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La Maldición de las Princesas. por Sami chan

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Notas del capitulo:

Pues les deseo lo mejor en este dia, que no solo es de amor, es de amistad, es de festejar a todos nuestros amigos y seres queridos, les deseo que esten con quien mas quieran, y a leer sea dicho...

CAPITULO  VEINTIUNO

 

 

 

Apenas Severus le había informado al chico de la desaparición de la chica, e inmediatamente se desapareció del castillo, privilegios de ser del cuerpo docente del plantel.

Apareció inmediatamente en las afueras de la enorme mansión Malfoy, entro como quien ya conoce esa enorme casa al dedillo y rápido organizó toda una búsqueda, ordeno a todos los elfos que la buscaran hasta por el lugar más recóndito de la enorme finca, poder ordenar…era un enorme privilegio de ser casi de la familia.

 

Y mientras el también se ponía en movimiento, tratando de pensar en cuales serian los movimientos de la chica, la dueña de la casa llamaba a su marido a Francia para informarle de lo ocurrido, y mientras ella hablaba con su esposo por la chimenea, el pocionista  poco a poco iba analizando todos los rincones de la habitación de la chica, por si alguien la habría sacado a la fuerza, se puso a recordar también los acontecimientos del día anterior y de repente sintió que algo le subió y le bajo por la columna.

 

Cerró los ojos visualizando lo que les grito la chica el día anterior…

 

-      ¡PORQUE DRACO VA A MORIR…!  - en ese momento sintió como todo el maldito inframundo se abría a sus pies, se puso pálido y hasta el aire se le fue, la rubia mayor iba entrando en la habitación cuando noto todo eso en su amigo y temiendo lo peor, pregunto.

 

-      Severus… - hipo - dime… -  sintió que su mundo se acabaría si llegaba a escuchar esas palabras  - dime que mi hija no fue a cometer ninguna  tontería…  -  sintió como si una piedra se instalara en su estomago y otra en su corazón   -  por favor… yo…yo no lo soportaría  -   dijo apoyándose en su marido que se detuvo a su lado  -  mi niña…no…

 

-      Quisiera mentirte Cissa, pero me conoces y sabes que si algo odio,  es darle vueltas a las cosas  - suspiro  -  temo que mi ahijado fue a cometer la peor tontería de su vida.

 

-      ¿sabes…sabes donde esta?  -  dijo ya muy nervioso el rubio patriarca, entrando detrás de su esposa e intuyendo lo peor.

 

-      Temo que si… -  suspiro derrotado mientras buscaba la salida -  Narcissa, Lucius  voy directo a Azkaban…

 

-      ¡Noooo!  -  casi se desmaya la rubia mayor de la impresión al saber, ya sin necesidad de usar palabras, el lugar en donde podría estar su hija, entregándose,  como dirían los muggles…en charola de plata… -  por favor Severus encuéntrala…por favor.

 

-      Yo voy contigo Severus, esa niña ahora si me va a oír  -  dijo muy enojado el padre de la chica. 

 

 

 

 

Llegaron a Azkaban al mismo tiempo, Severus Snape y Lucius Malfoy,  llegaron en cuestión de minutos,  se miraron a la cara, los dos iban muy angustiados,  y mientras caminaban al interior de la prisión, Lucius interrogaba al padrino de su hijo, de cómo habían sucedido las cosas, y este le informaba al rubio de como  creía que la chica estaría en ese lugar haciendo exactamente lo que el estaba seguro que la chica haría…

 

-      Gracias Severus por estar aquí  -  le agradeció el rubio al padrino del chico - me informo el jefe Robards que mi hija lo fue a buscar al ministerio, al cuartel de aurores  -  dijo muy angustiado.

 

-      No es momento de agradecer Lucius, yo también estoy muy preocupado por las tonterías que puede cometer esa niña, después de todo se podría decir que yo tengo la culpa de lo que esta sucediendo…

 

-      No Severus, no hay que culpar a nadie más que a ese desgraciado de Phillipe…

 

-      Si, pero si yo me hubiera tomado la molestia de no hacer caso al enojo de mi ahijado, y le hubiera dicho todo…esto se hubiera evitado…   -  dijo dolido y sintiéndose culpable.

 

-      No Severus  -  dijo palmeándole la espalda al profesor pocionista  -  el hubiera no existe, eso solo sirve para castigarse, y si a culpas vamos…pues…

 

-      Sabes, yo no he hablado con ninguno auror, pero analizando los últimos sucesos, de inmediato  imagine que estaría aquí, en Azkaban…

 

-      Severus…  -  dijo el rubio, deteniéndose de pronto, mirando fijamente a los ojos al profesor  -  me siento culpable… ¿y si al oponerme a esa relación, lo único que logre fue… esto…?  -  gesticulo con ambas manos, refiriéndose  a la actual situación.

 

-      Lucius  -  dijo Severus igual de preocupado  -  lo que hiciste, estuvo bien, esos dos chiquillos necesitaban un empujoncito, y ya están enamorados, el oponerte sirvió para que Potter reaccionara, pero  sobretodo tu hija, ya sabes como es…-  a pesar de la angustia por la desaparición de la Malfoy menor, el padrino de esta sonrió  - Potter es impulsivo,  y de ninguna otra forma  hubiera tenido el mayor interés en esto, el es…  -  sonrió al imaginar a Potter como los príncipes de los cuentos  -  exactamente como lo que no quiere ser…un buen chico. 

 

-      Claro… ¿Cómo el príncipe encantador al rescate de la princesa en peligro?  - dijo medio en burla el rubio.

 

-      Si…así más o menos   -  dijo el ojinegro en medio de un suspiro  -  además no podrás negar algo…

 

-      ¿Qué…? 

 

-      En realidad si es nuestra princesa  -  y le guiño un ojo  - y aunque Potter no sea mi máximo…hum…bueno, no puedo negar que hacen bonita pareja…  -  lo miro fijamente y dijo  -  nunca dije eso…entendido?

 

-      Si…   -  suspiro  -  es nuestra hermosa princesa  -  dijo sonriendo el rubio y dijo poniéndose serio  -  aún así me va a escuchar, mira en que líos se anda metiendo.

 

Iban hablando de eso, cuando llegaron a la entrada principal de la enorme y lúgubre prisión, donde ya los esperaba uno de los guardias de la cárcel.

 

Los condujo al interior del penal, a las oficinas de la dirección, donde ya los esperaba el oficial en turno.

 

-      Sr. Lucius, Sr. Snape  -  se presento  -  mi nombre es Julián Lénnon, los están esperando  -  iban caminando por uno de los pasillos, cuando se encontraron al jefe Robards que iba muy nervioso.

 

-      Jefe Robards  - dijo el Sr. Malfoy  -  vinimos lo más pronto posible.

 

-      No se preocupe  -  camino  enseñándoles el camino -  síganme, su hija esta en una oficina y esta siendo custodiada por un par de guardias  - volteo a verlos mientras les indicaba el camino con el guardia detrás de ellos   -  Sr. Malfoy  -  se detuvo un momento el alto oficial a disculparse  -  yo siento mucho el haberle seguido a su hija en su petición, me siento culpable y torpe por acceder a las peticiones de la jovencita, vaya…  -  se sonrojo  -  y por caer al paso de sus encantos,  lo siento en verdad  -  el rubio patriarca por un momento se sintió confundido, pero reacciono al momento de que el oficial dijo  encantos  y sin poder evitarlo sonrió orgulloso de su hija.

 

-      Jefe Robards  - suspiro  -  mi hija es una Malfoy y es lógico que tenga ese poder sobre las personas  -  ante esas palabras Severus solo rodo los ojos   -  así que lo entiendo perfectamente.

 

-      Vaya momento de estar presumiendo la casta  - dijo y aun a su pesar sonrió, el también estaba orgulloso de la chiquilla…y del jovencito también. 

 

-      Así que usted cree que el Sr. Bradley padre  -  mejor continuo el oficial  -  se arriesgue a hacerle algo a su hija, Sr. Malfoy?

 

-      Oh no, no lo creo  -  dijo y vio como respiraron  aliviados  los dos hombres que lo acompañaban, pero al momento los desinflo  -  estoy seguro que lo hará, el maldito juro vengarse.

 

Iban llegando cerca de la oficina, cuando algo no cuadraba en el entorno, se detuvo al instante deteniendo a su paso a los dos hombres a su lado, les hizo una señal de silencio y saco su varita, se puso pálido al ver que no había nadie de guardia cuidando a la chica ni al prisionero, en ese momento se escucho ese ruido típico de una desaparición y corrió,  entro rápido a la celda, seguido de los dos hombres y el auror Lénnon, todos con varita en mano.

 

-      ¿Qué paso jefe Robards?  -  dijo el rubio exaltado, mirando a la silla donde estaba el prisionero  atado en la silla, pero este estaba desmayado con el mentón sobre su pecho, volteo a un lado de la puerta y al otro y no vio a los dos guardias  -  ¿Dónde esta mi hija, jefe Robards?   

 

El guardia rápido le dijo al auror Lénnon que diera la voz de alarma y todo el mundo se puso en movimiento, saco su varita y le aplico un hechizo al chico desmayado.

 

-      “Ennérvate”  -  dijo el auror, como primer reacción viendo como el prisionero hacia el intento por reaccionar,  y aun sintiendo  residuos de magia en la celda, volteo a todos lados y dijo preocupado   -  un momento señores…aquí hay algo más  - quedándose todos quietos  el oficial murmuro  -  “Aparecium”  -  y vieron como a un lado aparecieron  cerca de la puerta, estaban tirados los dos guardias que se habían quedado custodiando a la chica, les aplico otro hechizo para hacerlos reaccionar. 

 

-      Robards   -  comenzó muy angustiado el rubio patriarca  -  ¿Dónde esta mi hija?

 

-      No puede ser…al parece ser que se la llevaron  -  dijo muy angustiado el alto oficial…  -  parece ser que su enemigo ya cumplió su promesa…

 

-      De eso ya me di cuenta  -  dijo sarcástico  -  quiero saber a donde y quien fue el que se la llevo de aquí…  -  de repente como reacciono y dijo  -  no…mejor dígame, como es posible  que de aquí pudo habérsela llevado ese maldito.

 

-      Pues por los residuos se magia, temo que solo…  -  suspiro  -  creo que ya sabemos  quien fue.

 

-      ¿pues quien va a ser…? - grito manoteando  -  obvio que fue ese maldito de Bradley.

 

 

%%%%%%%%%%%%%%

 

 

-      Tobías  -  dijo Harry muy angustiado  -  algo malo sucede.

 

-      Amito Harry  -  dijo el elfo estrujándose las manitas y comenzando a ponerse mucho más nervioso  -  estoy sintiendo la angustia que recorre el cuerpo de mi amita.

 

-      Tobías tenemos que hacer algo  -  dijo muy preocupado el chico de ojos verdes, mientras veía que a lo lejos sus dos amigos se acercaban ya mucho más relajados.

 

-      Hola chicos  -  dijo el bermejo ya con el estomago lleno, pero al momento sintió esa tensión que lo puso en alerta  -  ¿Qué pasa Harry?   

 

-      Algo grave esta pasando  -  dijo el ojiverde muy preocupado.

 

-      Pues no hay manera de saber nada Harry, nos toca esperar  -  dijo el italiano  -  si ya la fue a buscar el profesor Snape, es seguro que el la trae de regreso, confía en el, Harry.

 

-      Lo siento Zabini  -  dijo muy angustiado el morocho  -  confío en el profesor pero…en este momento no puedo, cada segundo que pasa siento que ese sentimiento de perdida crece en mi interior   -  miro al elfo   -  Tobías…por favor, tu no puedes hacer nada?

 

-      No…definitivamente no lo creo  -  dijo estrujando sus deditos.

 

-      Pero ustedes tiene un vínculo muy fuerte e irrompible, eso debe valer  -  dijo nuevamente el ojiverde.

 

-      Pues si vale…  -  dijo preocupado el elfo  - y lo tenemos,  pero no puedo hacer nada si mi amita Berenice no me llama.

 

-      ¿Tu te puedes transportar hasta donde esta tu amita?  -  dijo algo incrédula la chica.

 

-      Si, pero es necesario que ella diga mi nombre  -  dijo cabizbajo.

 

-      Tobías  -  dijo el ojiverde de rodillas frente a él, rogándole   -  su ella llega a llamarte,  llévame contigo… por favor…

 

-      Claro que si amito Harry, solo espero que ella pronuncie aunque sea una sola vez mi nombre.

 

-      ¿y porque ella no simplemente se desaparece?  ¿No seria más fácil así?  -  dijo el bermejo  muy preocupado.

 

-      Porque ella no puede hacer magia  -  lo miro Harry de manera acusatoria  -  ya te lo había dicho.

 

-      Oh…lo siento, es verdad, lo siento por ella, ha de ser horrible ser como un squib.

 

-      Si…  -  dijo la chica  -  ¿y desde cuando no puede hacer magia?

 

-      Desde que le lanzaron la maldición, así que esta completamente indefensa.

 

-      Solo nos toca esperar  -  dijo el italiano con cara de preocupación.

 

-      Maldita sea…no puedo estar así nada mas…  -  dijo el ojiverde.

 

 

 

%%%%%%%%%%%%%%

 

 

 

 

Mientras en la prisión de Azkaban, el auror Robards sacaba su varita para lanzar un par de hechizos y despertar a los guardias para averiguar que era lo que había sucedido.

 

-      “Enérvate”  -  dijo  despertando uno a uno de los guardias, los dos hombres  a su lado solo daban vueltas por toda la habitación, hasta que los hizo reaccionar  -  auror Guideon  -  llamo a uno de ellos  -  dígame que fue lo que paso aquí y donde esta la señorita que se quedo con el prisionero?

 

-      Jefe Robards   -  comenzó el guardia todo atolondrado  -  lo siento…en verdad no se que paso  -  dijo uno de los guardias  -  solo vi venir al padre del chico, nos sonrió y de repente solo me sentí desvanecer.

 

-      Yo concuerdo con mi compañero  -  dijo el otro guardia  -  como era el padre del prisionero que habían traído y después llego él, por lo menos yo pensé que de esta forma así estaba programada la visita…

 

-      ¡PAR DE IDIOTAS!   -  grito el jefe de los aurores muy enojado.

 

-      No tiene caso que ahorita los crucifique, mejor trate de averiguar el paradero de mi hija  -  dijo casi histérico el rubio mayor   -  ya después yo mismo los cruciaré…

 

-      Trate con el chico, después de todo lo mas seguro es que el que se la llevo haya sido su padre  -  dijo el profesor a punto de cruciarlos él a todos, el auror se volvió y lanzo otro enérvate sobre el chico, que poco a poco y con trabajos reacciono.

 

-      Haber se buen chico  -  dijo el profesor antes de que cualquiera se le adelantara  -  ya sabemos que tu padre se la tiene jurada al Sr. Malfoy, así que quien se  llevo a la señorita Malfoy fue tu padre  -  dijo mirándolo directamente y sin pestañear  - así que quiero que nos digas a donde se la llevo, porque  se…que tu lo sabes, así que comienza a hablar  -  dijo el adusto profesor clavándole su varita en el cuello.

 

-      Yo…  -  comenzó el chico tartamudeando  -  no me hagan nada…por favor…

 

-      ¡Habla o te mato maldito!  -  dijo el rubio patriarca casi yéndosele encima, siendo detenido a tiempo por el auror.

 

-      Tranquilo Sr. Malfoy  -  dijo el auror mientras lo soltaba  -  le daremos veritaserum y cantara como un pajarito.

 

-      No me importa como cante, solo quiero que nos diga a donde se llevo el maldito de su padre a mi niña  -  dijo muy angustiado.

 

-      Yo…  -  comenzó de nuevo el chico mirando al rubio patriarca  -  dice…mi padre que…perdió to…todo  -  jalo aire para poder continuar, pero fue interrumpido por quien iba a ser su suegro.

 

-      Y también perderá a su hijo si no me dices en este momento a donde es que se la llevo  -  dijo a punto del colapso.

 

-      No…le importa nada lo que me pase a mi, además no le hará nada…  -  dijo inhalando fuerte  -  porque lo esta es…esperando…

 

-      ¿Pero a donde se la llevo?  -  lo apresuro el profesor ya comenzando a perder la paciencia.

 

-      Que yo sepa no le quedo nada  -  dijo el rubio patriarca.

 

-      Y tiene…usted mucha razón  - medio sonrió y suspiro  -  no le quedo nada…pero… -  suspiro  -  mi madre…  -  se dolió de un costado  -  mi madre…me heredo una finca…

 

-      ¿Y a donde queda?  -  dijo el auror  -  hay que ir por ella.

 

-      Es un castillo pequeño que…esta en Escocia  -  dijo ya transpirando y doblándose del dolor en el mismo costado  -  me…me due…le…

 

-      Vamos chico habla y deja de actuar, de todos modos iremos y la encontraremos, dijo el auror  -  dijo haciéndoles señas a los dos guardias que permanecían ahí  - llévenlo  a su celda, nosotros encontraremos la finca.

 

-      No jefe Robards  -  dijo el rubio volteando a mirar al chico  -  el nos dirá exactamente donde queda y usted lo llevara a la enfermería a que lo revisen…

 

-      Yo aquí mismo lo puedo curar  -  dijo el profesor  al chico -  si nos dice en este momento donde queda esa finca.

 

-      Por…favor…  -   dijo el chico casi echando sangre por la boca  -  por…fa…vor…  -  y se desmayo, ahí se dieron cuenta de que no estaba fingiendo.

 

A punto estaba de lanzarle otro enérvate al chico el auror, cuando fue detenido por el rubio.

 

-      No…  -  dijo decidido  - lo necesito vivo, así que  llevémoslo a la enfermería, que lo curen y mientras nosotros averiguaremos donde queda esa finca.

 

Los dos hombres vieron como lo trasladaron a la enfermería de la prisión y comenzaban a atenderlo, viendo que no reaccionaba, se decidieron a irse de ahí, pero en ese momento…

 

-      Sr. Malfoy…  -   dijo el jovencito medio reaccionando,  medio adormilado, aun así comenzó a decir lo que sabia   -  mi… padre…lo estará esperando  -  suspiro  -  la finca esta en…  -  y con muchos trabajos les dio la dirección y la ubicación perfecta para ir - por…favor… - dijo con dolor  -  no…  -  jalo aire  -  no lo mate…  -  y dejo escapar un par de lagrimas  -  se que le ha hecho mucho daño, pero…es…mi padre…por favor…no lo mate…

 

 

El rubio patriarca  ya con un mapa fiel del castillo, la contraseña para entrar sin ser vistos,  y el lugar exacto de donde tendrían a la chica, el rubio suspiro y dijo…

 

-      Espero recuperarla con bien, de lo demás… -  suspiro  -  no puedo asegurar nada.

 

-      Espero y…logren rescatarla de mí…padre  -  dijo por ultimo y cayó desmayado a causa del dolor.

 

Ya ninguno de los hombres ahí presentes dijo nada, solo se escucharon varios suspiros hasta que uno de ellos rompió el silencio.

 

-      Bueno…  -  carraspeo  -  yo creo…creo que es mejor irnos de una buena vez, ya es algo tarde y no debemos darle mas tiempo a ese maldito, no sea que se vaya a arrepentir y se decida a hacerle algo. 

 

-      Si, vamos  -  le siguió el profesor de pociones, se miraron todos entre si y salieron de la enfermería.

 

-      Yo creo que deberían quedarse aquí, son dos civiles y puede ser peligroso… -  ya no lo dejaron continuar hablando.

 

-      Mire jefe Robards  -  dijo el rubio patriarca a punto de perder la poca paciencia -  si usted piensa que me quedare aquí, esperando a que vayan a traer a mi niña, esta usted muy mal…yo voy a ir, porque finalmente me esta esperando a mi…

 

-      Y yo también voy a ir  -  dijo el profesor pocionista, colocándose al lado de su compadre.

 

-      Están bien señores, solo les recuerdo que puede ser peligroso.

 

-      Vámonos ya  -  dijo el pocionista  -  bola de idiotas.

 

 

 

La habitación era muy grande,  eso indicaba a su parecer que esa era la habitación principal, poco a poco pues estaba algo adormilada,  sentía que había estado una semana dormida y por eso ahora no podía despertar, paseo su mirada por una a una de las paredes, estas estaban  pintadas en colores claros, parpadeo con dificultad, pues le pesaban los parpados, suspiro e intento acomodarse, aun no le caía bien el veinte de que no estaba en ninguna de las habitaciones de la mansión, pero cuando intento moverse para acomodarse sobre sus deliciosas sabanas de seda, que como un balde de agua helada que recordó que hacia poco la habían secuestrado de la prisión de Azkaban.

 

Intento gritar, pero de sus cuerdas vocales no salió ningún sonido, lo cual la aterro de sobremanera, de echo intento  removerse  inquieta y en ese instante la puerta se abrió, dejando entrar a través de ella, a un hombre algo corpulento, eso si, enfundado en una bata de dormir, si, muy elegante  pero gordo, de cabello cano, reconoció al hombre como al padre del chico que intento atacarla… bueno, del chico que la ataco en el colegio y las lagrimas comenzaron a brotar de sus hermosos ojos grises, poco a poco a su mente llegaron todas las imágenes de lo que había sucedido horas antes y del porque ella estaba ahí…ahora recordaba, la habían secuestrado, no lo pudo evitar y sollozó.

 

-      No llores mi amor  -  le dijo el hombre, acercándose a ella y sentándose en la orilla de la cama, en donde ella estaba acostada, y para su mala suerte se dio cuenta de que aparte de que tenia un hechizo sobre ella que le impedía moverse, la había desnudado, solo le había dejado las pequeñas bragas y le había puesto una muy ligera y semitransparente  bata de dormir  que acentuaba todas sus curvas, lo sintió y lo vio acostarse junto a ella y acariciarle el cabello,  sintió como sus dedos comenzaron a recorrer su figura con lentitud y deseo gritar, deseo morir ahí mismo, antes de que aquel hombre pasara mas allá de las simples caricias a las que la estaba sometiendo.

 

-      ¿te gusta…  -  suspiro en el cuello de la chica  -  te gusta como te toco?  -  le lamio esa parte del cuello mientras le acariciaba los senos y se los estrujaba entre sus dedos,  dijo  -  ¿sabes? es una lastima que tengamos que terminar el hechizo y que no puedas quedar con algo de voluntad, así disfrutarías lo que nos toca vivir de hoy en adelante.

 

La pobre chica, deseo en ese momento  morir, internamente comenzó a pedirle perdón a sus padres por portarse mal, pero reconoció que parte de ella no tenia la culpa, así lo  habían criado sus padres, reconoció que era un mimado caprichoso, recordó a Parkinson y deseo saber porque aquella chica la odiaba, no…ya lo sabia,  le pidió perdón por no amarla como ella deseaba que Draco la amara, pero en cosas del corazón nadie mandaba, así que no era culpa suya no poder corresponder a sus sentimientos.

 

Recordó a sus amigos…suspiro, amaba a todos sus amigos y sabía que todos lo querían a él también, lo único malo de haber soltado aquel suspiro fue, que dio pie a que aquel sujeto creyera que era que suspiraba por él…

 

-      Así que si te gusta como lo hago…  -  enterró su nariz en el cuello de la chica, que se estremeció al contacto, Berenice cerro los ojos al contacto del tipo sobre su piel, y deseo morir  -  mmm…hueles delicioso vida mía  -  dijo el maldito en su oído, intento hablar, gritar y el muy maldito que creyó que ella intentaba gemir, le quito el hechizo que la mantenía en silencio y le dijo -  háblame…    

 

-      Por…por favor…no me toque  -  intentaba hablar la chica con muchos trabajos  -  no…no me haga nada… 

 

-      Oh…  -  le sonrió aspirando nuevamente su aroma  mientras su mano paseaba deliberadamente por todo su estomago, bajando al vientre y a punto de llegar hasta la parte mas intima  -  no te preocupes, que yo no te hare lo que te hizo el idiota de mi hijo, yo si se cuidar a una bella dama en apuros, yo hare que me pidas más…  -  a punto estaba de meter la mano entre las piernas de la chica, cuando sintió una pequeña alarma sonar…sonrió   -  oh vaya, parece que ya llegaron, si  -  le sonrió  -  han venido a ver tu transformación,  querida - se levanto de la cama y vio a través de una ventana que ya había oscurecido afuera, suspiro y a través de un hechizo supo que ya habían llegado y quienes eran,  y volteándose a la chica le dijo mientras le enseñaba ciertas partes de su anatomía dejándola aterrada  -  mira querida mía como me tienes, déjame atender a mi suegro y a tu querido profesor,  y regreso a que terminemos lo que comenzamos…

 

Se acomodo sus partes intimas entre su pantalón,  y salió en medio de varias palabras que si mal no entendió la chica, creyó aterrada escuchar...

 

-      Solo les daré la bienvenida y después les podremos hacer una exhibición de cómo realizaremos finalmente nuestro amor,  y definitivamente, ellos verán con sus propios ojos la última etapa de tu transformación.

 

Esas ultimas palabras hicieron que la chica se aterrara sobremanera, estaba bajo un hechizo que la mantenía inmóvil, pero como el tipo le había quitado el que la mantenía muda, lo único que pudo hace fue gritar con todas sus fuerzas, bueno…con las que le quedaban.

 

-      ¡PAPÁAAAA! - grito lo que pudo, haciendo que el hombre regresara con premura a tratar de callarla  -  ¡PADRINOOOO!  ¡PAPAAAAÁ! 

 

-      Debes permanecer en silencio, si no te encontraran  -  se acerco y le acaricio una mejilla  -  y no podremos terminar todo el proceso, y entonces no serás ni mujer ni hombre, así que se buena niña y cállate.

 

-      Por favor   -  lloro  -  por favor, déjeme ir  -  imploro, rogo, suplico pero nada, lo único que logro fue que el muy maldito la volviera a hechizar para mantenerla callada.

 

Ya lo único que pudo hacer, fue ver como el hombre salía rápido de la habitación a encontrarse con su padre y su padrino, ya solo le quedaba esperar que no saliera ninguno lastimado, lo único que podía hacer, era llorar y pedirles perdón por arriesgarlos a semejante situación tan peligrosa, ya que al parecer seria de las ultimas veces que lo haría por voluntad y a conciencia.

 

Al poco rato afuera se escuchaban gritos, se escuchaba como se lanzaban  hechizos y maldiciones y demás, lloraba y quiso gritar, pero no pudo así que lo hizo en su mente, y aterrada llamo a…

 

-      “¡Harry…Harry te quiero…perdóname!”  -  solo podía gemir  -  “¡Harry…te amo!”  -  en ese momento también se acordó de su querido amigo y fiel servidor   -  “¡Oh Tobías, mi fiel  Tobías,  perdóname, perdóname!”   

 

 

Fue en ese momento en que en el colegio Hogwarts, el elfo sonrió y dijo…

 

-      Amito Harry…  -  lo tomo de la mano y dijo  -  tenemos una misión  -  vio como se le ilumino la mirada al chico y dijo  -  vamos.

 

-      Vamos Tobías  -  apretó la mano del pequeño ser mágico y sonrió, sin despedirse de sus amigos, sintió el tirón típico de la desaparición,  pero sin contar que al momento de decir la segunda palabra, ahí fue como sintió que al desaparecer una mano lo tomo a él, descolocándolo al instante.

 

Aparecieron en el castillo, en la habitación en donde estaba la chica, cayendo al suelo uno de ellos, estaban desorientados, pero rápido se ubicaron, Harry corrió hacia la cama que estaba ahí, mientras Tobías iba detrás de él, Ron se estaba levantando del suelo.

 

-      ¡Ron!  -  dijo preocupado, pues lo que menos se esperaba era que su amigo lo siguiera en esta aventura, iba a ayudarlo a levantarse cuando volteo  sobre la cama y la vio  - ¡Berenice!  -  grito al momento de verla y corrió hacia ella, la vio en la cama como si estuviera dormida, estaba inmóvil, no se movía y sintió que su corazón se detenía, se detuvo a centímetros de ella y aguantando la respiración se le quedo mirando tratando de pensar en que hacer, solo pudo decir  -  Berenice…  -  hipo mientras le acariciaba una mejilla  -  Berenice mi amor,  háblame por favor  -  estiro la otra mano para despertarla , cuando sintió  la presencia de su amigo a su lado.

 

-      ¡Fiuuuu!  -  silbo el pelirrojo y dijo a continuación al verla con semejante ropa de dormir que le acentuaba sus curvas, recorrió con la mirada todo su cuerpo y se detuvo  en los senos que se trasparentaban a través de la tela, sintió enrojecer y dijo  - wooow vaya Harry, si que es…es muy hermosa… -  pero reacciono al ver que su amigo lo estaba viendo a la cara de manera que sintió que debía desviar su vista de esas curvas - Harry debemos irnos de aquí antes de que alguien veng…  -  no acababa de decir, cuando alguien entro intempestivamente a la habitación gritándoles…

 

-      Malditos, apártense de ella  -  era el padre del chico en la cárcel, que al ver que la estaban viendo, y a punto de tocarla comenzó a lanzar hechizos, todo sucedió muy rápido, Ron  reacciono y tomo a la chica entre sus brazos, escucho como Harry grito, al momento de protegerlos a ambos.

 

-      ¡TOBIAAAAS!  ¡RON, VAMONOS!  -  pero todo fue tan rápido que al momento de que el elfo tomo de la mano que colgaba de la chica, un hechizo salió disparado en dirección de ellos, específicamente a la chica.

 

-      ¡Carpe Retractum!  -  era un hechizo del cual salía una cuerda para amarrar y atraer el cuerpo de la chica hacia él, pero no conto con que Harry se le atravesó para proteger a sus amigos, y lo único que pudo decir fue…  -  seguido de un “Desmaius” que apenas lo rozo.

 

-      Vayan…se  -  y cayo doliéndose  por el golpe, pero amarrado y en el suelo, vio a Tobías, y haciéndole gestos al elfo indicándole que se los llevara  -  Tobías llévatelos… yo estoy bien  -  sin necesidad de decir nada, el elfo al instante desapareció con los dos chicos, aparecieron en el colegio de Hogwarts en la enfermería,  donde casi matan a madame Pomfrey del susto y donde el pelirrojo le dijo apenas sosteniéndose.

 

-      Tobías regresa  por Harry, nosotros estamos bien  -  lo miro firmemente para tranquilizarlo -  ella estará bien, madame Pomfrey la cuidara y yo le avisare a su madre  - le sonrió  -  anda ve por Harry.

 

-      Si señor  -  y desapareció.

 

 

 

 

Cuando salió de la habitación el Sr. Bradley para recibir a su futuro suegro,  no conto con que no solo iban el Sr. Lucius Malfoy y el profesor padrino de la chica, por la chica.

Afuera rodeando el pequeño castillo estaba todo un escuadrón de aurores preparados para atacar a quien asomara las narices.

Delante de los dos civiles, iba el jefe Robards con el auror Lénnon, revisaron que protección tenia el castillo, dándose cuenta de que en realidad no tenia puestos ningún tipo de  hechizos de protección,  pues parecía realmente que los estaban esperando, eso ya era una ventaja.

Se pusieron hechizos para mimetizarse con el entorno y así lograron engañar al sujeto,  lograron entrar y posicionarse en puntos estratégicos,  esperando por ver que movimientos hacer para no dañar a la chica.

El Sr. Bradley salió y a punto de enfrentar a su suegro…se dio cuenta de que no venían solos y comenzó la batalla y lanzo hechizos a diestra y siniestra, dándose hasta con piedra, palos, y hasta con la cubeta, dándole  a un auror. 

 

Aprovecho ese momento para  regresar a la habitación de la chica, desaparecería  con ella, la sacaría de ahí, y ya sin la presencia de su señor suegro y compañía, la convertiría en lo que tenia que ser, total, lo importante era que la chica estaba con él, ya después le demostraría como era que dominaba a la pequeña rubia.

Con lo que no conto fue con esos dos chicos dentro del cuarto, ¿Cómo fue que llegaron hasta  la chica?  No tenía la más mínima idea, lo importante ahora  era alejarlos de la que seria su próxima esposa  y llevársela lejos de ahí.

 

Ni mucho menos se imagino que quien había ido a buscar a la chica, era un simple jovencito de nombre Harry Potter, un chico que daría todo, daría la vida  y mas por la rubia, sobre todo por que ella era la dueña de su corazón.

 

Lo miro tirado en el suelo retorciéndose, tratando de soltarse de los amarres de la cuerda, lanzando maldiciones y diciendo improperios a diestra y siniestra.

 

Lo miro y decidido a acabar con quien había osado arrebatarle a su preciosa muñeca, levanto su varita para lanzar la imperdonable, y así demostrar que no le importaba nada, nada mas que lograr sus propósitos, de todos modos después averiguaría a que lugar se habían llevado a su futura esposa, lo miro sin expresión alguna, levanto la mano y lo apunto con su varita y dijo…

 

-      Avada Kedavra.

 

Notas finales:

Bueno, pues aqui avisandoles que el capitulo que sigue, ya es el final, y agradeciendo de antemano a se tomo la molestia de leer en cada capitulo, las barrabazadas que salen de una mente enferma y obsecionada con esta pareja en especial, cuidense y nos leemos el proximo viernes.


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