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Un deber oscuro... ¿O no? por Zoe_DBoris

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Notas del fanfic:

Hola, bienvenidos a uno de mis rincones más oscuros. =P

 

Bueno, los personajes son de Himaruya Hidekaz; obviamente no me pertenecen… o seria Dios. [Mala broma. -_-]

Notas del capitulo:

Una historia sin mucho sentido, solo recordaba los malos tiempos de Alemania y pensé: Algo Maligno tuvo que haber quedado en el buen Alemania. XD

Sin mas…

Alemania ya estaba a nada de la desesperación. Como buen soldado había aguantado cuanto pudo que Italia llegara; que se lo echaran de hecho, pero sus estribos acababan entuercándose a lo máximo.

Italia le era extremadamente torpe, descuidado e inocente.

Lo peor era que ya no podía evitar sentir cosquillas con su manera de ser. Sentirse demasiado caliente y ansioso por el; ganas de callar sus tontas palabras e irritante voz con algo mejor, como un beso u otro.

¡Oh, por Hermano Mayor!

Alemania era un pervertido pese a todo lo que intentaba. Y es que tenia un pasado; claro, no era propiamente su culpa pero ahí estaba la influencia “maligna“.

-¡Alemania, mira, mira!-

Estaban fuera de donde ahora se alojaban en sus tierras, con el plan de entrenar, pero Japón haba salido antes que nada con la escusa de comprar alimentos para una exquisita comida. Y trabajar con Italia era caso perdido. Justo ahora jugueteaba con un gatito.

-Nee, tan suave...- su tonta sonrisa se ancho y Alemania de nuevo se sintió con ganas de hacerle cambiar ese gesto por uno mas lascivo.

-¡Ahh..! No me lamas, he he he...- abrazaba al minino.

El rubio mordió sus labios y por un suficiente segundo de imaginación, su rostro lo sintió calentarse demasiado.

-Demonios...- intento cubrirlo.

-¿Alemania...? ¿Estas enfermo?- se acerco mucho al otro, examinándolo y dejando ir al gatito por su lado. -Tienes fiebre.-

No supo cuando halo a Italia dentro de la casa, cerrando con el seguro la puerta y quizá asustando al chico.

-¿¡Que pasa, que hice!?- se altero aun con su rostro de siempre cuando Alemania lo reprendía, pero esta vez seria diferente.

-¡Basta, Italia!- su voz siempre y obligatoriamente serena sonó ahora ronca.

Acorralo al más pequeño en una pared sin escapatoria.

-¿Alemania, que haces?- si, abrió los ojos ante el acercamiento que le tomo con un estremecimiento cuando Alemania sujeto su cintura con una firme mano y con la otra tomo su cuello.

-¡Mmh!-

Choco su boca con la de Italia de una manera algo brusca e intensa, robándole así sus fuerzas y la razón en pocos segundos de valiosa asfixia.

Cuando se separaron muy húmedos ambos de los labios, Alemania reacciono.

Los ojos de Italia yacían nublados y con una mirada de duda dirigida casi al suelo, sonrojado; sus manos se sujetaban fuertes de sus hombros y su respiración era agitada.

Abrió los ojos avergonzado a verlo así por primera vez, pero también supo cuan mal estaba si aquel chico no lo aprobaba y solo se aprovechaba de su estupidez.

Pero cual su sorpresa cuando su intento de separarse fue detenido por las manos de Italia aun sobre sus hombros, atrayéndolo para que no se fuera.

-Italia... perdona esto...-

-... ... otro...- bajo aun mas la mirada, redoblando el color de su rostro.

-¿Eh?- se sorprendió, pero también dudo de lo escuchado.

-Me... ¿¡me besarías otra vez!?- apretó los ojos totalmente avergonzado, asomándose unas lagrimitas por entre sus pestañas.

Alemania sonrió. No entendía que pasaba por la mente de Italia, como siempre, pero seguro sabia lo que el quería y ya tenia permiso. Quizá podría llegar a un poco mas.

-Bien...- el también estaba algo avergonzado, aun así fue suave esta vez; cortos besos primero y luego unos largos, para poder pedir permiso luego con su lengua la intromisión.

Italia temblaba. Recibía caricias en su nuca y cintura y cada vez se acercaban más... hasta que fue rozado.

-Ahh...- jadeo, rompiendo el beso sin voluntad de abrir los ojos.

Alemania miro abajo, a la situación de su compañero creciente. Sonrió de lado, sacando un poco su lado pervertido y carnal para atreverse a tocarlo por encima del pantalón azul.

-¡Alemania!- a pocos segundos de las continuas caricias, sus piernas fallaron y se deslizo por la pared al suelo.

-Eres muy inocente, Italia...- tentó su oído para sacarle gemidos casi lastimosos.

Sucumbió a sus ansias y prosiguió a desnudar con maestría tanto a Italia como a él mismo, después de todo conocía bien los trajes militares.

Nervioso y entreabriendo apenas los ojos, el pelicafé miro cuan cuerpo poseía sobre el.

Jamás había hecho eso pero se sentían bien los roces, los besos, las mordías y el cómo lo tocaba.

Gemían ronco después de minutos intensos; y para cuando ya muy caliente estaba Alemania, lo hizo sentarse, recargado a la pared.

-Ahh... Alemania...- opuso muy poca fuerza cuando le separo las piernas pues estaba muy expuesto. Para su sorpresa, Alemania enredo sus piernas a las de el, de frente y muy, muy cerca.

Italia gimió y soltó unas finas lagrimas involuntarias cuando la extraña y detonante sensación de su miembro y el duro de Alemania juntos le recorrió toda la espalda; las manos del rubio sujetaron ambas excitaciones.

Movió las caderas, echando las manos atrás así como la cabeza. Necesitaba el calor y la fricción.

Alemania enterró el rostro en su cuelo, apretando los ojos pues el también lo disfrutaba mucho.

Duraron minutos así, gimiendo, buscándose en húmedos besos y miradas nubladas de puro goce.

-Alema... nia, ahh. Voy a...- se sintió explotar muy cerca del cielo, ausente casi y excitado. Así sintió su fuerte orgasmo y así llego también Alemania, sin despegar los ojos de la mueca placentera que tanto deseaba ver en el rostro el siempre tonto Italia.

Exhausto, el menor se acurruco bajo los brazos de Alemania, restaurándose y memorizando todo.

-¿Por que Alemania hizo esto?- quiso saber en su momento cuando lo limpiaba.

-Ah...- se sonrojo, pero no quiso rebelarse tan pervertido, así que solo contestó -Porque me... ¿gustas..?- miro a la respuesta de Italia.

Y este sonrió muy tiernamente y feliz.

-¡A mi también me gusta Alemania!- rio tontamente nuevamente volviendo sus ojos a cerrar como siempre. -¡Me gusto todo! Pero ahora tengo hambre.- hizo puchero sin darse cuenta de qué había provocado en Alemania sus palabras.

Estaba hecho piedra y reaccionando se vistió rápidamente para ir a la puerta, abriéndola.

-¿Alemania..?- Italia se asomo curioso y distrayéndose con el gato otra vez que se acercaba a ellos apenas viéndolos.

Alemania suspiro.

Japón aun no llegaba para su suerte, ya que no precisamente habían sido discretos.

 

Lo que no sabía era que Japón ya se había dado dos vueltas por ahí sin suerte de que le abrieran, y sin intenciones de interrumpir.

Notas finales:

Lindo Japón. [Ahh…]

Bien, nada mas de mi parte; la verdad necesito ejercitar la mente y esto salió.      XD   [Sí, asi me divierto... -_-]

¡Saludos! 


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