John apresuraba el paso en ese oscuro callejón, presentía que las cosas no iban bien, pero el mismo orgullo no lo dejaba salir corriendo de ahí.
Mas rápido aun, comenzó a jadear y escuchaba los toscos pasos tras de él hasta que al fin una punta metálica toco su espalda, se sobresalto y alzo los brazos
—Quiero todo el dinero…—le ordeno un aliento maloliente. John hurgo sus pantalones con nerviosismo y con dificultad saco su cartera, pero solo consiguió una risa áspera— oh! Déjame ser mas ESPECIFICO… el dinero de Sherlock Holmes…
—Q-que? Y-yo no tengo su dinero…
—Dámelo! Ahora! Hazlo o disparo! —le gruño mientras hundía mas el metal en su espalda, y colocaba el dedo en el gatillo.
Al rubio se le escurrieron unas gotas de sudor
—Amigo yo no… no lo tengo…
—Voy a matarte… voy a matarte si no me das el dinero de Holmes…—elevo rápidamente el arma a la nuca del doctor— Despídete…
—… ha-hazlo…— pronuncio suplicante
—Eh?!
—ha-hazlo… mátame… en cuanto lo hagas estaré a su lado…— cerro los ojos y los apretó tanto que sintio un mareo
—ah?... —con nerviosismo el criminal lo sacudió con la mano libre, pero el rubio no intento defenderse. Así que apunto, decidido a acabar con él, tomo aire, y cuando su dedo casi hace presión en el gatillo, una bala le atravesó el cráneo y cayó de espaldas con brusquedad.
El doctor miro hacia atrás, vio la escena y comenzó a buscar a los lados algún policía, algún indicio, pero lo único que capto fue una alta silueta salir de las sombras y caminar hacia el…
Delgado, un tanto pálido, boquiabierto, dejo caer el arma y estiro un brazo, mientras caía sobre sus rodillas., corrió a aquella figura y se paro frente a él, apenas estaba iluminado, y vio aquellos familiares orbes grises con el inusual detalle que estaban húmedos y de ellos emanaban lagrimas
—Jo-john…— le suplicó
—Sh-Sherlock… Sherlock Holmes…estas vivo…— instintivamente su mano se estiro y toco su desalineada bufanda, después una mejilla, y fue subiéndola poco a poco hasta toparse con unos rizos…
Eran reales, toda aquella escena era real
Y el también cayó de rodillas apretando su cabeza, le dolía, no entendía nada, estaba mareado y unos brazos lo rodearon y levantaron, se lo llevaron caminando y un momento después tomaron un taxi a la dirección de siempre
221B Baker Street
Bajaron del automóvil y mientras el pelinegro pagaba, el otro abría torpe y descontroladamente la puerta mientras subía con las piernas a punto de desmoronarse de nuevo, cuando al fin entro a su apartamento se desplomo sobre su sillón y tapo su cara con sus manos que temblaban. El Sherlock se incó frente a él y tomo una de esas manos, lo miro a los ojos, y poso un beso tierno sobre ella, mientras susurraba…
—Perdón John, perdón…
—Sherlock… perdón por qué? — el rubio le pregunto aun sin creer. Recupero un poco la compostura, y unas lagrimas amenazaban con salir por el contacto de ese beso
—Perdon por traerte al 221B de Baker Street…—le suplico el pelinegro con la voz firme, pero llena de dolor—Por llevarte a ver aquella mujer rosa, por obligarte a disparar, por regresarte al campo de batalla…
—Sherlock Holmes…—le dijo el doctor inclinándose hacia adelante y tomando el rostro del otro entre sus manos— siempre eres un… maleducado… debo enseñarte como pedir perdón…
Poso su frente en la del moreno, que lo miraba a los ojos suplicantes, ahogo sus lagrimas y choco sus labios con los de él, una vez, lento, otra vez, y otra, aumentando la velocidad, se separo de el solo lo necesario para susurrarle…
—Tan solo sígueme, relájate… pero por lo que más quieras Sherlock, dame todo lo que no me diste el tiempo que estuviste fuera de casa…—
El mayor abrió mucho los ojos, miro atento las pupilas del otro, su piel erizada, su aliento acalorado y un fervor que nunca había sentido le corrió en las venas imperioso.
Se elevo lo suficiente para montar sus piernas a los costados de John, si dejar de mirarlo, acaricio su sien, y se aproximo a lamer torpe y temeroso el labio inferior del más bajo.
—Me hiciste tanta falta…—le dijo el rubio
—Estoy aqui John, y si tú quieres… ya no voy a irme…— la voz del moreno era suave, era segura y no había manera de no creerle al inocente gris de sus ojos, aunque lo engañara antes, aunque lo hicieran tocar fondo más que cualquier guerra, debía creerle.
El doctor dio un tirón, del cuello de su detective y lo beso nuevamente; beso que fue devuelto, subiendo la intensidad, quitándole la bufanda y la gabardina para poder tocar un poco más de su piel perfecta, aumentando el calor y el hambre que se tenían mutuamente, , profundizando el beso por el uso de la lengua de alguien bastante experto, y alguien bastante inocente
Cuando la necesidad de aire llego, Sherlock se deslizo hasta sentarse a su lado tembloroso
—Yo John… perdón es que no estoy acostumbrado… a esto…
—Ya ya… lo sé, iremos a tu ritmo de acuerdo?
—Pero… te amo John…—su cuerpo se tenso y las palabras se volvieron un trabalenguas, algo que no solía pasarle nunca, y aun así trago saliva y continuo— y se cuanto sufriste porque aunque no lo creas siempre estuve ahí ja-jamas te deje solo… y creía que yéndome t-te salvaba, a todos en realidad… pero algo debes creer…—tomo aire— Sherlock Holmes no es nada sin su John Watson…
—Yo siempre creí en Sherlock Holmes, antes, durante, y ahora más que nunca—John sonrió de lado, se acerco a besarle la mejilla, con lo que el mayor volvió a tener color en el rostro— Si Moriarty no te mato, ten por seguro que la Señora Hudson si lo hará…
Ambos rieron y al final se tomaron de las manos, John no tardo en quedarse dormido sobre su hombro, y aprovecho para contemplarlo, para contar cada una de sus pestañas, y ver su pecho inflarse al inhalar, después miro al cielo de aquel ahora pulcro apartamento, seguramente sin partes humanas en el refrigerador, sin recipientes con componentes químicos en los tarros de galletas y sin un John Watson estresado por la atmosfera.
—Pero espero que volvamos pronto a las andadas…— le murmuro al rubio mientras sonreía aliviado
(PEQUEÑOEXTRASOLOPORQUESEMEINCHOLAGANA<3)
Una semana después:
—JOOOOOOHN! — gruño el mayor
El rubio no desviaba la vista de su periódico, ni su mano de su taza de té
—JOHN WATSON! — repitió y aventó un cojín tirándole el periódico
—Sherlock… no te voy a disculpar con Mycroft…— le respondió poniendo los ojos en blanco— Y ya atiende sus llamadas, Dios, creía a su hermano muerto y de la nada regresa!
—Prácticamente es tu responsabilidad por avisarle que había vuelto…— junto sus largos dedos bajo su mentón
—Prácticamente yo no me arroje de una azotea… —
El pelinegro bajo la mirada y la perdió, no exactamente en su palacio mental, un segundo después noto al rubio agachado viéndolo a los ojos
—Mira, cuando lo hiciste ni siquiera Mycroft Holmes creyó que siguieras vivo, solo yo te pedí frente a esa lapida fría que por mí, no estuvieras muerto…— John le tomo la mejilla— debe sentirse mal, así que llámalo y aclara todo... una vez más, por mi, puedes? — y bajo ese tacto Sherlock asintió y John sonrió— bien, debo irme…
—Porque? — le pregunto caprichoso el mayor
—Trabajo, trabajo…— le respondió alejándose y poniendo un abrigo sobre su brazo— por ahora eres algo así como un zombie… así que debo mantenernos a los dos…
—Y si busco un caso? —Sherlock lo penetro con la mirada, esperando una respuesta negativa, y buscando alegatos para defenderse. John aspiro molesto y le respondió
—Busca, y quizá así tenga una excusa para no ir a trabajar…
Regreso a dejar un beso de despedida en el pelinegro, le revolvió el cabello y se fue
Sherlock junto sus dedos de nuevo, rio libremente, la verdad es que ya le habia echado el ojo a dos que tres casos y al final su mirada se fijo en la puerta. Estaba decidido a quedarse ahí inmóvil hasta que John volviera, solo por molestarlo un rato, como en los viejos tiempos.