No, no te vayas
Aun quedan palabras, mil frases del alma
Y entre ellas no estaba un adiós
Espera por Dios
Su corazón latió de forma dolorosa dentro de su pecho, verlo salir de la habitación cargando aquella maleta le estaba matando lentamente, sus ojos se llenaron de lágrimas que se negaba a soltar, mordió sus labios temblorosos e intentó tragarse aquel doloroso nudo que se había formado en su garganta.
-No te vayas-murmuró con voz quebrada, viendo pena en aquello ojos, que en algún momento lo vieron con amor-aun…no… por favor…
Falta besarte, mas acariciarte
Además hay promesas, de esas que hay que cumplir
No te puedes ir
Se acercó hasta el a paso lento, su vista se nublaba por las lágrimas retenidas, cuando estuvo frente de él, tomó con cuidado su rostro, temiendo de un rechazo que jamás llegó, sus labios chocaron de forma suave contra los ajenos, sintiéndolos rígidos, cerró sus ojos, remembrando todas aquellas viejas promesas de adolecentes, que juraron un día y que hoy se veían rotas.
-No te puedes ir-murmuró contra aquello labios, que alguna vez pronunciaron su nombre con amor, que lo marcaron como suyo, que lo hicieron feliz.
Rompecabezas sin piezas
Los planes, los sueños que apenas comienzan
Esto es un error, nadie más va a poner en tu boca su amor
No como yo
Nada tenía sentido, no para él, aquello era un rompecabezas sin cortar, ¿A dónde irían todos esos planes juntos? ¿Dónde quedaban todos sus sueños sin cumplir? ¿Qué debía hacer sin él a su lado?
Sabía que podría haber mil mas después de él, pero nadie, absolutamente nadie, lo amaría como él lo hace, nadie le daría todo el amor que él le estaba dando, nadie sería capaz de entregarse con un solo beso como él lo hace.
Te amo sin miedo, te amo cobarde
Te amo sin tiempo, te amo aunque arde
Lo sé, te perderé
-Te amo-murmuró dejando escapar las lágrimas, de nada le servía ya retenerlas.
Lo amaba desde hacia tanto tiempo, que parecía ser una vida entera, lo amaría toda su vida, de esto estaba seguro, lo amaría aunque ese amor lo llevase a la locura, porque dolía… dolía demasiado ver como aquello por lo que tanto luchó se iba, dolía porque lo amaba más que a su vida misma, sabía que lo perdería y aquello hacia su cuerpo estremecerse de dolor.
Te amo dormido, te amo en silencio
Te amo mi vida, te amo, lo siento no hay nada que yo pueda hacer
En cuanto cruces la puerta, te voy a perder
Su mente se llenó de todos sus recuerdos juntos, la primera vez que amanecieron abrazados, las muchas veces que compartieron silencios, todas sus citas, cada uno de sus momentos juntos.
-Te amo… lo siento mucho…-murmuró en un sollozó lastimero, lo había perdido para siempre de eso estaba seguro, en cuanto pusiera un pie fuera de aquel lugar que había sido su nido de amor, lo perdería.
No, no te vayas aun el café no está listo
Yo sé que no has visto de mí lo mejor
Espera por favor
-Tengo que irme-murmuró con voz incomoda, lo sabía, estaba rompiéndole el corazón a quien menos debería, pero su relación no iba hacia ningún lado, y él… ya había encontrado a alguien más.
-Aun el café no está listo-le murmuró alejándose, viendo aquellos ojos rojos, viendo como las lágrimas corrían por aquellas suaves mejillas, rompiéndole el corazón-Yo…yo sé que jamás fui lo que esperabas en una relación… yo… no te vayas por favor-le suplicó dejándose caer de rodillas al suelo.
Y es que falta besarte, mas acariciarte
Además hay mil cosas que no son hermosas sin ti
No te puedes ir
Llevó sus manos hacia su rostro cubriéndolo con ellas, sollozando hasta que su garganta comenzó a doler, no quería continuar en aquel lugar, no si él se marchaba, todo le recordaría su tiempo juntos, no quería vivir torturándose.
Aquel era hermoso, pero solo si estaban juntos, solo aquel lugar era un simple espacio vacío y frio sin significado alguno.
Sintió sus manos sobre su rostro, secando las lágrimas que seguían y seguirían cayendo, sus ojos se encontraron, sus labios se unieron una última vez, en un beso con sabor a hiel, que le hizo sentirse más patético.
-Lo siento-le susurró sobre los labios, antes de pararse e irse, dejándolo solo.
Lo perdí… para siempre, pensó con amargura llorando de forma inconsolable en aquel piso frio, de aquel departamento, que en algún momento los vio amarse con pasión.