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Volte di luna por Gema Talerico

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Notas del capitulo:

Advertencias del capítulo: Ligero Lime.

Este capítulo no ha sido beteado, por favor, si observa algún error será de mucha ayuda si logra avisarme. 

Capítulo 12: Quali Fantasmi Dicono.

Y como las paredes, los fantasmas escuchan.

Sólo que estos si hablan”

Los días siguientes al arribo de los cinco nuevos lobos al refugio Remus le gruñía a los fantasmas desprevenidos al cruzarse con estos en los pasillos, apretaba dientes cual navajas acompañados de sus ojos amarillo brillante,  presentando una visión aterradora para los despavoridos fantasmas. No importaba si fuesen inmateriales, les mostraba los colmillos sin distinción de clase.

Los muertos huyeron de Remus como si este en verdad pudiera hacerles algún daño más que un agujero en su ectoplasma fantasmagórico y Remus no se arrepentía. Se sentía furioso cuando cualquier fantasma chismoso flotaba a su alrededor con ese aire despreocupado, fingiendo un perfil bajo para, muy posible,  hacerse más detalles de la vida sexual de Snape  y él, como si chismear si el gemía o no fuera una gran entretención.

Respecto a Severus, el hombre se mostraba intocable, sin una sola reacción por los cada vez más atrevidas risitas de adolescentes precoces mirándolo en sus clases con tanta fijeza como si quisieran descubrir  el cuerpo debajo de las capas exageradas de  de color negro y gris. Su pareja sabía que se hallaba furiosos, en las noches barbullaba malhumorado sobres los chiquillos insoportables, tal era su molestia que  a Remus se le era negado el sexo sin mayor pena ni gloria, como si convertirse en una pareja abstinente fuese la solución más obvia o si quiera un alivio de la situación

Pero era claro que no funcionaba, los chimes seguían y Remus se preguntaba que tanto mal humor debía cargar encima uno de esos días como para empezar a cenar fantasmas.

Decidió que si los ignoraban tal vez todo volvería a la normalidad, así que se sumergió en la fatigante rutina hasta que se percató de que los rumores no cesaban.

—Esto es ridículo. — Manifestó una vez, ya listo para dormir. Severus ya estaba  inclinado sobre la mesita de noche para apagar la lámpara cuando volteó a mirarlo. —No funciona Severus, ya deja de intentar  fingir que no tenemos entrepierna.

— ¿Piensas en otra solución?, además de montarme el resto de la noche como un animal, —  Remus hizo un mohín, cruzándose de brazos, lo pensó con detenimiento hasta llegar a una simple solución.

—Buscaremos el origen de los rumores, y te ayudare a calificar los exámenes de sexto.  Pero sólo si me coges hasta que pueda gritar y perder el conocimiento, cuando menos.

Una mano juguetona presionó la entrepierna semi dura de Severus, el hombre levantó una ceja con su usual parsimonia. — Los corregirás todos, desde el primer inepto estudiante desadaptado.

Remus sonrió con sus pequeños colmillos rozando los labios rojizos, una suave invitación que coloreaba sus labios.

— Cumple con tu parte del trato. — canturreó.

No mejoró su estado de ánimo en la mañana, cuando descubrieron sobre un nuevo chisme de Severus y el sadomasoquismo en plena luna llena, en definitiva no pudo ser una mañana más amarga pero Remus, por lo menos, estuvo satisfecho.

-VolteDiLuna-

La carta de Shaklebolt llegó temprano en la mañana a manos de una  pequeña avecilla de El Ministerio, Dumbledore no le tomó mucho en cuenta entre su pila de correspondencia hasta después del desayuno cuando, con la panza llena de pie de limón, tostadas, té y bacon,  se sentó de nuevo en su escritorio. Su fénix trinó sobre el perchero hasta la biblioteca, hacia unos días había vuelto a renacer y estaba descubriendo nuevamente sus alas.

— Estás muy animado hoy, querido amigo. — Le sonrió con sus ojos centelleantes, extendió su mano para tomar el primer documento que sus nudosos dedos de araña lograran tomar. —Curioso. — Barbulló, le llegaban cartas de Kingsley Shaklebolt  casi a diario ¿Qué tendría está de importante sobre el resto que era el primer documento para ser abierto en la mañana?

Destapó el sello de cera dorado con la insignia de El Ministro de Magía, antes de darle un sorbo a la taza de limón que apareció junto a él, ocupando justamente el último espacio sobrante en el escritorio, entre un par de libros gruesos que ya dejaban su marca de polvo sobre la superficie y tres frasquitos de poción usados.

Sus ojos azules recorrieron la cuidada letra de Kingsley con el entendimiento brillando en ellos.

—Muy curioso. — Manifestó al terminar la carta, Fawkes volvió a trinar, esta vez justo en el alfeizar de la ventana.

Después del almuerzo una vez la mayoría de clases fuesen impartidas, Dumbledore guío a su pequeña manada de lobos residentes del castillo  hasta la casa refugio con una medida expresión neutral en su rostro añejo. Los reunió con los cinco lobos nuevos y Nepeta en el gran comedor de la residencia, su gesto afable negaba que tuviese noticias preocupantes, pero muchos conocían ya que sus gestos eran engañosos.

Después de una ligera charla finalmente adoptó una seria expresión de circunstancias.

— Los he reunido aquí para mantenerles al tanto de nuevas noticias, esperando que su aceptación a esta sea coherente, — Empezó a hablar, su voz parsimoniosa hacía que las puntas de los cabellos de Draco se erizaran. Remus se mantenía impasible, su dulce calma era un bálsamo para sus dos cachorros, mas el caso contrario ocurría con la curiosidad de Georgina, que, por poco, la hacía saltar fuera de su propia piel. — El Ministro de Magía, Kingsley Shaklebolt planea concluir la reclusión del Especimen 1756-0  de El Departamento de Control de Criaturas Mágicas y ofrecerlo como un nuevo integrante para el refugio.

—¿Es Felix Winfrey?  — Dumbledore aplaudió la intuición de Remus celebrándole en voz alta, Nael, el dominante de anchos hombros, se removió en su silla inclinándose sobre la mesa en una posición que denotaba dominio. Nadine estaba a su lado con Mirtha dormida sobre el regazo y Soto juagaba  debajo de la mesa junto a Lowell, aburrido de la charla incluso antes de que empezara.

— Tendrá un hechizo rastreador para poder vigilarlo y podrá marcharse cuando lo desee, sé que es una movida de Shaklebolt para alentar cierta confianza en él pero es inevitable aceptar esta oferta.

—¿Su manada lo abandonó o no puede regresar a su territorio? —Nepeta estaba sentada entre Nael y Remus, su pequeña figura se erguía como tierra segura en el inmenso mar, imponente, remarcando que allí ella era el alfa que mantenía la pequeña manada a flote, en estos casos de remarcado territorialismo Remus cedía su dominio a la mujer para evitar choques, ella era inherentemente parte de una familia de líderes, estaba en sus genes.

—Él abandonó a su manada. — Dumbledore habló con voz suave. — Es hijo de Fenrir Greyback , lo abandono según su historia, y  se pudo confirmar con un poco de Veritaserum, la poción de la verdad.—informó para quienes no la conocían. —, huyó de las garras de Fenrir, al parecer sus métodos eran demasiado sangrientos para su vástago.

Nepeta preguntó porque estaba en la Hogwarts el día del ataque y Dumbledore dio la respuesta que Winfrey les hubiera dado semanas antes, debilitado tras una titilante barrera y, derrotado finalmente por las feromonas de Remus.

—Se ha probado su inocencia, a El Ministerio no le conviene hacer trámites legales de un hombre lobo no registrado, Shacklebolt no se arriesgara a rendir cuentas sobre un reo que no aparece en los registros, así que prefiere mantenerlo bajo nuestra vigilancia en ciertas condiciones.— El brillo peculiar en los ojos de Dumbledore hizo pensar a Harry de que había algo más tras esa historia, el anciano le guiñó un ojo, confirmando que había tenido algo que ver en la asignación de tal vigilancia.—Es un buen  chico, algo salvaje, no está muy acostumbrado a vivir en civilización pero se adaptara con relativa facilidad.

—Ah. —Suspiró Georgina.  —¿Y tendremos que compartir el único sumiso disponible o tendré la alegría de conocer otra pequeña delicia?

La chica se dirigió a Harry, Draco le gruñó por lo bajo con sus ojos tintados de amarillo. Harry, por alguna razón que no comprendió en ese instante, soltó una risita cómplice.

—Es un dominante. — Se carcajeó luego. —Aunque creo debe estar más interesado en el profesor Lupin.

—Harry. — Remus le recriminó rojo como una manzana.

— ¿Cuándo lo tendremos aquí? — Preguntó la regordeta Alya. —Debemos preparar una habitación, y asegurar a los niños, cubrirlos con olor.

Soto se había asomado y cargaba a Lowell, el niño gritaba “Sooo, Sooo” en una pronunciación entraña mientras alborotado al pequeño adolescente, Harry los observó embelesado. Había descubierto que observar a los cachorros jugar despertaba un cálido sentimiento en su pecho, inexplicable al intentar describirlo con palabras, pero tan reconocible al observarlos en los ojos del resto de sumisos entre ellos. Era un cariño casi instintivo e intenso, hacía querer tener un par idénticos y protegerlos a toda costa, miró hacia Draco y se disculpó con los ojos.

Cachorros no era algo por lo que pudiera pensar en esos tiempos.

Nepeta tomó a Lowell para mecerlo en su regazo, la imagen de madre no afecto el tono demandante de su voz:

—Y bien ¿Cuándo arribara?

—Esta noche, si así lo permiten. —Asintió Dumbledore, reconociendo la autoridad de la joven. –,  cuando los estudiantes duerman y estén en su elemento, estaré allí para comprobar sus condiciones y hablar con Kigsley.

— Confiamos en usted. — Nepeta devolvió el asentimiento.

—Bueno, — el hombre viejo sonrió con sus perfectos dientes alineados surgiendo entre la espesa barba color nieve. —  Ya que estamos aquí, podemos compartir una merienda juntos.

El director ya lo tenía todo planeado como si la merienda en realidad fuese su excusa para reunirlos a todos esa tarde, supo Remus, porque cuando aplaudió un pequeño festín de frutas y aperitivos ligeros apareció  en la mesa donde discutían; arándanos con crema y fresas achocolatadas con galletas formaban bonitas decoraciones en platos de exhibición delicadamente arreglados por los elfos. Paletas de crema y naranja con miel descansaban sobre galletas de mantequilla decorado con frutillas, Soto se lanzó de inmediato sobre las paletas antes de que Alya lo regañara por ser tan brusco.

Draco, con su modales perfeccionado por los años de etiqueta aristocrática, se sirvió unas galletas con una paleta fría decorado con copitos de nieve blanca sabor a limón.  Le sirvió fresas a Harry, que agradeció el chocolate, era un gesto casi vano, pero le estaba proporcionando comida demostrando así su potencial como benefactor de una posible familia, Remus intento hacer de ojos ciegos pero no pudo evitar notar el gesto mientras rescataba algo de chocolate en su plato con pocas fresas.

Nael apenas comió, entretenido con la pequeña Mirtha en una de sus piernas y Soto en la otra, sonriéndole con una seca mueca poco ensayada en su arisca expresión.  Los besaba en la frente y les limpiaba las mejillas sucias mientras Nadine observaba.

“Así es como una pareja de hombres lobo se ve” Draco echó un vistazo viendo el pecho inflado del orgulloso Nael.

-VolteDiLuna-

Por la noche se encontraron reunidos con Nepeta y Remus en sus formas de lobos en la frontera del bosque prohibido, la noche aún era fría y el calor de sus pelajes era lo único que los separaba del frio seco que convertía el fino aliento de Dumbledore  y McGonagall en un vapor blancuzco.

Esperaron unos minutos más observando la luna menguante,  Harry se removió inquieto, sus delgadas patas amasaban sobre el pasto fino,  otros miembros de La Orden estaban dentro de la cabaña acompañando a los niños y el resto estaba escondido dentro de los límites de bosque en el espeso follaje, esperando por algún contratiempo. Remus sabía el lugar exacto donde estaba Severus, por el rastro de su olor familiar y el curioso vinculo que un mago y lobo podía manejar como pareja, no era tan fuerte como un enlace entre dos licántropos, pero para Remus era satisfactorio.

Draco bufó sobre las orejas de Harry, con su largo hocico elegante le lamió una oreja, sus brillantes ojos gris amarillento fueron el suficiente calmante que el lobo negro necesitaba, el macho blanco se sentó, satisfecho.

Justo a la hora pautada el sonido de una rasgadura atravesó el espacio donde las protecciones de la cabaña y del colegio dejaban un pequeño limbo. Dos aurores con rostros adustos y posturas pulcras se aparecieron junto con Schaklebolt y, apresado con cadenas pesadas y un bozal, Felix  Winfrey era empujado con tal brusquedad que se tropezaba con sus propios pies. Tenía los brazos doblados en su espalda y sujeto por las muñecas, el bozal le limitada el habla, por la expresión de sus ojos azules no estaba enterado de su destino hasta el momento exacto en que los vio.

— Schaklebolt.  —Dumbledore asintió, McGonagall repitió el gesto y Kingsley hizo lo propio estrechando la mano de ambos. —, ¿Tiene los hechizos activos ya?

El Ministro asintió, hizo una floritura murmurando un hechizo en latín y reveló los sortilegios sobre Winfrey flotando como una  maraña de  colores brillantes bajo el velo de la noche.

— Perfecto. —Dumbledore se apartó. — Esta es Nepeta Leani. — Se dirigió a Winfrey. —Serás integrado a una manada provisional donde tendrás el placer de conocerla como una líder.  Tu estancia, según sea la conducta que presentes, será temporal  o permanente.  Prosigan.

Los aurores obedecieron el gesto que Kingsley hizo luego de las palabras de Dumbledore,  las manos y el bozal fueron retirados, el hombre escupió aún con el sabor amargo del cuero en su boca.

—¿Una sumisa como Alfa? —Se sonrió, Nepeta le gruñó en su imponente forma de loba  color rojiza, sus dientes relucientes bajó la escasa luz del bosque. Los aurores detrás de Winfrey retrocedieron, pero el hombre lobo no los imitó. —Me han rugido con más fuerza. —  masticó con despreció.

En un segundo la gran figura de la loba se transformó en la menuda mujer, un puño pequeño y macizo se estampo contra la mejilla del hombre al punto de voltearle el rostro.

—Te comportaras. — Nepeta le gruñó con una helada voz dominante. —, o de lo contrario no soportare tus impertinencias y volverás al hueco de dónde has venido, mi manada no te aceptó para que seas otra carga.

Era imposible pensar que una mujer tan pequeña pudiera subyugar a una mole de músculos como Felix, pero el hombre se mantuvo cabizbajo, la sangre de sus encías mojándole los labios de carmesí. Nepeta era, al fin y al cabo, una sumisa de una casta de familia Alfa, estaba en su sangre ser una líder innata.

—Creo que con esto será suficiente, buenas noches. — Kingsley se inclinó frente a los presentes en un gesto de despedida antes de volverse a irse con su aurores, lucía satisfecho con la situación al irse.

Georgina fue la primera en acercarse, su espeso pelaje color miel era mecido por el viento de la primavera, olfateó y luego le empujó con una pata a Winfrey en un gesto juguetón, el hombre no respondió.

—Oh vamos. — Canturreó la joven al volver a ser la delgada muchacha de tonificados músculos. —, veras que será muy divertido aquí, grandulón.

Los últimos en volver a su estado humano fueron Remus, Draco y Harry, al contrario de Nael y su familia que como Nepeta y Gerogina podían transformarse integrando la ropa con su magia para restituirla al volver, ellos no habían aprendido a más que desgarrar su ropa, pocas veces habían integrado su ropa a la transformación, en situaciones de peligro o presura, donde el estado instintivo guiaba sus acciones.

Hacerlo a consciencia era otra historia.

Una vez estuvieron listos y Winfrey fue instruido con reglas un aire relajado se extendió por el refugio repleto de miembros de La Orden, Hermione y Ron jugaban con Lowell frente a la chimenea cuando entraron al salón.

— Puedo enseñarles. — Les comento Nepeta por casualidad. Pareció ver en la pregunta en la cara de los tres, porque sonrió y le palmeó un hombro a Remus. — Sé que tu educación ha sido incompleta, Remus. Estoy dispuesta a enseñarles a integrar la ropa a su transformación si lo creen útil, lo han logrado antes por accidente, eso les ayudara a aprender rápido.

— ¡Sí! —Harry no dejó responder a Remus, el hombre suspiró sin negar la afirmación de Harry.

—Creo que sería muy útil. —fue la escueta opinión que dio Draco, Remus asintió justo a tiempo para voltearse cuando Severus deslizaba un discreto brazo por su cintura delgada, él hombre de negro estaba tenso, obviamente alterado por la presencia de Winfrey debido a los antecedentes del chico respecto a su pareja. Remus colocó una de sus manos en el pecho de Severus para calmarlo, la tensión en los hombros del hombre disminuyo. —, avísame cuando estés disponible.

—Hare un espació entre las misiones de reconocimiento. —  el cabello pelirrojo brillante se deslizó de la espalada de Nepeta cuando asintió. — Serán clases sencillas, nada que ocupe mucho tiempo.

La excitación por aprender algo nuevo sobre su actual estado entusiasmo a la pareja de adolescentes.

—¿Crees que sea complicado? —Harry le confesó su duda a Draco al hacer su camino de vuelta  al castillo.

—  Ellos lo hacen lucir sencillo, incluso Lowell lo hace. – Draco desestimó con un gesto somnoliento.—, lo hemos hecho antes.

—Bueno, los niños  en china hablan, y aprender otro idioma no es fácil— Se jactó el más bajo. — Así que puede ser muy complicado, no tendríamos el calor del momento para guiarnos.

Mientras aún no volteaban a verlos aprovechando su posición posterior respecto a Dumbledore, Snape y Lupin, Draco abrazó a Harry y le dio un beso en la frente.

—Vamos, relájate, preocúpate cuando llegue.

Harry sonrió, empujando el hombro de Draco, riendo por lo bajo.

-VolteDiLuna-

Al siguiente día amaneció en el periódico un ataque a un pueblo alejado de Irlanda y uno alterno en Escocía, los aurores sospechaban sobre trasladores y el bullicio en el Gran Comedor rugía como las tripas hambrientas de un gran dragón.  Los chimes, entre ellos lascivos sobre Lupin y Snape, tal como si fuera moneda de cambio  entre las mesas de las casa, Hufflepufs en la mesa de Gryffindor cotilleaban, los Ravenclaw compartían sus teorías en su mesa junto a un mixto colorido de bufandas verdes y amarillas, y los Gryffindors estaban esparcidos como arroz  susurrando extasiados. Era la primera vez que un ataque se daba en clases y la expectación era palpable en el aire.

—Despreciables. —chilló un niñito cuando Draco entró al comedor, era de Slytherin y si Draco no estuviese de humor para no aprovechar su cargo de prefecto le hubiese quitado puntos—, deberían hacer como en Austria, pena de muerte, es obvio que no hacen nada más que empeorar la decadencia en la que ha caído el mundo mágico.

El chico rubio gruñó por lo bajo, alguna vez había sido así, un niño creído que creía saberlo todo, hace menos de tres meses el hubiese dicho lo mismo sobre los hombres lobo, pero allí estaba, con el hombro marcado y un gran problema de pelaje. Una silueta se volteó justo cuando posó su vista en la mesa de Gryffindor, Ah, también estaba su Harry, sus brillantes ojos verdes y sonrisa esplendorosa que hacían aullar su lobo como un estúpido enamorado.

Eso también era un problema. Algo que no creería estar admitiendo tres meses atrás.

Harry le dio un pequeño gesto de saludo y él lo devolvió.

—¿Lo has visto?.—una chica de Séptimo chismorreó con su amiga al pasar junto a él, inconsciente de que sus sentidos aumentados le permitirían escuchar sus susurros. — Draco Malfoy y Harry Potter se acaban de saludar.

—Oh, esto debe ser el fin del mundo, ¿crees que McGonagall lo acepte de excusa si le digo que no puedo entregar su tres centímetros de ensayo porque me he traumatizado con eso?

Ambas rieron rumbo a la mesa de Ravenclaw.

Draco ignoró el comentario y se dirigió a su mesa, allí Pansy ya le había guardado un puesto  y Goyle peleaba por la última pieza de muslo de pavo con Grabbe.

—Hay avena y carne jugosa. —Blaise le ofreció como buenos días. — ¿Has dormido bien?

Era una clave, dormían en el mismo dormitorio, si alguien sabía sobre los hábitos de sueño de Draco era Blaise, preguntaba sobre Winfrey.

— Fue una noche tranquila.

Nott, siempre silencioso, asintió.

Las clases de las mañanas pasaron con una lentitud desmedida, Harry jugaba con sus pies y traqueteaba las uñas contra el pupitre hasta que se dio cuenta de que en realidad estaba ansioso de recibir las lecciones de Nepeta, su deseo porque la tarde llegara para dichas lecciones no era exactamente sustentado por su entusiasmo en cuanto al tema del aprendizaje, era por Draco. Ambos habían pasado tan poco tiempo juntos que el más mínimo aviso de un próximo contacto ponía a Harry fuera de su piel esperando con ansias el minuto exacto.

Sabía que era una maraña de hormonas, un sumiso que ansiaba la presencia de su cortejo, pero estaba en un colegio lleno de adolescentes  con un amor por el chisme tan correlacionado con sus propios manojos de hormonas que un simple gesto publico de cariño los condenaría a la insidia pública.  No sería buena idea saltar sobre los brazos de Draco y complacer sus más bajos instintos en pleno pasillo.

En la tarde cuando  finalmente estuvieron las clases terminadas ambos se escurrieron por los pasillos hasta encontrarse en las ruinas de una torre, Hogwarts era vieja así que había sufrido varias remodelaciones importantes. Rumores terroríficos plagaban a las escasas ruinas, lentamente y con los años se convirtieron gracias a su soledad perpetua el escondrijo perfecto para los novios muy audaces o los contrabandistas de materiales prohibidos de tiendas de Hogsmeade como Soko.

—¡Draco!.— Harry agitó su mano derecha cuando divisó por el camino la distinguible cabellera rubio platinado. El hombre lobo rubio torció el gesto.

—Pensé decirte que te  ocultaras alguien podría encont- ¡Auch!

El moreno no dejo que terminara, se tiró en sus brazos plantándole un beso que le dejó los labios irritados, Draco bufó mas no apartó los brazos de Harry que rodeaban sus hombros, el sumiso colgaba apenas por unos centímetros del suelo, rozando con sus agujetas de calzado muggle la roca que antes era una pieza de piso pulido.

—Me canse de ocultarnos. — Harry se apretó más contra el pecho de Draco, amaba sus pequeños cambios, la manera casi ridícula en la que su pecho se había endurecido y los hombros ensanchados, eran instintos primarios ronroneándole que Draco era un prospecto perfecto para ser su compañero. Lo era, Harry se contento con el pensamiento al robarle otro beso. — Quiero besar a mi compañero cuando quiera.

Draco sonrió, sus colmillos relucieron bajo la luz del sol, un sonrojo  iluminando su rostro pálido.

—Hablas como si no pudieras verme.  — Se rió nervioso, Harry le plantó un beso en la mejilla, otro en la mandíbula y uno finalmente en el cuello, le añadió una pequeña probada con sus colmillos afilados, gruñendo de placer.

—Verte si. —Susurró, Draco intento no apretar mas las nalgas firmes bajo sus manos, los dedos extendidos acaparaban los glúteos enteros y se hacía cada vez más consciente que apretarlas sería tan satisfactorio. —Tocarte no.

Draco tragó grueso, lo resistió, el insistente sumiso en sus brazos le prendió con su olor y marcó con asombroso celo, él se limitó a sostenerlo por los glúteos  y enganchándolo a sus caderas  mientras Harry le besaba desesperado, para cuando sus mejillas estuvieron rojas y pudieron oler el uno al otro en una mezclada fragancia de hombres lobo y hormonas revolucionadas el prefecto de Syltherin se permitió bajar a Harry hasta el suelo, donde descubrió que el chico no era el único que había dejado marcas, ¿Cuándo se inclinó hasta aquel cuello blanco, apetitoso, y lo marcó con pequeños piquitos rosados?

Se encogió de hombros mientras lideraba su caminata rumbo a la casa refugio, la regeneración licana obligaría a esos chupetones a sanar en unas cuantas horas, nada que los amigos de Harry pudieran notar o que Pansy pudiera reclamar como indecente frente a sus amigos.

Encontraron a Nepeta recolectando hierbas envuelta en un lindo vestido lila, Soto la acompañaba mientras Mirtha y Lowell juagaban entretenidos como dos pequeños lobitos revoltosos.

—¡Ey!.— Soto los saludó desde la distancia, sus grandes ojos oscuros se iluminaron al ver a Draco, corrió lleno de energía hasta llegar a los pies de la pequeña colina que conectaba los límites del bosque con la entrada al refugio.— ¡Draco! — Los últimos días el pequeño parecía tener un grave enamoramiento por el Slytherin, Harry intentaba no sentirse celoso, pero se regodeaba de una manera poco sana al notar la decepción del niño cuando olfateó buscando el olor a dominante de Draco y encontró el olor de Harry.

—Hola, pequeño. —Draco le alborotó el cabello castaño y pasó de lado, Soto pareció desilusionado, volvió junto a ambos por la colina con los hombros gachos.

Nepeta se rió, saludándolo a ambos y repitió el gesto en Soto revolviéndole la cabellera.

—Hola a los dos. —Les saludo. Tomó una cesta llena de setas y hierbas comestibles y las puso sobre la que Soto cargaba. —Lleva esto y dile a Alya que es para mañana.

Soto asintió, miró una vez más a Draco con sus grandes ojos suplicantes y se fue rumbo a la casa— Los veré en la cena. —dejó caer, esperando que Draco y, por qué no, Harry, se quedaran para la cena.

—¿Y  Winfrey?—Harry dejó caer, sabía que el joven hombre lobo había estado dando problemas con su comportamiento volátil los últimos días.

—Nael y Georgina se lo han llevado a cazar, esta dimitiendo y se muestra un poco más abierto, es un buen chico, pero le falta disciplina. —  La sumisa Alfa desestimo, su largo cabello en una trenza colgaba de su hombro descubierto, expuesta al sol con su lechosa piel color azúcar y el cabello refulgente como el  fuego  Nepeta no parecía un verdadero peligro.

—Esperemos que pronto termine de adaptarse, sería un buen activo para la manada. — Comentó de pasada, su interés por Winfrey era más empatía que otra cosa, sabía cómo era llegar a un mundo desconocido, era desconcertante, frustrante. Por lo que contó el chico fue criado por Greyback, un hombre violento con sangrientos antecedentes,  después vivió sólo, por completo salvaje recogiendo las sobras de la manada de su padre. Volver a una manada en sociedad constituida con reglas y firmes parámetros debía ser abrumador.

Al darse cuenta de sus presencias los cachorros los rodearon corriendo y aullando como una pequeña bienvenida, Lowell le mordió el dobladillo del pantalón a Draco y este le hizo cosquillas en la barriga, Mirtha se quedo paciente esperando su compañero de juegos. Era sorprendente como Draco había logrado adaptarse a aquella vida, en las lunas llenas aullaba orgulloso cuando hace menos de tres meses despreciaba su transformación. Para Harry había sido fácil, la sensación de libertad y grandeza lo embargaron al descubrir un mundo tan fascinante, pero su compañero se había cerrado sobre sus prejuicios y expectativas, le alegraba tanto verlo jugar con los cachorros porque con ello podía saber que Draco se sentía pleno, sin culpas ni pesos que lo ataran a la infelicidad.

—¿Empezamos? Remus llegara tarde hoy —Ofreció Nepeta una vez los cachorros empezaron a jugar dentro del límite de las protecciones, olvidando a los nuevos invitados. Harry asintió, viendo embelesado aún a Draco.

— Muy bien, pero los necesito con sus ojos en mí. —Bromeó la loba, su hermosa sonrisa apareció en el rostro joven cuando Draco y Harry voltearon hacía ella con las mejillas color carmín. —Mejor, Remus aún no llega, pero creo que será buena idea empezar con meditación,  Remus debió enseñarles lo básico para canalizar su transformación, se hace con todos los convertidos, hagan lo usual, como se sientan más cómodos.

Recordando su anterior entrenamiento ambos adoptaron la posición india uno frente al otro, se rieron al principio hasta que Nepeta les gruñó instándolos a que mantuvieran más seriedad.

Pensaron de nuevo en su interior, una larga pradera cálida donde pudieran correr y extenderse por largo rato, sin preocupaciones o Ministerio atosigándolos, sólo ellos. Pudieron sentir la placidez extenderse en el cuerpo del  otro a través de los collares, se sonrieron con los ojos aún cerrados, sabiendo que el otro también le sonreiría de vuelta.

—Tienen una buena conexión. —les interrumpió Nepeta, su voz suave parecía de ensueño al introducirse en su largo paraje fantasioso. —, pero una buena conexión no lo es todo. Deben entenderse, amarse y respetar las diferencias que lleguen a tener. Sólo así podrán establecer un vínculo duradero.

Las pequeñas manos de Nepeta olorosas a hierbabuena y lavanda recogieron sus manos para unirlas, la calidez era correcta, pertenecía a la persona más querida por sus instintos, pero ¿lo era así en su consciencia?

Abrieron los ojos para verse el uno al otro conociendo que de vuelta se encontraba la misma pregunta.

¿En verdad podrían llegar a amarse como una pareja real, o eran meros instintos los que los empujaban a estar juntos?

—Recuerden, — La mujer pelirroja en su frágil figura de muñeca les sonrió, feliz de poder ver un amor tan joven.— , el amor no es una casualidad, es una decisión, se construye y fortalece con las acciones, no sé deja al azar. La respuesta es sí, si tratan con el debido cuidado el cariño que ya se tienen.

Ella alzó la vista mostrando que alguien más ingresaba a las barreras, Remus venía acompañado de Severus, por un momento agradecieron que Nepeta fuese tan discreta en cuanto a sus conspiraciones para mantenerlos unidos, había visto algo en su relación, algo especial que debía ser guardado para mantenerse estable y alentando como una fogata con las ramas justas. Sabía que sus tutores tenían cierta reticencia a verlos juntos siendo ello una verdadera lástima, considerando que ambos chicos tenían una afinidad envidiable.

Pero en el interior los entendió: dos magos nuevos, tan impulsivos como eran, podrían ser un desastre en una escuela llena de adolescentes donde los ligues y enamoramientos pasajeros abundaban, los magos no eran como los lobos, elegían parejas que conocieran de toda la vida y generaban con ella lazos profundos, en muchos de los nacidos elegían personas con las cuales ya tuvieran cierta afinidad.  Las elecciones eran irreversibles, y lo que en un momento pudo ser un apasionado amorío podría volverse a una relación sangrienta, era coherente una reticencia de tal magnitud, pero Nepeta podía ver la química entre esos dos, poco podría salir mal entre ellos si trabajaban una relación sana.

—Buenas tardes, Leani. —Severus saludó, los miró a ambos en posición india y asintió. Remus lo imitó, exceptuando que se sentó junto a ellos formando un circulo al contrario del profesor de pociones, que se colocó debajo de la sombra de un árbol, transfigurando un avellana en una silla cómoda de lectura donde abrió un ligero libro sobre las acacias, observándolos desde la sombras.

Según Remus y también Nepeta, era normal que un mago emparejado con un licántropo adquiriera cierto tipo de características licanas para contrarrestar los instintos de su pareja, la sobreprotección y el territorialismo como el apetito sexual eran los más usuales, por ello se veía seguido a Severus acompañando a un contento Remus a la casa refugio muy seguido a la semana, eso y  que el castillo atestado de chismes  no era el mejor lugar para la lectura cuando incluso los cuadros de la habitación chismeaban con descaro sin reparar en su presencia.

—Meditaremos hoy, ¿entonces?— Remus se acomodó en la posición adecuada, Harry y Draco lo imitaron copiando ciertos gesto que no recordaron al principio, inhalaron con él y empezaron los ejercicios de relajación.

— Piensen que su piel y su ropa son uno, pueden respirar a través de ella, sus roce es sutil como el rozar de sus músculos dentro de su cuerpo, deben aceptar la prenda y sentirla como suya, si no es así su transformación la rechazara.

Les habló lentamente para acostumbrarlos, fueron en su mayoría ejercicios de adaptación, les explico luego que era algo natural para los lobos, de pequeños la tela era asimilada como una segunda piel, pero la transformación de los mordidos era brusca, y conllevaba tiempo tanto adaptarse a su nueva forma como perfeccionar la transformación, no le extraño que después de tantos años Remus no pudiera dominarla sin poder haber tenido una buena guía.

—Utilizabas la técnica incorrecta. —Le comento cuando Remus dijo que intento forzarse a transformar su ropa junto a su cuerpo. — Intentabas transformarla con magia común, no con tu centro, tu unidad primaría, debes sentir que es tuya. Si no es ajena no hace daño, eso es lo lobo pensara. 

Después de unas cuantas explicaciones para la alegría del pequeño Soto, se quedaron a cenar,  Remus y Severus no parecieron muy difíciles de convencer cuando en el Gran Comedor la comidilla era su vida sexual, ayudaron con la comida a Alya y Nadine, suficiente para un batallón hambriento los bistec de ciervo y frutas se disponían en el comedor.

Para mantenerles quietos Remus transfiguró unas manzanas en manzanas acarameladas y se las dio a Mirtha y Lowell, los pequeños lucharon con la cubierta crujiente antes de alcanzar la dulce fruta y en ello se entretuvieron para dejar montar los últimos platos a la mesa.

Cuando Felix, Georgina y Nael llegaron con dos ciervos adultos sobre el hombro la cena ya estaba lista. Después de un baño los tres dominantes bajaron a comer, Winfrey se adaptaba bien, aunque tenía rencillas con el liderazgo de Nepeta y la territorialidad de Nael y Georgina,  parecía relajado; dispuesto por lo menos a intentar encajar en la manada.

Harry llegó a la conclusión, entre las bromas de Georgina, la risa  tintineante de Soto, la charla amena y su mano enlazada con la de Draco debajo de la mesa,  que le gustaba tanto la casa refugio como un hogar.

-VolteDiLuna-

Empezaron a reunirse todos los días después de finalizadas las clases en la casa refugio, la primera semana se concentraron en la meditación, al cabo de dos semanas estaban listos para empezar sus transformaciones. El ambiente en el refugio, aunque tenso por el nuevo residente, lograba ser agradable para todos, Severus leía todas las tardes un libro distinto bajo la sombra del mismo árbol  mientras Nepeta instruía a Harry, Draco y Remus como hacer sentir al lobo más a gusto con la ropa. Soto a menudo los observaba o jugaba con los niños, de vez en cuando Nael y Felix estarían de cacería o Georgina lo estaría molestando con comentarios jocosos.

Fue al  decimo octavo día que Georgina, Felix, Nael y Alya llegaron con algo más que carne de ciervo.

Sospecharon que no venían solos cuando escucharon los aullidos, pedían ayuda desde la lejanía, Nadine recogió a los niños mientras Remus, Georgina y Nepeta se preparaban para transformase, sin poder evitarlo Remus rompió su ropa, el estrés le hacía temblar las patas y no pudo concentrarse lo suficiente mientras bufaba para olfatear el aire en busca de algún olor que denotara peligró, Harry recogió los pedazos de ropa y se los entregó a Snape, este volvió a restaurarlos y se dirigió hacia la casa refugió con la varita en ristre como le había indicando Nepeta.

Pronto estuvieron dentro de la casa esperando alguna señal, hostil o cargada de buenas noticias.

— No se acerquen. — Nadine regañó con voz angustiada a los niños, apartándolos de las ventanas con sus manos tensas, apretaba sus pantalones con los ojos inquietos, buscando a través de su escasa visión del bosque la señal de que su esposo estaba bien.

Draco estaba frente a la puerta junto a Severus haciendo guardia, Harry estaba haciendo lo mismo en la entrada trasera más cercana.

—¿No ven nada?—Pregunto desde la cocina.

Draco le chistó, a través de los arboles un pelaje blanco rompía entre el espeso follaje, luego uno pelirrojo, uno gris, otro negro y tras de ellos una docena de personas aparecieron con niños en brazos y heridas ensangrentadas.

Parecían de ánimos caídos, agotados por el hambre y la sed sus pasos eran lentos, el dominante color blanco que lideraba delante de Nepeta traía a una chica sobre el hombro.

—¡Han llegado! ¡Ven ahora, necesitaremos mucha ayuda!—Nadine  le gritó a Harry con la voz echa un hilo, sus ojos estaban brillosos por lagrimas contenidas, cuando Soto finalmente alcanzó la ventana al comprender que estaban libres de peligros y divisó la caravana gritó con alegría.

— ¡Son Jean! ¡Y Acanto! ¡Están los chicos de la escuela, madre!

Nepeta se adelantó al grupo transformándose en humana, Remus la siguió, recogiendo su ropa de las manos de Severus con el hocico, se dirigió al baño más cercano casi trotando, Nepeta dio instrucciones apresurada mientras sostenía a un sumiso del hombro.

—¡Llamen a Poppy!— Le gritó a Draco, Harry y Severus se apresuraron a  ayudar, los heridos cojeaban o eran sostenidos por otros que apenas podían sostener el peso extra, la mayoría eran sumisos malheridos, con niños en brazos o embarazados.

—Escaparon durante el ataque, se mantuvieron unidos cuando un grupo de Greyback los atacó, lograron sobrevivir hasta encontrar a Jess. —Nepeta señaló al lobo blanco, en realidad era una dominante y la muchacha que ahora acurrucaba entre su pelaje era su pareja, embarazada apenas de un par de meses. —No te le acerques. —Le advirtió a Harry, que ya apuraba una jarra de agua, que Nadine le había dado, hasta la pareja. —, con lo territorial que está ahora te arrancara una mano.

Y para sostener la palabra de su líder Jess le gruñó, Draco, sin siquiera preverlo, le gruñó de vuelta defendiendo a su pareja a pesar de estar al otro lado de la habitación desinfectando una herida a un pequeño niño mientras Promfrey llegaba.

Hubo risitas delatoras en la habitación, jovencitos sonrojados los miraron con ojos brillantes mientras ambos se sonrojaban, a Jess  no le importó que aquel gesto fuese el efusivo instinto de un muchacho, bufó y acurrucó en su pelaje a su esposa con un mayor empeño.

Después de que pasara el pequeño suceso bochornoso Remus salió del baño con la ropa puesta para ayudar al igual que el resto de su pequeña manada, sorprendentemente Severus salió del mismo baño luego. Harry se pregunto cómo sostenían escapadas tan fugaces y discretas sin siquiera levantar la más mínima atención, Draco no podía siquiera abrazarlo sin que fuese una novedad casi tan advertible como el Big Ben.

 La casa refugio se volvió un campo lleno de lobos heridos, lo que antes era una habitación larga completamente solitaria se convirtió en el patio de juego para cachorros de diferentes edades, todos correteaban buscando a sus madres o simplemente haciéndose compañía a la falta de alguno de sus padres, los dominantes eran pocos, apenas tres incluyendo a Jess.

Nael hizo el recuento de los heridos y advirtió que había diez  heridos entre ellos dos de los dominantes. Entre susurros y fragmentos contados por diferentes personas lograron esquematizar lo que había ocurrido.

El pequeño grupo se separo de la manada a tiempo para evitar el ataque de los lobos, los tres dominantes habían puesto en resguardo  primero a su familia y habían ido a luchar, pero para cuando volvieron supieron que la lucha estaba perdida y decidieron dimitir para buscar a sus familias. Era una historia enredadiza, muchos se habían unido al pequeño grupo luego de días buscando algún rastro de otro miembro de su manada y evitando el camino que transitaban los aquelarres de Greyback.

Al cabo de una semana estaban todos juntos pero por la cantidad fueron muchas veces atacados, pararon entonces en lo más profundo del Bosque Oscuro el resto de su odisea se concentro en sobrevivir en tal ambiente hostil, fue allí donde Nael había notado algo de su rastro oculto para despistar a los hombres de Fenrir.

—Fue una suerte encontrarlos. —Ladraba de felicidad  Georgina al lado del serio Felix.

 — Y tú querías volver, ¿eh?— Nael sonrió por primera vez frente a ellos, palmeando a Felix por la espalda.

Georgina se rió condeando a Felix que lucía cansado de la chispa incansable que presumía ser el humor de la dominante, la apartó de sí y fue ayudar a Nadine con la comida con un gesto de hastió plantado en la cara.

—Ese chico necesita relajarse.—bufó.—¿No lo crees precioso? —se dirigió a Harry que estaba atestado con un montón de cachorros pidiéndole las galletas que llevaba en un gran tazón, Harry había pasado la última hora correteando junto al resto llevando comida, vendas y agua limpia para beber o limpiar las heridas.

—Dale tiempo. —Le dijo Harry mientras repartía  una galleta para cada niño, pilló a uno que ya había recibido una y le pinchó la nariz negando con su dedo. —No hay más para ti, pequeño pillo.

Después de unos minutos, cuando Poppy empezó a curar a punta de varita la mayoría de las heridas el ambiente se volvió festivo, había unos pocos desmayados y Jess aún seguía empeñada en mantenerse como loba para acurrucar a su esposa, pero la mayoría pudo festejar estar de nuevo unidos con una de las miembros de la familia Alfa liderándolos.

-VolteDiLuna-

Terminaron de atender a la mayoría de pacientes ya pasada la media noche, Dumbledore concluyó que sería provechoso ocupar algunas habitaciones para ellos ya que aún la gran casa no era llenada a su límite y la hora era inconveniente para regresar al castillo.

Remus y Severus se instalaron en una habitación con una cama matrimonial, susurraban entre sí nerviosos mientras observaban a Harry y Draco al entrar a la habitación. Dumbledore se alojó en una aparte y Poppy eligió la habitación más alejada del director alegando que ya sabía este roncaba. Finalmente Nepeta dejo una habitación con dos camas individuales para ambos adolescentes.

—Son cómodas si se comparten. — Les insinuó en tono pícaro al irse dejando la puerta abierta para que entraran, cuando bajó las escaleras  ambos aún  estaban sonrojados.

El pasillo estaba silencioso, una ocasional tos interrumpía el silencio, pero todos ya dormían en sus habitaciones o en las camillas de la sala de curación, decidieron entrar cuando Dumbledore empezó a roncar sonando similar a un león rugiendo.

Se sentaron, tímidos, sobre la misma cama, la de la derecha, habían llegado al consenso a través de una comunicación meramente corporal. Harry se frotó el hombro viendo como Draco se quitaba la chaqueta y los zapatos para dejarlos prolijamente acomodados en el buro de la habitación. Harry hizo lo propio despojándose del la túnica de Hogwarts para quedar en uniforme, Draco se había cambiado para las practicas, Harry lo veía innecesario.

—¿Duermes a la izquierda o…?.—Draco señaló la derecha de la cama con una expresión dudosa, el Gryffindor abrió la boca pero el aire se quedo atascando en su garganta cerrada. Repentinamente se dijo que era una tontería actuar así—¡Ahm-!

Se abalanzó sobre Draco besándolo con ansias, eran tan pocas, en realidad tan pocas la veces en las que podrían reunirse en los últimos días que un par de besos sonaban como la gloría, se montó sobre sus caderas mientras Draco gruñía acariciando las caderas del moreno.

—Mi alfa, mi dominante. —le susurró al oído con la voz entrecortada, su miembro empezaba a despertarse y rozaba por debajo de la tela con la entrepierna de Draco que comenzaba también a mostrar cierto interés.  Se besaron acariciando sus lenguas húmedas, provocando ruidos sucios mientras su bocas chocaban y el calor en su ingle se expandía por todo su cuerpo sensible, las manos de Harry se tantearon por espalda de Draco debajo de la camiseta ronroneando con un placer casi primitivo al bajar más por la espalda bien tonificada, apretó su pecho contra el rostro de Draco alzándose en sus rodillas para bajar cada vez más abajo. Las manos de Draco estaban en sus glúteos mojados con una especie de lubricación natural.

Calientes, las manos de Draco arrancaron la tela para descubrir los pequeños montículos de carne bien formadas, había gruñidos que se escapaban entre los besos húmedos , colmillos en la piel desgarrando lentamente para dejar pequeñas marcas y besos en el cuello de Draco, en los pezones de Harry, repartiéndose como mariposas en las pieles ansiosas irritadas por el constante roce.

Harry acabó sin pantalones, sentando a horcajadas sobre la erección de Draco que se deslizaba entre la húmeda línea de su nalgas, sin siquiera penetrar pero balanceándose y dando la pauta a las caderas de Harry con una de sus manos de  las garras afiladas estrechada a las caderas del sumiso y otra en el pene de éste, sacando dulces gemidos entrecortados de la boca abusada y roja.

El balanceó era lento, mientras Harry molía la erección goteante entre sus nalgas Draco acaricia el glande húmedo de su pareja, ambos sumergidos en el placer espeso y sofocante.

No hablaron, eran innecesarias las palabras para una necesidad tan primitiva, para cuando se corrieron el calor y el placer entremezclados en una bruma espesa fueron suficientes para hacerles gritar, pero se contuvieron mordiendo (en el caso de Draco ) el hombro de Harry y éste su propia mano, los músculos contraídos agarrotados y el placer silbante contra sus oídos casi sordos.

Acabaron satisfechos, con la niebla del placer dejando de inhibirlos se sonrojaron, las caderas dolían y los moretones que aún  no sanaban relucían como pepitas rojas bajo la luz escasa que entraba por  la ventana.

—Y-yo…—Draco murmulló, estaba sonrojado por el orgasmo y la vergüenza, sus ojos brillantes miraron a Harry, cubierto con su propio semen, oloroso a satisfacción, sexo y almizcle. La habitación entera y las sabanas sucias echas un montículo arrugado de tela en algún lugar de la habitación olían a ambos.

Harry se mordió el labio, negó con los mismos ojos brillantes y enamorados.

—Te amo. —le susurró al odio, con una sonrisa tímida le dio un pequeño beso casto, como si con él las descaradas caricias que se propinaron durante la última hora pudieran ser borradas con dicha ternura, y lo haló para que se echara a su lado en esa cama que olía a los dos.

Draco quería decirle que también lo amaba, o que tal vez no estaba muy seguro de que fuese amor, pero había un sentimiento apretando su pecho al verlo desnudo y tan frágil entre sus brazos, Harry lo volvió a besar con ternura y se quedaron dormidos uno junto al otro compartiendo un abrazo cálido hasta el siguiente día.

-VolteDiLuna-

Al día siguiente cuando volvieron a Hogwarts sin ninguna señal aparente de que algo importante hubiese pasado más que los catorce nuevos lobos en el refugió, y  el sospechoso olor a baño mañanero que envolvía a ambos cachorros, Severus y Remus se separaron primero de Harry que se marchó a la torre de Gryffindor y luego de Draco que respectivamente se fue a su Sala Común. Era sábado así que no había muchos chicos recorriendo la zona, preferían  pasar el día libre durmiendo o en las afueras jugando algún nuevo juego estúpido, a opinión de Severus.

Dejaban los pasillos desiertos y silenciosos.

Eso les permitió oír las voces antes de reconocerlas, eran un grupo de quinto año de varias casas (entre ellas la dichosa niñita de Hufflepuff llamada Amanda) comentando algo con un cuadro, uno de mujer a juzgar por la voz.

Cuando las palabras “Lupin”, “Snape” y “Apetito sexual” aparecieron, Remus y Severus pudieron salir de su escondite improvisado para sorprender al grupo de muchachos. 

—Vaya, vaya. — Severus dio un par de toquecitos en un gesto amenazador con su varita contra su propia palma abierta.  Frente a ellos el cuadro de Morgana Le Fay aún seguía inclinada sobre Amanda para contarle un chisme más sobre sus profesores de DCAO y pociones. —Con que finalmente hemos encontrado a las cotillas que exparcian rumores indecentes por todo el colegio.

Remus se cruzó de brazos mirándolos con desaprobación, el montón de muchachos se sonrojaron hasta la coronilla mirando sus zapatos brillantes.

Pretrificus Totalus. — Lanzó hacía el cuadro antes de que Morgana huyera. — Un mes de rumores por un estúpido cuadro.— El calmado, siempre amable, profesor Remus J. Lupin escupió. Él, con su sweater una talla más grande y dulce rostro de hombre bueno, lucía furioso con el ceño fruncido y los hombros tensos—Y ustedes… — Apuntó a los cinco muchachos chismosos. —Estarán en detención conmigo todos los sábados hasta que termine el año escolar, sin importar. —añadió al ver como Amanda protestaría. —, que ya tengan una sanción para ese día, quiero ver cómo pueden hablar de sus profesores de manera indecente después de recolectar excremento de unicornio en el Bosque Prohibido.

—En cuanto a ti, —Snape le siseó al cuadro con su usual aura tétrica de pocos amigos. —, te incinerare yo mismo para que nunca vuelvas a abrir esa boca mal pintada.

Y así, es como dos profesores enfadados por revelar detalles de su vida sexual, se vengaban. Se sorprendieron con gusto que después de una semana no hubo más rumores sobre bondage, o fetiches extraños en su habitación que nunca habían existido, pudiendo practicar sexo sin sentir que estaban infringiendo alguna regla sagrada.

Depues de días pasó sólo lo usual, chimes tontos sin razón de ser como McGonagall y Dumbledore en una supuesta relación romántica cuando obviamente Dumbledore era gay y McGonagall una correcta viuda que respetaba a memoria de su muerto esposo.

Esos niños nunca se cansarían, menos los fantasmas.

-VolteDiLuna-

Tal como entrenar ir a ayudar en el refugió se volvió rutina para ambos adolescentes, había varios cachorros de diferentes edades cuyos padres estaban desaparecidos, los sumisos junto con Alya y  Nadine se hacían cargo de los dos revoltosos que gozaban la ausencia de un adulto pisándole los pies. De los pocos heridos de gravedad ya había despertado la mayoría exceptuando a la durmiente Mary, la morena muchacha esposa de Jess.

La biología licana era un misterio que pocos conocían, entre los siete sumisos que se integraban el refugio estaba un curandero con un esposo de su misma ocupación.  A pesar de advertir que el problema no era grave, sólo una mera hibernación para reponer energías durante el embarazo, un mecanismo de defensa que había sido activado al ser sometida al agotamiento extremo.   Mary pronto despertaría recuperada, aseguraron, pero los días se volvieron una semana y Mary, con el rostro cada día más pálido contrastando contra su tono de piel oscuro, no despertaba.

Jess estuvo a su lado todos los días, el gran lobo blanco se mantuvo firme a un lado de la camilla de su pareja, esperando con paciencia sin liberar un solo quejido de desesperanza. Al final al día diez cuando Draco recogía un poco de suero revitalizante conectado con un catéter a la vena de la paliducha Mary la chica se movió.

Jess aulló extasiada y para cuando Mary abría sus dulces ojos verdes hinchados por los líquidos retenidos y el prolongado  reposo, Jess ya estaba en su forma humana por primera vez desde que pisara el refugió.

La loba dominante la estrechó en sus brazos anhelante de su cariño, la prueba irrefutable de que estaba viva y sana, con su cachorro dentro de su vientre protegido por su valiente madre.

—Trae a los sanadores.—  La mujer alta de corto cabello blanco y anchos hombros delgados le ordenó a Draco.—¡Ahora! —Instó  al ver como el muchacho dudaba, la pequeña morena era un bulto oculto entre los brazos de su pareja.

—N-no. — Con la temblorosa voz Mary se zafó del agarre de pinza de su esposa. —  Nep-peta.—  Susurró con la voz rasposa, era pequeña como un botoncito de rosa que lucía extremadamente pequeño frente a las voluptuosas curvas de Jess.— Necesito hablar con Nepeta, e-es importante- importante.

—Vamos, al menos recuéstate. —Jess besó la delgada mano que sostenía convenciendo a su conyugue de recostarse una vez más sobre la superficie blanda.

Draco asintió al gesto con el cual Jess que le pedía apresurarse y con paso rápido camino por el lugar hasta encontrar la inconfundible cabellera rojiza.

— Nepeta, la pareja de Jess ha despertado.

Hubo un pequeño momento de algarabía entre los lobos que estaban reunidos  alrededor de la líder  nata que era Nepeta dando instrucciones y organizando. Cuando volvieron a la sala de curación, Jess y Mary hablaban bajo, unos suaves sollozos rebotaban en la habitación solitaria. Ambos  y la pequeña horda tras de ellos esperando por su turno para ver a Mary finalmente despierta, respetando el corto espacio de privacidad entre la joven pareja.

—Debo decírselo. — Sollozó Mary con su grandes ojos empapados de lagrimas dolientes, cuando Nepeta se acercó para saludarle la chica morena rompió a llorar aferrándose a la camisa de su esposa.—¡No pude hacer nada!— Ella gritó. —Te lo juro, Nepeta. ¡Los hijos de Agatha estaban en peligro y tuve que salvarlos, él intento distraerlo… pero…pero!

Hipaba desconsolada, Draco alejó a las personas de la puerta para conservar la privacidad y cerró quedando del otro lado.

— Mary, calmate, no es necesario que te agites, tu embarazo-

—¡No! ¡No lo entiendes! — Los sollozos parecieron más un reclamo cuando la mujer le apuntó con un dedo.—¡Hui mientras nos defendía! ¡Lo degollaron frente a mí y hui! ¡Hui!

Nepeta se mantuvo callada por un momento, su boca apretada como un pequeño hilo, intento serenarse aún cuando su corazón latía desbocado contra su pecho, la dominante albina desviaba la mirada sin darle respuesta cuando volteó hacía ella en busca de alguna. Mary lloraba desconsolada en su hombro, tomando aire para abastecer sus pulmones, tenía las mejillas  coloreadas de rojo y su expresión demostraba un gran remordimiento, la pequeña pausa parecía anteceder a una tormenta.

—¡Asesinaron a Marok! ¡Lo siento! ¡LO SIENTO! ¡No fue mi intención dejarlo sólo! Pero los cachorros, los cachorros, el dijo que corriera y yo, yo-

La voz de Mary se volvió un murmulló lejano, un zumbido molesto en sus oídos. Nepeta parpadeó, buscando un indició de que lo que vivía no era un sueño, miró sus manos apretadas contra el vestido azul que utilizaba esa tarde y descubrió que temblaban.

No.

—No. —Susurró. —¡No!

—Nepeta yo-

Mary intento reincorporarse para llegar hasta Nepeta, Jess se lo negó justo cuando Nepeta salió corriendo de la habitación azotando la puerta. Se estaba asfixiando, la realidad la asfixiaba.  Quiso ignorar sus inquietudes, mantenerse fuerte y esperanzada en que su manada se mantendría firme y volverían a formar una gran familia de nuevo, pero esto le superaba, se dijo que lo había sospechado desde un principio, culpó a la lejanía al que Marok se sintiera tan lejano en su corazón  pero no era aquello, Marok ya no estaba.

No encontraba el cálido sopló de vida al otro lado de su esencia, no había nada, estaba sola.

Tropezó con Harry al pasar por el pasillo y llegar hasta la salida, subió la colina  y gritó, gritó hasta que su pulmones dolieran y los puños que estampaba contra la tierra se sintieran entumecidos por los golpes, lloró desconsolada sin que nadie pudiera ayudarla.

El resto de la manada la vio llorar dejándola desahogarse por respeto a su dolor, todos con miradas gachas, asolados por el desanimo de una perdida.

Ver a Nepeta devastada les recordó a todos que su lucha era para no perder a los seres queridos, la perdida sería devastadora, y aunque la fortaleza de aquella mujer sollozante en la cima de la colina con los puños ensangrentados la levantaría sobre sus pies nuevamente no sería la misma así como ninguno de ellos lo serían si perdían a alguno de los que amaban.

Harry se sintió impotente de no poder ayudar, pero más que nada sintió miedo, miró hacia Draco que observaba con el mismo respeto que el resto, sus ojos empáticos le devolvieron la mirada y Harry sólo pudo estrechar su hombro intentando no pensar que los gritos de Nepeta llamando a su pareja muerta podían ser los de él.

Porque amar a Draco significaba también arriesgarse al dolor de su partida, y si en verdad lo amaba y estaba dispuesto a seguir con aquella relación, el cariño y comodidad no serían lo único que pautaría su convivencia,  los miedos estarían allí para minar los campos soleados de una relación que podía ser intuida  por sus jóvenes cavilaciones como ideal.

Draco lo estrechó contra sí con una mano reconfortante en su hombro, como si intuyera de alguna manera los sentimientos de Harry, quizás porque él también fuese atacado por tal inquietud.

Harry nunca lo sabría.

Nepeta dejó de gritar al desmayarse del cansancio, al siguiente día se levantó y se enjugó las lagrimas para salir airosa de su habitación, pero nunca volvió a ser la misma.

Notas finales:

Tenía este capítulo listo desde agosto, si, agosto. No lo retuve por gusto, primero mi beta estuvo (y esta) muy ocupada y segundo yo empecé clases, mi universidad es algo exigente y no he podido ni pegar los parpados desde hace semanas hasta ahora, ni se diga de tomarme el tiempo para publicar esto. Pero finalmente ya está aquí, espero les haya gustado y me disculpen los errores ortográficos.

También espero se me disculpe las respuestas cortas a su maravillosos review, en especial para aquellas que siguen este fic desde su inicio con fidelidad y no han dejado de tener un solo gramo de esperanzas en mi. Las adoro, sus review son mi felicidad más grande cada vez que llegan a mi buzón de entrada, pero esta vez no tendré mucho tiempo de responderlos con dedicación. Lo siento.

P.D. Tirad una moneda al aire, las posibilidades de que caiga parada representan las probabilidades de que deje este fic. Lento pero seguro.


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