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Volte di luna por Gema Talerico

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Notas del capitulo:

Wooow enserio es que me gusta esta historia, lo digo porque no hace ni 12 horas atrás que estaba terminando el prologo :) (Se suponía que esto se publicaría mañana, ¡Pero no pude soportar la presión! O3O) estoy escribiendo esto mientras el clima esta como a mí me gusta, frio y lloviznoso.

Bueno, me sorprendí enserio por el gran recibimiento que causo esta historia (Nada mas y nada menos que 23 review solo el prologo. Los adoro en serio ¡Besos inmensos!). Así como también me sobrecogí un poco, creo que tal vez esto no llegue a sus expectativas con todo lo que me han dicho, pero me lanzo a consiencia.

Imagen del capitulo

Harry Potter no es de mi propiedad (pero siempre y cuando J.K me lo puede regalar si no es mucha molestia) No tengo fines de lucro y punto.

¡Besos a Pawina y Hera por haber beteado este cap!

CAPITULO 1:

 Aver paura

 

“Sentir miedo, sentir desesperación

Sentir anhelo y un poco de desilusión”

 

 Sentía un dolor punzante en su hombro izquierdo, la conciencia aun no le llegaba, sabía que estaba durmiendo “Una poción para dormir sin sueños”, advirtieron sus sentidos adormilados, era la única razón de la cual su cuerpo se estuviera negando a despertarse. De repente, cuando respiró con más fuerza y logró hacer temblar sus parpados, fue capás percibir como el dolor en su brazo aumentaba, convirtiéndose en más que una  simple molestia.

 

Suspiró  resistiéndose a la calma y entonces fue empujado a la conciencia bruscamente. Abrió los ojos grises con rapidez, el exceso de blanco le lastimó las retinas, las ventanas eran amplias y largas que dejaban entrar el rezagado sol de invierno. Estaba en la enfermería.

 

Hubo murmullos, una chica exclamó algo, pensó que tal vez fuera Pansy  junto a sus amigos, pero el pensamiento fue rápidamente sustituido por la voz de la amiga sangre muggle  de Potter.

 

—Ha despertado—susurraba la voz, Draco emitió un quejido apretando su mano contra su hombro lastimado. Madame Pomfrey  entonces murmuró unas palabras y sus pasos se oyeron resonar. Draco gruñó ante la luz, cerrando los parpados y reincorporándose para sentarse, se llevó la mano derecha a las sienes, una jaqueca estaba por formarse allí.

 

— ¡Oh no, no, no!— exclamó Madame Pomfrey, sus finas manos de anciana tomaron las de Draco, este gruñó en descontento ladeando la cabeza hacia el lado contrario como un perro apaleado —Debe quedarse quieto, la herida aun no sana y los vendajes se caerán si se mueve. Acuéstese por favor, señor Malfoy.

 

Draco fue lentamente devuelto a su posición inicial, las cortinas, a la voz de alguien que no logro reconocer, fueron cerradas y al fin pudo abrir sus lastimados ojos. Se sentía como si todo su cuerpo hubiera sido sometido a un peso abrumador y ahora no pudiera mantener siquiera un dedo alzado en el aire. Cuando abrió los ojos avistó al  director. Estaba al pie de la cama con una sonrisa lastimera y amable, sus ojos titilando tras las gafas de media luna en compasión hacia su persona; sinceramente eso le asqueó. Más atrás Ron Weasley, Hermione Granger con un brazo vendado y entablillado, Minerva McGonagall que salía apresurada de la enfermería con una carta en las manos y Remus Lupin. Por más que buscó con la mirada no logró encontrar a algún Slytherin  amigo. “Preferencias” gruñe una voz agresiva en su interior que no se molestó en tomar en cuenta.

Madame Pomfrey apareció entonces en su rango de visión después de cerrar las cortinas, ella le sonrió maternalmente con su fino rostro y el velo de enfermera rojo puesto, cayendo sobre los hombros. Ella comprobó con su varita la salud de Draco y luego le habló con paciencia.

—Deje de moverse usted—regañó —sólo logrará hacerse daño—señaló ella, tomando con sus manos el rostro de Draco. En ese momento fue que la serpiente se dio cuenta de que se estaba moviendo inquietamente, como si su cuerpo  buscara algo y sus músculos solo se contrajeran ansiosos. Entonces la advertencia de la enfermera no sirvió, su rostro giró con incomodidad ante el agarre, al oír un suspiro adormilado.  En la camilla contigua, placido y tranquilo, Harry Potter dormía  con las mantas hasta el cuello y la respiración acompasada. El fino rostro, dulce por el sueño y sin conciencia de las  personas a su alrededor, suspiraba con lentitud. Por alguna razón que no llegó a entender, Draco sintió una profunda aprehensión crecer en él cuando un aroma agrio vino desde Potter. Gruñó. ¡Oh sí!, gruñó. Y fue un gruñido nada humano, porque vino desde lo más profundo de la garganta y puso en alerta todos sus sentidos mágicos, su magia se arreboló con fuerza sobre él y juró sentir los cabellos erizarse en advertencia para que Potter se alejara, lo quería lejos, fuera de su territorio. Harry frunció el ceño entre sueños, la magia afectando el tranquilo dormir al que lo habían sometido las pociones medicinales.

 —Cálmate—susurro una voz tranquila, Draco captó el olor; era más suave y tranquilizador que el de Potter, dulce y acido  como los limones maduros que le tentaba a hacer caso a la advertencia. Era Remus Lupin, su aroma parecía envolver la estancia y embobar al rubio, de alguna manera Draco lo asoció con una reprimenda, como de esas que le enviaba su madre vía carta. Ni Hermione ni Ron se permitieron  mover un dedo, Dumbledore estuvo atento y Madame Pomfrey preocupada; Remus daba pasos lentos hacia ellos. Draco gruñía descontento como si fuera a abalanzársele al licántropo en cualquier momento en son de pelea, cuando Remus logro llegar hasta Harry, el Malfoy achicó los ojos y frunció el ceño, afianzado su aprehensión, Remus pudo al fin despertar al adormilado Niño-que-vivió.

El castaño tocó con una de sus manos la mejilla de Harry, éste se removió con incomodidad y abrió los grandes y llorosos ojos verdes, bostezó con calma y se acurrucó aún más ronroneando placenteramente ante la calidez de las mantas, pero después, presintiendo el peligro, abrió los ojos como platos y se mantuvo quieto, sus ojos rápidamente interceptaron los ojos grises de Draco Malfoy, que más que grises parecían de un amarillo viejo de plata. No supo por qué, pero la posición erizada y medio erguida del Slytherin le advirtió el peligro, como las uñas  aferradas a las sabanas y el rostro crispado en amenaza, gruñéndole decía que no era muy bienvenido allí. Harry se encogió en sí mismo con sobrecogimiento, gruñendo con un tono desalentadoramente bajo. Un miedo irracional que no podía comprender estaba apagando las ganas de defenderse, Harry quería huir, de nuevo, dar media vuelta y estar fuera del alcance de Malfoy; pero sabía, por alguna razón, de que si movía un solo músculo, sería la señal adecuada para hacer que el rubio se abalanzara contra él para hacerle daño.

Hermione tuvo el impulso de ir por su amigo pero una mirada de Remus le hizo desistir, ella inhaló con fuerza y con el miedo haciendo estragos en su pecho, asintió y dio un paso  hacia atrás para que Remus siguiera con su trabajo.

—Cálmate —volvió a repetir Remus cuando Draco gruño aún más fuerte e hizo amagos de impulsarse hacia a Harry para asustarlo y que se fuera. Remus parecía calmado, pero contrario al gesto controlado de su rostro sus ojos parecían desolados. Draco enfocó su atención en él y su voz calmada, en como apretaba los brazos en un abrazo protector hacia Harry, algo en su mente le decía que tenía que prestarle atención—No es un peligro—le murmuro Lupin, afianzando sus manos en los hombros escuálidos de Harry, este pareció estar desprevenido porque salto asustado ante el contacto extra, más se calmó al percibir el aroma dulce de Remus en sus fosas nasales, arrullándolo. Aun así no apartó su aterrorizada mirada verde de Malfoy en todo ese momento— Todo está bien, él no tiene nada de malo. No está amenazando tu territorio, está asustado y no hace daño—Draco presto suma atención a la voz de Remus que sonaba lenta y pausada, entonces sin previo aviso bajó la guardia, destensando los hombros y con la calma inundándole los huesos. El olor de Potter se sintió disminuir por un minuto y luego convertirse en un olor un poco más suave, fue decayendo para su impresión, luego subió intensidad y el olor almizclado, dulce y fresco le lleno las fosas nasales. El humor  de Draco decayó en un segundo  y pudo pensar con la cabeza fría y… ¡Por Merlín y la maldita Morgana!, ¡¿Qué rayos había sido eso?!

Hermione corrió enseguida hacia Harry, llorando y abrazándolo con fuerza. En cambio Ron Weasley le miro  con rencor desde el rabillo del ojo, su mirada azul haciéndole sentir aún más desconfiando.

-VolteDiLuna-

—Mordidos— se ahogó Harry, tocando inadvertidamente su muslo vendado que le lanzaba puntadas de dolor a todo el cuerpo. Sentía como su cerebro enviaba señales de advertencia a todos lados, desesperándole; lamentablemente algo demasiado tarde —, por un hombre lobo— jadeó sin creerlo.

 

Habían sido mordidos y atacados, pasaron dos días dormidos…estaban convirtiéndose en licántropos. Nadie sabía que pensar.

 

—Nadie los vio y por fortuna el revuelo que hicieron los aurores fue suficiente para que no hubiera más heridos que traer a la enfermería y con lo cual traerlos acá sin problemas— dijo Hermione, abrazando a Harry. Yacía sentada en la camilla, parecía una madre preocupada, dejando caricias delicadas en el enmarañado cabello negro, vestía un pijama muggle y sus cabellos castaños estaban aún más alborotados de lo común, parecía ausente mientras abrazaba a su amigo. Como si simplemente la capacidad de asimilación de Hermione se hubiera quedado corta ante ese acontecimiento.

Draco gruñó, esta vez por otra causa en vez de enojo. Se encontraba sorprendido, impotente y resignado; en la última hora Malfoy se había estado comunicando más por gruñidos que por palabras, no podía creer que por un simple impulso pudiera haber tantas consecuencias. Recuerda la noche del ataque con claridad antes de ser herido, recuerda también al licántropo negro y de tamaño formidable, cuando precisamente en ese momento le dio un ataque de generosidad y había empujado a Potter fuera del alcance del licántropo, nunca calculo que tal vez él no se apartaría a tiempo. Aun así allí estaban ambos, si hubiese sido más sensato, seguramente él ni siquiera estaría en esa enfermería, estaría partiendo a  Malfoy Manor para reunirse con su madre, que se había salvado de ir a Azkaban.

Al grupo se había incorporado Severus Snape, su rostro adusto y serio parecía taladrar a todos, como si buscara respuestas de cuyas preguntas no se habían enterado. Verdaderamente Snape solo podía pensar en la incompetencia de todos esos jovencitos y aunque él había pasado por algo parecido cuando fue salvado del mismísimo Remus Lupin por el tan odiado para él, James Potter, tenía muy en cuenta que no lo había hecho plenamente consciente del peligro que eso representaba; en cambio ellos habían ido directamente a la boca del lobo, literalmente. Lo esperaba de ese trio de niños inquietos que eran el trio dorado, pero ¡¿Draco?! , ¿El mismo Draco que prefirió traicionar a su padre mortífago antes de ponerse en peligro? Él, de verdad, no sabía que pensar

— ¿Y qué paso con ese maldito lobo?— siseó Draco con tono despectivo, la herida en su hombro no le permitía reincorporase completamente así que su anchos hombros se mantenía encorvados, Snape estaba a su lado con la mirada negra impotente escuchando el intercambio de palabras—, el que nos mordió ¿Qué buscaba?, ¿Con que razones esos licántropos atacaron Hogwarts y sin ser luna llena?

Muchas miradas fueron intercambiadas y Dumbledore fue el que respondió.

—Escapo, a la llegada de los aurores se fue. No claro sin cierta reticencia. Al parecer  buscaba algo, y lo había encontrado en ti, Harry—El moreno alzo la vista y miro con espanto hacia el director.

—Escapó. A la llegada de los aurores se fue; no claro sin cierta reticencia. Al parecer  buscaba algo y lo había encontrado en ti, Harry— el moreno alzó la vista y miró con espanto hacia el director.

— ¿En mí?—gimió Harry. Remus, al lado de Hermione, le acaricio tras la oreja y calmó sus nervios; pero aun así los ojos verdes estaban inquietos, con los labios apretados en angustia y el ceño lastimosamente arrugado.

—Pero mi niño, lo que sea que haya buscado no lo obtuvo, y ahora están aquí, a salvo. Y debo decirle señor Malfoy que fue un gran acto el interponer su vida por la de un compañero, se necesitan muchas agallas para elegir por sobre su propia vida, solo por eso 200 puntos para Slytherin  y por la imprudencia de ir a campo abierto durante una amenaza de alto rango, joven Potter, 100 puntos menos para Gryffindor. Serían más, pero me temo que el estar lastimado es suficiente castigo— dijo Albus con voz serena —En cuanto a la razón de ataque, aun no la sabemos pero, les aseguro que los aurores no tendrán descanso hasta encontrar la razón del ataque. Por ahora solo les pido que tomen con tranquilidad la situación.

—Eso no quita que ahora nos estemos convirtiendo en lobos— desdeñó el rubio ponzoñoso, sus ojos filosos parecían querer traspasar al director, este suspiró abatido. Ron bufo enojado con el solo recuerdo, dirigiendo una mano tranquilizadora hacia su propia sien ¡Su mejor amigo se estaba convirtiendo en un hombre lobo y él no podía hacer nada!

—Eso lamentablemente es verdad, pero los ayudaremos a que sea un secreto bien guardado y sobretodo que no se sepa detrás de estas paredes y estas personas. — Dumbledore envió una mirada traslucida a Malfoy, para luego añadir —Ya se le envió una carta a la Señora Malfoy, Joven Draco. Se le informó sobre su estancia en la enfermería pero no su causa. Será su deber el decirle o no a su madre. — aseguró el anciano —Por otra parte, el señor Lupin que ya es un licántropo controlado, les ayudara en la transformación y en los días de luna llena —señaló Albus a Remus. Éste envió una mirada suave hacia Draco, el Slytherin volteó resentido, no queriendo ver la lastima en los ojos de su profesor de DCAO—Sabemos que esto es duro, y que probablemente no quieran aceptarlo por ahora. Pero estaremos aquí para apoyarlos.

Harry jadeó bajito con espanto y el miedo anidando en el pecho. Draco no estaba muy lejos de sentir también el mismo pavor, había sido criado por sangre puras y los hombres lobos caían rápidamente en la capitulación de “Repulsivo” y “Despreciables”

— ¿No hay una manera de evitarlo?, ¿No estamos a tiempo de parar la maldición? —preguntó el rubio con la voz rasposa incorporándose con brusquedad; la herida pinchó  dolorosamente y su cuerpo cayó en la camilla, Madame Pomfrey lo regañó— Severus — llamó Draco a Snape, girando el rostro sin importarle los regaños de la enfermera—, tu eres un gran porcionista, algo ha de haber para evitarlo.

—Es inútil— declaró Remus, con la voz pesarosa mucho antes de que Severus intentara abrir la boca y sisear una negativa —, las heridas son muy profundas, eso asegura que desde el primer instante la maldición se asentó y de eso se encargó muy bien el lobo que les mordió. Ella avanzará hasta la próxima luna llena y entonces, serán licántropos por completo.

Albus sonrió con pesar, dejó un gesto en el hombro de Remus y despachó a todos de la enfermería, incluso a Madame Pomfrey; Ron protesto un poco pero cedió después yéndose con una furibunda mirada enviada hacia Malfoy que se la devolvió con los ojos destellando agresivos. Hermione pareció dudar en seguir a su novio, con sus labios apretados y la mirada dudosa. Ella se acercó a Draco, le sonrió mientras sus manos hiperactivas se abrían y cerraban, entonces dijo, con vos bajita: “Gracias por proteger a Harry” antes de irse rápidamente por el mismo camino que Ron, dejando a Malfoy notablemente desconcertado. ¡Él no había intentado proteger a Potter por los mil demonios, solo había sido un reflejo! , ¿Es que nadie en esa habitación lo entendía?

El director dejo un “El profesor Lupin les explicara todo” antes de cerrar las enormes puertas de la enfermería y marcharse con el resto.

Cuando los ojos verdes y plata fueron posados en él, unos más enfadados y otros más ansiosos, Remus suspiró atareado. Se dio valor e intentó invocar al niño pequeño que fue hace años, cuando le dijeron que su vida seria de estragos; sentir esa desesperación, ese dolor y empezar a sentir empatía por los dos adolescentes de 16 años que estaban frente a él, heridos y espantados por el futuro que les esperaba.

—Como dije antes, la transformación se asentará por completo el primer día de luna llena, aproximadamente en dos semanas. Los alumnos están siendo retirados a sus casas por un tiempo estipulamos alrededor de dos meses, con la escusa de colocar de nuevo las protecciones del colegio, así que nadie se dará cuenta de los cambios que harán durante estas… “vacaciones”. Tendrán todo Hogwarts como campo de exploración y yo les ayudaré. — Remus sonrió con calma, intentando implantar esa misma calma en Harry que le miraba con las cejas caídas y la respiración acompasada, como si estuviera herido— Hay dos maneras de recibir  al lobo: Reprimirlo o aceptarlo. — señaló.

—He aprendido a base de muchas heridas y dolores que aceptarlo es la mejor opción;  aunque la más complicada al principio si no se tiene un mentor. Para su fortuna yo seré su mentor. La poción matalobos también es una opción pero llega a ser tediosa y  los dejara con dolores y decaimiento; lo mejor es aprender a aceptar la condición poco a poco y esperar que todo pase. Sentirán cambios dolorosos sí, pero muy útiles: Olfato más intenso, aunque los primeros días su magia estará en desequilibrio pronto notaran una mejora en ella…—Remus pareció dudar, sus labios se tensaron dudosos, viendo con ojos apreciativos el rostro de Harry—…Harry, cachorro, ¿No te has dado cuenta de que no llevas lentes?

Harry exclamó bajito, llevó sus manos hasta el rostro sin sentir la textura de sus lentes, se dio cuenta de que aun asi veía perfectamente bien; aun así, la premisa no logro alegrarle el día, aquello que ahora era la causa de su infelicidad era lo que le devolvía la visión.

Remus suspiró resignado; sus intenciones fueron las de alentar el ánimo de Harry con aquel comentario, pero el chico solo suspiro y pareció decaer más. Mientras Malfoy solo bufaba y le miraba con si fuera un bicho insignificante.

—Muy bien—dijo, sentándose en  una silla entre las dos camas—, se supone que necesitan un guía de su misma especie durante el primer año, presumiblemente el mismo lobo que les mordió. Pero ya que no está aquí y dudamos mucho de que sea una buena idea buscarlo, les he enlazado a mí. Seré como su padre y ustedes mis cachorros ¿Entienden el termino?

El silencio se extendió y por un minuto Remus se creyó idiota al pensar que alguno de los dos podría reparar sus ánimos y responderle.

— ¿Eso fue lo que pasó hace rato?—preguntó Harry, con la voz quebrada —, lo de los gruñidos y todo eso.

—Oh no cachorro— Remus negó, ante el desconcierto de Draco —, los había enlazado a mí horas atrás cuando el director me lo ordenó, ese fue… — dudó. Las manos jugaban nerviosamente entre sí —un proceso de reconocimiento entre ambos— declaró acongojado. Los ojos ámbar evitando la mirada de ambos adolescentes como si hablar del tema fuera verdaderamente vergonzoso para él.

— ¿Reconocimiento de qué? — gruñó Malfoy, la herida empezaba a palpitar y el solo se preguntaba porque el Cara-Rajada-Potter no  parecía estar sufriendo lo mismo con su herida.

Remus  pareció ser tomado con la guardia baja ante la pregunta porque se puso rojo y jadeó, por un momento se armó de valor. Se estaban acercando a la parte de la historia menos placentera y más difícil de explicar.

— Verán. —murmuró dudoso, los ojos ámbar pasaban de Harry, inocente de la preocupación de Remus, hasta Draco que parecía más enojado que preocupado. Remus se dijo que eso era típico— Hay dos tipos de licántropos, Alfas y  Beta o dominante y sumiso. Cuando un alfa ve a su territorio, o lo que cree es su territorio, invadido adapta posición ofensiva y atacará a cualquiera quien crea lo está amenazando es, principalmente, como actuaría un lobo común y corriente en su ambiente natural. En su caso joven Malfoy, al sentir la presencia de Harry  se sintió  en alerta. No vio ni a quien, ni a donde, solo sintió la necesidad de asustarlo y hacerlo huir ¿O me equivoco?—Draco negó lentamente, su ceño había perdido fuerza y ahora parecía contrariado. Todo era tan confuso que su dolor de cabeza estaba empezando a agravarse.

— ¿Y por qué yo no respondí como él?—preguntó Harry — ¿Porque yo no me enojé con Malfoy?. Sentí más bien miedo, y fue muy extraño— murmuró, avergonzado.

— Porque eres un inútil Potter— escupió el Slytherin.

—Cállate, Malfoy— bufó el Gryffindor.

— ¡Paren los dos!— exigió Remus —, parecen dos cachorros recién destetados.

Draco se espantó ante el término usado, ¿En qué extraño mundo se había metido?. Definitivamente que utilizaran términos tan poco ortodoxos era lo que menos necesitaba en ese momento para calmar sus nervios, Draco se sentía en una nube amarga y gris donde la depresión que llevaba directamente a la injustificada furia lo consumía, y era más bien algo fastidioso porque el rubio sentía que ahora todo en él era dominado por la irrisible cólera.

Remus volvió a buscar paciencia en su interior e intento retomar su charla, desviando la atención de los, “sus” cachorros.

—Eres un sumiso Harry. — el mencionado pareció poner más atención, como si no hubiera entendido el término muy bien con ese tono tajante y puntilloso con el que Remus había hablado. —No debes sentir miedo. No es tan malo como parece, lo digo por experiencia. Después de todo, es… considerable.

El rostro de Harry auguraba no entender muy bien, después simplemente miró fijamente a Remus. Quería que Remus se riera y le dijera que era una broma, romper toda esa tensión en el ambiente y resolverse a que no estaba pasando en realidad, pero los ojos del Lupin se hallaban tan tristes, tan reales, que Harry quiso llorar.

—Pero yo… —ahogó Harry, hundiéndose entre las sabanas, si antes hubiera estado impactado probablemente ahora se desmayaría porque su rostro estaba bajando considerablemente de lo que distaba un “tono saludable”. No podía ser verdad, ¿No es cierto?

—Es algo trillado el que un hombre adquiera el rol de hembra. — declaró Lupin con una sonrisa pesarosa en su rostro. No podía creer que su pobre cachorro tuviera que pasar por lo mismo que él. —No es tan malo en realidad, con el tiempo uno se llega a acostumbrar. Además, la maldición se adapta a tus genes y tu condición física; eres delgado, no débil pero si pequeño. La magia interpretó eso como un signo de debilidad.

— ¡Oh Dios mío! —Harry volvió a gemir, parecía no oír lo que Remus decía. Demasiado absorto en la asimilación de los hechos. ¿Cómo una simple idea descabellada lo había llevado a esa situación? Tan rápido, tan repentino. —Pero… yo no puedo… yo no debería… — gimió de nuevo, encogiéndose entre las mantas, sintiéndose por un  momento demasiado sobrepasado para siquiera mirar a Remus, se quedó callado y centró su atención en sus manos para distraerse, estaban pálidas, tan frías. —“Esto no me puede estar pasando”— murmuraba su choqueada conciencia.

—En cambio tú, Draco. Según tu olor— Remus se pasó los dedos tímidamente por los cabellos, intentando desviar la atención —, eres un Alfa. Puede ser porque tal vez así lo dicten tus genes o porque simplemente la magia dio más para ese lado. Aunque debo admitir que no eres precisamente, pequeño para que fueras un sumiso. — Draco arqueó una ceja “¿Le estaba diciendo que había quedado de “ese” lado por suerte?, ¿Y quién se creía Lupin, un adonis?  ¡Arrrggghhh, a la mierda!, quería enclaustrarse en una habitación y no salir de ella durante mil años.

—En cuanto a ustedes dos les recomiendo… —dudó él— estar lo más separados posible, en cuanto al contacto físico, íntimo— dijo el castaño, con cierto congojo en la voz, sus ojos ámbar se desviaban a otro sitio para no ver los rostros desconcertados de sus dos “nuevos” vástagos.

— ¿Y eso por qué?— Harry levantó la mirada de entre las sabanas, sin entender. Draco tenía la misma pregunta en la punta de la lengua.

—No sé si  se habrán dado cuenta, pero alfa con sumiso sin importar el sexo de ambos,  bueno, ellos… —Remus hiso un gesto de manos como si estuviese encajado dos piezas de un rompecabezas que encajaba a la perfección haciendo “clic” con los labios.

Draco pareció palidecer tres tonos más; Harry, después de muchas miradas espantadas y asqueadas de Draco entendió la indirecta.

— ¡Eeeewwww!— graznó Harry, haciendo muecas de asco. Y aunque Draco Malfoy no estaba de mal ver con ese porte elegante y masculino, en su cabeza estaba grabado el que Malfoy era un hurón desagradable y punto — ¡Primero muerto!

— ¡Y yo primero loco antes de siquiera tocarte!— gruñó Draco orgulloso con un brillo fiero en los ojos, apoyando a Harry, y al mismo tiempo ofendido, por primera vez en su vida.

—Eso no lo dirán en dos días cuando la trasformación progrese y el olor sea más fuerte—Remus bufó por lo bajo, sus brazos se cruzaron con enfado y ambos chicos le ignoraron, demasiado enfrascados en su pelea de miradas.

Draco y Harry se miraron entre sí, con las miradas espantadas recorriéndolos. Draco encontraba en Harry solo un muchacho demasiado delgado y bajo, tal vez lo único bueno eran sus ojos verdes, porque definitivamente los cabellos eran un completo desastre y ni siquiera tenía buen porte para decir que fuera agradable. Harry sin embargo, había… ¿Cómo se dice?, “descubierto” que Draco no era exactamente feo. Sí, era de esos chicos altos, masculinos y elegantes de alta alcurnia que parecían príncipes de novela, pero definitivamente la actitud pedante y arrogante, además de cobarde, según él; dejaba mucho que desear a Harry y en ningún momento, ninguno de los dos siquiera paró a pensar en algo bueno del otro. Ambos parecieron descontentarse con la vista y voltearon con altanería, evitándose el uno al otro.

— ¡Ni en mil año! — bramó el rubio.

— ¡Por sobre mi cadáver!— chilló Potter.

Remus suspiró. Bueno, por lo menos se habían olvidado de la depresión y aunque esta volvería, prefería aprovechar que estaban asimilando la información.

—Muy bien— Lupin se incorporó en su silla, la sonrisa amable parecía entretenida— ¿Cómo están sus heridas?

Draco abrió los ojos con asombro, dándose cuenta que su hombro ya no dolía y que estaba completamente erguido en la camilla sin sentir ninguna molestia. Se tocó el hombro aplicando fuerza, no sentía nada.

—Es  hasta algo curioso— Remus poso un dedo en su barbilla con una sonrisa entretenida —Las heridas sanan rápido al ser un hombre lobo. Ésta en particular, “La mordida” deja una cicatriz, pero les aseguro que esto de ser licántropo tiene sus ventajas—Rio el mayor tocando distraídamente las pequeñas cicatrices casi invisibles en su rostro. Harry soltó una exclamación de asombro, Draco se giró hacia el solo por un instante:

Estaba reclinado frente a su pierna descubierta con la bata blanca de la enfermería subida hasta los muslos, las vendas estaban colgando de su rodilla y la piel blanca y rosada se mostraba saludable, solo una cicatriz en forma de mordida totalmente curada, sin signos de que antes había habido una herida profunda. Draco no lo pudo evitar, en realidad quiso hacerlo pero no pudo, su mirada se paseó sin pudor y  sin pensar por la piel blanca que subía hasta la parte alta del muslo, las piernas delgadas y firmes hasta donde la batola permitía indagar y ciertamente algo en su interior pareció estar muy alegre con la vista.

El olor de Harry se hizo más intenso para Draco, esta vez parecía de un dulce más notorio y embriagante. Draco jadeo  ahogado, intentando no pararse e irse contra el Gryffindor y Harry levantó la mirada hacia él con el ceño fruncido y bajando la bata. Lo cual Draco reprendió con un gruñido ahogado, mostrando los dientes blancos de incisivos filosos, Harry lo ignoró.

—Hueles extraño— los ojos verdes estaban fijos en los de Malfoy como queriendo saber por qué ese olor le molestaba y atraía por igual, se inclinó a él solo un poco para oler mejor, inocente de las hormonas a su alrededor. Remus respingó de repente, olía las feromonas  revolucionadas de Draco, la manera en que su magia exploraba entre los límites de la de Harry y su cuerpo. Buscando traspasar amigablemente las barreras mágicas del chico y este inconscientemente estaba a punto de aceptar la indecorosa propuesta de un Alfa sin saber siquiera las consecuencias, y sin que siquiera el alfa supiera lo que hacía. Tan inocentes, que espantaron a Remus.

— ¡Bueno!—se apresuró a hablar con tono azorado —, esto fue todo por hoy, será mejor que se vayan a sus habitaciones. Más tarde hablarán con el director; pasarán todo este tiempo aquí conmigo para que estén listos cuando el resto de los alumnos vuelvan— señaló —, y Harry— se dirigió al moreno, quien volteó curioso notando que Remus parecía nervioso mientras jalaba la chaqueta gastada color gris. —Creo que Hermione y Ron se irán pronto, supongo que querrás despedirlos. Así  que será mejor que apresures el paso,  será el último viaje de vuelta a Londres.

Harry asintió sin ánimos, se bajó de la camilla y caminó lentamente hacia la salida; Draco lo siguió con la mirada profunda, intentando atravesar la batola que escondía el cuerpo del sumiso. Mientras, Remus se mordía el labio,  estaba preocupado, lo había estado desde el principio y ahora lo confirmaba. Sus sospechas serían verdad, la convivencia entre Harry y Draco tendría que ser controlada hasta al más mínimo detalle.

Cundo Harry desapareció por el pasillo Remus soltó todo el aire guardado en sus pulmones y se giró lentamente hacia Draco.

—Debes tener cuidado, con situaciones como la que acaba de pasar— amenazó Lupin con preocupación, acercándose al rubio.  El mayor se removió incomodo, el enlace le hacía sentir tan de repente a ambos jóvenes con si fueran sus hijos, el que ahora los considerase como tal por medio de la conexión, le hacía difícil el poder explicar algunos problemas. —A la más mínima insinuación de un sumiso tus instintos actuarán por ti. Debes ser paciente y acostumbrarte a Harry, el estará lanzando constantemente sus feromonas por todos lados sin darse cuenta y tu lobo buscará seguirlo. Sé que lo menos que quieres es enlazarte con Harry. Así que tendrás que ser muy fuerte para resistir todo. Si no logras acostumbrarte a su presencia  tu resistencia cederá e incluso podrías obligar a Harry a… —Remus pareció dudar, la palabra le pesaba en la garganta como si fuera un hierro caliente—la cópula. La trasformación de los machos alfas es más dura, joven Malfoy— Remus tenía el ceño arrugado, sus ojos amarillos traspasaban a Draco con una profunda pena—, tendrás que soportar por ambos. Le aprecio, ahora mucho más. Pero Harry es lo único que me queda en esta vida, y le prometo que si permite que alguien le haga daño…no se lo perdonaré.

Draco tragó grueso y redirigió su mirada a cualquier lugar, donde no estuviera Potter y el deseo insensato de ir por él.

-VolteDiLuna-

Ron pasó un brazo por encima de los hombros de su amigo y lo abrazo fuertemente, un desalentador “Cuídate, compañero” fue susurrado en su oído y Harry solo pudo asentir aun un poco sobrepasado por todo. Estaban en la estación de Hogsmeade, el tren escarlata estaba silbando advirtiendo su partida. Hermione abrazó una vez más a Harry con unas lágrimas traicioneras bajando por su rostro.

—Te voy a extrañar—murmuró Hermione acomodando distraídamente los abrigos de Harry, ella era de su misma altura y no sabía cómo evadir la mirada de su mejor amigo. En verdad quería ser fuerte, pero simplemente no podía parar de sentir miedo. Pasó una mano por los hombros de Harry, hizo un mohín intentando no llorar y cuando le miró a esos tristes ojos verdes simplemente se rompió y sollozó, de nuevo abrazó a Harry, más fuerte sin importarle su brazo lastimado —Envíame cartas todos los días— hipó, con las lágrimas mojando la bufanda del moreno —y no me importa qué, pero más te vale comer adecuadamente y… mantenerte con vida hasta que volvamos ¿Me escuchas?

Harry soltó una risita distraída, Hermione cada vez se parecía más a Molly. El asintió, prometió hacer todo lo que Hermione propuso, le despidió con un beso a ella y un apretón de manos a él.

—No dejes que Malfoy te moleste amigo— le dijo Ron desde la ventana del tren, cuando el expreso empezó su partida y sus dos amigos se asomaron por la ventana con sonrisas apagadas en sus rostros Harry sintió que perdía lo último que le mantendría cuerdo. Porque ahora las cosas no serían iguales, y por más que quisiera ya no había vuelta atrás. Sintió miedo, mucho. Un muy crudo miedo.

-VolteDiLuna-

Draco lo vio venir incluso antes, sintiendo el olor traído por el viento. Estaba sentando en uno de los escalones a la entrada del colegio, viendo distraídamente hacia afuera con la recién llegada carta de su madre en las manos, que le hablaban de reunirse pronto y explicarle por qué no podía verlo aun. En su otra mano, una breve nota de Pansy donde explicaba el que no les habían permitido comunicarse y que estaban todos preocupados “…Comunícate con nosotros, por favor” escribía ella con letra fina.

 Potter venia como alma en pena. Se abrazaba así mismo  mientras avanzaba hacia el castillo, con los cabellos negros siendo alborotados por la brisa fría de invierno y los ojos verdes perdidos en el blanco pulcro de la nieve, la bufanda colgando distraídamente de su cuello, todo en él parecía dolorosamente descuidado. Harry paro su caminata y miro hacia arriba, en el último escalón estaba Malfoy, con los largos dedos enterrados en sus cabellos y sus ojos grises fríos e impersonales, como si lo que estuviese pasando fuese totalmente ajeno a él. Y en cambio el tenía tanto miedo, ¿Y que sentía Malfoy? , ¿No sentía miedo? , ¿No estaba consciente de todo lo que cambiaría de ese día en adelante?

“Probablemente no. Es Malfoy” le dijo una vocecita en su mente, mientras subía el primer paso hacia las puertas abiertas de par en par, como si sus alumnos aun siguieran allí y fueran a llenar al colegio con sus risas en cualquier momento.

—Pareces muy afectado— el susurro arrastrado de Malfoy fue tan tenue que Harry apenas lo escuchó, se giró con sobrecogimiento.  En ese pequeño tiempo en el que había estado analizando los cambios que se estaban efectuando en él, notaba que estaba un poco más sensible, tal vez era por eso que quería llorar y hundirse en su miseria.

— ¿Y tú no?— murmuró Harry, mientras afianzaba los dedos a la tela de su suéter y miraba a un punto fijo del rostro del rubio. Draco notó el desenfoque en la mirada de Potter, como sus ojos  verdes libres de gafas parecían perdidos, como si buscara protección. Sintió el irremediable y ridículo, por cierto, deseo de alargar sus brazos y atraer a Harry hasta él, de besarle la frente y consolarle con palabras tranquilizadoras. Se sorprendió mucho al descubrirse pensado aquello, pero sencillamente se lo achacó a los instintos tontos de lobo que ahora se veía forzado a convertirse, para ese paso Harry ya se había girado nuevamente y se había adentrado en el castillo. Dejándolo con la sensación de  aun querer arrastrar los dedos por los cabellos rebeldes y besarle lentamente.

Draco gruñó. Todo eso era una reverenda tontería.

-VolteDiLuna-

La primera noche fue horrible para Draco, los huesos parecían arder como si quisieran salirse de su sitio, el calor era horrible, incluso las frías mazmorras se convertían en un cálido lugar cuando Draco sentía ese calor insoportable. El dolor le despertó, se reincorporó con brusquedad, sudado y jadeando  con los ojos amarillos, dilatados, brillando como ninguno. El dolor no disminuyó, al contrario, se afianzó a su carne y le hizo quebrarse  ahogando un gemido de dolor. Parecían cuchillos ardientes rebuscando entre los músculos tensos. Sintió miedo, claro, ¿Cómo no sentirlo cuando se era sometido a esa situación? “La trasformación de los machos alfas es más dura”recordó las palabras de Lupin; también recordó todas la veces que repugnó a los licántropos. ¡Qué ironía! ahora era él quien se estaba convirtiendo en uno. De nuevo sintió los músculos reacomodarse y volver a contraerse dolorosamente. Gruñó lentamente, así pasaría el resto de la noche hasta que la luna desapareciera en el firmamento y lo dejara en paz.

-VolteDiLuna-

Al día siguiente, Harry caminaba con pasos perezosos rumbo hacia el gran comedor, había pasado una noche tranquila, había dormido placido aun con la falta  de compañeros en el dormitorio y en la sala común. Pero por alguna razón un sueño que le hacía parpadear lentamente le había bajado apenas  su cabeza había tocado la almohada y gracias a que ya no necesitaba sus lentes no hubo mayor incidente en complacer a su cuerpo y quedarse dormido sin siquiera pensarlo. Ciertamente, Harry no había dormido tan bien durante sus 16 años de vida. Bostezó con pereza pasándose los dedos por la melena descuidada, aún tenía un poco de sueño, pero el café y un buen desayuno se lo quitarían. El castillo estaba ridículamente silencioso, Harry había presenciado vacaciones de navidad en donde no había tantos alumnos pero que el colegio estuviera completamente solo era en verdad algo fascinante. Porque había nuevos tonos, lugares y colores que parecían no haber estado allí cuando los bulliciosos alumnos estaban rondando los pasillos, Hogwarts era un lugar nuevo con la solitaria compañía de los cuadros y los fantasmas.

Cuando llegó al comedor se sintió sobrepasado por las miradas que apuntaron a él apenas entró, había pocos profesores, solo los necesarios porque el resto se había tomado unas pequeñas “vacaciones” debido a las circunstancias, Remus estaba allí que con sus labios finos murmuro un —“Adelante”— en voz bajita que, por más extraño que sonase, logró escuchar desde esa distancia.  La mesa de profesores al final del comedor alta y amplia se veía solitaria con escasas personas en ella, lo otro que sorprendió a Harry fue que las mesas de las cuatro casas se habían visto reducidas a una sola, en donde Malfoy tomaba su desayuno con un aire cansado y ojeroso completamente solo y con un pantalón y camisa ligero obviando el frío que había en el castillo.

Cuando Harry se acercó, confirmo que la vista  panorámica no era ni de cerca lo que era Malfoy en esos momentos, parecía haber crecido unos centímetros desde anoche, lo que consideró imposible, y parecía que los hombros se habían ensanchado un tanto; Harry sacudió la cabeza mentalmente por aquel pensamiento, que alguien cambiara repentinamente durante una noche era técnicamente imposible. Cuando se sentó descubrió las motas moradas que estaban debajo de los ojos de Dra... Malfoy, sus parpados parecían caerse del sueño y sus músculos debajo de la camisa blanca se tensaron  cuando Harry se sentó frente a él en la mesa, éste lo miró con sus inquisitivos ojos verdes a la par que un plato repleto de comida aparecía frente a él con los cubiertos a un lado y caliente.

Draco gruñó entre dientes, con los ojos plata oscureciéndose en un amarillo líquido que traspasaba a Harry, el rubio estaba encorvado sobre sí mismo y sus caninos, ahora filosos, se mostraban amenazantes, a Harry por un momento le recordó a la reluciente hilera de dientes bajo la luna menguante del licántropo que les mordió. Tragó grueso y tartamudeó inconscientemente. Draco bufó y bajó de nuevo la mirada con una mueca enfadada.

—Hueles peor que ayer— las palabras de Draco parecieron relajar el ambiente y a Remus, que hasta ese momento había permanecido al tanto de los cambios de ambos cachorros, bajó la guardia y volvió a su desayuno mientras Snape arqueaba una ceja y miraba hacia Lupin ¿Había algo que ese saco de pulgas no le había dicho? Harry llevó la parte descubierta de su muñeca hasta su nariz, Draco rodo los ojos como si estuviese tratando con un niño extremadamente idiota—Es obvio que tú no lo notarás.

 

Los ojos de Harry se mantuvieron pensativos por un segundo, luego simplemente se encogió de hombros y le dio su primer bocado a su desayuno. Despejándose de las ariscas palabras de Malfoy.

—Si te refieres a ese olor, tú hueles mejor hoy—Harry apoyó sus codos en la mesa y su barbilla descansó en sus manos. Draco arqueó una ceja mientras Harry cerraba los ojos e inhalaba lentamente, intentando captar el olor de su tan odiado némesis—Hueles muy fresco, como si fuera lluvia, limpia pero un poco pesado… es un olor extraño—murmuró Harry abriendo nuevamente los ojos, motas amarillentas adornaban los irises verdes que lentamente desaparecieron—, pero también pareces más cansado— susurró bajito, apartando la mirada. Draco torció el gesto y soltó un “A ti eso no te importa”mientras seguía comiendo y el amarillo de sus ojos volvía a ser gris plata.

Harry lo miró de reojo y apretó los labios, ignorando olímpicamente las tontas ganas de querer sentarse junto a Malfoy y deshacer esa cara enojona a base de golpes; aunque una parte muy primaria de sí mismo cambió los golpes por los besos.

En fin, Harry estaba seguro de que no sobrevivirían una semana juntos, antes se matarían.

Notas finales:

Yaaaaay!, ¡Corregido!

 

Después de haber esperado un montón al fin tengo el capítulo corregido. Tal vez aquí encuentren cosas interesantes. Me he esforzado porque fuera un buen capítulo cuando lo escribí, cruzaré los dedos para que les guste.

 

Muchas gracias a todas esas lindas personas que me dieron Follow, Favoritos o me dejaron un lindo Review ¡Muchísimas gracias!

Sobre las preguntas que algunas hicieron (las cuales ame, por cierto) serán respondidas lentamente durante la trama, porque amo dejar cabos sueltos y atarlos en el momento menos esperado xD

Besos y cuídense (coman chocolate ¡Nuca lo olviden!)


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