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Volte di luna por Gema Talerico

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Notas del capitulo:

Nada es mío y Joanne (J.K) lo sabe.

Hace tiempo el día de las madres paso, hay una madre aquí que quiere decir “Hola” ;)

¡Besos a pawina mi beta!

Imagen (Snape/Remus)

Nueva historia y la nueve serie de one.shot Drarrys

FanArt

P.D. Los review pendientes seran respondidos mañana.

Capitulo 7: Per mia mamma.

“El amor de una madre es mucho más grande que un sentimiento, es una vida entera sintiendo, es un mundo entero viviendo”

 

Habían pasado cinco días desde que el cachorro llegara a sus vidas. Harry se preguntaba si, de algún modo, tal vez el cachorro había ido hasta ellos por protección. Muchas cosas podrían pasar, ahora que la comunidad mágica estaba en vilo, que los ataques se multiplicaban y las noticias de manadas de lobos espantaban a los más veteranos, los nervios se crispaban con El Profeta publicando artículos alarmantes, culpables eran señalados siendo inocentes y hombres lobos que no lo eran terminaban condenados.

Entre tanto, el pequeño niño lobo tanteaba terrenos confiables en la pequeña manada que ahora habitaba Hogwarts, era un niño alegre y callado. No hablaba, tal vez más por desconfianza que por no saber hacerlo.

—Ha estado un poco inquieto—el susurro se elevo distante de sus pensamientos. Harry siguió su rastro hasta encontrar a Remus, su mirada miel estaba puesta en el cachorro perdido que balanceaba sus pies sobre el piso, manitas blancas puestas en el alfeizar de la ventana junto a su camilla.

—Ya no parece dolerle el brazo—señalo el moreno, el niño volteo solo por un segundo, sus ojos azules parpadearon bajo pestañas oscuras justo cuando los labios se arrugaron al percibir cuán lejos estaba Harry de él. El adolescente embozo una sonrisa tranquila para sentarse junto al niño, este acurruco en sus brazos, bajo la precaria luz de la enfermería por la tarde— ¿te gusta el bosque prohibido?— el pequeño no respondió, ocupado en ver la nieve del bosque derretida afuera de la ventana, donde al fin el invierno moría y en sentir los cálidos dedos de Harry que descendieron por su cabello caoba—Aun nada, ya veo.

—No habla, cinco días, y lo único que ha hecho es mirar por esa ventana mientras se acurruca aquí como un mimado niñito—Remus intento disimular el sobresalto que le causo Severus al aparecer junto a él tan de repente, el lobo asintió, su dedo índice apretado entre los dientes tensos, casi queriendo volver a las viejas mañas y comerse las uñas.

—Aun no confía mucho, es solo un bebe—intento explicar—Debe extrañar a su madre, su manada.

—Solo un bebé— repitió en un gruñido agrio, sus oscuros ojos se estrecharon en desagrado cuando Remus le devolvió la mirada—Hablas como si fuera tuyo, es mucho cariño a un niño que apenas conoces.

Remus hubiera dicho algo inteligente que le zafara, pero sintió que tal vez olería a traición a esa dulce carita que dijera que no sentía algo por el pequeño. Así que cerró la boca y dirigió un frustrado bufido hacia otro lado.

—Oh, pues. ¡No lo trataría así si tuviera uno propio!—gruño entre susurros, Severus devolvió la enfadada mirada de Remus con otra igual.

— ¿Qué es eso?—los mimos ahogados de Harry se oyeron de fondo, el bebé rió, burbujeante. Y Harry volvía a repetir la caricia en el mismo lugar inocente de que cinco camillas más allá Severus y Remus estaban al borde de una pelea— ¡Wooh! ¡Pequeño cachorro!

Y las risas resonaron en la habitación vacía, Pomfrey sonrió con suavidad arreglando su despensa de posiciones mientras Severus fruncía el ceño al otro lado de la habitación, era un momento silencioso.

— ¿Qué diablos esperas?—inquirió rasposo, su mano se cerró en el codo de Remus para voltearlo con brusquedad. El licántropo lo encaro con los ojos furiosos, repentinamente su rostro se volvió rojo bermellón y Severus pudo jurar que nunca, nunca en verdad, había visto a Lupin tan enfadado.

—¡Nada!—Bramo exasperado, en sus facciones, algo peligroso brillo. Ambos brazos fueron cruzados sobre el chal grueso para el frio, sus manos apretadas contra sus codos para no utilizarlas en el cuello de Severus— ¿Crees que puedo obligarlo a que me diga su nombre de la nada? ¡Lo siento! ¡Pero no hago milagros Snape! ¡Y si tanto te molesta como trabajo, simplemente… —estaba buscando una palabra, supo Severus— jodete!

Los gritos pararon justo a tiempo para que Harry volteara y viera a un furioso Remus Lupin salir estampando las puertas de la enfermería, el chico hizo una mueca confusa con el pequeño cachorro mirando en la dirección de Severus, sus pequeños ojitos azules abiertos de par en par queriendo registrar todo lo que había sucedido.

— ¿Que- que fue eso?—el murmullo apagado de Harry despertó a Severus de un leve Shock, el hombre chasqueo la lengua, con sus labios contorsionándose en desagrado, ojos negros furibundos.

—Solo una discusión—gruño en esos susurros que parecían resonar en toda una habitación, fríos y sin ninguna información extra más que había sido asquerosamente impersonal. Harry parpadeó cuando Snape se marcho para perseguir a Remus y solo quedaron él y Poppy, que aun no procesaban muy bien que había pasado.

-VolteDiLuna-

Había un extraño silencio en la habitación, ese tipo de silencio que hay cuando la compañía no es agradable.

—Cuarenta y tres—gruño Kingsley, su voz reboto en las paredes oscuras de manera tétrica y Felix supo enseguida por su tono de voz de que estaba furioso—Cuarenta y tres poblados atacados por licántropos—repitió con algo parecido a un bufido arrastrado, pero definitivamente amenazador. Los zapatos del Ministro resonaron muy cerca de la barrera y el licano entorno los ojos de una manera aburrida hacia el lado contrario—Cuatro de ellos eran poblados Muggles, en veinte más de 30 niños han desaparecido—un bufido de nuevo, el lobo oscuro y grande se echó perezoso hacia un costado con su larga cola arrastrándose lentamente. Kingsley retuvo el sentimiento de la furia impotente en su pecho, los ojos entrecerrados—Los muggles están empezando a sospechar, hay cada vez mas noticieros al respecto, los curiosos aumentan, los gastos del ministerios, muertos, caos y usted, joven—el tono de falsa amabilidad retintineo—Podría ser alguien de ayuda y decirme que rayos están planeando esas bestias pútridas a las cuales les llama familia.

—Estas muy desesperado ¿Cierto? No, espere. No responda, es más que obvio que vendería a su madre porque yo hablara—la burlona risa perruna hizo a Kingsley apretar los dientes con fuerza, sus puños firmemente apretados sobre su túnica sobria. Allí, en medio de la habitación Winfrey mostro sus caninos en una sonrisa insultante—En primer lugar ¿Por qué debería yo decirle algo? Acaso no soy una… ¿como dijo? Ha sí, bestia pútrida como el resto de los hombres lobos. Piénselo Ministro ¿Qué ganaría yo?

—Supongo que esa es una negativa—el hombre moreno chasqueo, sus varita vibraba enojada en su bolsillo y de alguna manera el ex-auror pudo contener su furia dentro suyo.

—No lo sé, dígamelos usted—fanfarroneo—Después de todo la criatura civilizada aquí no soy yo.

El aire dentro de los pulmones de Kingsley sonó como vapor al ser expulsado por su nariz, mosqueo con sus ojos negros enfurecidos para dar la orden con un casino gesto de mano. Estaba harto de intentar tratar civilizadamente con un licántropo idiota y obstinado. Mas que ahora la presión de los medios sobre el Ministerio era apabullante, los ataques, las quejas y la deficiencia de los empleados a la hora de encontrar una pista, tenían hasta al tope a Shacklebolt. Si se necesitaba usar la violencia, el estaba en las condiciones justas para propiciarlas.

Un cuarteto de Aurores atravesó la puerta metálica con pasos pesados. Felix los miro de mala manera sospechando el objetivo de su presencia, gruño, sintiendo la amenaza enseguida. Kingsley cruzo sus brazos en la espalda, su expresión altiva y cruel atravesó sin piedad al joven antes de dar la vuelta con pasos resentidos.

—Sinceramente Winfrey, me hubiera gustado decir que no quiero hacer esto. Pero… se lo ha buscando—El Ministro asintió a los cuatro Aurores, estos devolvieron el saludo con formalidad—Queda en sus manos—dijo con una muda orden oculta entre el tono de voz furibundo. Los Aurores, de expresiones impávidas, asintieron, alzando sus varitas en sincronización. Un segundo después, rayos color rojo parpadearon insistentemente sobre las paredes de la habitación de altura interminable, el desgarrador sonido de aullidos lastimeros se oyó siguiendo el chasquido de la maldición conjunta—Si el Crucio no funciona…—susurro Kingsley en el oído del Jefe de Aurores—Contacte a Dumbledore.

El hombre asintió, sin ninguna expresión en su rostro. Y Shacklebolt estuvo convencido de que tal vez Felix Winfrey cooperaría a la próxima.

-VolteDiLuna-

Tanto como la nieve se había derretido algunos olores se habían marchado con ella, y eso más que todo, enfado a Draco. Su hocico olfateo con dedicación un leve rastro antes de resoplar con fuerza, era el olor de un conejo, nada especial. El bosque estaba lo suficientemente húmedo como para que sus patas se hundieran en el fango, la neblina había bajado, como si el invierno estuviera despidiéndose al fin y Draco ante todo estaba frustrado, porque no había encontrado el más mínimo rastro de la vez pasada en todos esos días. Pensaba que tal vez algo del olor hubiera quedado, pero al parecer que perdurara por tanto tiempo era un deseo casi imposible.

El lobo blanco gruño, si fuera sido humano en ese preciso momento hubiera lanzado un juramento al aire. Se sentó en sus cuartos traseros a barbullar su suerte, al diablo el pulcro pelaje blanco manchado por el fango, gruño así mismo, descansando el hocico en sus patas delanteras con resignación.

Algún Dios debió escucharle, porque el olor lejano de otro lobo le lleno la fosas nasales justo en el lugar donde descasaban sus patas. Se reincorporo sintiéndose entusiasta, seguir el rastro le costó más de lo que habría pensado pero después de un árbol caído, demasiadas Acromantulas y un cervatillo perdido, logro dispersar todos esos aromas para llegar hasta un claro. Era el mismo claro en el que Harry dijo haber visto a la loba. Elevo las orejas y pensó, que definitivamente el aroma era más intenso en esa parte del bosque. Reciente.

Lamentablemente no había nada allí, solo agua, fango y nieve derretida.

-VolteDiLuna-

Harry sonrió ladino al ver llegar a Draco, con mala cara y barbullando, lleno de alguna sustancia verde fangosa, apestando todo el lugar con su olor agrio. El Malfoy barbullo y Harry solo una "Hiuck" que sonó a risa.

— ¿Debo preguntar?—casi se le escapa una risa, aunque hubiera soñado extraña si seguía presionando su nariz con los dedos para contener el olor fuera del radar de su olfato.

—Peeves—gruño exasperado— el maldito duende me tomo por sorpresa en la entrada—Harry soltó la risa que estaba conteniendo, en el proceso su escoba cayo de sus manos al piso para poder sostener su estomago. A Draco le pareció exasperante que se destornillara de la risa a su costa.

Últimamente Peeves estaba tan fastidiado por la falta de alumnos que había comenzado a hacer bromas no solo a algunos profesores, si no que se había ensañado con el conserje y tal vez un poco con Draco. Era una historia diaria que algún Auror que haya revisado las protecciones en un día determinado terminara en alguna parte lejana del castillo recordando el porqué odiaban tanto al duende en su época escolar.

—Aun te recuerdo bajo una pila de escobas—gruño el Alfa, Harry paro la risa solo para lanzar una mirada de muerte hacía su compañero.

—Oh si, y yo aun recuerdo que no me ayudaste.

—Te lo merecías.

—Oh, por favor. No me reí de tu pelo azul…no tanto—Harry hizo ese típico gesto con la nariz, arrugándola para luego apretar los labios. Draco intento no sonreír, pero su labio se estiro por sí solo. Se trataba de Harry después de todo, reprimir impulsos junto a él parecía casi imposible— ¿De qué diablos te ríes?—quiso saber enseguida.

El Slytherin negó resignado a que Harry seguiría dudando de que no seguía siendo ese chico estirado que le lanzaría hechizos zancadilla a la mejor oportunidad, luego su sonrisa se amplió buscando tintes siniestros—Harry—canturreo, y el aludido se estremeció por un segundo— ¿Por qué no vienes aquí a darme un abrazo?

Era el truco más viejo del mundo, sí. Pero Draco no pudo dejar de disfrutar la cara de espanto que Harry mostro antes de la del interminable asco. Y mentiría si dijera que no le divirtió perseguir a Harry por todo el vestíbulo y el ante sala del gran comedor.

—¡Esto es asqueroso!—Bramo el moreno, una vez que dos brazos fuertes lo tuvieran atrapado entre el cuerpo fuerte del dominante— ¡¿No eres tú la princesa del drama que odia las cosas sucias?! ¡Demonios, Malfoy! ¡Bájame!

La vibración de la risa de Draco subió por su columna vertebral de una forma extraña cuando lo alzo del suelo, Harry podía sentir la textura fangosa de la broma de Peeves junto con ese olor agrio restregarse contra su ropa. "Mierda, son huevos podridos" gruño en su interior. Pero también otra parte de él noto los ojos resplandecientes de Draco brillado con esa sonrisa divertida, esas manos que lo alzaban hacia arriba, donde no podía escapar. Harry aun no sabía que eran ambos en el ámbito sentimental, la ultima luna llena se habían besado, pero el resto del tiempo solo siguieron comportándose como normalmente lo hacían. Sin besos, ni acercamientos extras. Sabían que el hecho de que ambos se enlazaran no agradaría ni a Remus ni a Severus. Pero era tan gratificante estar tan cerca que…

— ¡Hey!—el gemido sorprendido de Draco se ahogo cuando Harry presiono mas sus labios cálidos contra los suyos con esas manos juguetonas descendiendo por su cuello. Los brazos del rubio descendieron para encajarse en la cintura, Harry silbo algo que se pareció a una risa entre el beso para enredar sus piernas en las caderas de Draco de una manera que pareció familiar, los codos presionando hacia abajo en los hombros del Alfa para compartir un beso lento y sin pausas, jugando con la lengua del contrario Harry descubrió que podría llegar a ser tan hábil como Draco.

— ¿Qué hay del olor?—interrogo Draco cuando se separaron a penas unos milímetros. Harry ladeo el rostro con una sonrisa deslumbrante y los labios rojos jadeando aire caliente sobre su rostro.

—No importa, por ahora—un beso más exigente se abalanzo contra su boca y Draco estuvo seguro de que era buena idea estampar a Harry contra la pared. El lobo moreno no se molesto en demostrar lo contrario cuando siguió besándolo incluso con más entusiasmo y sus manos se pasearon un poco más debajo de su nuca.

-VolteDiLuna-

—Maldita sea, Lupin abre la puerta. Ahora—el gruñido de Severus acompaño el traqueteo de la puerta sin ceder. Remus, al otro lado de ella, se entrego más a la angustia y el estrés.

— ¡Vete!—caminaba de una lado al otro, el aire le asfixiaba. Era ridículo, muy ridículo en verdad. Remus sabía que no había tenido que hacerse esperanzas en cuanto a Severus pero su lobo no entendió sobre tratos o acuerdos. Remus podía controlarse, pero esa parte de él, aquella que había vivido consigo desde pequeño no podía, los hombres lobos se guiaban por instinto.

El simplemente no podía desplazar las sensaciones que le causaba Severus al ser su pareja.

— ¡No hasta que me dé una explicación razonable a su explosión hace minutos en la enfermería!—exigió con voz recia el pocionista, al otro lado sonó amortiguado.

— ¡¿Que quieres?!

— ¡Hablar con usted!—volvió a gritar— ¡Se ha comportado de manera atrevida e incontrolada, podría aunque sea usted dar la cara!

El sonido de pasos desenfrenados hizo a Severus sentirse más tenso. Remus barbullo maldiciones al aire, sintiendo frió por debajo de la ropa ajusto más el viejo chal a sus hombros y inhalo intentando calmarse. Cuando se abrió la puerta el rostro de Remus fue lo primero que Severus logro avistar. Estaba serio y parecía contenerse porque los ojos castaños relucían en dorado furibundo.

Entro con pasos seguros, pero pausados. Remus se mantuvo alejado de él, callado y con el ceño fruncido protegido tras el sillón en donde, Severus recordó, ocurrió el primer incidente entre ambos.

—Deje muy claro todo cuando hicimos el acuerdo, Lupin. Creo que encuentro tus exigencias han estado demás—el tono regulado del profesor hizo a Remus bufar.

—No lo entiendes ¿Cierto?—rodeo el sillón que los separaba con rapidez, los ojos dorados brillando con furia. Aun así se mantuvo cuidadosamente alejado de su pareja—Yo no puedo controlarlo, Snape. Si el lobo quiere besarlo, lo besara. ¡Esto no es algo que yo pueda decidir!

—Pero ha empeorado con los días, obviamente no ha puesto mucho de su parte—gruño el porcionista, tono plano. Intento no parecer muy agresivo, porque Lupin estaba tenso y era capaz de cualquier cosa en aquel estado casi descontrolado. Remus mordió su labio inferior con saña, apretó los puños frustrado, dando vueltas en su propia cabeza de cómo responder.

—No es mi culpa—en ese momento se deslizo sobre el sillón, cansado—El celo está acabando, tal vez no lo tomes en consideración, Severus. Pero he pasado tanto tiempo sin pareja que mi cuerpo simplemente exige una nueva pareja. Tú aceptaste y lo sé, no estás dispuesto a dar un paso más allá de un abrazo. Soy un lobo joven, dirijo una manada aun siendo un sumiso, todo eso juega en contra de mí y mi autocontrol. La temporada de celo está hecha para una familia ¡Tener hijos! Es así como ha sobrevivido mi especie por años. Pasar otro año sin una pareja concreta, otro celo sin tener cachorros. Es más difícil de lo que tú piensas—el semblante de Remus parecía cansado, tanto como sus palabras. Severus intento ponerse en su posición, y asintió con paciencia, aun de pie al otro lado de la habitación sabia que esto para Remus no era fácil.

—Intento comprender—explico el porcionista—Pero debe entender que no puedo ofrecerle nada más a usted que esto—cansado, Snape opto por sentarse en el sillón frente a Remus, que apretó los labios y se hundió en su asiento en un expresión que pareció infantil—No soy el indicado para usted, Lupin.

—Entonces deberemos romper el lazo. Usted no puede simplemente hacer que yo siga en zozobra —ofreció desesperado, Snape negó exasperado.

—A necesidad de un compañero elegirá a cualquiera. ¿Cuánto tiempo cree que le tomo al lobo elegirme a mí? Tal vez lo hizo desde el año antepasado y no se había dado cuenta porque no congeniamos el tiempo suficiente. Con tanta facilidad podría elegir a un estudiante sin darse cuenta—la voz de Severus subió, sus ojos negros como túneles brillaron con disgusto cuando inquirió con voz agria— ¿Qué pasara cuando busque a otro? ¡Podría ser alguien peor que yo!

—No podemos seguir así. Yo necesito una pareja y usted no está dispuesto a dármela. ¿Desea usted dejarme o no?—alzo la voz el también, sabía que Severus no quería estar con él ¿Entonces para que extender el caso? Ambos podrían simplemente alejarse uno del otro. Y aun así, el hecho de que podrían simplemente seguir por su camino si necesidad del otro lo desalentó por un momento.

Snape pareció pensarlo seriamente, su expresión aletargada convenció a Remus de que tal vez allí terminaría todo. Severus no tendría la necesidad de volver a relacionarse con él a menos que fuera por trabajo. Suspiro, mejor sería así. Había demasiados sentimientos a prueba si se trataba de Snape.

—No, no lo deseo—la respuesta hizo que Remus, aunque no lo supiera, se relajara en el sillón. Sintió como algo pesado dejo de hacer presión en sus hombros y asintió.

—De acuerdo—acepto con un hilo tembloroso de voz—Debe entender que con esto aceptado todo. Todo de mi, sin tratos ni limites ¿Entiende?

—Por Merlin, Lupin ¡No soy un mocoso niño de 5 años! Entiendo perfectamente—siseo el porcionista, su expresión oscura ocultaba el nerviosismo que intento encubrir. Remus sonrió, abiertamente feliz. Severus incluso pudo jurar que una luz nueva brillo en el rostro de Lupin, como esos ojos dorados centellearon cálidos, abrazadores. No se había dado cuenta de cuan guapo era Lupin, con su piel pálida y los ojos amables de color ámbar, sus mejillas angulosas levemente manchadas por una cicatriz casi invisible, sus labios, por debajo de la nariz recta, eran redondeados y bien proporcionados. Estirándose en una sonrisa que lucía apetitosa.

—Sinceramente me hace usted muy feliz—Snape bufo con enojo aparente y el licántropo, sin consideraciones a la hostilidad de su pareja, se puso de pie para saltar al regazo del adusto profesor, Severus se impresiono cuando los brazos de Lupin le rodearon el cuello. Sus nervios se crisparon cuando sintió el leve tacto de los labios de Remus rozar por debajo de su mandíbula, el licántropo se acurruco sobre él con ambas piernas recogidas a cada lado de su cuerpo, feliz de que Snape en su impresión no renegara del tacto—Entiendes ahora que no hay vuelta atrás ¿Verdad? ¿Qué vamos a ser una pareja como cualquier otra?

—Lo sé—Severus presiono su mano contra la espalda de Remus, la piel bajo la ropa se adivinaba cálida y suave, el profesor de DCAO sonrió suavemente, ocultando su rostro en el cuello de Snape, el cabello negro le hacía cosquillas en la nariz cuando el otro brazo del pocionista le rodeo con precaución.

—Ya no tienes excusas para no besarme ¿Cierto?—el suave cosquilleo de la nariz de Remus subió a través de su nuca, Severus intento mantenerse impasible cuando tuvo frente a frente al hombre, Lupin se había dejado crecer el cabello, largo y de un marrón claro y brillante que reflejaba el sol que entraba por la ventana encantada. El acercamiento fue lento, mientras el peso de los brazos entrelazados de Remus sobre sus hombros se volvía más palpable, Severus experimento ese sentimiento de anticipación que le hizo, ante todo pronóstico, ser el que tomara la decisión de adelantarse.

El choque entre labios fue brusco, algo torpe aunque lo hubieran hecho antes, ya no estaba presente el calor de la temporada de celo, esto se debía al que ambos querían hacerlo, estar juntos, besarse. Lupin se impresiono al principio, pero se vio hundido tan rápidamente en las sensaciones, en los brazos seguros de Severus que le mantuvieron seguro sobre su pecho que olvido cosas como el primer pasó o adaptarse. Su boca presiono con ímpetu y en un segundo ambos se habían hundido en la boca contrario, una lucha de lenguas y calor. Severus pensó que en un momento como ese se sentiría incomodo, pero el cuerpo entre sus brazos se sentía tan cálido, tan suyo.

—Tú eres mío, ¿Verdad Severus? Me darás cachorros y estarás conmigo para siempre ¿No me vas a dejar?—los ojos vidriosos de Remus parecían tan vulnerables que Severus solo pudo negar, jadeando sobre los labios rojos y brillantes de el hombre-lobo. Su hombre-lobo. Gruño extasiado cuando Remus se lanzo a besarlo otra vez, en ese momento las manos de pocionista descendieron por la columna de Remus, que se arqueo gimiendo bajo el calor de los labios y el desenfreno de un beso.

—Y tu eres mío, solo mío… —La voz ronca de Severus arrastro las palabras, muy bajito, casi como si fuera un secreto. Remus no pudo hacer otra cosa que apoyarlo.

—Solo tuyo.

-VolteDiLuna-

Pomfrey balanceo sus zapatos sobre el piso pulido de la enfermería mientras organizaba todos sus papeles con su varita, el niño lobo chillo cuando el pequeño avioncito que Dumbledore había encantado voló a su alrededor entre la camilla y el escritorio de Poppy, el pequeño tenía su propia habitación en el castillo mientras se decidía que pasaría con él, porque obviamente repórtalo a Regulación de Criaturas Magicas no era una opción, pero gustaba de pasar los días en la enfermería.

—Ave—balbuceo, su dedito apunto hacia arriba, saltando para alcanzar el avión que hizo piruetas alrededor de su cabello castaño rojizo. Poppy se mantuvo gratamente sorprendida por un instante, volteo con lentitud hacia el pequeño, que sonrió como si hubiera conseguido un dulce—Ave—repitió, como si su pequeña cabecita entendiera que Promfrey estaba feliz de que hablara.

— ¡Oh! ¡Así es!—la medimaga se permitió chillar, se deshizo de la silla de su escritorio entre saltitos y risas. —Hermoso, pequeño, ¡Hermoso! ¡Dilo de nuevo!

—Ave —y esta vez la sonrisita inocente acompaño la risa. Pomfrey sintió que se ganaba la lotería.

—Oh, perfecto—murmuro con calma—Ahora, lo estás haciendo muy bien mi terroncito de azúcar. Ahora solo dime: ¿Cómo te llamas?

El cachorro pareció pensarlo seriamente por un segundo, porque sus pequeños labios se apretaron junto con una diminuta ceja semioscura. Pero pareció encontrar la confianza suficiente para sonreír.

—Lou'el—la lengua enredada no ayudo mucho, en especial porque el niño no hablara. Pero Pomfrey entendió perfectamente.

— ¡Lowell!—se llevo las manos a la boca intentando suprimir la emoción, al fin el pequeño lobito travieso tenía un nombre, si no mal recordaba Lowell significaba Pequeño lobo. Obviamente había sido asignado con la obvia intención de pertenecer a un cachorro de hombre lobo—Estupendo, simplemente perfecto. Esto lo debe saber el directo, vamos Lowell querido, ¡Oh! Lowell, hermoso nombre…definitivamente…

Pomfrey se había hundido tanto en su regocijo interno, y tal vez también demasiado externo, que paso por desapercibido el aullido lastimoso que rasgo el aire callado y sereno de la vacía Hogwarts. Pero Lowell si lo noto, el pequeño niño arrugo la nariz intentando reconocer el aullido con sus ojitos azules parpadeando y cuando menos Poppy lo imagino el pequeño lobito cobrizo, que tantas veces había visto, corrió fuera de la enfermería con la velocidad que solo una joven cría con energía podía utilizar.

— ¡Santo Merlín!—chillo exaltada— ¡Jovencito, vuelva acá!

Poppy agradeció por un momento haber mantenido la figura durante todos esos años, porque tuvo que correr a través de los pasillos engañosos del viejo colegio tras un pequeño cachorro que conservaba más vitalidad que ella en un hueso que ella misma en todo su cuerpo. Los fantasmas no fueron de mucha ayuda, porque Lowell los traspaso sin miramientos, buscando con la nariz la salida que le llevaría a los aullidos que Pomfrey apenas notaba.

Una vez al aire libre, Poppy tuvo que deshacerse del velo de enfermera que se atravesaba arrastrado por el viento.

Y los aullido que llamaban a Lowell pararon.

— ¡Hagrid!—La colina donde reposaba la cabaña de Hagrid parecía vacía, así que supo que estaba sola en eso de perseguir cachorros traviesos en busca de problemas en el bosque prohibido. Intento tomar aire cuando llego a lo alto de la colina, con la respiración entrecortada Poppy solo pudo sacudirse el vestido y mirar a los alrededores, encontró al cachorro fácilmente, el inconfundible pelaje rojizo brillaba bajo la escasa luz de Enero cuando el adorable cachorrito troto colina abajo, más eso no fue lo que le quito al aire a Pomfrey. Había un gran lobo al final de la colina, estaba maltratado, sucio y herido, pero era tan grande como Remus en sus transformaciones. El maltrecho lobo adulto gruño reprimendas hacia la lobito que ladro moviendo su cola esponjosa alrededor de lo que parecía ser uno de sus padres. Cuando el gran lobo alzo la mirada color gris Poppy se quedo de piedra, sintiendo que toda la sangre se escapaba hacia sus pies, en shock solo pudo temblar con los ojos abiertos como canicas cuando el pelaje cobrizo se crispo enojado y el lobo empezó a gruñir mostrando los filosos incisivos en su dirección con las orejas echadas y el lomo arqueado.

—Madame Poppy ¡Corra!—la vaga voz ronca de Hagrid le llego, pero su cerebro alterado no pudo procesarlo. Siguió allí, sudando frio y temblando con la mirada fija en el lobo que daba otro paso hacia ella, más cerca, con movimientos más bruscos, a punto de hacerla pedazos.—¡Por Merlin! ¡POMFREY CORRA!

Cuando las garras estuvieron a centímetros de la nariz de la enfermera algo parecido a una gran masa blanca la empujo hacia un lado con brusquedad, donde Hagrid pudo darle alcance arrastrándola con su mano enorme enroscado en su brazo flacucho. El semi-gigante portaba una escopeta Muggle y una expresión aterrorizada.

— ¡Ha sido eso lo que ha estado comiéndose la carne seca! ¡Ha estado en el bosque prohibido todo este tiempo!—fue lo único que atino a gritar Hagrid entre el nerviosismo y el miedo. Draco era la gran masa blanca que se había revolcado entre dientes filosos y mandíbulas potentes al pelear con el otro lobo, que herido no pudo hacer nada contra un lobo más grande y sano. Draco triunfo cuando presiono su pata delantera contra el cuello del lobo cobrizo, que gimoteo derrotado, con las heridas ardiendo por el barro en ellas y la posición de sumisión en la que estaba.

Harry, en su gran representación de un lobo de pelaje alborotado tranco el paso del cachorro que intento acercarse a la pelea. Enseguida el lobo desconocido gruño, no teniendo una visión adecuada de su cría estuvo incluso listo para volver a dar pelea. Harry barbullo entre sus dientes filosos con las orejas erguidas, mirando directamente a los ojos grises que parecían decididos, a pesar de verse obviamente derrotado, de ir a por Harry si le hacía algo al cachorro. El lobo negro repentinamente bajo las orejas felpudas, gruño hacia Draco, empujándolo con el hocico.

Draco protesto, pero la insistencia de Harry bastó para que se apartase. Con la poca energía que le quedaba el lobo cobrizo salto hacia su cachorro que gimoteaba, lamiendo su pequeña nariz con insistencia. Harry y Draco conocían el gesto por alguna razón, era un "Mamá está aquí, no llores más"

Harry suspiro cuando volvió a su forma humana, solo llevaba jeans y camiseta, nada de zapatos así que tembló un poco por el frio pero aun así se acerco a paso seguro hacia el gran lobo herido.

Draco gruño estruendosamente en una clara protesta, en primer lugar ni le parecía sano que volviera a su forma humana frente a un espécimen tan grande y segundo ¡¿Quién se creía para tomarse esas libertades?!

—Calma—susurro Harry, y Draco no supo si sentirse ofendido al ser tratado como un caballo. Los ojos verdes se guiaron de nuevo al lobo y sonrió con tranquilidad hacia el lobo que se crispaba más intentando defender a su cachorro de cualquier posible ataque—No te haremos daño, todo esto ha sido un malentendido, hemos estado cuidando de tu cachorro durante estos días.

La voz suave pareció calmar de alguna manera al licántropo cobrizo, porque asintió, aun siendo un lobo y luego se relajo con una lentitud que fue completamente apreciable cuando las facciones animales cambiaron a humanas.

Una mujer de largo cabello rojo se mostro en lugar del lobo, su ojo derecho estaba morado con la pálida cara lastimada, respiraba trabajoso y su vestido estaba rasgado de una manera que parecía llevar días en el fango y la oscuridad del bosque, tenía un cuerpo pequeño y menudo que aun así buscaba proteger a Lowell. El pequeño lobo cambio a niño, aferrándose a las faldas de su madre, sin entender la pelea o el revuelo que se había causado anteriormente.

— Me encontré contigo el día que fui al claro, creo que tampoco terminamos en buenos términos ¿Cuál es tu nombre?—pregunto Harry, Draco volvió a ser humano dos metros más atrás, aun conservando el ceño fruncido. Solo entonces la mujer loba se relajo completamente. Ella cerró los ojos que ardían tras los parpados y suspiro cansados.

—Me llamo Nepeta—hablo con voz trabajosa— Nepeta Leani.

Al otro lado de Hogwarts, en la oficina del director, Dumbledore recibía una carta del Ministro con carácter de urgencia.

Notas finales:

Nota milimétrica de la irresponsable y muy cansada autora:

¡Tan, tan, taaaaaaa! :)

Si lo sé, tarde milenios. MI tesis, que mas puedo decir, y luego el mundial. Y luego descalifican a Brasil *Aun está deprimida* Pero lo logre, en algún momento  llore por Brasil, pero cuando dije “¡Voy a escribir!” fue el día en que me perrita decidió tener a sus hijos. Así que aquí estoy, con nueve integrantes más a la familia, que chillan, chillan, chillan y comen como ningunos.

En pocas palabras pase de ser Científica sin tiempo a Fanática del deporte derrotada a Tata de 9 perritos.

Pero me tuvieron paciencia (a pesar de la amenaza de hordas furiosas en mi casa xD) y por eso los amo, mucho.

Así que, para resumir esto:

-Remus y Severus al fin tienen una relación

-Harry y Draco están resolviendo sus sentimientos (entre besos, pero no se puede esperar más de adolescentes/Lobos hormonales)

-Nepeta apareció y es la madre del cachorrito ewe

-El cachorro se llama Lowell

-¿Qué querrá Kingsley con Dumbledore?

¡Besos y dejenme un review!


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