EL MAGO
-Soy un mago-
-¿Tú…eres un mago?-
-Sí, soy mago- dijo con autosuficiencia el castaño.
-Vaya-
-No me crees-
-No, no, porque no hacerlo pero-
-¿Pero qué?-
-No eres muy pequeño-
-¡Que tiene que ver eso!-
-No, nada supongo- contesto un tanto avergonzado el otro -bueno, asi que eres un mago-
-Si- respondio un tanto alegre y cansado de la retórica de la pregunta.
-¿Y qué trucos sabes a hacer?-
El chico ante eso solo alzo una ceja mirándolo con molestia.
-No son trucos, es magia- recalco la última palabra con un dejo de molestia.
-Perdón, pero y que sabes hacer- preguntaba mientras el otro sacaba del bolsillo de su chaqueta un palito que para él resultaba bastante chistoso -¿Y eso?-
-Esto, es mi varita-
-Ya… ¿y?…-
-Con ella hago magia- soltó solemnemente.
-Guauuuuuuu, no es igual a los del teatro pero…creo que igual esta de fábula- respondio para alegría del otro que no ocultaba su gran sonrisa mientras admiraba aquel trozo de madera que para el otro era demasiado endeble para hacer cualquier cosa.
-Me encantaría poder usarla-
-Un momento, como que te encantaría, ¿Acaso no la vas a ocupar, digo, no ibas a hacer magia ahora mismo?-
El castaño agacho la cabeza un poco apesadumbrado, pues deseaba mostrarle aquel chico lo que él podía hacer, mas no podía, ya demasiado había expuesto contándole quien era el en realidad solo para llamar su atención.
-No puedo, me está prohibido- dijo viendo como el otro sonreía a punto de reír -donde estudio se nos prohíbe hacer magia fuera del colegio…es por…-
-Eso es estúpido-
-Lo sé, pero ellos no, nos lo permiten- alego cabes bajo el castaño.
-Hey, no te preocupes, yo te creo- respondio para ver una nueva sonrisa en el rostro del chico frente a el -además, ser un mago es algo grandioso y de seguro que algún dia serás famoso-
-Si de eso puedes estar seguro- respondio el chico sacando algo que guardaba en su chaqueta -Toma- le extendió un extraño paquetito que el otro tomo divertido de entre sus manos.
-¿Y esto?-
-Es una rana de chocolate, es de donde estudio-
-Pues gracias, lo comeré después-
-No, hazlo ahora- casi ordeno el chico impaciente.
-Está bien- respondio divertido el otro viendo como apenas abriera el envoltorio la ranita de chocolate saltara para su espanto de sus manos -¡pero qué diablos!- exclamo mientras el otro se carcajeaba -Esto…esto es-
-¡Magia, pues claro!- respondio el chico viendo como el otro se agachaba para agarrar sin éxito la rana que volvia a saltar para su diversión.
-¡Esto es genial, esto, esto es magia!- reía emocionado el chico que perdía su rana por la ranura de la calle.
-¡Te lo dije o no!-
-¡Esto es genial Thomas! ¡Eres un mago, un mago y de seguro serás el mejor de todos los tiempos!-
-Gracias Alex-
-No, gracia a ti por mostrarme esto- dijo el chico viéndolo soñadoramente mientras el otro rosaba su mejilla con la palma de su mano.
-No, gracias a ti… por existir y estar a siempre a mi lado- casi tartamudea sellando tan bello momento con un delicado beso en los labios del otro que fue respondido con un sonoro golpe que lo llevo directo al suelo.
-¡¿Que mierda crees que haces?! ¡Qué rayos! ¡¿Acaso eres un desviado, eso eres?!-
-Yo…yo…-
-¡Me das asco! ¡Con razón tu escuela no está en Londres!-
-¿A qué te refieres?- dijo dolido al ver la clara repulsión en el rostro amado.
-¡Pues que de seguro todos son unos malditos pervertidos! Sí, todos los magos son unos asquerosos pervertidos, depravados y ¡Sobre todo tu!- le apunto acusadoramente con un dedo.
-Alex- apenas dijo por el nudo que se había formado en su garganta.
-¡No te vuelvas a acercar a mí!-
-¿Pero?-
-¡De seguro tus padres sabían lo que eras y por eso te abandonaron!-
-Cállate-
-¡De seguro se dieron cuenta y por eso lo hicieron!-
-Cállate…por favor…cállate-
-¡¿Porque Mago?! ¡¿Porque es la verdad?!- atizaba burlonamente el otro mientras comenzaba a reírse con amargura.
-Pensé que me entendías, que eras mi amigo, yo pensé, pensé que-
-¡¿Que era un desviado como tú?! ¡Eso nunca, me das asco, asco, me escuchas, asco!-
-Por favor cállate, por favor-
-¡Asco, asco, asco!-
-Ya no más, por favor- suplicaba al punto de las lágrimas el chico que aun yacía tirado en el suelo destrozado por su primer fracaso sentimental -No más-
-¡Asco!- grito por última vez el otro muchacho cuando sintió una fuerza invisible y sobre humana empujándolo con fuerzas hacia atrás, dejándolo en la misma posición de quien considerara su amigo minutos antes.
-¿Estas bien?- pregunto preocupado levantándose de un salto el castaño para ir en su ayuda mientras el otro le miraba aterrorizado -¡Alex estas bien!-
-¡No te me acerques!- contesto aterrorizado el chico que apenas se levantaba.
-Pero Alex-
-¡No te me acerques monstruo! Nunca más… ¡Nunca más te acerques a mí!- le escucho gritar aterrado mientras corría para perderse tras la esquina de una calle cualquiera.
-Alex-
Las lágrimas cayeron sin aviso, ni permiso, siendo removidas de un pálido rostro de la misma forma que llegaron por una mano impávida que le obligaba de un manotazo a olvidar todos los momentos felices vividos con aquel joven que fuera su primer amigo en ese mundo que por tanto tiempo le rechazo por ser diferente y que fue la excusa perfecta para olvidar todo el resentimiento que sentía hacia este y que en esos momentos resurgía nuevamente con un odio irrefrenable que le hacía arder el pecho dejando como único recordatorio la última cosa buena que él le había dicho.
-Seré el mejor mago de todos los tiempos, el mejor, y no solo eso, conquistare el mundo y subyugare a todos los malditos muggles, empezando por ti Alex- amenazo imaginándoselo ante sus pies llenos de cadenas -mi primer esclavo, lo juro, como que me llamo Tom Riddle…amor-
Fin