Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor y odio por saotaky

[Reviews - 47]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Disculpen la demora. Los asuntos de ingreso a la universidad me tienen sin tiempo para respirar casi jajaja. MUCHAS gracias por los reviews :) Ojala les guste!

Terminado el fin de semana, Kagome volvió a su época a continuar con sus estudios. Inuyasha la acompañó hasta el pozo y la despidió, pero no sin antes mandarle saludos de su parte a toda la familia Higurashi y una especial advertencia a Hoyo para que cuidara bien de ella.

Volvió a la aldea y se unió a las actividades de los aldeanos, quienes hacia ya mucho tiempo no se asustaban con su presencia sino que lo respetaban y querían.

Era el cumpleaños de Rin, la dulce protegida de Sesshomaru que ahora era una más en la pequeña comunidad; y para celebrar su cumpleaños se haría una cena para toda la aldea en una fogata comunitaria, por lo que eran necesarios muchos leños. Inuyasha se ofreció a buscar esos leños mientras los demás continuaban con otros preparativos.

Estaba encaminándose hacia el bosque cuando una dulce voz lo detuvo…

Rin: ¡Tío! ¿Puedo acompañarte? –preguntó llegando a su lado con una sonrisa.

Inuyasha: No Rin, sabes que no puedes venir.

Rin: ¿Ni siquiera en mi cumpleaños? –haciendo puchero-. ¿Por qué?

Inuyasha: Porque tu querido Sesshomaru me matará si sabe que te permití salir de la aldea sin su consentimiento –dijo agachándose para quedar a su altura-. Además, él no debe tardar en venir y será mejor para ambos que te encuentre aquí ¿no crees?

Rin: Esta bien –suspiró resignada-. Iré a recolectar flores al prado para cuando llegue el amo Sesshomaru entonces –dijo sonriendo y se marchó a toda prisa.

Inuyasha rió ante la inocencia y dulzura de la pequeña. Le era imposible creer como Sesshomaru había permitido una relación tan fraternal con una humana, pero debía reconocer que su medio hermano estaba muy cambiado. Hasta con él era diferente. Si bien no se llevaban de lo mejor, ya no peleaban ni intentaban matarse, y eran capaces de pasar un rato en paz cada vez que el mayor iba a la aldea a visitar a su protegida.

Sin más demoras se dirigió al bosque en busca de troncos gruesos que poder cortar, por lo cual tuvo que internarse un poco más profundo en donde crecían los arboles más robustos. Iba en camino cuando no tardó en sentir una presencia familiar cerca suyo, se alteró un poco pero no demasiado, simplemente se puso a la defensiva.

Sesshomaru: No tienes porque ponerte así –dijo apareciendo de repente.

Inuyasha: Es la costumbre –haciendo referencia a las innumerables veces que su hermano lo buscaba con el propósito de atacarlo.

Sesshomaru: Iluso, si no te maté a estas alturas ya no tendrías que ponerte de ese modo.

Inuyasha: No eres muy de confiar que digamos –volteó a verlo-. Pero en fin, ¿qué haces aquí? La aldea y tu cumpleañera están hacía allá –señalando la dirección.

Sesshomaru: ¿Te crees que no lo sé? Es que tengo algo que hablar contigo antes, y aproveché que sentí tu presencia por aquí.

Inuyasha abrió los ojos sorprendido. Sí, se llevaban mejor entre ellos, pero nunca habían tenido una conversación fluida y tranquila como esta. Mucho menos, Sesshomaru lo buscaba para hablar de algo en particular. Era totalmente nuevo, pero no le disgustaba, al fin y al cabo Sesshomaru era la única familia que él tenía y en su interior siempre deseó que las cosas entre él y su hermano hubiesen sido diferentes.

Sesshomaru: Verás, no te creas que me gusta admitirlo, pero a pesar de tu condición de hibrido –Inuyasha gruñó- eres bastante poderoso. Nunca te lo he dicho pero me has sorprendido.

Inuyasha: Wow –más desconcertado aún-. Gracias, supongo. ¿A qué viene todo esto? Así no eres tú.

Sesshomaru: Déjame hablar de una vez –suspirando irritado-. Viene a que mi madre ha tomado la decisión de dejar el puesto de lady del oeste, el anterior ocupado por nuestro padre, y lo que corresponde es que su heredero tomé el lugar, o en este caso, sus herederos.

Si era posible que Inuyasha estuviese aún más desconcertado, lo estaba ahora. ¿Su hermano le estaba proponiendo ser lord de las tierras del oeste junto a él? Inuyasha siempre supo que algún día Irasue dejaría el lugar en cuestión y este sería ocupado por Sesshomaru, como primogénito y demonio completo digno que era de ese puesto, pero nunca creyó que él también participaría en ello y menos por propia invitación de su hermano mayor.

Sesshomaru: No te creas que tengo toda la vida para esperarte aquí –dijo sacándolo de sus pensamientos.

Inuyasha: ¿Lo que estás diciendo es…que quieres que yo gobierne contigo las tierras de nuestro padre? –aún sin creerlo.

Sesshomaru: No es algo que yo quiero, es algo que quiere el consejo de sabios de nuestras tierras. Lo creen lo más conveniente ya que eres hijo de Inu No Taisho tanto como yo, y tienes el mismo derecho. Además, te has convertido en un ser fuerte, digno de gobernar.

Inuyasha: Me asusta más escucharte hablar así que cuando oía tus amenazas de muerte.

Sesshomaru: ¡Ya déjate de idioteces y dime si estás de acuerdo o no bastardo! –ya irritado por completo.

Inuyasha: Y…volviste a ser tú –rió para sí-. Em, no tengo idea de que es lo que hace un lord pero…sí.

Seguido de eso, Sesshomaru acompañó a Inuyasha en su recorrido unos metros mientras le explicaba que él le daría ciertas cátedras necesarias para saber gobernar y demás dotes que debería adquirir como lord. También le comentó que una vez que el consejo considerara que estaba listo para ascender a su puesto, se daría lugar a una ceremonia donde se lo reconocería como heredero de la dinastía Taisho y se los nombraría a ambos señores de las tierras. El hanyou no caía del todo en lo que estaba pasando, desde que su hermano le ofrecía gobernar junto a él, hasta que pasaría de ser un bastardo hijo olvidado del linaje real a ser lord de las tierras del oeste. Había pasado todo más que rápido, pero su mente trataba de relacionar todo rápidamente.

Una vez finalizada la charla, Sesshomaru se retiró volando rumbo a la aldea a ver a su pequeña protegida y unirse a su festejo. Mientras que Inuyasha, ya habiendo llegado al interior del bosque en compañía de su hermano, empezó a buscar troncos gruesos para talar, mientras su cabeza daba mil y una vueltas sobre el asunto. Sería un lord. No lo podía creer.

Ya había talado unos cuantos troncos con ayuda de Colmillo de Acero y seguía en dicha tarea cuando una nueva presencia alertó su ser. Pero esta vez, más que a la defensiva, sintió que se desplomaba en el suelo. Sin saber qué hacer, se quedó estático en el lugar, con su espada suspendida en el aire.

De un momento para otro sintió que el ser portador de la presencia ya había llegado, y hasta lo sintió atrás suyo. Por unos instantes no hubo movimiento por parte de ninguno de los dos, sin embargo Inuyasha no se atrevía a voltear. No estaba seguro de si quería encontrarse con lo que allí estaba, pero de cualquier manera, el ser se le adelantó y en un parpadeo dejó de estar atrás del hanyou para posicionarse en frente, ante su espada aún suspendida.

Inuyasha: Ko…Koga – dijo sin poder ocultar sus nervios.

Koga: Tenía muchas ganas de verte –con una gran sonrisa.

Koga realmente había estado ansiando volver a ver a Inuyasha, pero sentía que después del primer encuentro debía darle algo de espacio pues fue muy directo y seguro lo había espantado. Además, guiado por las palabras de Kagome, creyó conveniente darle tiempo a que acomodara sus ideas y sentimientos. Pero no fue mucho el tiempo que pudo esperar, pues ya deseaba verlo de nuevo y en cuanto sintió su presencia cerca en el bosque no se contuvo y salió a su encuentro.

Koga: Oye baja tu espada, ¿o aún tienes ganas de cortarme al medio con ella? –rió.

Inuyasha: Oh, perdona –dijo guardando su arma algo apenado, ya que ni siquiera se había dado cuenta que mantenía su espada en el aire-. ¿Que…que haces aquí?

Koga: Quería verte –acercándose unos pasos.

Inuyasha: ¿Verme? ¿Y porque? –su voz temblorosa delataba su estado.

Koga: Te extrañaba.

Inuyasha: ¿Tienes que ser tan directo? –ruborizado.

Koga: No me gusta andar con rodeos, prefiero ser claro. No como otros… –incriminando al aludido.

Inuyasha: Cállate. Yo no quería verte, así que mejor vete. Estoy ocupado.

Koga: ¿Haciendo qué?

Inuyasha: No te importa.

Koga: Voy a ayudarte.

Inuyasha: No quiero.

Koga: Lo haré de todas formas.

Inuyasha: Ni siquiera sabes que estoy haciendo.

Koga: Madera cortada, espada…creo que es fácil deducir que estas talando.

Inuyasha: ¡¡Y para que me preguntas que estoy haciendo si lo sabes!!

Koga: Para hacerte fastidiar –acariciando su mejilla con una cantarina risa.

El cuerpo de Inuyasha se estremeció, en parte por la ira generada por las tomadas de pelo del lobo, y por otra parte, por esas manos suaves que alteraban cada nervio de su cuerpo al rozarlo.

Inuyasha: No necesito que me ayudes, ya terminé.

Koga: Entonces te ayudaré a llevar los leños.

Inuyasha: Puedo solo.

Koga: Esta bien –dijo con una picara sonrisa viéndose venir lo que seguía.

Inuyasha se volteó dándole la espalda dispuesto a recoger los leños, pero hasta ese entonces no se dio cuenta de cuantos había cortado. Era obvio que no podría llevarlos a todos él solo o por lo menos no en un viaje; pero no estaba dispuesto a volver por los leños restantes más tarde por todo ese recorrido que no era para nada corto.
Sin embargo era demasiado orgulloso para pedirle a Koga que le diera una mano luego de haber rechazado su ayuda antes. Para su fortuna, Koga lo conocía y no forzaría a su cachorro a hacer algo que no quería, como doblegar su ego.

Koga: Se que tu orgullo no te dejará pedirme ayuda, así que volveré a ofrecértela y tu solo limítate a aceptarla esta vez, ¿sí? –dijo en tono tierno e Inuyasha asintió algo indeciso-. Entonces, ¿puedo ayudarte? –tomando unos leños.

Inuyasha: Ya los tomaste después de todo –empezando a caminar.

Koga: Que difícil será esto –dijo para sí.

Con varios leños cada uno se encaminaron rumbo a la aldea. Inuyasha iba callado, incomodo, tenso, nervioso. A Koga le divertía generar esos nervios en él, pero a la vez le molestaba su silencio, por lo cual decidió romperlo.

Koga: Oye, cuando sentí tu olor en el bosque, minutos antes también había sentido el de tu hermano. ¿Te lo cruzaste?

Inuyasha: De hecho estábamos juntos –dijo sin darle mucha importancia.

Koga: Ah –algo asombrado-. ¿Peleando…no?

Inuyasha: No, estábamos hablando –dijo con un gesto de extrañeza para mirar al lobo y percatarse del desconcierto de este.

Koga: ¡¿Hablando?!

Inuyasha: Oh cierto, tu no lo sabes –dijo tranquilo-. Hace tiempo que ya no hay intenciones de matarnos entre nosotros. Hasta se podría decir que nos llevamos bien, aunque hoy me desconcertó porque me propuso gobernar junto con él las tierras de nuestro padre.

Koga: ¡¿Qué?! –aún más asombrado-. ¡Espera, esto es mucha información junta!

Inuyasha: No es para tanto –rió, comenzaba a sentirse cómodo con Koga-. La madre de Sesshomaru quiere desprenderse de sus obligaciones y lo que corresponde es que los herederos de sangre ocupemos el puesto. Yo nunca fui reconocido como hijo en el linaje ya que soy un hijo extramatrimonial, un bastardo como decía Sesshomaru. Por eso me sorprendió que él mismo me haya propuesto esto.

Koga: Te felicito cachorro –dijo con sincera alegría por su querido hanyou-. Seguro serás un gran gobernador.

Inuyasha: No estoy seguro de eso, no sé que hace un lord. Además… -se quedó callado.

Koga: ¿Además qué?

Inuyasha: Nada –volteando a otro lado.

Koga: Anda dime –insistió-. Por primera vez estabas hablando bien conmigo, no rompas mi alegría tan rápido –dijo con ternura haciendo nacer una disimulada sonrisa en Inuyasha.

Inuyasha: Es que…Como te dije yo siempre fui el bastardo, el engendro, el hijo de una humana. Nunca fui considerado parte de la familia y ahora de la nada me involucran en algo tan importante…No sé, creo que en verdad no tengo las cualidades para ser un lord como lo fue mi padre o como lo será seguro Sesshomaru. Quizás él lo haría mejor solo… Después de todo, soy un medio demonio nada más –confesó sin poder ocultar su desánimo.

Koga: Inuyasha…eres muy lindo pero eres igualmente tonto.

Inuyasha: ¡Oye!

Koga: ¡Es cierto! Eres muy tonto si piensas eso. No importa si eres hijo de una humana, eres tan hijo del comandante como Sesshomaru. Te conozco hace tiempo y doy fe de tu fortaleza, valentía, persistencia y buen corazón. Y no me vengas con eso de medio demonio, que eres nada más y nada menos que el medio demonio que venció a poderosos monstruos como el espíritu dragón y al mismo Naraku –Inuyasha sonrió ante las palabras de Koga quien se sentía satisfecho ante eso-. Y si nunca te tuvieron en cuenta…bueno, quizás ahora se hayan percatado de lo que se estuvieron perdiendo. En verdad, serás un gran lord.

Inuyasha: Gracias –dijo mirándolo a los ojos por primera vez-. Pero es difícil para mí no pensar así luego de una vida de ser denigrado por lo que soy.

En ese instante, Koga se sintió más miserable que nunca. Siempre había visto a Inuyasha tan frío y cerrado, que nunca creyó que las palabras de los demás pudieran afectarle en verdad. Pero ahora comprobaba por propia boca del hanyou que se creía incapaz, bastardo, poca cosa, y todo por los absurdos ataques que ha sufrido durante toda su vida. Le dolía en el alma saber que él había sido también de quienes lo llamaron bestia o engendro, y por primera vez en su vida, el tan grandioso Koga se sintió indigno de algo, o en este caso de alguien.

Inuyasha: ¿Oye que te pasa? –dijo al ver al lobo cabizbajo que se mantenía callado.

Koga: Lo…Lo siento –viéndolo con tristeza-. Nunca creí que en verdad te afectaban las palabras de los demás…Y yo he sido más de una vez uno de los que te dijo esas cosas que seguramente hacen que te sientas así. Perdóname.

Inuyasha: No importa –dejó escapar un suspiro con una pequeña risa melancólica-. Me han dicho cosas peores.

Koga: ¡De todos modos! ¡En su momento no me importaba pero ahora sí! –decía recriminándose.

Inuyasha: ¿Y porque ahora sí te importa?

Koga: Porque ahora… –hizo una pequeña pausa y respiró hondo-. Ahora no quiero lastimarte de ninguna manera, todo lo contrario. Quiero…

Inuyasha: No sigas –lo interrumpió-. Está bien, en serio, no tienes que disculparte. Además, todo lo que dijiste ahora compensa los insultos anteriores –volvió a mirarlo a los ojos-. En verdad me hiciste sentir bien conmigo mismo y eso no pasa seguido –reconoció enrojecido.

Koga sintió que moría de la ternura al escucharlo hablar así, y si no fuera porque sabía que el vergonzoso de Inuyasha lo apartaría, hubiera tirado todos los leños al piso y lo hubiese abrazado con todas sus fuerzas. Estaba completamente seguro ahora, no quería otra cosa que no fuera curar cada una de las heridas que el alma de Inuyasha tenía, estar siempre para él, inclusive aunque lo rechazara hasta el fin de los tiempos. Solo quería quererlo y ya.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).