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La Maldición de las Princesas. por Sami chan

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Notas del capitulo:

Pues aqui de nueva cuenta, haber que tal...asi que a leer sea dicho...

CAPITULO  TRES

 

-      ¿Por qué demonios Harry siempre termina defendiendo a Malfoy?  -  dijo la pelirroja que se había quedado en la sala común con la castaña.

-      No lo defendió, solo dijo algo que es muy cierto…  -  sonrió y tomando sus libros camino a su habitación.

-      ¿Así, y qué dijo?  -  pregunto la pelirroja.

-      Pues que Malfoy es muy guapo  -  ya no dijo más y se fue a su habitación con sus libros en sus brazos.

 

Al día siguiente…

 

La rubia como acostumbraba cuando estaba en el colegio, se levanto muy temprano, se baño y tardándose un poco más de tiempo,  y siguiendo todas las recomendaciones de su madre sobre que hacer sobre su persona, se arreglo para comenzar un nuevo día, ya lista, se detuvo frente a su puerta y dejando escapar un largo suspiro, estaba algo nerviosa, pues en primer lugar, el arreglarse como toda una señorita se llevaba su tiempo, más que nada por los pequeños detalles sobre su persona, vestimenta y demás… más si eras una chica tan linda y pretenciosa  como lo era una Malfoy,  en segundo lugar, por lo que se imaginaba, o por lo menos esperaba, que con lo ocurrido la noche anterior el chico que la molesto no lo haría en un buen tiempo, aún así no debía confiarse, y sabiendo de antemano toda la rutina de sus amigos, les espero dentro de su cuarto, sabiendo la hora en que salían, se asomo y hasta que los vio aparecer salió de su habitación como si fuera la cosa más natural de mundo, les saludo con una radiante sonrisa y camino con ellos directo al comedor.

Los chicos sin saberlo le estaban sirviendo de escolta, suspiro…sus cuatro inseparables amigos, a un lado de ella iba Blaise Zabini, al otro lado Theodore Nott y detrás de ellos, como siempre iban Goyle y Crabbe, dos enormes mastodontes con cara de guaruras, pero que en el fondo eran tan dulces como un par de cachorritos.

Y así  la dulce jovencita fue escoltada por sus amigos, quienes iban preguntándole porque el joven Malfoy se había ido sin despedirse de ninguno de ellos…o más bien esa había sido su intención…

 

-      Mmm…oye  Berenice…  -  pregunto el italiano  -  ¿puedo llamarte Berenice o prefieres que te llame por tu apellido?  -  dijo algo…seductor.

Ella le sonrió logrando que el chico dejara escapar un suspiro,  sonrió y reconoció que con uno de los que tendría que lidiar en su calidad de conquistador era con Zabini, vaya, vaya…también sabia que a los pobres chicos les costaría un poco de trabajo el cambio, sobre todo porque ellos si eran verdaderamente sus amigos, y de alguna forma aunque iban a estar con ella presente, pues los extrañaba, ya que no es la misma amistad entre un hombre y una mujer…así que pensando en lo del nombre, para ella lo mas fácil seria seguir con su apellido, no fuera siendo que la llamaran por el nombre de Berenice y ella ni caso les hiciera,  así que opto por lo más seguro… 

 

-      En el colegio me llamaron siempre por el apellido, igual que aquí a mi primo, así que lo mejor por lo menos para mí y seria más fácil conformarme, y pues no los extrañare tanto  -  miro al chico italiano - ¿no crees… Zabini? - dijo recalcando que ella haría lo mismo con todos ellos, y mientras le guiñaba un ojo algo coqueta  - así que llámame Malfoy…

-      ¿Malfoy?  -  dijo una voz chillona y algo molesta detrás del selecto grupo  -  solo hay un Malfoy en este colegio.

-      Exactamente   -  dijo la rubia sin siquiera voltear a verla, pero internamente dando gracias a Merlín y a Morgana y al bendito de Salazar Slytherin de no tenerla ese año colgada como vil lastre de su brazo, como lo hacia con el pobre de Malfoy apenas lo veía…esa era una de las pocas cosas que veía de bueno en esta nueva y mala situación  -  así que más vale que sigas con la tradición  -  y siguió caminando ignorando a todos los que los veían y se quedaban con la boca abierta…y es que como no hacerlo, vaya, si la chica llevaba una falda que dejaba ver parte de sus hermosas y bien torneadas  piernas, zapatos negros y calcetas blancas y que en conjunto la hacían ver… muy… inocente, toda una colegiala…claro que el uniforme  quedaba cubierto por la túnica escolar y es que esta si era larga, pero al caminar dejaba ver lo bien formada que estaba la jovencita.

-      ¿y ya vieron que tiene una habitación para ella sola? -  dijo la voz chillona detrás de la rubia, quien al escucharla ya solo rodo los ojos en forma de fastidio, ciertamente es que eran compañeras de la misma casa, pero eso no te obliga a que todos te caigan bien… ¿o si?

-      ¿Cuál es tu molestia Pansy? Es el primer día en el colegio y en lugar de que estés contenta, estás muy molesta  -  dijo uno de los chicos que fungían como guaruras de la chica Malfoy.

-      Bueno…  -  soltó un chillido  -  es que Draco no me dijo nada  -  dijo a punto de hacer una rabieta.

-      ¿y porque tendría él que decirte algo a ti?  -  dijo el otro chico que igualmente  iba detrás de la rubia.

-      Bueno…pues, es que…se supone que yo soy su novia…  -  dijo haciendo berrinche.

-      ¿perdón…?   -   con eso logro que la rubia se riera, burlándose de ella y se detuviera al instante,  se diera la vuelta y encarándola le dijo mientras se le dibujaba una sonrisa ladina en su bello rostro   -  hay Pansy… -  suspiro  -  esa es una verdad que solo existe en tu cabeza  -  se le paro casi a su altura retándola  -  así que deja de soñar despierta  y pon tu cabecita a pensar en hacer algo realmente de provecho…

La chica iba a protestar pero fue dejada con la palabra en la boca, porque la rubia se dio la vuelta y siguió caminando ignorándola por completo.

Llegaron al comedor y aun no llegaban muchos alumnos ya que era demasiado temprano, pero para desgracia de la rubia, ya había alguien ahí que ella no quería ni ver, pero que se quedo quieto por la advertencia recibida la noche anterior.

La chica al descubrirlo fue que se puso algo nerviosa y se quedo callada durante todo el desayuno y es que este chico Bradley parecía que la desnudaba y se la desayunaba con la mirada,  termino rápido y salió seguida de los cuatro chicos.

Durante las primeras tres horas, permaneció muy callada, concentrada en sus clases, la primera hora compartieron la clase de Encantamientos con la casa de los Gryffindors, en la cual ni siquiera se dio cuenta, o más bien ignoro  que tenía la mirada clavada en su bella anatomía de cierto moreno de ojos verdes, bueno…aparte de varios chicos más, pero es que siendo sinceros, pues tanto como Draco o como Berenice atraían miradas por igual, a lo cual no hizo caso, pues estaba acostumbrada…bueno, acostumbrado.

La segunda hora fue con los Hufflepuff en la clase de Transformaciones, y la tercera y ultima hora de nueva cuenta con los leones en la clase de Aritmancia, esto todo para beneplácito de un chico de ojos verdes…

Al final de la tercera clase, les tocaba un pequeño descanso de una hora, y en ese momento apenas pudo despedirse y casi salió corriendo…bueno, salió muy apresurada de la clase, con su mochila al hombro, directo a la oficina del director.

Llego un momento en que sintió ganas de correr, ya que iba muy asustada, pues casi durante todas las clases se sintió observaba y ya sabia por quien, ese chico la aterraba, y no era que ella no pudiera defenderse, pues en hechizos él era muy diestro  y un excelente  alumno, pero reconocía que como hombre para su desgracia, jamás fue diestro para los golpes, vaya…por su condición social es que… ¿pero es que acaso los necesitaba? Por eso él era un gran mago sangre pura, pero reconoció para su pesar que así que como chica, temía que ese joven usara la fuerza física…no, la fuerza bruta, porque eso es lo que era, un bruto estúpido, así que esto comenzó a darle mucho temor, que usara la fuerza bruta como arma y en eso pues… ahí si, entonces definitivamente ella llevaría las de perder, aparte de que asustada se dio cuenta de que su varita no quería funcionar con algunos hechizos.

Llego corriendo hasta donde se encontraba la gárgola, dio con rapidez la contraseña y entro mirando para todos lados.

Y tenía razón…pues detrás de ella iba siguiéndola el chico Bradley, pero lo que no vio ninguno es que, cuando termino la clase y el moreno vio como la chica salió casi corriendo, lo pico la curiosidad al ver que detrás de ella y sin que nadie se diera cuenta, o casi nadie, salió otro Sly tratando de hacerse el invisible, así que temiendo por la seguridad de la chica, salió tras ellos diciéndoles a sus amigos solo un…

-      Nos vemos en la siguiente clase…  - para salir detrás de la pareja casi corriendo para no perderlos, descubrió que este la seguía tratando de esconderse y ver hasta donde llegaba la chica.

 

No hubo necesidad de hablar con nadie, solo fue cuestión de seguirlos y darse cuenta de que la chica en verdad si corría peligro, pues al ver la mirada de otro estudiante, hasta a él mismo se le erizo la piel, el chico tenia la mirada vidriosa, fija, dilatada…bien clavada en la figura de la rubia y al seguirla de tal forma, lo único que le afloro al moreno fue su gran espíritu de héroe salvador de estudiantes bellas en peligro… 

 

La chica al llegar a la oficina del director y entrar se dejo caer en el sillón delante del escritorio y oprimiéndose el pecho, suspiro largo y tendido, casi sintiendo su corazón como caballo desbocado a punto de salírsele del pecho.

 

-      Buenos días  -  por fin saludo a los dos hombres delante de ella.

-      Buenos días, señor Malfoy  -  dijo el director  levantándose para ofrecerle un vaso con agua, el cual ella recibió con enorme agradecimiento, lo tomo y lo bebió hasta el fondo.

-      Estábamos sedientos, eh…   -  dijo el profesor de pociones.

-      Es que… - suspiro de nuevo -  estoy seguro que ese chico… Bradley, me estaba siguiendo  -  cerro los ojos tratando de calmarse  -   la verdad es…que…me asusta,  créanme generalmente no correría asustado, pero se que así...   -  se señalo el mismo  - no podría defenderme…además de que…  - dijo preocupado y extrañado  -  padrino mi varita no me respondió anoche…quizás es que estará…no se…confundida? 

-      ¿Cómo que no te respondió anoche Draco?  -  dijo preocupado el pocionista.

-      Bueno, más bien parece una varita de aprendizaje…  -  dijo la jovencita, dejando escapar un suspiro   -  me recordó mi primera varita para jugar que me compro mi padre.

-      Severus, habrá que hacer algo al respecto -  dijo preocupado el viejo director.

-      Lo hare Albus, ahora lo que me interesa más es confirmar mi teoría, y descubrir si es en realidad la maldición de la que hablamos.

-      Padrino…  -  dijo temerosa la chica.

-      No te preocupes Draco,  yo me encargare de todo, mientras tanto vamos a la habitación y recuéstate en la cama, ya tengo todo preparado, vamos…  -  la chica dejo su mochila en el suelo y camino a la habitación seguida del profesor de pociones y del viejo director, mientras preguntaba…

-      ¿y mis padres?   -  pregunto muy preocupada.

-      En unos momentos más estarán aquí.  -  dijo el director  -  ya les avisamos.

 

El matrimonio Malfoy llego por la chimenea que estaba instalada en el despacho del director, y viendo que ya habían comenzado y estaba la puerta cerrada de la habitación contigua, se sentaron a esperar muy nerviosos.

Paso casi una hora, y por fin se abrió la puerta, saliendo por ella, en primer lugar el viejo y cansado director, y por la cara que portaba se veía que no eran muy alentadoras las noticias que traía, después salió el profesor de pociones…

 

-      ¿y mi hijo?  -  dijo la rubia al mismo tiempo que se levantaba para ir en su busca.

-      En un momento sale  - dijo el pocionista muy preocupado.

-      ¿Qué paso Severus?  - dijo el rubio mayor.

 

La chica rubia salió y al ver a su madre corrió a sus brazos, normalmente como el joven Draco que era, jamás hubiera tenido esa reacción, pero tenia la enorme disculpa de su condición de chica, así que lo único que hiso la rubia mayor fue abrazar a su hijo mientras le besaba la frente, el patriarca solo le acaricio la cabeza mientras esta permanecía entre los brazos de su madre.

 

-      Lucius…Narcissa…  -  carraspeo el anciano director y dijo  -  joven Malfoy, les pido que se sienten, porque lo que vamos a tratar es en verdad muy, muy grave…

 

Los tres rubios lo miraron expectantes y con el miedo reflejado en cada uno de sus pálidos rostros,  los tres por inercia voltearon a ver al moreno profesor que denotaba que estaba agotado,  física y mentalmente, apareció otra silla y se sentó junto al director del colegio.  

La familia de rubios vio como estos dejaban escapar un suspiro, vieron al director acomodar sus gafas en un gesto nervioso y comenzar a hablar.

 

-      Lucius…Narcissa…  -  puso los codos sobre el escritorio y sus manos bajo su mentón mientras los mencionaba a cada uno de ellos  -  la maldición que le lanzaron al joven Malfoy, resulta que si, es una maldición prohibida desde hace cientos de años, hecha de magia muy oscura.

-      ¿Qué…?  -  dijo el rubio mayor.

-      Y es efectivamente, la maldición que temíamos desde un principio, aquí Severus y yo  -  continuo el director ignorando la interrupción del patriarca Malfoy.

-      ¿pero si la pueden contrarrestar?  -  dijo la rubia mayor muy preocupada.

-       ¿en que consiste?  -  dijo el padre de  la chica tratando de controlar el pánico que lo estaba invadiendo.

-      ¡silencio…por favor!  -  dijo la jovencita muy asustada  -  quiero escuchar a mi padrino…y al director.

-      Bien Draco… -  dijo el pocionista, inhalando aire con fuerza, mientras se removía incomodo en su asiento  -  esta maldición fue prohibida porque era muy peligrosa,  al principio no tenía nombre, después conforme paso el tiempo y viendo sus efectos,   optaron por llamarla… “La Maldición De Las Princesas”…

-      ¿”La maldición de las Princesas”?  -  pregunto la jovencita  muy extrañada  -  ¿Por qué?  ¿pero si me la pueden quitar?  -  dijo muy ansiosa la chiquilla.

-      Tranquilo hijo, deja que nos expliquen porque el nombre, ya que se escucha muy inofensiva, y muy de cuento de hadas, pero… me estoy temiendo que no lo es… 

-      En efecto Lucius  -  dijo el director  - tiene un nombre engañoso y precisamente por lo mismo es que es… muy peligrosa, ya que aparentemente es inofensiva por el nombre…ya que cualquiera imaginaria cual es la cura.

-      ¿Pero entonces…por qué…porque el nombre, porque “La Maldición De Las Princesas”?  -  dijo la jovencita  -  ¿Por qué me convirtió en mujer, es por eso?

-      Draco…   -  comenzó el pocionista  -  ¿has leído o has escuchado de esos cuentos que les gustan enormidades a los muggles, donde las princesas duermen porque tienen alguna maldición encima y llega el príncipe azul o príncipe encantado y las despierta con un beso?

-      Espera padrino,  me estas asustando…  -  dijo poniéndose pálido  -  por favor… ¿no me digas tiene que ver con muggles? 

-      ¿has escuchado hablar de ellos?  -  dijo ignorando sus ultimas palabras.

-      ¡Por Salazar…claro que no! Ah mi que demonios me importa lo que les guste o no a los malditos muggles  -  exploto contra él y aspiro con fuerzas, pues a punto estaba de tener un ataque de pánico  -  ¿mucho menos me digas que tengo que besar a alguno?   -  dijo más que espantada…estaba aterrada  -  además   dijo ansiosa como encontrando una solución  - por favor padrino, yo no estoy dormida,  así que ninguno tiene que venir y besarme  ¿verdad?  -  hizo un gesto de querer vomitar  -  que asco.

-      Ojala fuera así de fácil, ahijado…  -  dijo el pocionista dejando escapar un suspiro.

-      Draco…será mejor que dejes que Severus o Albus expliquen en que consiste esta maldición,  y porque temían que fuera esta  la que te lanzaron  -  dijo el padre del chico.

-      Bien Lucius  -  dijo el director.

-      Albus tiene razón, no tenemos mucha información…vaya, de echo no tenemos casi nada, puesto que fue hace miles de años que fue prohibida - continuo el pocionista  -  lo que sabemos es muy poco, sabemos que la persona que la lanzaba hacia el objeto de sus deseos, lo convertía en hombre o mujer, según fuera el caso, pero lo único que conseguía era, que si la persona hechizada no correspondía a sus deseos, la dejaba prácticamente convertida en…en un…una especie de mounstruo…  -  el profesor solo vio como se le fue el color y hasta la respiración a los tres rubios, iba a continuar pero fue interrumpido por la jovencita.

-      ¿un…un mounstruo, padrino…?   -   a punto de comenzar a hiperventilar, dijo   -  ¿que…que quieres decir con eso?  -  dijo casi al borde del colapso pero con las lagrimas asomando a sus hermosos ojos grises.

-      No me supe explicar, no en un mounstruo propiamente dicho, ahijado  -  suspiro   -  tranquilízate…

-      ¿tranquilizarme?  -  exploto contra el profesor de pociones  - ¿me pides que me tranquilice?  Me acabas de llamar mounstruo y me pides calma…

-      No…te lo explicare ahijado, esta maldición consiste en varias etapas de cambios o mutaciones, cuerpo, mente… al invocar la maldición sobre ti, tu cuerpo o más bien tu físico, cambio,  pero solo parcialmente, este cambio no fue por completo… 

-      ¿Qué…?  -  apenas y balbuceo el chiquillo.

-      A eso me refiero cuando dije en mounstruos, porque así terminaban llamándolos en tiempos pasados  -  dijo el pocionista  -  como en tu caso, por fuera eres una mujer, pero por dentro sigues teniendo los órganos de un hombre  -  señalo  -  por lo mismo es que estos no podían ya casarse o unirse a ningún hombre, porque internamente lo eran, pero tampoco  podían hacerlo con una mujer, porque físicamente… lo eran, no podían tener una vida normal, no podían engendrar vida, porque carecían de los órganos internos de una mujer,  en el caso de una mujer vuelta hombre, esta llegaba a tener el pene, pero no le servía en absoluto  para nada, cuando… -  suspiro - quien lanzaba la maldición  se daba cuenta de que jamás conseguiría lo deseado, porque finalmente a pesar de ser una maldición oscura, se cree que en la cura… ésta tenia una trampa…  -  la miro fijamente  -  dijo entre comillas haciendo una seña con los dedos  - parece ser que sí tenia que ver con el amor, pero…  -  puntualizo  -  para entonces, al parecer pues ya les habían jodido la vida, porque finalmente porque lo que sentían y los estimulaba a maldecirlos solo era una obsesión, ya que se supone que cuando uno ama de verdad, lo que buscas es que la persona que tu amas sea feliz…y si no es contigo… bueno, pues finalmente eso deja de importar, porque en definitiva lo que deseas es ver feliz a la persona amada, y con eso te das por bien servido,  pero…como finalmente no era amor lo que los movía a hacer semejante barbaridad,  estos solo conseguían volverlos miserables, ya que al final todos terminaban utilizándolos  como… - transpiro  -   como meros objetos sexuales…y  comenzaron a correr los rumores de que quien se acercaba a alguno de ellos, serian maldecidos por igual, ya que los llamaban impuros o mounstruos…

-      Severus…  -  dijo el patriarca Malfoy, lívido hasta la muerte  -  ¿hay alguna solución…?  Por favor dime que la hay…  -  imploro, ya que jamás se imagino así a su pequeño retoño, ni nunca se hubiera imaginado que ese desgraciado de Phillipe Bradley le haría eso, estremeciéndose al recordar el pleito que tuvieron los dos y en donde el Sr. Bradley lo amenazo  -  “¡Te vas a arrepentir Lucius, te juro que te vas a arrepentir!  - le grito con furia amenazándolo  -  esto no se hace entre caballeros… le grito el Sr. Bradley  -  Pues como  un caballero deberías de comportarte Phillipe, estás loco si crees que voy a casar a mi hijo con un hombre  -  le grito también el rubio patriarca de la ancestral y noble familia Malfoy  -  estás completamente loco…”  - suspiro aterrado, reconociendo que de esa platica no saldría nada de su boca, vaya, eso era algo que jamás le diría a su esposa.

-      Aun no termino Lucius   -  dijo el moreno profesor  y continuo  -  como es una maldición de hace miles  de años, y además prohibida,  la información que hay es muy poca,  o esta muy oculta…o definitivamente la borraron de los libros, ya que yo en una sola ocasión leí una pequeña mención, así que eso que te acabo de decir es lo único que sabemos Albus y yo.

La jovencita debido a lo impresionada que estaba, perdió el conocimiento y por poco y cae al suelo, si no es por la pronta intervención de su padre, que la detuvo a tiempo y en el aire, si no hubiera dado de lleno en el suelo, la chiquilla estaba pálida a morir, despacio la llevo a la habitación que le indico Severus y recostándola sobre la cama, su madre procedió a cuidarla y a tratar de hacer que volviera en si.

Los tres hombres estaban sumamente nerviosos y preocupados, cerraron  la puerta para que las rubias  no pudieran seguir escuchando, el pocionista prosiguió…

 

-      Severus  y yo tendremos que viajar, cada uno por distintos lugares  -  dijo muy afligido el anciano  -  en mi lugar se quedara Minerva, esperamos no tardar mucho, a lo mucho…pues esta maldición es desconocida para nosotros,  necesitamos que, ya seas tu Lucius o Narcissa vengan a diario por lo menos una hora en la mañana y una en la tarde, debemos tenerla bien vigilada…ya que no sabemos nada sobre sus posibles consecuencias…

-      Por cierto…es preferible que de esto nada se le puede decir a nadie, vaya ya  ni siquiera a sus amigos…ya que como aun no sabemos nada, es mejor no arriesgarse  -  termino de decir el pocionista, suspiro, y les dijo en confidencia bajando la voz para que las rubias no escucharan nada más  -  lo que no mencione, es que de la información que leí y que hasta ahorita tenemos muy pocos conocimientos, pues…  -   suspiro  -  todos acabaron locos…

-      Locos…  -  dijo Lucius, que por poco y cae al suelo imitando a su hijo…

-      Tranquilo Lucius  -  le dijo el pocionista y ayudándolo a sentarse pues estaba más pálido que una vela  -  debemos ser fuertes, es por eso que Albus y yo vamos a viajar, para tratar de averiguar lo más posible  -  suspiro   –   pero por lo mismo no deben decirle nada a Draco…antes  debemos investigar más a fondo.

-      ¿tranquilo, quieres que permanezca tranquilo? Ese maldito…como se atrevió…  Yo…juro que los matare…  -  dijo el rubio en medio de amenazas y maldiciones   -  juro que los matare…

 

Cuando la chica volvió en si, ya estaba cubierta con una manta, al abrir los ojos vio a su alrededor… a sus padres y al profesor  mirándola preocupados, intento levantarse pero fue detenida por su padrino…

 

-      Tranquilo Draco, no te levantes, no te golpeaste pero es preferible que guardes reposo y te quedes aquí, por lo que resta del día de clases  -  le acaricio una mejilla -  ya les avise a tus profesores y todos están de acuerdo en que después te pasaran los apuntes y tareas o te mandaran a hacer algún trabajo extra para recuperar puntos.

-      ¿ya estas mejor hijo?  -  dijo muy preocupado su padre.

-      Si, padre…  -  dijo más  tranquilo pero tenía unas ganas inmensas de ponerse a llorar.

-      Dejemos que el joven Malfoy descanse  -  en ese momento entro el director y viendo la incomodidad de la chica, dijo  instando a los tres personajes a salir de la habitación para dejar que la chica se desahogara, pues vio como se le pusieron vidriosos los ojos.

Todos salieron, incluso la Sra. Malfoy, que muy abatida se dejo caer en una de las sillas, siendo consolada por su esposo.

-      Tranquila Cissy, ya veras que encontraran Severus y Albus la cura para esta  maldición…

-      Severus…  -  hipo la rubia  -  Albus…   -  se acerco a ellos temblorosa  - ¿hay algún síntoma que delate a mi hijo sobre  su condición, o algo que se me haga fuera de lo normal…?

-      Bueno…no creo…  -  dijo el pocionista  -  de momento…solo será como bueno, seguirá con la personalidad de Draco, en realidad no sabemos que pase más adelante…

-      Narcissa  - dijo el director acercándose a ella  - debemos ser pacientes y estar al pendiente de Draco, no decirle nada que lo estrese…más de lo que ya esta y… va a estar después, deben mimarla y cuidarla…  -  dijo el director.

-      Lo haremos, no se preocupe Albus…  -  dijo la rubia muy preocupada.

-      Bueno  -   comenzó el pocionista  -  yo me retiro, porque tengo que arreglar algunas cosas y dar las clases que tengo por este día.

 

El pocionista y el director del colegio partieron al día siguiente, cada uno hacia lados diferentes.

La tarea era muy ardua, y los dos iban muy preocupados, pues esa maldición por ser prohibida, la información era muy escasa…así que había que buscar, como dicen por ahí… hasta debajo de las piedras… 

Esos días Narcissa se presentaba temprano y la ayudaba a vestirse y arreglarse todas las mañanas, y Lucius todas las tardes una  hora después de la comida, y en la noche iba el matrimonio completo y se estaban con su hijo hasta que era la hora de dormir, dejando la puerta de la habitación muy bien sellada con hechizos, esta nueva actitud de los Malfoy les extrañaba a todos los estudiantes y maestros por igual, pero ninguno dijo nada, pensando en que como no era hija de ellos, quizás lo hacían porque la chica extrañaba  a sus padres,  y además como la chica era muy hermosa,  pues…también debían cuidarla para no entregar malas cuentas. 

Y así la chica fue a todas sus clases, sin faltar a ninguna, siempre  acompañada de sus guaruras y amigos, y con la mirada hambrienta del joven Bradley sobre su persona, la rubia sabia que muchos de los estudiantes la veían y admiraban, pero no era lo mismo sentir una mirada de admiración, a una de obsesiva lascivia y con la cual se sentía incómoda.

Estaba tan ensimismada en tratar de ignorar la mirada de Aidan, que nunca tomo en cuenta la mirada de alguien más, aunque siendo sinceros, realmente la segunda mirada que no se le despegaba ciertamente no estaba siempre sobre ella, sino también sobre su perseguidor.

Hubo  en algunas ocasiones, ya fuera a la hora del desayuno  o a la hora de la comida, que el chico Bradley corriendo el riesgo de que la chica le gritara en medio del comedor, en  varias ocasiones que se le acerco tratando de hacer platica, esto era claro que a los chicos acompañantes de la rubia no se les hacia raro, pues era un compañero más de casa, y como a muchos, les gustaba darles los buenos días al grupo selecto de la casa, lo que pocos notaron es que al acercarse este chico, la rubia se ponía sumamente nerviosa, pero algunos de sus amigos eran porque creían que el chico le atraía.

Era costumbre que una o varias lechuzas llegaran a la habitación de la rubia con algún regalo, acción que a la chica no la estresaba por demás,  vaya, estaba acostumbrada, pues estando como Draco, este recibía regalos continuamente de sus admiradoras, al principio solo a Aidan le regresaba sus regalos, después se dio por vencida, pues vio que era inútil, así que hizo lo de siempre, ir recolectando y después regalarlas a sus amigos, cosa que a Aidan le molestaba en sobremanera y en más de una ocasión le reclamo, obvio era, que ella le había pedido expresamente que no le mandara nada, porque no quería compromisos con  él ni con nadie…

Esa situación fue tan difícil, que hizo que la chica se volviera un poco taciturna.

El matrimonio Malfoy estaba realmente preocupado, pues esa no era la actitud normal que su hijo tomaba ante las adversidades…o sea…que para acabar de completar el cuadro, Draco Malfoy estaba deprimido.

Esta era una situación terriblemente difícil, sobre todo para el patriarca Malfoy quien con gusto se hubiera cobrado con la vida de ese pequeño maldito desgraciado por haberle…o por estar tratando de arruinarle la vida a su querido hijo.

Quien por cierto, el muy idiota tenia estaba muy aferrado a una idea que le rondaba una y otra vez su cochina mente, y es que él le achacaba la depresión de su adorado tormento a la ausencia del profesor de pociones, pues el muy estúpido  en verdad creía que la rubia, o sea, que Draco Malfoy si era gay, y que estaba enamorado del pocionista  y como según él, desde que el profesor se fue…a quien sabe donde…la pequeña rubia fue que se deprimió.

¿Es que el muy idiota  no pensaba que todo lo que le estaba pasando al pobre chico, no era motivo suficiente como que, para aparte de deprimirse, también querer suicidarse?

Por otro lado Potter, que ya se había descubierto como el ángel salvador de las chicas lindas y desvalidas, esa semana la tuvo bastante movida, pues aparte de llevar sus estudios bajo control, y esto era más específicamente por no escuchar los sermones de su gran amiga y compañera Hermione Granger, el también  apunto estuvo de mandarle una linda rosa a la chica para ver si la tranquilizaba un poco, viendo lo estresada que se encontraba, pero… se forzó el solo a no mandar nada, ya que la rubia era seguro que lo mandaba a paseo como a todos los demás…

Estaba molesto, por el hecho de que había pasado poco tiempo y el ya extrañaba  horrores al primo de la rubia, y es que para su pesar, estaba pensando que quizá y solo con ella podría conseguir algo de un Malfoy…aunque fuera solo un beso, ya que el motivo por el cual es que nunca se atrevió a insinuarle nada a su eterno némesis, es por que sabia que este… era heterosexual, así que decidió que ese era un buen motivo para tratar de distraer su mente y dejar fuera de sus pensamientos  al rubio, así que se decidió y lo que hizo fue reforzar la vigilancia sobre el chico Slytherin.

El cual ni cuenta se había dado, por estar obsesionado con la chica rubia a la cual no le despegaba un ojo de encima.

Lo cual fue mejor, si no hubiera encontrado otro rival con el cual luchar en su pervertida mente, ya que el estaba enterado de la fama de conquistador del rubio, había escuchado que atraía a chicos y chicas por igual, así que en su mundo alterno, el juraba y perjuraba que el rubio Malfoy era gay, y si no gay al cien por ciento, por lo menos bisexual si lo era…así que no entendía porque el rechazo, si el ya le había ofrecido la respuesta a sus males, ¿seria que acaso no recordaba lo dicho aquella primera vez que se encontraron en su habitación?

-      “Sé que eres tú… porque fui yo, quien que te puso esa maldición, y solo yo… sé cual es el remedio para que vuelvas a ser… Draco Malfoy…”  -  ¿seria que acaso no lo escucho?  bueno, no estaría de más recordarle “aquella platica”…

Notas finales:

Pues haber que tal les parecio???  en fin, que espero  y me dejen un pequeño comentario. gracias por leer. y nos leemos para la proxima, cuidense y byeee


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