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Habia una vez la gran superficialidad y el inmenso amor que la mato... por elke_ns_sg

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Notas del fanfic:

Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

Parejas principales:

PRIMERA PARTE:

ItaDei

SEGUNDA PARTE:

SasuNaru

Notas del capitulo:

Bueeeeeeno de nuevo nosotras x3

Ahora les traemos esta historia, y ps que podemos decirles ojala y les guste esta historia por lo general sera mas romantica que otra cosa n_n

Esta primera parte sera un ItaDei que en realidad no sabemos como cuantos capitulos durará, pero esperemos que no sean muchos.

Esperamos y sea de suu agrado, no tenemos mas que decir asi que a leer...

 

EL y KE.

“…No se puede ver si no es con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos…”

 

 

(Itachi´s POV)

 

Mi vida se basa en esta frase desde hace años. Antes me hubiera parecido linda y romántica pero jamás la habría tomado en serio como para ponerla en práctica.

Estaba por empezar mi último año de la carrera de administración de empresas, con excelentes notas y buenas relaciones con los maestros. No tenía ninguna preocupación real, lo único que necesitaba era obtener un promedio general de nueve, cosa fácil para mí.

Por otro lado, mis amigos entraron en la misma universidad, en carreras bastante discordantes pero con uno o dos puntos en común, así que podía darme el lujo de verlos de vez en cuando; todo muy bien en el ámbito académico.

En cuanto al ámbito personal… me iba mucho mejor. Recuerdo que a partir del sexto grado nunca me hicieron falta mujeres y donceles hermosos; sé que suena excesivamente arrogante pero al parecer además del atractivo físico tengo encanto para atraer al sexo deseado, en mis veintiún años de vida nunca me han rechazado. Bueno cambiando de tema.

El ámbito familiar estaba bien para mí, venía de una familia acomodada, por no decir asquerosamente rica. Hubo un momento en el que a mis padres se les acabo el amor y decidieron separarse pero en los mejores términos y hoy en día se llevan como los mejores amigos; a pesar de su divorcio siguieron dándome a mí y a mi hermano menor todo lo que queríamos y hasta lo que no queríamos. Era tan sencilla la vida, tan perfecta para alguien perfecto como lo era yo.

Si, ya sé lo que están pensando “Ese tipo no es más que un pendejo egoísta, arrogante y superficial” bueno, no es que estén muy equivocados, ese era yo, pero…

Las cosas cambian cuando te das cuenta de que pudiste haber tenido todo lo que quisiste y hasta lo que no quisiste, pero que realmente nunca tuviste lo que necesitabas. Me descubrí a mí mismo necesitando de una sola cosa, que no tenía… una persona que se interesara por mí, que me amara sin ningún prejuicio y que me dijera lo que tenía que oír y no solo lo que quería oír.

Cuando tienes una persona así a tu lado es mucho más sencillo dejar de ser un imbécil; agradezco enormemente haberla encontrado, la persona a la que necesitaba y quería más que nada en el mundo.

La persona que amo y que realmente me ama.

 

Narración normal

Eran aproximadamente las siete quince de la mañana cuando el hijo mayor de la familia Uchiha salía hacia la universidad, era el primer día del último año de la carrera y hasta cierto punto le emocionaba pensar que ese año se le pasaría rápidamente.

Tomo las llaves de su auto, un Camaro negro con detalles rojos que contaba con apenas medio mes de antigüedad, lo encendió y se encamino a la escuela.

Estaba haciendo un clima espantoso, llovía a cantaros e incluso le era difícil ver, intento relajarse con un poco de música instrumental pero el ruido de los demás autos en el camellón donde se encontraba su universidad lo estresaron terriblemente y decidió apagar el estéreo. Creyó que todo estaba tranquilo hasta que al dar la vuelta para entrar en el estacionamiento se le atravesó una persona.

 

-          ¡Mierda, fíjate por donde vas cabrón! – grito furioso y cuando la silueta se alejó entro al aparcamiento de la universidad aun con los dientes apretados, no sin notar al pasar una persona que recogía cosas del suelo o por lo menos eso parecía.

 

 

Habiendo llegado más que puntual a la primera clase Itachi se fue a las filas medias donde solían sentarse sus amigos; esa clase era una de las dos clases en las que los cinco coincidían, la otra era deportes y con ese clima jodido estaba más que claro que la iban a suspender.

 

-          Buenos días – saludo el pelinegro colocando sus cosas en la mesa.

 

-          Buenos – respondieron casi al unísono Kisame y Zetsu que estaban leyendo sobre sus otras clases; en cuanto a Yahiko, al que de cariño le llamaban Pain estaba demasiado ocupado mandando mensajes de texto como colegiala aburrida y Hidan, el caso perdido del grupo, dormía con la cara sobre la mesa.

 

-          Mandando textos tan temprano – comento el moreno a su amigo peli naranja.

 

-          Sí, mi chica en turno trabaja, así que debo ser cariñoso desde temprano – exclamo el chico aun mirando el celular.

 

-          Para que – comento Kisame – en tres días no será más tu chica y te pesara haberte gastado tanto crédito – Zetsu e Itachi se rieron por lo bajo.  El peli naranja suspiro fuerte.

 

-          Tan temprano y ya chingándome Kisame, ¿no tienes nada mejor que hacer? – cuestiono sobándose la nuca.

 

-          Tengo cientas de cosas mejores que hacer, no como tu ¿verdad?, chica en turno – exclamo con burla a lo que todos se rieron, incluido Hidan que se estaba despertando.

 

-          Muérete – soltó fastidiado Yahiko.

 

-          Algún día – susurro Kisame con una sonrisa. En ese momento entro la profesora de filosofía y la clase comenzó. La maestra era una mujer guapa de cabellos castaños y largos, de mirada viva y muy buena explicando sus temas, una digna mujer de treinta años.

 

-          Itachi, ya viste – le dijo Hidan en un susurro.

 

-          ¿Qué cosa? – cuestiono. Hidan se acercó a él.

 

-          La profesora te mira bastante.

 

-          No jodas – soltó en voz baja, no gritarían en el salón de clases.

 

-          No te quieras hacer pendejo, esa mirada y sonrisita coqueta te las tira a ti – a Itachi le molestaba oír esas cosas, no le agradaba la idea de buenas notas solo por su bonita cara, ni que fuera un pendejo como Hidan.

 

-          Déjalo ya, no me está coqueteando – inquirió el moreno e inmediatamente hablo Zetsu.

 

-          Si lo hace, como si no supieras que por lo menos en tu división, cuatro profesoras quieren un favorcito tuyo – a este comentario todos se rieron por lo bajo.

 

-          Bien, medio punto para cada uno por ser amigos del playboy – comento Kisame, el susurro de risas apareció nuevamente.

 

En ese momento tocaron la puerta del aula, la profesora se acercó y abrió ligeramente para ver de quien se trataba.

 

-          Disculpe profesora, sé que es un poco tarde pero… ¿puedo pasar? – la voz de la persona con el retraso se escuchaba leve, pero con el potencial de sonar fuerte, era muy bonita, o por lo menos eso pensó el moreno que aun discutía con sus amigos.

 

-          Está bien pero… - la persona interrumpió a la profesora.

 

-          No se preocupe, yo limpio donde deje mojado y pondré un suéter en mi asiento – tras estas palabras la maestra le dejo pasar. Todos se impresionaron. Era un chico, un doncel para ser exactos, que estaba totalmente empapado. El joven rodeo el frente de una fila, extendió un suéter en la madera y se sentó.

 

-          Joder tenían que arruinarme el panorama – soltó Hidan de pronto.

 

-          ¿De qué hablas? – cuestiono Zetsu, aun con la vista al frente.

 

-          ¿Acaso estas ciego?, ya viste el adefesio que acaba de entrar por esa puerta – exclamo el peli plata a lo que el peli verde rodeo los ojos. Su amigo era una de las personas más despectivas hacia sus semejantes, y el no gustaba de ese deporte que consistía en joderle la autoestima a los demás. 

 

-          Exageras, como siempre – sentencio Zetsu. Itachi volteo hacia el chico del que estaban hablando sus compañeros. La palabra adefesio era sin duda exagerada, uno más de “Los arranques de diva” del peli plata; ese chico no era guapo pero tampoco estaba tan mal, podía describirlo como raro o más bien como… particular.

 

Era rubio, de cabello lacio y muy largo, lo llevaba atado en una coleta similar a la suya con la diferencia de un fleco larguísimo que cubría uno de sus ojos; no alcanzaba a ver sus ojos pero no parecían ser muy oscuros, la piel era clara, la ropa inmensa no muy de moda y la cantidad de agua que estilaba de su persona lo hacía ver peor y si a eso le agregaba los más o menos veinte kilos por encima del peso que debería tener, ese chico era más o menos lo que ellos llamaban una incógnita, alguien que jamás sobresaldría del estándar de perdedor y decadente.

 

-          Itachi, tierra llamando a Itachi – dijo Pain antes de golpear ligeramente la nuca de su compañero.

 

-          Pedazo de…

 

-          De insultarme nada, estabas ido y te traje de regreso – se excusó el peli naranja por golpearlo, aunque el bien sabía que lo había disfrutado – ya acabo la clase, hay que irnos – dijo a lo que el moreno se levantó con todo y maletín. En esa universidad, en cada clase en la que estuviera Itachi Uchiha se acostumbraba que el saliera del salón junto con sus amigos primero, después los adoradores del grupo y al final a los que no les importaba o “escoria social” cómo solían decirles algunos.

 

 

~-~-~-~-~ I&D ~-~-~-~-~

Ya que todos estuvieron fuera del aula de clases, el rubio que anteriormente había entrado empapado hasta los huesos y que lamentablemente seguía en ese estado se dirigió al casillero donde estaban los productos de limpieza; tomo un trapeador y un balde, además de una botella de aromatizante, comenzó a trapear los lugares donde había dejado charcos de agua y cuando termino con eso se dispuso a seguir con lo demás del salón. Al final el lugar quedo impecable.

 

-          No debiste haberte molestado – comento al rubio mientras este guardaba los artículos del aseo.

 

-          Está bien, además deje muy mal el salón si yo no lo hacía le hubiera tocado trapear a usted ¿no?  - dijo sonriendo. A la profesora le parecía un chico bastante lindo, tenía una actitud muy servicial y amable, algo muy poco común en la actualidad.

 

-          Gracias Deidara, y siéntete en confianza de pedirme ayuda con lo que necesites. Ahora deberías ir a los vestidores a darte una ducha y ponerte ropa seca, no me gustaría que te enfermaras acabando de iniciar las clases – exclamo la mujer con una sonrisa cálida.

 

-          Gracias, nos vemos luego profesora – se despidió el chico. Dejando a la educadora con ánimos para sus otras clases.

 

 

~-~-~-~-~ I&D ~-~-~-~-~

Itachi, Kisame y Zetsu se habían encontrado en el pasillo después de su tercera clase y estaban esperando encontrarse con los otros dos que faltaban. De pronto escucharon una discusión al otro lado del pasillo.

 

-          ¡Eres el más grande pendejo que ha pisado la tierra!

 

-          ¡Deja de insultarme mierdero! – claramente eran Pain y Hidan.

 

-          ¿Y ahora qué? – pregunto Itachi viéndolos pelear. Ya que estuvieron cerca los dos sujetos comenzaron a explicar.

 

-          Tuvimos libre y fuimos a la cafetería – soltó Pain.

 

-          Yo compre un batido de fresa y mora – inquirió Hidan.

 

-          Y el muy imbécil me lo tiro encima, deberían prohibirle a los idiotas sostener cosas con colorante – soltó molesto el peli naranja.

 

-          Ya dije que fue un accidente – se disculpó el peli plata con un tono que no sonaba a disculpa.

 

-          Si y gracias a tu accidente tengo rojo todo el frente del pantalón, cualquiera que me vea dirá que sangré por el pene – Zetsu contuvo la risa.

 

-          ¿Y por qué en lugar de estar discutiendo como nenas, no vamos a los vestidores? Ya saben, para que la señorita pueda retocarse – dijo Kisame con burla, todos rieron. Yahiko reprimiendo la rabia se dirigió a los vestidores acompañado por los demás.

 

Ya en los vestidores Pain comenzó a buscar su pantalón de deportes, esperaba que estuviera en su casillero y no en casa. Como música de fondo se escuchaba una regadera de la zona de los donceles; la universidad tenía tres vestidores, para hombres, donceles y mujeres, todos conjuntos.

 

-          Debería de ir a hacerle compañía al doncel en la regadera – comento Hidan.

 

-          No seas guarro – dijo Zetsu.

 

-          Hay por favor.

 

-          Zetsu tiene razón – exclamo Itachi – jode que actúes como urgido cuando no lo estas.

 

-          Pero nunca está mal tener un buen encuentro, además… - antes de que terminara la oración Kisame le interrumpió.

 

-          Tú vas para haya y yo te parto la madre – con eso fue suficiente para dejar quieto al peli plata. Minutos después el agua paro y casi inmediatamente vieron a “La Rata Mojada” como le había puesto Hidan al chico que entro con las ropas mojadas al salón, saliendo del vestidor con la ropa de deportes y sus cosas.

 

-          Chicos – soltó el de los ojos violetas – gracias por no dejarme ir, me habría llevado el susto de mi vida – este comentario le hizo rodar los ojos a Kisame.

 

-          Eres una diva, una puta diva ridícula – soltó enojado el peli azul.

 

-          ¿Qué rayos te pasa? – cuestiono el oji violeta, se notaba el enojo de Kisame.

 

-          Que me jode la forma tan despectiva en la que tratas a las personas, más a las que son como ese chico, ¿Quién mierdas eres tú para criticar a alguien? – dicho esto, el peli azul se fue en dirección a la cafetería, seguido de los demás, incluyendo a Pain que desde hacía unos minutos ya se había cambiado de pantalón.

 

 

~-~-~-~-~ I&D ~-~-~-~-~

La cafetería de la universidad no era muy diferente de la de un instituto, las personas se sentaban por popularidad, círculo de amigos, carreras en las que se encontraban entre otras cosas; el grupo de Itachi, si, digamos que el mayor Uchiha era como un dios en cuanto a la escuela se refería, no había nadie que no lo conociera o lo deseara, de cualquier forma trataba de no prestarle atención a estas cosas. En palabras de Itachi, las personas que tenían de que presumir, para ser más agradables, no debían de hacerlo y pensar de esa manera le había servido hasta el momento.

Lejos de su mesa vieron la silueta con la que llevaban encontrándose todo el día, el chico rubio, estaba sentado solo, en una mesa junto a la ventana.

 

-          ¿Acaso no es raro? – pregunto el peli negro.

 

-          ¿Qué cosa? -  cuestiono el de ojos violetas.

 

-          Que este solo – respondió el moreno con su característico tono gélido. La voz de Itachi era muy grave, como la de un hombre mayor a su edad, aunque eso no parecía importarle a sus admiradores, por el contrario, les encantaba y más de uno soñaba con que la ronca voz del chico les acariciara el oído en una situación más íntima.

 

-          Itachi, eso es lo menos raro de ese tipo – soltó el peli plata con una sonrisa y dando una palmada en el hombro del Uchiha.

 

-          Pendejo – soltó el de ojos negros con una sonrisa, no estaba mintiendo pero en ese momento solo era una broma. Pero seguía pareciéndole muy extraño que ese chico estuviese totalmente solo, independientemente de si tenía amigos o no en la universidad los miembros de su carrera le harían compañía.

 

-          ¿Qué miras? – dijo Kisame. Acababa de llegar de la maquina con las bebidas de todos.

 

-          Al chico de la mañana – comento el peli negro mientras señalaba con la mirada.

 

-          Mmm ya veo – el peli azul se sentó a su lado y empezó a comer, los demás acercaron su bandeja e hicieron lo mismo. Un par de minutos después de empezar Kisame se detuvo y mirando a Zetsu le pregunto.

 

-          ¿Quieres sentarte con el chico de haya? – el peli verde sonrió.

 

-          Claro – y ambos agarraron camino hacia la mesa del rubio.

 

-          Mames, ¿Están desquiciados? – se preguntó el peli plata.

 

-          No, solo son sociables – inquirió Itachi.

 

-          Pero hay que ver con quien – dijo Pain con una sonrisa burlona. A unos metros los dos chicos pidieron permiso para sentarse y comenzaron a conversar con el rubio. Desde la distancia los otros tres del grupo podían observar lo animados que estaban, Kisame tenía una amplia sonrisa en su rostro, lo cual no era muy común; el chico rubio parecía estarles mostrando algo que los dejaba maravillados y con más ganas de sonreír. Itachi se sorprendía de sí mismo por seguir observando tan atentamente esa escena.

 

Llego el momento de despedirse, Kisame y Zetsu regresaron con sus amigos y Deidara se retiró de la cafetería; en ese momento Itachi vio que sus ojos eran azules y sonrió de haber tenido razón en algo tan tonto como lo era el color claro de ojos de un completo desconocido. Tanto Kisame como Zetsu se ahorraron comentarios sobre el rubio con sus amigos.

 

~-~-~-~-~ I&D ~-~-~-~-~

Llego la hora de salida, los suspiros de alivio de Pain casi podían oírse en todo el campus.

-          Estoy agotado - decía el peli naranja mientras se estiraba.

 

-          Verdad que hasta de valer madre se cansa uno – exclamo el peli azul, todos se echaron a reír.

 

-          ¡¿Acaso quieres pelea cabrón?! – grito exasperado el chico.

 

-          Claro que no, me daría pena si supieran que me aproveche de un pendejo débil como tú – otra carcajada se hizo oír en el pasillo. Frunciendo el ceño Pain cerro la boca, si algo reconocía era que en cuanto a fuerza física Kisame se lo jodía, a él y a todos. Estaban muy entretenidos en su plática que no se percataron de la presencia frente a ellos; el peli plata a penas y pudo darse cuenta cuando ya estaban volando un sinfín de papeles y detrás de estos “la rata mojada” sostenía otros más.

 

-          ¡Pedazo de mierda fíjate por donde caminas! – grito el de ojos violetas, tanto el peli azul como Zetsu quisieron ayudarle pero el rubio hizo un gesto con los ojos y apresuraron el paso para salir de la escuela. El moreno iba atrás de todos así que le toco apreciar más la escena en la que ese chico recogía lo más rápido posible aquellos papeles con las manos temblorosas, seguramente por las palabras de Hidan. El nunca hacía nada por nadie, menos por un extraño pero, de alguna manera no podía dejarle ahí, después de todo no era tan insensible.

 

-          Te ayudo – comento mientras se agachaba a juntar papeles. En cuclillas, tan cerca de ese chico notaba algunas cosas, facciones de su rostro incluso una que otra manía corporal, típicas de las personas inseguras.

 

-          Gracias – susurro el rubio. Ya habiendo recogido todas las hojas y ordenándolas, el de ojos azules se propuso llevarlas a la sala de maestros.

 

-          Hey – le llamo Itachi - ¿Te ayudo a llevarlos? – pregunto con seriedad.

 

-          No hace falta, ya fue mucho ayudarme a levantarlos – respondió el rubio con una sonrisa. El moreno pensó en retirarse sin prestarle más ayuda pero de alguna manera temió que ese joven tuviera otro accidente como ese, a leguas se notaba que era un poco torpe en ese aspecto.

 

-          Enserio, vas a la sala de maestros ¿No es así? – el ojiazul asintió levemente, le peli negro tomo más de la mitad del bonche de papeles y comenzó a caminar. Andando a su lado se percató de lo bajo que era, aunque bueno con el metro ochenta y seis que media Itachi muchas personas pasaban a ser bajitas. Llegaron rápidamente a la sala de profesores, dejando los papeles en el primer escritorio que encontraron y salieron.

 

-          Bien… - se quedó sin palabras, honestamente no tenía nada que decirle a ese chico.

 

-          Otra vez, gracias – soltó el rubio comprendiendo la situación; llevaba todo su material consigo y estaba más  que ansioso por volver a su casa, el que aquel joven le hubiese ayudado le pareció de lo más curioso, de esos eventos que no ocurren dos veces. Se despidió con ademan de su mano y emprendió camino. El Uchiha se quedó unos segundos inmóvil viendo como el joven rubio del cual ni siquiera sabía su nombre se marchaba con un bonche de cosas que indicaban su participación en la poco demandada carrera de arte. “Demasiadas cosas a cargar” pensó el pelinegro.

 

-          Hey tu – le llamo antes de cruzara la reja de la escuela – tu nombre – prácticamente exigió el Uchiha. El de ojos azules se volvió.

 

-          Deidara – soltó cortante.

 

-          ¿Solo Deidara? – cuestiono el moreno con mirada arrogante.

 

-          ¿Para ti? – respondió el chico con otro cuestionamiento, el mayor se sorprendió ligeramente, que le hablaran así era… inconcebible – Deidara Namikaze – sentencio.

 

-          ¿Quieres que te lleve Deidara Namikaze? – pregunto el pelinegro con una sonrisa y una mirada que pudieron ser catalogadas como seductoras, cosa que causo gracia a Deidara; sentía esa situación como la típica de las películas en las que el capitán del equipo de futbol se portaba bien con la fea nerd para después burlarse de ella, aunque era más que obvio que ese tipo era peor que el modelo de futbolista.

 

-          No – sentencio duramente, a lo que el moreno abrió los ojos – pero gracias de todos modos por el ofrecimiento – Deidara se dio la vuelta y se retiró dejando a un Itachi en estado de shock, no recordaba ni una ocasión en la que alguien le hubiera dicho no; después de todo él era Itachi Uchiha ¿Quién estaba tan descolocado como para no admirarle? 

 

~-~-~-~-~ I&D ~-~-~-~-~

Cuando el moreno llego a su casa aún seguía pensando en la negativa de aquel rubio, al que todavía no se acostumbraba a llamar Deidara. Parecía imposible, por primera vez en su vida una persona no se había derretido y lanzado a sus brazos después de un ofrecimiento como ese y algo le decía que esa noche no podría dormir tratando de encontrar todas las razones posibles para aquella denegación.

 

~-~-~-~-~ I&D ~-~-~-~-~

Pasaron los días, días en los que el Uchiha vio  a Deidara una que otra vez,  era normal encontrarse, lo que no era normal era que este no le dirigiera ni la mirada; aunque todo era distinto en compañía de sus amigos, cuando estaban todos juntos el moreno se daba cuenta que la mirada del rubio se clavaba en ellos, lo que lo llevaba a una sola conclusión, Deidara se escondía bajo ese caparazón de indiferencia hacia él, porque en realidad ese chico rubio de no muy buena estampa estaba prendado de su persona, como la mayoría de la gente que lo conocía. Iba a aclarar ese asunto de una vez.

 

-          Deidara – le llamo el pelinegro, estaban en medio del pasillo principal, era cambio de clases así que el rubio tomaba lo que necesitaría.

 

-          Wow Itachi Uchiha recuerda mi nombre – el  Uchiha se habría hinchado como un pavo real pero el tono horrorosamente sarcástico se lo impedía. 

 

-          Que sarcasmo más hiriente – comento el pelinegro con un gesto no muy agradable.

 

-          El sarcasmo se creó para ser hiriente, ¿Qué quieres? – definitivamente ese joven iba directo al punto en toda ocasión, así que el también seria directo.

 

-          ¿Por qué cuando estoy solo no me miras y cuando estoy con mis amigos no me quitas la vista de encima?  - una mirada indescifrable se posó en los ojos del rubio.

 

-          No tendría por qué decírtelo, pero creo que no me dejaras en paz si no lo hago – dijo  el ojiazul – no te miro a ti, me la paso mirando a tu amigo Hidan – esa declaración fue como un bloque de hielo cayendo sobre la cabeza del moreno; el que Hidan fuera el objeto de atención de Deidara era para él una… una mentada de madre, no podría describirlo de una mejor manera.

 

-          ¿Es enserio? – cuestiono Itachi más para sí mismo que para el otro chico.

 

-          Sí, tengo cosas que hacer así que… - el joven hizo  un ademan con su mano, de significado inconfundible.

 

-          ¿Acaso estas corriéndome del pasillo? – pregunto el moreno más sorprendido, si es que eso era posible a esas alturas.

 

-          Algo así, pero creo que se me hace tarde así que me iré yo – y así como lo había dicho se retiró, sin una  mirada, sin palabra alguna o gesto, nada ¿Alguna vez se había sentido tan… decepcionado?... no, definitivamente no.

 

 

~-~-~-~-~ I&D ~-~-~-~-~

La mansión Uchiha pareció emanar la energía negativa de su primogénito. No podría soportarlo, nunca  nadie le había tratado con tal… ¿Cómo podría definirlo?  Indiferencia, esa era la palabra; el desinterés de ese chico le estaba produciendo una ulcera estomacal, depresión  y quizá, en el peor de los casos, un tumor cerebral. Hacía más de cinco horas que estaba en su habitación con ese único tema rondándole la mente, el moreno se caracterizaba y daba una que otra alabanza porque ningún conflicto duraba más de dos horas en su cabeza, ni siquiera la separación de sus padres lo dejo en ese estado, es  más recordaba que cuando se lo hicieron saber duro veinte minutos llorando, treinta analizándolo y diez yendo a la planta baja para dar su total aceptación; y en ese momento el simple hecho de que ese ordinario y poco agraciado chico de cabello rubio no estuviese enamorado de él le quitaba la calma y si seguía así, el sueño.

 

-          ¿En qué piensas? – le pregunto una voz infantil desde el marco de su puerta.

 

-          En cómo es posible que exista una persona a la que yo no le guste – respondió el mayor.

 

-          ¿Quieres que te deje a solas con tus conflictos existenciales? – cuestiono el pequeño azabache con una sonrisa.

 

-          Claro y… ¿Por qué no tocaste la puerta? – dijo el mayor con un gesto  desagradable.

 

-          Porque la puerta estaba abierta.

 

-          ¿Enserio?

 

-          Por supuesto – respondió el menor – al parecer esa persona te desconcentra tanto que se te olvido tu privacidad – comento con una sonrisa sarcástica.

 

-          Largo de aquí mocoso – sentencio Itachi.

 

-          Si me lo pides con tanta amabilidad – soltó el chico y se retiró cerrando la puerta.

 

-          Demonios Deidara… ¿Qué tanto me has jodido solo con no fijarte en mí? – susurraba – no debería importarme, eso es mejor para mí, pero me cuesta tanto aceptar que le desagrado a alguien, siempre le he caído bien a las personas en cualquier ámbito ¿Por qué a ti no? – seguía repitiéndose el moreno hasta perder el hilo de sus palabras.

 

 

~-~-~-~-~ I&D ~-~-~-~-~

Pasaron un par de días más antes de que el Uchiha tuviera oportunidad de cruzar palabra con el rubio, y pensar que esta se había presentado por el desagradable incidente en el que su amigo Hidan había insultado a Deidara de una manera bastante cruel hasta para su gusto, era un tanto incómodo. En ese exacto momento  estaba buscando al ojiazul por todo el campus; lo encontró en las gradas de la cancha de futbol acariciando lo que parecía una bestia sucia y enmarañada semejante a un perro.

 

-          Deidara – le llamo.

 

-          Lo que me faltaba – susurro el rubio con pesadez, eso le hacía pensar al otro que estaba a punto del llanto - ¿Qué quieres?

 

-          Solo quiero saber cómo estas – dijo el Uchiha sorprendiéndose de la sinceridad de sus palabras.

 

-          Pues… como cualquier persona que acaba de ser insultada, con la moral un poco  baja pero se me pasara, siempre se me pasa – comento el rubio con un tono de voz más anímico, obviamente trataba de mantenerse entero, sabía que no estaba en la secundaria o el instituto, llorar en la universidad era una de las cosas que jamás haría.

 

-          Lo que dijo Hidan sonó muy mal, incluso para mí – comento el mayor tomando asiento lentamente al lado del chico, no pudiendo evitar el contacto de una de sus piernas con el adefesio peludo que estaba siendo acariciado por el ojiazul.

 

-          Si le preguntas a cualquiera, más que los insultos, duele quien te los hace llegar – exclamo el joven levantando la mirada hacia el cielo, evitando de todas las maneras posibles hacer contacto con Itachi. El moreno se sorprendió un poco por aquello, después de todo ¿Cuándo lo habían insultado? Y no creía que las suaves  majaderías de su madre cuando lo regañaba contaran como insultos.

 

-          Te duele más porque te gusta tu verdugo – afirmo el moreno. El rubio parecía haber sonreído con aquello.

 

-          Si, también porque pensé que la etapa donde las personas se comportaban como niños que gritando y pisoteando al prójimo se creen la gran cosa se había acabado en el instituto – al oír esas palabras Itachi sintió una ligera opresión en el pecho, si lo pensaba, la última vez que había hecho eso había sido más o menos un año atrás; tenia veinte años, y aún seguía denigrando a otros  por diversión, se sentía un poco avergonzado.

 

-          Es algo difícil terminar con las malas costumbres – dijo el azabache con su característica voz que lo hacía sonar más maduro de lo que era.

 

-          Más cuando disfrutas tanto de ellas – comento Deidara con una sonrisa producida por cualquier emoción  que no fuera felicidad.

 

-          Apenas puedo creer que realmente te guste Hidan – soltó con un poco de amargura disimulada Itachi. El ojiazul suspiro.

 

-          ¿Me habría ido mejor enamorándome de ti? – pregunto.

 

-          Te lo puedo asegurar – dijo con autosuficiencia el mayor. Deidara rio un poco.

 

-          Si, seguramente me abrías rechazado con tacto y… pasado por alto los insultos y todo lo demás, porque eres muy cool para portarte tan cruel con alguien que sabes tiene buenos sentimientos, pero demasiado Wow para portarte amable y considerado con un pobre diablo sin encanto o bonitas medidas – Itachi estaba anonadado, nadie le había hablado así, además que la forma en la que lo decía irradiaba seguridad pura, le hacía sentir como si realmente fuera verdad, como si ese chico rubio de mal aspecto lo conociera más que el mismo; no  era una sensación del todo agradable pero era liberadora y en cierto modo entretenida, algo muy nuevo.

 

-          Realmente no te agrado ¿verdad? – comento sonriendo el moreno.

 

-          No te conozco, así que no me puedes caer bien pero tampoco me caes mal, de cualquier forma, ya sea por curiosidad o por otra cosa estas aquí conmigo tratando de entablar una conversación – dijo sonriendo el ojiazul, en ningún momento dejo de acariciar a la pequeña bola de pelo.

 

-          Mi segunda razón para estar aquí son las dos últimas horas de clase, eran de economía – expreso Itachi con felicidad, el rubio sonrió abiertamente.

 

-          Así que me puse sentimental en el momento justo.

 

-          Se podría decir… Deidara.

 

-          ¿Sí?

 

-          Si quisiera llevarte a un sitio para demostrarte que me caes bien y que quiero ser tu amigo ¿Irías? – comento tranquilamente el mayor.

 

-          Supongo.

 

-          Vaya – soltó sorprendido el Uchiha – cualquiera hubiera pensado mal.

 

-          Pues yo no – respondió.

 

-          ¿Por qué? – realmente quería seguir escuchando los divertidos comentarios del menor.

 

-          Tengo mis razones.

 

-          ¿A si? – el rubio volvió su rostro y miro al Uchiha con serenidad.

 

-          Tengo quince punto cinco pesadas razones por las cuales no debo preocuparme de que te propases conmigo Uchiha – realmente su forma de hablar le agradaba, era simpático, bueno es un  dicho que los gorditos son alegres, tal vez esa información era realmente confiable.

 

-          Bien, entonces vámonos; tú también – dijo refiriéndose a la maraña de pelo  sucia que ya había identificado como un cachorro. 

 

 

 

~-~-~-~-~ I&D ~-~-~-~-~

Unos minutos después ya se encontraban en la Zona Comercial Del Distrito 14, que cabía decir era el lugar donde se encontraban las plazas comerciales con los precios más elevados de la ciudad. 

 

-          No puedo creer que hayamos venido a este sitio – comento Deidara con un gesto incómodo. Le desagradaban esos lugares, en ellos se evidenciaba brutalmente lo que poseías o no, nunca había ido a uno y honestamente, nunca lo había deseado; debió haber preguntado a qué lugar le llevaría el Uchiha.

 

-          ¿Por qué, no te gusta? – pregunto el moreno mientras entregaba las llaves de su auto al valet parquin, el hecho de que ese sitio siendo una plaza comercial tuviera valet parquin le parecía infame al rubio.

 

-          No, no es eso solo que, si me hubieras dicho me habría traído mi ropa desgastada, mi gorra vieja y mi letrero de cartón, aquí seguro conseguiría dólares – exclamo el ojiazul con una mueca; el mayor casi se tuerce de la risa, no recordaba haberse reído así anteriormente.

 

-          Joven – dijo el moreno dirigiéndose al chico que iba a estacionar su auto – lo deja en el sitio de siempre, y de paso deje al cachorro en la veterinaria para que le hagan servicio completo por favor.

 

-          Si joven Uchiha – el chico monto en el auto y se retiró. Y antes de escuchar otro comentario el mayor tomo la muñeca del rubio para ir juntos al interior del edificio. Ya en el interior el ojiazul supo el verdadero significado del término “DESIGUALDAD SOCIAL”  y no le gustaba mucho.

 

-          Bien, procurare no chocar con nadie para que no griten algo como “¡Un pobre me toco!” – soltó el menor con burla, el moreno solo rio, realmente era divertido oírle hablar así, le gustaba; más bien le encantaba.

 

-          Tengo toda una rutina, ¿Quieres oírla? – inquirió Itachi amablemente.

 

-           Hablas como si tuviera opción – dijo sonriendo el rubio – bien, ¿De qué va la lista?

 

-          Primero el tercer piso, una boutique y una zapatería, después la óptica en el primer piso y por último el segundo piso, un salón de belleza – el ojiazul casi se atraganto, ¿Realmente ese tipo pensaba derrochar dinero en él? Sería una tontería, apenas y se conocían, no había ningún motivo valido más que el propio capricho del pelinegro.

 

-          Ok, si me niego a esto tu…

 

-          No aceptare negativas, aun si te marchas me quedare gastando dinero en cosas que yo crea te van bien – exclamo el mayor ante los sorprendidos ojos del rubio, que acepto sin quererlo.

 

Recorrieron cada piso en el perfecto orden que marcaba la lista del Uchiha; la tienda de ropa y zapatos había sido una calamidad, cada precio que veía le parecía al rubio más ridículo que el anterior, además del hecho de tener que probarse más de diez cambios de ropa y zapatos  ante la mirada encantada de las encargadas y la todavía más divertida de Itachi. En cuanto a la óptica, le trataron bien y le dieron unos muy buenos lentes mucho más pequeños que los que tenía, fue la única escala que agradeció. La estética fue lo peor, la estilista había durado más de quince minutos mirándole desde una distancia considerable sin acercársele, como si tuviera la peste, cuando se le acerco le miro más minutos  a lo que el rubio un tanto fastidiado le aclaro que no tenía piojos mientras se rascaba la cabeza,  lo cual provoco que la estilista le cortara el cabello usando guantes de látex, algo que saco el lado más cómico del pelinegro que se rio del asunto mientras recomendaba unos cortes para Deidara; unos que no dejaran su larga melena muy reducida.

 

-          Y ¿Qué quieres hacer ahora? – el moreno sabía que la situación había sido un poco incómoda para Deidara, pero quería seguir compartiendo tiempo con ese chico, le era bastante reconfortante, divertido, encantador…. Si esa era la palabra, que en sus pensamientos sonaba ridículamente hermosa; no le importaba gastar más dinero por unos minutos más a su lado en ese sitio escuchándole hablar.

 

-          Irme a casa – contesto concretamente el chico de la manera más amable que pudo, no estaba molesto con el moreno, simplemente no se sentía cómodo.

 

-          No te gustaría comer o tomar un café antes – propuso el Uchiha. Al ver la forma en que lo había pedido el ojiazul cedió un poco.   

 

-          Que te  parece  si vamos por el café y lo tomamos de camino a casa – para Itachi eso era más que suficiente. Fueron por el café y salieron a la entrada donde ya les esperaba el auto y la pequeña bola de pelo que en esos momentos era inconfundiblemente un cachorrito de Akita; el pelinegro dio una buena propina al joven del estacionamiento y se retiraron.

 

 

 

~-~-~-~-~ I&D ~-~-~-~-~

En el camino a la casa de Deidara conversaron sobre uno que otro gusto que tenían, como un ejemplo el moreno descubrió que al rubio le fascinaba la música clásica cuando a él le hacía dormir mientras que el ojiazul no le gustaba la música electrónica y él se la pasaba escuchándola en casa. Descubrió que no eran del todo compatibles en gustos pero que aun así tenían mucho de qué hablar, nunca agotaban los temas para platicar y más importante Itachi Uchiha se dio por enterado de que no podía sentirse incomodo, fastidiado o aburrido en compañía de Deidara Namikaze. Lo que era todo un milagro, se sentía encandilado, pensaba que admiraba su forma de pensar y que estaba cautivado por todo lo que decía; incluso la forma tan brusca y poco simpática  en la que hablaba de él de vez en cuando. Realmente a Itachi le fascinaba ese joven, aunque solo él y su divertida y atrofiada mente podía saber de qué forma.

 

-          Eres bastante agradable ¿sabías? – comento el pelinegro con la vista al frente del camino.

 

-          ¿A sí? Tu tampoco eres del todo desagradable, y parece ser que eres muy caritativo – el Uchiha sonrió de nuevo, podría escucharle por horas y horas.

 

-          Pues gracias, aunque es lo menos que puedes decir después de todos los regalos que te hice – dijo bromeando el mayor.

 

-          Cierto, únicamente dije eso por compromiso con mi benefactor – soltó riendo el rubio contagiando al Uchiha. Una hora más tarde se encontraron frente a la casa del ojiazul.

 

-          Bien, gracias por traerme -  dijo el ojiazul  tranquilamente a punto de bajar del auto, había pasado un buen rato, a pesar de lo  extraño que fue estar en aquel lugar con el Uchiha.

 

-          Deidara – le llamo el pelinegro.

 

-          ¿Sí?

 

-          ¿Cuál es tu hora de entrada mañana? – pregunto el Uchiha con toda la serenidad que podía.

 

-          ¿Por qué quieres saberlo? – responder con una pregunta, una táctica típica de alguien que estaba a la defensiva; quien mejor que Itachi Uchiha pasa saberlo.

 

-          Porque si coincide con la mía podría pasar por ti – el rubio no entendió de que iba el ofrecimiento, de acuerdo se llevaban bien después de convivir todo ese rato pero, de eso a ser mejores amigos y que el moreno le ofreciera de la mejor forma su auto para ir y venir de la universidad, no le agradaba del todo.

 

-          No creo que coincidan, y aunque así fuera no necesito que me lleves a la escuela, eh andado en el transporte público la mayor parte de mi vida, gracias de cualquier manera – sentencio el menor antes de abrir la puerta del Camaro, cuando fue detenido por una mano en su hombro y su nombre dicho en un susurro.

 

-          Deidara.

 

-          ¿Qué quieres? – cuestiono un tanto molesto el rubio.

 

-          Quisiera seguir hablando contigo hasta el anochecer – respondió el Uchiha un tanto sorprendido por lo verdadero que había sonado eso, lo era ¿no?

 

-          Pues… aún tengo que entrar a mi casa – el ojiazul estaba totalmente decidido a bajarse del auto en ese instante, pero el Uchiha cerró la puerta.  

 

-          ¡Qué rayos!… - la queja del menor fue interrumpida por los labios del moreno sobre los suyos, era increíble, en qué mundo aquello estaría pasando. Los labios del mayor se movían incontrolables sobre los del otro que eran considerablemente más pequeños que los suyos, se notaba que él moreno no tenía ninguna intención de que el contacto fuera dulce y tierno, era pasional y sofocante; incluso se atrevió a aventurarse metiendo su lengua en la boca del rubio, algo que extrañamente le produjo más placer  que escucharle hablar, tanto deseo que sentía poder pasarse horas de esa manera, horas besando a Deidara.  El rubio logro empujarlo.

 

-          Eres… lo peor – soltó el ojiazul  respirando agitadamente. Eso era lo que se temía al dejar que Itachi Uchiha se acercara a él, que fuera solo para empezar el típico juego en el que el chico guapo y popular se fija en la chica fea e inteligente para burlarse de ella y compartir esa risa con sus amigos, le jodía.

 

-          Deidara no pienses que lo hice para molestarte – era lo único que venía a su cabeza después de aquel beso que lo había dejado con ganas de más, de mucho más, su mente aun necesitaba aclararse un poco.  

 

-          ¿Enserio? Porque yo creo que molestarme es el único fin de todo esto, portarte como un gran tipo solo para recrear esa asquerosa visión de la chica fea y retraída siendo engañada por las buenas intenciones del chico guapo y popular, ¿Realmente me crees tan estúpido como para seguirte el juego?  - las palabras de Deidara parecían soltar veneno, eran casi escupidas, llenas de rabia y disgusto.

 

-          Creme que las cosas no son así – el moreno no sabía que decirle, era poco probable que le creyera, además con ese arrebato estúpido de besarle y peor aún, de una manera tan salvaje había sido sin duda un gran error; un error que solían cometer los adolescentes inmaduros e inexpertos, muy poco acorde con su forma de tratar ese tipo de asuntos. El menor bajo furioso del auto y azoto la puerta – Deidara…

 

-          No digas nada, ya es de por sí muy jodido todo esto, si abres la boca solo lo empeoraras y a quien sea que se le haya ocurrido esto dile que las cosas te salieron mal. Lástima que no fuera enserio, realmente pensé que podríamos habernos llevado bien – sentencio el chico antes de cruzar la calle y entrar en su casa a pesar de todos los llamados del moreno.

 

-          Maldición – soltó el Uchiha golpeando el volante del vehículo antes de arrancar como alma que lleva el diablo; únicamente por  perder el control de sus acciones, lo único que se suponía podía controlar y manipular a su voluntad.  

 

 

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Pasaron varios días, y en ningún momento Itachi se acercó a Deidara, pensó hacerlo pero no le veía caso; la manera en la que el rubio le había dejado claro lo que pensaba seguía rondando en su cabeza como un impedimento ¿Por qué tenía Deidara esa forma de pensar? Bueno podía imaginárselo, un chico como él estaba acostumbrado  a ese trato. Había caído en cuenta de algo, ¿Cómo carajos iba a hacerle cambiar de opinión al ojiazul, si el mismo pensaba así?  Que le pareciera lógico lo que le dijo el rubio era un problema, aunque según él quería esforzarse porque el menor viera que era sincero y que tenía las mejores intenciones, no podía ser a menos de que se quitara de encima todos esos  prejuicios que la gente que conocía, sus amigos y otros le habían inculcado, y que él había aceptado tácitamente.

Mientras el moreno pensaba en esto, sus amigos, emocionados porque hubiese llegado el viernes de “Sexy, Free And Single”, nombre que el Uchiha consideraba tan creativo como gracioso; los cuatro jóvenes que conformaban su reducido círculo de amigos habían organizado una salida después de las clases vespertinas que terminaban a eso de las siete y el, como siempre, se había apuntado.

 

Las  clases vespertinas pasaron bastante rápido, no eran más que tres horas después de todo. Los cinco chicos optaron por ir a la universidad ya cambiados, algunas de las chicas y donceles del aura social de popularidad optaron por irse a cambiar después de las clases, con la única intención de verse interesantes. Si supieran las chicas y los  donceles vanidosos que a los varones solo les importan dos cosas, si ellos mismos se ven bien y si esta bueno(a) la persona con la  que compartan el rato, lo demás sale sobrando. Los últimos minutos en la escuela se consumieron entre cuchicheos y miradas coquetas entre todos los que asistirían a la  fiesta. Finalmente llegó la hora  de salida y el salón comenzó a vaciarse.

 

-          ¿Listo para socializar Uchiha? – cuestiono el peli naranja con una sonrisa.

 

-          “Socializar” si yo pensé que íbamos a follar después de atiborrarnos de alcohol – soltó Itachi con una sonrisa casi tan cínica como la de Pein.

 

-          ¡Yeah! ese es mi amigo, un completo cabrón – comento Hidan tomando el maletín de Itachi – pues vámonos rápido, que de por si Itachi nos gana lo más bueno.

 

-          Vamos entonces – dijo Kisame abandonando el aula.

 

 

 

 

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A eso de las ocho cuarenta de la noche se estaba dando la última clase del viernes, la  profesora Anko, conocida por ser una de las maestras más “particulares” de la universidad se encontraba dando una catedra de ciencias naturales, en la que ya les había mostrado a sus alumnos más de una imagen perturbadoramente asquerosa; una de las alumnas había salido a vomitar desde hacía media hora y aun no regresaba, y la gran mayoría de sus compañeros compartían el pensamiento de que no iba a volver.

 

-          Y bien eso sería todo – concluyo Anko – ya saben que el trabajo es para la próxima semana, por favor esmérense un poco en su ortografía, que a veces me dan ganas de reprobarlos por no saber escribir, no quiero nada de información sacada de internet, si encuentro un link como referencia al final del trabajo lo quemare frente a sus ojos, y sean creativos, es un ensayo, no quiero que suene como texto informativo o como  artículo del Times – todos asintieron, tomaron sus cosas y se despidieron – que les vaya bien, disfruten su fin de semana.

 

-          Igual profesora – dijeron los alumnos antes de abandonar el aula, casi en el mismo instante sonó un celular; la profesora camino hasta las filas de  en medio y encontró en la banca un celular de última generación, en colores rojo y negro, la mujer podía asegurar que se trataba del celular de Itachi Uchiha; cuando el teléfono dejo de sonar se atrevió a ver el fondo de pantalla y si, allí estaba la engreída y atractiva cara de su ex alumno Itachi Uchiha. La profesora alcanzo a ver una persona que salía del salón, creía haber visto a ese chico acompañado de Uchiha y si no se equivocaba ya tenía a quien donarle el problemita del teléfono.

 

-          Hey  tu – le llamo la mujer, desconocedora del nombre del rubio.

 

-          Si profesora – contesto Deidara que había entrado al salón nuevamente.

 

-          ¿Conoces a Itachi Uchiha? – pregunto. El ojiazul deseo por un momento que no fuera así.

 

-          Sí.

 

-          ¿Le hablas, convives con él, eres su amigo? – el rubio se sintió un tanto encajonado con esa pregunta múltiple.

 

-          Pues  le hablo pero…

 

-          Que bien, este es su teléfono, si por favor pudieras entregárselo, gracias – la mujer salió rápidamente, tanto como le  permitieron sus tacones de diez centímetros. Un par de  veces que le habían visto con Itachi Uchiha y ya le achacaban una gran amistad, era ridículo.

 

 

 

 

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Deidara cruzo la reja de la institución a eso de las nueve de la noche, aun planeando que haría con el teléfono, obviamente pensaba devolverlo, pero en ese momento no tenía ni la menor idea de donde localizar al pelinegro; la última  vez que lo vio no fue ocasión para pedirle información personal. En ese instante sonó el celular, en el fondo de pantalla completamente iluminado aparecía una llamada entrante de la mamá del moreno; el ojiazul opto por no responder, pero al ver la insistencia con la  cual repiqueteaba el móvil, contesto la llamada.

 

-          Bueno – dijo el rubio.

 

-          Bueno, Itachi estoy en el hospital, Sasuke se… - la voz femenina al otro lado de la línea se percató de que la voz que había contestado en un principio no era la de su hijo – disculpe, ¿Con quién hablo? – cuestiono la mujer.

 

-          Eh, me llamo Deidara soy… un amigo de Itachi, el olvido su teléfono en la universidad y yo iba en camino a devolvérselo – que se abrieran las fauces de la tierra y se lo tragaran por mentir de esa forma, el y el pelinegro amigos, claro.

 

-          Oh entiendo, me harías el favor de decirle a mi hijo que venga al Hospital Del Distrito Konoha, su hermanito se puso mal.

 

-          Si claro, yo le diré lo más pronto que pueda – se iba a ir al infierno por responder a esa petición. 

 

-          Gracias hijo, muchas gracias – la madre de Itachi corto la llamada.

 

 Ahora tenía que encontrar al moreno urgentemente, pero ¿En dónde? En ese momento pensó en la lista de contactos del Uchiha, seguro los números de Kisame y Zetsu estaban ahí, solo tenía que llamar al que encontrara primero. Se puso a buscar en el móvil de última generación los nombres de los únicos amigos del pelinegro a los que conocía, finalmente encontró uno de  los dos  contactos “Fish Boy (Kisame)” pulso llamar y espero a que le contestaran, sino, estaba perdido.

 

-          Bueno – se escuchó  levemente del otro lado de la línea. 

 

-          Kisame – dijo Deidara en voz alta, podía oír la estridente música por el auricular.

 

-          ¿Deidara?, permíteme – hubo unos segundos de silencio antes de que el rubio pudiera escuchar nuevamente la voz del peli azul – Deidara, ¿Qué haces llamándome del número de Itachi? – cuestiono el  joven. Parecía estar en un lugar más tranquilo, ya que podía oírle perfectamente al otro lado de la línea.

 

-          Se le olvido el celular en la universidad, una profesora lo encontró y me lo dio creyendo que yo era amigo de Uchiha.

 

-          Mmm ya veo, que mal – comento Kisame.

 

-          Si lo sé, yo y Uchiha amigos, ¿No te parece ridículo? – expreso el rubio sacándole una sonrisa al receptor.

 

-          Y ¿Qué piensas hacer? – pregunto el peli azul ya más serio.

 

-          Pues, iba a esperarme hasta mañana pero, llamo la señora Uchiha, al principio no pensaba contestar pero insistió mucho, y me dejo un recado para su hijo – comento el ojiazul; ya se sentía un poco más comprometido en todo eso.

 

-          En ese caso, ¿Te digo dónde estamos?

 

-          Pues ya que – dijo el ojiazul; si supiera el rubio la sonrisa que tenía  Kisame por sus comentarios, reconsideraría el seguir hablando.

 

-          Estamos en el “Eden flames”, avísame cuando llegues, iré por ti a la entrada – dijo el mayor con seguridad – cuídate de camino.

 

-          Si, gracias, nos vemos – el rubio corto la llamada. Ahora a gastarse casi todo lo que traía en los bolsillos por una buena acción, ¿Por qué era tan débil ante hacer lo que creía correcto por más complicado que fuese? Ah sí, seguro se lo debía a los valores que le habían inculcado y a su rareza natural.

 

 

 

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Por fin estaba frente al “Eden flames”, en un principio lo vio como un bar común y corriente, pero pocos segundos pasaron antes de que se diera cuenta que si había dos adjetivos que no describían ese sitio, eran precisamente los que acababa de utilizar. Por fuera era elegante pero moderno, no había una cadena con un gorila de tres metros, pero si un portero de más o menos la misma estatura, la puerta era de cristal y aun así no se veía mucho, lo cual le hizo pensar que no había mucha luz dentro del lugar, pero bueno, para beber, bailar y demás no se necesita mucho la iluminación. Ya había analizado la fachada del lugar, ahora era momento de llamar a Kisame para que saliera  y lo llevara con el moreno, para así deshacerse de esa preocupación moral autoimpuesta.

 

-          Kisame, soy Deidara, puedes venir por favor – pidió por el teléfono.

 

-          Enseguida voy – dijo el mayor cortando la línea. Cinco minutos después el rubio se encontraba con la hermosa vista que proyectaba el peli azul vestido con un pantalón de mezclilla gris, acorde con sus tenis del mismo color en un tono más  oscuro, una camisa de cuello “v” blanca y una chaqueta marrón; realmente se miraba atractivo, pero el menor no tenía tiempo de admirarle  por más que se hubiese sonrojado ante aquella apariencia.

 

-          Vamos adentro – comento el mayor escoltándolo a la entrada; Kisame era demasiado alto, caminando a su lado el rubio lo notaba aún más, le llegaba más o menos al hombro. Increíble. Deidara supo la razón de que el peli azul tuviera que ir por el a la puerta desde un principio, sabía que en cualquier lugar así se debía pagar en la entrada, el mayor pago  una suma que vista desde el punto del ojiazul era ridícula.

 

Ya dentro del lugar, Deidara comprendió en que se estaba metiendo, gente bebiendo, teniendo sexo en las esquinas entre otras cosas igualmente desagradables para él.    

 

-          Bueno, Itachi está el fondo, si necesitas algo estaré en aquella mesa – dijo Hoshigaki señalando a mesa a unos pocos metros.

 

-          De acuerdo, gracias – soltó Deidara antes de ir a buscar al moreno, mientras más rápido regresara ese celular más rápido se iría de ese sitio. Camino unos metros más hasta una zona carente de luz, exceptuando algunas de neón en colores rojo, azul y morado, la música era tan ensordecedora, más en aquella parte donde las bocinas no  estaban muy lejos. Realmente estaba desesperado por encontrar a Uchiha, aunque si hubiese sabido como lo iba a encontrar tal vez, y solo tal vez le hubiera adjudicado la entrega del teléfono y el recado a Kisame.

 

Ahí estaba Itachi Uchiha, sentado en un sofá de media luna con una guapísima mujer desnuda de la cintura hacia arriba sentada sobre su regazo, acariciando cada parte que el moreno le permitía, mientras se besaban salvajemente. Deidara se cubrió los ojos con la mano, nunca habría querido ver a una mujer así.

 

-          Disculpen, disculpen, disculpen – repitió el rubio, pero tal parecía que su tono no era lo suficientemente alto para esa música y sobre todo para la mente embriagada de las personas a las que quería llamarles la atención - ¡Disculpen! – grito lo más fuerte que le permitía su incomodidad con lo que había visto. La atención del pelinegro se desvió hacia el rubio de ojos cubiertos frente a él; el  primer pensamiento que paso por su mente fue el de lo adorable e inocente que era el joven como para taparse los ojos, el segundo, ¿Por qué estaba en ese lugar? Le hizo un ademan a la chica de que se retirara y se concentró el en adorable chico con el que había querido hablar desde hacía días.

 

-          Ya se fue – dijo en voz alta el Uchiha.

 

-          ¿Enserio? – pregunto el ojiazul con la mano aun en el rostro. Era tan tierno.

 

-          Si – ante esa declaración, el menor opto por quitar la mano de su cara, saco el celular de su bolsillo y se lo entrego al moreno.  El pelinegro abrió ligeramente los ojos, en ningún momento se percató de la ausencia de su móvil.

 

-          Se te olvido en la universidad, una profesora me lo dio para que te lo entregara, creyó que éramos amigos – comento el menor.

 

-          Ya veo, muchas gracias – dijo el Uchiha, era una extraña pero buena oportunidad de hablar con Deidara y no podía desperdiciarla – oye sobre lo que sucedió hace días yo…

 

-          Tu madre te llamo – era obvio que el rubio no quería tocar el tema – no pensaba contestar pero el tono era muy insistente, dijo que fueras al Hospital Del Distrito Konoha, que tu hermanito se puso mal.

 

-          Y ¿Se oía preocupada? Digo, puede ser que sea solo una táctica para que regrese más temprano a casa – exclamo el moreno sin interés.

 

-          Aun si así fuera, solo por tratarse de mi madre haría caso – dijo el menor muy seguro y un tanto molesto; ese tipo de actitud le disgustaba enormemente – de cualquier forma, yo cumplí con avisarte, ya está en ti ir o no, aunque ahora que te veo bien no recomendaría que fueras.

 

-          ¿Por qué? – cuestiono el de ojos azabaches.

 

-          Porque…  bueno en ese estado no eres ningún consuelo o apoyo para tu madre, seguro no será agradable para ella tener que internar a su otro hijo por causas más vergonzosas y deprimentes – comento el rubio sin quitar la vista del rostro del mayor. Itachi estaba sorprendido y lo embargaba un gran sentimiento de culpa.

 

-          ¿Cómo… cómo sabes que estoy en mal estado? -  cuestiono el Uchiha inspirando fuerte.

 

-          Conocí a una persona que solía  consumir cocaína, y tú haces los  mismos gestos  - dijo con seguridad  el  rubio; ante aquello el mayor sintió  vergüenza, él no era ningún adicto, no consumía droga muy a menudo  y cuando lo  hacía, únicamente era cocaína en porciones pequeñas. Nunca se sintió mal  con eso, vergüenza, culpa  desesperación, ninguna de esas cosas ocupaban su mente cuando consumía.

 

-          Oye yo…

 

-          No necesitas darme explicaciones de nada de acuerdo, a penas y somos conocidos solo… has que  se te pase pronto y ve a ver a tu madre en un estado decente, yo ya termine lo que vine a hacer aquí -  el ojiazul se dio media vuelta para retirarse;  el moreno sabía  que no había  razón para retenerlo ahí sin embargo, tenía la necesidad de que así  fuera, aun sin poder justificarse ni limpiar su imagen ante la persona que menos quería que supiera  sobre sus deslices.

 

-          Deidara – el mayor tomo con fuerza uno de los  brazos del rubio para impedirle la huida; se esperaba un gesto molesto pero nunca lo que recibió. El ojiazul se soltó bruscamente y lo  encaro con una mirada rabiosa.  

 

-          ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué me quede más tiempo aquí? Que observe este lugar a fondo y me encuentre en cada rincón una persona alcoholizada e inconsciente, alguna que este peor de drogada que tu o parejas follando en cada esquina oscura; que vea a personas que miro de vez en cuando en la escuela como un montón de perdidos de porquería que necesitan sábado y domingo para reponerse de todo esto para verse como los  individuos decentes que veo entre semana; y eso es lo que permite ver el humo de cigarro y marihuana que se riega por todo el lugar – el Uchiha estaba anonadado, la  manera en como estaba Deidara expresándose de la situación era tan dura como verdadera, de sus ojos emanaba una furia que no había visto antes – no gracias, no voy a quedarme en un sitio que me produce nauseas – sentenció el menor dándose la vuelta.

 

-          Deidara – le llamo el pelinegro que lo seguía – permíteme llevarte a casa – el rubio se paró en seco.

 

-          ¿Es una broma? En qué mundo me subiría en el mismo auto que una persona intoxicada – expreso el ojiazul casi desesperado.

 

-          Por favor, no estoy tan mal como piensas – se intentó defender el mayor. 

 

-          No importa lo que yo piense, no se trata de ti, sería lo mismo  con cualquiera. Me voy – sentencio el chico emprendiendo la marcha lo más rápido que pudo. En poco tiempo llego a la puerta; según recordaba Deidara, Kisame estaría cerca  de ahí.

 

-          ¿Qué tal  te fue? – pregunto el peli azul con una copa en la mano.

 

-          Le entregue el teléfono, solo quería avisarte que ya me voy y, darte la gracias por ayudarme – comento el rubio con una sonrisa cansada, se notaba su agotamiento.

 

-          Si gustas puedo llevarte a tu casa, no tenía pensado quedarme por más tiempo – el ofrecimiento del mayor era bastante conveniente pero el ojiazul no quería deberle tantos favores a alguien, por  lo menos no en la misma noche.

 

-          No  hace falta.

 

-          ¿Piensas irte caminando? – cuestiono Kisame. El peli azul era conocedor de la distancia tan grande que había entre ese bar y la casa del rubio, el menor le había comentado sobre la colonia en la que vivía; además de que habiéndose gastado casi todo el dinero que tenía en el taxi, no había otra forma de que se fuera. 

 

-          Eso no importa, no puedo dejar que me hagan tantos favores, no la misma persona y no la misma noche – por ese tipo de pensamientos era que el rubio  le caía bien a Kisame, era tan sincero pero de una forma tan linda que simplemente era agradable.

 

-          Insisto, no soy el tipo de hombre que permite que un doncel camine solo a casa en medio de la noche – comento el mayor con una sonrisa, era una broma verdadera por así decirlo.

 

-          Lo sé, me pareces de ese tipo de chico – expreso con su ya increíble y conocida honestidad el ojiazul.

 

-          ¿Qué tipo de chico? – pregunto curioso el peli azul; dejo su copa de lado, quería escuchar atentamente lo que ese pequeño tuviera para decir.

 

-          Pues, del tipo de chico serio pero agradable, culto, caballeroso; creo que encantador es la palabra que te describe he he – los ojos de Kisame brillaron de manera particular en medio de la poca luz que había en el bar.

 

-          Si te dijera que me gustas ¿Me creerías? – el  menor a penas y podía permanecer en ese asiento después de escucharle.

 

-          Pues… yo…

 

-          Porque me gustas, es más, creo que la palabra encantar va más adecuada, me encantas Deidara – el rubio estaba en shock ¿Acaso acababan de declarársele? No lo podía creer, menos  por el  hecho de que fuera un hombre tan guapo y agradable, que fuera el hombre perfecto de muchas mujeres y donceles que estaban por encima de el - ¿Piensas que estoy mintiendo? – cuestiono el peli azul ante la mirada anonadada y brillante del pequeño, como solía llamarle en su mente.

 

-          No, no es eso es solo que… - el mayor tomo un mechón de cabello  rubio entre sus dedos y lo deslizo por el rostro de Deidara hasta llegar a su mejilla; la acaricio suavemente descubriendo que la piel del chico era mucho más suave que su caricia.

 

-          Realmente me fascinas, solo piénsalo pequeño – dijo Kisame con una sonrisa para soltarlo inmediatamente. El rubio estaba sonrojado a más no poder, esas palabras, lo que significan, el tacto y sobre todo la calma y dulzura con las cuales fue tratado; aún permanecía la estela de un sentimiento satisfactorio que podría identificar como cariño, verdadero cariño.

 

-          Lo pensare… enserio… que lo pensare – soltó Deidara con un deje de nervios.

 

-          Bien, entonces  - dijo el mayor tomando  una de sus manos  con suavidad. La mano de Kisame hacía sentir a Deidara  increíblemente pequeño, a su lado lo era, pero no se sentía incómodo ni mucho menos, más bien se sentía protegido - ¿Me dejas llevarte a tu casa? – el ojiazul se sorprendió al darse cuenta que no tenía dudas de aceptar esa propuesta, confiaba en ese chico.

 

-          Está bien.

 

-          Por supuesto que no  - una  voz a sus espaldas les  hizo perder el momento grato. Itachi Uchiha primero se atravesaba la mano con una daga antes de permitir que Kisame Hoshigaki llevara a “Su Oso Rubio” a casa << aquel apodo había surgido gracias a un sueño bastante extraño que había tenido noches atrás >> de cualquier forma no lo permitiría, el ojiazul saldría de ahí en su compañía o solo en un taxi, pero no con su amigo.

 

-          Vamos – sentencio el moreno tomando la muñeca del menor.

 

-          Que demon… - el rubio no pudo ni articular su queja cuando ya lo estaban arrastrando hacia la salida. En medio del silencio personal que se había producido alrededor de Kisame, el mayor analizaba lo ocurrido, y en su fuero interno declaraba las palabras que posiblemente arrojaría en la cara de su amigo.

“Que me parta un jodido rayo si permito que te quedes con Deidara, Itachi; te conozco tan bien, estoy seguro que tarde o temprano lo arruinaras”

 

 

~-~-~-~-~ I&D ~-~-~-~-~

Ya fuera del bar el Uchiha mando traer su auto.

-          ¡¿Quién te crees para sacarme a rastras?! – el rubio estaba más que furioso; Itachi Uchiha no era más que un cabrón miserable que al parecer, disfrutaba molestándolo.

 

-          Da igual quinen me crea en este momento, te llevare a casa y luego iré al hospital – sentencio el moreno.

 

-          ¡Qué rayos!, estas enfermo si crees que dejare que me lleves a casa, no voy a seguir con este estúpido juego – exclamo el ojiazul emprendiendo camino  a su casa; no pensaba seguir con esa platica inútil. Le detuvieron tomándole fuertemente del  brazo.

 

-          ¡Estas jodido si crees que te dejare irte solo!, ¿Estúpido juego? ¡Estúpido juego!, ¿Realmente crees que bromeo con esto, o con lo que hice en mi auto hace días? Por supuesto que no, no disfruto de que me evadas, ni de verme  como un completo idiota porque no tengo idea de que hacer para que me tomes enserio; creme un completo cabrón pero nunca besaría a  alguien si no me gustara. Ahora súbete al auto – pudo haber sido por la presión del momento pero el rubio subió al auto sin replicar; esperaba que durante el recorrido todo se calmara.

 

El camino a casa de Deidara había sido silencioso, no era como si el rubio quisiera tener una charla con Uchiha; y por más que el moreno si quería tener esa platica, prefería no decir nada hasta aclarar totalmente sus pensamientos. Estaba seguro de tener sentimientos por Deidara, lo que esperaba definir en un lapso de treinta  minutos  que faltaban para llegar  a la casa del rubio, era el tipo de sentimientos; le agradaba, se sentía cómodo,  le encantaba hablar con él, siendo que con otras personas lo que menos solía hacer era charlar, entre otras cosas. El deseo. Lo sentía, por supuesto que lo sentía, eso tenía que llevar sus sentimientos a un nivel más personal ¿no?

 

-          Uchiha – le llamo el ojiazul sacándolo de su debate mental. No volteaba a verlo, posiblemente porque no quería distraerlo del camino – hay que ir al hospital.

 

-          ¿Por qué?  - cuestiono simplemente el mayor; ya estaban a unos veinte minutos de la casa del rubio.

 

-          Creo que… deberías ir primero para haya, digo le prometí a tu madre que te lo diría lo más pronto posible y por añadidura que llegarías lo más rápido que se pudiera, así que… solo vamos al hospital, no puedo con una madre angustiada -  sentencio el menor antes de volver su vista a la ventana. Itachi no pudo más que sonreír por el gesto de preocupación que presentaba Deidara para con su madre además, ya estaba seguro de lo que sentía por él.

 

 

 

 

~-~-~-~-~ I&D ~-~-~-~-

Ambos chicos llegaron al Hospital Del Distrito Konoha pasada  la media noche; el moreno abrazo a su madre en cuanto la vio, por la cantidad de fuerza que había usado la mujer se dio cuenta de que había necesitado ese abrazo desde hacía ya bastante rato. El rubio un poco renuente, se acercó gracias a la insistencia de Itachi  y después la de su señora madre, el rubio creía no haber visto una mujer más hermosa y de apariencia más dulce en su vida; también había conocido al hermano menor del Uchiha, un niño bastante simpático desde su punto de vista, punto de vista que Itachi no compartía.

 

-          Tu familia es muy agradable – comento el rubio mientras el moreno le daba un vaso de café.

 

-          Lo sé.

 

-          ¿Cómo es que tú eres tan antipático? – expreso el ojiazul con una sonrisa. Bueno, al menos ya se sentía relajado en compañía del mayor.

 

-          Mmm ni idea, posiblemente la herencia no fue buena conmigo. ¿No te regañaran? Son casi  las tres de la mañana – expreso el moreno un tanto preocupado.

 

-          No, hace rato llame a casa; dije que me quedaría acompañando a un amigo.

 

-           Así que somos amigos, genial – el rubio sonrió con eso. El mayor pensó que era el momento indicado para hablarle de aquello que ya había decidido.

 

-          Deidara.

 

-          ¿Sí? – soltó dándole un sorbo al café.  

 

-          Te amo – el rubio casi devuelve el café; ¿Cómo era eso posible? Por dios, tenía que ser una broma o una confusión – me imagino que piensas, piensas que estoy mintiendo, que juego, que estoy confundido ¿no es así? – el menor estaba impresionado, ¿Realmente era tan obvio?

 

-          Sí.

 

-          Pues no es así, desde el  principio mi interés en ti no era normal, nunca me he interesado en la gente, jamás he ayudado a un extraño; cuando te negaste a mi ofrecimiento me pareció insólito, me la pase pensando en eso mucho  más  tiempo de lo que alguna  vez quise pasarme analizando cualquier conflicto. Cuando me dijiste que estabas enamorado de Hidan entre en shock, no podía creer que no fuera yo, que no me miraras a mí; de cualquier manera no podía dejar las cosas así, quise acercarme, hacer que confiaras en mí, quería… quería gustarte. Sin darme cuenta he querido gustarte desde el principio; viste lo peor de mi esta noche y aun así  no quiero que salgas huyendo, quiero que te quedes, quiero que me des una oportunidad – el ojiazul estaba anonadado, en shock postraumático por muchas razones pero la más contundente era, la sinceridad. Notaba la sinceridad en cada palabra que le habían dicho.

 

-          No te quiero y lo sabes.

 

-          Así es, pero…  -  dijo el mayor con una sonrisa.

 

-          ¿Qué te hace pensar que hay un pero? – cuestiono el rubio.

 

-          Ante una declaración como esa, cualquiera mínimamente, tendría que pensarlo - ¿Por qué demonios sonaba tan cierto aquello? Dejando eso de lado, la verdadera pregunta y la que importaba era ¿Quería pensarlo?, no estaba seguro. Aun pensaba en la declaración de Kisame, ambos eran directos, sinceros y quitando los defectos que todo ser humano tiene, eran buenos muchachos.

 

-          También puedo pensar lo que me dijo Kisame – soltó el rubio.

 

-          ¿Acaso él…? – no hubo necesidad de que el moreno lo pensara con más detenimiento. Kisame se le había declarado a Deidara; ahora entendía el porqué de esa actitud en el bar, la expresión de su amigo cuando se llevó al rubio, eran celos – entonces…  ¿Le dirás que si? – cuestiono el pelinegro un tanto conmocionado; no era que estuviese inseguro de lo que podía lograr en cuanto a conquistas pero, en lo  más profundo de su ser sabía que Kisame era el indicado para el menor ¿Por qué? Simplemente, porque a diferencia de sí mismo, el peli azul no era un cabrón.

 

-          No lo sé, no es como si tuviera que elegir, honestamente pienso morir soltero – comento Deidara con nerviosismo, intentando que la plática tomara otro rumbo. No quería decidir ¿Quién era el para tener que elegir entre dos chicos maravillosos? No era más que un chico sin chiste o encanto, alguien que no debería tener que escoger una pareja aunque pudiera; simplemente era… tan poca cosa, que nadie debía de rebajarse a salir con él. Nunca lo diría en voz alta, pero cada día se sentía descolocado y triste en un mundo que lo consideraba desagradable, tanto o más de lo que  el mismo se consideraba. 

 

-          ¿Quieres aceptarlo a él? – cuestiono el moreno.

 

-          No creo – respondió un tanto inseguro el  rubio.

 

-          ¿Quieres aceptarme a mí? – volvió a preguntar el mayor.

 

-          No lo sé – inquirió el ojiazul con la mirada baja. No quería estar en esa situación, nunca lo había estado, le daba miedo estar en una situación así; si elegía a cualquiera de los dos acabaría enamorándose, se conocía perfectamente. Kisame era un gran tipo; era amable, caballeroso, simpático, y en el poco tiempo que había convivido con él, se llevaban de maravilla. Del otro lado de la careta estaba Itachi Uchiha, no lo consideraba de lo peor, aunque se lo hubiese dicho en voz alta; era agradable la mayor parte del tiempo, también era caballeroso, casi tanto como era mujeriego, caprichoso y ególatra, le hacía rabiar todo el tiempo, además de que esa noche podía agregar a su lista de defectos el gusto por consumir droga de vez en cuando; desde su punto de vista Uchiha era un gran tipo encerrado en una masa casi sofocante de engaños e hipocresías que trataba de aniquilar con su auto convencimiento e indiferencia. Creía haber llegado a la decisión de que, aunque Kisame era un buen tipo, Deidara Namikaze conocía a Itachi Uchiha mucho mejor que a cualquier otra persona, tal vez y solo tal vez, debía pensarlo ¿No estaría bien arriesgarse por una vez aunque terminara doliendo? ¿No estaría bien… intentar enamorarse de una persona casi tan compleja como él mismo?

 

-          Deidara, entiendo cómo te has de sentir con lo que eh dicho pero creme, es la primera vez que me enamoro, no soy el tipo de persona que cambia constantemente de opinión por eso sé que  esto… sé que esto no volverá a pasarme; solo dime que es lo que quieres ahora, si dices que no simplemente tengo que volver a intentarlo – esas palabras y la sonrisa que mostraba el azabache no eran precisamente de seguridad, más bien era de la extraña satisfacción que te deja el hacer todo lo que este en tus manos independientemente de salir triunfante o no.

 

-          Está bien – exclamo Deidara.

 

-          ¿Qué es lo que está bien? – indago el moreno; consciente de por dónde iba esa respuesta. Opto por acercarse todavía más al rubio, quería su total honestidad.

 

-          Que está bien, está bien… intentarlo contigo – eso era lo único que  el mayor necesitaba para sentir su angustia disiparse de su espina dorsal. Felicidad era una palabra muy insignificante para referirse al sentimiento que recorría su cuerpo. El pelinegro se pegó completamente al rubio, apenas unos centímetros los separaban. 

 

-          ¿Qué quieres? – cuestiono el menor nervioso y sonrojado, le parecía tan adorable.

 

-          No lo sabes – comento, acerco su rostro al oído del ojiazul y dijo con voz tenue – quiero un beso, ¿Me lo darás? – ante eso el rubio únicamente hizo un gesto que podía comparase con un puchero.

 

-          ¿Por qué lo dices como si tuviera opción? – eso era más que suficiente. El moreno acerco sus labios a los de Deidara comenzando un beso lento, cariñoso, que conforme pasaron los segundos se convirtió en uno pasional y demandante, las manos del mayor se hundieron en el cabello del rubio; ese beso era muy parecido al primero que se habían dado, con la diferencia de que ese no era robado.

 

Era un muy buen comienzo.

-          Podría pasarme horas haciendo esto – comento Itachi con una sonrisa seductora.

 

-          Yo no creo que pueda.

 

-          Descuida – le beso rápidamente – con un poco de práctica, me seguirás el ritmo – dijo el azabache mientras le abrazaba.

 

-          De acuerdo – la voz femenina a sus espaldas les hizo voltear casi con horror – según yo Itachi, tú y Deidara eran amigos pero… ya no son amigos; bienvenido a la familia hijo – comento sonriente la madre del moreno mientras le acariciaba el largo cabello rubio al  chico; que después de eso salió huyendo por una botella de agua. Dio un ligero paso hacia su querido primogénito y le dijo - ¿Vas enserio? No  quiero que lastimes a ese chico, es muy especial – el moreno le respondió en el mismo tono.

 

-          Mamá, ¿Recuerdas la vez en que me dijiste que había una persona ideal para todos?

 

-          Claro que lo recuerdo – exclamo sonriente la pelinegra.

 

-          Él es  mi persona ideal – ante esa declaración la hermosa mujer sonrió y se marchó. Conocía a su hijo y tenía la plena seguridad de que nunca,  había estado más seguro de sus palabras.

 

“Después de todo, uno aunque no lo sepa, tiene más o menos una idea de a quien ama, cuanto ama y sobre todo, si volverá a amar de esa forma y mi hijo tiene algo muy claro a través de su mirada, y eso, es el hecho de que está enamorado por primera vez…

por única vez”

Notas finales:

Pues este fue el primer capitulo n_n

Si aqui en esta historia tanto Deidara como Naruto estaran gorditos (nos costo trabajo imaginarnosloi u.u) aunque luego no, pero no piensen que esta sera la tipica historia de telenovela de siempre; sera distinta ya veran ;)

Ojala y les haya gustado :D

Se aceptan de todo y si tienen alguna sugerencia haganosla saber en sus comentarios.

Para los que ssiguen nuestros demas fics pronto subiremos las continuacones :D

Se depiden...

 

EL y KE.


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