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Monedas de oro por MeiYua

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes de One Piece la pertenecen completamente a Eiichiro Oda. Yo sólo los he tomado para escribir una historia  cuyo único fin es el entretenimiento.

Notas del capitulo:

¡Oh! Hace tanto que no publico algo que según yo será largo por está pagína... aquí empece a hacer fanfics jajaja Pero bueno, a lo que nos truje...

La historia se sitúa después del salto temporal de dos años, así que los chicos ya están en el segundo tramo del Gran Line. Sin embargo, no voy a tomar mucho en cuenta lo sucedido desde que entraron a allí.  Esto con el fin de no darles spoilers o que necesariamente tengan que estar al corriente de la historia original de One Piece para poder leer esto.  

También cabe mencionar que no sé bien cómo funciona exactamente ese nuevo Log Pose de tres esferitas, ni cómo son las islas de esa zona, así que para todo esto me basaré en lo que ya he visto y en la santa wikipedia.

Ojalá no les moleste.

Como nota para la posteridad, este fic se está escribiendo mientras el manga va entrando a la saga de Dressrosa y el anime está en los inicios de Punk Hazard.

Capítulo 1. La llegada a la isla de Gama

 

El sol aún estaba alto en el cielo, aunque tan solo faltaba poco más de una hora para que comenzara a ponerse. La tripulación estaba reunida en el pequeño jardín del Sunny, en la cubierta; algunos observaban el horizonte, y otros torcían la cabeza de lado para poder mirar bien el Log Pose del nuevo mundo —al que el Capitán había bautizado como Three-Pose— que residía en la muñeca de su navegante.

 

La aguja de la izquierda del aparato, marcaba a donde ellos suponían, si es que en Gran Line el sol seguía saliendo por el este, era el sur; oscilaba vigorosamente, como si la estuvieran agitando. La del medio, apuntaba al oeste y, en comparación con la otra, sus sacudidas parecían vacilantes. Sin embargo, la que ellos estaban siguiendo era la última, la de la derecha. Y esta apuntaba directo al noreste.

 

Milagrosamente habían podido convencer a Luffy de que en esa ocasión siguieran la aguja más tranquila. Y así era, prácticamente estaba estática, salvo por un giro de 180º que daba cada cinco minutos exactos. Habían descubierto que cuando te comenzabas a acercar a tu destino, las agujitas hacían eso. Daban gritos. Como si les emocionara la idea ya no tenerse que quedar quietecitas todo el rato.

 

Ese era el motivo por el que vigilaban el horizonte. Aguardaban por el ‘¡tierra a la vista!’, del que fuera que lo gritara primero.

 

Estaban ansiosos de llegar a puerto. Tenían no menos de dos semanas navegando en mar abierto, una de haberse quedado sin carne y, aunque Sanji fuera un cocinero de puta madre, ya estaban hartos de comer solamente pescado. Pescado frito, pescado en caldo, brochetas de pescado, pescado en salsa, ensalada de pescado, filetes de pescado, pescado con pescado… ¡En fin, que sólo pescado!

 

Aparte de la creciente necesidad de zamparse tres o cuatro kilos de carne cada uno, también había otras muchas cosas que deseaban hacer y, si se podía, por separado. La vida de pirata era buena y las aventuras en el mar eran estupendas, pero no tenían una aventura cada día, y estando limitados a andar solamente en el espacio que ofrecía el barco, las cosas comenzaban a volverse tediosas. Más aún cuando el detergente se acababa y los olores se iban acumulando. Vamos, que con sólo agua las cosas no se limpiaban igual; siempre quedaba cierto olorcito a… pescado. A mugre.

 

Sí señor, necesitaban un ratito para ellos solos y, una vez que llegaran a la isla prometida, lo tendrían.

 

—¡Eh! creo que veo algo… —dijo el pequeño Chopper, colgando de la barandilla para así poder ver el mar.

 

Brook se llevó su esquelética mano a la frente, para protegerse los ‘ojos’ del sol y mirar bien donde el renito señalaba.

 

—¿Ah?¿De verdad? ¿Dónde?

 

Allá, a lo lejos, comenzaba a verse un montículo que crecía y crecía a cada segundo.

 

—¡Tierra a la vista! —gritó Ussop a todo pulmón y agregó bajito—: Adiós asqueroso pescado.

 

Sanji le arrojó una colilla de cigarro como proyectil, con toda la fe del mundo de que le callera en el pelo y se lo rostizara.

 

—¡Te escuché, sabandija! —gritó—. ¡Mi comida no es asquerosa!

 

—¡Venga, Sanji! que sólo era una broma…

 

Nami sonrió, levantándose de donde estaba sentada, ignorando olímpicamente la trifulca y, por cada grito de Sanji, Ussop daba un valiente pasito para… atrás.

 

—Muy bien, chicos —dijo ella—. Con este viento no tardaremos mucho en llegar. Ya saben lo que tienen que hacer, así que si quieren revolcarse al fin en un poco de sano lodo, pónganse todos a lo suyo. ¡A sus puestos que vamos a desembarcar! ¡Y mueve el culo, Zoro o te quedas a vigilar el barco!

 

—¿Qué no vez que me estoy levantando, Bruja Usurera? —gruñó el aludido.

 

—Oh… pues capaz que sólo te das la vuelta y te vuelves a dormir. —contestó Nami con un molesto retintín en la voz.

 

—Mira, que no es mala idea…

 

—¡Cállate y alza la vela, holgazán! —bufó ella—. Mira que si no, no te pago.

 

—¡Eso lo decide Luffy, no tú!

 

—¿Eh? Yo no me entiendo con el dinero. —rió suavecito Luffy, peleándose con la vela del *trinquete—. Que decida Nami.

 

—¿Me decías, Zoro? —La satisfacción iluminó la cara de la navegante, y Zoro no pudo hacer más que tragarse las palabrotas que tenía ganas se soltarles a los dos.

 

—Un día me voy a dormir cuando de verdad me necesiten… Para que digan por algo.

 

—¡Deja de hablar sólo y ayúdame, Marimo! —gritó Sanji, colgado del palo mayor, intentando recoger la vela.

 

—¡Ya voy!

 

Zoro subió hasta donde estaba el cocinero y comenzó a recoger también tela, enrollándola lo mejor que podía para que no le fuera tan difícil sujetarla luego.

 

—Será mejor que midas tus palabras con Nami-san —le dijo Sanji sin voltearlo si quiera a ver—. Es una señorita y se supone que los caballeros no les hablan así a las mujeres. Y aunque tú no seas exactamente lo que se dice un caballero, al menos podrías aparentar serlo.

 

Zoro soltó un resoplido despectivo.

 

—¿Sigues con esa tontería? —preguntó—. En lugar de defenderla ponte a conquistarla de una vez por todas, *eunuco. ¿O es que sólo sabes hablar? Deberías darte prisa, que Luffy te va  comer el mandado. Y eso te dejaría muy mal plantado, considerando que tiene el sexapil de una guacamaya ronca.

 

Sanji lo volteó a ver, arqueando una ceja.

 

—¿Desde cuándo te preocupa si conquisto o no a alguien? ¿Y de donde sacas que Luffy tiene oportunidad con Nami-san? Por dios, Marimo…

 

—Sólo hay que ponerse a mirar. El tesoro de Luffy es su sombrero, ¿y me puedes decir a quién es a la única persona de la tripulación que se lo suelta?

 

—A Nami-san, por supuesto. —contestó Sanji con toda tranquilidad.

 

—Exacto. Ninguno de los dos es un niño ya. Sólo tienes que sumar dos más dos para que te salga uno y comprender lo que pasará entre ellos si no te aplicas.

 

—Sale cuatro, imbécil. Y estuviste platicando con Robin-chan, ¿verdad? —preguntó Sanji, y el rubor que cubrió las mejillas de Zoro le dio la razón—. Ya decía yo. Tú no puedes entender toda esa palabrada que soltaste tú solito. Además, ¿a ti que te importa si pasa algo entre ella y yo o no? Eso no es de tu incumbencia, metiche.

 

—No, si a mí me da lo mismo. Pero si me vas a seguir reclamando por tonterías que le diga o no a esa bruja, que al menos haya una razón para que te metas. Además, tengo todo el derecho del mundo de decirle cuando se me venga en gana. La conocí a ella antes que tú. Tengo derecho de antigüedad.

 

—Mentiroso. Son puras patrañas —acusó Sanji, entornando los ojos—, ¿qué te traes?

 

—¡No me traigo nada, animal! Sólo no quiero a esa arpía de… capitana. De que sea esposa de Luffy, al que le tengo que hacer caso, a tuya, mejor que se quede contigo. Así tendría menos poder en este barco. Y tú dejarías de joderme tanto. Te la joderás a ella.

 

—Mentiroso —volvió a decir Sanji—. ¡Y saca esas imágenes de ella y yo de tu fea, verde, redonda y calva cabeza!

 

—-Ohhh… Que se me hace que estás molesto porque no lo pensaste primero tú y por eso no te lo quieres creer.

 

—¡Un pensamiento que tienes en la vida y ya te crees mucho, imbécil!

 

—¡¿Me estas llamando descerebrado, idiota?!

 

—¡Sí! ¡¿Y qué?!

 

—Te voy a…

 

—¡Al fin llegamos, chicos! —La voz  de Nami los interrumpió en grito, ajena completamente al tema—. Esta isla será nuestro hogar por unos días. Hagan lo que quieran, diviértanse y no me hagan perder mucho dinero.

 

—Dirás que no te hagamos tener muchos problemas —intervino Ussop.

 

—¿A quién le importan los problemas? ¡Esos son gratis!, el dinero es lo más valioso aquí. —Para ese momento, a Nami ya le flameaba en los ojos el signo de dinero—. Cuiden mi dinero mejor que sus vidas, ¿me oyeron? Menos tú, Luffy… Que vales un pastón. ¿Y quién dijo que se quería quedar en el barco?

 

Ninguno habló.

 

—No se puede quedar el Sunny solo. Anden, apúntese uno antes de que yo elija por…

 

—Está bien, Nami… —La interrumpió Luffy—. Bajaremos todos.

 

—Pero…

 

—Si algo sucede, lo solucionaremos. —Y con esas cinco palabras, zanjó el tema.

 

—Sea pues... Vámonos ya.

 

No se podía negar que la mayor parte del tiempo las decisiones las tomaba la navegante, pero cuando Luffy decidía algo, ese algo se hacía sí o sí. Después de todo, él era el capitán y podrían cuestionarlo, pero jamás desobedecerlo.

 

En cuanto la decisión fue tomada, Sanji olvidó su lucha con Zoro De nuevo no sabía quien había ganado la discusión, pero siendo sinceros, le daba lo mismo. Estaba impaciente por llegar a la playa, pasear por el malecón y ver qué tipo de bellezas se encontraban en ese lugar. Una castaña tal vez… Hacía tiempo que tenía antojo de una, y quizá podría encontrar una linda morenita si se esmeraba.

 

De un salto bajaron todos del barco y no tardaron mucho en llegar a la playa. El lugar parecía tranquilo y era bastante normalito, teniendo en cuenta donde se hallaban y  la cantidad de cosas con las que se habían topado ya.

 

Una parte de la playa conectaba a una especie de selva carnavalesca, y la otra a una hilera de muelles, todos conectados a un largo malecón adornado con unos raros arboles que parecían una especie de mezcla entre palmeras y arboles de sakura. El resultado eran unos monísimos cocoteros de hojas moteadas de sakuras marrón y colgantes cocos rosados.

 

—¡Uy! que buena pinta… —En tres segundos, Luffy dejó soñando a los arboles que tenían frutos.

 

La tripulación caminó casi al parejo.

 

La mayor parte del tiempo se quedaban juntos al llegar a las islas, generalmente hasta que alguno metía la pata y tenían que salir pitando. Y esta vez no fue la excepción. Una viejecita, con una asombrosa puntería pero pésima vista, le había comenzado a tirar  maderazos, arrancados del muelle, a la cosa zampa-comida-ajena, según sus propias palabras. ¡Y atinaba todos los proyectiles a media frente!

 

…Pero no a la frente de Luffy, y allí era donde residía el problema.

 

Cada uno salió disparado corriendo hacia una dirección diferente. Ya se encontrarían más tarde. Siempre lo hacían.

 

Sanji llegó al poco tiempo a lo que parecía la calle principal. Esta estaba pavimentada de un monótono y soso gris cemento de toda la vida, pero las calles aledañas no. Estas tenían empedrados de colores. Algunas eran azules, otras rojas, verdes, naranja, marrón, amarillo…

 

Era curioso, las personas que caminaban por cada color de calle eran diferentes también. Las que iban por la calle rosa eran niñas. Jovencitas de no mas de 15 años con pavorosos vestidos sacados de cuentos de hadas. Las que iban por la calle amarilla, por otro lado, parecían amas de casa, gente humilde de bajos recursos y lo que parecían criadas de alguna familia rica ataviadas con vestidos negros y ridículos gorritos blancos.

 

—¡He! ¡Señor! —llamó en grito una persona a Sanji—. ¿Es usted turista?

 

—¡Sí! ¡Buenas tardes! —contestó él, volteando a ver a una mujer de unos 50 años—. ¿Me podría decir para qué son los colores!

 

—¡Oh! No se preocupe, siga el camino marrón y pídales una gama. Allí viene todo.

 

¿Pedirles? ¿Pedirle una gama a quién exactamente? ¿Y que era una gama? ¿Uno de esos libros con mechitas de pelo de colores que te mostraban en las estéticas? Apenas llevaba diez minutos en ese sitio y ya tenia un montón de preguntas enlistándose por si solas en su mente. Aunque Sanji sospechó que, inconscientemente, gran parte de estas se respondieron cuando, al girar la cabeza, se topó frente a frente con una especie de anuncio espectacular de bienvenida.

 

Sea bienvenido a la Isla de Gama.

Un paraíso multicolor para todo tipo de personas.

 

Todo tipo de personas… Que curiosa forma de poner ‘para todos.’

 

 

 

 

 

Notas:

 

* Según lo que yo tengo entendido, los barcos que vela al menos tienen tres palos.

 

Enlistando desde donde está el mascarón de proa son: El trinquete, que es donde está la vela cuadrada, esa donde Luffy tiene pintada su calavera; luego le sigue el palo mayor, que es donde va el nido del cuervo; esta trae otra vela cuadrada más. Y por último, está el palo de mesana, que trae una vela triangular. Sin embargo, el Thousand Sunny sólo tiene dos palos. El que se supone es el trinquete, para ellos es el palo mayor. Allí tienen el nido de cuervo y la calavera pirata en la primera vela cuadrada. Y por último tienen el palo de mesana, en el que tienen incluida la segunda vela cuadrada y también la triangular…

 

Para que me entiendan, les dejo imágenes.

 

Barco real:

http://dicter.eusal.es/DICTER_images/trinquete3.jpg

Barco de Luffy:

http://www.onepiece.it/files/gallerie/utenti/usr-401/thousand%20sunny%20-%20modellino.jpg

 

¿Para qué les digo todo este rollo? Porque, aunque quizá no tenga mucha relevancia en la historia, reorganizaré los palos. Así que en orden desde la cabeza del Sunny están:

 

º El palo y vela mayor.

º El trinquete y la segunda vela.

º El palo y vela de mesana. (Sería ese palito acostado que queda a la mitad del ‘trinquete’, el de la vela roja.)

 

Quizá en algún capítulo venidero si tenga relevancia el orden.

 

*Eunuco: Son los tipos que no tienen órganos sexuales ya que, porque por algún motivo religioso, de trabajo, tradicional o por un problema de salud, se les fueron retirados.

 

Notas finales:

Bueno, hasta aquí dejo el capítulo. ¡Diganme si les gustó el comienso! Todo comentario es bienvenido.

Les mando un beso enorme...

Mei~ 


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