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Volte di luna por Gema Talerico

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Notas del capitulo:

¡Hello! Aqui yo, complaciendo a mis queridas consetidoras de mi bebé.

 

Bueno, despues de pasar por el infierno (alias primeras clases de curso) he tenido un respiro y de ello a venido esto. Por cierto tambien actualice Aprender a vivir.

Dos imagenes de capitulo:

Primera

Segunda

Capitulo 4: Crosscurrent

 

“Y cuando menos lo esperas, la corriente cambia”

 

Navidad

Harry la amaba, aunque en ese momento precisamente la estaba odiando, Remus había dicho algo sobre el dolor pero, ¿exactamente porque no cito ese dolor insoportable que le carcomía los huesos y lo hacía sentir entumecido?

—Cachorro, no es para tanto—rió Remus, dos tazas de chocolate caliente en sus manos, ya era 25 de diciembre y lo que había prosperado el 24 como un leve dolor muscular al hacer movimientos  bruscos, amaneció como el infierno  para ambas crías de lobo.

—Moriré—se lamento dramáticamente Harry, echado en el sofá más amplio de la habitación con los brazos lánguidos a cada lado de su cabeza y su rostro enterrado en los cojines, resultaba que los sofás de Remus en sus pequeñas habitaciones de profesor eran muy cómodos. Harry no se sentía tan mal, pero por alguna razón la necesidad de llamar la atención se volvía cada vez más imperiosa cuando miraba en la dirección de Draco— Voldemort no  logro  matarme ¿Pero sabes qué? ¡Esto ha venido por su venganza!

—Potter guarda tus dramas para un teatro—rió Draco, Harry no podía descifrar como el rubio estaba erguido y bien sentado sobre ese sillón imponente en medio de la habitación, parecía como si el dolor no le inmutase ni un poco, piernas abiertas y hombros algo encorvados, despreocupado.

— ¡¿Qué me dices de ti?!—Salto Harry ignorando la fuerte punzada en sus piernas, histérico, aunque una sonrisa traicionera se le colaba por los labios delatando el que no estaba ciertamente enojado—¡Parece que no te estuviese pasando nada!

—Tal vez porque yo sé disimular—se carcajeo el Malfoy, sus ojos grises brillantes estaban sobre el paquete en sus manos que terminaría con el envoltorio desparramado en el piso, como el resto, se habían reunido los tres en las habitaciones de Remus para recibir sus regalos. Harry había abierto todos los suyos, calcetines de parte de Dumbledore, un bonito sweater de parte de los Weasley, un paquete de dulces especiales de parte de Hermione y una Snicth plateada de parte de Ron. Harry se había sentido muy impactado cuando una pequeña cajita de metal había sido puesta en sus manos de parte de Remus y Draco, cuando lo abrió, sobre el afelpado fondo rojo, había un collar de toques dorados con la figura de un lobo tallado en rubí.

Draco y Remus también tenían uno, solo que el de Remus era topacio y el de Draco esmeralda, con una fina cadena de plata que parecía liquida al brillar orgullosa en su cuello blanco.

“Tiene un hechizo en ella, se ajusta cuando nos transformemos, será una manera de saber si el resto está bien” había explicado Remus, mientras Draco hacia una mueca al ver el intenso rojo rubí en la cadena de Harry, le hubiese gustado que hubiera sido esmeralda u plateado con negro, como el escudo de los Malfoy, como los collares que se les daba a los consortes de la familia, aunque él no estuvo muy al tanto de ese pensamiento.

Harry vio como la imperturbable sonrisa de Draco caía cuando saco el pequeño regalo que suponía era de Narcissa Malfoy, era una caja de toques plateados, negra como el carbón, cuando Draco la abrió, una llave de cristal finamente labrada descansaba en el fondo, flotando a centímetros del afelpado con sus detalles de oro blanco reluciendo a la luz de las velas de esa mañana decembrina.

— ¿Qué es eso?—pregunto Harry, desconcertado en como los ojos grises del rubio miraban  alterados la pequeña llave que sostenía entre sus dedos. Remus, que había visto algo parecido hacia años se quedo quieto. En aquel entonces el que había recibido la llave había sido un muy enfadado Sirius, quien sostenía la caja negra de ribetes verdosos, cuando había sacado la pequeña llave de piedra ónix, la llave de los Black. Aun recuerda los gritos, el significado de aquella llave que fue lo suficiente para alterar a Sirius y tomar la decisión de irse de casa. Suponía Remus, que aquella era la llave de los Malfoy.

—Responsabilidades solo eso—gruño Draco, ojos fríos observando la molesta llavecita flotante—Se les da a las cabecillas de las familias cuando cumplen la mayoría de edad.

—Pero aun tienes 16—susurro Harry, extrañado, ojos esmeralda mirándolo inquisitivo. Fue entonces cuando Draco apretó la mandíbula y dijo un “Me retiro” lento y casi silbante— ¿Que ha sido eso?—susurro Harry, aun con la expresión enfadada de Draco en la mente, por alguna razón, eso también había logrado alterarlo a él, Draco lo había ignorado con creces, pasando de él como se pasa un punto insignificante cuando claramente su lobo había intentado llamar la atención de Draco.

—Cuando la llave de la familia se le da un heredero antes de la mayoría de edad significa un llamado de atención, es más bien una reprimenda, una ofensa. Harry, Nacirssa esta, en pocas palabras, rogando a Draco que sea responsable con su familia, lo que ciertamente esta hiriendo su orgullo. Es como si te estuviesen diciendo que estas mal en algún aspecto de tu vida, un pedido de cambio.

Estaba claro, era casi una súplica, un movimiento de la desesperada Narcissa Malfoy que, con su familia rota y su hijo siendo lentamente alejado de ella, pedía a gritos disimulados lo que Draco no podía darle. Ser un personaje respetado en la sociedad mágica ya no podía ser, ahora era un hombre lobo.

—Iré con él—susurro Harry dándose cuenta de las razones de Draco, sintió su humor bajando como champagne. Genial, allí venia la culpa.

—No—le paro Remus, ojos topacio preocupados que no le permitieron seguir, su mano tomo el adolorido brazo de Harry cuando se reincorporo torpemente del sillón con su pijama blanca  grande y arrugada—Sera mejor que no lo sigas. Va a… “descargarse” de las frustraciones, si estas cerca podría lastimarte.

-

No le hizo mucho caso a Remus,  siguió al Slytherin.

Cuando Remus dijo “descargarse” Harry no imagino tal destrucción convertida en el ejemplo grafico de “hacer arder  troya”. Rió cuando una cortina salió volando a la altura de su hombro hecha girones cuando entro a la Sala de los Menesteres, a donde lo había guiado el aroma alterado del único dominante de su manada. La habitación, que seguramente en el momento de su invocación había sido majestuosa, se hallaba en esos  momentos deplorable, jarrones rotos esparcidos por los suelos rasgados de cruda madera descubierta, cortinas echas girones con garras afiladas y muebles partidos a la mitad como si algún rayo les hubiera partido en dos, dejando solo astillas de su anterior presencia junto con pedazos de madera que parecían un tronco contorsionado de manera bizarra. Era asombroso lo que una rabieta podía hacer en un hombre lobo

Se necesita mucha fuerza para hacer esto” el Gryffindor salto juguetonamente algo que se veía sospechosamente como un tocador, el dintel de una cama de dosel estaba justo enfrente echada como un tronco caído sobre algo que en sus tiempos seguro fue una adorable mesita de té. Harry no se sentía sorprendido por el desastre, mas bien, algo satisfecho.

 El rubio estaba dándole la espalda que subía y bajaba por la respiración irregular y rápida, manos tensas de garras  afiladas listas para cortar piel relucían a la luz de la velas flotantes, había sudor surcando por el cuello blanco, bajando hasta los hombros tensos y erguidos empapados por sudor, incluso se podían ver los músculos trazados a través del pijama apretado y húmedo. Harry lo miro por un segundo sopesando la estructura corporal de su acompañante con un sentimiento de extraña satisfacción anidándose en su  pecho, cuando menos lo pensó un gruñido rasposo ahogo su garganta, lento y suave, casi sensual. Estaba dirigido expresamente hacia Draco, casi anhelante, esperando que el dominante respondiera.

Hubo un leve pensamiento de que tal vez eso no era lo que unos “compañeros” que solo compartían amistad en una manada hacían.

Cuando la aguda oreja de Draco escucho el sonido sus ojos de un amarillo peligroso voltearon bruscamente, Harry erizo cada cabello de su cuerpo y se puso instintivamente en guardia cuando el rubio gruño raspando su garganta en vez de responder con suavidad a su llamado, estaba muy alterado al parecer, lo suficiente para no reaccionar a la llamada de un beta. Dientes afilados se avistaban tras los labios pálidos. Draco estaba sumergido en sus instintos en ese momento, no había voz de la razón o  algo que le dijera que las cosas estaban yendo mal.

Harry mostro los dientes siseando amenazante  en modo de advertencia cuando Draco soltó un espantoso sonido gutural de su garganta, como el rugir de un dragón. La posición era claramente de ataque, levemente encorvado, pies plantados firmemente en el suelo, gruñendo  con sus ojos lobunos atentos a los movimientos de Harry en busca de algún movimiento que propiciase el ataque. En alguna parte de sus cabezas, muy en el fondo, estaban consientes de que esto era otro “instinto de reconocimiento” si no una manera de establecer los escalafones sociales en la manada. Harry era un sumiso, si quería ganarse el respeto de un dominante tendría que luchar por ello.

Harry se agacho lentamente, en señal de sumisión, aunque sus dientes aparecían tras los labios que formaban muecas enojadas y aun seguía gruñendo con cada nervio crispado, no sumiso en su totalidad, Harry nunca se rebajaría a tal nivel. Movió un pie arrastrándolo por el piso lentamente para no alterar a su compañero, luego otro y cambio de posición para huir en solo un parpadeo. Fue la perfecta señal del dominante para atacar.

Malfoy se impulso hacia adelante, dando un potente salto hacia Harry, este logro apartarse a tiempo, lanzándose al maltrecho suelo. Sus uñas golpetearon contra él, rodillas sin tocar la superficie con sus pies arrastrándose por la polvorosa superficie que antes estuvo forrada con una alfombra ostentosa, los diente de Harry se afilaron entre su boca y cuando los mostro una hilera igualmente amenazante se mostro con sus ojos amarillos verdosos. Draco rugió de nuevo, frustrado, antes de ir de vuelta a por el escurridizo Gryffindor, este- casi burlándose- tomo impulso y corrió hasta algún lugar seguro, cuando las afiladas garras de Draco lograron hundirse en la bota de su pijama en vez del tobillo se revolvió como una bestia desesperada, pero fue lo suficiente para que el dominante lograra arrastrar al otro licántropo; el sumiso rugió estruendosamente  en un tono chillón arrastrando la garras  semi-humanas por el suelo intentando liberarse, cuando se vio atrapado entre dos macizos brazos su única opción fue defenderse, un zarpazo fue dirigido hacia la serpiente rubia, el cual rugió y arrastro las garras por su torso a modo de castigo.

El sumiso opto esta vez por morder viéndose acorralado, el brazo de Draco fue lo primero que vio, eso, un rugido y ya no era una cuestión de persecución para dejar claro los escalafones sociales de la manada, ahora era una viva pelea entre garras y dientes mortales, rugidos guturales rebotando por todos lados.

—A-A ¡Alto!—jadeo Harry cuando logro tomar algo de lucidez entre los gruñidos. Ambos pares de ojos se encontraron, amarillo brillante reluciendo a la luz de la mañana, las delgadas muñecas de Harry presionaban los hombros de Draco hacia abajo al estamparse contra el piso, las caderas se ondularon sobre el vientre del rubio para mantenerlo bajo su liviano peso, una posición muy indecorosa, aunque no estaban al tanto de ella. Los ojos de Harry se volvieron lentamente de nuevo a su habitual verde esmeralda mientras aun jadeaba con las mejillas rojas y el sudor deslizándose por su barbilla.

—Apártate—gruño Draco aun jadeante, sus ojos aun amarillos de un brillo animal vieron con atención como una herida en la mejilla de Harry, que el mismo había propiciado, se cerraba lentamente dejando atrás una pequeña mancha de sangre cubriendo la tierna piel blanca. Su respiración era trabajosa y errática, mas gruñidos poderosos que inhalaciones profundas que hacían a Harry rebotar en el vientre  de su compañero gracias a su fuerza. Draco cerró los ojos que ardían bajo los parpados, jadeo lentamente con un sonido perruno, aullador y quejoso, Harry gimió consolándolo en una lengua desconocida para él. Le lamio con la lengua rosada y tímida la herida abierta en la barbilla del dominante, este gruño casi molesto,  rechazando el tacto. Algo que hizo enfadar a Harry que aun con los restos de sus instintos a flote jadeo con gesto consternado y se echo a un lado de un licántropo rubio muy enojado. Estaba mortalmente cansado, sus músculos se quejaban después de la actividad reciente y la respiración parecía de plomo en vez de aire.

Esa fue la primera vez que los instintos los dominaron por completo.

 

-

Ojos hacia la esquina del pasillo, buscando pistas. Remus sabía que Harry no le había hecho caso, era un chico demasiado rebelde, casi terco. El tendría que saber lo que le pasaba a Draco aunque Remus le dijera que no, así que simplemente se había escurrido a buscarlo cuando Remus se descuido por un momento, ahora iba en su búsqueda, sabía que había pasado algo entre ellos, tal vez una pelea, aun sentía el collar vibrar furiosamente contra su pecho. “Cachorros imperativos” pensó

El hubiera seguido con sus pensamientos exasperados si Severus no hubiera aparecido repentinamente a través de unas escaleras que daban rumbo a las mazmorras, Remus lo miro fijamente, pálido como una hoja, sus ojos ámbar desmesurados y el corazón chocando contra su sien. Hacía dos días que no veía ni un solo pelo de Snape.

Severus solo se mantuvo impávido con su siniestro gesto sin inmutarse, sus ojos negros lo miraron por unos minutos al parar frente a las escaleras y luego simplemente suspiro.

—Lupin—saludo, con tono osco, se habían estado evitando desde el día de aquel “malentendido”  había empezado. Severus había estado dándose sentones de cabeza desde ese día, sabía que Lupin no era el culpable de la situación, era un hombre lobo, estaba atado a sus instintos sin posibilidad de opinión u opción.

—Lo que paso el domingo pasado no fue mi intención—empezó Remus, sus ojos se veían desesperados con las mejillas rojas dando una vista placentera al pálido rostro. Severus sabía que se estaba contendiendo, que el olor lo llamaba y que, si se resistía por más tiempo, enloquecería— No volverá a repetirse escena tan deshonrosa lo juro, fue solo un impulso pasajero, no ocurrirá…no de nuevo.

—Lupin— interrumpió Severus, su gesto adusto paralizo las palabras del hombre lobo antes de salir de su garganta. El pocionista debió tomar bastante aire, paciencia y valentía para decir lo que diría—No me tome como un inepto, se más de licantropía que eso, tanto usted como yo sabemos lo que está pasando y que esto no fue solo algo de una vez. Ha pasado todos estos años sin su pareja, si posibilidades de siquiera hablar con ella. Ahora ha muerto y debo suponer que “su lobo”  esta en busca de una pareja. Obviamente, en su desesperación me ha elegido a mí.

—Snape, por favor, no… —susurro Remus apenado, las palabras se atascaban en su garganta con tanta acongojo que le hacían sentirse un idiota—No es necesario que usted se preocupe por eso, puedo revertirlo, aun hay tiempo.

— ¿Y luego qué?—gruño el pocionista, sus ojos agudos hicieron a Remus bajar la mirada con el ceño fruncido— ¿Volverá a elegirme porque no hay una pareja potencial cerca?, ¿O elegirá a un alumno? O pero aun ¿A Draco o a Potter?

—Yo no podría elegir a Harry…—intento decir Remus, pero no sabría cómo justificarse, había un detalle que Dumbledore le había permitido guardar, para que la adaptación de los chicos fuera más placentera y no se vieran acosados por la naturaleza sexual de su lobo, en especial Harry.

— ¿Porque, porque es el hijo de James Potter y lo siente como un hijo? No diga tonterías Lupin, no sería usted el de la elección si no sus estúpidos instintos—Severus parecía ciertamente alterado.

— ¿Entonces que propone?—grito Remus, exasperado, Severus solo estaba insultándolo, volviendo su situación más complicada, enredando los hilos que de por sí ya estaban hechos un completo desastre—No puedo enlazarme con usted, porque obviamente ¡Me odia! Y no puedo cortar mi lazo con usted porque es posible que me enlace a alguien inadecuado ¿Qué propone entonces? ¡¿Qué me lance de la torre de astronomía para no causar más estragos a nadie?!—Severus iba añadir algo cuando Remus le paro—Y no, no lo hare. Aprecio mi vida aun siendo un “mugriento” hombre lobo, muchas gracias.

Severus bufo.

—Aguantar, Lupin—gruño—eso es lo que iba a decir,  no podemos arriesgarnos a nada. Lo que está hecho, hecho esta. Obviamente no estoy aceptando ser su pareja. Pero según sé, una caricia en su mejilla al día o un abrazo será lo suficiente para calmar sus instintos ¿Me equivoco?—Remus negó, el gran abrigo en sus hombros lo cubría en su totalidad, su mirada recelosa estaba puesta en el piso.

—Aumentara con el tiempo—bufo el licántropo—Primero una caricia, luego un beso, posteriormente roses y al final, elegir guarida para cachorros al final de invierno—dijo con tono duro, era obvio que quería que Severus se retractase. El porcionista hizo una mueca disgustada, se acerco al licántropo y con un suave empujón hundió a Remus entre sus brazos, este al contrario de mostrarse asombrado, suspiro aliviado, como si hubiera estado esperando ese tacto desde que se habían encontrado.

—Veremos entonces cuando eso pase, Lupin. Por ahora, le ayudare, a mi pesar—dijo con tono seco, a pesar de esa indiferencia que estaba expresando en la voz, Remus sintió la calidez del pocionista arribarle al cuerpo, cubrirlo todo, ese olor suave inundarle los sentidos para hacerle sentir en casa, ya no tenía frio, ahora tenía pareja.

—Hablo usted con Dumbledore, ¿no es así?—susurro Remus, suave contra el hombro del otro mago. Lunatico sabía que el viejo-come-caramelos-de-limón era el único que haría pensar con tanto razonamiento a Snape.

—Es un condenado viejo manipulador, estoy seguro que lograría convencer a cualquiera de suicidarse con solo una pequeña charla y salir impune—gruño Severus, el licántropo se vio tentado a reír, aun rodeado por los brazos del adusto profesor de pociones.

—Alguno de los dos va a lamentar esto, Snape— murmuro la voz baja de castaño. Severus bufo, sus dedos puestos en la leve curvatura de la cadera de su acompañante, le miro por lago rato y suspiro, cansado. Enserio odiaba a Dumbledore y sus malditas técnicas de persuasión.

-

Era de día, pero en el bosque tupido no entraba ni un solo rayo de sol, la humedad pululaba de entre el fango mohoso e insalubre  y los arbustos de espinas puntiagudas se cernían sobre los inmensos arboles de roble, amenazando con cortar piel y obstaculizar el paso.

Un gran lobo negro camino  sobre la superficie fangosa, intensos ojos amarillos brillando con ferocidad casi divertidos con un macabra satisfacción, primero fue uno, luego otro y después docenas de hombres lobo se asomaban detrás de los arbustos con sus ojos antinaturales brillando en la oscuridad, siguiendo a su líder. El lobo negro era el alfa de la manada, sus dientes amenazantes y pelaje tupido color negro lo hacía ver imponente sobre la gran musculatura lobuna. Había un claro al cruzar un arroyo sucio y malsano, los arboles se cernían sobre el claro, pero un mínimo de luz llegaba hasta él, una loba color rojizo estaba echada en el pasto tupido, retenida por dos lobos gigantes de complexión monstruosa.  La loba gruño adolorida, ojos grises mirando con odio hacia el gran lobo alfa, estaba herida, un gran corte en su vientre en forma de garras aun sangraba, el hocico estaba rasguñado y las patas débiles por los golpes.

La faz del lobo cambio en un segundo, una boca humana de caninos filosos sonrió cuando la piel  bronceada barrio su pelaje negro, era un hombre alto, anchos hombros de musculatura enorme desprovista de algo que le tapara. Tenía ojos azules antinaturales, feroces, con la bestialidad brillante en ellos siendo enmarcados por tupidas cejas y una barba de días, su cabello era negro  largo hasta la los hombros, solo un pantalón ajustado lograba tapar su humanidad, sus pies descalzos sobre la superficie rocosa se veían fuertes mientras la musculatura no distaba mucho de su forma de lobo.

—Vaya, vaya, la pequeña lobita de la manada A’Cotly ¿Aun te sigues resistiendo?—los largos caninos raparon los labios cuando soltó una rasposa carcajada. La loba, aun herida, rugió y peleo entra las patas pesadas que la mantenían pegada al insalubre pasto mohoso.

—Se niega a cambiar de forma, no ha hablado, no pretende traicionar a su gente—un lobo marrón claro se convirtió en hombre solo para hablar, su aspecto era desarreglado, pero aun así conservaba la galanura de años pasados en su sonrisa burlona.

—No vas a lograrlo—susurro una vos rasposa, quebrada por los maltratos, cuando el Alfa volteo en vez de una loba había una mujer, sus ojos grises le miraban con rabia, su cuerpo apretujado entre el sucio vestido de campo que antes fue sencillamente bello aun estaba estampado en el suelo por las patas lobunas—Hay manadas más fuertes que la mía, no se dejaran vencer, aunque obligues a todos los magos del mundo a ser hombres lobo no lo lograras. Somos más fuertes que esto. No conseguirás nada con este desastre, Fenrir.

El hombre de ojos azules sonrió, sus ojos adquirieron un brillo amarillento, fríos como la muerte, la locura brillando en ellos.

—Pero mi querida Dally… ya lo estoy logrando.

-

 

El titulo rezaba “Ataques se intensifican” Harry se puso blanco como un papel al leer el contenido del profeta que había  venido junto con una foto Muggle de Hermione con su familia y una nueva carta de Ron, un obsequio retrasado de Neville y una vistosa carta de estampado colorido de Luna.

Los ataques se habían repetido, la noche anterior en un pequeño poblado mágico, que estaba sospechosamente cercana a la dirección-no-tan-fija-e-indescifrable de Hogwarts, había sido atacado por hombres lobos, docenas de ellos, había muchos desaparecidos, varios muertos y miles de personas aterrorizadas por sus hijos y familiares, esa misma madrugada un ataque en un mercado mágico ingles había sido atacado igualmente, sin muertos, ningún herido y solo un desaparecido, pero el terror había dominado entre los magos.

— ¿Por qué están haciendo esto?— los ojos de Harry preguntaron con gran acongojo y cierta molestia. Remus, con el ceño fruncido y una palpitante muy mala sensación dentro de su pecho apretó entre sus nerviosos dedos su propio ejemplar del profeta.

—Antes habían hecho ataques pero, eran aislados y normalmente de un solo lobo, pero ahora… ¿En manada?—Remus pareció igualmente desconcertado. Sus ojos ámbares pasaron por la expresión de Harry con una fría confusión en sus facciones, Draco se mantenía serio, casi perdido en sus pensamientos, con su faz severa vuelta un rostro imperturbable.

—Es ciertamente algo desconcertante—empezó la voz anciana de Dumbledore, estaban en su despacho, bajo la calidez de la chimenea y los pequeños cantos ligeros del fénix rojo fuego del director. Habían acudido a él después de haber sabido de la noticia en medio del desayuno—Escapa de mi  razonamiento el porqué están haciendo esto, ¿crear pánico? Probablemente. Pero, me temo, jóvenes. Que esto no nos incumbe,  ni a mí, ni a ustedes, si fuera de  algo que nos afectara directamente, probablemente ya nos fuera interceptado el ministro o los aurores. Hogwarts está a salvo con las nuevas barreras, que ya están siendo reforzadas.

—Pero son hombres lobos—Harry se puso de pie sobre la cómoda silla de estampado marrón, sus ojos hablaban de decisión y cierto enfado palpable—Como nosotros ¿Me dirá que no hay algún vinculo con el ataque a Hogwarts?

—Por más que tenga usted razón, el hecho de ser de la misma situación…Mmm biologica no nos permite saber más de esta información, esta por demás decir que dejaríamos descubierto al ministerio su nueva condición, por lo tanto a El profeta y al mundo mágico—regaño Dumbledore.

—Son los mismos, nadie podría dudar eso—gruño Draco, sus ojos estaban fijos en la chimenea, sin mirar a nadie en específico. Pero se notaba el enfado en ellos cuando susurro en un tono silbante y osco—Entre ellos podría estar el que nos transformo.

— ¿Rencores a mi parecer, joven Malfoy? —los ojos azules del director miraron por sobre la montura de sus lentes, había adquirido un aire serio repentinamente. El anciano estaba de pie tras el escritorio, repentinamente se veía imponente aunque estuviera vestido extravagantemente aun con una larga pijama blanca.

— ¡Ja!—dijo Harry— ¿Rencores? Yo diría un culto contra los hombres lobo—ironizo con tono peliagudo y desdeñoso, Draco gruño en respuesta, enfadado. Harry le respondió con un leve sonido proveniente del fondo de su garganta con el ceño fruncido la postura desafiante, suave, pero furibundo.

—Gracias a ellos tendremos que vivir como parias, Potter. No estoy muy feliz con ellos—“¡Oh! Está bien” pensó Harry con el sarcasmo escurriendo de sus pensamientos “Ahora soy Potter y no Harry”

—No estás feliz con nada—gruño por lo bajo el licántropo sumiso, cruzándose de brazos y volviendo a sentarse gracias a la reprobadora mirada de Remus, aun así soltó pequeños gruñidos rebeldes mientras se revolvía casi reprochando una injusticia solo con sus gestos.

Remus devolvió un gruñido enfadado de Harry, Dumbledore analizaba con ojos sabios la manera de la interacción de la pequeña manada. Hacia menos de un mes ambos adolescentes se habrían comportado como dos magos normales, ahora eran dos hombres lobos, que lentamente se sumergían en su naturaleza.

—Hablando de comportamiento—menciono el director—Hagrid ha avistado a un lobo alrededor del bosque prohibido durante las noches, ha habido unos tantos siervos muertos por el lugar y recientemente una saco completo de carne seca fue arrastrada desde las afueras de la cabaña de Hagrid hasta el bosque, se suponía que era para los Thesthals, la encontraron hecha girones y sin nada en ella. Sospecho, señor Lupin que alguno de sus cachorros pudo ser el causante ¿Quizás?

—No—negó enseguida el profesor antes de que Harry y Draco respondiera—Ellos ni siquiera han aprendido a transformarse a voluntad, solo lo hicieron la noche de la primera luna llena.

 

—Aclarado ese punto—suspiro el director—Sera mejor que se vayan, si algo llega a mis oídos referente al tema de los ataques les hare saber. Por ahora no hay nada que pueda hacer respecto a sus dudas—interrumpió Albus, Harry salto en su puesto algo aturdido al ser interrumpido en una leve pelea de gruñidos y miradas entre Remus y él.  Ambos adolescentes miraron con sentimientos inevitables al director, uno con suplica y enfado, el otro con serenidad y arrogancia—Usted no, Profesor Lupin—dijo rápidamente el anciano cuando Remus se iba a marchar con su manada. Este torció el gesto de su boca y miro a sus cachorros, ambos asintieron y le dejaron en el despacho con el director.

—Director—susurro Remus, al ver como su interlocutor mantenía su mirada impávida, casi severa. Algo inusual en el anciano, que parecía constantemente divertido la mayor parte del tiempo. Remus había notado que al ir pasando la conversación había estado cada vez más y más lúgubre.

—Hay algo que no he dicho hasta este momento, Remus, por temor a la reacción del joven Draco y Harry—empezó, sus pasos fueron lentos alrededor de Remus, parecía pesaroso, con los años vividos arremolinándose sobre sus hombros, haciendo más papable sus ojeras. Para Remus, parecía como si un glamour se iba desapareciendo lentamente frente a sus ojos, dejando solo la figura frágil de un anciano cansado por los años y no a aquel poderoso mago digno de leyendas. Dumbledore se detuvo frente a la chimenea arrastrando los pies, sus ojos alegres luciendo serios—Sabes que no quiero más que lo mejor para mis alumnos, daría mi vida por ellos y la hubiese dado en la guerra solo porque ellos tuvieran un  futuro digno. Sabe muy bien que tengo cierta predilección por Harry, es el nieto que nunca tuve y por él haría muchas cosas, incluso mentirle por su prosperidad. Obvie descaradamente un detalle; la noche del ataque se logro capturar a un  hombre lobo, fue apresado y hasta ahora se ha negado a declarar algo…sospecho—el tono se quebró levemente en ese punto—que probablemente este sea el que mordió a los chicos.

Remus solo pudo jadear, sorprendido.

-

—Muy bien—había sonreído Remus, sus pies descalzos tanteaban el ambiente que la Sala de los Menesteres les había propiciado, ya que nuevas barreras estaban siendo colocadas cerca del bosque prohibido—Ya que al fin ha pasado la transformación de luna llena les enseñare a transformarse a gusto, es un tanto difícil, tardaran tiempo. Solo necesito que se concentren—apunto mirando hacia Harry y Draco. —Mantengan la imagen de su lobo, la sensación de serlo, presente y podrán tal vez convertir una parte de su cuerpo en algo de lobo.

Harry arrugo los labios con cierta confusión, luego sin embargo sus ojos verdes brillaron con entendimiento— ¿Así?—pregunto y cuando Remus aparto su mirada de Draco que parecía más fastidiado que interesado por el tema pudo ver al lobo negro en donde se suponía debía de estar Harry, su cola afelpada golpeteando contra el piso de piedra.

—Vaya—exclamo Remus, sorprendido, normalmente para una persona que aceptaba plenamente su condición tardaban semanas, casi meses. En cambio, Harry parecía estar tan emocionado con el tema que el saludable lobo de pelaje largo y encantador había empezado a corretear alrededor de Draco, intentando que este dejara atrás su  mal humor. Y solo en el primer intento—Ya que Draco no parece tener interés por aprender por ahora—Remus acaricio el largo pelaje con cariño, el Slytherin bufo hastiado—Creo que será adecuado que Harry explore el bosque prohibido.—la cola afelpada del lobo negro salto excitada con el collar de rubi tintineando en su cuello, Draco por otro lado gruño alarmado ante la expectativa de Harry en el bosque prohibido, solo y sin protección.—Claro está, solo un poco menos de las fronteras con el bosque prohibido.—aclaro el profesor, para gran calma del inquieto lobo del rubio. La reacción del Gryffindor-lobo aun así no se hizo esperar, jalo con sus dientes la túnica de Remus con insistencia para que salieran afuera.

Cuando llegaron hasta los límites del bosque, Remus sonrió alentando a Harry junto a un preocupado-pero-que-nunca-lo-daría-a-conocer Draco, que con sus ojos inquietos de gris plateado detallaba la estilizada figura del cachorro de lobo.

—Llega hasta el riachuelo cerca del claro, si logras mantener tu forma hasta allá y volver completamente intacto entonces podrás considerarte un hombre lobo con algo de control—apunto el castaño revolviendo el pelaje de su espalda. Harry ladro  alegremente antes de impulsarse con cada fibra de su cuerpo canino tensándose; se impulso hacia adelante como un resorte, corriendo tan rápido que las patas apenas se veían tocar la nieve. Se sentía eufórico, miles de cosquilleos acariciando la piel bajo el pelaje de una forma excitante, Harry nunca se había sentido tan bien, ni siquiera en la primera transformación.

Los matorrales y plantas casi podrían abrirse a su paso, los olores eran fuertes, un centauro había pasado hacia horas por allí, su olor aun era reciente, y tal vez una acromantula hubiera pasado hacia algunas semanas. Cuando llego al riachuelo bebió sediento y alegre, con su cola moviéndose energéticamente  de un lado a otro. Un sonido ahogado se escucho metros adelante, Harry irguió la orejas y se puso en alerta “Peligro” gritaban cada fibra de su conciencia, a simple vista no había nada fuera de lo normal , solo matorrales altos y rebeldes que crecían a donde mejor les parecía, el pasto desprolijo y los grandes árboles repletos de nieve hasta la copa. Se quedo por unos minutos así, mirando fijamente la oscuridad entre platas que había frente a él, se resigno de un momento a otros dejando su analítica observación para volver a tomar agua, había corrido lo suficiente para cansarse.

Esta vez el sonido fue más fuerte, un rama quebrarse bajo el peso de algo, Harry logro erguirse a tiempo para ver la larga cola de color rojiza oscura intentar esconderse entre los matorrales, su espalda se irguió, sus dientes aparecieron y gruño furibundo. El lobo al otro lado de los matorrales entonces respondió, fue un rugido de advertencia, fuerte y claro, no quería compañía, era obviamente otro hombre lobo.  El gryffindor se acerco un poco más al otro lado del claro con sus patas sigilosas. El lobo escondido se altero, irguió la cabeza y salto a través de las plantas para enfrentar a Harry, el no había querido pelea, pero el joven lobo negro lo había tentado y ahora estaba furioso. Tenía los ojos gris azulado con leves toques amarillentos, pico fino y estilizado, un hombre lobo sin duda.

Parecía demasiado enfadado para si quiera haber soportado la amenaza de Harry, este se dio cuenta de su error al ver la diferencia de tamaño, a pesar de que el lobo frente a el tenia patas delgadas y finas junto con su complexión, era claramente más grande  y más maduro que Harry. El hecho de que probablemente no podría con una lucha entre ese ejemplar y él, era bastante obvio,  tenía que tener una retirada inteligente, lo cual para un hombre lobo no existía. Harry simplemente gimoteo y corrió lo más rápido que pudo dando la vuelta a su camino.

 Remus dijo que le estaría esperando donde lo dejaron marchar. Para su enfado y peor frustración el lobo cobrizo le siguió aun ofendido y no contento con que Harry hubiera preferido no enfrentarse a él, gruñendo y aullando descontento fue tras él. La velocidad fue en aumento a cada minuto, ya casi podía sentir la respiración trabajosa del lobo misterioso contra su cuerpo.  ¡Iba a matarlo!

Harry se sintió medianamente seguro cuando vio la luz al final de la entrada del bosque entre los mullidos setos y aterradores arboles, podría sentir aun la respiración del lobo a sus espaldas y el sonido de sus fuertes pisadas al perseguirlo, lo único que vio al final de la luz fue a Draco, Draco y su ceño fruncido, sus brazos cruzados y esa mirada color plata profunda levemente enfadada que cambio a un lúcido asombro cuando vio la manera desesperada en que Harry corría de vuelta, con el rabo entre las piernas y gimoteando ruidosamente. Él ni siquiera espero tocar a Draco cuando se convirtió en humano y colgó del cuello del dominante, estaba a salvo con Draco, él lo protegería.

— ¡Había un lobo allí afuera!—gimoteo, sorprendió por lo asustado que estaba y como sus extremidades temblaban y se aferraban al cuerpo del Slytherin— ¡Estaba muy enojado!

Remus se apresuro a tomar su forma canina y adentrarse un poco bajo la atenta mirada de Draco que sostenía a Harry entre sus brazos. El dominante vio como su jefe de manada olfateaba el lugar y caminaba sigilosamente alrededor de posibles escondites.

—No hay nada allá —Respondió el profesor de DCAO cuando volvió de su pequeña vigilancia. Harry salto de los brazos de Draco sintiéndose más seguro ante la afirmación de Remus.

—Pero estaba allí, me estaba persiguiendo—susurro incrédulo el menor de cabello oscuro. No entendía, ¿Cuando el lobo había dejado de perseguirlo?, había estado tan asustado que no se había dado cuenta de mucho, solo de huir.

—¿Podría ser uno de los que atacaron aquella noche?—pregunto Draco, con su cuerpo inclinado hacia adelante  y las garras apareciendo puntiagudas tras la piel de los dedos, como si en cualquier momento ante la opción de un “si” se pudiera lanzar al bosque y pudiera atrapar al lobo desconocido.

—Lo dudo mucho—susurro Harry, pensativo. Ahora que el miedo no le estaba corriendo entre las venas como adrenalina podía pensar seriamente, ahora que lo pensaba bien, el lobo había sido lo suficientemente pequeño para no ser un dominante—No olía muy… alterado. Estaba más bien, asustado, creo…o asustada.

— ¿Una hembra?—dijo con sorpresa Remus ¿Qué hacia una hembra sola en el bosque prohibido y sin su manada? Eso no era normal, aunque últimamente nada relacionado con los hombres lobos era normal. Una hembra perdida en el bosque prohibido solo era un punto blanco e insignificante ante los nuevos acontecimientos.

—Creo que estaba herida—recordó Harry, le vino a la mente un microsegundo antes de voltearse y salir huyendo ver a la loba cojear antes de salir en su búsqueda, el pelaje era rojizo así que no había logrado distinguir la herida de su pata a tiempo como para procesarlo en ese momento.

—Definitivamente está asustada, por eso te espanto, no quería la posibilidad de algún peligro, aunque es extraño que al ser tu un sumiso haya sentido peligro—afirmo Remus—Debe estar perdida, aunque no encuentro lógica a su reacción. Seguramente es el lobo que Hagrid ha visto merodeando por los alrededores. Avisare a Dumbledore sobre esto, ustedes vayan a sus habitaciones. Los aurores no tardaran en volver para terminar de supervisar la colocación de barreras por hoy.

Ambos adolescentes asintieron, mirándose el uno al otro, luego un pequeño vistazo hacia el bosque. Allí a dentro había una criatura, alguien de su clase, igual a ellos.

-

Harry observo angustiado como Draco se hecho la bufanda delgada al cuello. Estaban en la sala común de Slytherin, el dominante no había visto pesar alguno en dejar entrar al Gryffindor, después de todo había confesado haber entrado antes y justo enfrente de sus narices.

— ¿Enserio no quieres que te acompañe?—pregunto de nuevo Harry, tal vez la quinta o sexta vez que lo hacía en todo el día. Era 31 de diciembre, martes, Draco iría a ver a su madre ese mismo día a Hogsmeade. El tema de la loba se había desvanecido con los días, no había habido una nueva noticia de ella de parte de Hagrid en toda la semana así que se suponía que ya no estaba por los alrededores y que había encontrado a su manada.

—No—respondió el rubio con tono seco al pasar por el hueco que se había formado en la pared de la sala común de las serpientes—Debo hablar a solas con ella, no será exactamente lógico que yo vaya a una reunión familiar con “mi enemigo de la infancia” conmigo.

Harry bufo.

—No seas gruñón—suplico el moreno.

—No lo soy, además, tengo que entregar algo que no me pertenece—sentencio, Harry casi juro ver la caja negra de la llave de los Malfoy ser depositada bajo la túnica de Draco, la única que ahora no le queda chica, pare después ver desaparecer el bulto con un hechizo de ocultación. Harry se enfurruño, hizo un puchero y se tiro en el mueble de cuero mirando hacia una ventana que daba hacia el lago negro al mismo tiempo que Draco se iba.

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Narcissa estaba en un pequeño puentecillo frente a un viejo local de Hogsmeade, estaba apoyada en el amplio barandal con su elegante bufanda flotando entre el aire frío de invierno y su vestido ceñido ondeando bajo sus rodillas. Miraba hacia un pequeño rio congelado que se hallaba cerca del pueblo, sus zapatos hundidos en la nieve no limpiada.

—Madre—la voz de Draco interrumpió sus pensamientos, Narcissa sintió su corazón revotar en su pecho de alegría antes incluso de voltearse, ella estaba lista para abrazar a su hijo y estrecharlo entre sus brazos, pero la repentina visión frente a ella la dejo temblada. ¿Ese era su hijo?

Draco lucia más alto, incluso más maduro y la túnica negra que estaba utilizando no hacía nada por disimular el hecho. Sus facciones eran serias como si hubieran sido esculpidos en témpanos de hielo y sus ojos completamente fríos. Noto la anchura de sus hombros, la manera en que aquel brillo “diferente” adornaba los ojos de su hijo bajo unas ligeras ojera que pasaban casi desapercibidas.

—Hijo… —susurro, sorprendida. Su rostro era la misma poesía de la confusión, Draco la miro con sus ojos completamente serios aun, ni siquiera parecía respirar esperando la reacción de su madre— ¿Que te ha pasado? ¡Estas enorme!—exclamo, recomponiendo su expresión a algo que parecía una sonrisa—Creí por un momento ver a Lucius frente a mi—rió la mujer, intentando aligerar el ambiente— ¿Acaso no vas a decir nada?— pregunto, al ver como su hijo se mantenía impávido, aun con su gran estura parecía intimidado frente a su madre.

—Ya déjate de bromas…—susurro con tono lento, ninguna emoción en él. Narcissa casi pudo sentir su corazón dando una vuelta repentina en su pecho y esta vez no fue de felicidad.

—No se dé que hablas—agrego ella repentinamente severa, sus ojos  azules se volvieron duros como roca, a la defensiva— ¿Acaso ya no puedo saludarte? ¿Ya no puedo ver si siquiera a mi hijo una sola vez porque prefiere su escuela a su casa, donde está su familia?

— ¡No!—exclamo Draco, explotando repentinamente dejando a Narcissa de piedra. Su primogénito gruño alterado y se apoyo en el barandal junto a ella, intentado serenarse—Deja de hacer esto madre, tanto tu como yo sabemos lo que está pasando. Por más que lo niegues ¿Acaso no es obvio?—siseo molesto ante la negación de su madre; esta, con lagrimas en los ojos y la respiración alterada, solo pudo mirarle a los ojos con tal desesperanza que movió algo en el corazón de su hijo.

Draco la abrazo sin miramientos, Narcissa se anclo a ese abrazo como si de ello dependiera su vida,  nadie podía echarle la culpa. Era una madre  y una madre siempre deseaba lo mejor para sus hijos. La calidez del abrazo se rompió cuando Draco, entre las lágrimas de su madre y el pequeño hueco entre sus cuerpos, saco una caja envuelta y la puso entre las manos delgadas de su madre.

—Dragón…

—No puedo aceptar tal responsabilidad. Ahora soy diferente madre, y nadie desaprovechara eso para difamarnos, se que estas desesperada. Pero yo no podre darte lo que quieres—afirmo con dureza, sus manos empujando la caja hacia el pecho de su madre, la llave de los Malfoy dentro de ella, todo con lo que Draco había sido criado estaba allí dentro, honor, respeto, elegancia, familia,  lealtad hacia la sangre y la alta cuna, allí en esa pequeña caja, concentrados en su mayor expresión. Y él la estaba rechazando—Soy un hombre lobo—la declaración no fue tan pesada, ni tan liviana, fue más bien una estaca de hielo clavado en el pecho de Narcissa. Un beso fue depositado en la frente de la mujer justo por debajo del elegante y estilizado peinado, era la primera vez que Draco aceptaba su condición plenamente y lo estaba haciendo frente a su madre, con la viva seguridad de que le estaba rompiendo el corazón en mil pedazos. Lo cual afirmo ella, con mudas lagrimas bajando desde sus ojos pasmados y sus labios temblorosos—Ya no puedo ser mas tu hijo, lo siento madre.

Una ráfaga de aire frio golpeo a Narcissa cuando Draco se aparto, vio a su hijo despedirla con una mirada temblorosa, a punto de llorar. Lo vio voltear de nuevo hacia el camino por donde había llegado con las manos enfundadas en los bolsillos, las lagrimas estaban corriendo por sus mejillas desenfrenadas, el futuro sin su hijo, lo último que le quedaba, se avistaba ante ella como un destino cruel y solitario. En una resolución casi rebelde a la manera en que fue criada, Narcissa dejo caer la elegante caja al piso sin importarle su destino, despojándose de cualquier prejuicio sangre pura, corrió a través del puente y abrazo a su hijo aun de espaldas. Ese lado del pueblo estaba solitario y era un gran alivio para ambos, porque estaban montando un drama de novela.

—Me importa muy bien poco la sociedad, Draco— gimió Narcissa, sus sollozos no le permitían hablar bien pero se mantenía firme en su posición, con sus brazos sobreprotectores que tanto balancearon a Draco cuando era apenas un bebe firmemente apretados alrededor de la cintura de este. No quería perder a su hijo, no a lo único  que le quedaba—Tampoco me importa si el apellido Malfoy se va al caño y mucho menos me importa esa maldita llave, ¡Lo que me importa eres tú! ¡Eres mi hijo!—grito, apretando sus dedos contra la chaqueta de Draco—Y no te dejare ir, no dejare que te apartes de mi lado aunque tenga que pasar por esto y mucho más.

Draco sonrió, con las lágrimas bajando por su barbilla. Volteo y envio una sonrisa rota a su madre besándola en la coronilla  con ternura, no esperaba que su madre entendiera, nunca lo espero, pero que lo hiciera tal aligeraba un poco su pesado corazón.

—Ya sé de donde saque lo terco. 

Notas finales:

 Yeyyy, la temporada de sospechas se ha abierto ( si, mucho PLL en Boomerang) 

Como ven soy malvada y aqui las dejo, pero no antes sin avisarles que, he hecho un pequeño dibujo de Harry y Draco en mi blog: Aqui 

Y que tambien pueden seguir (los que no los han hecho y los que quiere hacer trampa con otro computador) votando en mi blog por el Drarry de cinco que he propuesta, han votado 50 personas y ya solo faltan 7 dias para que cierren ¡En mi blog se vota! ¡A la derecha y arriba!

 

¡Besos!


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