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EL HIJO PRODIGO por DRAGIOLA

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Notas del fanfic:

Harry Potter no me pertenece, sino a J.K. ROWLING de la cual utilizo esta grandiosa historia para crear fics con el unico fin de entretener y sin ningun fin de lucro.

Notas del capitulo:

Hace muchos años, muchos, pero muchos en realidad, vi a media noche un corto en un canal nacional bastante raro y traumatizante que me dejo pensando por mucho tiempo, hasta el dia de hoy y es por eso que este fics nace, ya que es una adaptacion de ese corto.

Historia 12.

 

EL HIJO PRODIGO

 

 

 

 

 

Estaba cansado de que lo sobre protegieran, cansado de que cada vez que salía de casa su madre le exigiera saber dónde iba y con quien, ya no aguantaba más, diablos, él tenía 15 años, solo faltaban un par para ser mayor de edad y aun lo trataban como un bebe y él no era un bebe.

 

 

Le habían invitado a la fiesta del año  y como siempre el pedir permiso no sirvió de nada porque apenas su padre le autorizaba su madre lo desautorizaba poniendo mil peros del porque no podía asistir y por eso él estaba ahora donde estaba, dando vueltas por el callejón Diagon viendo que poner a la cuenta de su madre solo para fastidiarla, cuando se encontró con Oleg.

 

 

¡Era un idiota! Definitivamente lo era y el mismo Oleg se lo había hecho notar al preguntarle porque simplemente no le había mentido a sus padres, tan fácil y simple como eso.

 

 

Cabeza de Puerco no era como en los tiempos de sus padres o al menos eso le decían ellos y sus tíos con respecto al viejo y lúgubre bar que para él era un tugurio mugriento más que tenebroso.

 

 

Noto en seguida las miradas sobre él, de seguro ya se habrían dado cuenta de quién se trataba y por ello se irguió con más ímpetu mirándolos airosamente como si aquello que le enorgullecía a él le diera lo mismo. Dirigiéndose con pasos firmes hasta el barman del lugar que al igual que este daba mucho que desear.

 

 

-Me prestaría su chimenea-

 

-No sirve para transporte, esta deshabilitada hace siglos- gruño el hombre masticando de un lado a otro el monda diente que tenía en su boca.

 

-No lo quiero para eso, solo necito hacer una llamada-

 

 

El hombre se rasco su calva cabeza pensando si aquello sería una buena idea o no.

 

 

-Le pagare-

 

-No, no es necesario…está bien, está por ahí, a la izquierda- le indico con un paño sucio.

 

 

Con renuencia se arrodillo sabiendo de ante mano que tendría que utilizar un par de hechizos de limpieza de su madre para borrar tanta mugre de sus pantalones, lamentándose entonces el no conocerlos a la perfección, resoplo por esto evitando mirar al barman que ya despotricaba por lo delicados que estaba la juventud de esos días sabiendo de ante mano que aquella indirecta era solo para él.

 

 

Hecho los polvos Flue en la chimenea viendo la cara preocupada de su madre aparecerse en ella para exigirle saber en dónde estaba para ir a buscarlo de inmediato, recordándole una vez más, porque haría lo que haría.

 

 

-Estoy bien mama, solo salí a dar una vuelta-

 

-Más te vale no ir a esa fiesta James Potter-

 

-Por si lo has olvidado la fiesta no es hoy- rezongo viendo la duda de su madre a través de las cenizas pues él no había alcanzado siquiera a darle la fecha exacta cuando ya se negaba a dejarlo ir.

 

-Bien, te quiero de vuelta ahora mismo-

 

-Mama me encontré con Cristopher y-

 

-¿Quién es Cristopher?-

 

-Es un compañero de Griffindor- recalco la última palabra con fuerzas, ya que sabía que eso ayudaría a su causa -Me pidió que fuera a su casa para ayudarlo con defensas teóricas- vio a su madre alzar una ceja lo cual no auguraba nada bueno.

 

-Que venga a la casa- Ordeno su madre demandante demostrándole una vez más que con ella no se jugaba.

 

-¡Mama por favor!, ¡todos mis amigos se visitan, soy mayor, hasta cuando seguirás tratándome como un niño!-

 

-Lo siento James, sé que eres mayor pero-

 

-Mama, ya asimile que no iré a la mejor fiesta del año pero al menos me darías permiso para ir a casa de uno de mis compañeros- dijo viendo cómo su madre parecía considerarlo -Grandioso, no confías en mí, bien, te daré el código para comunicarte con su madre si es lo que quieres porque lo más probable es que ella me invite a dormir-

 

-¿A dormir?-

 

-Sí,  bueno te doy el código de su chimenea-

 

-Está bien, está bien, te doy permiso- contesto muy poco convencida la colorina.

 

 

Lo conseguí, pensó reprimiendo un chillido de emoción el chico para no despertar sospechas en su madre.

 

 

-¿En serio?, pues, gracias, gracias mama-

 

-Bien, dame el código-

 

-¿Código?-

 

-De la chimenea de la madre de tu amigo, donde iras a hacer la tarea James-

 

-A si, si, el código es…-

 

 

Lo había conseguido, el, James Potter, había logrado lo que ni su mismísimo padre el salvador del mundo mágico había logrado en años de matrimonio, engañar a  Ginny Potter, casi se cae de la risa al terminar su llamada pero entonces recordó algo mucho más importante de lo cual necesita encargarse sin falta.

 

 

-¡James! Hola amigo como estas-

 

-Bien, bien, mira, escucha con atención Cristopher que esto es de vital importancia-

 

-Bien James, escucho- dijo su amigo acercándose más de lo debido a las cenizas.

 

-Mi madre llamara a tu casa, necesito que le digas que pasare ahí la noche-

 

-Guau, guau, ¿Dónde iras?- pregunto algo asombrado su amigo tras haber escuchado las recurrentes quejas del otro acerca de su madre.

 

-¿Dónde crees?- respondio orgulloso el peli rojo.

 

-¡Te invitaron a la fiesta!-

 

-Sí, pero no iré si no me ayudas, me ayudaras-

 

-Bien, lo hare-

 

-Es importante que cuando llame responda tu madre-

 

-Un momento, ¿mi mama?-

 

-Sí, tu mama- recalco la palabra mama a sabiendas que el chico tenía dos padres -puedes o no- pregunto para escuchar la risa  del otro.

 

-Por supuesto, mi “mama” responderá la llamada y será muy guapa- agrego cerrándole un ojo.

 

-No exageres con el disfraz Cristopher- advirtió a su amigo.

 

-Claro que no- dijo el chico interrumpiendo la llamada con un gesto.

 

 

Bien, estaba hecho, había engañado a su madre y lo mejor de todo es que por fin iría a una de esas grandiosas fiestas que por tanto tiempo se había visto imposibilitado de asistir.

 

 

Se levantó con las piernas medio dormidas pero satisfecho con su acción, paso por donde el barman para darle las gracias recibiendo como respuesta un se suponía que era solo una llamada por lo cual insistió en pagar otra vez recibiendo la negativa del sujeto.  Viejo idiota se dijo, ni el, ni nadie le arruinaría ese dia, ni mucho menos esa noche, recordándose que debería pasar por Oleg para pedirle prestada un par de prendas decentes para su primera fiesta cuando se dio cuenta de algo.

 

 

¿Y la puerta?

 

 

Comenzó a buscar la entrada extrañado, pues él estaba seguro por donde había entrado, mas esta no estaba en su lugar, se dio la vuelta para preguntarle al cantinero quien de mala gana le dijo que estaba en el mismo lugar de siempre señalándola con un gesto. Y ahí estaba.

 

 

Sin siquiera dar las gracias y ya algo molesto se fue directo hacia ella para verla desaparecer ante sus ojos.

 

 

-¡Pero qué diablos se trae viejo!- grito furioso el chico dándose la vuelta para mirar al hombre calvo que solo alzaba las manos sin responsabilizarse.

 

-Yo…yo no me meto- proclamo fuerte y claro el sujeto.

 

-¿¡Como que no se mete, es su maldita puerta!?- vocifero furioso el chico para escuchar ha alguien garraspar tras su espalda.

 

-Él no se refiere a eso muchacho-

 

 

James giro su cabeza para encontrarse con un sujeto alto de nariz ganchuda y cabellera negra que lo miraba con una sonrisa despectiva en el rostro.

 

 

-¿Qué mierda?-

 

-Chico, acaso tus padres no te han enseñado a no decir groserías- profirió otro que se asomaba tras el primero.

 

-Tal parece que no, aunque no hay que echarles toda la culpa a ellos-

 

-Tienes razón, los chicos de hoy no son como los de nuestros tiempos- dijo otro que se ante ponía donde debería estar antes la puerta.

 

-Se los advierto, no sé lo que se proponen pero no se saldrán con la suya- amenazo el chico para escuchar la risa de los hombres que ya se sumaban a cuatro -¿Acaso no saben quién soy yo? ¿Quién es mi padre?- pregunto azorado intentando de no mostrarse nervioso ante aquellos magos.

 

-Por supuesto- dijo el de nariz ganchuda para escuchar el alivio del otro -es Harry Potter-

 

-Sí, sí, el niño que vivió, el niño que venció, el gran salvador del mundo mágico- agrego uno de sus compinches de forma humorística.

 

-Sí, ese es mi padre- agrego James con prepotencia por la forma en que se burlaban de su progenitor.

 

-Eso a nosotros… no, nos importa, porque esta noche, esta noche te daremos la mejor fiesta de tu vida- dijo riendo en compañía de sus amigos.

 

-Pónganme un solo dedo encima y mi padre los hará pagar- soltó evitando que su voz saliera temerosa ante esos sujetos que ya le erizaban los pelos de la piel.

 

-Pero muchacho, realmente crees que nos importa eso- rio el que se hubiera burlado de los seudónimos de su padre alzando una de sus mangas para dejar expuesto un feo tatuaje de una calavera con una serpiente que el reconoció de inmediato por un libro de historia.

 

-Mor…tifagos- apenas soltó viendo como el resto hacia lo mismo que su compañero.

 

-Sí muchacho, Mortifagos y no somos amigos de tu papi para ser exactos- Dijo otro bajando una mano a su entre pierna para sobarse sus partes íntimas sobre su ropa.

 

-Mis padres vendrán por mí, ellos, ellos cuando vean que no llego vendrán a buscarme- aseguro viendo como ellos se detenían en seco ante su advertencia.

 

-Claro chico, claro, pero primero llamaran a tu amigo, ¿Cómo es que se llamaba?- apunto a uno de sus compinches con el dedo.

 

-¡Cristopher!- chillo uno casi de su misma altura -¡su nombre era Cristopher!-

 

-Ellos, ellos me buscaran…lo harán cuando… no llegue a casa- decía temeroso ya sin importarle que su voz temblara al igual que su cuerpo –Ellos-

 

-Pero para eso faltan muchas horas muchacho y hasta días-

 

-Mi padre los meterá a Azkaban y tirara lejos la llave- soltó con un poco de coraje el chico viendo como uno de ellos retrocedía -Y peor aún, mi padre, mis tíos, todos quienes participaron en la guerra y los metieron en prisión la primera vez los mataran si llegan a tocarme un solo cabello- agrego con prepotencia notando como sus palabras producían el efecto deseado en aquellos miserables.

 

-Sí, tiene razón, lo mejor será irnos-

 

-Sí, háganlo antes de que me arrepienta de no contarle nada a mi padre- menciono orgulloso  viendo como el delgado soltaba una risa diabólica.

 

-Tienes razón chico, tienes mucha razón pero sabes, eso no me importa-

 

-Pues debería, porque ellos te mataran-

 

-Sí, puede ser cierto pero antes te tendré  para mi diversión toda la noche- dijo acercándosele amenazadoramente.

 

-No lo haga, no se atreva, ¡Señor, Señor!- pidió ayuda al barman que ya había desaparecido del lugar.

 

-Ups- dijo otro riendo -acaso no le escuchaste decir que él no se metía en nuestros asuntos-

 

 

El chico retrocedió hasta chocar contra la barra del barman muerto de miedo, sobre todo cuando sintió una mano acariciar sus cabellos.

 

 

-Por favor,… no,… por favor-

 

-Si- soltó su aliento mal oliente sobre su rostro el hombre delgado ante el -serás nuestro todo la noche y para cuando esto termine- beso su frente sintiendo el pánico creciente en el menor –aprenderás una valiosa lección- rio con ganas para propinarle un beso a la fuerza en sus virginales labios.

 

 

Los bitores iban en aumento asi como las carcajadas de los Mortifagos, mientras veían el terror reflejado en aquellos ojos zafiro que de seguro rogaban por sus papitos, que ignoraban por completo que el seria su puta por esa noche.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fin

 

Notas finales:

Como siempre digo, gracias por leer y mucho mas por comentar, hasta la proxima.


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