Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Volte di luna por Gema Talerico

[Reviews - 226]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, gente hermosa.

Esta es una idea vaga de como me imagino a Felix:

Imagen

Disfruten su lectura :D

Nada es mío y Joanne lo sabe.

Capítulo 9: Prigioniero.

 

“Prisionero desdichado aquel que tiene la llave de su propia celda”

 

—No es él—negó Draco.

Remus y Severus sintieron como un pesado sentimiento se escapaba de sus hombros. 

Sin embargo, el ceño fruncido de Harry aun se mantenía.

—Pero si atacó a Hermione y Ron—el chico se mantuvo aferrado a  Draco, como el ancla que lo mantendría en su sitio—Estuvo allí cuando el otro nos mordió.

—Más información que  debe escupir—Kingsley musitó entre dientes. Se acercó al vidrio que separaba las estancias, una leve sonrisa amenazaba con romper la seriedad en su rostro.

—Recuerde que solo una parte de él es una criatura—Dumbledore le recordó, su voz aun impartía temores y respetos entre personas poderosas que antes estuvieron bajo su tutelaje. Kingsley, desde la muy temprana edad como Alumno de Hogwarts fue reconocido como hábil, con un gran potencial por explotar. Dumbledore lo tomó como uno de sus favoritos, aquellos que sin saberlo era guiados a la gloria. Pero en algún momento de aquel viaje, Kingsley había torcido sus convicciones, presionado por la política sucia— Su naturaleza es la un ser humano con derechos, no provoque un escándalo que pueda afectarnos a todos. Aquel mal más beneficioso es el que se evita. Por lo tanto, procure ser cuidadoso.

Kingsley alzó la barbilla, sus ojos fríos e inexpresivos. La  prepotencia que el  Primer Ministro mostró en ese momento fue suficiente respuesta para Dumbledore. Pensó que Kingsley sería uno de aquellos pocos que mantendrían su humanidad al llegar al poder.

Se equivoco.

—¿Está convencido de que quieres hacer esto?—Remus inquirió, antes de que los Aurores a cargo abrieran la puerta—Puede volverlo loco o darle las fuerzas  que necesita para derribar esas barreras, incluso si no lo hace y la tortura hace efecto no te prometo que funcione.

Un  repentino brillo apareció en los ojos de Kingsley, parecía indescifrable, más Dumbledore logró captar aquel pequeño destello de un sentimiento inhumano que ya antes había tratado en otras personas con demasiado bajo sus pies.

—Esta bestia me ha llevado hasta los límites de mi paciencia, cree poder con el mundo sin consecuencias—sentenció el Ministro, con voz firme— Si justo ahora me ablando y quiero darle un atisbo de duda para plantearme otra opción se reirá en mis narices, no es algo que pueda permitirme—Kingsley abrió la puerta y le invitó con un gesto a Remus para pasar por ella—Adelante. Pague su deuda, Lupin.

Remus asintió, su mandíbula apretada apenas podía contener todo  por lo que a través de los collares Draco y Harry sabían que sentía.  Él Hombre lobo  beta apretó un beso contra la barbilla de Snape antes de entrar a la celda, sus manos  suaves apretaron la túnica del profesor de Pociones con fuerza antes de apartarse.

—No hagas ninguna tontería a menos que esa barrera se agriete—Le advirtió. Severus barbulló un improperio antes de verlo pasar la puerta, la capa que llevaba Remus  le cubría la cabeza con una capucha amplia, todos dentro de la cabina vieron  como el lobo gris  se levanto al verlo entrar.

El lobo olfateó un par de veces, sus patas inquietas chocaban contra el piso en su vaivén al caminar, casi asechaba el precario espacio dentro de la barrera. Harry  no prestó atención del tenso Severus  que casi parecía querer apretarse al vidrio, o a Draco, cuyo agarre en su cintura parecía amarrarlo a él. El sentimiento de angustia era compartido por los tres.

Dumbledore era inmune a la tensión de la cabina, o la impaciencia de Kingsley. El anciano se mantenía firme y apacible, nadie podría saber lo que pensaba.

—¿Qué pretenden contigo?—el gran lobo gris se convirtió enseguida en un hombre. Inquieto, seguía un paseo alrededor de los límites permitidos.   Tal como una bestia acorralada se jorobaba y lucia amenazante, Remus lo analizó con mucho detenimiento. Llegó a la conclusión de que nunca había visto aquel rostro joven en las filas de Greyback, pero habían pasado años desde que se encontró con el hombre y su manada—¿Quién eres?—Volvió a bramar, la larga dentadura llena de dientes filosos soltó un férreo gruñido.

—Te voy a dar una oportunidad—Remus advirtió, se sacó la capucha y con calma se acercó a la barrera—Acepta un interrogatorio con Veritaserum y guarda tu cordura, esto puede salir mal tanto para ti como para mí.

—Te manda ese idiota ¿Ha alguien tan pequeño como tú? Te devoraría si pudiera salir de aquí. Imagínalo, tus huesos crujientes en mis dientes.

—Acepta—Remus insistió—, no es una experiencia agradable.

Felix rió.

—Le aseguró que he sufrido peores torturas que su cara bonita al otro lado de esto.

—Oí de Dominantes estúpidos, no creo que usted sea uno. Confiesa, sé lo que significa una manada, pero tu lealtad no vale tantas vidas.

—Pero mi pequeña Puta, me gusta este juego.

Remus apretó los puños hasta dejarlos blancos. Se contenía.

—No tientes tu suerte, Winfrey.

—¡Perra!—Felix estampó un puño contra la barrera en busca de alguna reacción distinta a la calma, era mucho más fornido y alto que Remus. Lupin se mantuvo impávido, con confusión vio como  una lenta sonrisa sardónica se extendió en  el rostro de Felix. Al otro lado del vidrio  Severus quería sacar a su pareja de allí.

—Solo eres un pequeño sumiso sobre protegido, no conoces más nada que los brazos cálidos de tus protectores. Lobos como tú solo sirven para criar—escupió—Que pérdida, estas marcado por un simple mago ¿Puede satisfacerte lo suficiente o aun ansias a otro mientras te toma?

Remus suspiró, contenido por su temple, tanto Severus como los chicos habían visto muy pocas veces aquel gesto. Remus estaba furioso.

—No quería hacer esto—negó con pesar, sus suaves ojos ámbar parecían guardar algún remordimiento. Por un segundo,  pareció que Felix replicaría algo, pero un olor suave, almidonado, apretó el aire en la habitación antes de tener una posibilidad.

Dentro de la cabina, Draco comprobó  el aire.

—No olerás nada aquí— Shacklebolt palmeó la pared de la cabina, el ruido metálico se extendió como un eco vacio—Tiene un centro hueco presurizado con hechizos,  también esta reforzada con hierro y plata.  Nada entra o sale de aquí.

—Incluso se ve orgulloso—Harry susurró cerca del oído de Draco, imitaba el tono de Ministro con cierto retintín.

—¿Y qué hará su olor con él?—Draco cabeceó hacia Harry, su mano aun firme en la cintura del chico. Harry apretó sus labios y volvió a mirar hacia el vidrio polarizado. Donde el hombre lobo ya parecía afectado por lo que Remus hiciera.  Ninguna parecía molesto con la cercanía del otro.

—No su olor, sus feromonas—Severus apuntilló, aun demasiado tensó. Sus ojos aun seguían fijos en su pareja, buscaba cualquier excusa para derribar esa puerta y sacarlo de allí— Para un dominante puede ser un afrodisiaco, pero al cabo de unos minutos a una exposición plena, si no tienen contacto con el sumiso que las despide, se vuelve un dolor insoportable de tal modo la copula es impostergable. Al prolongarlo  puede  producirse una marcada perdida  del raciocinio.  Desde donde puedan mirar, es peligroso.

—Es una técnica que desarrollaron para mantener sus números, las hembras lo utilizan para repoblar una población muy baja—Dumbledore agregó— Pero los hombres lobo en específico lo desarrollaron de tal manera que fuera insoportable no entablar la copula. Fascinante hasta cierto punto, puede ser utilizado por diversos propósitos.  Necesidad, celos… tortura.

—Pero… —Harry titubeó—, dijeron que esto era una opción para nosotros. Que podría hacernos ver como familia.

Severus volteó hacia ellos con una expresión siniestra en sus ojos oscuros.

—Solo si Draco lograba  resistir—y volvió a fijar la vista al frente, si perderse ningún movimiento dentro de la celda.

Tanto Draco como Harry se incomodaron de su cercanía.

El sonido de los pasos de Remus era lo único que se oía dentro, su ceño apretado en una mueca concentrada y las manos inquietas. Dentro de la barrera Felix Winfrey se removía afectado.

—Ya empieza—advirtió Dumbledore, Remus hizo una pequeña seña hacía la cabina.

 Como respuesta Kingsley conjuró un hechizo de alta voz, su voz se escuchaba dentro y fuera con claridad:

—¿Cuáles eran los planes de tu manada?—fue la primera  pregunta.

Felix se mantuvo terco,  sin hablar, ni dudar un segundo. Harry y Draco podían ver como su cuerpo temblaba y apenas se sostenía en sus rodillas.

—¿Cuáles eran sus intenciones? ¿Tenían ya sus objetivos fichados?—probó  de nuevo, esa vez parecía más autoritario.

—No—gruñó Felix.

—Sea especifico—Kingsley respondió.

—No diré nada.

—Lo preguntare una vez más ¿Sus objetivos estaban fichados? ¿Es solo una revuelta o un plan más elaborado?—insistió.

—¡Los mataran a todos, no hay nada que pueda decir para evitarlo!—Ojos dorados brillaban bajó la luz de la barrera, Remus que permaneció siempre de espaldas tembló al escuchar la voz del Dominante—Una sucia perra sumisa no cambia nada.

Remus volteó hacia el vidrio polarizado de la cabina y negó con aplomo, no podía ver dentro pero sabía que Severus estaba a punto de romper el vidrio e ir a enfrentarse contra el lobo.

No se equivocaba, solo aquel gesto había logrado calmar a Severus. El gritó angustioso de Felix parecía amainar un poco más su furia.  Aunque no lo pareciera Remus tenía el control de la situación, frágil y muy inestable. Pero en sus manos.

—Podemos seguir con esto por  horas— la voz monótona de Kingsley le avisó—Pero puedes confesar ahora y consideraremos tu bienestar.

Un rugido desgarrador surgió de la garganta de Felix, su quijada apretada ya empezaba a rasgarse, inclinado hacia adelante un gruñido terrorífico atravesó su garganta.  Empezaba a transformarse.

—Seguiremos hasta que confieses, no  importa que—Shacklebolt parecía determinado a llevar aquello a los límites.

Remus dio unos pasos hacia atrás antes de voltear y negar con sus ojos empapados por el miedo.

—¡Esto es una estupidez! ¡Sácalo de allí, Shacklebolt! ¡Tu maldito truco de circo desesperado no funcionara!—Severus apuntó su varita hacia el Ministro, este no se inmutó.

En cambio los dos Aurores blandieron sus varitas hacia Severus.

—Baje la varita, Señor Snape—Ordenaron.

—¡Saca a mi amante de allí, Kingsley!—bramaba Severus.

—Solo unos minutos más, está a punto de ceder— Kingsley no se molesto siquiera en voltear hacia Severus y su varita, sus ojos entrecerrados estaban fijos en el lobo humanoide que aullaba de dolor dentro de las protecciones.

—Señor, es un delito blandir su varita hacia el Primer Ministro de Magia, baje su varita ahora.—insistieron los Aurores.

—Kingsley, Severus tiene razón—Dumbledore apretó su mano nudosa en el hombro del hombre, ojos fríos e impasibles casi parecían dar una orden—Ha sido suficiente.

—Unos minutos más—el hombre imprimió toda su  fuerza en aquellas palabras.  Los tres hombres sostuvieron sus miradas con ahincó, Severus incluso dispuesto a invocar un artilugio sin siquiera importarle los dos Aurores entrenados  que defendían a Kingsley.

—La barrera se agrieta—la voz sin fuerzas de Harry advirtió, casi como un fantasma lejano. Severus se volteó a tiempo para ver al gran lobo gris embestir contra la barrera(1*), no tenía ningún hechizo que lo apoyara pero aun así su fuerza era suficiente para corromper la magia.  Remus no podía moverse, en aquel escenario parecía una diminuta hoja  temblorosa expuesta al mundo.

—¡Sácalo de allí!—la punta de la varita de Snape chisporroteó, Draco fue más rápido y le apunto a un Auror.

—Abre la puerta—le ordeno con porte, la crianza de un sangre limpia resaltante en cada uno de sus gestos—Ahora.

El otro Auror  vacilo para  blandir su varita de Severus a Draco.  

—Usted no quiere  probar un maleficio de esta varita—Dumbledore adelanto la suya hasta la sien del hombre, el brillo bonachón en sus ojos azules parecía más amenazante que otra cosa.   Quieto es su lugar el Auror  estaba a punto de desmayarse, los enseñaban a  combatir con criminales, incluso magos oscuros, pero nadie nunca les dio entrenamiento para enfrentar a Albus Dumbledore.

—Se cae ¡Maldita sea, háganse a un lado!—Harry empujó a Dumbledore y Draco con sus hombros menudos, alzó la varita y con floritura exagerada conjuró un Bombarda lo suficiente potente como para derribar la puerta.

La explosión sonó ahogada, contenida por el armazón de metal y artilugios, astillas  volaron por el aire antes de que el leve polvo se dispersara, los Protego se deshicieron y todos vieron como astillas filosas cayeron tintineantes.

—Indestructible— Severus dijo con sorna, fue el primero que se aproximo a cruzar la puerta, los dos Aurores yacían desmayados a cada lado. Apenas Harry y Draco  le siguieron notaron aquel olor dulce mezclado con la fragancia natural de Remus que empezaba ya apagarse.  Para ellos, que ya conocían el suave olor a limones maduros era desagradable. Era una llamada viciada, no había afecto en aquel olor.

Severus ya sostenía entre sus brazos a Remus, que se aferraba a él.

Detrás de la barrera parpadeante, apenas en pie el lobo gris era de nuevo un hombre, su respiración sin fuerzas amenazaba con apagarse.

—¿Qué tenemos aquí?—rió cuando Draco y Harry se apresuraron hasta Severus—Una pequeña manada, conozco el olor de tu mordida, el aroma de mi padre. Inmundo aroma a bestia—Felix apenas podía sostenerse, su cuerpo aun temblaba débil y su voz se oía seca, aquello no era un impedimento para sus burlas—Son solo cachorros hormonales y sucios.

—¿Quién es tu padre?—Remus preguntó, ni siquiera el pánico logro aplacarlo.—No hagas esto más desagradable, ¿Quién es?

Felix soltó una carcajada similar al ladrido de un perro, apuntó a Remus condecorándolo con su respeto—Muy bien, dulzura. Creo que tu ya lo sabes— habló con voz rasposa. Por alguna razón, Harry sabía que estaba a punto de decir algo importante—Fenrir Greyback. Mi padre es Fenrir Greyback. Oh, no te asustes, niño—se refirió a Harry, sus dientes filosos brillaban bajo la luz mezquina que desprendía la barrera—Me escape de esa manada hace años, admito que no fue buena idea seguirlos hasta su castillo. ¿Felices? No tengo nada más, ese inmundo cobarde me arrebató de la cuna tan pronto supo que era su hijo y yo me escape de él cuando pude. No hay nada más, a tu amiga la ataque porque estaba en mi camino, ustedes cometieron un error en acercarse, igual que yo.

Felix se echó sobre el piso, colapsado por la tortura y los temblores. Remus, aferrado a Severus descanso su frente en el pecho de este y suspiró cansado.

—Es suficiente Shacklebolt, suéltalo. Dice la verdad.

-VolteDiLuna-

La habitación poseía un tenue olor a metal entremezclado con el sopor de los hechizos, Harry apenas podía ver todas las vitrinas con pequeños gafetes que señalaban cada hechizo con cada tipo de arma hecha de plata utilizada por los magos de la antigüedad. La habitación de exhibición de hechizos sobre la plata era  alargada y tenía una puerta pequeña que en días comunes era abierta al público, pero esta vez estaba cerrada con llave.

Draco apenas podía soportar el jarrón relleno de plata que estaba junto a su asiento,  el gafete decía que tenía un hechizo “Argentum” (2*)  y de forma vaga admitía que podría ser toxico para una cría de hombre lobo al contacto.

—Es inocente—la leve voz de Remus insistió, estaba acurrucado en un sillón junto a Snape, apenas cómodo por el olor. Ambos le podían echar la culpa a que su enlace era reciente y apenas se había visto amenazado hace unos minutos por otro macho. 

—Puede estar mintiendo, no ha dicho nada en un mes hasta ahora ¡No es creíble!—Shacklebolt en cambio se paseaba por la habitación con premeditada impaciencia. Sus zapatos caros hacían un ruido irritante al chocar contra el sello hecho de plata que reposaba en el piso de la habitación, era plata común, así que su efecto era nulo como el collar de Remus u Draco, pero el olor en demasía era incomodo.

—Lo torturaste—Dumbledore expuso con obviedad, sus largos dedos apretados en su regazo.—¿No es esa razón suficiente? Si hubiese confesado un plan de ataque lo hubieras tomado como verídico. Ha confesado, no lo que esperabas, pero es la verdad.

—No si viene de él—sentenció.

Hubo un leve silencio antes de que Remus volviera a hablar.

—Sabía que no funcionaria.

Kingsley apretó los labios resignado a escuchar de nuevo todas las quejas de Remus.

—Era mi deber intentarlo, los ataques se están multiplicando. Ahora no es solo en Escocia,  o los rumores de desapariciones. Irlanda, Francia, Austria, todos estamos siendo afectados, es un ataque en masa, planificado—el hombre apretó el puente de su nariz y suspiró, tenso— Era nuestra esperanza para desestabilizarlos.  Lupin, sabes muy bien que tuve una política neutral contra los hombres lobo pero esto está deshaciendo a todo el Ministerio, he perdido hombres  y partidarios por tu causa y aun no veo los frutos de ella.

—Lo sabemos—Remus admitió, su mirada iluminada por el entendimiento—Pero debes comprender que este hombre no tiene nada que ver con nuestra guerra. Hay hombres lobos allí afuera que solo quieren una vida normal. Manadas enteras.

La mirada de Remus peleó un minuto más contra la de Kingsley antes de que este cediera.

—Muy bien. Hare algunas movidas legales para suministrarle Veritaserum ahora que está débil, así su testimonio será válido. No sé como justificare su estado actual sin  recurrir a lo ilegal— Kingsley se apoyó sobre  una vidriera, su rostro cansado por el trabajo y el estrés, pareció pensar sus próximas palabras por un momento— Espero Lupin que te hayas apuntado para la esterilización. Lo menos que necesito ahora es que los números se eleven.

Remus negó.

—Sabes mi posición, no apoyo esto.

—Es necesario—exclamó Shacklebolt—¡No puedes contradecirme en esto también!

—¿A qué se refiere?—Draco interrumpió, su nariz fruncida por el olor.

— Su política… —Remus empezó.

—Una necesaria—apuntilló Kingsley— Es peligroso que los pocos hombres lobo que tenemos controlados se multipliquen, son criaturas incontrolables-

—Somos—Harry interrumpió—Lamento recordarle que yo soy uno, Shacklebolt. El preciado Niño-que-vivió.  ¿Cree que les gustaría a sus partidarios saberlo?

—Mis partidarios entenderían  su situación, pero tener más criaturas peligrosas como las que  merodean ahora las ciudades-

—Tu política debería ser de crianza, hay lobos renegados porque el Ministerio los reprime—los dedos  crispados de Remus aun se mantenían sobre su regazo, pero su mirada había dejado de ser agradable.

—¡Matan personas!

—¡Y tu quieres matar a sus crías!—ladró Remus.

Kingsley enderezó su postura ya mermada su molestia, derrotado por los tres hombres que lo miraban con sus ojos amarillos y amenazantes, dispuestos a degollarle con los caninos. Los tres poseían un aura fiera, llena de fuerza y bestialidad.

A pesar de su arrogancia, Kingsley preservaba algo de sentido común.

—Ha sido una velada gratificante, Kingsley—Dumbledore sonrió, apretó la mano del Ministro en una despedida afable para distraer la tensión—Pero es hora ya de irnos. No creo que quiera tres lobos como estos en busca de su yugular.

—Muy bien, Severus, ¿Podrías mantener a Remus  junto a ti para que no ataque al Primer Ministro? Esta vez  tomaremos la chimenea.

—Por supuesto—Severus apretó el brazo de su amante entre sus manos, los ojos amarillos de Remus se destiñeron al ámbar enseguida.  Los dos lobos jóvenes siguieron a Dumbledore sin dirigir su mirada de nuevo a Shacklebolt.

—Es una política necesaria—Kingsley insistió intentando excusarse a sí mismo, antes de que cerraran la puerta. 

-VolteDiLuna-

—¡No puede alentar la caza de cachorros!—el ladrido de Harry resonó en la oficina de Dumbledore—¡Son solo niños!

Remus salió de la chimenea, agitó su túnica para sacudirse el hollín. Su expresión imperturbable.

—¿Por qué no lo mencionaste?—Harry inquirió hacia él,  ni él ni Draco tenía permitido salir de Hogwarts, así que solo tenían a El Profeta para nutrirse de los últimos acontecimientos y mantenerse al día. Aun así eso no les garantizaba saber los movimientos que daba el ministerio detrás de los medios pero muy cerca de los rumores de calle— ¿Qué más nos ocultan?

Remus y Severus al contrario, si podían salir y escuchar.

—No pensamos que necesitaran saberlo, por un tiempo—Dumbledore objetó, sus suaves pasos se dirigieron hasta alguno de los cachivaches en los estantes—, estaban lo suficiente ocupados en controlar su nueva condición.

—Nos concierne—Draco dijo, sus ojos apretados en dos rendijas grises—Somos figuras conocidas y podríamos ayudar.

—Y exponerse a los medios—sentenció Severus.

—Medios que los descubrirían en unas semanas, es más inteligente que se mantengan aquí. El hecho de que apoyen una causa que no les concierne los hará ver sospechosos —Remus apretó su mano sobre el hombro ancho de Draco—Estamos seguros de que ayudaremos a mejorar esta situación, pero ustedes no pueden exponerse hasta estar preparados. 

—¡Nos concierne!—Harry rugió, igual que un lobo salvaje. Desafiaba a Remus.

—¡Pues les conviene que piensen que no!—Remus respondió, era mucho más potente que Harry. El chico Gryffindor  se aparto, todos sus instintos gritaban por él. Remus suspiró—Es peligroso.

—Pero cazarlos...—los dientes caninos de Harry apretaron sus labios, lucia escandalizado.

—No los cazan—Remus negó, tenía ojeras que nadie había notado antes. El hombre se sentó en el sillón y enseguida pareció abatido—Aun no lo hacen, pero todos saben a dónde irá todo al final. Por ahora solo regulan la natalidad de los Licantropos registrados. Es mucho más complicado de lo que piensan.

—Nosotros podríamos ayudar—Harry se sentó junto a Remus, compadecía todo por lo que su Guía pasaba. Entendía poco de política y sabia también que todo era mucho más complicado de lo que se creía. Pero para él había una sola respuesta— Una palabra mía haría que los medios alzaran la voz, soy su salvador y se conoce que Draco fue una clave para derrotar a Voldemort ¡Nos creerán!

—O te juzgaran y se volverán en tu contra—Remus entendía muy bien los pensamientos de Harry, un día fue como él, confiado, sincero y  valeroso, nada habría podido detenerlo hasta que la guerra lo golpeó con cada perdida, una más dolorosa que la otra. No quería  perder a  su manada  —Sera mejor que se olviden de esto por ahora, no quiero oír una palabra más.

Era una orden.

 —El Profesor Lupin tiene razón—Concedió Dumbledore,  su tono de voz denotaba una seriedad sombría—Han perdido mucho de su juventud en la Guerra. Vayan y diviértanse. El momento de volver a ser adultos llegara pronto.

Harry y Draco querían seguir con sus preguntas, nunca se sintieron tan ignorantes como en ese momento. Ambos se miraron a los ojos y asintieron, insistirían, pero en otro momento. Siguieron la orden de Dumbledore y abandonaron el despacho con cierta desazón.

Su última visión de la oficina del director  fue  la de Severus al inclinarse sobre Remus para calmarlo.

-VolteDiLuna-

 Cuatro días pasaron con lentitud hasta llegar al primero de febrero, Nepeta y Lowell estaban recuperados por completo y aprovechaban para  merodeaban por el castillo con cierta libertad, ya que los últimos Aurores e Inefables  se habían marchado de Hogwarts. Las complicadas barreras que protegían el colegio estaban en su lugar y esta vez, reforzadas por Protecciones más solidas.

Aquel sábado ya era un poco más cálido que los días anteriores, la  suave brisa ya parecía traer la primavera cercana. Colindantes a la cabaña de Hagrid, Draco y Harry disfrutaban del clima.

Apoyado en su rodilla con la ayuda de una tabla Draco escribía una carta para sus amigos, estaba sentado sobre una gran roca  desde donde la vista de la colina era completa, sus ojos grises de vez en cuando se escapaban hacia Harry, que jugueteaba con Lowell entre el límite de la colina y la cabaña de Hagrid.

Muy cerca, la voz de Hagrid formaba un sonido alegre en alguna parte de su hogar, había adquirido una nueva criatura  que exigía muchos cuidados, pero que Harry en silencio había agradecido no fuera un nuevo Norberto.

Lowell corría de arriba abajo con una braga (4*), camisa y los pies descalzos, su risa alegre animaba el leve frío que el invierno había dejado en Hogwarts.  Harry lo perseguía, su sonrisa amplia y sincera hacía que Draco embozara una cada vez que se atrapa en su meticulosa observación. Había algo en esa escena que le hacía sentir bien.

Nepeta lo llamaba instinto de Alfa. Draco quería creer que solo pasaba con Harry.

Harry logró atrapar a Lowell por una segunda vez, lo alzó en brazos y lo tiró al aire un par de veces antes de estrecharlo contra su pecho y hacerle cosquillas en la barriga. Harry también estaba descalzo, solo lucia vaqueros sueltos y un abrigo grande, el sonrojo en su cara era exquisito, por un momento Draco dejó de escribir para disfrutar la vista. Un aullido agudo emergió de bosque prohibido y ambos, Harry y Lowell, echaron atrás sus barbillas para aullar con fuerza.

Era Nepeta, toda la gloria que tenía su forma de lobo había sido restaurada por los días de descanso, era fuerte y regia, ningún rastro de la débil loba que había atacado a Harry semanas atrás. Las delgadas patas se habían vuelto fuertes y su pelaje cobrizo brilloso. Los ojos acerados daban la sensación de un ser etéreo.  Lowell se removió de los brazos de Harry, con largos pasos trotó hasta convertirse en el pequeño cachorro fervoroso que jaló del pelaje que recubría las patas de su madre, rodó entre ellas con energía para llamar su atención.

Nepeta le gruñó como una pequeña reprimenda, lo olfateo antes de lamerle una oreja con tanta fuerza que el pequeño trastrabilló. Observadores, ambos adolescentes vieron como Nepeta tomó con suavidad a su cachorro del lomo con su hocico y lo llevó hasta cima de la colina donde la esperaban.

Los pasados dos días en los que Nepeta se había recuperado, ella se empeño en rodear el bosque en busca de alguna señal de su manada, su territorio había estado cerca de aquellos terrenos. Surcando las altas colinas y el frondoso bosque, Nepeta estaba segura  de algo de su manada estaba a salvo.

—¿Has encontrado algo?—Draco pregunto de manera distraída.

Nepeta se trasformo en la linda mujer menuda de cabello rojo, el vestido que McGonagall le había dado se ajustaba a sus hombros pequeños. Con una gran sonrisa, ella afirmó.

—Un poco más allá de este bosque, en las colinas. Los he olido, deje marcas hasta acá. Son más de lo que esperaba, mucho más de una docena y hay dos o tres dominantes con ellos—la gran alegría en su rostro no parecía ser opacado, Lowell que seguía como un cachorro, jugueteaba con el pelo de su madre—Estoy segura de que  Marok los guía.

—¿Marok?—inquirió Harry.

—Mi esposo. El próximo Alfa, igual que mi padre—Nepeta aun era joven, pero el amor que se reflejó en sus ojos era tan intenso como el de los amantes más sabios—Debo decírselo al Señor Lupin, es perfecto. Mientras más rápido estén a salvo podríamos probar que somos inofensivos y descubrir lo que Fenrir planea.

Ella apresuro sus pasos hacía el castillo, sus facciones parecían cada vez más jóvenes a medida que su sonrisa ensanchaba. Tal vez era porque su primera impresión fue la de una mujer herida, pero Harry no estaba seguro de cuantos años tenía Nepeta.

—¡Ey!—le gritó desde la colina, Draco ya no le prestaba atención, sumergido en su redacción.  Nepeta volteó para mirarlo confusa, Lowell ya era un niño en sus brazos—¿Cuántos años tienes?

Ella volvió a sonreír con todos sus dientes.

—¡Tengo 20!— le gritó, antes se seguir hasta el castillo y perderse entre los jardines.

Esta vez Draco paró su redacción, su expresión asombrada también la tenia Harry.

—Es tan joven—murmuraron.

Joven para perder a su familia, para ser herida y tener un hijo al que mantener sola.

-VolteDiLuna-

A la hora de la cena, Nepeta no estaba tan alegre como en la tarde. Su rostro pensativo y ausencia de risa parecían sospechosos. A Harry y a Draco les llamo la atención como Remus y Severus evitaban verlos, ceños fruncidos y  sus miradas inexpresivas fijas en sus platos.

El salón se mantuvo silencioso durante toda la cena, incluso cuando Harry pregunto algo, ni el sonido de una mosca pudo responderle.

—Me temo—Dumbledore interrumpió al terminar la cena. Su voz parecía más enigmática que la última vez que la habían escuchado—, que tengo un par de malas noticias.

McGonagall, que no parecía soportar el aire cargado del Gran salón,  se excuso  mucho antes de que empezara. Debido a la expresión de las personas restantes en el comedor. Ellos sabían de qué se trataba, Remus y Severus se levantaron de sus asientos, a pesar de no mirarlos a los ojos aquello parecía un gesto de apoyo.

Draco y Harry se miraron. Ninguno de los dos sabía de qué se trataba.

—Esta misma tarde—siguió el director, musitaba con pena las palabras— El Ministro me envió un comunicado a mi oficina.  Me gustaría no ser yo quien diera estas noticias, pero sé muy bien y ahora lo entiendo, que la situación que ahora agravia a los Licántropos también les incumbe.  Ayer en diferentes horas tres parlamentos  han tomado medidas extremas que no habían sido consideradas desde hace siglos en ningún Ministerio. Francia, Irlanda y Austria han declarado la captura y ejecución de todo Licano en sus territorios. Hay algunas variaciones pero todas concluyen lo mismo, exterminio— Nepeta apretó los párpados con fuerza, sus puños ocultos bajo la mesa, justo ahora la ausencia de Lowell era entendible— No sé muy bien la posición de otros países, pero me temo que esto puede dar pie  a otras malas decisiones.  Espero que, como saben, tomen esta información con cuidado.

El pesado sonido que Remus hizo al dejarse caer sobre su asiento sonó crudo.

Harry murmuro algo entre dientes.

—¿Que has dicho?—Remus balbuceó, esperaba haber oído mal.—Harry, ¿Qué dijiste?

Los ojos verdes aun fijos en algún lugar perdido, parecían estar elaborando un plan.

—Quiero hablar frente a los medios—volvió  a repetir—No podemos dejar que esto se quede así,  ¡Debemos hacer algo! Si ellos saben que yo soy un hombre lobo podrían entend-

—¡NO!—El fuerte golpe que Remus le dio a la mesa hizo temblar todos los cubiertos. El no dejaría a  uno de sus cachorros desprotegido, no permitiría que Harry fuera señalado por la opinión pública. Remus sabía lo que se sentía y no dejaría que ninguno de los dos chicos que estaban frente a él lo experimentaran en carne propia—¡Te prohíbo siquiera que insinúes tu condición frente a la presa! ¡No sabes lo que es eso! ¡Te volverán un paria  y arruinaran  tu vida! ¡No quiero que pases por eso!

Con la respiración alterada y aun los ojos amarillos, Remus lo insto a no desafiarlo.

—Entonces- Si hablo aunque sea a favor de los lobos podrían apoyarlos. ¡Los salve de Voldemort, deben escucharme!

—Pero sigues siendo un niño—refutó Severus— El público es hipócrita, Potter, despreciaran tu opinión apenas abras la boca.

—¿Entonces qué haremos?—Draco, que al contrario de Harry, pensaba con la cabeza fría. Sabía que, aunque no funcionara, debían intentar algo—¿Escondernos como cobardes mientras cazan personas inocentes? Es nuestro deber.

Remus y Severus estaban a punto de responder cuando les interrumpió Dumbledore. El hombre pidió calma, la parsimonia en su expresión logró aplacarlos.

—Es una decisión muy radical, es cierto. No nos quedaremos sin hacer ningún movimiento, pero les suplico, jóvenes, que primero enfríen sus cabezas. Una vez estén apropiadamente en sus cabales, pueden venir a mi despacho y decidir que quieren hacer respeto a este tema, varias figuras públicas ya han expresado su desagrado pero su condición es distinta. Piénsenlo esta noche, los  esperare mañana en la mañana en mi despacho—él se aparto de su asiento y camino con lentitud hasta Nepeta, le tendió un brazo—Querría saber si me quiere acompañar, tenemos mucho de qué hablar, sé que usted también desea ayudar.

Nepeta aceptó el brazo, temblorosa acompaño a Dumbledore fuera de El gran comedor.

Una cruenta discusión alzó sus bases esa noche, justo después que ambas figuras abandonaran la estancia.

-VolteDiLuna-

Una hora después Remus se despojaba de su ropa furibundo refunfuñaba  entre murmullos todo lo que Draco y Harry le debían por ser su Guía, después de la discusión en el gran comedor ninguna parte había podido quedar  satisfecha con la opinión del otro. Mientras tiraba  de su suéter con fuerza, aun no lograba entender lo que aquellos niños tenían en  la cabeza por cerebro.

—Solo quiero mantenerlos seguros, los medios aprovecharan su vulnerabilidad. Creen que pueden con ello pero los podrán en bandeja de plata para la alta sociedad. Si logran dar una sola conferencia...—Se ajustó el pijama blanco apresurado. Severus, que lo miraba desde la cama con cierta expresión sempiterna, vio como se dejó caer abatido sobre el colchón.

—Los sobre protegemos—sentenció el pocionista.

Remus ni pudo creer lo que escuchó.

—Nosotros no lo hacemos.

—Sí, lo hacemos. Ya no son  niños,  uno mató al mago tenebroso más temible de la historia y sigue de pie. El otro, lo he visto crecer, tienen tanta astucia como para convencer a toda la comunidad mágica de que están tomando malas decisiones—Severus envolvió con sus brazos a Remus hasta atraerlo junto a él. Ya hacía tres días que Remus se mudó a las habitaciones de Severus en las mazmorras. Aun no estaban acostumbrados a dormir juntos o compartir una recamara, pero no había más reparos, estaban unidos de por vida y después de eso no había nada más intimo— Están congraciados por la victoria de la guerra, muchos los seguirán.

—O los destruirán, sé lo que es estar bajo los ojos de todos—Remus murmulló. Al contrario de su voz preocupada, su cuerpo estaba relajado en los brazos de Severus. Se sentía protegido allí—Tengo miedo de que ellos pasen por ello, no lo quiero.

Severus acarició la espalda de su amante con lentitud, por primera vez en muchos años Remus oyó una risita provenir de él.

—Los he protegido a los dos  con mi vida, yo tampoco lo deseo—con su varita apagó la luz de la recamara, la dejó en el buró antes de soltar un largo suspiro—Sé que lograran ver el peligro que corren.  No podemos aislarlos aquí para toda la vida y lo sabes.

—Lo sé—Remus suspiró—Por supuesto que lo sé. Pero desearía tanto que fuera lo contrario.

-VolteDiLuna-

Era media noche pero la torre de astronomía no estaba sola como las noches anteriores, un chico de cabello negro estaba sentado en el borde de una ventana, una de sus piernas estaba doblada para sostener su rostro y la otra colgaba en el vacío.  De pie a su lado otro chico contemplaba las estrellas, ambos unidos por el insomnio.

No era sino hasta ese momento, sumergidos  en un cómplice silencio que ambos se percataron de lo que nunca habían reparado en pensar, estaban aislados de todos los efectos que se desataban fuera de la seguridad de Hogwarts. Habían recibido pequeñas señales, los artículos de El Profeta, los ataques, incluso Nepeta que apenas sobrevivió a la furia de sus iguales. Allá fuera había una revolución, un evento de proporciones más grandes de lo que imaginaron en un principio y ellos, inmersos en su pequeña burbuja, no notaron lo que con tanta pobreza se les oculto.

—Es aterrador—rompió el silencio Harry—Esto es más grande de lo que pensé.

Draco se sentó a su lado, el olor fuerte que despedía le reconfortó. Abrigado por las capas de tela Harry aun sentía frío, se recostó al pecho cálido de Draco, un tácito confort se extendía entre ambos para apoyarse. Draco extendió una de sus manos para rodear los hombros de Harry.

Permanecieron de esa forma hasta que  otra presencia irrumpió en la torre.

—Son una pareja hermosa.

Ambos voltearon, sorprendidos de que otra persona estuviera despierta tan tarde. Nepeta estaba de pie junto a la escalera, una de esas sonrisas tímidas apenas lograba borrar la tristeza de su rostro.

—No digan nada—ella replicó—, se que lo niegan pero es tan obvio. Vengo a darles las gracias. Ustedes podrían correr y esconderse pero en vez de ello quieren luchar a pesar de que se ahorrarían mucho si no lo hicieran, para manadas como la mía significa mucho.

Ella camino con lentitud, su cabeza agachada delataba su vergüenza.

—No sé ni siquiera como darles las gracias.

—Es nuestro deber—Replicó Harry, ya estaba suelto del brazo de Draco, pero aun seguían tan cerca  que los cabellos  de Harry mecidos por el viento nocturno rozaban la nariz de Draco—Queremos hacer esto, no podemos mantenernos al margen de la situación. Nadie podría.

Nepeta se sintió animada por la convicción de Harry.

—Eres en verdad tan inocente, ambos lo son. Es por eso que son una pareja adorable

 Aquella vez Draco si tuvo tiempo de replicar, Nepeta lo calló.

—No soy tonta, lo sentí desde el principio. Ambos se complementan, lo sé. No es solo coincidencia o resultado de los hechos. Si es lo que piensan, pocas veces vi dos personas con un vínculo tan natural.

Los labios de Draco se apretaron para evitar decir algo apresurado, tanto Harry como él empezaron a sonrojarse.

—No queremos cometer algún error por la prisa—dijo Draco—, no estamos listos siquiera para enfrentar una temporada de celo.

Nepeta lució curiosa, se sentó junto a los chicos con su delicada batola prestada. Una pequeña risita brotó de ella un segundo después.

—No los culpo—musitó con delicadeza—Los mordidos lo creen a menudo. La temporada de celo no es solo sexo—ambos adolescentes dieron un respingo apenas  lo pronunció, eso provoco otra risa en Nepeta. Ambos eran vírgenes, aun inexpertos y dulces, lo podía oler—Se trata de la familia, fortalecer los lazos. Es cierto que las hembras somos más fértiles—Nepeta acunó su vientre, como si guardara un preciado tesoro allí—Pero los más importante de esa época es  la unión. No deben temer amarse, es un regalo que pocos tienen. Con Marok he compartido la mayor felicidad de mi vida. Nunca se priven de vivirlo por prejuicios.

Harry embozó una sonrisa débil, aun había dudas fuertes  que razonaban en su conciencia. Pero la fuerza con la que gustaba de Draco era más fuerte, miró a Draco con esa misma sonrisa, él le respondió con un abrazo, lo apretó a su pecho y beso la olorosa coronilla de cabello azabache.

En Draco no había dudas, amaba a Harry. Lo amaba mucho antes de convertirse en un lobo. 

Notas finales:

¡Hi, Hi!

Admito que me agrada Kingsley en el canon, pero sin darme cuenta lo volví un patán, admito la culpa. En verdad no tenía muy planeado el asunto de Felix, pero pude conectar todos los puntos de esta historia después de un buen tiempo (Y organización de notas) Espero que enserio no lo hayan esperado, así que ¡Sí! ¡Fue Greyback quien mordió a Draco y Harry, una galleta y licencia para molestarme a todos aquellos que lo adivinaron!

Pero por otra parte, ¡Draco y Harry empiezan a acercarse de manera oficial! Sé que es lento, pero es mi manera de darle ese toque de ingenuidad mezclada de vez en vez por sus reacciones instintivas.  Me mencionaron que Severus y Remus parecieron ir muy rápido, pero como verán ellos ya parecían sentirse atraídos antes de todos los acontecimientos.

Espero les haya agradado. Grandes besos.

Bye.

P.D. Juro solemnemente que no estoy riéndome como una villana, lo juro.

Aclaraciones:

(1*) Protecciones y lobos: Nadie pregunto en el Prologo y me sentí un poquitín decepcionada, o tal vez piensan lo mismo que yo. Los hombres lobos son “teóricamente” criaturas mágicas, tienen influencia sobre las barreras añadido a su fuerza.  Son capaces de romper protecciones que ya no están ocultas en esta Historia, si. Pero en caso como las Protecciones de Hogwarts que son más antiguas y mucho más complicadas se necesita alguien que apoye a los lobos con algún hechizo de magia oscura.

(2*) Argentum, plata y hechizos: “Argentum” no significa más que plateado. Pensé que la plata por si sola no lograría vencer a un hombre lobo, después de todo son en parte criaturas mágicas y magos ¡Debe de haber algún hechizo de por medio! Así es que la plata común solo puede dar un poco de molestia en grandes cantidades, algo parecido a un olor demasiado fuerte.

(3*) La técnica de las feromonas: Se podría decir que el olor (En realidad el olor de las feromonas que expulsa) de un sumiso es netamente afrodisiaco, pero al no haber un contacto el cuerpo del mismo dominante se auto castiga con un dolor insoportable, también puede ayudar a esas personas que no quieren unirse, al estar expuestas abiertamente el cerebro saltara de una potencial pareja a un vinculo familiar pero resulta complicado que el dominante resista el dolor voluntariamente.

(4*) Braga: Se que una braga en algunos países es una prenda intima femenina, pero también es un atuendo de cuerpo completo que utilizan los niños muy parecido al atuendo “jardinero” hecha de jeans.

No tengo Beta, asi que serian muy amables de señalarme cualquier falta.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).