Era una mañana sumamente tranquila, por lo cual decidió salir a caminar un poco, la luz del sol apenas comenzaba a posarse sobre las calles de Seúl, su andar era tranquilo disfrutando de la serenidad de la mañana, cuando su vista se fijó en un chico de piel tostada, que lo dejó deslumbrado, incapaz de continuar caminando, quedando prendado de su elegancia al andar, pasó a su lado sin siquiera notarlo.
“Su piel”, pensó embobado, era de un hermoso color tostado, que le recordó al color del chocolate, muy diferente a la suya pálida como la luna.
Su nariz captó el sutil aroma que desprendía aquel chico, de cabellos negros rebeldes, era una combinación entre café y chocolate que lo hizo delirar, cerró sus ojos inundando su mente con ese aroma, mientras sus pies comenzaron a moverse solos, siguiendo aquel peculiar aroma.
Lo vio entrar en un establecimiento, y sin pensarlo dos veces entró tras él viéndolo desaparecer por una puerta con la leyenda de “Solo empleados” leyó, resignado, decidió ver a donde había entrado, viendo un hermoso café, decorado de forma bastante hermosa, el menú tenia de todo, su vista se paseaba entre los cientos de postres y bebidas que vendían, cuando una voz grave, rasposa y baja lo llamó.
-Bienvenido a Mouse & Rabbit, ¿qué desea llevar?-preguntó con una sonrisa en sus labios.
Los ojos de KyuHyun bajaron del enorme cartel sobre su cabeza, hacia el rostro del chico frente a él, sus ojos pequeños, oscuros, intrigantes, brillando con algo que no supo ni quiso averiguar que era, su nariz perfilada y hermosa, sus labios pequeños y rosados, sus mejillas redondas y perfectas.
¿Acaso estaba aun soñando?, porque de ser eso, que nadie lo despertara, porque estaba seguro que el chico frente a él, su Chico de chocolate, era un ángel.
-¿Qué me recomiendas?-preguntó con voz tranquila, que logró sorprenderlo.
-El capuchino moca es delicioso-le dijo sin borrar su sonrisa.
-Uno para llevar por favor-dijo viendo la hora en el reloj perfectamente colocado a un lado de la caja registradora, Ya voy tarde, pensó mordiendo su labio levemente.
Miró como el chico comenzaba a preparar su orden, sus manos pequeñas tomaban con cuidado cada ingrediente, colocando la cantidad exacta, sin ser muy consciente de lo que hacía, terminó suspirando, el chico frente a él era simplemente lo que jamás llegó a pensar que le gustaría, se perdió en medio de sus divagaciones.
-Aquí tiene-le dijo entregándole el vaso desechable, cuando lo tomó rozó furtivamente las manos ajenas, sonriendo al notar un pequeño rubor en las mejillas del moreno, se veía tan adorable y sin evitarlo terminó deseando ver más sonrojos atacar esas mejillas.
-Disculpa-murmuró atrayendo la atención de JongWoon que estaba a punto de cobrar-¿Cómo te llamas?
-Me llaman YeSung-le dijo sonriéndole casi tímidamente, mordiendo su labio inferior levemente, haciéndolo ver tan adorablemente tentador y seductor.
-Nos vemos entonces YeSung-le dijo antes de darse media vuelta y salir de aquel lugar, dándole un sorbo al café-¿Sus labios a que sabrán?-preguntó al viento sonriendo a la nada.
Las visitas de KyuHyun a Mouse & Rabbit se volvieron habituales, y siempre estaba ahí YeSung para atenderlo, hasta que un hermoso y nevado día de invierno, KyuHyun esperó a la salida de YeSung para invitarlo a pasear.
-Hace frío-murmuró YeSung cubriéndose mejor con su gabardina.
-Un poco-dijo KyuHyun, mientras caminaban tranquilamente por las calles llenas de nieve, hasta llegar a una parada de peatones donde estaban esperando el cambio de luces-YeSung-ah.
-¿Eh?-preguntó volteando su rostro, sintiendo de inmediato unos labios suaves y cálidos sobre los suyos, moviéndose apenas un poco, haciéndolo sonrojarse de forma violenta, aferrándose a las solapas de la gabardina que portaba el más alto, para dejarse llevar por el toque de los labios ajenos, dejando pasar a la curiosa lengua del otro, explorando todo el húmedo lugar.
Cuando se separaron, sus respiraciones estaban algo agitadas, YeSung abrió despacio sus ojos, viendo la enorme sonrisa que adornaba los labios de KyuHyun.
-Chocolate y café-murmuró.
-¿Qué?-preguntó un poco perdido.
-Que tus labios saben a chocolate y café-le dijo acariciándole las mejillas tibias- y desde hoy eres mi chico de chocolate.
-¿Eh?-murmuró ahora completamente perdido.
-Eres muy adorable-le dijo sonriéndole, antes de darle un último beso y jalarlo hacia el otro lado de la calle.