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La Maldición de las Princesas. por Sami chan

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Notas del capitulo:

Aqui de nuevo, asi que a leer sea dishooooo...

CAPITULO   SEIS

 

 

 

-      ¿y entonces ahijado, no tienes a ningún prospecto romántico?  -  le pregunto el profesor de pociones así como muy…distraído  - No quiero que sientas que te presiono pero…mira que esta pasando el tiempo y eso no es nada bueno para ti.

-      Pues… es que…  -  suspiro angustiado  -  padrino, no hay nadie en este maldito colegio que llene mis expectativas…vaya, si te soy sincero aquí no hay nadie que me guste, nadie que me inspire ni siquiera un suspiro...así…por mínimo que este sea.

-      Pues has un esfuerzo… ¿o es que te quieres quedar así para siempre?  -  intento regañarlo, pero sin lograrlo a sabiendas de que el chico en realidad no tenia la culpa.

-      Padrino…  -  dijo en son de reclamo.

-      Si quieres le digo a Lucius que te presente a los hijos de algunos de sus socios.

-      ¿Qué?  No por favor padrino,  que ni se te ocurra decirlo por equivocación, yo ya los conozco y créeme  -  aseguro categóricamente  - que ni de broma quiero algo con alguno de ellos.

-      ¿Entonces…?   -  lo vio dejar escapar un largo suspiro.

-      No se…dame un poco más de tiempo…  por favor  -  dijo muy abatido.

-      Pues trata ahijado, porque la verdad siento que no estas haciendo ningún esfuerzo.

 

Había pasado casi tres meses de que “todo” iba normal, por lo menos para los demás chicos del colegio de magia, hasta que un viernes por la mañana…

 

-      Oye Malfoy  -  dijo cierto chico de ojos color verde esmeralda, recalcando con sorna el apellido, mientras todos estaban a punto de sentarse a desayunar, logrando con eso que todos voltearan a verlo a él y a la rubia que también estaba a punto de tomar un tenedor.

-      Dime Potter, ¿se te perdió algo por la mesa de la mejor casa de este colegio?  -  dijo con una sonrisa altanera.

-      Bueno, así como perder, perder…no, de echo yo creí que si…  -  le sonrió de modo conquistador  - pero descubrí que no necesito perder nada para poder encontrar algo… -  suspiro sin dejar de mirar ese hermoso par de ojos tan fríos como un diamante, finalmente le guiño un ojo  - lo que si quería saber, que harás hoy por la tarde, me gustaría platicar contigo.

-      Pues a mi también me gustaría…  -  le dedico una mirada en medio de un suspiro que hizo que al chico se le subieran las bolas hasta la garganta   -  pero el que tu desaparecieras de la faz de la tierra y borraras tu horrible cara de mi presencia  - sonriendo levanto lo hombros en señal de resignación  y dijo con sarcasmo  -  pero como no podemos obtener todo lo que deseamos en esta vida…  -  con esa respuesta hizo que los de su mesa se rieran del león dorado.

-      Ok, ok…solo tenias que decirme que no y ya  -  le devolvió la sonrisa  y se giro guiñándole un ojo ya para ir a su mesa, tratando de ignorar una mirada especialmente desagradable sobre él y después sobre la rubia.

 

Así pasaron todas las clases y la hora de la comida,  y ya siendo tarde, decidieron en su tiempo libre salir a pasear un rato, el Gryffindor que hacia ya dos semanas que había dejado su trabajo detectivesco y de guardaespaldas decidió ir a visitar al guardabosque, mientras veía que sus amigos como se querían emparejar, así que decidieron  pasear un rato tomados de la mano y darse unos cuantos cariñitos.

Habiendo pasado al menos dos horas con Hagrid, Potter decidió que ya era bueno de tanta visita y decidió regresar a su sala común a comenzar con sus deberes, no quería que se le juntaran y después tener a su amiga sobre él, regañándolo como si fuera un crio, ya iba con dirección al castillo cuando a lo lejos vio, a dos chicas tomadas de la mano de la casa verde plata… las vio caminar con dirección al bosque prohibido, suspiro e iba a encaminarse con dirección a ellas… cuando decidió que donde fueran no era su puto problema.

 

-      Después de todo…  -  dijo algo molesto consigo mismo  - hasta creo que ella comparte los mismos gustos que su primo…las mujeres…  -  además de que bastantes rechazos y desplantes de la rubia ya tenia, así como para añadirle uno más y encima darle la oportunidad de decirle que la estaba siguiendo…así que como esa actitud ya lo estaba cansando, porque ultimadamente esa actitud solo se la soporto a una persona en especial, así que lo pensó mejor y la mejor decisión que pudo tomar fue terminar de llegar a su sala común y ponerse a trabajar, sacando de su mente al par de chicas en el bosque…

 

-      ¿A dónde vamos?   -  dijo algo preocupada la rubia Slytherin , mientras siguia los pasos de la  chica que la jalaba firmemente  de la muñeca y que no la dejaba atrasarse, la rubia solo veía que con cada paso que daban, se internaban cada vez más en el bosque prohibido…

-      Tu sígueme  -  sonrió, pero la otra chica no vio su mueca desagradable.

-      Pero…  -  intento protestar, pero apenas un día atrás su compañera y amiga le había reclamado que nunca salía sola con ella y que no tenían oportunidad de platicar como dos verdaderas amigas, así que ya no dijo nada y se dejo guiar, después de todo la culpa la tenia ella por andar haciendo lo inimaginable…pedirle a Pansy que fueran amigas, si después de todo ninguna se soportaba, y mientras caminaba detrás de ella sabia que había cometido una estupidez.

-      Te tengo una sorpresa…Berenice…  -  dijo muy misteriosa.

-      La verdad,  es que…  -  dijo la rubia, ya sin protestar y en voz baja  -  no me gustan las sorpresas…  -  pero la chica ya no le contesto.

 

Al llegar a un claro,  Parkinson le dijo…

 

-      Tu siéntate aquí, y espérame…  -  dijo mostrándole un tronco caído y mientras ella ya se encaminaba  perdiéndose en un claro del bosque - no te vayas a ir – dijo por ultimo, la rubia se sentó sobre un tronco y resignada se quedo esperando por su amiga, que iba desapareciendo del claro al que la llevo, quien escucho con sumo interés lo ultimo que le dijo la rubia.

-      No se donde demonios vayas pero no tardes, que me quiero ir de aquí…este lugar me da…miedo  -  dijo mientras sentía un escalofrió.

 

Estaba sentada en el tronco caído mientras distraídamente estaba  jugando con su varita haciendo trazos sobre la tierra, cuando a su espalda sintió una voz que la hizo sentir escalofríos al mismo tiempo que sentía como le lanzaban un hechizo, dejándola paralizada… completamente inmóvil, provocándole un terror inmenso…y dejando caer su varita a un lado.

 

-      Hola mi amor…  -  el chico la rodeo muy despacio y parándose frente a ella se acerco, se hinco y le dio una pequeña caricia con su nariz en la nariz respingona de la chica, provocando un miedo irracional en la rubia, quien hizo el vano intento de querer hablar, pero sin poder hacerlo debido al hechizo  – oh quieres hablar…  -  le acaricio el rostro  -  pero tontita, eso eh querido hacer desde que llegue a este maldito colegio de mierda, pero nunca…nunca maldita sea…nunca me has dado una sola oportunidad…  -  suspiro -  pero como dicen por ahí…uno debe beneficiarse de las oportunidades y aprovecharlas cuando se las ponen ofrecen a uno, y mira donde te vengo a encontrar…  -  se acerco a su cuello y la olio  - ¡por Merlín, que rico hueles Draco! Oh… ¿me estabas esperado?  Porque si es así…ya llegue   - suspiro  -  eres tan bella… - se rio - o ¿más bien debo decir bello?  Oh Draco me tienes hechizado con tu belleza  -  se relamió los labios  y sonrió con lujuria, comenzando lentamente a quitarle la túnica, para después continuar y desabrocharle la blusa, mientras despacio le iba acariciando esa piel de porcelana tan suave, tan blanca, tan delicada - debes estar agradecido de que este obsesionado como un maldito loco por ti, porque gracias a eso te estoy pasando muchas cosas…  - le lamio una mejilla y después la otra provocando que la chica sintiera ganas de vomitar  -  pero si te puedo decir amor mío, que ya no estoy dispuesto a seguir tolerando a esa bola de idiotas admiradores tuyos, todos irán sintiendo mi furia y verán como va creciendo por permanecer a tu lado…

 

No hizo caso cuando vio como a la chica se le llenaron los ojos de agua y comenzó a llorar,  despacio al mismo tiempo que la despojaba de dicha prenda le iba dando besos al mismo tiempo que la acariciaba con lascivia, sintió sus temblores, vio como se estremecía al contacto de sus dedos sobre su piel, y el muy idiota creía que era por pasión…

Despacio la despojo de las pocas prendas que llevaba en la parte de arriba, su túnica, se dio el gusto de arrancarle la blusa y ver como botaban los botones, despacio le quito el sujetador, se relamió los labios y sacando la lengua la paso alrededor de los duros pezones de la chica, para después atrapar con sus dientes uno a uno los pezones que estaban completamente erguidos, duros… mientras con las manos la acariciaba y se los masajeaba al mismo tiempo que los pellizcaba y con los dientes le daba pequeñas mordidas provocando que la chica quisiera morir…

Con las lagrimas resbalando por sus mejillas, la pequeña rubia Malfoy lo único que le quedo por hacer fue cerrar los ojos y rogarle a todas las entidades divinas porque el muy maldito no la matara después de violarla… ¿o era mejor que lo hiciera? De todos modos se sentía perdida por completo.

Aidan la levanto en brazos y la recostó sobre la yerba que estaba húmeda, provocando en la chica aún más escalofríos, la observo desnuda de la parte de la cintura para arriba y se relamió los labios, agachándose y enterrando su rostro en el cuello de la chica, aspirando su olor con fuerzas…

 

-      Mi amor hueles delicioso… ¿sabes que siempre camino detrás de ti para poder aspirar al aroma que vas dejando a tu paso? Oooh eres perfecta,  y que piel tan blanca y hermosa tienes…

 

Se hinco y procedió a levantarle  la falda, metiendo su cabeza debajo de esta, mordiendo despacio uno a uno  sus muslos para después lamerlos, después desabrocho la falda y despacio se la quito, provocando que la chica hiciera el intento de moverse, aunque fue completamente inútil, le miro ese par de perfectas piernas, hablando como un maldito loco.

 

-        oh mi Berenice, tu y yo podemos ser tan felices… … oh perdón… oh más bien debo decir…mi Draco.

    

Enterró sus dedos entre la piel de la chica y sus bragas, y con deleite se las fue bajando hasta despojarla de ellas, se quedo mirándola embebido con la imagen de la chica desnuda, que solo traía puestas sus calcetas ya sin zapatos, sonrió y con suavidad acaricio despacio los muslos hasta llegar a las partes intimas de la chica, que rogaba a Merlín encarecidamente perder el conocimiento para por lo menos no ver ni sentir todo lo que ese desgraciado estaba a punto de hacerle…

 

-        ¿sabes…? Ahí te hace falta la verga con la cual eh soñado desde que te conocí, pero después de esto mi amor, tu volverás  a ser el de antes y ya no nos volveremos a separar nunca más, serás mío, mío por completo y para siempre ¿sabes que siempre desde que te conozco  -  suspiro mientras la acariciaba lo más que podía  - desde que te vi en aquella revista, te adueñaste de cada uno de mis pensamientos, de todos mis sentidos?  -  y mientras hablaba jugaba con su pequeña matita de bello púbico, se agacho y enterró su nariz aspirando su olor con fuerzas hasta sentirse embriagado de placer.   

-       Ahora compruebo que en realidad eres rubia de nacimiento  –  la vio a los ojos y dijo como si recordara lo que le decía  -  así…como te decía, desde entonces, eh dedicado cada segundo de mi vida, a pensar, a imaginar, a soñar como seria tenerte entre mis labios, saboreándote con mi lengua, cada vez que cierro los ojos lo único que hago es imaginarme lo que seria tener tu verga enterrada hasta el fondo de mi garganta  -  sonrió   - si, toda completita corriéndote en mi boca, degustando tu sabor  -  suspiro con fuerzas  -  desde entonces sueño con estar dentro de ti… -  cerro los ojos y continuo diciendo  -  montándote hasta que explotes en mi mano, en mi boca, mojando mi vientre…he soñado con llenarte solo a ti… -  la miro de nuevo a la cara y dijo irónico - ¿pero no dices nada?  -  le pregunto mientras sacaba la lengua y se agachaba y lamia el delicado monte de Venus de la rubia que no hacia mas que querer morirse de terror, sintiendo como este paseaba su lengua por sus partes más intimas…

 

Haciendo un enorme esfuerzo logro dejar salir una especie de quejido de su boca, lo cual distrajo al chico Bradley y la miro a los ojos, le sonrió y dijo…

 

-      Oh mi amor, ¿quieres decirme algo?  Vamos dime… ¿te gusta lo que te estoy haciendo sentir?  -  tomo su varita y dijo  -  finite incantatem  - y el hechizo termino, pero la chica estaba aterrada y solo pudo decir  llorando…

-      Por…por favor…no me hagas…nada…déjame ir…por favor  -  haciendo el intento por levantarse, pero no conto con que hacer eso, solo lo enojo y el muy desgraciado le mando tremendo puñetazo, que le reventó el labio, dejándole un hilillo de sangre que le escurría por  la comisura de la boca…

-      ¿Para eso querías hablar?  -  la miro de pronto, furioso, enojado, y agarrándola de los cabellos y zarandeándola un poco, pues estaba hincado frente a ella y entre sus piernas  -  te dije que no quería hablar, así no, que si no vas a decirme que me quieres… mejor permanece callada… maldita estúpida…  -  y le dio un par de golpes más.

-      Por…favor…  -  volteo a un lado tratando de no recibir un golpe más, y vio su varita, pero estaba muy lejos de ella, así que cerro los ojos y la llamo mentalmente, pero esta permaneció tirada en la húmeda tierra, aterrada vio que ese pedimento que antes era tan fácil de hacer para él, ahora no funcionaba, así que comenzó a intentar patalear y a dar manotazos  pero el chico era mucho más fuerte que ella y le propino otro golpe en pleno rostro y tomándole ambas manos se las coloco por encima de su cabeza, logrando acostarse sobre el cuerpo de la chica, que temblaba fuertemente sin control, y le gritaba que la dejara, el tenia su varita en una de sus manos y logro amarrarle las manos dejándola en esa posición, con las manos atadas por arriba de su cabeza, le cerro la boca con un hechizo y con fuerza le abrió las piernas lastimándola, se desnudo por completo con un hechizo, se masajeo su miembro poniéndolo erecto  por completo  haciéndolo ver enorme  y grueso,  y sin miramientos lo acomodo  para enterrarlo dentro de ella diciéndole con furia…

-      Te quitare el hechizo solo para escuchar como gimes y gritas por más, ya veras que después de esto, nadie te querrá y vas a ser mía, mía completamente por las buenas o por las malas…  -  a punto estuvo de enterrarse,  cuando…

-      ¡MALDITO, DESGRACIADO HIJO DE PERRA!  ¿Cómo…como te has atrevido?  -  y mientras le decía le propino semejante guamazo con una piedra que lo dejo noqueado  por completo,  dejándolo tirado con la cabeza abierta y sangrante, inconsciente sobre  la chica desnuda, que aterrada no dejaba de moverse,  intentando  quitarse semejante peso de encima, pero no podía porque tenia las manos atadas por sobre su cabeza  -  tranquila, ahorita lo quito de encima de ti  - dijo tratando de calmarla mientras intentaba quitar al sujeto de encima de la chica para dejarla libre, quien no lograba reaccionar debido al miedo y se sacudía con violencia  fuera de si...sin poder parar de llorar y gritar…

 

-      No por favor…no me hagas nada…por favor…por favor… -  sollozaba con fuerzas.

 

El chico tomo su varita y murmurando un hechizo lo levito y lo hizo a un lado azotándolo contra un tronco, y dejando libre a la chica, que seguía fuera de si, pues no lograba reaccionar, le quito el hechizo que la mantenía atada murmurándole palabras tranquilizadoras, se acerco y la tuvo que abrazar con fuerzas, pues esta temblaba a más no poder, sintiendo como esta se revolvía jadeante entre sus brazos,  después de unos minutos en que la sintió un poco más calmada, la soltó con suavidad, se quito  su túnica y se la coloco a la chica sobre los hombros y la cubrió por completo.

 

-      Tranquila…ya paso, ese maldito no volverá a tocarte… no lo permitiré,  te lo juro  antes lo mato…lo mato al desgraciado  - suspiro mientras la abrazaba   - -  trataba de infundirle ánimos, pero se asusto cuando vio que la chica no reaccionaba, estaba como fuera de este mundo, solo veía como corrían las lagrimas por sus mejillas, intento levantarse pero entonces ella se revolvió de nuevo entre sus brazos, logrando por fin salir de ese pozo sin fondo, imposibilitado  para hacer algo más, y sintiéndose por demás frustrado y totalmente perdido, tomo su varita e invoco un patronus, le indico lo que debía decir y lo mando a su profesor de pociones, indicándole el lugar y las condiciones en las que se encontraban… vio como el ciervo desapareció y dejo escapar el aire retenido en sus pulmones, tenia miedo por el estado de la chica, esperaba por todos los dioses haber llegado a tiempo, volteo a ver a la rubia entre sus brazos y la sintió nuevamente revolverse entre ellos y soltarse, estaban aun sobre el suelo, cuando la chica logro soltarse de los brazos fuertes del moreno, se agacho un poco y comenzó a vomitar, la pobre no podía parar de llorar, la calmo solo un poco y ya más tranquila se dejo abrazar por el moreno, pero seguía estremeciéndose al dejar escapar cada sollozo.

 

A los pocos minutos de haber mandado el patronus apareció por el camino, uno a uno las personas más cercanas a la chica, primero el profesor de pociones que los iba guiando, detrás de él, venia el patriarca Malfoy y un poco más atrás venia el director del colegio…

El señor Malfoy corrió hacia la chica, quien sintiendo la presencia de los demás levanto la cabeza, mostrando su rostro golpeado y los ojos llorosos…

 

-      Por Salazar…  -  el rubio Malfoy se hinco delante de su hija y le tendió los brazos para abrazarla mientras la consolaba  -  matare a ese desgraciado.

-      Pa…pá…  -  fue lo único que dijo la chica llorando entre los brazos de su padre, y enterrando su rostro en el cuello de este comenzó a llorar con más fuerza, asustando a su padre que preocupado ya no sabia que hacer o como calmarla  -  mamá…mamá…

Esa simple palabra hizo clic en el cerebro del moreno ojiverde y en un segundo su volátil mente formulo la pregunta…

-      ¿mamá…papá…?  -  y vio lo amoroso que estaba con la pequeña rubia equivocando sus conclusiones mientras pensaba  -  wooow ¿Draco…tiene una hermana?

-      Tranquila mi amor  -  dijo el rubio mayor viendo como su hija se estremecía del terror causado por el maldito violador tirado a un lado de ellos y al cual, el pocionista ya tenia bien amarrado, sin pensarlo dejo a su hija a un lado y se dirigió al chico y le apunto para lanzarle  una imperdonable, pero el director volteo  para ver lo que iba a hacer y lograr detenerlo a tiempo.

-      Lucius…no…los aurores vendrán por el…

-      Albus… esto no puede quedarse así  -  estaba colérico el rubio  - ese maldito debe pagar…

-      Lo se, Lucius…y lo pagara…eso te lo aseguro  - le susurro solo a él  -   en este momento tu hija te necesita  -  dijo el viejo director, quien volteo a ver a Severus y darle indicaciones…  - Severus  ata a este joven muy bien, porque llamare a los aurores para que vengan por él, pero no quiero que nadie del colegio se de cuenta, vendrán hasta acá por él...  -  saco su varita y haciendo un par de floreos, después la guardo.

-      Ya esta bien amarrado Albus  -  dijo el pocionista,  se dio la vuelta y camino hacia el Sr. Malfoy que había regresado al lado de su hija de nuevo a los brazos del moreno ojiverde  y que trataba inútilmente de tranquilizar, fue entonces que reparo en el muchacho que estaba ahí, aún lado de ellos observándolos, el chico que le había mandado el patronus, camino con dirección a él y tomándolo de un brazo lo alejo de ellos unos pasos para poder interrogarlo   -   Potter…  ¿acaso…? 

-      En realidad no se profesor, yo lo único que atine a hacer fue que le pegue en la cabeza con una piedra y quedo inconsciente, la cubrí con mi túnica, no podía hacerla reaccionar y fue cuando decidí mandarle mi patronus…  -  el chico estaba realmente muy nervioso  –  la verdad…creo que…no se,  hasta que hablen con ella es que no se sabrá si ese maldito lo logro o no…

-      Potter…   -  suspiro cerrando lo ojos el pocionista  -  gracias…

-      No hay porque profesor,  pero me apena no haberlas seguido cuando vi que venían para acá…

-      Espere Sr. Potter…  -  dijo el director muy interesado en la platica entre alumno y profesor  -  ¿a quienes siguió?  ¿Cómo fue que se dio cuenta de esto?

-      Yo…bueno, mire director  -  dijo el moreno aún muy nervioso  -  acababa de salir de la cabaña de Hagrid, cuando a lo lejos vi que iban tomadas de la mano…bueno, una de sus compañeras la iba jalando de la mano, pero como ya es tarde, se supone que todos saben que no deben internarse en el bosque prohibido y menos si son dos chicas, pero como las vi que iban juntas no pensé que fuera peligroso, además no quiero que Berenice piense que…no se, que la estoy siguiendo, ya sabe como es, así que mejor me dirigí al castillo, la verdad no se que me hizo voltear  y vi a lo lejos a Ginny hablando con este desgraciado, y como desde que regresamos a clases, siempre la a estado siguiendo…   -  ya no dijo más.

-      Sr. Potter  -  dijo el pocionista  -  gracias  -  dijo viendo a los dos Malfoy.

 

El director y el profesor de pociones se vieron a la cara por unos segundos sopesando la información que les acababa de dar el moreno ojiverde.

 

-      ¿vio quien era la compañera que iba jalando a la señorita Malfoy, Sr. Potter?  -  le pregunto el director muy preocupado tratando de hilvanar toda la información recibida.

-      La verdad, Sr…  - se mordió el labio inferior en señal de nervios  -  si, es la chica que siempre acompaña al grupo de Malfoy…es… Parkinson.

-      Sr. Potter vaya al castillo y me espera en mi oficina por favor  -  dijo el director muy preocupado.

-      Si señor…   -  vio al Sr. Malfoy cuidando a la chica y dejando escapar un suspiro dijo  -  yo…me voy entonces…

 

Comenzó a alejarse, por ultimo volteo hacia donde se encontraba el Sr. Malfoy con la chica, vio como el profesor saco una poción  y se la dio a la rubia a tomar,  suspiro, se dio la vuelta y se fue al castillo y ya no supo más…

Sabía que lo que había dicho les traería problemas a sus amigos, específicamente a la familia del pelirrojo, pues Ginny era el miembro más pequeño de dicha familia y esperaba  haber cometido un error, nunca fue su intención involucrar o culpar a nadie…

Por parte de la chica Sly, no se preocupaba, después de todo, cada quien que se las arregle como pueda, se supone que la verdad siempre triunfa…así que si alguna tenia algo que esconder…bueno, pues decidió que no era de su incumbencia, además lo que estuvieron a punto de hacerle a la hermosa rubia…eso no se le hacia a nadie…

Por un momento se pregunto si debía decirles a sus amigos de lo que acababa de pasar, para así poder averiguar lo que la menor de los Weasley había hablado con el tipo Bradley…

Decidió que no, el hizo bien en ayudarla y nada más, lo mejor era no inmiscuirse de más…

Así que lo que hizo, fue obedecer al director del colegio y esperarlo en su despacho…

Al poco rato de entrar y esperar, vio como llego un grupo de cuatro personas entre ellos el director, el pocionista y dos hombres más.

Se levanto inmediatamente que entraron y se asusto.

 

-      Siga sentado Sr. Potter  -  le dijo el director y le presento a los dos hombres que lo acompañaban y que eran ajenos al plantel escolar…  -  el auror Robards  y el auror  Wilson vienen a preguntarle como fue que ocurrieron las cosas  -  le sonrió tranquilizándolo.

-      Solo diga lo que vio Sr. Potter…  -  dijo uno de los aurores.

-      Bi…bien   -  suspiro muy hondo  -  bueno, pues yo estaba saliendo de la cabaña del guardabosques,  y a lo lejos vi que  Parkinson llevaba jalando de la mano a Berenice, se que no es raro, pues se supone son compañeras de la misma casa, y también se supone que son amigas, las iba a alcanzar para decirles que no entraran al bosque prohibido porque ya era tarde y podía ser peligroso  -  vio a un auror y luego al otro  - pero decidí que mejor no, porque si no pensarían que las estaba siguiendo, así que mejor me seguí para el castillo y cuando iba a llegar, voltee y vi a…  -  trago en seco.

-      Vamos Sr. Potter, no nos oculte nada por favor -  dijo el auror Robards malinterpretando la reacción del moreno.

-      Yo no oculto nada  -  dijo enojándose.

-      Tranquilo Sr. Potter  -  dijo el pocionista  poniéndole una mano en el hombro  -  solo diga lo que vio.

-      Pues eso estoy diciendo  -  contesto enojado  -  pero parece que no me creen…

-      Si le creen, solo continúe por favor  -  dijo el director.

-      Bueno…   -  suspiro  -  pues cerca de una de las orillas del bosque vi a Ginny  hablando algo con el idiota ese…  -  y mientras decía manoteaba furioso  - con Aidan Bradley…y es que ese tipo siempre la esta siguiendo, así que se me hizo sospechoso y por eso me regrese.

-      ¿y… solo porque estaban hablando usted dedujo que estaban planeando algo?  -  dijo el otro auror.

-      No, maldita sea…no  -  cerro los ojos y respiro con profundidad  -  yo nunca dije que estuvieran planeando algo.

-      ¿de parte de quien están?  -  dijo enojado el profesor de pociones.

-      No se exalte profesor Snape   -  dijo el auror Wilson  -  es solo que queremos saber exactamente que fue lo que paso… 

-      Pues no lo parece  -  dijo el ojiverde.

-      Disculpen nuestra actitud  Sr. Potter, profesores, es que debemos saber exactamente que paso… -  dijo el auror Robards  -  ya que lo que dice aquí el Sr. Potter implica llevarnos también a las dos señoritas, así que…  -  dijo al director  -  estará usted de acuerdo que esa acusación es muy fuerte.

-      Miren  -  comenzó el ojiverde   -  yo no estoy acusando a nadie, es solo lo que a mí parecer vi,  pues se me hizo raro que hablaran, porque no son de la misma casa…

-      Pero eso n…  -  iba a comenzar a hablar el auror Wilson pero fue interrumpido por el moreno, quien le grito.

-      No, no es raro, porque se supone que todos somos compañeros, lo que usted no sabe es que los Slytherin son los eternos rivales de los leones, además de que Aidan ya llevaba un buen tiempo siguiendo a Malfoy, eso fue lo que se me hizo raro, así que pues ya no entre al castillo y me quede viéndolos  -  dijo ya con rapidez  -  entonces vi como el se despedía de Ginny, y el siguió su camino hacia el bosque, por donde las dos chicas habían entrado a este…  -  suspiro con fuerzas  -  me les quede viendo pero decidí que nada de lo que hicieran  era de mi incumbencia, así que me seguí,  no se porque pero al último segundo, lo pensé mejor y regrese para ver a donde se dirigía ese idiota.

-      Y yo le agradezco de todo corazón que se haya regresado Sr. Potter -  dijo el patriarca Malfoy…que en ese momento entraba por la chimenea del despacho   -  no quiero ni imaginar lo que hubiera pasado, si usted no se hubiese regresado…

-      Yo… Sr. Malfoy  - le sonrió el moreno -  solo dígame que su hija esta bien, que ese desgraciado no logro hacerle nada…por favor dígame que llegue a tiempo…

-      Yo…aún no lo se…   -  se quedo callado el rubio patriarca.

-      Bueno  -  dijo el auror Robards   -  nos vamos Sr. director, no nos llevaremos en este momento a ninguna de las dos estudiantes, pero seguiremos adelante  con las investigaciones, hasta llegar al final, a las dos estudiantes les llegara un citatorio, así que les pedimos su completa colaboración, y les suplico que en cuanto las chicas lo reciban les avise a sus padres y se presenten todos al ministerio  -  se volvió a Potter y dijo  -  espero que usted también se presente, le llegara un citatorio en calidad de testigo, pero no se asuste, solo será para dejarnos sus recuerdos, así que si puede presentarse lo más pronto posible con algún tutor  -  volteo a ver a los presentes y con un movimiento de cabeza se despidió.

-      Nos vamos, los aurores ya se llevaron al estudiante al cuartel, Sr. Malfoy espero de corazón que su…hija, este bien…  -  se detuvo al último momento y dijo  -  aunque no sabia que tenia una hija…

-      Y no la tengo jefe Robards   -  le dio la mano en señal de despedida  -  nos estaremos viendo en su cuartel.

-      Claro…  señores…  -  y desaparecieron por la chimenea.

 

Todos los que se quedaron en la oficina, permanecieron en silencio, escuchándose solo suspiros, hasta que Potter, levantándose despacio dijo…

 

-      Yo…eh, bueno…  -  dijo rascándose la cabeza muy nervioso.

-      Muy elocuente…como siempre  -  dijo el pocionista.

-      Sr. Potter puede irse a su habitación   - dijo el director  -  pero le pido encarecidamente que no mencione nada a nadie, ni una sola palabra de tan delicado asunto…ni siquiera a sus amigos…por favor.

-      Si,  director.

-      Sr. Potter  -  dijo el patriarca  -  gracias.

-      No tiene que darlas Sr. Malfoy  -  comenzó a caminar a la salida -  espero que no haya pasado nada grave a Berenice   -  y salió de la enorme oficina.

-      Si…nosotros también…  -  dijo el rubio mayor, quien se volvió y mirando al director dijo   -  nosotros permaneceremos en la mansión, Albus, cualquier cosa ya sabes donde localizarnos, así que me voy, debo alcanzar a mi familia y esperar a Severus para que vaya a revisar a mi hija…

-      Albus…  -  dijo el pocionista  -  voy a ir por madame Pomfrey, me preocupa mi ahijado, así que… ¿nos vemos mañana?

-      Claro Severus.

-      Bueno  -  volteo a ver al rubio  -  te veo allá.

 

Así el patriarca de la familia Malfoy y el profesor de pociones desaparecieron de la oficina de la escuela por la chimenea del director, uno apareciéndose en su mansión y el otro inmediatamente en la enfermería donde a grandes rasgos el profesor Snape le explico algo a madame Pomfrey y junto con ella aparecieron por la chimenea de la enorme mansión Malfoy.

 

Al llegar a su sala común, se tiro sobre el sillón que estaba frente a la chimenea, iba muy pensativo, así que no miro llegar a la pelirroja menor, sentarse a un lado de él y abrazarlo muy melosa…

 

-      Hola mi amor  -  la chica se le pesco del pescuezo, buscando darle un beso, asustándolo al instante pues no la esperaba y después de que su mente divago por tantas cosas ocurridas no estaba de humor para nada.

-      ¡Maldita sea Ginny!  -  dijo intentando soltarse del fuerte agarre de la chica, y comenzando a enojarse  -  te eh dicho mil veces que no me atosigues…  -  por fin se soltó del agarre y termino de decir mientras se levantaba  -  ya te dije que yo no quiero nada contigo, ¿cuando será que lo entiendas…?  Entiende que no eres mi tipo.

-      Maldita sea… -  la chica se levanto muy enojada  -  ¿así que no soy tu tipo  - recalco  -  y cuales sí son tipo, son acaso las de cabellera larga rubio platino? 

-      ¿Qué…?  -  dijo sin entender.

-      Si, lo que oíste, dije rubias  -   le grito poniendo sus manos sobre sus caderas en jarra  - crees que no he visto como todo el día, todos los malditos días, desde que llego al colegio tu no has podido despegar tu mirada de la prima de Malfoy,  ¡por Merlín! Es que la sigues a todos lados…   -  estaba muy enojada, y le grito sintiéndose frustrada   -  despierta tonto, esa rubia no es para ti…ella si no es tú tipo  - entonces  le dijo muy suavemente  -  ella…ella ya tiene dueño…   -  fue lo ultimo que dijo y se fue corriendo a su habitación.

-      ¡hay no…!  -  fue lo único que dijo el moreno mientras se dejaba caer en el sillón   -  eres una estúpida, una reverenda  estúpida… -   ¿Qué fue lo que hiciste, grandísima idiota?

 

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado, y me digan que tal estuvo.


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