Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor y odio por saotaky

[Reviews - 47]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí traigo el 2º capítulo!! La historia de a poco irá avanzando, con una gran ayuda de mi querida Kagome. A pesar de ser InuxKog me es imposible no querer a Kag

Los días pasaron e Inuyasha estaba feliz porque al fin hoy volvería Kagome de visita. Ya estaba en el pozo esperándola, hasta que logró percibir su esencia cerca y allí apareció ella.

Kagome: Hola Inuyasha –dijo sonriendo.

Inuyasha: ¡Al fin llegas! –ayudándola a salir del pozo.

Kagome: ¿Llegué tarde para almorzar?  ¡Muero de hambre!

Inuyasha: No, Kaede recién estaba preparando todo junto con Sango.

Kagome: Genial, las ayudaré entonces.

Inuyasha: Espera Kagome –dijo deteniendo su paso-. Es que… me gustaría hablar contigo…de algo que me está pasando.

Kagome: ¿Estás bien Inuyasha? –dijo preocupada.

Inuyasha: Tranquila, no es nada malo…creo. Pero es algo que me tiene algo confundido y eres en quien más confío.

Kagome tomó la mano de Inuyasha y se dirigieron a un árbol cercano, para sentarse bajo él a hablar.

Kagome: Me alegra que puedas confiar en mí –le sonrió sincera.

Inuyasha: Me alegra tenerte para eso y más. La verdad, que hayas aceptado ser mi amiga me hace muy feliz. No soportaría tenerte fuera de mi vida.

Kagome: Me pasa lo mismo amigo –dijo despeinándolo-. Ahora dime que te sucede, y después, yo también te contaré algo que tenía pensado decirte.

Inuyasha: Esta bien-suspiró-. Pero no es fácil eh… -comenzó justificándose de antemano.

Durante todos esos días posteriores al encuentro con Koga en el bosque, Inuyasha no había vuelto a verlo, pero su presencia, su olor, sus caricias…todo él estaba presente a cada segundo en la mente del confundido hanyou. Al principio trató de negarlo, pero le fue imposible seguir con eso cuando una noche hasta soñó con él. Y no es que había soñado cualquiera cosa…Había soñado que Koga lo besaba con extrema pasión mientras lo acariciaba de arriba hasta abajo.

No quería reconocerlo, pero ese encuentro con el lobo, sus palabras y su declaración, movilizaron algo dentro de Inuyasha; y si por sus propios medios no era capaz de acomodar su cabeza, había tomado la decisión de consultar con su mejor amiga. Y así, helo aquí, tratando de comenzar después de cinco minutos en los que no terminaba una oración sin desecharla para comenzar otra…

Kagome: Inuyasha si es para hoy mejor –dijo irónica.

Inuyasha: ¡Te dije que no era fácil! ¡No sé por dónde empezar!

Kagome: ¡Pues por el principio!

Inuyasha: Bien –tragó saliva-. Bueno, esta…esta pesadilla comenzó hace unos días. Fui a dar uno de esos paseos que suelo dar por el bosque hasta que luego de unas horas de caminar me detuve a un maldito lago a beber agua, cosa que hoy desearía nunca haber hecho; y ahí mismo apareció… -se detuvo en seco.

Kagome: ¿Quien? ¡¿Naraku?!

Inuyasha: ¡Que cosas dices, tú misma lo mataste!

Kagome: Es que estas hablando de algo supuestamente terrible, de una pesadilla y me das a pensar en él –se justificó riendo.

Inuyasha: No. Aunque realmente hubiera preferido que sea Naraku quien apareció allí.

Kagome: Anda, ¿quien fue? –impaciente por saber.

Inuyasha: Koga –dijo finalmente muy por lo bajo, pero Kagome alcanzó a escucharlo.

Kagome: ¿Y qué sucedió? ¿Pelearon?

Inuyasha: Al principio sí. Luego me preguntó por ti y le conté para que no molestara. También lo conté sobre mis sentimientos y que ahora tú y yo éramos solo amigos, pero que aún así no permitiría que mi mejor amiga cometiera el gran error de meterse con él –dijo haciendo reír  a Kagome- y para mi sorpresa, ahí me confesó que nunca se llegó a enamorar realmente de ti. Siempre le gustaste, pero al ver que no le correspondías, mantuvo sus sentimientos al margen, y solo aparecía a molestar porque le comenzaste a agradar mucho por lo buena que eres y para fastidiarme a mí.

Kagome: ¿Te digo la verdad? Algo de eso sospechaba –dijo tranquila-. Era evidente que Koga lo hacía más para molestar que por quererme. Además nadie es tan tonto para seguir insistiendo después de tantas veces que fue rechazado.

Inuyasha: ¡Para mi si fue una sorpresa!

Kagome: ¡Tu porque nunca prestas atención! Pero anda, ¿donde está lo terrible de la historia?

Inuyasha: Bueno, bueno, a eso voy impaciente –dijo divertido pero rápidamente se puso serio para continuar-. La pesadilla comienza cuando volvimos a pelear y caímos al lago… -Inuyasha comenzaba a avergonzarse y se notaba en su rostro, aunque Kagome se mantenía en silencio atenta a las palabras de su amigo- Peleamos dentro del agua hasta que no se cómo él quedó muy cerca mío y comenzó a mirarme de manera extraña. Yo quise alejarme pero no me dejó, solo seguía mirándome. Cuando me puse ya muy incomodo salí de ahí, esperando alejarme de él, pero el asqueroso lobo vino y me dijo que… -Inuyasha ya rojo como su traje sentía que no era capaz de continuar.

Kagome: ¿Qué cosa, qué cosa? –preguntaba entusiasmada la azabache que ya se veía venir lo que seguía, pero quería escucharlo de la boca de Inuyasha.

Inuyasha: Que… que…le gustaba –Inuyasha no se atrevía a mirar a Kagome por la vergüenza que sentía, pero fue sacado de ese estado cuando luego de unos eternos segundos de silencio, ella se abalanzó a él abrazándolo y gritando como loca.

Kagome: ¡Ay, qué lindo! ¡Qué tierno es Koga! ¡¡Inuyasha cuanto me alegra oír esto!! –sin soltarlo.

Inuyasha: Espera, espera ¿qué historia has estado escuchando tú? ¡No ves que no es nada lindo esto!

Kagome: ¡No seas necio! Por supuesto que es lindo. A Koga le gustas, y a ti te gusta él –afirmó con una sonrisa.

Inuyasha: Wow, wow, wow alto ¿quien dijo que a mí me gustaba? –dijo con sus mejillas a punto de explotar del calor.

Kagome: ¡Inuyasha es obvio, no creas que no te conozco! ¿Porque no quieres reconocerlo?

Inuyasha: ¡No tengo nada que reconocer! Él es hombre y yo también, además nos odiamos.

Kagome: No tiene nada que ver que ambos sean hombres –dijo más como un regaño que como un comentario-. El amor no pasa por esas cosas, y me extraña ese tipo de pensamientos en ti.

Inuyasha: Ya sé que no pasa por esas cosas pero… ¡Kagome sé lógica, él y yo siempre nos llevamos mal, nos detestamos!

Kagome: Pero si él nunca estuvo enamorado en verdad de mí, y en teoría tu solo estabas confundido…No habría razón para que se odiaran ¿no?

Inuyasha: Lo mismo dijo él –gruñó. Se le estaban acabando los argumentos-. Pero de todos modos, nadie dijo que me gustara.

Kagome: ¿Y porque te ruborizas tanto? –dijo riendo.

Inuyasha: No seas tonta, ¡no estoy ruborizado y no me gusta ese lobo!

Kagome: Inuyasha, tu nunca cambiarás –suspiró-. Está bien, si no quieres reconocerlo no soy nadie para obligarte, pero quiero que sepas que yo creo que no tiene nada de malo que sientas algo por Koga y él por ti. El amor no tiene barreras, no hay límites para querer a alguien. Tu corazón necesita de alguien a quien querer y alguien quien te quiera de la misma manera.

Inuyasha: Bueno, en eso tienes razón –suspiró resignado-. Gracias Kagome, tendría que haber hablado contigo desde el primer momento, y me hubiese ahorrado estos malos días.

Kagome: Aunque sabes… Podría ofenderme contigo… ¿No solo me rechazaste sino que ahora también me robas un pretendiente? –bromeó riendo.

Inuyasha: ¡¡Oye no digas eso ni en chiste!!

Kagome: Solo juego contigo –dejo de reír y se puso más seria-. Sabes que siempre te apoyaré en todo Inuyasha, quiero que seas feliz.

Inuyasha: Lo sé y te lo agradezco –le sonrió-.  Es tu turno ahora, ¿Qué tenías que contarme?

Kagome: ¡Oh cierto! Casi se me olvida. También es sobre amor –dijo algo apenada-. Quería que fueses el primero en saberlo –Inuyasha asintió para que ella continuara-. ¿Recuerdas cuando fuiste a mi escuela el día de la obra?

Inuyasha: Si, cuando llevaste esa carne seca –dijo levantando las cejas.

Kagome: Tu siempre reprochando –bufó y continuó-. En fin, ¿recuerdas a ese chico que estaba en la obra? Con el que tú quisiste pelear –Inuyasha asintió con una pequeña risa al recordar todas las idioteces que solía hacer cuando estaba confundido con sus sentimientos-. Bueno, ese muchacho se llama Hoyo, y va a la misma escuela que yo. Siempre me ha dicho que le gustaba y me ha invitado a salir varias veces; pero por estar aquí y por lo que sentía por ti siempre lo rechazaba. Pero este último tiempo me he sentido muy a gusto con él, creí que no perdía nada con darle una oportunidad y acepté una de sus citas; desde ahí hemos estado saliendo seguido y pasándola muy bienes juntos –se sonrojó levemente-. Ayer fuimos a cenar, y él me pidió ser su novia….Y yo le dije que sí.

Inuyasha se sorprendió al escuchar esas palabras de Kagome. Muchas cosas pasaron por su cabeza en ese instante. Primero sintió algo de nostalgia al saber que el amor de Kagome ya no era suyo. Si bien hace tiempo eran amigos, fue hasta recién que se dio cuenta de que no había nada más entre ellos. Recordó lo bien que le había hecho ese amor tantas veces, pero se sintió bien al saber que quizás no de esa forma, pero igualmente Kagome seguiría estando a su lado. Al pensar así, fue capaz de sentirse aliviado, ya que ahora sabía que no estaban destinados a estar juntos y que de ambas partes habían superado lo sucedido, por lo que él no debería sentirse culpable. Y al final, pudo ponerse feliz. Feliz de ver a Kagome bien y con alguien que seguramente la merecía, como él anhelaba.

Inuyasha: Me pone muy feliz por ti Kagome –le sonrió-. Te mereces más que nadie ser feliz. Yo no hubiese soportado ser un obstáculo en eso.

Kagome: Me costó al principio, sentía que no podría superarte, pero de a poco pude hacerlo y empezar a querer a Hoyo. Además, sentía que así me sería más fácil estar a tu lado sin confundirme y poder ser tu amiga –le devolvió la sonrisa-. Me alegra mucho que los dos hayamos encontrado el amor nuevamente.

Inuyasha: Haré de cuenta que no escuché eso de “los dos” para poder terminar esta charla sin pelear –dijo haciendo reír a Kagome.

Se abrazaron para culminar con la charla tan abierta y sincera que tuvieron, sin darse cuenta que desde hacía rato alguien los observaba.

Inuyasha y Kagome se dirigieron rumbo a la aldea, donde sus amigos los esperaban para almorzar. Amistosamente como siempre recibieron a su querida Kagome. Eran más que felices cuando volvían a estar todos juntos.

Pasadas las horas, Kagome decidió ayudar a la anciana Kaede con la recolección de plantas medicinales, ya que tampoco quería descuidar sus dotes de sacerdotisa y solía practicar cuando visitaba la época feudal.

Se internó en el bosque, con su fiel arco, buscando hierbas que pudieran servirle; cuando de repente una presencia demoníaca hizo poner alerta sus sentidos, sin embargo no se asustó, pues rápidamente reconoció de quien se trataba.

Kagome: ¿Koga? –habló al aire, sabiendo que en algún lugar estaba.

Koga: ¿Como supiste que era yo? –dijo saliendo de entre los arbustos y quedando frente a ella.

Kagome: Intuición –sonrió-. ¿Cómo has estado? Tengo mucho de no verte.

Koga: Cierto, desde la vez que perdí mis fragmentos –le devolvió la sonrisa-. No me quejo. ¿Y tú?

Kagome: Muy bien por suerte –Kagome se moría de ganas de preguntarle sobre Inuyasha, pero no se atrevía. Tenía la esperanza de que él sacara el tema, ya que no era la primera vez que ella volvía a esa época, y si él se aparecía justo esta vez no podía no ser coincidencia.

Koga: ¿Qué haces en el bosque tu sola?

Kagome: Busco hierbas medicinales. No es un trabajo muy divertido por eso nadie me acompaña –rió.

Koga: No suena divertido pero si estás de acuerdo me gustaría hacerte compañía.

Kagome asintió con una sonrisa, y así empezaron el recorrido, que con ayuda de un gran conocedor de la región como Koga, fue mucho más fácil.

Koga le contó sobre su huída de la boda con Ayame. Kagome la recordó instantáneamente, puesto que en su momento era odiada por la loba. El joven líder le comentó bien la historia; al parecer tenía que casarse de inmediato puesto que su tío era el jefe del clan de lobos del Norte, la tribu de Ayame, y necesitaba que su sobrino contrajera matrimonio para poder asumir el cargo ya que él ya estaba viejo, y el estar casado era un requisito que el concejo de ancianos exigía, el cual estaba encabezado por el abuelo de Ayame. A Koga le agradaba la idea de ser jefe de la tribu Norte, pero no le agradaba para nada la idea de tener que casarse con Ayame ni con nadie por obligación.

Kagome aprovechó el tema para preguntarle de manera inocente, si no estaba enamorado de alguien como para pedirle matrimonio por propio gusto. Koga no supo que contestarle, hasta que a Kagome le exasperó su silencio…

Kagome: ¿Y bien? No me digas que no hay nadie…

Koga: Pues… No, en verdad. Tu nunca aceptaste ser mi mujer –se excusó rápidamente.

Kagome: ¡Uy santo cielo! Eres más necio que él –bufó.

Koga: ¿Que…que quien? –preguntó nervioso y esperanzado.

Kagome: Nadie, olvídalo. Y no me utilices a mí de excusa, tu y yo sabemos perfectamente que nunca estuviste realmente enamorado de mi –dijo tranquila.

Koga: ¿Como…lo sabes?

Kagome: Ya me lo suponía de antes, pero digamos que un pajarito me lo confirmó.

Koga: ¿Que pajarito? –sus esperanzas aumentaban, tenía la ilusión de que se estuviera refiriendo a Inuyasha, lo que significaría que el hanyou habló con Kagome sobre él.

Kagome: Uno con orejas de perro –dijo aparentando poca importancia, pero sabiendo que era lo que Koga quería escuchar.

Unos segundos de silencios se hicieron presentes. Cuando Kagome iba a mirar a Koga para averiguar qué era lo que lo mantenía en silencio, el joven lobo se acercó bruscamente a ella y la tomó de los hombros con firmeza. Su rostro brillaba como la luz de la luna y sus pupilas estaban más grandes que nunca.

Koga: ¿Te habló de mí? ¿Lo dices en serio Kagome?

Kagome: Oye tranquilo –rió liberándose del agarre del desesperado muchacho-. Puede que sí…Puede que no…

Koga: ¡Por favor Kagome no me hagas esto! ¡Necesito que me digas que te dijo de mí!

Kagome lo pensó unos segundos. No podía traicionar la confianza de su amigo, pero a su vez, le enternecía la desesperación de Koga. Le generaba satisfacción pensar que Koga podía quererlo tanto como Inuyasha merecía, aunque para que ese testarudo se dejara querer, el lobo necesitaría un empujoncito…

Kagome: Koga dime, ¿tú lo quieres?

Koga: Sí –suspiró-. Supongo que él ya te habrá contado cómo se dieron las cosas ¿no? –ella asintió-. Bueno, estos días he estado pensando solamente en eso. No he podido sacarlo de mi cabeza un segundo. Al principio creí que podía llegar a haber sido solo una atracción del momento, pero… –bufó-. ¡Ni yo mismo me creo que a quien tanto detestaba ocupe mi cabeza las 24 horas del día!

Kagome: Bueno, a él le pasa algo parecido… –confesó haciendo nacer una sonrisa en el rostro de Koga.

Koga: ¿En verdad lo dices?

Kagome: Sí, me contó que en estos días solo ha podido pensar en eso aunque tratara de evitarlo. Pero ya lo conoces, a diferencia de ti él esta negado a aceptar lo que le pasa. Ni siquiera a mi me lo quiso reconocer, aunque…

Koga: ¿Aunque qué? –preguntó impaciente.

Kagome: Aunque él lo niegue, yo me atrevería a afirmarte que también le gustas–le sonrió.

Koga: ¿Porque no quiere reconocerlo? Es un perro tonto.

Kagome: Estoy de acuerdo –rió-. No lo sé, pero hay que entenderlo. Inuyasha no es como tú, él no tiene esa seguridad en sí mismo y tú lo has comprobado muchas veces. Él ha sufrido mucho durante toda su vida y es lógico que tenga miedo a sentir cosas nuevas, por miedo a sufrir otra vez.

Koga: ¡Pero yo no quiero hacerlo sufrir! Todo lo contrario –bajó la cabeza-. Es más, no solo me gusta…Yo creo que hasta me estoy enamorando de él.

Kagome: Me encanta que tu sí puedas reconocerlo tan abiertamente –posó una mano en su hombro-. Y esa seguridad que tienes en lo que sientes, tiene que ser la que ayude a Inuyasha a estar seguro de sus sentimientos también. Lo que me dices a mí, se lo tienes que demostrar a él.

Koga: ¿Pero cómo? Ni si quiera me atrevo a acercarme, tengo miedo que no quiera verme.

Kagome: Lo más probable es que te diga eso, pero el Koga que conozco no se da por vencido tan fácilmente ¿no? Le gustas, solo tienes que hacer que se dé cuenta.

Koga: Gracias Kagome, tan gentil como siempre –le sonrió-. ¿Podría…interpretar esto como una aceptación de tu parte como pretendiente de tu amigo?

Kagome: ¿Pretendiente? Koga, te obligo a que lo enamores y sea con él con quien te cases –dijo divertida haciendo reír al más que feliz Koga.

Más confiado y dispuesto a todo, Koga se marchó, esperando el momento indicado para volver a ver frente a frente a Inuyasha.

Mientras tanto Kagome, satisfecha por el empujón que le dio a Koga, volvió a la aldea con las pocas plantas que había recolectado, excusándose con que no encontró muchas cuando la realidad era que se entretuvo tanto hablando con Koga que ni recordó su tarea. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).