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La Maldición de las Princesas. por Sami chan

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Notas del capitulo:

Aquiiiiiii de nuevo, pues si, dandoles lata otra vez, asi que espero que les guste este capi, asi que a leer sea dishooo.

Capitulo  DIECINUEVE

 

 

Estaba  caminando con sus amigos por uno de los pasillos del castillo, en espera de noticias de la desaparición de la chica.

Cuando a unos pocos metros vio que venia Zabini y a un lado de él… se sorprendió que quien venia con el italiano era…

 

-      ¿Tobías?  -  se quedo asombrado.

 

-      Harry…  -  dijo el italiano y con esa palabra hizo que el ojiverde reaccionara…

 

-      Maldito  -  no lo pensó y se fue sobre de él  -  eres un  maldito, tu lo sabias, tu lo sabias todo y no fuiste capaz de decirme nada, dejaste que se burlaran de mi - fue necesario que Ron interviniera en la pelea, pues rápidamente Harry tiro al piso al chico, golpeándolo en el rostro, pues lo agarro por sorpresa sin darle tiempo ni de reaccionar.

 

-      Vamos Harry  - dijo el pelirrojo, que era una verdadera suerte para el Slytherin que Ron fuera mucho mas alto y fornido que el ojiverde, y que el mismo - tranquilízate, si lo matas ahora, no sabremos que a pasado con los Malfoy, espera un poco y después yo mismo lo matare por ti.

 

-      Po…Potter  -  dijo adolorido el italiano mientras se sobaba la mandíbula, no lo dijo, pero reconociendo que le debía algo a los Gryffindor, en primera, una disculpa a Potter por permanecer callado, bueno, pero lo había prometido, en segunda, nunca, pero nunca lo diría en voz alta, pero le daba las gracias de momento al pelirrojo por quitárselo de encima, Harry estaba hecho una verdadera fiera, y lo entendía pues estaba muy dolido  -  nada es como tu crees.

 

-      Maldito seas Zabini  -  dijo Harry entre los brazos del bermejo, tratando de soltarse  -  yo te creía mi amigo…  -  le dijo haciendo que esas palabras sonaran tan dolorosas al momento de escucharlas  -  como te has de haber reído de mi  junto con Malfoy  -  dejando de forcejear  mientras lo miraba fijamente  -  esta me la pagas…

 

-      Sabes Potter…eres un verdadero idiota  -  dijo entre dientes el italiano.

 

-      Amito Harry  -  dijo el elfo interviniendo por primera vez, llamando la atención de todos  -  mi amita Berenice…  -  dijo con los ojitos llorosos y retorciendo sus manitas, estaba muy nervioso  -  ha desaparecido de la mansión…

 

-      Tobías   - dijo Harry soltándose finalmente de los fuertes brazos de su amigo, y acercándose a la pequeña criatura, para tratar de consolarlo y calmarlo  -  tranquilo, aparecerá, ya veras que si.

 

-      Amito Harry  -  dijo el elfo  -  puedo hablar con usted…  -  volteo a ver a los chicos y dijo  -  ¿en privado?

 

-      Claro que si  -  volteo a ver a sus amigos y les dijo  -  nos veremos después.

 

-      Claro Harry  -  dijeron sus amigos y permanecieron por ahí  -  estaremos cerca.

 

-      Vamos Tobías  -  le dijo el ojiverde al elfo, llevándolo a un salón en desuso que estaba cerca.

 

-      Amito Harry  -  dijo muy nervioso el elfo ya dentro del aula  -  se que usted esta enojado con mi amito Draco o lo que es lo mismo, con mi amita Berenice…lo se.

 

-      Tobías…  -  dijo el moreno rascándose la cabeza demostrando lo nervioso que se encontraba  -  no es que yo este enojado…mira…quizás no lo comprendas…

 

-      Amito Harry  - lo interrumpió  - me gustaría mostrarle algo si usted me lo permite, solo serán algunos recuerdos  - dijo dando un chasquido con sus dedos y apareciendo un pensadero al instante  -  se que esta usted muy confundido -  vio la cara de extrañeza que hizo el chico y prosiguió  - si, esta usted muy confundido, y es porque usted se cree burlado, pero déjeme mostrarle algunos recuerdos, después ya usted decidirá.

 

La extraña criatura metió la mano entre su ropita y saco una cajita que agrando al tamaño de sus manitas, la abrió y vio el ojiverde que en ella venían varios viales, todos ellos con una neblina blanca en su interior. 

 

El elfo tomo el primero, y acercándose al pensadero lo vertió en el, volteo a ver al chico y con una media sonrisa le pidió que lo viera.

 

El chico lo miro en silencio por un momento  y comprendió que eso no implicaba ningún peligro, solo eran recuerdos, y dejando escapar un suspiro se agacho y metió la cabeza en el artefacto, que más bien parecía una palangana llena de agua.

 

Apareció dentro de una habitación, no la reconoció, volteo y vio que alguien entraba por la puerta, era un niño como de cuatro añitos, sonrió al reconocer en ese hermoso y tierno pequeño a su némesis del colegio, y solo pudo murmurar  –  Draco  -  volteo a ver a quien le sonreía la criaturita,   y vio a Tobías vestido completamente diferente a lo actual, no era propiamente un harapo, pero era el tipo de ropa que usaban los elfos al servicio de alguien, el elfo estaba tendiendo la enorme cama, y que seguramente era la cama del pequeño rubio, le dio una ojeada  a la habitación y si, reconoció que era la habitación del chiquillo, ahí estaban sus juguetes en una esquina, vio la colcha de la cama y sonrió, el estampado era un enorme dragón dorado .

 

Vio que el chiquillo traía una cosita en las manos, volteo a ver que fue lo que hizo con ella y se quedo mudo del asombro.

-      Toma, te regalo mi gorrita  -  vio como  el elfo lo miro casi, casi con los ojos desorbitados y como inmediatamente  se le llenaron sus ojitos de agua, miro como el pobre elfo se encogió sobre si mismo, vio como el pequeño rubio se acerco un poco más, y sonriendo estiro sus bracitos y le acomodo la pequeña gorrita en la cabeza a la extraña criatura, que permanecía con la cabecita gacha a la espera de que lo botaran de la enorme mansión, cuando los tres escucharon un grito desde la puerta…era la madre del niño.

-      ¡Draco no!  -  grito ella, asustando sobretodo a los dos seres que tenia frente a ella, y que por un segundo el también se sobresalto, observo bien como el grito de la madre asusto al niño, y vio como se le llenaron ahora al niño sus hermosos ojitos de agua, haciendo que el gris de sus iris brillara con intensidad, vio como actuaban como familia y sintió una gran opresión en el pecho, se quedo quieto, y vio toda la escena familiar con un peso pesado en su corazón, vio cuando la rubia se hinco para quedar a la altura del niño y lo abrazo para consolarlo, vio nuevamente al elfo y como  también tenia sus enormes ojos llenos de agua y parecía tan o mas nervioso y asustado que el pequeño, vio como la Sra. dejo escapar un suspiro mientras abrazaba a su pequeño hijo y que intentaba por todos los medios no dejar salir sus lagrimitas, le enterneció cuando ella le sonrió y lo consoló…  -  ya mi amor, no pasa nada, es…solo un elfo   -   dijo, pero ella no conto que con el niño ante esas palabras  ahora si dejo escapar el llanto.

-      Pe…pero…  -  lloraba con mucho sentimiento  -  es… mi amigo  -  dijo en medio de un pucherito, mientras moqueaba  -  y solo le regale mi gorrita…tu me la compraste a mi… -  el ojiverde observaba atento, queriendo consolar el también al niño, se veía tan tierno.

-      Pues mi vida   -  le tomo su mentoncito y suavemente levanto su carita  y le explico  -  si es tu amigo, y acabas de hacer algo maravilloso por el  -  el niño la vio sin saber que decir  -  al regalarle tu gorrita acabas de darle su libertad  -  le dio un beso en la naricita  -  pero si te agradecería corazón, que no lo vuelvas a hacer con ningún otro elfo o nos quedaremos sin servidumbre  - volteo a ver al elfo, y Harry reconoció que la rubia registró lo mismo que el, que la criatura no tenia la culpa de nada, sonrió cuando escucho como le dijo dejando escapar un suspiro  - Tobías, has obtenido tu libertad, puedes ir a donde te plazca.

-      Pero es mi amigo  -  protesto el pequeño rubio  -  ¿Por qué le dices…que se vaya? 

-      Amita…  -  dijo temeroso el elfo  -  yo…

-      Yo se que tu no tienes la culpa Tobías, ya buscare a otro elfo para que atienda a mi hijo.

-      No quiero que se vaya  -  dijo el niño muy desconsolado  llorando mientras se abrazaba al cuello de su madre.

-      Amita…  -  dijo inseguro el pequeño elfo, retorciendo sus manitas en son de nervios  -  yo… ¿yo puedo quedarme y solo atender al amito Draco?

-      ¡oh!  -  dijo la rubia mientras acariciaba la cabecita rubia de su hijo  -  ¿quieres quedarte y atender tu a mi hijo?  -  pregunto extrañada y a la vez aliviada de ya no tener que adiestrar a otro elfo, además, reconoció que si obligados los elfos eran de los seres mágicos más fieles, después de esto, ella sabia que el pequeño ser, le seria incluso todavía más fiel a su pequeño hijo, creando un vinculo entre ellos, le sonrió y dijo  -  bueno, pues entonces solo tu atenderás a mi hijo de hoy en adelante.

-      Gracias amita Narcissa, gracias  -  tomo su gorrita de su cabeza y desapareció muy sonriente.

-      Draco… -  dijo volviendo la atención a su hijo, que soltando el cuello de su madre comenzó a tallar su naricita, mientras la rubia sonrió sintiendo su cuello mojado de las lagrimas y el moquito de su nene  -  mi amor no vuelvas a hacer eso -  apareció un pañuelo y se limpio el cuello y después comenzó a limpiar la nariz y la carita de su hijo mientras le explicaba  -  mi amor, si tu le regalas una prenda a un elfo, no importa lo que sea, eso significa que prácticamente lo estas despidiendo de tu casa, y que ya no quieres mas sus servicios…  -  esto ya Harry casi ni lo escuchaba, solo pensaba en lo que le hubiera gustado que su madre lo consolara por cualquier cosa, ya solo suspiro.

-      ¿Entonces Tobías se va a ir?  -  y comenzó a llorar de nuevo y se volvió a abrazar a su madre en busca de consuelo  -  pero yo no quiero que se vaya…

-      No mi amor  -  dijo la rubia consolando a su hijo  -  Tobías decidió quedarse contigo, el seguirá atendiéndote solo a ti, pero lo hará solo porque te quiere, ya el a no forma parte oficial de la servidumbre.

-      ¿Entonces, si es…es mi amigo?  -  dijo en medio de un pucherito y una sorbida de moco, y haciéndolo ver adorable, su madre sonrió y dijo en medio de un largo suspiro.

-      Si mi amor, Tobías es tu amigo  -  el niño sonrió y volvió a abrazarse al cuello de su madre a todo lo que daban sus bracitos.

 

El moreno vio toda la escena y se le llenaron los ojos de agua, al ver tanta ternura y cariño entre esos dos pequeños, el vio como desapareció el pequeño elfo de la habitación, pero inmediatamente sintió una presencia detrás de él, y sonrió cuando vio que el mismo elfo, veía la escena con los ojos llenos de lagrimas y agradecimiento, sonrió y lo vio desparecer.

Salió del pensadero y comprendió que ese recuerdo, era del mismo elfo, ahí entendió que entre el rubio y el pequeño elfo se creo un vínculo irrompible imposible de desaparecer.

Le sonrió y sorbiendo la nariz, le dijo llorando.

 

-      Sabes Tobías, eres muy afortunado…los dos son afortunados  -  se tallo los ojos  -  eres querido por tu amito Draco, y han creado un vinculo muy especial e irrompible, así que desde entonces…son verdaderos amigos…

-      Si…lo se  -  sonrió el elfo dejando escapar un suspiro  - y por eso me atrevo a enseñarle mis recuerdos, porque soy independiente, y si estoy ahí, es porque yo amo a ese niño y  ese es quizá el más importante de mis recuerdos  -  lo miro  -  y le puedo asegurar que no es malo.

Así estuvo con el chico, enseñándole algunos otros recuerdos, haciendo reír al chico al mostrarle cosas chuscas que habían vivido el y su amito, hasta que llegaron al día que Draco amaneció convertido en Berenice.

Le mostro su miedo, sus angustias… así llegaron nuevamente hasta el día en que el ojiverde lo…la fue a visitar a la mansión Malfoy, vio como la chica estaba sobre su cama sonrió al ver al elfo llamarla con ansias, descubriendo que el elfo la llamaba por su verdadero nombre.

 

-      Amito Draco…   -  se escuchaba angustiado, preocupado  -  amito Draco  - vio como la chica abrió los ojos y despacio volteo a verlo a un lado de la cama.

-      Dime Tobías  -  vio como el elfo la miro y como ella se veía realmente hermosa, frágil, como si necesitara toda la protección del mundo, y es que la verdad… así era en la realidad, vio al elfo muy preocupado y cuando le pregunto, suspiro cuando escucho su voz adormilada  -  ¿Qué paso Tobías? 

-      Amito Draco…  -  el pequeño elfo pregunto temeroso  -  desde que regreso del colegio, no hemos vaciado su baúl y debo ver que es lo que quiere que guarde, que le lave, que le ordene y que le deseche…

-      Pues…la verdad es que no tengo muchos ánimos…pero, bueno… -  suspiro  -  si quieres tú  -  le sonrió y se sentó sobre su cama, aún estaba en pijama  -   hagámoslo de una vez, ábrelo y yo te indico   -  el elfo obedeció y a los pies de la cama, abrió el baúl y comenzó a sacar el contenido de este.

-      Haber…    -  dijo el elfo, Harry se acerco al elfo sabiendo que no lo podían ver ninguno de los dos.

Vio como comenzó sacando la ropa, y así, despacio fue vaciando el enorme baúl, hasta que llego a una prenda que estaba guardada hasta el fondo del mismo.

La reconoció como su sudadera,  y vio cuando el elfo intrigado, vio que era una prenda masculina, la saco para enseñársela a la pequeña rubia, que distraídamente ojeaba una libreta.

 

-      Amito Draco…  -  lo miro -  esta prenda…  ¿Qué quiere que haga con ella?

 

La rubia levanto la vista del cuaderno y miro extrañada al elfo, Harry sonrió henchido de placer al ver como de pronto los ojos de la chica se abrieron con sorpresa y un brillo especial apareció en sus hermosos ojos grises.

 

-      Aaah…  -  se estiro un poco  -  haber Tobías, alcánzamela  -  un asomo de sonrisa se dibujo en su bonito y triste rostro  - esa prenda me la presto el chico que… -  trago duro  y no termino de decir  -  que…me…  -  el ojiverde trago duro, cuando supo a que situación se refería la chica.

 

El elfo le alcanzo la prenda diciéndole…

 

-      Déjeme la lavo primero  y…

 

-      ¡No!  -  dijo fuerte y rápido, sobresaltando al elfo y a él mismo  -  dámela así, no la laves, así la quiero  -  se estiro un poco a recibir la ropa de manos del elfo, quien con los ojos bien abiertos por la sorpresa al igual que Harry, ambos vieron como la chica casi le arranco la ropa de las manos y lo primero que hizo al tenerla entre sus manos, fue…cerrar los ojos y llevarla hasta su nariz, y aspirar con fuerza el aroma masculino que aun guardaba la prenda, después la vio y ante la mirada estupefacta del elfo, y de asombro de él mismo,  vio como se vistió con ella colocándosela  sobre su pijama, para después abrazarse a si mismo dejándose caer,  acurrucándose  entre sus almohadas y suspirar, al verla hacer eso, sintió como algo cálido invadía  su pecho y sonrió nostálgico, admitiendo no por primera vez que era un verdadero idiota.

 

-      Amito Draco…  -  escucho que nuevamente el elfo llamaba a la chica  -  Amito Draco… ¿esta bien?

 

-      Si Tobías  -  lo miro y le sonrió a modo de disculpa  -  lo siento  -  lo miro fijamente y después le sonrió con tristeza  y dijo  -  lo siento Tobías…  y ahí vio como para la chica, esa criatura era muy importante,  pues la vio disculparse por no poder llevarle nada, aunque realmente no sabia como era Draco en la intimidad de su hogar, -  suspiro, le hubiera gustado en realidad verlo hacerlo a Draco  -  Si…  -  la vio perdiéndose entre sus  recuerdos mientras olía nuevamente la ropa del moreno  -  Tobías…

 

-      ¿si amito Draco?  Dígame…

 

-      De verdad, esta ropa no quiero que la laves, si me la llego a quitar, solo…solo dóblala y déjala sobre mi almohada.

 

-      Si amito Draco, Tobías no lavara esa prenda  -  le sonrió  -  y no dejara que nadie la toque.

 

-      Gracias…  -  algo choqueado porque en ningún momento pudo imaginar a Draco en esa escena, vio como distraídamente ella tomo la libreta que había estado ojeando, en eso escucho que tocaron a su puerta y dijo  -  adelante   -  era la madre de la chica, escucho como la rubia mayor lo anunciaba…

 

-      Hijo  -  se acerco a la cama y se sentó a un lado de su hija  -  tienes una visita…

 

-      No mamá, ya dije que no quiero ver a nadie -  dijo aventando la libreta a la cama y enterrando su rostro entre las almohadas.

 

-      Hijo…   -  estiro su brazo y toco suavemente el hombro de su hija  -  haz un esfuerzo, te gustara ver quien es…

 

-      No madre, ya dije que no quiero ver  nadie  -  dijo terminantemente.

 

-      Pero hijo, es…  -  no la dejo terminar de hablar.

 

-      Dije que no madre  -  levanto la cara y la miro  -  no me interesa quien sea, no quiero ver a nadie -  al ver ese gesto el ojiverde sonrió y murmuro para si, aunque sabia que no lo escuchaban… “eres una caprichosa mimada”.

 

-      Esta bien hijo  -  suspiro al igual que la señora al momento que se levanto muy triste,  y negociando  -  si no quieres ver a nadie, esta bien, pero por lo menos sal un poco al jardín, hace un sol esplendoroso y te hace falta tomar un poco.

 

-      No quiero, mamá ya dije que no…

 

-      Hijo  -  sus ojos se llenaron de agua, que la chica vio y dejando escapar un suspiro dijo en forma derrotada.

 

-      Está bien…esta bien, saldré un poco al jardín  -  dijo comenzando a levantarse con desgana  -  pero de una vez te digo, no quiero ver a nadie.

 

-      Así será, solo si me prometes, poner un poco de tu parte y salir a tomar un poco de sol  -  se acerco y le acaricio una mejilla  -  vamos hijo, te hace falta…

 

-      Esta bien madre, eso hare  -  le sonrió a medias  -  Tobías me acompañara, así que deja de preocuparte, ¿si? 

 

-      Si mi amor  -  se acerco y le dio un beso en la frente, mas relajada al ver que la chica saldría al jardín, a punto estaba de salir de la habitación cuando su hijo le hablo.

 

-      Por cierto madre  -  volteo a verlo y le sonrió, esperando por lo que le diría  -  no quiero más chantajes…no van contigo  -  le sonrió y le guiño un ojo, ya solo vio como la rubia mayor suspiro y salió de su habitación, sonrió aun mas al ver como la chica se dio cuenta del intento de chantaje por parte de su madre,  y con algo de decepción se dio cuenta de que en aquella ocasión no fue ni siquiera anunciado su nombre, aunque ya lo sabia pues la chica se había disculpado anteriormente por ese contratiempo, aun así lo resintió, pero lo entendió.

 

Salió de ese recuerdo con un buen sabor de boca, le sonrió al elfo que lo miraba atentamente, esperando por cualquier reacción del chico.

Le mostro otro, era de ese mismo día, era específicamente el momento en que la chica lo espió cuando el estaba comiendo con sus padres y ella estaba en la escalera escondida.

  

-      Amito Draco  -  dijo solicito, dejando la charola de la comida en la mesita de noche, se aproximo a la cama y dijo  -  yo creo que el presente se lo trajo el invitado con el cual los amos están compartiendo en este momento el almuerzo  -  con esto que dijo, logro que la chica se incorporara con rapidez y asombro en el rostro.

 

-      ¿hay alguien con mis padres en el comedor?   -  dijo asombrada, pues ya tenia tiempo que no recibían visitas de nadie  - ¿tu sabes quienes son, Tobías?

 

-      Bueno, amito Draco, recuerde que vino la ama Narcissa a decirle que tenia usted una visita y no quiso recibirla, así que me imagino que el que esta con ellos en el gran comedor es el jovencito que creo que la vino a ver a usted, y el mayor creo que es el profesor Dumbledore.

 

-      ¡por Salazar! Es verdad…-  dijo al  momento que se levantaba y se volvía a poner sus pantuflas y salía al corredor.

 

Se acerco escondiéndose junto con ellos al comedor, porque vio que el mismo  volteaba con demasiada insistencia a la entrada al gran comedor, aunque después vio que era algo estúpido, bueno por parte de él, pues siendo este un recuerdo nadie lo podía ver a él, vio que ella cuidándose de no dejarse ver, lo vio y no pudo evitar una mueca de asombro y después una sonrisa se dibujo en su rostro…no pudo evitarlo y suspiro cuando la escucho decir en voz baja…

 

-      Así que San Potter vino a visitarme…  -  a su pesar sonrió cuando la escucho decir en medio de una ligera sonrisa   -  hum…bueno, por lo menos tiene buen gusto para los chocolates….-  Harry reconoció con placer que ese… ese si era Draco.

 

Vio que Tobías no dijo nada, mientras al sinvergüenza elfo se le dibujaba una sonrisa cómplice en el rostro.

Vio que la chica se dio la vuelta y comenzó a caminar de regreso a su habitación, muy pensativa pero que ya llevaba una sonrisa dibujada en el rostro, lo mejor de todo,  es que al parecer ella ni cuenta se había dado.

Salió de ese recuerdo y sintió ganas de llorar, reconoció que estaba equivocado, nadie lo coaccionó para que actuara de esa manera, y reconoció que la amaba, y lo hacía con unas fuerzas arrebatadoras, le sonrió al elfo que lo veía de manera aprensiva,  y le dijo.

 

-      Gracias Tobías  -  le dio la mano en señal de agradecimiento  -  no necesitaba ver todos tus recuerdos, pero si necesite de tu ayuda para darme cuenta de que soy un verdadero zoquete, yo la amo, y no me importa que sea hombre o mujer, aunque en realidad déjame decirte que eso nunca me ha importado…   -   eso lo dijo mas para si  -  pero me sentía muy confundido.

 

-      ¿le gustaría ver uno más?  -  le sonrió  -  vamos, se que le gustara, de todos modos aún tenemos que esperar noticias de ellos.

 

-      Es verdad…  -  le pregunto indeciso  -  ¿no estamos invadiendo su privacidad, verdad? 

 

-      No amito Harry, estos son mis recuerdos.

 

-      Si es así, entonces cual sigue…  -  dijo sonriente.

 

El que siguió fue cuando Zabini le hizo entrega del regalo con la carta a la chica, ahí se dio cuenta de cuando el italiano se entero de toda la verdad y que efectivamente,  el sí había prometido no revelar nada de la condición de la chica.

 

-      Hola Berenice  -  Potter vio como Zabini la saludo con una sonrisa tímida en el rostro, platico unos minutos con ella, y después le entrego el regalo que él le había mandado, sonrió cuando vio que un brillo de ansiedad apareció en esos hermosos ojos grises idénticos a los de Draco su hermano, bueno al que en ese momento el creyó que era su hermano, vio con alegría como tratando de no romper la envoltura, por fin lo abrió, sonrió y descubrió con enorme beneplácito que la chica era muy tierna y sonrió aún mas cuando escucho lo primero que dijo…

 

-      Tobías, Tobías… - el elfo que nunca la dejaba sola apareció en cuestión de uno o dos segundos, si es que no permanecía en las sombras atento a las ordenes de la chica  - mira lo que me mando esta vez -  no pudo evitarlo y la abrazo con fuerza, vio como el italiano la observo y pensó en…  ¿que era lo que ese momento pasaba por la mente del chico al ver la reacción de la rubia con el regalo? Con razón sintió celos…vio junto con ellos y con detenimiento a la muñeca, tenia la cabellera en rubio platino, larga como la de la chica, vio que tenia los ojos grises y enormes, vaya, reconoció que el trabajo estaba bien echo y que le daría un reconocimiento a la dependienta de la  tienda donde iba a comprar los regalos para la chica, pues la muñeca la tuvo que mandar a hacer, eso sin dudarlo,  sonrió viendo la reacción de la chica  -  oh Tobías…mira, está preciosa   -  vio como volteo a ver a su compañero de casa y le sonrió  ilusionada  -  gracias Blaise, dile a Potter que quede enamorado de ella.

 

-      Ah espera  -  vio como saco el pergamino que él le había entregado y se lo dio  -  también te mando un mensaje, léelo con calma y ya después le contestas y se lo mandas con una lechuza, no es necesaria la respuesta en este momento, así con tranquilidad la lees, mientras yo hablo con Draco  –  vio la cara de asombro que puso Blaise cuando reacciono al darse cuenta de lo ultimo dicho por la chica,  y a la cual el tampoco le no había hecho mucho caso, pues no había puesto atención a la última frase que había dicho la chica.

 

-      Gracias Zabini  - sonrió cuando ella le sonrió tímida y feliz al chico, suspiro feliz cuando vio como ella feliz volteo a ver a su elfo y se la enseño alegre  -  ¿ya viste Tobías?  Nunca, nunca había recibido una muñeca de regalo, y es tan hermosa  -  sonrió viéndola de frente, y sonrió al darle la razón cuando la chica dijo que nunca había recibido una muñeca de regalo, ¿Cómo iba a recibir algo así? Si ella era hombre.

 

-      Si, es hermosa  y es idéntica a usted, amito Draco…  -  dijo el pequeño elfo, fingiendo que no se había dado cuenta de lo que había dicho.

 

Ahí vio como reacciono el italiano, y se le borro la sonrisa, vio como se puso pálido y se quedo sin aire y escucho que dijo en un susurro…

 

-      ¿ami…Draco?   -  lo vio palidecer  de muerte, vio como ella por fin reparo por primera vez en la palidez de su amigo, y como muy angustiado pregunto con rapidez  -  ¿eres tú, Draco?

 

-      Tobías  -  escucho como la chica casi a grito  - llama a mi mamá - poniéndose aún más pálida ella también, el creyó que al saberse descubierta.

 

Vio como apareció la Sra. Malfoy, y fue que ahí fue como se entero el chico de la maldición que la chica llevaba encima.

 

-      Hola Blaise, hijo  -  suspiro un poco aliviada y dijo ya mas repuesta, el chico estaba tan choqueado que no le respondió el saludo  - eh creo que ya te diste cuenta de que aquí tenemos un gran, gran problema…

 

-      Sra.  Malfoy…  - lo vio tan pálido que apenas pudo balbucear, sin poder despegar la vista de la chica rubia,  pues jamás en su vida, ni siquiera de broma se hubiera  imaginado ante semejante situación  -  yo…yo…no se…realmente no se que decir…

 

-      Te entiendo hijo, y de esto que te voy a decir es necesario que me jures que no saldrá de esta casa, no quiero hacer un juramento inquebrantable porque yo se que no será necesario contigo…o si?  -  dijo mirando cara reacción del chico.

 

-      Sra. Malfoy  -  suspiro con fuerzas y dijo ya con mayor seguridad  - no es necesario, pues tenga usted por seguro que de mi boca no saldrá una sola palabra si ustedes no quieren…

 

-      Bien  -  dijo ya más tranquila  - esto te lo íbamos a explicar, precisamente este día, pero así esta bien, como dije, de todos modos necesitábamos hablar contigo…

 

-      Mamá…  -  dijo la chica, con la muñeca en la mano.

 

-      Descuida mi amor, yo hablare con él y ya después ya platicaran los dos, ¿Qué te parece? -  Harry vio como lo guio fuera de la habitación  -  ven conmigo, hablaremos en el estudio, ya después hablaras con mi hijo, mientras dejemos que disfrute del presente del Sr. Potter…

-      Usted dirá para que soy bueno  -  lo escucho decir ya mas tranquilo mientras la seguía fuera de la habitación, lo vio voltear un instante antes de salir y los tres vieron  que la chica emocionada desenrollaba el pergamino que el italiano le había llevado de parte del moreno, vio que el Slytherin por un momento sintió pena, al ver que su amigo estaba actuando como una chica…

 

Vio como salieron de la habitación de la chica, y aunque ya tenia desenrollado el pergamino que le había llevado su amigo y compañero, vio angustiado como por el rostro de la chica en un momento pasaron un sinfín de sentimientos y se aterro al igual que ella, sufrió cuando vio la lucha que libraba la chica en su interior,  por un momento no entendía al igual que ella todo lo que le estaba sucediendo, pero recordó lo que le dijo el profesor un día antes, ella esta librando una lucha en su interior entre sus dos personalidades.

La vio luchar internamente y finalmente suspirar y mandar todo al diablo, vio como  decidida  fijo su vista y comenzó a leer ávidamente el pergamino, notó como de manera inconscientemente la chica se mordía el labio inferior al comenzar a leer, y le dieron ganas de acercarse y mordérselo el mismo, y mas cuando recordó que el ya conocía ese gesto de nervios en el rubio, vio como Tobías solo la observaba con una sonrisa en su tierno rostro,  y suspiro pensando en que, era realmente un idiota, el haría lo que fuera que estuviera a su alcance para ayudarle.

Vio como se recostó leyendo el papel, mientras abrazaba su muñeca, la vio sonreír y eso le gusto…bueno, la hacia sonreír, y eso era bueno, ¿o no?

 

Los dos suspiraron, vio como ella colocaba la misiva  debajo de la almohada, y como sonrió mientras murmuraba…

-      Potter eres un gran estúpido…y de pilón cursi…  -  se rio ella sola, mientras meneaba la cabeza en forma negativa y repetía  -  en serio… ¿Rapunzel? Por favor,  ¿en serio así  conquistaras  a toda esa bola de estúpidas ofrecidas?  -  sonrió al verla sonreír  y vio como abrazando a la muñeca se quedo dormida, suspiro al ver en esos gestos y sobre todo en esas palabras a su rubio némesis, quiso patearse mentalmente pues siempre tuvo indicios de que era el…había estado tan ciego…y no de forma literal.

 

Salió de ese último recuerdo y se sentó en una butaca de ese salón, miro al elfo un momento y dejo por fin que sus verdaderos sentimientos salieran a flote, se cubrió el rostro comenzando  a llorar,  reconociendo por un momento que por ser tan idiota, no merecía el amor de semejante ángel, el pequeño Tobías solo dejo escapar una sonrisa tierna y a la vez traviesa.

Se acerco al chico y le acaricio una rodilla, lo consoló diciéndole que ya todo pasaría pronto, y que quedaría todo guardado como una pesadilla.

 

-      Mi amito Draco esta a punto de perderse por completo,  y es muy cierto y por todos sabido,  que él era heterosexual siendo el amo Draco, pero también  sabe que lo que comenzó como una simple amistad hacia usted, se convirtió en amor, usted mas que nadie sabe lo que la amita Berenice siente por usted, y sabe que es en verdad genuino… al igual que los sentimientos que tiene usted por ellos…  -  el elfo dijo lo ultimo refiriéndose a lo que sentía el ojiverde por sus dos…amitos.

 

-      Si… -  hipo  -  pero que pasara cuando vuelva a ser Draco…por Merlín…querrá matarme cuando se entere que desconfié  de sus sentimientos  -  suspiro triste y desconsolado  -  yo mismo quiero cruciarme Tobías, no imagino que querrá hacer el conmigo?

 

-      No piense en eso, él lo entenderá,  porque mejor no piensa en que rápido la encontraran y podrá darle ese beso tan ansiado por ella, y por usted, y por todos nosotros…  -  el chico se le quedo viendo y sonriendo le dijo.

 

-      Tobías…

 

-      ¿Si amito Harry…?  -  dijo el elfo volteando a verlo.

 

-      Gracias…gracias por todo  -  el elfo solo le sonrió.

 

Tobías guardo todos sus recuerdos y los desapareció junto con el pensadero, mientras el león de Gryffindor lo observaba en silencio ya con una sonrisa dibujada en su rostro, abandonaron el aula en desuso y salieron, encontrándose con una serpiente a un lado de la puerta.

 

-      Harry  -  dijo el Slytherin   -  creo que te debo una disculpa  -  dijo mientras se sobaba aun la mandíbula  -  tienes buen puño.

 

-      Siento haberte golpeado Zabini…discúlpame tu a mi.

 

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-      Aidan…  -  fue lo único que pudo balbucear la chica, cuando lo tuvo frente a ella.

 

 

El hombre que ella esperaba ver ahí, no era ni la sombra de lo había sido en el colegio, lo hicieron dar un par de pasos para hacerlo entrar a la oficina, cuando a causa del empujón y el peso de las cadenas cayo al suelo, provocando un jadeo de la impresión en la chica, que apenas alcanzo a cubrir su boca con una de sus manos.

La chica por reflejo dio un paso atrás y se refugio inconscientemente entre los brazos del jefe Robards, que ni tardo ni perezoso, sintiéndola temblar la cobijo entre sus fuertes y poderosos brazos, tratando de fortalecerla.

 

-      Tranquila señorita Malfoy  -  la tenia rodeada fuertemente entre sus brazos  -  ese hombre no será capaz ahora ni  siquiera de mirarla feo.

 

-      ¡Por Merlín! ¿Qué…que le paso…? - levanto la cabeza y miro a los ojos al oficial, que teniendo su rostro a escasos centímetros, alcanzo a ver el gris acero de los ojos de la chica, y no pudo evitar soltar un suspiro, mirando por un segundo esa boca tan antojable,  y sospechando que si decidiera  probarla sabría lo deliciosa que esta seria.

 

-      Bu…bueno  -  dijo algo nervioso, por la cercanía de la chica, que en medio de su nerviosismo ni siquiera había reparado en que estaba entre los brazos del oficial y que su cuerpo despedía un aroma que estaba haciendo estragos en el pobre hombre  desde que la vio entrar en su oficina, allá en el ministerio  -  la vida aquí en Azkaban…termina cuando entran por esa puerta a pagar su condena…

 

-      ¡Por Salazar bendito!   -  dijo soltando por fin al auror, quien sintió un frio inmediato al sentir la lejanía de semejante cuerpo entre sus brazos  - no se parece en nada al chico de mis recuerdos…  -  dijo con un nudo en la garganta, viendo con dolor que el chico incluso se había mojado en sus pantalones…

 

-      Si, señorita Malfoy…es una pena lo que viven aquí los presos, pero es algo que nosotros no podemos controlar  -  no era tan idiota para decirle que el chico estaba así, por recomendación expresa de su señor padre.

 

-      Si…  -  ya no dijo más, solo vio como el oficial les ordenaba levantar al chico del suelo y sentarlo en una silla que había ahí frente a una mesa, lo miro y sintió una pena enorme, ese chico estaba moreteado, golpeado, maltrecho, y por lo visto, ya tenia el alma rota…definitivamente ella creyó o sintió que ya había pagado lo suficiente por el daño causado…sintió un escalofrió  y pensó  -  ¿acaso me estoy ablandando, que estoy sintiendo una pena enorme por este idiota?  Después de todo…no logro su cometido  -  olvidando por completo que “gracias a él”, su condición de mujer lo estaba llevando a la infelicidad y muy pronto a la tumba.

 

El oficial escucho que un guardia le decía que tenia un llamado urgente del ministerio, excusándose con la chica un momento y fue a contestarlo, un llamado que le cayo como de perlas a la rubia, que solo asintió al oficial cuando este le pidió expresamente que no se le acercara, claro que este no sospechaba, ni conocía las intenciones que llevaba la chica en la cabeza en cuanto lo tuviera enfrente,  y dejándola  con un par de guardias custodiando la celda por fuera,  confiado se fue a contestar el llamado.

 

Lo que nunca se dio cuenta por estar tan nerviosa la chica, es que no sintió la magia que se había desplegado afuera de la celda en donde se encontraban en ese momento, y mucho menos sintió, que alguien  había entrado  en la misma habitación, pues para ese momento ella ya se había acercado despacio al chico, y por poco se dobla de las arcadas que en ese momento la invadieron, los ojos le lloraron, respiro con algo de dificultad aguantando las ganas de vomitar, se acerco un poco más y levanto ambas manos, tomo el rostro del chico entre sus delicadas y bien cuidadas manos, a milímetros  estaba de darle el beso que ella tanto ansiaba, creyendo que con solo dárselo ya se convertiría en una chica por siempre y por completo y podría ser feliz con Harry, que ya no pensó ni  siquiera  en el asco que le producía verlo, olerlo y mucho menos tocarlo, de repente solo sintió como la magia los envolvía al escuchar un par de palabras…

 

-      Petrificus Totalus   -  y se quedo a escaso milímetro de la boca del chico.

 

 

 

 

Notas finales:

Pues como les dije, ya le puse fin y si ustedes quieren les subo el capitulo siguiente el viernes, en un pequeño espacio que tenga, pero...solo si ustedes lo quieren y si me dejan un pequeño comentario, donde me digan que sip, gracias y cuidense muchooooooo.  


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