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Di mi nombre. por BlAnWhiDe

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Notas del fanfic:

Primero que nada...

Mucho gusto a cualquiera hombre, mujer, gay, bisexual, lesbiana, etc. Que pase por este fic :3.

Shaman King no me pertenece. -- Si ese fuera el caso, Tao Len tendria a sus pies a Yoh. Y probablemete estarian comprometidos en lugar de la actual pareja oficial. // Que quede claro que Anna no me cae mal. :3. // --

 

Bueno, espero les guste esta bizarra cosa que hice x3...

Notas del capitulo:

Oneshot.

Que mas quieren saber?

Emh... repito que Shaman King no me pertenece.

Es propiedad del Gran Takei uwu.

-A-ah…!- dejó escapar un corto gemido, un muchacho de cabellos morados.

-Eres… t-tan de…licioso- comentaba su pareja, quien se había detenido unos instante en su actividad de lamer el cuello de su amante para poder descender hasta su pecho. Específicamente a una de sus tetillas, y empezar a lamerla, mordiendo en cuanto se sintió en confianza.

-Akh…- se escuchó un sonido ahogado.

- Tranquilo… prometí tener cuidado… - le susurró el castaño acercándose a su oreja, mordiéndola, luego se acercó a sus labios y le besó apasionadamente.

- No me trates como si fuera una débil mujer – regañó el más pequeño en cuanto el beso se disolvió.

Al escuchar como su pareja reía frunció el entrecejo, ¿Qué era tan gracioso?

-¿Por qué te ríes?- le preguntó serio, alejando un poco el cuerpo del castaño de un sutil empujón.

El muchacho se acercó nuevamente al sentir aquel alejamiento, aun no había dejado de reír pero en cuanto lo hizo se explicó.

-Es solo que se me hace gracioso que digas eso teniendo en cuenta que hace unos minutos temblabas mientras te quitaba la ropa- dijo el ojimarrón, sonriendo al notar que la persona debajo suyo se había sonrojado bastante ante su comentario.

-E-eso…- intentó reclamar el ojidorado, pero al sentir una mano que empezaba a acariciar su pierna derecha dejó su intento al aire.

-¿Se siente bien?- le oyó preguntar el pelimorado al castaño, nuevamente su rostro se sonrojó. ¡¿Por qué rayos le preguntaba algo como eso?!

Asintió, al notar una sonrisa en los labios de su amado se avergonzó, sin embargo en cuanto el castaño hizo lo mismo con su otra mano pero con la contraria y poco a poco iba subiendo, acercándose a su entrepierna, no pudo evitar tensarse, y eso, Yoh lo notó.

Acercó bastante su rostro al de su pareja y con un susurro preguntó:

-¿Quieres que me detenga? –

Como respuesta, el muchacho debajo de él negó con la cabeza, no pronunció palabra alguna.

Volvió a besarlo, aun más apasionadamente si es que era posible, introduciendo su lengua en cuanto sintió que se le era concedido el permiso. Exploró esa húmeda y suculenta cavidad como nunca antes lo había hecho, posiblemente llevado por la excitación del momento y el calor que sentía al encontrarse con una situación tan intima, además de qué los casi imperceptibles espasmos de ese cuerpo perfecto a sus ojos, eran irresistibles. Mientras lo besaba continuó con su ascenso hasta que sintió como su compañero dejó escapar un gemido, que obviamente se perdió entre sus bocas. Por fin había llegado a su destino, notó al instante que el pene del chino era casi tan grande como el propio, eso le sorprendió, teniendo en cuenta que era más bajo en estatura, como fuese, el hecho de que el miembro de su pareja estuviera despierto no hizo más que aumentar su excitación.

Al sentir la necesidad de aire se separó, al tiempo que comenzaba a masajear la sensible zona de su amado. Sentía unas inmensas ganas de poseerlo ya, pero debía controlarse, todavía era muy pronto, era su primera vez juntos en intimidad, la primera experiencia para el chino, lamentablemente, ese no era el caso del castaño.

Perdido en ese pensamiento, volvió a la realidad al oír un pequeño quejido por parte de su pareja, al instante se percató de que se mordía el labio inferior con fuerza, sonrió.

Desde que el ojimarrón había comenzado con sus toques en esa zona, él se mordió el labio, se había prometido a sí mismo no darle la satisfacción al castaño de oírlo gemir sin control como si se tratara de una simple puta. No señor, Len Tao nunca haría algo como eso… a menos claro que cierto castaño mostrara lo que era capaz de hacer con tal de oír su nombre siendo pronunciado por su amado en un total estado de descontrol.

Sintió algo húmedo y cálido en su cuello, Yoh le había lamido gran parte del mismo, y hora se ocupaba en morderlo de forma incesante pero muy deliciosa.

El ojidorado se mordió con más fuerza el labio, hasta que termino por sangrar; aun así continuo pero en cuanto su pareja lo noto le obligó a detenerse robándole un salvaje beso que lo dejó sin aliento.

Jadeante, intentando recuperar el oxigeno, la mejor oportunidad para arrancar de esos dulces labios la palabra que tanto quería oír.

Se apresuró a masturbar a su compañero, aun con lentitud consiguió lograr su cometido puesto qué el chino al ser totalmente primerizo se dejo llevar ante las nuevas sensaciones que le producía sentir la mano del castaño haciéndole aquello en esa sensible parte.

-          Ah… M-mhmmmm… AAhh..! – se escuchaban sonidos, o más bien, gemidos del sentimiento de placer que le producía el castaño, al darse cuenta de que había perdido se enfadó consigo mismo, mas no le duro mucho el enojo, Yoh hacia sus movimientos cada vez más rápidos y de seguir así no dudaba en que terminaría por ´liberarse´ pronto.

-          A-aah… No… e-espe…ra…- logró decir, con bastante esfuerzo y dificultad. No estaba acostumbrado.

Al no obtener respuesta o una reducción de la velocidad, volvió a intentar.

-          Es…espe… m-mhmmm… ra…, de-deten...te! – habló, una vez más, esta vez con la voz más enérgica que consiguió sacar pero aun así entre gemidos.

-          Di mi nombre – obtuvo como respuesta el peli morado.

-          ¿Q-qué? – preguntó, sin entender de que hablaba.

-          Di, mi nombre, quiero oírte gemir mientras dices mi nombre- se explicó el castaño, un tanto avergonzado por la confesión.

Las mejillas del chino se encendieron, pero nada pudo hacer al momento en que Yoh aumentó aun más el movimiento de su mano, una vez más, lo besó.

-          AAAHH…! YOH! Ahh!!... – gimió, tal y como se le pidió.

-          Más… -

-          Y-yoh… Yoh… Ah!... – obedeció.

-          Sigue… -

-          Y..oh.. Y-yoh… Ah…. Yoh, Yoh…Y-oh… - comenzó a decir sin cesar, perdido en el placer.

Se detuvo de súbito al venirse en medio del castaño y él. Lo sabía, pero no tenía ni idea de que decir.

-          Len…- susurró el ojimarrón, observando la expresión adormilada en el rostro de su amante.

-          Estoy cansado…- respondió de la misma manera, mas abrió los ojos al sentir que su entrada era invadida por un dedo. – Ah!.. – se quejó.

-          Perdóname… pero aun no hemos terminado – le explicó el castaño.

-          Quiero dormir – le dijo, intentando que lo dejara.

El ojimarrón lo miró, para luego comenzar a mover su dedo en el interior del chino, tuvo que evitar sonreír al ver como Len cerraba los ojos, ahogando un gemido. No demoró en introducir un segundo y finalmente un tercero, los cuales metía, sacaba y abría y cerraba en el interior de su pareja, quien, aun sintiéndose cansado no podía negar que eso le gustaba, su espalda ligeramente arqueada era una prueba de ello.

No paso mucho tiempo, y el castaño quito de forma definitiva sus dedos de dentro de su compañero.

Al sentir su interior vacío sintió frio, pensó que ahora si podría dormir, mas al sentir que el castaño le habría las piernas y luego se colocaba entre ellas, le indicó que con lo anterior tampoco se había acabado.

El ojimarrón se posicionó para luego comenzar a introducir lentamente su virilidad más que preparada para la acción, pudo sentir a la perfección el temblor de su amado durante el proceso y aun después de que ingresó por completo, se quedó completamente quieto, esperando que cesara. Al cabo de unos minutos paró y solo entonces el castaño se atrevió a mirar el rostro de su amor, había volteado la cabeza, su cabello cubría gran parte de su rostro, sus ojos en totalidad y la mitad de su nariz. Se asustó al notar que finas lágrimas descendían por los pómulos sonrosados y un poco sudorosos del Tao, pidió disculpas de inmediato y al no obtener respuesta su preocupación solo aumentó.

¨De seguro lo eh lastimado¨ pensó.

-          L-Len…? – lo llamó, acercándose lo más que podía ante la posición en la que se encontraba.

 

Nada.

 

 

-          Lo siento…- susurró, con culpa, antes de empezar a salir del interior del chino.

-          ¿Qué crees que haces?- preguntó el pelimorado con un tono de voz que denotaba molestia.

-          Len… yo… estoy saliendo de ti, te lastimé,… por favor perdóname, no volveré a-- - trato de disculparse pero fue interrumpido.

-          ¿Y quien dijo que tenías permiso para hacer eso sin mi consentimiento? – preguntó con el mismo tono. – Ya has empezado y ahora debes terminar – exigió, mirando fijamente a Yoh.

-          Pero yo… no quiero hacerte daño – dijo, con pesar.

-          Yoh, escucha, si no quisiera hacer esto por temor a que me lastimaras no habría permitido que me desnudaras en un principio, tú mejor que nadie sabes que pienso sobre el verdadero significado de la palabra ´daño´ y el entregarse a la persona qué amas en definitiva no entra en mi concepto del mismo – habló con total normalidad, incluso con un tono de reproche.

-          Te amo. – dijo Yoh, sonriéndole feliz.

-          Te amo – repitió Len, sonrojándose al sentir el primer enviste del castaño.

Fueron uno, tanto en cuerpo como en alma, la más grande demostración del amor, que se juraron eternamente sin la necesidad del matrimonio, quedo grabada en la piel de ambos aquella noche.

A la mañana siguiente el primero en despertar fue el castaño, sonriendo con dulzura al encontrar a su amante a su lado, durmiendo con total tranquilidad, como si de un ángel se tratara. Lo despertó con un beso y una amena charla comenzó, terminando, con la aparición de los fieles espíritus del samurái y del general, quienes al parecer habían sido testigos de lo acontecido la noche anterior, aunque solo de forma auditiva.

El final de la conversación entre los shamanes fue la siguiente:

-          ¿Estás seguro de que no te lastime? – había preguntado el castaño, con un poco de angustia.

-          En lo absoluto – respondió con simpleza, recostando su cabeza en el pecho del ojimarrón.

-          Entonces… ¿volveremos a hacerlo? – indagó, expectante por la reacción que tendría el peli morado.

-          Con una condición – respondió el Tao.

-          ¿Cuál? – preguntó ilusionado el Asakura.

Los ojos del Tao brillaron macabramente por unos segundos, Yoh no lo notó, por supuesto.

-          Que seas tú, el que diga mi nombre – respondió, sonriendo de medio lado al terminar.

-          Trato hecho, amor – dijo, besándolo.

 

FIN.

Notas finales:

No es muy largo, como ven, es un OneShot. -- el primero de mi vida :'D. --

 Espero haya sido de su agrado. nwn

 

Muy cooorto XD.

 

 

Me alegraria si dejan un review. Toda apreciacion sera bien recibida.

nwn.

Salvo insultos :3...


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