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Capuccino por mitko_kitsune

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Notas del fanfic:

Bueno, volví ;) ahora con otra pareja. Es una de mis preferidas (junto a Sirius/Remus y Drarry). Es un poco extraño, porque es una historia que estoy basando en mi primer fic de Harry Potter que escribí hace unos 6 años y publiqué en otra página. Decidí "reescribirlo" porque me parecía muy infantil y no me gustaba mucho, pero me terminó saliendo algo un poco diferente, por eso no considero que es el mismo fic reescrito. En fin..

Aclaración: me encanta Blaise desde antes de que salieran las películas y creo que hubo como una creencia general de que no era negro,era italiano, tenia el cabello azabache y los ojos verdes, entonces en mi cabeza él existe así. No es que sea racista, ni nada por el estilo xD pero les pido que cuando se lo imaginen, se lo imaginen así (no moreno de ojos verdes como Harry, más sexy digamos :P) Lo voy a caracterizar mejor en el proximo capítulo seguramente.

Disclaimer: los personajes son de JK Rowling

Espero que les guste (:

Notas del capitulo:

Ya saben, mis capis son cortitos.. lo intento xD Espero que les guste!

Ron entró en la habitación, encontrándose con Neville, Dean y Seamus hablando.

 

-Vamos, ¿realmente crees que Hannah es más bonita que Lavender? ¿Estás loco?

 

-Hannah es demasiado... rubia

 

-¿De qué estás hablando?

 

-¿El año pasado no te gustaba Luna?

 

-El año pasado le gustaba Luna, ¿verdad, Ron?

 

El pelirrojo los miró, divertido. Últimamente estaban más alzados que nunca y no es que él no tuviera sus propias... necesidades, por así llamarlas, pero en los últimos tiempos no había estado realmente interesado en nadie.

 

-¿Tú que opinas?

 

-¿Sobre qué?

 

-Sobre Hannah y Lavender, Ron

 

-No sé... son bonitas, supongo.

 

Seamus bufó. No estaba encontrando en sus amigos la respuesta que buscaba. ¿Es que eran todos tan frígidos?. En ese momento entró Harry a la habitación y tampoco tuvo mucho para aportar. Pronto, Seamus, Dean y Neville, salían de allí hacia el gran salón para cenar. El de anteojos parecía preocupado por algo, como ido.

 

-Harry, ¿estás bien?

 

El moreno se levantó de su cama y, completamente en silencio, se acercó a la cama de su amigo. Se sentó y comenzó a gesticular con las manos, abriendo la boca y cerrándola antes de emitir algún sonido. Ron entrecerró los ojos inquisitivamente, Harry cada vez encontraba más complicado encontrar las palabras para lo que quería decir. El pelirrojo hizo un movimiento de cabeza, dándole a entender a su amigo que tenía que decir algo.

 

-Bien... –comenzó Harry, de una vez por todas-... sabes cuando... pues, tú sabes... cuando te gusta alguien

 

Ron sonrió. Por ahí venía la cosa.

 

-Si

 

-¿Cómo compruebas que esa persona realmente te gusta?

 

-¿No se supone que eso ya lo sabes?

 

-Es complicado

 

-¿Qué tanto?

 

-MUY –Harry abrió grandes los ojos para darle énfasis a la palabra.

 

-Supongo que por los... ¿síntomas? –Tanteó el pelirrojo

 

-¿Síntomas?

 

-Ya sabes... te pones nervioso cuando esa persona está cerca, siempre quieres llamar su atención e impresionarla, te arreglas de más para que te vea, esas cosas. Tú sabes, Harry, las mariposas en el estómago, las náuseas...

 

El moreno frunció el ceño. Estaba descubriendo una faceta de Ron que no conocía y le parecía bastante extraño estarle pidiendo consejo y que, DE HECHO, lo estuviera ayudando. Tal vez había sido demasiado duro con su amigo.

 

-¿Es eso lo que te sucede con Hermione? –La pregunta tomó por sorpresa al pelirrojo, que puso cara de impresión. -¿Demasiado directo?

 

-No, no. Es sólo que... bueno, ¿sabes... cuando todo el mundo piensa que algo es de una manera y luego, pues... no lo es?

 

-Dímelo a mí –Ambos rieron. –Entonces... –El moreno le dio el pie a su amigo para que detallara la situación.

 

-No me malinterpretes. La quiero mucho, es una gran amiga. Con énfasis en la parte de “amiga”. No sé, me resultaría muy extraño salir con ella, no la veo de esa manera. Y no porque piense que no es bonita o algo así. No sé, no me atrae. Si eso tiene algo de sentido...

 

-Supongo que lo tiene. Tienes razón, todos asumimos que había algo ahí, sólo porque parecía lo obvio

 

Una de las primeras conversaciones serias que tuvieron en toda su adolescencia fue cortada por los ruidos atemorizantes del estómago de Ron. Quizá era un buen momento para bajar al gran comedor.

 

-¿Entonces ya comprobaste si la persona que te gusta, realmente te gusta?

 

-No, creo que no –Contestó Harry, casi abatido.

 

Ambos chicos se encontraron con Hermione en la sala común. Estaba tan absorta en un libro gigante (y seguramente aburrido) que casi no los vio pasar. Pero cuando estaban a centímetros del retrato de la Dama Gorda, los detuvo.

 

-¿Por qué no bajaron a comer?

 

Harry y Ron se miraron. Le iban a decir que se habían quedado hablando, hasta que se dieron cuenta que si su amiga estaba ahí era probablemente porque el horario de la cena había terminado, y ellos nunca se habían fijado en sus relojes. El moreno sacó del bolsillo de su pantalón un reloj que le había regalado Remus. Si, efectivamente. Miró a Ron con desesperación. Su estómago estaba amenazando con ruidos difíciles de disimular.

 

-Iré a las cocinas y traeré algo para los dos – Sentenció Ron, tratando de ignorar el bufido de Hermione

 

-Sabes, no es justo que por un capricho de ustedes hagan trabajar de más a los elfos domésticos. Ya hicieron suficiente comida para el banquete y además...

 

Los dos chicos hubieran tenido un poco más de tacto en algún otro momento, pero con el hambre que tenían no podían darse ese lujo. Miraron a su amiga con una firme advertencia en sus ojos. Ella se calló inmediatamente, aunque demostró su descontento murmurando por lo bajo y volviendo a su lectura. Ron salió de la sala común. Comprobó que no hubiera moros en la costa y bajó las escaleras. El camino hasta las cocinas fue bastante tranquilo, aunque se reprendió por olvidar su insignia de prefecto. Si alguien llegaba a aparecer, podría haber sido una buena excusa. Antes de doblar la última esquina, se asomó apenas, tenía tanta hambre que no podía haber ningún margen de error. Cuando entró, se sintió el rey del mundo. No sólo Dobby, sino otros tres elfos, se acercaron instantáneamente a él, preguntándole en qué podían servirle al amigo del gran Harry Potter. Decidió que era mejor que sobrara, así que le dieron guiso de carne, tarta de calabaza, unos panecillos dulces que se veían apetitosos y torta de chocolate. Apenas y le alcanzaban las manos para todo y el aroma de la comida en sus manos lo estaba matando. Saludó a los elfos unas treinta veces, entre que le ofrecían más comida, le pedían que saludara a Harry de su parte, le decían que volviera cuando quisiera y demás. Saludó por última vez y abrió la puerta con la espalda. Cuando viró, casi se le cae toda la comida al traste. Era el crimen perfecto y su estómago ya estaba dando brincos. Lo último que necesitaba en ese momento era una persona ahí, más precisamente un prefecto y para colmo de males... un slytherin.

 

-Emmm... Hola – Apenas le tomó un segundo patearse mentalmente. “¿le dije ‘hola’?¿Qué estoy haciendo?”

 

El slytherin lo miraba entre divertido y un poco sorprendido. Era evidente para él que el pelirrojo estaba más preocupado por la comida que por ser castigado.

 

-¿Merodeando por el castillo, Weasley? –Preguntó. No lo dijo en tono burlón, sino más por curiosidad. Ron no le contestó, estaba alerta por si el slytherin estaba preparando algo. ¡Sólo quería comer! –No voy a hacerte nada. Supongo que tienes hambre, no estabas en el gran comedor en la cena

 

-¿Cómo sabes eso?

Blaise lo miró como si se hubiera dado cuenta, de repente, de que había dicho algo sin pensar. Negó con la cabeza y le hizo una seña a Ron para que se corriera de la puerta.

 

-Sólo vengo por un capuccino, así que sigue tu camino y aquí no ha pasado nada

 

El pelirrojo comenzó a caminar, pero luego de dar un par de pasos, se dió vuelta y con el entrecejo fruncido, miro al moreno.

 

-¿Capuccino?

 

Blaise levantó las cejas como si fuera obvio. Antes de atravesar la puerta, decidió que, tal vez, era una buena idea guiñarle un ojo al gryffindor. Lo hubiera sido, si Ron no hubiera pensado lo contrario. O hubiera pensado al menos. En todo el trayecto de vuelta a la torre, quedó plasmada en su rostro una mueca de estupefacción que no se le fue realmente hasta el otro día. Cuando Harry lo vio, no se dio cuenta. Simplemente atacó la comida que había en sus manos, mezclando lo dulce con lo salado, algo realmente... bueno, el hambre. El de anteojos sólo levantó la vista cuando se dio cuenta de que su amigo, no había probado bocado.

 

-Oye, no estás comiendo – En su rostro, plasmada la preocupación.

 

Ron inmediatamente tomó un poco de torta de chocolate y descartó el tema. Era el hambre y el cansancio lo que producía que una vocecita extrañamente chillona repitiera en su cabeza “capuccinocapuccinocapuccinocapuccino”. No se saltaría nunca más una comida, era perjudicial para la salud. Respiró hondo y decidió que una buena noche de sueño arreglaría todo.

 

Cuando despertó la mañana siguiente, se dio cuenta de que esa bendita “noche de sueño que arreglaría todo”, sólo lo empeoró. Y ahora tenía un pantalón que lavar, una erección que bajar y un maldito slytherin entre ceja y ceja. Esto no se quedaría así. No, de ninguna manera. 

Notas finales:

Como estoy incursionando en una nueva pareja para mí(a nivel publicación, sus fics los leí TODOS u.u), les pido por favor que me dejen reviews! Díganme si les gusta como comenzó la historia y, como siempre, acepto críticas, sugerencias y pedidos para próximos capítulos :D


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