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Pink por Katja Kitayima

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Notas del fanfic:

Mi segundo trabajo, olvidado por más de un año en la penumbra de mi Google Docs.
Escribí esto precisamente en agosto-septiembre del año pasado, con motivo -no inicial- del cumpleaños de Key, pero quería publicarlo ese día; sin embargo, antes no tenía idea de querer publicar mis trabajos de este fandom. Ahora, un año después, por fin pude hacerlo XD (lo siento, es que sí se me olvidó que ya lo tenía listo).

En fin, espero les agrade y me digan qué tal está :); tal vez difiera un poco mi escritura a la de ahora, pues considero que quiza sí haya madurado un poco, o eso espero~

Notas del capitulo:

Basado en la JongKey promise~, aunado al cumpleaños de Key.
Creo que quedó algo incoherente XD, y muchas cosas no las sentí auténticas, al menos no como esperaba; pero lo leo y a veces me gusta, a veces no. Ni modo, creo que una nunca estará contenta XD  pero al menos espero les divierta :)

Jjong

Había mencionado ese nombre con una ligera entonación interrogativa, queriendo asegurarse de que el susodicho le estuviese poniendo atención antes de proseguir.

—Kibum…

Respondió el mayor de los Kim un tanto adormilado, mas imitando el mismo tono de su compañero. Yacía recostado con la cabeza sobre el regazo del otro, ojos cerrados y ambas manos juntas reposando suavemente contra la rodilla izquierda. Sonrió tenuemente cuando sintió a Key acariciarle el cabello con delicadeza

—Pronto será mi cumpleaños ¿qué me darás de regalo? —preguntó de súbito al notar que el otro estaba, de menos, consciente.

—Cumple…años…. —repitió casi entre balbuceos. Sentía el cuerpo pesado y la respiración bajar de ritmo; estaba a punto de entrar en una segunda fase del sueño.

—¡Jonghyun!

—¡Key!

Gritó el primer aludido como reacción involuntaria cuando el tono de su voz le despertó del trance, elevando medio cuerpo como resorte ante el desconcierto de no saber qué había pasado.

—¿Ya me vas a poner atención? —reclamó.

Key bufó molesto. Si había algo que le fastidiaba de Jonghyun (entre otras muchas cosas) era que le dejara hablando solo en momentos importantes. Ese chico tan distraído le traía verdaderamente loco, en más de un sólo sentido, estrictamente hablando.

—Ya, ya, bueno… —se dejó caer de nuevo sobre su regazo, sonriéndole con ánimos y un dejo de ternura— ¿Qué me decías?

—Que casi es mi cumpleaños, y que espero un regalo de tu parte.

—Mmm, un regalo… —se quedó pensativo unos instantes. Miró a Key que seguía en espera de una respuesta, de una muy buena y satisfactoria respuesta en realidad— Quizá te de una de esas noches especiales, llena de las cosas que tanto te gusta que te haga cuando estamos solos en la cama.

—¡Pervertido!

Sintió el golpe directo en sus costillas, pero ni eso le impidió reírse a fondo con su propio comentario.

Es que pudo imaginarse la escena perfecta. Por más que el otro se quejara, siempre acababan casi en la misma situación: Key siendo todo un salvaje en la cama —o en el lugar de turno— pidiéndole por más, y él, dándole todo por cumplirle su capricho y sus fantasías. Después de todo sería el cumpleañero quien decidiría sólo por esa noche.

Aclaraba mentalmente: sólo por esa noche, por si acaso, para tener un argumento en caso de emergencia.

—No te rías, que hablo en serio.

Jonghyun se levantó, girando el cuerpo para quedar de frente a aquel angelical rostro. Acercó sus labios para besarle con suavidad; le sonrió plantándole un par más de esos besos silenciosos a los que recurrían entre juegos.

—De hecho, ya tengo tu regalo —acarició su mentón sin dejar de mirarle— desde hace un par de  meses.

Ahora había sido Key quien no pudo evitar soltar una sonora carcajada ante el comentario.

No era que se estuviese burlando de él, pero, le conocía demasiado bien como para creer que se hubiese acordado de su cumpleaños anticipadamente; y lo que era aún más increíble: que ya tuviera preparado su regalo. En verdad amaba a Jonghyun, pero pensaba que era la persona más distraída y olvidadiza —aparte de Taemin— que conocía.

—¿Qué? ¿acaso no me crees?

—¿La verdad? ¡no! —siguió riendo ante la cara de incredulidad de su compañero.

—Sólo espera y verás. Se que te gustará mi regalo, honey.

Y fue con la misma sonrisa socarrona que le tomó de la mano y le besó el dorso como un caballero ante su damisela. Le miró con complicidad y un toque de malicia; Key sabía que algo estaba planeando, algo que, sin saber por qué, le estaba causando escalofríos anticipados.

—Más te vale, Kim Jonghyun —sentenció— que no sea una más de tus tonterías o de tus ideas raras....o sino...

Amenazó. O lo intentó.

Antes de que pudiera acabar la frase, Jonghyun ya le había tomado por el rostro y atrapado la boca con besos que de inmediato le robaron la razón. Ese desgraciado sabía cómo hacerlo de modo tal que no le quedara más remedio que dejarse ganar...momentáneamente.

Bueno, qué importaba. Si ya estaba encaminado entonces aprovecharía para robarle a él unos cuantos besos también.

 

 

Durante el resto de la semana, Key no dejó de pensar en cuál podría ser el supuesto regalo que Jonghyun le tenía preparado, porque claro, aún no podía asegurar la veracidad del comentario hecho. Indagó, incluso, con los demás miembros, preguntando si sabían algo o tenían alguna pista; lamentablemente ninguno parecía tener la más mínima idea de aquel plan.

Onew incluso parecía sorprendido de que Jonghyun pudiera ser capaz de hacer algo así; cuando se lo preguntó esbozó una amplia sonrisa a modo de "¿bromeas?", seguido de un "¿En serio dijo eso?”. Lo sabía, no es que sobrestimara a su pareja y gustara de criticarle en todos sus millones de defectos, pero había cosas que eran tan obvias que no sólo él las notaba.

Intentó también, y sin éxito, de encontrar alguna pista o algo que le refutara su creencia de que Jonghyun en verdad era un idiota y mentiroso olvidadizo que le ilusionaba para después caer de su pedestal. Entró a su habitación mientras no se hallaba cerca, husmeó durante un buen rato entre la desordenada habitación que compartía con Taemin; buscó, miró, asomándose hasta donde el desastre se lo permitió pero no halló nada. Ni una miserable pista de algo fuera de lo normal.

Suspiró casi resignado. Es que en verdad quería creer que esta vez su mejor amigo cumpliría su promesa; estaba ilusionado de que Jonghyun le demostrara que le importaba hasta el punto de preparar algo para esta fecha, ahora mucho más importante para ambos. Sería el primer cumpleaños que celebraría con una pareja a su lado, con su ahora novio que había pasado por todas las etapas: desde mejor amigo hasta cretino idiota para finalmente convertirse en lo que ahora eran, Jonghyun y Key, los que se amaban y que estaban juntos en todos los sentidos. El amor de su vida, en palabras cortas.

Y es que ¿quién podría culparlo?, lo único que quería era pasar ese momento especial con la persona que amaba —y que le amaba—; se debía sentir lindo ser consentido, más de la cuenta, por quien siempre quiso que le mirara de otra forma que sólo amistad, y ahora que lo tenía a su lado sentía mucha ilusión por los días juntos.

No era el regalo material. No.

Por más difícil que le fuera creérselo, incluso a él mismo, no era eso. Que de todas formas le gustara recibir regalos a su altura por lo diva que era, era otra cosa; pero esta vez lo que importaba era quién se lo daría y con qué intención.

Confío en ti, Jonghyun.

 

 

Esa mañana del veintitrés de septiembre Kim Kibum despertó más temprano de lo usual, permaneció en cama unos minutos más mientras disfrutaba de la deliciosa sensación que sus músculos le proporcionaban al haber sido estirados con propiedad; su esbelto cuerpo se revolvió entre las sábanas de color rosado que le envolvían. Sonrió con amplitud y aspiró la frescura de la brisa matutina que se colaba por la ventana.

Hoy era un día magnífico, el día en que el mundo agradecía un año más de su presencia.

Agenda llena como siempre. Eventos de onomástico, reuniones con fans, fiestas con amigos y admiradores, celebraciones familiares y con sus compañeros; tiempo de regalos y de toda la parafernalia glamorosa de ser el personaje del día.

Afortunados debían ser de que Almighty Key se levantara de buen humor, porque hoy era un día todavía más especial que de costumbre. Se vistió con algunas ropas trendy en los colores que tanto le gustaban: azul, magenta, rojo y algo más en tono pastel para contrastar, por supuesto, en tonos rosados. Terminó de arreglarse con una completa colección de accesorios que le hacían lucir al último grito de la moda.

Hoy era su día, y en verdad esperaba mucho de esa persona que le movía el mundo, su mundo, para ser precisos; y eso ya era mucho decir, porque nadie, sin su permiso, podía realizar tal proeza sin morir en el intento.

Y todo había empezado bien,  o al menos eso creyó.

Jonghyun de inmediato saltó a sus brazos cubriéndole de besos y caricias cual cría de cuadrúpedo canino emocionado al ver a su amo. Key no le negó la muestra dulce estilo Bling Bling que le dio;  siempre y cuando no le arruinara el peinado que le había tomado un par de horas perfeccionar, todo estaría bien.

"¡Feliz Cumpleaños Kibummie!" seguido de un par de besos y una sonrisa descarada y perversa que le hizo querer llevarlo en ese mismo instante a su habitación y exigirle atención especial.

"Te amo". Susurró sobre su oído tras haber cambiado ese tono juguetón por uno tan tierno que le hizo estremecer por el abrazo al que fue sujeto.

Kibum le sonrió cuando correspondió al gesto, pasó sus brazos alrededor de su cuello y le dijo que él también le amaba; casi con la misma emoción que el otro le demostró al decírselo; ahí la diferencia fue que Key aún esperaba más de él, mucho más por ser ahora su pareja ante todo y todos.

Y lamentablemente eso había sido todo por esa mañana. Y por el mediodía; y por la tarde; y por el anochecer. Sólo eso y la poca atención que le brindó a él o a la fecha importante que era.

Sucedió entonces que nada de lo que le prometió pasó. Supo que Kim Jonghyun era el mayor idiota que hubo conocido; el falso, detestable, incumplido bueno para nada de su novio Jonghyun, aquel que le desilusionó una vez más en lo que había puesto tanta confianza.

Todo transcurrió como un día más de sus agitadas vidas de ídolos del pop. Se vieron todo el día, estuvieron cara a cara sin más que decirse que un par de malas bromas de su parte, de las cuales Key ni siquiera se inmutó en seguir; se le estaba acabando la paciencia. Nada le dijo, nada le dio; incluso le dio la impresión de que le hubo estado evitando, la mirada, la palabra; desviándose del tema como si no fuese importante.

Le esperó a lo largo del día, creyendo que su nivel de distracción era suficiente como para habérsele olvidado —aún perdonable— que no le hubiese dado ya aquel presente prometido. Los compromisos, quizá; el hecho de estar rodeados de tanta gente tal vez pudo inhibirle para atreverse a dárselo.

Pero no, esta vez Key había dado el veredicto final: a Jonghyun se le había olvidado por completo. Una vez más pensó que sólo se lo tomaba a juego, como todo en su insulsa vida para remediar el desastre que era por dentro y por fuera su mejor amigo y amante.

 

Al llegar a casa, casi a media noche, cansado, harto y decepcionado, no tuvo la intención de darle al mayor las jodidas buenas noches acostumbradas. Generalmente era un abrazo y un "Que duermas buen Jjongie, sueña conmigo o te arrepentirás por la mañana"; la risa cínica de Jonghyun mientras le decía que sí, que se la pasaría toda la noche planeando la de cosas que le haría al siguiente día; una sonrisa maliciosa de Key y Jonghyun lamiéndose los labios, ambos besándose como si la vida se les fuera en eso y un“Un beso más y a dormir, baby, que mañana hay que madrugar.”

Esa era la rutina de prácticamente todas las noches; pero esta ocasión, aún peor que otras donde le hacia enfadar, se pasó de largo hasta su habitación, despidiéndose incluso de manera intencional de cada uno de los demás miembros a propósito: a Onew le abrazó y jugó con su cabello, a Minho le sonrió agradecido y a Taemin le hizo un cariño en las mejillas; todo eso antes de pasar junto a Jonghyun sin mirarle siquiera para perderse en la obscuridad de su habitación. Lo más extraño había sido que el mayor de los Kim parecía haberse resignado como si se lo mereciera: una tímida sonrisa que en el fondo si le dolió, a pesar de ese semblante tranquilo y su "todo está bien" que siempre usaba como máscara para cubrir lo que le hacía daño.

Fue Minho quien pensó  que aquello había sido golpe bajo para alguien que es demasiado aprehensivo como su compañero,  queriendo descifrar qué habría hecho ahora Jonghyun para que Key le desairara de esa forma tan cruel frente a todos.

Ese par….pero seguramente mañana se reconciliarían y estarían juntos sin despegarse en todo el día, haciéndose mimos y diciéndose cursiladas. Nada nuevo.

 

 

Las tres y cuarto de la madrugada. Key escuchó el sonido característico de su móvil que le indicaba que tenía un nuevo mensaje. Gruño; ¿quién, en su sano juicio, osaba despertarle a esas horas mientras tomaba su merecido descanso? quien fuera, moriría lentamente por vía electrónica con algunos buenos insultos de su autoría.  Estiró su brazo y alcanzó su blackberry dorada que centellaba sin parar.

Tenía que ser. Sólo una persona, por de más estúpida,  se atrevería a hacer eso estando justo en la habitación contigua.

 

 “¡Bum!”

"¡Idiota! ¿Qué crees que haces?"

"¡Key! ¡Key! ¡Key!"

 

Ni de chiste le seguiría sus jueguitos. Que se jodiera, estaba de muy mal humor como para siquiera lidiar con él por hoy.

Pero de nuevo su móvil brilló, no una, ni dos, sino seis veces seguidas, vibrando y sonando fuera de control. Key estalló.

 

 "¡Déjame en paz!"

"¡Key! ¡Kibummie! ¡Bummie!"

"Muérete"

"¡Necesito verte! ¡En la sala! ¡Ya! ¡Es urgente!"

"¡Estás completamente loco!"

 

 Fue lo último que escribió antes de apagar el aparato. Tenía la intención de volver a dormir cuando la puerta de su habitación se abrió, revelando la silueta siniestra de Jonghyun recargado en el marco; esperando. Pero Key no le dio importancia y se giró para acurrucarse de nuevo entre las sábanas. Escuchó su nombre con ese tono de voz bajo, pero ni así quiso mirar. Sólo deseaba dormir ya.

De repente, su cama se llenó de un peso extra que sintió justo a la mitad de su cuerpo; de nuevo la mención de su nombre y un par de manos sobre su hombro.

Por supuesto que Jonghyun no aceptaba un "no" por respuesta.

Key.... Bummie… —ya tenía parte de su cuerpo recargado sobre él Esos susurros elevados de tono que le hicieron estremecer al momento que su cálido aliento chocó contra su oído.  Suerte que Minho tenía el sueño demasiado pesado como para darse cuenta de lo que sucedía; una vez que su cabeza tocaba la almohada, no había poder humano que lo despertase.

Kibum.....Baby.

De nuevo la mención de su nombre. Quiso ignorar el hecho de que Jonghyun estaba prácticamente encima de él, pero no pudo obviar el aroma a menta y hierbabuena que despedía cuando hablaba.

Dulce, una delicia el poder besar esos labios impregnados de esa frescura artificial.

Pero no. No.

Key tenía que recordar el hecho de que estaba aún enfadado con él.

—Deja de joder, idiota.

Y de un jalón se cubrió enteramente con la cobija de estampado moteado. Sin embargo,  poco le duró el gusto cuando el mayor le corrió la manta en un movimiento brusco, arrojándola contra el suelo para dejarlo desprotegido. Le tomó con fuerza de la muñeca y le obligó a levantarse, llevándolo a rastras hacia fuera de su habitación. Key forcejeó como reacción natural a que le dejase ir, pero era imposible dar batalla contra ese par de brazos musculosos, fruto de las horas intensivas de gimnasio que Jonghyun dedicaba cada día sin falta como rutina diaria.

Se sintió entonces como una marioneta usada, vieja y arrumbada cuando su compañero le arrojó contra el sofá; no hizo nada más que quedarse en silencio y de brazos cruzados, intentando evitarle la mirada que comenzaba a ponerse seria. Le había ofendido, claro, por supuesto que eso no se le hacía a alguien como él.

—¿Estás enojado conmigo? —preguntó Jonghyun con un cierto dejo de nostalgia, pero lo único que recibió a cambio  fue un gesto de rechazo— No entiendo por qué, ¿qué hice mal esta vez?.

A pesar de todo, Jonghyun quería estar seguro de la verdadera razón por la que su pareja le trataba como todo un cretino; que sí lo era, de acuerdo; e intuía la respuesta, pero estaba curioso sobre un pequeño aspecto que había considerado desde hacía tiempo, algo que había notado desde que comenzaron su relación formalmente meses atrás.

—Al menos dime algo...

—Quiero dormir....estoy cansado —expresó sin ánimos tras algunos minutos de permanecer en silencio. Tampoco le gustaba eso de ignorar al otro, pero aún estaba resentido con él.

—Kibum…

El menor había intentado levantarse para retirarse de nuevo a su habitación, pero fue detenido por Jonghyun cuando le tomó por el antebrazo. Esta vez fue suave y suplicante con su toque; Key no se negó, en el fondo aún quería una respuesta.

—¿Estás enojado porque no te di tu regalo?

—Claro que no.

Claro que sí.

Jonghyun podría no ser lo que se llamase un genio, pero conocía perfectamente a Key; sabía qué decía cuando no hablaba, qué expresaba con sus gestos y qué es lo que sentía con esas actitudes. Sólo es que le gustaba verlo enfadar de vez en cuando al preguntarle cosas obvias.

Le sonrió divertido, incluso, soltando una ligera risilla mostrándole la fila de dientes inferiores; no podía dejar de mirar el rostro serio, la manera en como sus labios finos se hacían más pequeños por el gesto de desdén que le provocaba, casi al punto de hacer un puchero cual niño pequeño mimado. Siempre le gustó, amaba pasar largas horas tan solo observando el hermoso y perfecto rostro del motivo de su felicidad.

Key... —le tomó de la mano derecha llevándola hacia su pecho— cásate conmigo.

Había soltado de repente. Y por supuesto que el aludido volteó al momento. Le encaró cuando escuchó sus palabras, eran tiernas, suaves y, quizá, hasta sinceras. No negaba que aquello le había erizado los vellos de los brazos; es que esa voz, la voz de Jonghyun en ese tono medio bajo, ese jodido hombre sexy y su voz seductora....

Y casi le creyó. Casi.

Lamentablemente el encanto se rompió y Key de nuevo supo que Kim Jonghyun jamás cambiaría.

Suspiró, harto, decepcionado; le miró sonreír como cuando hace una travesura y se escondía para mirar a su víctima y burlarse de ella: el chico de cabellos castaños había sacado de su bolsillo uno de esos anillos de dulce de sabor fresa y ofrecido instantáneamente; ni siquiera había tenido la delicadeza de colocárselo en el dedo, simplemente se lo había extendido a su rostro mientras sonreía de oreja a oreja, intentando aguantar la risa.

—Eres un idiota, Jonghyun; un verdadero idiota.

—Oye, oye ¿así respondes a mis proposiciones? —imitó la cara de ofendido del otro— eres un chico muy mimado Kibummie...

Kibum en verdad quería ponerse serio, pero el otro insistía en verlo todo como un juego: sus respuestas, sus actitudes, sus acciones; sin importar qué fuera siempre terminaba desviándose del tema y haciendo de todo un chiste, un muy mal chiste.

Ni en estos momentos, ni por lo que le había preguntado, podía serenarse y ver las situaciones reales; por eso es que siempre tuvo la inquietud de que, a la larga, esto tal vez no funcionaría. Por más que le amara, en el fondo de su corazón —y de su mente— la espina de la duda dolía, porque, no sabría hasta qué punto Jonghyun se tomaría en serio su relación.

—¿Sabes qué? olvídalo. —suspiró hastiado— No estoy de humor para tus tonterías, hoy no. Y menos con ese tema.

—¿Tonterías? —se extrañó. Generalmente era Kibum el primero en seguirle en todas sus ocurrencias, sin importar la naturaleza de estas—  Key, hablo en serio— hizo una pausa para tomar aire; su mirada seguía fija en la del menor— siempre ha sido así cuando te lo he pedido, pero tú, invariablemente acabas rechazándome en cada ocasión....

Key tuvo que hacer una alto temporal en su enfado para escuchar al mayor. Esta era de las pocas veces en las que Jonghyun sonaba sincero, serio, y, hasta le pareció que un poco decepcionado; no detectó ninguna clase de sarcasmo, burla o intento de juego en esas últimas palabras. Y tenía que aceptar que tenía razón; no se había puesto a pensar en aquel detalle: cada vez que Jonghyun se le declaraba de ese modo, él terminaba por salirse del tema o dar una frase a tono de broma. No se había puesto a pensar que tal vez Jonghyun sí se lo estaba diciendo en serio todo ese tiempo.

Le observó detenidamente el rostro, Jonghyun acaba de poner esos ojos de cachorro que frecuentemente le causaban un colapso de ternura.

Jjong...

Habló muy suave, casi en un susurro. Lo dudó un momento al principio, pero finalmente estiró la mano para quitarle el caramelo en forma de anillo que le había ofrecido anteriormente, observándolo, pensando.

—¿Qué? ¿acaso querías un anillo de zafiro rosa? —le sonrió entre risillas sin alejar su vista de aquel bello rostro— eso cuesta mucho y no puedo pagarlo aún con mi sueldo.

Key intentó por todos los medios el no reírse, pero le fue imposible; aún cuando se quejara de la falta de seriedad de Jonghyun, no negaba que siempre le sacaba una sonrisa con sus ocurrencias.

Aunque ahora que lo mencionaba, un anillo de zafiro rosa no era tan mala idea.

—No es eso.

—¿Eh?

—No te rechazo por esto —le enseñó al anillo de dulce que él mismo se había colocado ya en el dedo anular

—¿Entonces, por qué?

—Nunca me lo has pedido correctamente.

Key alcanzó a sonreír medio de lado. Desvió su rostro alzándolo altivo, la pose petulante se hizo presente cuando se recargó sobre el sofá, entrelazando la pierna derecha sobre su opuesta con elegancia, sus brazos cruzados a la altura del pecho y esa mirada de soberbia absoluta que le hacía honor a su sobrenombre: Diva.

Jonghyun le observó sin perder detalle de cada gesto y acción; en serio que se le antojó besar esos labios delgados y rosados que le seguían mostrando la risita vanidosa que sólo pertenecía a Key. Sonrió a modo de fascinación, entreabriendo la boca en un intento de exclamación a lo que por fin supo era la razón que buscaba.

—Así que era por eso....

El mayor de los Kim se levantó repentinamente. Key le daba de vez en cuando alguna que otra mirada ocasional sólo para vigilarle los movimientos, siguiendo todos sus pasos hasta que lo vio arrodillársele al frente.

—Cásate conmigo, Kibum.

Se lo pidió nuevamente repitiendo las mismas acciones de antes, pero en esta ocasión no había sacado un anillo de caramelo del bolsillo izquierdo de su pantalón. Key se intrigó de saber qué era lo que ocultaba en su mano, era lo bastante pequeño como para quedarse encerrado en su puño.

¿Sería acaso....?

—Jonghyun...

Y allí estaba frente a sus ojos, irradiando ese fulgor plateado y luminiscente, tan perfecto y puro que incluso pudo sentir la suavidad del material sin siquiera haberle tocado. El chico de cabellos  castaños sostenía entre sus dedos una sortija de plata con una pequeña incrustación de exquisita turmalina rosada, su color favorito por sobre todos.

No lo creyó hasta que Jonghyun le tomó de la mano, y, retirándole primero el anillo de dulce, le colocó el real. Justo a su medida. Lo observó durante algunos instantes, moviendo la mano para notar los destellos que generaba cuando el material hacía reflexión con la tenue luz de una de las lámparas de la sala.

Kim Jonghyun, el tipo alocado que le robó el aliento, alma y corazón desde sus días de trainee en la SM; el chico de estatura baja y voz seductora, infinitamente extraordinaria y seductora voz, ese niño hiperactivo y divertido que le hacía sonreír y del cual estaba enamorado.

Pero también era ese mismo chico que anteriormente le había traicionado de la manera más cruel que pudo imaginar, cambiándole por una simple chica cuando ellos tenían algo único y mucho más grande, y el camino a ese perdón había sido demasiado difícil; era ese mismo hombre, también, quien generalmente hacía de todo un juego y no se tomaba las cosas muy en serio; el chico que gustaba de ser coqueto con todo y todos sin importar la ocasión, haciéndole dudar de algo llamado fidelidad. Aún a estas alturas, no olvidaba todas y cada una de las veces en que le hizo derramar las lágrimas por su culpa.

Sí, ese hombre, que ya era suyo, le estaba pidiendo pasar el resto de su vida a su lado; la petición esta vez era real, y Jonghyun se merecía, también, una respuesta real.

El chico de la piel pálida suspiró fuertemente, admirando una vez más el anillo encajar en su dedo. Elevó la mirada y se encontró con los ojitos de cachorro de Jonghyun esperando impaciente el momento en que dijera algo. No es que pensara la respuesta porque ya la sabía, la supo todo el tiempo en realidad, sólo deseaba poder encontrar la fuerza y concentración para hacer que su boca articulara esas palabras que sabía eran las correctas para este momento. Sí, definitivamente y por su estabilidad emocional, era lo mejor.

—Ni se te ocurra decirme que no porque ésta es mi última oferta, Kibummie— dijo Jonghyun, riendo nervioso al notar que su pareja se estaba demorando demasiado al hablar. Tal vez creyó que había sido demasiado pronto y precipitado. Comenzó a arrepentirse cuando le vio tornarse serio.

El aludido bajó la mirada y el ambiente se tensó. El silencio incómodo reinó entre ambos cuando Kibum sujetó el anillo que pendía de su dedo, lo palpó y dio vueltas, moviéndolo nervioso a lo largo de su huesudo dedo.

—¿Key? —llamó, con un nudo en la garganta que se intensificó en el momento en que el menor se levantó del sofá.

Su rostro se ensombreció y sintió un vacío en su estómago; el chico rubio se arrodilló ante él y le abrazó con fuerza sin decir una sola palabra. Se separaron tras algunos minutos de un profundo silencio que pareció una completa eternidad.

—Desde que te conocí, esto era todo lo que siempre quise alguna vez— le miró, dejando una suave caricia sobre su mejilla— pasé mucho tiempo pensando en este momento, pero sé que esto es lo mejor para ambos.

Key... —su tono fue de súplica. Se tenía que preparar para lo peor; pero no quería lo peor.

No. No podría.

—Confía en mí.

—Kibum...

—Acepto.

Inconscientemente, Jonghyun había cerrado los ojos y bajado la cabeza preparándose para el impacto.

—No... —exhaló inmediatamente e hizo una pausa cuando se dio cuenta— ¿tú qué? —levantó la mirada asombrado. Tenía que cerciorarse de que había escuchado bien.

Pero Key ya no respondió, no tuvo la necesidad cuando se le lanzó a la boca en un beso pasional y por de más intenso. Le besó, concentrando su energía en la lengua que jugueteaba con su par sin dejar espacio para las palabras. Jonghyun le tomó por la cintura y le acercó a su regazo, el menor envolvió sus brazos alrededor de su cuello, aprisionándolo con la clara intención de no dejarle ir.

—No lo olvidé… — alcanzó a decir, aún entre besos, cuando Kibum se lo permitió al tomar aire— jamás haría eso.... es que perdí tu anillo... —hizo una pausa para prolongar el beso—  ….y no lo encontraba... hasta hace una hora.....estaba....detrás de mi cama....

Los besos siguieron hasta que el menor se detuvo. Le observó a punto de soltarle un regaño, y quizá un merecido golpe también, su excusa era totalmente barata pero plausible; Jonghyun sonrió apenado relamiéndose los labios y soltando una risilla al final.

—Eres un torpe distraído, Jjongie —esta vez no se reprimió y tuvo que reírse justo en su cara. Se lo compensó después cuando volvió a atrapar sus labios entre besos— Pero ni creas que me casaré contigo ahora, aún soy muy joven para eso —puntualizó seriamente.

—Está bien, compraremos una granja en las afueras de la ciudad, con cercas rosadas y muchos animales para criarlos juntos como nuestros hijos….

Jonghyun ya había comenzado a divagar cuando Key, rodando los ojos,  le besó fugazmente para callarlo. Le sonrió enseguida pero cambió el semblante casi con la misma rapidez.

—¿Una granja? —hizo una mueca de repulsión— Ni loco viviré en una sucia granja alejado de todo. Tendrás que ir ahorrando porque quiero una gran casa en la ciudad. ¡Ah! y también quiero una boda, y mi anillo de zafiro rosa.

El mayor rió sonoramente a pesar de que la mirada de su pareja le indicaba que sería golpeado pronto si seguía burlándose. Al final, ambos terminaron riendo juntos cuando Jonghyun pudo calmarle con un par de esos besos y caricias delicadas sobre su cuello. Key le miró con ternura, realmente sentía que había tomado la mejor decisión.

—Será lo que tú quieras, baby.....te amo.

—Y yo a ti, yeobo.

Notas finales:

Fin. ¿Les gustó? :), muy rosa, lo se XD.

Gracias por sus lecturas y sus comentarios~


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