado en su silla detrás de su escritorio mirando fijamente al chico delante de él, quien estaba agachado sabiéndose  culpable, al abrir la boca y querer decir algo que en absoluto  le correspondía para nada decir a él.

 

-      Veamos…que haremos con usted Sr. Zabini…  -  dijo acariciando su mentón mientras pensaba en la clase de castigo para imponerle al chico por tremenda traición… -  el tiempo que a trascurrido de este año, y que para mi desgracia apenas vamos a medio curso,  lo único que me a dado aparte de dolores de cabeza, es un mal sabor de boca, poniendo en juego la credibilidad y honestidad de la noble casa de Salazar Slytherin, primero su compañera Parkinson…dañando en lo más profundo a una de sus compañeras  -  vio la cara que puso el chico y lo único que logro este fue hacerlo enojar un poco más  -  y no me haga esas muecas, que por su amistad con el chico Potter, usted sabe mucho mejor que nadie de lo que le estoy hablando  -  le dijo muy duramente  y prosiguió   -  y después ese maldito chico Bradley…  -  suspiro  sobándose el puente de la larga nariz, demostrando lo cansado que estaba - si, ese estúpido chico de Aidan Bradley, de quien usted y yo sabemos de lo que es capaz, y tristemente también  me estoy dando cuenta de lo que es capaz usted de hacer, y que por lo que veo, es igual a ellos…

 

 

-      No profesor, yo…  -  intento hablar el italiano.

 

 

-      Si, usted…  -  lo miro con tanta fuerza que el peso de esa mirada hizo que el chico se quisiera enterrar en el asiento de la silla y salir por debajo de ella  -  que por lo que veo, es peor que ellos, pues habiendo creído todos que usted era merecedor de tanta confianza  por parte de la Sra. Malfoy, del Sr. Potter, y del mismo Draco…y ahora, que al ver que no era digno de ella, vaya…lo único que logró es desilusionar a toda esa noble familia, y a quienes sabemos por el terrible problema que están atravesando, y no ser capaz de…responder a tal honor, es una gran, gran decepción, ya que al haber sido amigo de Draco  por toda una vida, no es posible que por unos malditos celos estúpidos no sea capaz de guardarle algo de lealtad a tan loable amistad…

 

 

-      Es que yo…

 

 

-      No le eh dado permiso para hablar Sr. Zabini   -  dijo sumamente molesto el profesor, aún pensando en que tipo de castigo debería imponerle  -  es una desgracia para esta noble casa…una gran decepción…

 

 

Mientras en la casa de los leones, la chica se había metido a su habitación pensando en lo que les dijo el italiano, y en que era lo que este ganaba o perdía al hablar con ellos de su amistad con Harry…

Se recostó en su cama, cosa rara en ella, pues en cuanto salía de ella por las mañanas, era lo ultimo que tocaba al acabar el día.

Sabia que no tenia caso buscar a su amigo por el castillo, pues de sobra sabia que ya lo había estado buscando el italiano, solo le quedaba esperar a que el chico apareciera, porque no sabia, pero se imaginaba que después de haber recibido esa carta y tras haber recibido un permiso por cinco minutos,  tras el cual no regreso a la clase, ni a la hora de descanso, y de pilón no haberse presentado ni a la hora de la comida, lo más seguro es que Harry ya se habría fugado del castillo, dejo escapar un largo suspiro y cerro los ojos para descansar un poco su cerebro…

 

 

-      Lo siento señor…   -  dijo apesadumbrado el italiano.

 

-      Más lo siento yo  -  se acomodo mejor en su sillón  -  mejor explíqueme, el porque de su terrible proceder -  se llevo la mano a su mentón mientras decía  -  aunque ya me lo imagino, pero quiero escuchar de su propia boca, una muy buena razón para traicionar su casa.

 

-      Yo…   -  gimoteo  -   lo que pasa, es que…  -  suspiro derrotado  -  dicen por ahí, que en el amor y en la guerra todo se vale…

 

-      Ahá…y…

 

-      Señor…yo en verdad aprecio mi amistad con Potter, pero…

 

-      Pero…  -  dijo mirándolo a los ojos intimidándolo aun más  -  usted se enamoro de Berenice…

 

-      …   …   …

 

-      Mire Sr. Zabini  - comenzó el profesor  - si fueran otras las circunstancias, créame que yo mismo lo animaría a hacerle la competencia al Sr. Potter, pero en esta ocasión y para su…desgracia, la persona en disputa no es cualquier chica, así que si desafortunadamente  aquí se realizara esa querella, la única afectada en este caso en particular seria la señorita Malfoy   -   suspiro  -  lo siento por usted Blaise, pero no quiero que vuelva a la mansión Malfoy absolutamente para nada.

 

-      Pero señor  -  chillo el chico  -  por lo menos debo disculparme con ellas…

 

-      Ya lo hará en cuanto tenga la oportunidad, por ahora es peligroso que usted la vea…

 

-      Pero… ¿Por qué peligroso?  -   casi grito mientras se levantaba del asiento.

 

-      Modere su tono conmigo y siéntese de nuevo  -  dijo el profesor sin alterarse ni siquiera un poco - no es mi costumbre dar explicaciones a nadie, pero haré una pequeña excepción con usted  -  aún así lo miro con algo de pena  -  es peligroso, no para usted, sino para Berenice, porque ya me di cuenta de que usted es algo…torpe…y digamos algo  impetuoso,  y puede ser que estando cerca nuevamente de ella, le de nuevamente el terrible… llamémosle,  impulso por besarla de nuevo, ya sea porque lo desea o por el simple hecho de que nuevamente sus malditos celos lo cieguen,  y no le importe la vida de mi ahijado.

 

-      Señor yo…  -  sintiendo una vergüenza enorme por enterarse de que hasta el profesor sabia de aquel beso dado a la rubia tiempo atrás.

 

-      Yo se todo eso y más…Sr. Zabini  -  movió negativamente la cabeza  -  por eso es que debo explicarle esto,  usted  -  le recalco  -  no puede besar a Berenice, porque la dejaría convertida en lo que es ahorita   -  lo miro de forma interrogante  -  ¿creí que se lo habían explicado?   

 

-      Yo…algo, si…

 

-      Bueno… - suspiro -  no puede besarla porque le congelaría la maldición, dejándola así por… siempre, ella es en este preciso momento, una chica por fuera pero con todos los órganos internos de un hombre…   -  volvió a suspirar exasperado   -  ¡por Merlín! me dijeron que ya le habían explicado…

 

-      Solo me dijeron que tenía una maldición encima y que debía recibir un beso de alguien que en verdad la amara…  -  lo miro a los ojos y confeso  -  profesor… ¿Por qué no puedo ser yo?  yo la amo.

 

-      Mire Zabini…  -  dijo sintiendo una profunda pena por el chico  -  quizás en un momento dado esa hubiera sido la respuesta a esta maldición, si la hubiera lanzado una sola persona…

 

-      ¿entonces…mis sentimientos no bastan?  -  dijo casi queriendo llorar y arrojarse a los brazos del hombre delante de él, o salir corriendo de la oficina del profesor   - ¿no puedo ser yo esa persona con sentimientos sinceros hacia Berenice?  -  grito  -  ¡YO LA AMO! 

 

-      Lo se…  -  dijo apesadumbrado  -  el problema con esta maldición es que… -  tomo aire  -  la lanzaron dos personas, creyendo erróneamente que el beso del chico Bradley lo regresaría a su forma original,  lo cual es total y estúpidamente falso, lo cual lo saca a usted de la ecuación, pues el contrahechizo debe ser doblemente potente, ya  que la lanzaron dos fuerzas diferentes, Berenice para volver  a la normalidad debe recibir un beso de alguien que se haya enamorado de ella perdidamente, sin importarle absolutamente nada, pero al mismo tiempo, ella debe sentir lo mismo por él…por eso es que usted no puede ser ese, ya que ella solo lo quiere a usted como amigo…

 

-      Pero…ahí hay algo más, verdad profesor?    -  dijo desilusionado.

 

-      Vaya, no es tan tonto después de todo  -  dijo en medio de una sonrisa triste  -  pues si, hay algo más y que nadie sabe…me interesa que usted no se acerque a ella, ni intervenga con esa relación entre Potter y mi ahijado, porque el tiempo a mi ahijado se le esta acabando y necesito que esa relación prospere lo mas rápido posible  -  dijo a punto de sufrir el también un colapso   - por eso es que las dolencias de mi ahijado son cada vez más fuertes, yo le preparo una poción que le doy a Narcissa para que ella se la suministre,  pero esta cada ves es más potente…

 

-      Profesor… ¿entonces si Aidan la besa eso no la puede ayudar?

 

-      Acabo de darme cuenta de que si es estúpido,  ¿no escucho lo que le dije?  Eso es totalmente falso…de hecho,  eso es algo debemos impedir, aunque este idiota ya este en Azkaban, ya que esa es una salida por completo peligrosa y que nadie sabe aún…

 

-      Cual profesor?

 

-      Si la besa Aidan Bradley,  ella quedaría convertida por completo en una chica, pero no es solo eso, es más si fuera eso, no creo que habría tanto problema, lo que ellos no supieron a tiempo, afortunadamente,  es que si el chico la besaba, Berenice pasaría a ser completamente de él, y esto es algo que ellos no sabían, a ciencia cierta solo lo intuían.

 

-      ¿Seria algo como su esclava?   -  dijo el chico realmente asustado.

 

-      No como su esclava, seria mas bien como una muñeca, mmm…como un inferí, más bien, ya que solo atendería a la voz de ese maldito.

 

-      Oh por Salazar bendito…

 

-      Ella perdería su voluntad, perdería  su vida…

 

-      ¿Cómo puede haber tanta maldad, profesor?

 

-      Eso también quisiera saberlo yo…

 

-      Entonces ella necesita enamorarse…

 

-      Exactamente.

 

-      Entonces…  -  suspiro resignado  -  creo y estoy seguro que solo Potter puede darle ese beso…

 

-      Pues si…  -  hizo una mueca  -  aunque Potter no me agrade.

 

-      Bueno, encaminados ya van…  -  intento sonreír el italiano  -  Potter…el…él ya esta enamorado y por lo que eh visto a ella no le falta mucho.

 

-      Pues eso espero, ya que no nos queda mucho tiempo.

 

-      Oh no…  -   dijo lamentándose por ese ataque estúpido de celos  -  ¿y ahora que le diré a los chicos?

 

-      ¿a cuales chicos?

 

-      Lo siento profesor,  a Weasley y a Granger…

 

-      Eso es algo que usted deberá de arreglar, pero si no quiere que le haga un juramento inquebrantable, arregle eso sin decir nada más del asunto.

 

-      Lo hare profesor, no se preocupe.

 

-      Preocúpese usted, que si algo le pasa a mi ahijado…  -  el hombre no necesito decir mas, pues la amenaza iba implicada en esas pocas palabras.

 

 

A kilómetros del colegio,  el cierta mansión, el elfo no necesito usar la chimenea pues al ser un elfo perteneciente a esa familia, podía entrar y salir por medio de la desaparición, así que solo se escucho ese singular sonido “plaf” y en un segundo aparecieron los dos en la gran sala de la casa.

 

-      Bienvenido Sr. Potter…  -  dijo una voz femenina a espaldas del chico, el elfo solo se volteo y haciéndole una reverencia a la dueña de la casa, mientras decía…

 

-      Misión cumplida mi señora  -  y desapareció del salón.

 

-      Sra. Malfoy   -  dijo el ojiverde volteando a verla y dándole una de sus mejores sonrisas  mientras abrazaba su mochila, lo que ninguno de los dos espero fue una voz que se escucho en la entrada de la sala, haciendo que los dos voltearan al mismo tiempo…

 

-      ¡Hola Potter!  -  el piso se abrió a los pies del chico en ese instante sin saber que decir…

Notas finales:

Pues espero y les haya gustado, asi que espero y me digan que les parecio, bueno, pues les deseo de todo corazón que el proximo año sea mejor que el que paso, y si no, por lo menos que no sea peor, verdad? y que este fin de año, se la pasen super y que coman y beban con moderacion...no es verdad, coman y beban lo que quieran, solo CUIDENSE MUCHOOOOO. BYEEEE NOS LEEMOS PARA EL PROXIMO AÑO, Y NO OLVIDEN DEJAR UN COMENTARIO. BYEEEE


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