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La Maldición de las Princesas. por Sami chan

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Notas del capitulo:

CON ALGO DE TIEMPO, AQUI APROVECHANDOLO Y DE QUE MANERA...SUBIENDO UN CAPI MÁS. ASI QUE A LEER SEA DICHOOO.

Capitulo  DIECIOCHO

 

 

-      Porque Draco es…Berenice…  -  lo miro fijamente  -  o si lo quiere de este modo, Potter aunque es lo mismo,  porque Berenice es el mismo Draco.

 

-      ¿Qué…?   - fue lo único que de sus labios pudo salir, y lo que su pobre cerebro alcanzo a procesar…naaaa, su cerebro no alcanzo a procesar nada, así que se quedo como una lámpara vieja de alumbrado publico…solo parpadeando.

 

El chico sintió que en ese momento la tierra se abría a sus pies, sintió que le faltaba el aire y casi cae desmayado, se puso pálido como una cera y tuvo que parpadear varias veces, lo bueno es que estaba sentado, si no hubiera dado como vil costal contra el suelo.

 

-      ¿se…señor?   - apenas pudo balbucear, en ese momento su cerebro se puso en funcionamiento, pero muy despacio, y todas sus estúpidas teorías se borraron de su mente.

 

-      Si Potter  - el profesor hizo un movimiento con sus hombros dándole a entender al chico que no había forma de salvarlos  y que en la familia ya estaban resignados  -  no hay forma de salvar a mi niña…sin usted…

 

-      Draco…y  Berenice…  - murmuro choqueado  -  Pero profesor  -  dijo el ojiverde aun sin creerlo todavía  - ¿en que consiste esta maldición,  quien se las lanzo, desde cuando están así, porque…?   -  se sentía cada vez mas desesperado, creía que estaba viviendo una pesadilla  -  y por ultimo… ¿Qué tengo que ver yo ahí?

 

-      Tranquilo Potter   -  dijo el profesor, tranquilizándolo un poco  -  yo le diré todo lo que quiera y tenga usted que saber…

 

-      Profesor…- el chico, sintió que debía preguntar, eso es lo tenia que hacer…pero… estaba impresionado… ¿maldiciones?  ¿contra hechizos? - ¿Por qué yo…? - al preguntar sentía que su corazón se sentía dividido  -  o sea… ¿que tengo yo que ver en todo esto?

 

-      Vera  Potter…  -  suspiro  -  si me equivoco  corríjame por favor, usted tiene mucho que ver, porque…al menos es lo que yo y varios creemos, es que lo que usted siente por mi ahijada es verdadero  -  lo miro abrir los ojos como si se sintiera descubierto  - mire, le explicare todo desde el principio  y después usted decidirá…  - fijamente  lo miro a los ojos y dijo de forma dramática  -  la vida de mi niño estará en sus manos…

 

-      No me presione profesor  - dijo algo enfadado -  lo que quiero decir es que… bueno, usted conoce mi historia con su ahijado, así que primero quiero saberlo todo… por favor.

 

-      Resulta  - comenzó el profesor dejando escapar un pequeño bufido  - que antes de comenzar el nuevo curso, para mayor exactitud, dos días antes de regresar al colegio, Draco amaneció ya convertido en una linda mujercita, así como usted la ve hoy, obviamente el y toda la familia se asusto, pues nadie sabia el porque de tal cambio.

 

Preocupados, ese mismo día vinieron a ver al director Dumbledore, el director me llamo y le hicimos muchas pruebas, ella estaba realmente asustada, o el, la verdad es que todos estábamos confundidos y nadie sabia  como actuar frente a eso, y en ese mismo instante como si fuera una broma del destino, llego a las manos del director una carta, en la cual le informaban que el hijo de un empresario ingles que vivía en Italia ya de mucho tiempo atrás, y que  mandaba a su hijo a este colegio a terminar sus estudios, ahí mismo descubrimos que ese chico tenia algo que ver.

 

Inmediatamente que entraron al nuevo curso,  de inmediato comenzó un acoso de él hacia Berenice, como le dije lo atrapamos el primer día, y ahí confeso que si, que él le había lanzado la maldición a mi ahijado… - inhalo con fuerzas y continuo  - sobre la maldición nadie sabia de su procedencia, su forma de actuar, nada…no sabíamos nada de ella, así que nos pusimos a ello e investigamos que a esta maldición se le llamaba “La Maldición de las Princesas”.

 

El director y yo tuvimos que viajar para obtener información sobre ella y la forma de quitarla de mi ahijado, pero desgraciadamente esta es una maldición prohibida hace miles de años, sabemos que es muy peligrosa por si sola, y mucho tiempo después nos enteramos de algo peor todavía.

 

-      ¿de algo peor, todavía…?  -  dijo asustado.

 

-      Si   - dijo apesadumbrado  -  pero déjeme continuar por favor.

 

No hay información sobre ella, así que yo me dedique a seguir buscando lo que fuera, encontré a los descendientes de tres personas, pero al pasar ya mucho tiempo, todo ya se había ido perdiendo, y es lógico, pues encontré que la prohibieron hace miles de años porque los que la llegaron a utilizar,  solo causaron daños a terceros, pues es magia oscura pura.

 

Estos daños son increíblemente perjudiciales…  -  saco su varita y convoco un vaso con agua y tomo un poco, y prosiguió con su relato, pero el chico lo interrumpió.

 

-      ¿Qué tanto…?  -  dijo preocupado.

 

-      Bueno…  -  carraspeo  -  resulta que en un caso, digamos…normal, los transforma en alguien del sexo contrario, en este caso, como a Draco que lo convirtió en una chica, pero  -  suspiro contrariado  -  resulta que los convierte en alguien del sexo contrario, pero solo por el exterior, porque…

 

-      ¿profesor…tiene algo que ver que el haya gritado que era un mounstruo?  -  dijo el chico ya muy preocupado.

 

-      Si…por fuera son una cosa, pero en su interior…siguen manteniendo sus órganos, en este caso Berenice…tiene los órganos de un hombre,  pero su proceder, su actitud y toda ella por fuera es una chica…  -  lo miro casi de forma suplicante hablándole ya con más confianza incluso lo tuteo  -  Harry  no la culpes, si ella contigo  realmente se a comportado como una chica, porque ella en su mente lo es, pero sufre dolorosamente porque hay una lucha constante en su interior, porque Draco es de carácter fuerte y no se deja doblegar, lo que la hace sufrir aún más, pero la maldición no solo se detiene en la transformación física, esta transformación va por etapas, la maldición dice… “Mutación no solo carnal… mutación en cuerpo, alma y espíritu…”,  así que llegara el momento en el que su mente olvidara a Draco por completo, no habría problema si ella se convirtiera y olvidara a Draco -  suspiro triste  -  pero seguirá siendo un hombre por dentro, llegara un momento en el que acabara desquiciada y dada su condición…no tardara en morir  -  suspiro abatido  - y como comprenderá  así con esta forma pues… por una parte es imposible que llegue a tener una pareja, porque nunca podrá concebir, porque ni será una verdadera mujer, ni tampoco un hombre…  -  y por otra parte, ella… no tiene mucho tiempo…  -   suspiro viéndolo de manera suplicante  -  Potter…Berenice esta realmente enamorada de usted…

 

-      Profesor - dijo Harry muy preocupado y algo ruborizado por las ultimas palabras del profesor, pero haciendo caso omiso de ellas -  y no se encontró algún tipo de cura?

 

-      Según averiguamos, la razón por la que la llaman “La Maldición de las Princesas” es porque según al parecer el contrahechizo  tiene que ver con los personajes de los cuentos, ¿ha leído los cuentos que les gustan a los muggles?  Esos que tienen princesas en sus historias…

 

-      La verdad profesor, sé a cuales cuentos se refiere, pero aunque me crie un tiempo entre muggles, nunca tuve la oportunidad, ni la necesidad de leer ese tipo de cuentos, así que la verdad, solo eh leído si acaso un par de ellos, y realmente no se como encajaría ahí, más bien, no se como encajo yo aquí…

 

-      Bueno, pues es una maldición de magia oscura, es por lo mismo muy engañosa, como es magia oscura, nadie supondría que su contrahechizo es… -  viendo que el chico tenía la incertidumbre dibujada en el rostro, solo dijo  -  ¿como le explico Potter?  Mire,  usted sabe que  lo contrario de lo negro, es el…

 

-      Blanco…  -  dijo ahora si, como si hubiera respondido una pregunta en clases.

 

-      Exacto, así que lo contrario de lo malo es lo bueno, y es por eso que su contrahechizo es como se muestra en muchos de los cuentos, si no es que la mayoría, a la princesa encerrada en su maldición, ya sabe todo eso…se necesita solo un beso de amor verdadero del príncipe enamorado…

 

-      ¿un beso?  Ja Por favor, profesor no creerá usted en esas cosas…  -  de pronto lo miro sorprendido  -  o si?  Profesor…  -  sonrió apenado  -  de todos modos yo no soy ningún príncipe  -  se burlo de si mismo.

 

-      ¿Será idiota?  No es lo que yo crea o no, es lo que el que creó esta maldición  le puso como contrahechizo…  -  suspiro derrotado y dijo  -  y a mi pesar Potter…usted para ella…si lo es.

 

-      ¿ella me ve como un príncipe?  -  dijo confundido.

 

-      No es que lo vea como un príncipe, no sea idiota, ella lo ve como una chica enamorada…

 

-      Así que un beso…  -  murmuro tocándose los labios por un segundo.

 

-      Si un beso  -  dijo el profesor, queriendo matarlo al imaginar que este idiota tuviera que andar besuqueando a su niña  -  pero no cualquier beso Potter, no  -  lo miro de forma  anhelante  -  tiene que ser un beso de verdadero amor, la persona que le de ese beso a mi ahijado, debe estar enamorado verdaderamente de el…o ella, como lo quiera ver…sin importarle absolutamente nada.

 

-      Pero…  -  dijo recordando que era de Draco de quien hablaban  -  ¿Por eso me utilizaron a mí?  -  dijo dolido sintiéndose aun así, utilizado, ya que todo el mundo sabia de la historia que compartía con el rubio  - señor… jugaron con mis sentimientos… ¿Por qué…porque se burlaron de mi?

 

-      Nadie se ha burlado de usted, Potter…  -  dijo de forma derrotada, entendiendo que el chico era más cerrado que una ostra.

 

-      Claro que no, porque afortunadamente  yo no he besado a Berenice…

 

-      Y no quiero que la bese  - dijo enojado el profesor  - si no siente algo verdadero por ella, no quiero que la bese, ni siquiera que la vuelva a ver… porque sino eso solo la destruiría…

 

-      ¿más…?  -  y se quedo callado, muy pensativo, después dijo  - lo siento…es… es que siento como si me hubieran estado aleccionando para eso…

 

-      Le diré algo más  - muy a su pesar continuo con la historia  -  ella no tiene mucho tiempo…  -  pero fue nuevamente interrumpido.

 

-      Profesor… ¿Qué quiso decir por situación  normal?  -  dijo estremeciéndose.

 

-      Recuerda que le dije que por si sola la maldición ya era peligrosa?   -  el chico ya no dijo nada, solo asintió mientras veía como el profesor tomaba  nuevamente agua del vaso que invoco  -  bueno, pues resulta que después del ataque que sufrió y del cual usted la salvo, el director Dumbledore descubrió que la maldición no fue lanzada solo por Aidan, se la lanzaron entre dos personas, lo que la hace doblemente peligrosa y mucho mas difícil de manejar, seguí investigando y descubrí, si usted la besa porque verdaderamente la ama, y que el amor sea reciproco, ella volverá a ser Draco Malfoy, si por el contrario la besa el idiota ese de Aidan Bradley o su padre,  que fue quien en conjunto con Aidan la maldijeron,  la convertirán en una muñeca sin mente, sin corazón, será un ser sin voluntad que solo servirá para cumplir los caprichos de cualquiera de  esos  malditos, como un títere… que en este caso, déjeme decirle que yo y sus padres la preferimos muerta,  y si la llegara a besar alguien que solo la ame, alguien así como… Zabini, que en este caso, fue el quien se enamoro, pero no ella a él, eso la dejara así como esta, congelara su condición, no será ni una mujer pero tampoco será  un hombre… pero…

 

-      ¡por Merlín!  -  dijo Harry muy confundido, no dejando que el hombre terminara de hablar  -  esto es verdaderamente una crueldad…

 

-      Pero hay algo que no le he dicho Potter,  usted se dio cuenta de que ella esta sufriendo terribles dolores en todo el cuerpo y que esta mermando su salud, esto es una consecuencia de la maldición lanzada por los dos, y cada vez es mas difícil controlar esos dolores,  cuando llegue el momento en que ella ya no soporte el dolor…

 

-      ¿si?  -  dijo no sabiendo si quería escuchar la respuesta.

 

-      Morirá…

 

-      Dios mío…mátame  -  dijo el chico muy angustiado.

 

-      Así que Potter…  -  dijo el profesor comenzando a levantarse, para retirarse  -  yo la verdad, no se que es lo que usted sienta realmente hacia mi ahijada, y tampoco se lo que realmente ella vio en usted…pero se que ella… -  suspiro  -  ella si se enamoro de usted, como le dije y le repito… ¿Qué fue lo que ella vio en usted?  Créame que llevo preguntándomelo por mucho tiempo, así que no lo se…cuestión aparte, el que usted la salvo de ese canalla, en realidad… no lo se, pero se enamoro…y no lo hizo porque alguno de nosotros le hayamos dicho de quien debería de hacerlo,  porque en esas cosas uno no puede mandar, pero Potter…si en verdad la ama…

 

-      Profesor  -  dijo el chico   -  deme tiempo…por favor…  -  dijo muy triste.

 

-      ¡Por Salazar, Potter!  -  dijo exasperado el profesor mientras se levantaba  -  usted conoce a mi ahijado…maldita sea…

 

-      ¡Por eso mismo!  -  también grito el ojiverde  -  porque lo conozco…   

 

-      créame que realmente daría lo que fuera porque no fuera usted…  -  ya no dijo más y abandono la habitación del chico.

 

 

El profesor se levanto y salió de la habitación en silencio, dejando al chico muy confundido y pensativo, se sentía dolido,  aun no le había dado ni un beso a la chica, pero saber la verdad…lo hacia sentirse utilizado…es cierto, se supone que el debía odiar al rubio y al contrario lo amaba, pero eso nadie lo sabia, todos conocían y de sobra la historia entre los dos chicos, y sabia que nadie debía saber lo que sentía por el millonario.

 

Se quedo en su cama por lo que resto de la tarde  ya no salió ni a cenar, no les quiso contar a sus amigos, porque odiaba la maldita frase de “te lo dije”, así que  ahí mismo se quedo dormido, sin siquiera cambiarse el uniforme por la pijama.

 

Sus amigos regresaron y lo vieron dormido con el uniforme, ninguno lo despertó y la chica solo le coloco encima una frazada, ya mañana seria otro día, y ellos confiaban en que el ojiverde se sentiría con ánimos suficientes de contarles…si así lo requería.

 

El día amaneció despejado y con mucho sol, Harry despertó y se levanto, pero su animo contrastaba con el esplendor del día, arrastrando los pies, se metió al baño y comenzó a bañarse, al cabo de quince minutos, salió con una toalla enredada en la cintura y con otra secando su abundante cabellera, sobresaltándose al encontrar sentada en su cama a su amiga.

 

-      Hermione  -  le sonrió sin ganas  -  ¿ya tan temprano aquí?  -  que aunque intuía la respuesta y el motivo de la visita, aun así pregunto  -  ¿vienes a interrogarme ya?

 

-      Harry…  -  dijo en verdad con algo de pena  -  me preocupo por…  -   no la dejó ni terminar, la verdad es que se sentía atosigado.

 

-      Con un demonio Hermione  - dijo enojado  -  dame espacio, me tienes fastidiado, me siento un verdadero imbécil cada vez que quieres preguntar algo, ya soy un hombre y no tienes que estar siempre encima de mi, déjame vivir mi vida, y si me equivoco será mi problema…

 

-      Pero Harry…

 

-      Pero nada, déjame vestir y espera a tu novio en la sala común  -  se quito la toalla enfrente de la chica para ver si así entendía que necesitaba su privacidad, la cual a ver semejante acción salió corriendo de ahí.

 

 

El chico se salto todas las clases de la mañana, muy pensativo se fue a caminar solo alrededor del gran lago, tras haber hecho un buen recorrido, se sentó en una piedra que estaba al pie de un árbol de frente al lago y se recargo en el, suspiro y comenzó a lanzar piedritas al agua, cuando de repente se le vino a la mente las palabras que intercambio con el pequeño elfo el día que lo fue a dejar a las orillas de los terrenos del colegio.

 

-      “Espero que usted no haga sufrir a mi amita Berenice…y que si la ama, lo haga aceptándola como sea…”

 

-      “Nunca la haría sufrir Tobías, nunca… -  suspiro - y yo la aceptaría como fuera.”

 

 

Solo hasta ese momento se dio cuenta de que el elfo ya vestía ropa decente, eso indicaba que el pequeño elfo, sabia todo, y que entonces su amo Draco Malfoy ya lo había dejado libre desde antes, suspiro, si eso había sido así, entonces eso quería decir, que Draco sabia, no…Berenice sabia…bueno quien fuera, los dos sabían que el no… ¿acaso creían que el no aceptaría darle un beso a Berenice? ¿Por eso no le dijeron nada? 

 

Se quedo mirando el horizonte,  y por un momento se sintió ofendido, ¿acaso…acaso ellos no confiaban en su amor? Bueno…conocían la historia entre los dos, es que por eso mismo, nadie creería en ese amor, aunque el mismo dudaba… ¿Draco es Berenice?  Se lo volvió a preguntar incrédulo.

 

Estaba pensando en eso, cuando apareció de repente un elfo frente a él pidiéndole que regresara al castillo.

 

-      Sr. Potter  -  era el mismo elfo de la otra vez  -   el profesor Snape, necesita que regrese  al castillo, es muy urgente  -  y desapareció.

 

El ojiverde se levanto con rapidez y salió corriendo hacia el castillo, encontrándose con sus dos amigos en el camino, que lo iban a buscar.

 

Los miro y no hubo necesidad de palabras, estos al ver su rostro preocupado y la prisa que llevaba, sin decir ni una sola palabra se unieron a él y lo acompañaron  hasta el despacho del profesor Snape, el cual al verlos, suspirando ya no puso ninguna objeción.

 

-      Profesor Snape  -  dijo el chico recuperando el aliento  -  un elfo me dijo que me quería ver, que era muy urgente  -  sentía una opresión en el pecho y dijo ya muy angustiado  - profesor… ¿Qué sucede?  ¿le pasa algo a Berenice?  ¿esta mal? Por favor dígame…

 

-      Potter…   -   dijo aparentemente tranquilo,  mientras tomaba algunos artefactos junto con su varita  -  Berenice... a desaparecido…

 

-      ¿Qué…como que desaparecida, nadie sabe donde esta?  -  dijo comenzando a preocuparse  -  ¿desapareció de la mansión?   -  pregunto incrédulo  -  ¿nadie sabe nada?

 

-      Potter… ¿cree usted que le estaría diciendo esto, de saber donde se encuentra? 

 

-      Lo siento señor…pero, entonces que hacemos aquí?  -  lo apresuro  -  hay que ir a buscarla, por favor.

 

-      Yo voy a ir a buscarla  -  dijo terminante  -  solo le estoy informando porque  quiero que se quede aquí, por si llega alguna noticia de ella, o si viene a buscarlo, quiero que usted me avise inmediatamente.

 

-      Profesor…yo…  -  lo detuvo un momento y dándole una muda suplica, el profesor lo entendió y asintió sin decir nada más.

 

-      Bueno, si yo llego a saber algo antes que usted, lo sabrá por medio de su varita.

 

-      ¿de mi varita? 

 

-      Si, sentirá una vibración  -  dijo sacando su varita y murmurando algunas palabras que los chicos no entendieron.

 

-      Esta bien profesor, le agradezco y espero alguna noticia con prontitud.

 

-      Yo también Potter  -  suspiro preocupado  -  yo también  -  y se fue con premura por la chimenea de su oficina.

 

Eso dio pauta a los chicos, de que el ojiverde les informara  lo que estaba ocurriendo, y en medio de suspiros les platico a sus amigos lo que le había confiado el profesor la noche anterior.

Los dos chicos se quedaron mudos, el primero en reaccionar fue el pelirrojo Weasley.

 

-      Oye compañero  -  le palmeo el hombro  -  ¿entonces, siempre fue Draco… en el cuerpo de Berenice?  -  exhalo el aire que había estado reteniendo  -  o sea…Berenice nunca a existido… -  volteo a ver a su novia y le dijo  -  te lo dije Hermione, esa chica nunca me gusto, yo sabia que ese maldito hurón algo tenia que ver en todo este asunto.

 

-      Ron  -  dijo la chica algo alterada  -  tú nunca me dijiste nada.

 

-      Bueno…  -  sonrió como si hubiera hecho una travesura  -  bueno, somos pareja  debemos estar conectados, debes saber de antemano lo que quiero y lo que no, pero si sabias que ese hurón nunca a sido de fiar.

 

-      Ron…  -  lo miro de forma indignada el ojiverde  -  no quiero que lo vuelvas a llamar de esa forma, Draco tiene su nombre y así quiero que lo llames.

 

-      Así lo quieres tu  -  sonrió  -  y el…?  -  le guiño un ojo de forma traviesa  -  pero…Harry…es…es Draco… ¡Draco!  ¿lo entiendes?    -    dijo como si el ojiverde no supiera.

 

-      Ya se que es Draco  -  dijo algo molesto el león  -  de echo… ¿porque crees que estoy así, Ron?  -  los miro con el corazón en la mano y sufriendo dijo  -  chicos… ¿se… se imaginan…?  -  se cubrió el rostro con ambas manos  -  oh por Merlín…como se ha habrá burlado de mi…

 

-      No…  -  la chica intento consolarlo  -  no lo creo, Harry…yo creo que…el…bueno… en todo caso…el no tiene la culpa…  -  dijo ya mas convencida.

 

-      ¿Te das cuenta de que hablamos de Draco Malfoy?  -  dijo incrédulo el bermejo, mirando a primero a su novia y después a su amigo  -   ustedes siempre se han odiado  -  dijo como si con eso le diera la razón al ojiverde, nervioso e indeciso de decir lo que iba a decir, se rasco su abundante cabellera roja y finalmente abrió la boca  -  ok, lo ayudas, lo regresas a como siempre a sido…y luego, que…te amo, me amas y que…todos felices?

 

-      Ron  -  lo reprendió su novia  -  ya compórtate.

 

-      Ok, pero yo solo decía lo obvio  -  levanto una ceja y termino diciendo  -  pero insisto en que hablamos de Draco Malfoy…

 

-      Hermione…  -  la llamo le ojiverde, mirándola a los ojos y tomando una de sus manos entre las suyas  -  ¿Qué debo hacer? 

 

-      Hay Harry…  -  le sonrió de forma consoladora  -  recuerdas que yo te dije que algo había ahí?  -  lo callo antes de que el volviera a hablar - Harry… ¿será verdad todo lo que te dijo el profesor Snape? 

 

-      El no mentiría en algo así Hermione  -  dijo el chico muy preocupado.

 

-      bueno hermano, pues  no lo pienses mucho  -  los dos chicos voltearon al ver al pelirrojo cuando hablo, pues no creían lo que decía  -  ayúdala, y cuando haya pasado todo, pues hablan los dos, aunque de todos modos…mira que…tener que besar a Malfoy… 

 

-      Ron tiene razón Harry  -  hablo la chica interrumpiendo a su novio, y suspiro preocupada  -  nadie sabe que pasara cuando la beses, pues por lo que nos has contado, parece ser la única opción viable.

 

-      Es que por un momento me sentí engañado…me siento utilizado, y Ron tiene razón, es de Draco Malfoy de quien estamos hablando.

 

-      Harry, amigo - dijo el pelirrojo tomando nuevamente la palabra  - tu sabes como pienso yo, pero escucha  -  suspiro  -  olvida  todo eso, lo del profesor, lo de Zabini, lo de Hermione,  olvida todo  y no pienses más, has lo que tengas que hacer y punto, y ya después, cuando todo haya pasado lo hablan y si hay que partirle la cara a Malfoy, pues si no queda de otra…yo te ayudo.

 

-      Idiota  -  dijeron al  unísono la chica y el ojiverde al bermejo mientras a este se le dibujaba una sonrisa en su pecoso rostro.

 

 

%%%%%%%%

 

 

Amaneció un día muy soleado, pero el ánimo de la chica rubia estaba por los suelos, estaba acostada en su cama, sintiéndose deprimida recordando los acontecimientos del día anterior, cuando vio algo que le llamo la atención a un lado de su tocador, en el piso una caja con un moño.

 

Lo reconoció y recordó de pronto, sintió algo de culpa, sabia que era el regalo que le había llevado su amigo el italiano, tantas cosas que le estaban ocurriendo que no había prestado atención alguna al regalo, ni el día que se lo llevo, ni en los siguientes.

 

Estaba deprimida y no había querido levantarse, recordando lo que les había gritado el día anterior a Harry  y al profesor Snape, se sentía realmente mal, suspiro,  ya estaba realmente harta de todo, y de todos, había momentos en los que quería realmente dejarse morir, pero entonces se le revelaba la cara de cierto chico de ojos verdes y sentía que su corazón comenzaba a correr como caballo desbocado.

 

Se imagino que sentirían si realmente ella se fuera, vaya en pocas palabras,  se sentía tan mal anímicamente que pensó por un momento en una salida fácil… (Yo quisiera saber quien fue el idiota que dijo que era una salida fácil, ¿acaso se suicido, lo hizo tan fácil, que fue y volvió del otro lado?) En fin…

 

De nuevo sus ojos se dirigieron al regalo que aun después de tantos días, permanecía ahí olvidado en un rincón de su habitación.

 

Sintió una tristeza y un gran dolor en el pecho, recordando como ese día había discutido con Zabini, y dejando escapar un suspiro, llamo a su elfo…

 

-      Tobías  -  apenas si lo murmuro, y el elfo, su gran amigo apareció al instante, siempre al pendiente de su amita, siempre al pendiente de su amigo…

 

-      Amito Draco  -  dijo servicial la pequeña criatura  -   necesita algo?

 

-      Tobías  -  dijo sintiéndose realmente muy cansada  -  dame ese regalo que esta ahí  -  y le indico donde estaba.

 

-      ¿el de su amigo Zabini?  -  pregunto mientras con un chasquido de sus dedos levito la caja y se la llevaba a la cama  -  ¿ahora si lo abrirá?

 

-      Si…  -  dijo en medio de un suspiro  -  ahora si… -  le sonrió a la criatura y dijo  -  por favor Tobías, déjame sola.

 

-      Claro amita.

 

Y con mucho cuidado rompió el papel y abrió la caja, revelándole su contenido, al cual se le quedo mirando por algunos minutos…

 

Hasta que reacciono y comprendió muchas cosas, reconoció que no era tiempo de dejarse morir, su amigo Blaise se lo estaba gritando con ese regalo.

 

Con manos temblorosas metió las manos a la caja y saco un portarretratos con una foto donde se encontraban  el y todos sus amigos, en una visita a Hogsmeade como en los viejos tiempos, todos sonriéndole a la cámara…

 

Y entendió que el nunca había estado solo, que todos le ofrecían su apoyo si el se los pedía, y si no…también.

 

Entendió que como fuera, si fuera una chica o un chico, todos sin excepción estarían a su lado.

 

Sus amigos le estaban ofreciendo su apoyo incondicional y diciendo que cualquier paso que diera, bueno o malo…ellos estarían ahí para el…ella, bueno como sea.

 

Comenzó a llorar y abrazo con fuerzas el portarretratos entre sus brazos, suspiro y se decidió a hacer lo que su mente confundida y enamorada le había dicho días atrás.

 

 

 

Suspiro y ya no quiso pensar en nada más, se levanto de la cama y se baño, al terminar por unos momentos se miro al espejo, suspiro y sonriendo con tristeza recorrió su cuerpo y reconoció que tenia un cuerpo espectacular,  reflexiono,  eso también era un incentivo para permanecer como mujer, Harry se sentirá orgulloso de ir con ella del brazo, sonrió un poco mas animada ante tal pensamiento, escogió con cuidado desde el sujetador hasta las bragas, se vistió con  una delgada blusa blanca de botones al frente, un pantalón negro pegado a su cuerpo y que delineaba suavemente su figura, con unas botas a media pantorrilla y de tacón bajo, se maquillo muy suavemente, se perfumo, tomo una túnica que estaba muy de moda, era corta color verde esmeralda  y se la puso, se coloco una diadema en color verde esmeralda y dejando su cabello suelto en cascada que brillaba, y que resaltaba  por sobre la tela oscura de la túnica, sonrió satisfecha, una bruja como muy…muggle, suspiro  y sin decir nada a nadie salió de su habitación, llego a la sala y tomando un puñado de polvos flú, se adentro en la chimenea, arrojo los polvos,  dijo su destino y  desapareció.

 

Llego al ministerio, y sus pasos la dirigieron hasta el cuartel de aurores, dejando a su paso, docenas de gente que le dedicaban miradas hambrientas a cada paso que daba, creyendo que era alguno de esos seres mágicos  llamados “veela” y se había escapado del paraíso,  y como realmente nadie la conocía, todos casi babeaban a su paso preguntándose quien era semejante criatura.

 

Llego a la oficina del jefe Robards y pidió a su secretaria hablar expresamente con él.

 

La secretaria del auror quedo más que choqueada al saber su apellido y la hizo pasar de inmediato,  incrédula al enterarse de que los Malfoy tuvieran una hija y nadie lo supiera, y ya que al ver el porte de la chica, y viendo que todos se la querían comer con los ojos, decidió que por el bienestar de la chica, lo mejor seria tratar su asunto con rapidez.

 

-      Señorita Malfoy  -  dijo el jefe Robards en cuanto la vio, no silbo por respeto, pero por poco y lo hace, la vio y de inmediato y por un momento se pregunto como es que no la había reconocido, hasta que dio con el hecho de que el día del ataque, el no la vio personalmente  -  que honor que nos visita  - dijo con voz casi trémula, mientras la invitaba a sentarse en una silla frente a su escritorio, en el cual el se recargo en la orilla del mueble quedando frente  a ella, mientras cruzaba los brazos.

 

-      Gracias  -  dijo ella en medio de una sonrisa tímida.

 

-      ¿Y su padre, como a estado?  -  dijo comenzando a preocuparse por la visita de la chica al ministerio, específicamente a su oficina, recordó que frente a el, no estaba realmente una chica, si no el primogénito del Sr, Malfoy…Draco Malfoy, aunque la veía y no lo comprendía, ella era tan hermosa, aun así no dijo nada que delatara que el sabia de su “estado”.

 

-      Mi padre ha estado bien, gracias  -  le respondió con una sonrisa, una sonrisa que a pesar de que el auror sabia que quien se la estaba dando era un chico, se quedo prendado al ver como la chica le sonreía, y sin querer sonrió apenado al reconocer que quien le estaba robando el aliento en realidad era un hombre  - claro que…a estado mejor…  -  suspiro  -  en fin… jefe Robards…  -  comenzó la chica.

 

-      Dígame señorita Malfoy  ¿en que puedo ayudarla?  -  dijo sintiéndose nervioso, y antes de nada, le ofreció algo de tomar  -  ¿gusta una soda, un te, o un café?

 

-      Una soda estará bien, gracias  -   mientras cruzaba las piernas en un estado de ansiedad.

 

-      Usted dirá en que le puedo ayudar…  -  dijo muy solicito el oficial, apenas le dio la soda a la chica.

 

-      Jefe Robards…  -  se quedo callada por un momento, pensando en como abordar el tema  -  yo…  - suspiro y en medio de una sonrisa que casi hace que el oficial babee, dijo por fin  -  yo, quiero que usted me otorgue  un permiso para visitar a…  -  trago duro al recordar al tipo que por poco y la hace suya, sintió asco al recordar como sus manos la acariciaron y como su lengua recorrió su cuerpo, sintió un escalofrió, el cual noto el oficial.

 

-      ¿si…a quien quiere usted ver?  -  dijo el oficial aunque ya estaba intuyendo el nombre del personaje al cual la chica requería de ver.

 

-      A…Aidan Bradley…  -  dijo nerviosa.

 

-      Señorita Malfoy…  -  comenzó el oficial  -  ¿su padre sabe que esta usted aquí?

 

-      Yo…no…  -  se mordió el labio inferior en señal de nervios y de que acababa de ser descubierta, lo miro de forma culpable y dijo  -  no…no lo sabe…

 

-      Usted sabe que esas visitas están prohibidas para los que no sean familiares del recluso  -  dijo comenzando a ponerse aun más nervioso al notar como la chica se mordía el labio…

 

-      Yo lo se, oficial…  -  casi implora  mirándolo directo a los ojos y tomando de forma inesperada la mano del oficial que se encontraba sentado en la orilla de su escritorio frente a ella  -  pero si no fuera muy importante para mi, le aseguro que nunca me atrevería a molestarlo aquí en su trabajo, de hecho se que usted es una persona con un cargo importante y que esta muy ocupado, pero…si tan solo me dedicara un par de minutos…

 

-      Señorita Malfoy…  -  dijo el oficial, tratando de averiguar algo más notando un poco de coquetería de parte de la chica y sin retirar su mano de entre las de la chica, pregunto   -  ¿su padre sabe que quiere ver a ese maldito?

 

-      No…no lo sabe…   -  dijo de forma culpable, le hizo una especie de puchero que casi hace que las rodillas le fallasen al alto oficial… -  pero le prometo que no se enterara, y que no le causare ningún problema.

 

-      Señorita Malfoy… - dijo indeciso, nervioso se rascaba la cabeza, el pobre ya estaba sucumbiendo a los encantos de la rubia y un poco a su coquetería  -  no se si deba, bueno… de echo no debo…ese sitio…créame, no es un sitio para que lo visite alguien como usted…  -  dijo mientras bajaba la mano y con ella cubría una de las manos de la chica, y que aun tenia atrapada entre sus dedos.

 

-      Por favor, por favor…  -  imploro como una niña sin retirar su mano de la del hombre  -  por favor, le prometo que será rápido y que no lo volveré a molestar, es más…le juro que después de esto nunca volverá a verme.

 

-      Oh créame, usted no me molesta…lo que me molesta es el saber que me esta amenazando con no volverla a ver, usted es un manjar a la vista, pero…  -  reacciono al darse cuenta de lo estúpido que se escuchaba, al estar respondiendo en modo conquistador,  dejando libre la delicada mano femenina, la soltó y camino para sentarse en la silla que estaba a un lado de ella  - hagamos esto, como le decía, las visitas están prohibidas para los que no sean familiares, y como usted no lo es, lo que hare es que yo la acompañare en esa visita, ¿Qué le parece?  así ese maldito no intentara hacer nada en contra de usted ni por equivocación, aunque es obvio que nunca podría…

 

-      ¿de verdad lo hará? Oh gracias, gracias de verdad   -  dijo satisfecha del resultado de haber empleado sus encantos, y ampliando su sonrisa  y que de ahora en adelante seria… “sonrisas Malfoy, marca registrada” y tomándose su soda le sonrió al hombre, que casi estaba sin aliento contemplando la belleza de chica que tenía frente a él, y preguntándose por un momento porque los Malfoy solo habían tenido un hijo, pues si se hubieran decidido a tener aunque fuera uno más y este fuera mujer, vaya que seria una belleza, exactamente como la chica que tenia sentada frente a él, sonrió y reconoció que la noble familia Malfoy era también famosa y requerida por eso, por su belleza…de toda la familia sin excepción.

 

Apenas la chica termino su soda, salieron de la oficina con dirección a Azkaban, ella iba algo temblorosa, y muy nerviosa,  acción que noto el oficial y la tomo del antebrazo, infundiéndole ánimos.

 

-      Se que dirá que no me interesa, pero… ¿puedo saber para que lo quiere visitar?  -  la miro, mas bien la contemplo y se quedo sin aliento  -  ese maldito no merece que usted se tome la molestia ni siquiera de pensar en el… además  ¿no cree que su padre se molestara?  Deberíamos informarle…

 

-      No, es solo…que es algo que necesito hacer…  -  bajo la mirada algo apenada  -  yo sola, si el lo supiera, créame que yo no estaría aquí en este momento, el nunca lo permitiría.

 

-      Esta bien, no se preocupe, solo no se le acerque, de todos modos yo estaré ahí con usted, no se inquiete  -  y le sonrió mientras le apretaba un poco el brazo en señal de animo y la guiaba a aquel lugar tan lúgubre.

 

Llevaban ya caminando algunos minutos, cuando llegaron al área de los trasladores, donde debían recoger alguno para viajar a la isla de Azkaban.

 

 

-      Este lugar da escalofríos  -  dijo ella temblando  -  es muy…sombrío  y oprime el corazón…  -  dijo inconscientemente acercándose mas al cuerpo del oficial al momento de que llegaran a las puertas de la enorme prisión.

 

-      Si…   -  suspiro el oficial, reconociendo que por algo era la cárcel del mundo mágico, porque ahí se guardaban a personajes muy, pero muy peligrosos.

 

-      Generalmente no hacemos esto, uno va a la celda del prisionero, pero como este lugar no es acorde a visitas tan bellas como usted, la llevare a una de las oficinas que tenemos aquí, pediré que un guardia nos lleve ahí al recluso,  y ahí usted le dirá lo que necesite decirle.

 

-      Gra…gracias   -  dijo muy nerviosa.

 

-      Tranquila, yo estaré ahí… -  le sonrió acercándola más hacia el -  no se preocupe, de todos modos déjeme informarle que aquí se les suprime la magia sin excepción a todos los prisioneros  -  suspiro perdiéndose en su mirada, y entre sus pensamientos, uno de ellos era que aun no comprendía… ¿Cómo era posible que la chica junto a él, fuera un chico tan bello?  Sonrió, pues lo único que le inspiraba esa chica, eran una ganas inmensas de abrazarla para protegerla del mundo y de todos…oh se veía tan frágil.

 

Llegaron los dos a la oficina, en medio de murmullos de los guardias, de asombro por la belleza de la chica, y todo el mundo haciéndose la pregunta de… ¿que hacia ahí una chica tan extraordinariamente bella?  Instalados en la oficina, inmediatamente el alto oficial, pidió que le llevaran al recluso de nombre, Aidan Bradley.

 

La chica se paseo nerviosa por toda la oficina, estrujándose las manos, a punto estuvo el oficial de levantarse y tomar las manos de la chica entre las suyas y advertirle en broma, para aligerarle un poco el ambiente, que no respondería por el daño causado a sus delicadas manos, cuando se abrió la puerta y apareció por ella, un par de guardias trayendo con un par de cadenas al recluso de nombre Aidan Bradley.

 

-      Aidan…  -  fue lo único que pudo balbucear la chica, cuando lo tuvo frente a ella.

Notas finales:

Pues que les parecio???  ya le puse fin, asi que...que les parece que suba el siguiente capi el miercoles???  digo ustedes dicen la ultima palabra. CUIDENSE Y BYEEEEEE


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