En mi vida todo siempre ha sido monótono, aburrido, siempre llenando los cuerpos de las demás personas de desesperación, miedo y hasta placer, era asqueroso verlos día a día peleando por mi sola presencia y compañía, era demasiado estúpido querer estar conmigo.
Un ser frio e inexpresivo amante de la soledad, abandonado en la oscuridad, para mí era demasiado estúpida la leyenda de que un ser que nace en la oscuridad se vuelve un príncipe de la oscuridad, más que estupidez me parecía un cuento para niños.
Mi hermano había creído en esa estúpida leyenda y me había acusado desde que comencé a hablar y a razonar debidamente, que yo era el príncipe de la oscuridad, se quejaba de que siempre estuviese metido en mi oscura habitación, de que yo no quisiera estar con los idiotas de los niños de mi salón, de que era frio al hablar con él y yo siempre este serio.
¡Ha! Si el conociera a los niños de mi salón estaría de la misma manera que yo, además somos vampiros que hemos de hacer, debemos de estar protegidos de alguna manera y a mí no me gustaba usar esa crema con olor a vieja chucha que evita que el sol nos queme la piel.
†
Una noche mientras mis padres estaban fuera mi hermano regreso con una bolsa de sangre en la mano, mire la bolsa con asco.
—No te quejes—Gruño mi hermano, él tenía quince años, la tez tan blanca como la leche –cosa que nos caracterizaba como vampiros- el cabello negro largo, atado en una coleta baja, los ojos negros y siempre vestía una camisa gris casi oscura, un pantalón negro y unos zapatos blancos—Tienes edad para salir y no lo haces.
—Me da asco estar rodeado de simples y mugrientos humanos—Regrese la mirada hacia el techo.
—No entiendo por qué los odias Ototo—Mi hermano se cruzó de brazos y me miro serio.
—¿Por qué son débiles? Tal vez, no siento interés alguno en personas que solo quieren lanzárseme encima.
Itachi suspiro.—Será mejor que bajemos, nuestros padres llegaron y traen visitas—Finalizo nuestra pequeña charla, él salió de mi habitación y yo seguí mirando el techo, cerré los ojos y me concentre en los sonidos que venían de la planta baja.
La puerta principal se abrió y mis padres entraron por ella, seguidos de una mujer de largo cabello rojo, ojos de un brillante color verde y una blanca tez, tras ella entro un hombre de cabello corto y rubio, desordenado, ojos azules e igualmente tez pálida, mi madre entro y en sus brazos cargaba a un niño de unos siete años muy parecido al hombre que entro con la peli roja.
—¿Mama?—Pronuncio el niño algo asustado, la peli roja le volteo a mirar con una suave y cálida sonrisa.
—Tranquilo Naruto, nos quedaremos aquí esta noche nada más, mañana volveremos a casa—Le tranquilizo la mujer, el niño asintió temblorosamente.
—Itachi, Sasuke—Nos llamó mi madre, me levante perezosamente de la cama y salí de mi habitación y baje por las escaleras que llevaban al recibidor.
—Buenas noches—Saludamos mi hermano y yo al unísono.
—Sasuke, Itachi ellos son Kushina, su esposo Minato y su hijo Naruto, se quedaran esta noche ya que su auto se descompuso a unos metros de aquí—Presento mi madre con una sonrisa, la cual pude definir que era una sonrisa hambrienta. — ¿Qué les parece si Naruto duerme con Sasuke y ustedes en la habitación de invitados?—Sugirió.
—Me parece una gran idea—Acepto Kushina, para ellos era tarde pero para nosotros era temprano, mi hermano guio a los dos adultos a la habitación de los invitados, mi madre había dejado a Naruto en el suelo, mientras ellos iban a la cocina, Naruto se me quedo mirando un rato.
Naruto se acercó a mí con la mirada fija en alguna parte de mi rostro, él coloco uno de sus dedos en la comisura de mi labio y trato de limpiar una mancha que había allí, como no pudo hacerlo con la mano saco un pañuelo de su bolcillo y lo volvió a intentar, una vez terminado me miro con una sonrisa satisfecha.
—Tenías un poco de salsa se justificó—Manteniendo su sonrisa, se veía estúpido sonriendo, fruncí el ceño y me di media vuelta, subiendo las escaleras, una vez arriba camine hasta mi habitación, sabía que Naruto me estaba persiguiendo pero no podía hacer nada, tenía que obedecer a mis padres o si no terminaría como la madre de Sakura Haruno y esta misma, desterradas de la familia principal.
—Disculpa Sasuke…—Le escuche tratar de decir a Naruto una vez que el entro en mi habitación y cerraba la puerta—¿Dónde voy a dormir?—Pregunto, su cuerpo temblaba, su sangre estaba acelerada y el color había subido a sus mejillas.
Una imagen muy erótica.
—¿Dónde más Dobe?—Sonreí de medio lado, Naruto era menor que yo por cuatro años y se notaba a lenguas que Naruto era más inocente que un niño de cinco años.—¿Quieres jugar un juego antes de dormir?—El rostro de Naruto se ilumino completamente y con una gran sonrisa él sonrió.
Le indique que se acercara, el obedeció sin rechistar, lo tome de la cintura y le plante un suave beso, Naruto se sorprendió por mi acto pero intento torpemente corresponder el beso.
Lo había decidido.
Lo hare mío en cuerpo y en alma.
Lleve a Naruto a la cama y le fui quitando la ropa que llevaba encima, desde su roja camisa hasta sus blancos bóxer, dejándolo completamente desnudo.
—Sasuke ¿Cómo se juega este juego?—Pregunto dudando a seguir “jugando”
—Solo tienes que dejarte llevar a lo que yo te haga—Susurre en su oído.
Penetre el cuerpo de Naruto sin preparación alguna, sin arrepentimiento y con gula al oler ese delicioso olor de la sangre derramada, Naruto gimió de dolor, espere a que él se acostumbrara para luego poder penetrarlo a mi gusto.
Cuando se acostumbró lo embestí como poseso, me gustaba sentir como su culo apretaba mi miembro, Naruto gemía fuertemente y se aferraba a mi espalda, mordí con fuerza el cuello de Naruto, degustando la cálida y dulce –pero no empalagosa- sangre.
Naruto intento separarse de mí pero no lo deje, le seguí embistiendo por horas, importándome poco que ya se hubiese corrido ocho veces y que hubiese tomado casi por completo su sangre.
Finalmente me corrí por primera vez en mi corta vida dentro de él, fue increíble el cómo mi cuerpo me cosquilleaba, el verlo sonrojado y jadeando. Dios era todo un manjar.
Salí de su interior y me recosté a su lado, quise abrazarlo pero le dio un manotazo a mi mano.
—¡No me toques!—Grito de repente, Naruto se levantó rápidamente de la cama y salió corriendo la habitación, me quede recostado sonriendo como bobo por la nueva experiencia que tuve, el fuerte grito proveniente de la planta baja llamo mi atención pero lo ignore rápidamente al saber que era el del idiota de Naruto.
Podía escuchar como gritaba y temblaba en la planta baja al ver a sus padres siendo violados por mis padres y mi hermano y viendo como su sangre era bebida completamente, Naruto salió corriendo de la casa, le seguí velozmente y no espere que casi me atropellara con un auto.
—Pronto morirás y volverás a mí—Susurre como despedida.