Su astuta mirada vagaba de un lado a otro, como si buscase a alguien, su cabellos negros le llegaban mas abajo de su nuca y brillaban con la luz del sol, su flequillo caía con gracia por sobre sus ojos delineados en color negro y una ligera sombra color marrón en ellos, sus ojos grises brillaban como dos pequeños diamantes, sus labios acorazonados, y rosa palo, se encontraban levemente abiertos, metiendo y sacando el aire, formando una ligera capa de humo que se formaba gracias al frío del lugar. Enfundado en traje gris militar y con un porte firme observaba a aquel hombre frente a él, su padre, Kim Jung Seok, hombre con muchos escrúpulos, temible y sanguinario, sin embargo lo único que quería en esta vida eran dos cosas; Su familia y el dinero, así de simple.
El problema no era lo que él hacía allí, el problema era para lo que su padre le había llamado, estaba inseguro, muy rara era la vez en que su progenitor le llamaba, y cuando lo hacía era para misiones en extremo peligrosas, ahora no tenía ni la menor idea de lo que quería, ya que de haber sido llamado para un misión solo habría estado allí dos o tres segundos para recoger los planos, pero llevaba mas tiempo del pensado en ese lugar, sin embargo no dejaría aquella pose firme y mucho menos mostraría debilidad en su grisasea mirada.
Su padre le miró con aquellas brillantes esmeraldas en sus ojos, diferente a los suyos, los cuales eran como los de su madre.
-¿Para qué me has hablado?- cuestionó intentando romper el silencio que se formó después de unos minutos en aquella oscura habitación.
-Kim Tae Sun, ¿Te suena?- el menor asintió.
-Es el jefe de la mafia del Sur- su padre se mantuvo serio y cruzó sus brazos por sobre su pecho mientras asentía.
-Así es- articuló-. Me han informado que un grupo de mafiosos de Nagoya piensan tomar gran parte de Tokio y la frontera de Corea, Tae Sun y yo hemos llegado a un acuerdo mutuo, Kibum- el pelinegro siguió sin cambiar su postura, observó a su padre con interés en sus palabras.
-¿De qué tratará, Señor?- su padre suspiró y se levantó de su lugar dándole la espalda y mirando a sus guerrilleros a través de la enorme ventana de cristal, cruzando sus manos debajo de su espalda.
-Dado a que los Nagoya's prácticamente nos pisan los talones decidimos hacer lo mejor por nuestra familia y nuestros tesoros- se volteó y encaró a su hijo con aquella mirada fría en su rostro-. Kibum, el acuerdo es el siguiente...- tomó aire-. Tú y Jonghyun se infiltraran en la base de datos militar, intentaran sacar en registro de todos los integrantes de allí, tenemos entendido que varios integrantes de los Nagoya's están registrados allí, el problema es que no sabemos quienes son- Kibum miró confundido a su padre.
-Esto no sería un acuerdo, con todo respeto Señor- avanzó hasta quedar a lado de su padre, con sus botas negras tocando fuertemente el piso a cada paso que daba-. Mas bien sería como un plan, no hay mas razones como para trabajar con el hijo de Tae Sun, a menos que implique una misión.
Su padre negó.
-No lo estas entendiendo hijo- pocas veces su padre le llamaba "hijo" y cuando eso pasaba solo significaba una cosa, su padre no le había explicado todo-. Jonghyun y tú están comprometidos a partir de ahora, ese fue el trato para que Tae Sun y yo nos fusionaramos- los ojos de Kibum se abrieron de tal modo a que podrían salirse de sus cuencas, su padre lo había comprometido con un patán.
Los ojos esmeraldas de su padre le miraron con comprensión.
-¿Qué?- susurro en un débil hilo de voz-. Me acabas de vender- no preguntó, afirmó-. ¡Con un jodido cabrón mujeriego!- gritó con la cara roja de furia.
-No hay vuelta atrás- su padre miró la entrada de su mansión, un coche negro era traspasaba en portón, eran ellos-. Llegaron.
Se dio la vuelta caminando hacia la entrada, ignorando por completo la mirada cargada de odio de su hijo, quien le seguía por detrás.
Bajaron poco a poco aquellas escaleras con forma de caracol, los pasos de ambos, padre e hijo, hacían eco al llegar a la planta baja, el cabello de Kibum se mecía suavemente a cada paso que daba y su flequillo oscuro se desacomodaba al moverse. Jonghyun le observaba serio, con sus ojos cafés escaneandole de arriba a abajo, de abajo a arriba. Si bien el mayor de los Kim no era alto, era algo de que temer, su mirada era suave pero a la vez tenebrosa y misteriosa, sus cabellos plateados estaban perfectamente acomodados, sus labios gruesos incitaban a cualquiera a ser besados, aunque con Kibum ocurría todo lo contrario, y sus músculos se marcaban a la perfección en aquel traje gris, que combinada a la perfección con el del pelinegro. Para Kibum aquel chico no era mas que una simple mierda, aunque demostrase lo contrario, se acostaba con cualquiera que se cruzara en su camino, y a pesar de que quería deshacer el compromiso no podría, lo que su padre dictaba no debía de romperse, era una ley y sin embargo él sabía que su futuro matrimonio sería un fracaso.
-Bienvenidos Tae Sun, Minji y Jonghyun- saludó cortésmente Jung Seok haciendo una reverencia al igual que Kibum, viendo a una hermosa mujer idéntica a Jonghyun detrás de ellos.
El pelinegro guardó silencio y la misma postura fría y seria de siempre al momento de reincorporarse.
-Es un placer verlos de nuevo Jung Seok- la voz suave de Minji, madre de Jonghyun, sonó en la habitación como si una suave melodía la inundara-. Kibum- dijo dirigiéndose al menor, que le miraba de forma seria-. Estas mas hermoso de lo que recordaba, te has dejado crecer el cabello, ¡Te ves fabuloso!- exclamó la mujer, se acercó a Kibum y le susurro al oído-. Me alegra que seas tú- se separó de él, Kibum le dedico una sonrisa falsa, a él para nada le parecía bien ese compromiso.
-Jonghyun, cuanto sin verte- Jonghyun sonrió ampliamente mostrando sus blancos dientes-. Has crecido.
Tae Sun sonrió, claramente su hijo era igual de halagado que él.
-Gracias señor- contestó Jonghyun sin apartar la vista del pelinegro, aquel bonito chico que al parecer sería su futuro esposo.
-Estoy realmente emocionada por esta boda, Jonghyun y Kibum se verán fantásticos en trajes de novios- el brillo en los ojos de Minji era único, se notaba lo emocionada que estaba con el futuro evento.
Unos tacones resonaron en la sala, todas las miradas se posaron en aquella mujer con los mismos rasgos de Kibum y aquella mirada felina y esos hermosos ojos grises pardo, una gran coleta adornaba el cabello rubio oscuro y un traje azul tallaba su cuerpo a la perfección mostrando su pequeña cintura y sus bien formadas piernas.
-No hay porque tomar todo tan deprisa- Kibum miró a su madre-. Hay mucho tiempo de sobra- la voz sensual y a la vez grave hacía una perfecta combinación en el lugar.
-¡Por dios Ga In!- exclamó Minji-. Debemos apresurarnos.
-No considero esa opción Minji- Kibum por primera vez sonrió, Jonghyun quedó encantado con ese gesto-. Se que la mafia anda detrás de nosotros, es por ello que hay que encargarnos de eso primero, no quiero considerar la posibilidad de que Jonghyun o Kibum queden viudos.
El cuerpo de Minji se estremeció ante la sola idea de que uno de los dos chicos ya no regresara.
-¿Consideras entonces que vayan solo como prometidos?- Ga In asintió.
-Este será el trato- Tae Sun y Jung Seok miraron a Ga In de manera alternativa, era cierto que ambos líderes habían elegido la opción de unir a sus familias para fusionarse por medio de un matrimonio, pero sin duda la esposa de Jung Seok, por ser de un alto rango mayor al de Minji, era la que tomaba la ultima palabra-. Si ambos regresan con vida podrán casarse, eso sí, aprenderán a conocerse y a protegerse mutuamente- Kibum miró a Jonghyun con altivez, nunca le habían gustado los chicos playboys y mucho menos a sabiendas de que Jonghyun prácticamente era uno de ellos.
-Ga In...- susurró Jung Seok, la mujer le miró asesinamente, cosa que hizo temblar el cuerpo cansado-. Bien- dijo finalmente.
-Que ese sea el trato entonces- Minji extendió su mano, Ga In la aceptó y con ello cerraron el trato.
-Perfecto Minji...
*~*~*
-Vaya, vaya- Kibum volteó levemente su rostro, vió a Jonghyun a su lado e hizo caso omiso sobre lo que el mayor pudiera decirle-. Cuanto has cambiado pequeño Kibum, cuando te conocí eras mas frágil que una niña, ahora se que eres todo lo contrario- rió con sorna mostrando su blanca dentadura, Kibum solo siguió avanzando con Jonghyun detrás de él-. Las extensiones te quedan muyyy bien- alargó la ultima palabra con claras intenciones de molestar, cosa que no sucedió porque Kibum lo siguió ignorando-. ¿No piensas contestarme cariño?
El pelinegro lanzó un bufido inaudible.
-No tengo por que hacerlo Jonghyun- hablo firme pero a la vez suave y delicado.
-Te has vuelto todo un hombre- Kibum rodó los ojos.
-Escucha- el pelinegro lo encaró demandante, Jonghyun se impresionó-. Este será el trato, mañana que nos marchamos te prohibo tocarme y dormir conmigo y a cambio te daré a alguien que te será de utilidad, tanto sexualmente como servicial, ¿Aceptas?
Kibum no dejó su postura firme, cosa que Jonghyun miró con un reto.
-Bien- se acercó a su rostro, haciéndolo respingar, le tomó del mentón y le miro de la misma manera-. No aguantaras mucho querido.
Kibum sonrió de lado, se separó y siguió caminando.
Él mismo sabía que no aguantaria mucho, pero quería ver la desesperación en el cuerpo de Jonghyun, pidiendo por el suyo.
Sería divertido, total y absolutamente divertido.