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Shogun no Roppongi. por LianJunPark

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Notas del fanfic:

 Cúenteme que les ha parecido.

Notas del capitulo:

Primer capítulo, espero les agrade como escribo.

Si hay algo que no les gusta háganmelo saber.

-Lian.

Noviembre.

La lluvia cae sobre el barrio Roppongi en Tokyo, uno de los barrios más caros del mundo, pero uno de los más peligrosos de Japón. Shiroyama Yuu, de 38 años, se pone su mejor traje ante la mirada de Megumi. Su concubina favorita. En la casa exuberante a las afueras del barrio, reinaba el silencio.

 

Yuu-sama, como gustaba que le llamaran, era dueño de muchos prostíbulos de lujo, cabecilla de traficantes de niñas y drogas, y por ende, multimillonario.   Yuu-sama tiene una obsesión extraña con el antiguo Japón,  por lo que su casa fue construida ambientada en los palacios de Edo, donde el emperador vivía rodeado de lujos y hermosas mujeres, él se considera un “emperador moderno”.  

 

Se preparaba para visitar uno de sus más conocidos prostíbulos, el “Akai Manjusaka”, ya que había llegado a sus oídos que habían adquirido chicos de entre 14 y los 17 años. El no era homosexual, pero quería experimentar con esos jovencitos que había sido quitado de sus familias por tener deudas con el “emperador”.   Megumi, que en japonés significa “bendición” era su favorita entre las más de 50 concubinas que poseía, era una chica mitad japonesa, con el cabello ondulado y largas pestañas, tenía prohibido utilizar ropa que no fueran kimonos de escote pronunciado, ya que a pesar de aún ser una niña, tenía el cuerpo lleno de curvas y pechos enormes. Solo ella podía pasar en su habitación, las demás jamás entraban. Yuu-sama ya tenía varios hijos. El primero lo tubo a los 23 años, su madre, una de las concubinas más antiguas, jamás le dejó ver al chico, según él sabe está en algún cuarto de su palacio encerrado. Nunca le molesto esto, ya que si una de las chicas tenía un hijo, era echada a los barrios bajos o se vendía como prostituta, así no tenía que preocuparse de ningún niño molesto en su santuario, pero ese por ser su primer hijo lo quiso conservar.  

 

Besó a Megumi en los labios y palpó uno de sus pechos antes de irse.

-Iré a ver qué tal están esos putos, pero sabes que siempre serás la primera.Le dijo antes de salir del cuarto.

 

En el palacio de Yuu-sama yacía un chico de 14 años detrás de los biombos de Bamboo, mientras frotaba tu piel con esencia de vainilla siendo la adoración de las mujeres que lo rodeaban.   Su nombre es Takashima Kouyou, nunca ha salido de las paredes de ese castillo, ni siquiera ha visto el sol. Ha sido educado por las concubinas en las artes tradicionales japonesas, como la ceremonia del té y la caligrafía.  Lo adoran por sus rasgos femeninos. Es dueño de unos pecaminosos labios gruesos  y rosados, cabello castaño que le llega a los hombros en un corte moderno hecho por su madre, piel enfermizamente blanca ya que jamás ha sentido los rayos del sol, es delgado pero posee unas piernas gruesas y bien proporcionadas.  

 

Ha vivido oculto por los 14 años que lleva vivo, no conoce nada sobre el mundo, solo lo que esas mujeres que tanto lo quieren le han contado. Su madre es Sakurako, la primer concubina de Yuu-san, claro, el no sabe  quién es Yuu-san, ni que es su padre.    

 

Al otro lado de Roppongi, Yuu-san, acompañado de sus guardaespaldas aparcan en el Akai Manjusaka. Baja de su caminoneta Porshe Cayene traída desde Europa mientras revisa su iPhone. Le abren las puertas inmediatamente al amo y señor de ese prostíbulo, lo salen a recibir chicas apenas vestidas mientras a su paso se despojan de sus sostenes, ya que es bien conocido que Yuu-san tiene un tremendo fetiche con los pechos, las ignora a todas, pero se dirige a una, no sabe quién es ya que las luces tenues que reinan allí no le permiten verla.

-Llévame donde los chicos.

-Emperador, son 4 chicos uno de 15 llamado “Teru” dos de 16 y uno de 17 que si no miento se llama Takanori.

-Excelente, los quiero ver.

Las  demás chicas se dispersaron por todos los rincones del lujoso club, atendiendo a empresarios y funcionarios de Gobierno, el club tenía enormes lámparas de cristal y sofás en terciopelo púrpura, además de cuartos cerrados con cortinas y alcohol a más no dar.  

 

La chica se llevó a Yuu-sama por los pasillos que daban a los cuartos, donde se podían escuchar gemidos y gritos sin ningún problema, en determinado momento tomó a la chica y la besó salvajemente, quitándole la tanga que cargaba, la dejó desnuda a medio pasillo para avergonzarla. Pensó en dársela allí mismo pero tenía más ganas de los chicos. Siguió con la chica desnuda caminando, el se deleitaba viendo como sus pechos subían y bajaban al caminar.

-Aquí es emperador, solo está disponible el menor ahorita.

-Gracias- Se despidió de ella tomando su cabello y jalándola hacia él mientras le estampó un beso.

 

  Entró a un cuarto blanco casi totalmente, en el centro había una cama, y un chico de cabello gris con negro llorando en ella. El chico tenía solo sus bóxers negros ajustados, a Yuu-san le encantó la idea de que fuera menor de edad, y por supuesto, virgen. Se acercó quitándose su chaqueta negra y aflojando su corbata al chico que lo miraba horrorizado. Tenía unos preciosos ojos azules y un pequeño lunar bajo uno de ellos.

-U-usted es el emperador- dijo el menor entre sollozos.

-Pues si pequeño, y según me han contado tu maldito padre me debe tres millones de yenes en heroína.

-Puedo pagárselos, se lo juro- el chico se bajó de la cama- Déjeme trabajar para usted.

-Pues eso harás pequeño. El chico se horrorizó, ya que presentía que le pasaría. Cayeron dos enormes lágrimas de sus mejillas.

-Por favor, téngame compasión. Yuu-sama soltó una carcajada sonora y cínica.

-Pues bueno, solo porque eres el menor de mis adquisiciones, no te voy a desvirgar esta noche, pero algún día será.

Teru solo podía pensar en su hermano Kamijo que debería estar moviendo cielo y tierra por encontrarlo. Su recuerdo fue interrumpido por Yuu-sama que lo tiró a la cama y sacó su pistola 38 mm, Teru gritó horrorizado, pero no podía hacer nada, ya que sabía que ese hombre podría dispararle.

-Quítate esos bóxers y enséñame que eres un hombre.

El chico pálido del susto se sacó sus bóxers quedando desnudo ante la lujuriosa mirada del emperador. Yuu-san dejó su pistola en la mesa de noche blanca que había junto a la cama.

-Mastúrbate. Solo eso te pediré esta noche.

 

Megumi estaba sola en la habitación de Yuu-sama, acababa de tomar un baño y se preparaba para dormir. Ella se había enamorado de Yuu-sama a pesar de todo el daño que le había hecho. Ella fue secuestrada de su escuela a los 13 años, por orden de él.  Sabía que sus padres la daban por muerta y que no querían buscarla. Yuu-sama la violó a los pocos días de estar encerrada. Pero ella sabía que él la quería de una manera especial, ya que era la única concubina que jamás había torturado o golpeado, para Yuu-sama ella es la “niña especial”.  

 

Al otro lado del castillo, Kouyou estaba dormido en su futón. Soñaba como muchas noches, con un hombre de cabellos negros que lo perseguía. Le gritaba que lo amaba y que quería estar con él, Kouyou huía y gritaba, pero a diferencia de otras noches, esta vez lo llevó a un callejón oscuro, en donde metió la mano bajo su yukata. Encontró su erección y comenzó a masajearla suavemente, quería ver el rostro del hombre, pero no podía, el gemía suavemente de placer el hombre continuaba acariciando su miembro.  

 

Kouyou se despertó agitado y caliente, notó que había eyaculado, pero él no sabía qué era eso. Vio su erección y pensó que estaba enfermo o algo así, jamás le había pasado eso. También notó su futón hecho un desastre.    

 

Yuu-sama. El hombre que me acaba de quitar la dignidad.

 

Yuu-sama. Me juro que lo voy a matar. Se decía en su mente Teru.    

 

Notas finales:

Díganme si quieren más :D


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