Un polvo entre clases
Era el almuerzo. Todos en la secundaria Konoha estaban en la cafetería comiendo y nutriendo su cuerpo, salvo dos chicos. Un rubio con ojos azules, piel acanelada y tres lindas marquitas en cada mejilla, estaba acompañado de un moreno azabache de ojos negros, piel nívea y expresión relajada. Ambos se encontraban en el último salón de clases, donde nadie, absolutamente nadie, los podía ver.
-Sasuke- suspiro el chico rubio, luego de estar largo tiempo besando a su adorado novio. Estaba sentado encima de una mesa con sus piernas separadas y en medio de ellas, estaba muy bien acomodado el moreno, abrazándolo por la cintura.
-¿Sabes? Tenemos tiempo en lo que tarda el almuerzo.- empezó a acariciar sobre la ropa, el miembro dormido de su rubio.- ¿Qué te parece si…?
-Eres un pervertido-dattebayo!- su cara se puso roja como un tomate mientras su mente se inundaba de muchas imágenes de ellos haciendo el amor, haciendo que su hombría despertase de a poco y siendo descaradamente masajeado por unas manos expertas.
-Vamos, apenas te lo eh preguntado y ya te estas poniendo duro- susurro en el oído del ojiazul y posteriormente mordiendo con suavidad el borde de esta.-Te prometo que seré bueno con tigo, como siempre.- Naruto ya no podía mas, su rostro le quemaba y le ardía de tanta vergüenza. Era impresionante lo pervertido que llegaba a ser el ojinegro en algunos casos.
-Está bien, pero rápido. Casi termina el almuerzo
El moreno fue a cerrar la puerta del lugar, luego de mirar por los pasillos y corroborar que nadie pasaba por allí. Volvió a donde estaba su novio y le planto un beso suave y delicado, que con el paso de los segundos se hizo demandante y posesivo. Cuando casi se quedaron sin aire, se separaron, y poco a poco se iban quitando sus prendas. Cuando ya quedaron en bóxer, Sasuke giro lentamente a Naruto para que este le diera la espalda. Lentamente, bajo su mano hacia la ultima prenda del rubio y empezó a acariciar su miembro mientras frotaba el suyo contra el trasero de este. El ojiazul jadeaba y gemía de placer. El azabache lamía el cuello de su amante, mi entras le introducía 2 dedos en la boca para que los lubricara. Ni bien finalizo esta tarea, llevo sus dedos a esa pequeña entrada que tanto le encantaba y enloquecía, metió 1 dedo y espero a que su novio se acostumbrara mientras lo movía lentamente. Cuando pensó que estaría acostumbrado, metió el segundo dedo, ganando unos pocos quejidos de dolor.
-No te preocupes, ya pasa.- Empezó a hacer movimientos con sus dedos como tijeras para ensanchar así un poco mas la entrada y luego de unos minutos los saco y en su lugar coloco su ya erguida hombría rozando con el sensible agujerito del menor.- ¿Estas listo?
- ¡Ya métemela de una vez!- El rubio sonaba desesperado y deseoso. – ¡Ah!- Sintió como aquel pedazo de carne entraba en su cuerpo y, aunque le dolía, le fascinaba. Espero a que entrara toda y poco a poco movió sus caderas, indicándole así a su novio que ritmo tomar.
-Sube… tu pi-erna a… la me-mesa.- Tartamudeo el moreno, mientras aumentaba el ritmo de las embestidas. Estuvieron así varios minutos. Hasta que el glorioso orgasmo llego. Ambos, cansados, cayeron al suelo. Naruto sobre Sasuke y este a espaldas del piso. Quedaron allí unos minutos, hasta que el timbre sonó, dando así, el aviso de que el almuerzo había terminado. Rápidamente se vistieron y arreglaron, llegando a tiempo a su siguiente clase.
Pero nadie jamás se enteraría lo que ellos hacían en el lugar más alejado y solitario del colegio. Una sonrisa cómplice se poso en cara de ambos, en cuanto se sentaron en sus respectivos asientos.