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La Maldición de las Princesas. por Sami chan

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Notas del capitulo:

Pues aqui de nueva cuenta, asi que a leer sea dicho...

CAPITULO  OCHO

 

 

-      Eres un maldito embustero, padrino  -  dijo dejándose caer sobre las almohadas que tenia en su cama, enterrando la cara entre ellas  -  lárgate de mi habitación…  -  lloraba triste y desconsolada.

-      Pero Draco…  -  dijo muy afligido el pocionista  -  debes entenderme…

-      No quiero entender nada, me engañaste…  -  dijo entre hipidos.

-      Pero yo no te engañe ahijado…   -  se sintió miserable  -   es solo que…  -  fue callando de a poco, mientras hablaba  -  bueno, solo no… te dije…algunas cosas…

-      Es lo mismo - sorbió su naricita - si me  hubieras dicho realmente lo importante, yo hubiera podido evitar todo, así no hubiera sido tan confiada…  -  desde el día que la llevaron a la mansión, después del ataque, hasta el momento presente, tres días después, la chica no había podido dejar de llorar -  me siento sucia, patética, soy una verdadera estúpida, ni siquiera pude llamar a mi varita, estoy terminando igual que un maldito squib, ¿como crees que me siento?  me violaron…violaron mi intimidad, violaron mi persona y no solo físicamente, soy un maldito mounstruo y para acabar de joderme… lo que es peor, sin magia…

-      Draco…   -  lo intento una vez más, esta vez se acerco un poco más  - hijo…

-      Te dije que te largaras…  -  se levanto mirándolo fijamente  -  te lo dije desde el principio  -  lloraba desconsoladamente  -  no me engañes…te lo dije…

-      Yo…lo siento…  -  en realidad estaba afligido el profesor.

-      Eso no me sirve… - estaba angustiado, se le quedo viendo y dijo triste  - siempre  has sabido que eras la persona en la que más confiaba, tu sabias que ni siquiera en mis padres…tanto como en ti… -  el profesor suspiro desconsolado escuchando que el chico le hablaba en tiempo pasado, lo vio suspirar muy desconsolado    -  padrino…mi padre… porque eso eras tu para mi, sí, y confiaba tanto en ti, tanto que si tú me dijeras que el cielo era verde… yo lo hubiera visto de ese color…si tu me dijeras, sube al cielo y aviéntate de lo mas alto  y con los ojos cerrados  que yo te recibiré acá abajo…yo sin dudarlo lo hubiera hecho… -  lo vio agachar la mirada desconsolado  -  ¿y sabes por qué?  Porque te amo, porque confiaba en ti ciegamente, porque eres la persona más importante en mi vida aparte de mis padres… y porque nunca, nunca entiéndelo, nunca eh concebido mi vida sin ti,  ¿sabes porque te llamo padrino?   ¿sabes porque no te llamo padre? Solo porque esta Lucius de por medio…  -  suspiro sorbiendo su naricita, mirándolo fijamente   – dime por que… lo primero que te dije…no me mientas, dime todo, todo  lo que sepas de esta maldición… -  suspiro  - y te callas lo más importante… que voy a perder mi magia… no… - rectifico  -  que ya perdí mi magia…yo pensé que mi varita solo estaba confundida que no sabia si era porque era entre hombre o mujer y tu nunca me aclaraste nada, nunca te tomaste la molestia de decírmelo claramente, ah pero si te tomaste el tiempo de decírselo a los profesores…y  tampoco me dijiste que todos los que estaban como yo…se volvieron locos…y…y…y que murieron… dijiste que me tendrías bien vigilado y casi me violan…y mira… lo que pone a peor las cosas… ahora resulta que otros lo sabían, y yo…no.

-      Ahijado…Draco…  -  lo intento de nuevo  -  hijo.

-      No me llames hijo  -  dijo volteando la mirada para otro lado  - y vete…vete de mi habitación, no quiero verte nunca más… vete de mi casa…vete…  -  tomo aire antes de decir muy serio  -  vete o me voy yo…  -  dijo deprimido.

 

El pocionista suspiro derrotado y salió despacio, arrastrando los pies de la habitación del chico, quien se tuvo que levantar y  cerrar  la habitación de un portazo, pues ni siquiera pudo convocar un simple hechizo para cerrar su puerta.

Salió de la habitación, cabizbajo y triste y afuera estaba el matrimonio Malfoy, que esperaban y escuchaban consternados, la madre del chico lloraba por lo que había dicho su hijo.

Lo entendían a la perfección, pues de haber sido totalmente honestos con ella, y decirle que estaba perdiendo su magia no se hubiera confiado de nadie, y no hubiera sufrido tremenda violación a su persona, ya que ella no podía darse cuenta porque su varita hacia solo algunos pequeños hechizos.

 

-      Severus…no…  -  carraspeo la rubia matriarca, tratando de consolar al adusto profesor de pociones   -  no sabe lo que dice, compréndela esta muy deprimida…

-      No Cissy…  -  suspiro derrotado  -  tiene razón, me tome la molestia de avisarles a sus profesores y a ella…a ella que era la principal afectada…no lo hice y tampoco hice lo que le había prometido…no me asegure que nada le pasara…vaya, me descuide…y fue un error que le pudo incluso costar la vida…  -  suspiro derrotado  -  tiene razón, toda la razón en no querer verme nunca más en su vida…

Sabían que tenia razón, pues en el afán de protegerla de una decepción, les pidieron a algunos de los profesores que solo hicieran hechizos pequeños, así no se daría cuenta de que la estaba perdiendo…no les explicaron cual era la causa, solo que ella tenia un pequeño problema, nunca dijeron que estaba por perder su magia, no querían alarmar ni poner sobre aviso a nadie pues para un mago seria su muerte en todos los sentidos, pues con ella nacían, con ella debían morir…

 

&&&&&&&&&&&&&

 

 

El  domingo Harry se levanto temprano sin siquiera necesidad de usar despertador, se levanto, se baño y se arreglo para salir en busca del director.

 

-      Buenos días Sr. Potter  -  lo saludo el viejo director  -  ¿ya desayuno?

-      Buenos días profesor  -  le respondió  -  no, aún no desayuno.

-      Bueno, pues vaya a desayunar y al termino me alcanza en mi despacho y de ahí nos vamos.

-      Pero profesor, ni hambre tengo  -  dijo el chico ya muy ansioso por partir.

-      No, Sr. Potter el desayuno es un alimento muy importante que no debe dejar pasar, de todos modos el ministerio no desaparecerá de donde está  -  le sonrió  - vaya yo lo espero con gusto, sirve que yo tomare los míos también, yo si tengo hambre.

-      Ok, profesor  -  dijo mientras emprendía el camino al comedor.

 

Esa mañana los dos partieron rumbo al ministerio, después de un copioso desayuno, al llegar y dirigirse al cuartel de los aurores, Potter pensaba que tenían mucha suerte porque no había gente, y los tramites eran mucho mas ágiles, después se entero que el ministerio no trabajaba los domingos, pero como una…”especial atención” al patriarca de la rubia y adinerada familia Malfoy, algunos empleados de parte del ministerio podía laborar los días que al rubio se le ofreciera  y las horas que el necesitaba…

Llegaron y fueron conducidos a unos separos donde el chico de ojos verdes, procedió a dar su declaración por escrito, para después llevarle un pensadero y verter ahí todos sus recuerdos, los cuales fueron revisados para constatar que eran legítimos y no estaban adulterados.

Y mientras esperaba que sus recuerdos fueran revisados, alcanzo a escuchar pasos y voces, afuera del saloncito donde él estaba en compañía del director que fungía como su tutor y de dos aurores, iba a salir para ver quienes eran pues reconoció unas voces al pasar, pero fue detenido por un solo toque de uno de los aurores, quien con solo un movimiento de cabeza le negó la salida, de todos modos aguzo el oído y se dio cuenta de que eran parte de la familia de los pelirrojos que iban en compañía de la chica Weasley.

Suspiro y deseo que la intervención de la chica fuera meramente casual en aquel gran problema, cierto es que ya lo tenía acatarrado con sus insistentes coqueteos y su diabética amistad, pero…vaya, no era para querer deshacerse de ella de forma tan dramática.

Pero si por lo contrario  su intervención fue premeditada, pues…con todo el dolor de su corazón, y en realidad lo iba a sentir, sobre todo por su gran amigo Ron, pero…su acción, su proceder merecía un buen escarmiento, como dijo uno de los aurores, si no se les detenía a tiempo, después iban a ser mayores los problemas, además…lo que le hicieron a la chica Malfoy era un verdadero crimen, y esas…esas  ya no eran bromas de adolescentes…

Y si algún castigo merecían…el se encargaría de que se los dieran sin falta…

Apenas terminaron de hacer lo estipulado, salieron del cuartel de aurores, y cosa rara el director invito al joven Potter a tomar un café con un postre a un restaurant cerca del ministerio…

 

-      Profesor…   -  comenzó el muchacho.

-      Dígame Sr. Potter  -   dijo mientras tomaba un sorbo de su café.

-      Mm…Eeh… ¿usted ha visto a la hija de los señores Malfoy?  -  dijo viéndolo a los ojos y poniéndose colorado al instante…

-      ¿Por qué, Sr. Potter - hizo un gesto de indiferencia  - le interesa esa jovencita?

-      ¿Qué?  ¡No, profesor!  -  desvió la mirada  -  ¡claro que no, por Merlín!  ¿como se le ocurre semejante cosa?

-      Bueno…no tendría nada de malo -  alzo los hombros  restándole importancia al asunto  -  los dos son jóvenes, van al mismo colegio, tienen la misma edad, ella es una mujercita muy bella, y usted es un joven muy apuesto  -  suspiro  -  ninguno de los dos tienen compromiso…   -  sonrió  -  ¿Qué más se le puede agregar al asunto?

-      Mmm…que tal… ¿el amor…o sus padres…quizás…?  -   le sonrió y dejo escapar un  suspiro  - vamos profesor, además todavía ni siquiera terminamos el colegio…y usted ya esta de casamentero esta…

-      Pues si…pero esas dos cosas se pueden arreglar -  sonrió nostálgico   -  ¿sabias Harry  -  lo tuteo, dejando al joven impresionado  -  que tus padres, a los diecisiete años se casaron?

-      Pues… si, profesor…   -  suspiro nostálgico, recordando a sus padres muertos  -  pero esos eran…no se, ¿otros tiempos…?  Lo siento, pero hoy en día, lo que uno quiere es viajar, conocer, divertirse… que se yo…

-      Pero dime Harry…  -  lo pensó un momento, pero finalmente lo dijo ya tuteándolo  -  ¿no te gustaría tratar a la Srita Malfoy, hum…no se…conocerla mucho mejor?

-      Pareciera que usted nos quiere empatar  -  dijo con una sonrisa  -  pero no profesor, gracias…pero yo lo único que quiero saber es, como esta…si ya esta mejor…y si ese desgraciado no logro su maldito crimen.

-      Pues…   -  suspiro  -  yo no le he visto, de echo no he ido a la mansión de los Malfoy en mucho tiempo, la verdad es que no se como este, y no le he preguntado al profesor Snape, porque no quiero incomodarlos Harry…  -  lo vio muy serio y dijo  - dime… ¿te gustaría verla, platicar con ella…Harry?

-      La verdad…si profesor,  yo también le eh querido preguntar al profesor, pero parece que el tampoco a estado de buen humor  -  sonrió -  y la verdad, prefiero no arriesgarme…además…

-      ¿Además que Harry…? Porque si es por los permisos, bueno yo lo puedo ayudar para que la vea, puedo preguntarle a los señores Malfoy si podría visitarla  uno de estos días…

-      ¿en serio haría eso por mi profesor?  -  lo interrumpió   -  yo, en verdad se lo agradecería y mucho…   -  dijo muy emocionado.

-      Claro que si muchacho, después de todo, tu la salvaste esa noche…  -  termino su postre y su café y pagando su consumo, se levanto y le dijo al chico -  bueno Sr. Potter creo que ya es hora de regresar al colegio.

-      Profesor…  -  dijo indeciso el muchacho y mirándolo muy serio a los ojos  -  si…  - carraspeo - si encuentran culpables…vaya, que si tuvieron algo que ver las chicas…que…  -  suspiro con fuerzas  -  ¿Qué cree que les hagan? 

-      Bueno Harry…desgraciadamente no puedo decirle exactamente que les harían… bueno, ni desgraciadamente ni afortunadamente, yo no quisiera que ninguna de ellas haya tenido algo que ver, sobre todo por la familia Weasley, y no quisiera estar en el lugar de los miembros del  Wizengamot, pues con el peso del apellido Malfoy…  -  ahora le toco a el suspirar  -  pero créame que esto no quedara impune… y la verdad… - se acaricio su larga barba - pues…si algo deben, lo tendrán que pagar…  porque destruir la vida de una jovencita solo por celos, es imperdonable… ¿no lo cree así mi querido amigo?

-      Pues ni por celos ni por ningún otro motivo…y en eso estoy completamente de acuerdo.

-      Bueno Harry, vámonos ya  -  le sonrió  -  no quiero que pases todo tu día de descanso con este viejo, hay mejores compañías que la mía.

-      No se preocupe profesor -  le devolvió la sonrisa – me gusta estar con usted.

-      Gracias Harry, te lo agradezco pero sé que es mejor la compañía de los chicos de tu edad.

 

Los dos salieron del establecimiento, caminaron al ministerio y tomando una de las enormes chimeneas, regresaron al colegio, específicamente a la oficina del director.

 

-      Bueno, llegamos Harry  -  le sonrió  -  disfruta lo que queda del domingo.

-      Profesor…  -  dijo Harry antes de salir de la oficina  -  ¿me avisara entonces, cuando puedo visitar a la hija de los señores Malfoy?

-      Claro que si, Harry -  en cuanto lo averigüe te avisare.

-      Gracias profesor  -  y salió a disfrutar del sol del medio día.

 

Apenas llego al lago y se encontró con sus amigos que lo estaban esperando ansiosos, apenas lo vieron y corrieron a su encuentro.

 

-      Harry   -  llegaron  hasta él  -  ¿Qué paso, como te fue?  -  dijo la chica.

-      Compañero…ya me dijo Hermione a donde fuiste, dime…  -  trago saliva, estaba muy nervioso   -  ¿viste a mi hermana y a mis papás? 

-      No Ron…   -  se sintió mal por su amigo, pero…   -  no los vi…de hecho no vi a ninguno, ni a los de Slytherin.

-      Bueno  -  el pelirrojo se agacho y comenzó a recoger piedritas para aventarlas al agua una por una para distraerse  -  espero y no haya pasado nada malo…

-      No te preocupes Ron, seguro solo fue para…  -  pero dudo y eso lo noto el chico pelirrojo.

-      No te molestes en animarme de esa manera Hermione, te lo agradezco en verdad…  -  dijo sarcástico.

-      Oh…lo siento amor  -  dijo la chica abrazándolo con suavidad y dándole un beso en una mejilla.

-       Vamos amigo  -  intervino el moreno  -  no te queda hablar de esa manera…

-      Si, tienes razón  -  sonrió  -  así solo habla Malfoy, ¿no?

-      Perdóname amigo, pero no le llegas a su estilo para nada, Malfoy es único…

-      Huuy perdón, cualquiera diría que te gusta el rubio teñido - bromeo el pelirrojo.

-      No Ron… -  sonrió el moreno pícaro  -  si algo tiene esa familia es que…son rubios naturales…

-      ¿así, y tu como sabes?  -  dijo en broma el bermejo.

-      Solo es un comentario mi amigo…

-      Ustedes dos ya dejen de hablar de esa manera  -  los regaño el castaña.

 

Así pasaron lo que quedo del domingo, entre broma y broma se les fue el día y la tarde, y cuando menos lo vieron ya era de noche y tocaba la hora de ir a cenar.

Esa noche, Potter buscaba entre los maestros asistentes a la cena, al profesor de pociones, pero por más que estiro el pescuezo y giro la cabeza y volteo para un lado y para el otro, y nada.

Mientras un chico de Slytherin volteaba a verlo topándose con la verde mirada, solo vio como el león le hizo un pequeño gesto y este entendió.

Terminando  la cena, Potter les dijo a sus amigos, que iría a caminar un rato para bajar la cena, así que dejando a sus tortolos amigos, salió de gran salón y se dirigió sin más a la torre de astronomía…

A los pocos minutos de haber llegado, un joven italiano de uniforme con la insignia de prefecto entro sigilosamente al mismo lugar en donde estaba el chico esperando.

 

-      Hola Zabini  -  dijo mientras se sentaba en el suelo como la vez pasada.

-      Hola Potter  -  el italiano lo imito preguntando antes de cualquier otra cosa  -  ¿y cómo te fue en tu diligencia?

-      Más o menos…  -  dejo escapar un suspiro  -  oye… 

-      Dime…

-      Hay algo que me carcome la curiosidad…  ¿Cómo es que nunca se dieron cuenta de las intenciones de este chico…Aidan?

-      ¿Por qué lo preguntas?  ¿a poco en verdad eso se notaba a leguas? -  dijo extrañado el Sly.

-      No se… -  miro un punto indefinido –  pero yo pienso que si,  por su manera obsesiva de ser con Berenice   -  suspiro  -  yo poco después de que entramos al colegio me di cuenta, parece ser que el incluso le mandaba muchos presentes, ¿no?  también vi que la acosaba mucho…

-      Y que lo digas  -  sonrió  -  pero eso a ninguno de nosotros se nos hizo raro, has de saber que los Malfoy  en general nacieron con ese imán, atraen las miradas, atraen los apellidos de abolengo, el dinero… los regalos…  -  suspiro  -  las obsesiones…te lo digo porque con Draco era igual, el recibía lechuzas por mayoreo y le mandaban de todo lo que te puedas imaginar, regalos, dulces, cartas de amor…si…aunque no lo creas  -  sonrió viendo en la cara del moreno la incredulidad reflejada y con la boca abierta  -  ellos atraen de todo…

-      Si…y  enemigos también…  -  dijo con la mirada brillante.

-      Si…desde Lucius, siguiendo por doña Narcissa y terminamos con Draco…

-      Y no te olvides de Berenice…  -  dijo el ojiverde  -  ella es muy bella…y mira lo que le paso…

-      Si… sabes que ella y Draco son muy parecidos  -  dijo el italiano  -  en todo.

-      ¿parecidos?  Naaa…  -  dijo el moreno con una sonrisa  - claro que ya lo había notado,  ellos son casi como dos gotas de agua…son casi idénticos.

-      Si… ¿y has sabido algo de ella? 

-      No  -  dijo algo cabizbajo  -  el director me prometió que le iba a preguntar a los señores Malfoy  si la podría visitar…así que todavía no se…nada.

-      Pues yo espero que si te dejen ir Potter…porque  no es tan fácil que dejen entrar a nadie en su casa…  -  suspiro  -  ¿si acaso vas…

-      Lo se, Zabini…deja de preocuparte  -  le sonrió cómplice  -  yo te diré como esta.

-      Gracias  -  le sonrió sabiendo que el ojiverde le cumpliría su promesa.

 

Era poco el tiempo compartido, pero comenzaron a entenderse bien, sin necesidad de hablar mucho, a Harry el Slytherin le caía muy bien, y se sorprendió de que a pesar de tener poco tiempo compartiendo los pequeños ratos en la torre de astronomía, se entendían de maravilla, suspiro y se imagino si compartir con Draco Malfoy  seria lo mismo…o mas o menos lo mismo, ya que ese par eran de los mejores amigos que se conocían en el colegio.

Así pasaron tres semanas del ataque a la pequeña rubia, y viendo que al parecer a las dos chicas se les iba a imponer un severo castigo, pues revisando recuerdos de mas atrás, se dieron cuenta de que ellas lo planearon todo, y al final involucrando a Aidan, claro que este, el solo por cuenta propia se hecho la soga al cuello…

 

#########

 

Había pasado una semana de haber dictado sentencia a todos los involucrados, cuando llego el padre del muchacho, el Sr. Phillipe Bradley, este llego  al ministerio a tratar de sacar a su hijo de la cárcel, y sin poder evitarlo se encontró cara a cara con el Sr. Lucius Malfoy, el rubio apenas lo vio, no lo pudo evitar y saco su varita y comenzaron una serie de ataques, y entre hechizos y maldiciones, los transeúntes que pasaban por ahí, dieron la voz de alarma y llamaron a los aurores, quienes lograron detenerlos a tiempo, antes de lastimar a alguien ajeno a su pleito.

Los llevaron por separado a unas celdas que usaban en el cuartel para interrogatorios, mientras los abogados de ambos eran llamados para la defensa de cada uno, pues atacarse en pleno ministerio era una ofensa muy grave…

 

-      A ver…dígame Sr. Malfoy  -  dijo el jefe Robards  muy preocupado ya en compañía de dos abogados del rubio personaje  -  ya tenemos al hijo del Sr. Bradley bajo custodia, yo se que lo que hizo su hija es una ofensa demasiado grave, pero no cree que si usted llega a lastimar al Sr. Bradley padre…  ¿le pueden voltear a usted las cosas y también lo pueden acusar?  -  suspiro  - yo estoy de acuerdo con usted, en que se debe castigar al chico Bradley, pero de eso ya se están encargando los miembros del Wizengamot, si usted llega a ir a prisión de nada le va a servir a su esposa y a su hija, la que necesita su ayuda por completo es ella… ¿Por qué lastimar al padre del chico?  Se…y créame que lo entiendo en querer acabar con los miembros de dicha familia, pero… - el auror se sintió sobrepasado al ver que el aristócrata se dejo caer por completo en la silla donde ya estaba sentado, vio como se desinflo anímicamente y este acto le dio mucha pena, lo entendía y muy bien… ¿pues que cuentas iba a entregar a su pariente por lo sucedido con su hija?

-      Jefe Robards…  -  dijo el patriarca de la familia Malfoy, sin levantar la cara  -  ¿podemos hablar en privado…por favor? 

-      Eeh…claro, claro que si Sr. Malfoy  -  vio como le dirigió una sola mirada a uno de los abogados presentes y este con ese simple gesto le indico al otro personaje que salieran de la celda… -  bien Sr. Malfoy…ya estamos solos  -  se sentó en otra silla frente al rubio.

-      Jefe Robards…   -  suspiro y dijo  -  necesito un juramento de confidencialidad, debe prometerme que esto no saldrá de esta celda y lo que hablemos usted y yo no lo sabrá nadie…

-      Tiene usted mi palabra de mago y de auror, Sr. Malfoy, puede decirme lo que sea,  que todo lo que me diga no lo sabrá nadie más que usted y yo.

-      Bien…  -  suspiro largamente, se quedo en silencio por algunos minutos y después comenzó   -  esa chica que ese maldito intento violar y que casi lo logra, no es una…  -  le costo decirlo  -  no es una simple chica, ni es mi sobrina…

-      ¿esa chica no es de su familia?  - pregunto asombrado el auror, adelantándose a las palabras del rubio  -  pero si son casi idénticos…

-      No…y le pido no me interrumpa… por favor.

-      Lo siento  -  dijo apenado  -  no volverá a suceder.

-      Bien, esa chica no es una chica en si… ni es mi sobrina, esa chica es…  -  trago en seco  -  es…es mi hijo…Draco…  -  lo dicho por el rubio aristócrata asombro al auror que inmediatamente lo que pensó fue que era otra hija de él, hasta que…reacciono.

-      Espere un momento…  -  dijo el auror levantándose del asiento y caminando varios pasos, regresando a su posición original después de pasear incrédulo alrededor del rubio  -  dijo…hijo, entonces esa chica es… ¿un hombre? 

-      Si…  -  dejo escapar un suspiro  -  esa chica es mi hijo Draco, y tiene sobre si… una maldición que le lanzo ese desgraciado del hijo de Bradley…y el muy desgraciado lo sabia.

-      Una maldición… - el auror estaba petrificado  - Sr. Malfoy, ¿esta usted seguro?   Mire que si es así, lo podemos detener aquí…

-      La cuestión es que…si lo detienen, quizá mi hijo no vuelva a su forma original…se que quizá si lo mato tampoco vuelva a…ser lo que antes fue mi hijo, pero es que le tengo tanto odio que lo que más me provoca es asesinarlo…

-      Y lo entiendo Sr. Malfoy… -  se quedo pensativo  -  ¿pero no solo es eso, verdad, no es solo el hecho de la maldición lo que lo tiene así? 

-      Que rápido entendió…  -  sonrió  -  si…  -  suspiro abatido  -  si lo detienen aquí, la noticia saldrá en todos los periódicos y se sabrá lo de la maldición…  -  suspiro  -  jefe Robards aunque no lo crea, aunque mi hijo aun no se hace cargo personalmente de mis negocios, todo el mundo sabe que el es el heredero universal, y aunque aun no recibe su herencia por ser menor de edad,  aún así el es muy importante para mucha gente en el mundo empresarialmente y no se diga económicamente  hablando, vaya seria el acabose…que se supiera que… -  se sintió muy abatido, tanto que ya no termino de decir, pero que el auror entendió muy bien  - y bueno  por otro lado también será el hazmerreir del mundo mágico, y lo verán como un mounstruo ya que se sabrá que tipo de maldición fue la que le lanzo ese maldito…

-      Mmm…o sea, que no solo lo convirtió en una chica… ¿o me equivoco?

-      No…no es una simple chica… 

-      Eso si es un verdadero problema, Sr. Malfoy… - suspiro  y quedándose pensativo de pronto dijo -  ¿no saben que maldición fue? 

-      Lo sabemos jefe Robards, pero no tenemos la cura exactamente…

-      Mmm…ya no me diga más, entonces me imagino que no le levantara cargos, por lo menos no a Bradley padre…

-      Exacto, pero a su hijo…a ese desgraciado si quiero que lo refundan, al maldito hijo de puta…

-      Por eso no se preocupe Sr. Malfoy, pues para ese caso, sin ninguna duda sus abogados son  excelentes y lograron que no solo se le diera una simple condena, sino una cadena perpetua, cuestión aparte de que si usted gusta con su…”recomendación…”  -   lo dijo de una forma que el rubio personaje entendió al instante - le darán un trato especial al chico dentro de Azkaban.

-      Me parece perfecto jefe Robards…quiero…quiero que ese maldito odie la vida…  -  levanto la vista y miro al auror reflejando odio puro en sus ojos grises idénticos a los de su pequeño vástago y dijo  - quiero que ese maldito desee con todas sus fuerzas que un dementor le haga lo mismo que el intento hacerle a mi hijo…  -  suspiro y disculpándose  -  lo siento, se que quizá lo este comprometiendo en algo de lo que quizás usted no debería de enterarse…pero es que…

-      Oh…no se preocupe Sr. Malfoy…  -  le sonrió  -  como le dije, esta platica no saldrá de estas cuatro paredes, y yo no he hablado de nada de esto con usted, ni estoy enterado de nada, pero de algo puede estar seguro…  -  suspiro mientras se levantaba y comenzaba a caminar hacia la salida  -  haremos todo lo posible y hasta lo imposible porque eso que hicieron no quede impune…

-      Gracias jefe Robards…

-      ¿Porque Sr. Malfoy?   -  cómplice le guiño un ojo al rubio  - si no hemos hablado de nada…de todos modos, gracias por la confianza.

 

De ese ataque dejaron libre al Sr. Bradley, quien protesto por lo ocurrido ya que dijo que el atacado fue el, y prometió pelear por la sentencia de su hijo, y dispuesto para pelear con todo decidió que se quedaría a vivir en Londres mientras se arreglaba la situación de su hijo, y claro como eso iba para largo, pues…

El Sr. Malfoy le declaro la guerra al Sr. Bradley quien gustoso acepto el reto.

 

 

Notas finales:

pues espero y les haya gustado, asi que nos leemos el proximo sabadabadooooo. byeee


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