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Sweet Demon por Whitania

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Notas del capitulo:

Holaaaaaaa:3
Si, soy yo ewe

La misma de "Ahora no puedo pensar igual...Elle" y de "You belong with me"
Vengo con este nuevo fic *w* Me gusto la idea y pues...
¡A ver que tal queda!
Espero les guste n///n

En las profundidades de la Tierra, se encuentra el tan famoso Infierno, en donde las almas son castigadas con el eterno aburrimiento.

¿Aburrimiento? Si, aburrimiento. Este infierno no era nada parecido a lo que se dibujaba por doquier. El verdadero infierno era frío y aburrido porque Satanás últimamente estaba demasiado sentimental aunque no lo demostrara, los demonios se daban cuenta pues ya no mandaba a torturar a las almas que eran enviadas ahí. Los demonios a menudo no tenían absolutamente nada que hacer y se aburrían de sobre manera.

Aunque algunos violaban las reglas de un libro, más que un libro común era un acuerdo entre demonios y ángeles, subiendo a la tierra a molestar humanos y a divertirse con los mismos. Esto siempre causaba pequeñas luchas entre ángeles y demonios pues estos bajaban a defender a los humanos y más de algún demonio o ángel quedaban lastimados.

Pero no nos desviemos de nuestro punto de enfoque.

En este lugar llamado irónicamente infierno, vivía un pequeño hibrido de nombre Near.

¿Hibrido dices? Si, un hibrido.

Este pequeño es el último hijo de Satanás, quién se había enamorado de un hermoso ángel doncel y se encontraban en puntos claves donde nadie podía verlos. A lo largo de los años, el doncel quedo en cinta.

 Cuando el ángel de nombre desconocido dio a luz al pequeño, lo hizo solo en algún lado de la tierra. Una secta compuesta tanto de demonios como de ángeles lo mataron y Satanás enfureció por tal hecho, buscando a sus súbditos culpables y matándolos lentamente. Mientras que en el cielo los ángeles que dieron muerte al doncel también fueron castigados con muerte, pues matar a uno de los suyos era un gran pecado, por llamarle así.

Satanás pensó que si criaba al niño como su hijo, este iba a recibir burlas por todo su reino por su apariencia así que cito al ángel de mayor rango para hablar con él y que su hijo se quedase en el cielo, donde pensó que sería menos criticado.

Pero no fue así, el ángel mayor miraba mal al bebé y le dio como respuesta un rotundo no, enfureciendo a Satanás, golpeo al ángel en la cara y se regresó a su reino. Su gente lo miraba raro, mas no con burla pues le tenían miedo y respeto. Desde el día que su enamorado fue asesinado y su hijo llego al infierno, Satanás lo marco como su favorito en público e indico que si se le hacía daño los mandaría  con las almas castigadas para que se volvieran locos con sus patéticos lamentos o bien, los mataría con sus propias manos.

Se podría decir que en el transcurso del crecimiento del niño, Satanás se había vuelto un poco blando, con él claro, pero igual algunos iban perdiéndole respeto y el infierno perdía su calor infernal y los días llenos de diversión para los demonios iba disminuyendo.

Pero el tiempo pasó y ahora el pequeño de 13 años comprendía muy bien su situación, pero que supiera que en cualquier momento podría recibir algún ataque por parte de los demonios no lo hacía perder su pequeña sonrisa.

El pequeño era de piel pálida, tenía el pelo blanco y su carita era digna de un puro, inocente y hermoso ángel contaba con una colita digna de un demonio pero el color blanco inmaculado de está hacía dudar, no había heredado alas ni de demonio ni de ángel, era bajito y por esto también era molestado.

 

-           ¡Neaaaar! –grito una voz que el chico conocía y se giró con una diminuta sonrisa al ver a su amigo Matt

-           Hola Matt –sonrío

-           Holaa, ¿ya ibas a tu casa?

-           No… iba a dar una vuelta –dijo como si nada pateando una roca

-           ¿Te acompaño? –le guiño un  ojo

-           Vale…-se sonrojo un poco

Ese era Matt, uno de sus dos amigos en ese lugar que no le gustaba. El chico era pelirrojo, ojos negros, alto y esbelto. Vestía con una camisa a rayas roja con negro, un pantalón negro de cuero y unas botas. Tenía 17 años y su actitud era sociable y divertida, aunque si quería podía ser macabro y serio.  Matt siempre trato de acercarse a Near porque le parecía adorable y sinceramente esa carita que el niño tenía le encantaba.

Pero así como Matt, el otro amigo de Near también se acercó a él por estas mismas razones. Aunque ambos se habían confesado que el niño les excitaba y bastante y si no fuera porque era el hijo de Satanás ya habrían hecho algunas cosas con el pequeño.

Este otro amigo se  llamaba Light. Era castaño, delgado, ojos cafés, alto y tenía 20 años. Se vestía con una camiseta café, un chaleco negro de cuero, pantalones cafés oscuros y zapatos negros.

En conclusión los amigos de Near eran guapos pero unos pedófilos, aunque le hacían pasar buenos momentos.

-           Oigan… -dijo Matt mirando a todos lados

-           ¿Qué? –contestaron el peliblanco y castaño

-           ¿Qué les parece la idea de ir a la tierra?

-           ¡¿Te volviste loco?! –dijo Light mirándolo mal- si sacamos a Near de aquí es probable que Satanás haga rodar nuestras cabezas por todo el infierno –bufo

-           Nah, no creo que se dé cuenta –le guiño un ojo

-           ¿Que no se va a dar cuenta? –dijo el de ojos cafés- ¿Qué crees, que se la pasa dormido en su trono sin saber nada de lo que pasa aquí? ¡No seas pendejo Matt!

-           Aburrido… -suspiro el pelirrojo rodando los ojos

-           Yo quiero ir… -dijo el peliblanco luego de meditarlo un poco

-           Pero… -Light lo miro preocupado

-           Anda que ya él dijo que si –dijo el pelirrojo abrazando a Near y mirando victorioso a Light

-           Aghh… Vale vámonos ya –puso una mano en su frente

-           Llama a Ryuk imbécil él tiene una llave de esa puerta –señalo una pequeña puerta el pelirrojo

 

Light hizo una mueca y movió la boca susurrando unas palabras en saber qué idioma. A los segundos un demonio delgado y de piel azulada llego volando tarareando una canción

-           ¿Me llamabas Light?

-           Necesito la llave de esa puerta –dijo serio

-           Oh… -la miro y saco de entre sus ropajes una llave y fue a abrir la puerta- Susurra cuando regresen y… -miro al peliblanco y rio- No tardes tanto que él puede notar que su querido hijo no está.  

-           Vale

 

Los tres salieron por la puerta y esta les dio paso a lo que parecía ser un cementerio viejo. Asomaron la cabeza y vieron la salida. Se encaminaron con curiosidad y al salir la sombra de los viejos árboles ya no los protegía de la luz solar, haciéndolos cerrar un momento los ojos y luego abrirlos para acostumbrarse. Near sonrío con entusiasmo y corrió un poco hasta la acera, vio un parque en frente y corrió hasta el donde había niños jugando y lo vieron raro cuando se paró en un sube y baja.

-           Near no hagas eso –dijo Light bajándolo

-           Gomen, es solo que esto es tan… Nuevo –dijo mirando a todos lados con los ojos iluminados

-           Déjalo que se divierta Light –bufo Matt cruzándose de brazos

-           Como quieras... –rodo los ojos

 

Near sonrío a Matt, haciendo que este lo mirara embobado y luego el pequeño corrió a los juegos. Olvidaba decir que las colas de Matt, Light y Near desaparecen al estar en el mundo humano al igual que las alas de los dos primeros.

 

-----

En lo alto de los cielos, los ángeles no estaban ni menos ni más aburridos que los demonios. Los ángeles eran aburridos y a veces demasiado regañones que cansaba estar ahí. Lo blanco, dorado y espumoso que era todo también aburría la vista.

Por eso la mayoría de ellos se entretenía mirando desde las nubes a la tierra a ver si ocurría algo interesante, otros ángeles eran asignados para bajar a tierra si veían demonios violando las leyes o molestando humanos pero encontrar a los dichosos demonios era difícil pues lograban ocultar su oscura aura a distancia.

Elle y Mello eran los dos ángeles más raros de todo el cielo. Elle era de tez pálida, tenía el pelo negro como la noche, ojos del mismo color, tenía un rostro adorable y hermoso aunque tenía ojeras por quedarse demasiado leyendo manuscritos o escribiéndolos,  adoraba los dulces y era nada más ni menos que un lindo doncel.

 Mello era rubio, sus ojos eran azules y su rostro… su rostro era hermoso pero había algo extraño en él. Amaba los chocolates y vestía con ropas negras y ajustadas, reprobadas por todos los ángeles pero a él le valía un rábano.

Un día cualquiera y aburrido Mello y Ryuzaki (apodo de Elle) estaban en su nube favorita viendo a un parque y hablando sobre algunas cosas que consideraban tontas de ser un ángel. Mientras hablaban Mello se calló al ver a un pequeño niño de pelo blanco en ese parque. Se quedó embobado viendo al pequeño y Elle movió una mano en frente de él para captar su atención.

-           ¡Oye tu no me ignores! –hizo un puchero

-           ¡Mira esa belleza! –dijo apuntando al sube y baja donde el pequeño se había subido

-           ¿eh? –bajo la mirada pero además de ver al dulce peliblanco vio a un alto castaño que lo hizo abrir un poco la boca

-           Cierra la boca –se río Mello

-           ¡Calla que a ti se te cae la baba!

 

Mello lo fulmino con la mirada y regreso su mirada al pequeño que en ese momento era tomado por el castaño de la cintura para bajarlo, haciendo que ambos ángeles echaran chispas por los ojos. El rubio sonrío de nueva cuenta al ver al pequeño correr por todos lados y jugar, haciendo a veces poses tanto inocentes como provocativas, el rubio río un poco y mordió la tableta de chocolate mientras miraba el lindo trasero del peliblanco.

¿Quién dijo que todos los ángeles eran inocentes?... ¿Quién dijo que los ángeles no son lujuriosos?

Notas finales:

¿Y qué tal? *-*
Igual, agradezco que hayan leído ^^
Nos vemos en el próximo >o<


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